Intervencion Mikel Noval en las Jornadas Plan B Europa
El capital ha pasado a la ofensiva a todos los niveles para acabar con todo lo que suponga el poder organizado de manera colectiva, lo que afecta, obviamente, al poder sindical. El sindicalismo tiene que hacer frente a esta realidad, ser una herramienta útil para confrontar con ese modelo, tanto en los centros de trabajo como en la calle. ELA ha optado por ser un instrumento de lucha para los trabajadores y trabajadoras precarias.
3 ejemplos de estos días:
-Kutxabank-
Hemos hecho campaña, con movilizaciones y manifestaciones, para defender un sistema financiero público vasco. Estuvimos en contra de la conversión de las Cajas en Banco, y estamos dificultando su privatización y salida a Bolsa. Hemos actuado como sindicato, y también siendo parte de una alianza entre organizaciones sindicales y sociales (en la que toman parte los colectivos antideshaucios, entre otros).
En el Banco no hemos aceptado un nuevo recorte de 380 empleos, vía prejubilaciones, y estamos llevando a cabo una campaña para conseguir que 170 eventuales, que trabajan en situación precaria y discriminatoria, dignifiquen sus condiciones de trabajo.
-Residencias de Bizkaia-
Un sector feminizado y precarizado. En 2013 se consiguió, vía movilizaciones y paros, un convenio que blindó la reforma laboral, es decir, garantizó su no aplicación. Fue un convenio para 3 años. Ahora la patronal quiere eliminar ese blindaje e imponer recortes salariales y aumento de la jornada y de la precariedad. ELA, con un 66% de representatividad, se ha levantado de la mesa esta misma semana y ya tentemos un calendario de movilizaciones.
-Laminaciones Arregi (Grupo Celsa Atlantic)-
Empresa que ha represaliado a sindicalistas. La empresa destruyó empleo castigando a quienes pertenecían a determinadas organizaciones sindicales. Los tribunales dieron la razón a nuestras demandas. La batalla ha durado cuatro años, en las que la empresa incumplía sistemáticamente las resoluciones. Pero gracias a la lucha de los trabajadores y trabajadoras y del apoyo social que se ha producido, se ha conseguido un acuerdo que recupera los derechos vulnerados. Sin duda, el compromiso del sindicato en esta batalla ha sido clave para conseguirlo.
Consideramos que la acción sindical tiene que enfocarse en gran medida hacia la lucha por los derechos de los colectivos más precarios. Para esa lucha el sindicalismo tiene que seguir desarrollando las formas tradicionales de organización (la organización de los trabajadores y trabajadoras en los centros de trabajo es más necesaria que nunca para dar respuesta a los ataques que estamos sufriendo). Otra cosa es que debe adaptar su organización a los cambios tan grandes que se están produciendo en el mundo del trabajo.
Además, cada día tratamos de buscar otras formas, otras dinámicas de actuación y de lucha. Vamos a señalar dos ejemplos de formas de actuación diferentes:
a) La campaña Jai egunetan jai (los domingos y festivos no se trabaja)
Vivimos una sociedad que potencia valores tan poco saludables como el consumo. Para ello una de las estrategias es la de extender los horarios comerciales. En el País Vasco llevamos años de dura pelea en la que hemos logrado que los comercios no abran los domingos y festivos. Las tiendas de más de 150 metros cuadrados no abren ninguno en todo el año. Somos una excepción en el Estado español, que disgusta a las grandes cadenas y a los políticos que legislan para sus intereses. Nos tachan de anacrónicos, de antiguos, de poco modernos o de ir contra el turismo. Cuando no de violentos.
La defensa de las condiciones de trabajo de este sector, también feminizado, y del derecho a conciliar su vida laboral, familiar y personal; la defensa de un modelo de comercio más pequeño y de cercanía; la defensa de un ocio basado en otros valores. Todo esto ha permitido crear una alianza sindical y social, con organizaciones de consumidores, con asociaciones de comerciantes, que defendemos seguir con cero aperturas en festivos. Sabemos que si aceptamos una nos van a llevar al modelo de Esperanza Aguirre: 365 días de apertura al año, salvo los bisiestos, con 366.
b) La resistencia y la propuesta en alianza entre organizaciones sindicales y sociales
Tenemos muy claro que la movilización social es el camino imprescindible para el cambio de las políticas. Para ello hay que confrontar con los poderes económicos, financieros y mediáticos. Quienes defienden el actual status quo no tienen ningún reparo en utilizar toda la artillería de la que disponen, que es mucha, para impedir cambios reales. Pueden aceptar pequeños cambios pero siempre que no cuestionen el fondo del reparto cada vez más injusto de la riqueza. Pero el cambio radical va a tener una oposición frontal, no pacífica.
