Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.
El sabio dijo:
– ¡Qué desgracia, Mi Señor!
– Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra Majestad
.. y el sultán gritó enfurecido:
– ¡Qué insolencia!
– ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa?
– ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!
Más tarde el sultán ordenó que le trajesen a otro sabio para aconsejarle sobre lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
– ¡Excelso Señor!
– Gran felicidad os ha sido reservada.
– El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro al sabio.
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo sorprendido:
– ¡No es posible!
– La interpretación que has hecho del sueño es la misma que el primer sabio.
– No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
El segundo sabio respondió:
– Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice.
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