Para conseguir ese cambio de las políticas ni siquiera es suficiente que el gobierno de turno lo quiera realizar. Los gobiernos del cambio son sometidos a presiones y chantajes tremendos. Es imprescindible la movilización y la presión social para que, desde fuera de las instituciones, desde la calle, la gente, el pueblo, lo exija.
La desmovilización social, delegar la acción en quienes pueden llegar o han llegado al gobierno, y confiar en que ya está todo hecho, es equivocado. Con desmovilización social ese cambio real no se va a producir.
Es imprescindible articular una alianza sindical y social que trabaje por el cambio radical de las políticas, y que sea independiente del poder económico y de los partidos políticos. Se requiere un movimiento social con capacidad de diagnóstico y acción propio. Y eso es algo aplicable en Euskal Herria o en toda Europa.
Trabajamos en la práctica en esa dirección.
6 huelgas generales.
-Mayo de 2009, para exigir un cambio de las políticas. Si no, decíamos, vendrían los recortes;
-junio de 2010, contra la reforma laboral de Zapatero;
-enero de 2011, contra la reforma de pensiones acordada por Zapatero, CCOO, UGT y CEOE (retraso de la edad de jubilación, recorte de las nuevas pensiones y poner las bases para la pérdida de poder adquisitivo generalizada de las pensiones);
-marzo de 2012, contra la reforma de Rajoy;
-septiembre de 2012, contra los recortes de de Rayoy;
-mayo de 2013, ante el anuncio de una nueva reforma de pensiones y por los Derechos laborales y sociales dignos.
Las últimas huelgas, junto a otro tipo de movilizaciones, las convocamos desde una Plataforma de organizaciones sindicales y sociales que compartimos unos elementos básicos: la necesidad de dar una alternativa radical al sistema (no valen parches); aceptación de trabajo conjunto entre organizaciones grandes y pequeñas. En la práctica esto supuso la configuración de un espacio con todos los sindicatos menos CCOO y UGT (la crítica al denominado diálogo social es otro elemento común) y la inmensa mayoría de los movimientos sociales que trabajan ámbitos diversos como el feminismo, la lucha contra la exclusión, etc.
Cuando convocamos la última huelga general decidimos poner en marcha un proceso participativo con el objetivo de poner en común nuestras alternativas al modelo económico y social dominante. Esto es lo que ha dado lugar a la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria.
Una vez acordada dicha carta decidimos dar un paso más: la interpelación política. Y con ello vinieron las manifestaciones del 14 de marzo de 2015 demandando la aplicación de un Programa Social.
Por último, Alternatiben Herria, que tuvo lugar el 24 de octubre pasado en Bilbao. Al hilo del llamamiento Alternatiba “Cambiar el sistema, no el Clima”, se tomaron las calles de Bilbao para mostrar que existen ya alternativas reales, en aspectos diferentes como las finanzas éticas, la soberanía alimentaria, las energías renovables, etc. Fue una combinación de espacio formativo y participativo, celebrado en ambiente festivo.
Sin duda tenemos mucho que mejorar, mucha tarea por hacer. Dar respuesta a las necesidades de la clase trabajadora es un reto permanente. Pero tenemos la convicción de que la lucha y la confrontación son el camino, tanto en los centros de trabajo como en la calle. Nuevas y tradicionales formas de organización y de lucha. Este es el camino por el que transitamos en Euskal Herria, dando muestra de un sindicalismo que está vivo, muy vivo.
Como decía un antiguo miembro del sindicato: vivimos tiempos apasionantes. Es lo que nos toca y vamos a intentar hacer todo lo posible por estar a la altura de ese reto.
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