domingo, 1 de diciembre de 2019

Lev Landáu, el niño prodigio ruso referente mundial de la Física

Empezó la universidad con 14 años y sus investigaciones y descubrimientos sobre todas las ramas de la Física Teórica le hicieron merecedor del Premio Nobel en 1962

Recordado por sus compañeros de colegio como un chico tímido e introvertido, Lev Landáu creció con una compañera que se volvió inseparable en su vida: las matemáticas. Lejos de sentirse traumatizado por su soledad en la infancia, de adulto reconoció que le costaba pensar en algún momento de niño en el que no hubiera estado familiarizado con el cálculo infinitesimal.

Y es que Lev nació en un terreno abonado para la ciencia, con un padre ingeniero de la industria petrolera y una madre doctora en Medicina. Él se convirtió en un niño prodigio y contribuyó a la saga de grandes científicos y premios Nobel de la antigua Unión Soviética con un currículo inmaculado que lo llevó a la universidad con solo 14 años y a publicar su primer trabajo de investigación a los 18.

La posibilidad de viajar y aprender en los institutos científicos y en las universidades más prestigiosas del mundo hicieron el resto, hasta convertir a Lev Landáu en una figura clave de la Física Teórica del siglo XX y en uno de los mejores científicos de la historia. Sus investigaciones, pero sobre todo sus descubrimientos, lo llevaron a recibir el Premio Nobel de Física en 1962 por su teoría matemática sobre el comportamiento del helio superfluido a temperaturas cercanas al cero absoluto.

Lev Davídovich Landáu nació el 22 de enero de 1908, en Bakú, actual capital de Azerbaiyán y en aquel tiempo perteneciente al Imperio Ruso.

Acabó sus estudios de Secundaria con 13 años, pero tuvo que esperar uno más para acceder a la universidad, donde se matriculó simultáneamente en dos facultades: la de Ciencias Físicas y Matemáticas y la de Química. En 1924 se trasladó a la Universidad Estatal de Leningrado, considerada el centro de la Física soviética y, tras graduarse en 1927, se dedicó a la investigación en el Instituto Físico Técnico de Leningrado.

Landáu obtuvo una beca Rockefeller complementada con otra del Gobierno soviético con las que pudo visitar centros de investigación en Zúrich, Cambridge y Copenhague. Sus viajes le permitieron estudiar con el premio nobel Niels Bohr, que ejerció una gran influencia en el joven físico, y conversar con Albert Einstein.

De regreso a la Unión Soviética, Landáu fue jefe del Departamento de Teoría del Instituto Físico-Técnico de Ucrania en Kharkov entre 1932 y 1937, y después jefe del Departamento de Teoría del Instituto de Problemas Físicos de la Academia de Ciencias de la URSS en Moscú, cargo que compaginó con la enseñanza de Física Teórica.

Por motivos ideológicos, Landáu se vio forzado a abandonar Ucrania en 1937 y fue arrestado por el KGB y condenado a 10 años de prisión. La amistad con otros científicos cercanos al Gobierno le permitieron salir en libertad un año después, si bien después se demostró que fue un antiguo alumno suyo quien, por venganza, lo denunció de manera falsa como espía alemán.

A partir de ese momento sus escritos sobre materias relacionadas con la investigación de los fenómenos físicos incluyen alrededor de cien artículos y numerosos libros, entre los que se encuentra el ampliamente conocido Curso de Física Teórica, que contiene nueve tomos, y que fue publicado en 1943 junto al también científico ruso Yevgueni Mijáilovich Lifshitz.

Entre las aportaciones realizadas por Landáu a la ciencia están la teoría termodinámica de las transiciones de fase de segundo grado; la teoría macroscópica de la superfluidez del helio líquido -lo que valió el Premio Nobel de Física en 1962-; la teoría de los aludes de las tormentas electrónicas; la teoría de la turbulencia y la física de las bajas temperaturas, la teoría del plasma, la energía de las estrellas, el neutrino, la teoría cuántica, así como el descubrimiento de las estrellas de neutrones.

La URSS inició un proyecto de investigación cuyo objetivo era la construcción de la bomba atómica, algo que se aceleró a partir de la tragedia de Hiroshima. Landáu participó en el proyecto como matemático calculando las ecuaciones de la dinámica de la bomba termonuclear. En 1958 se hicieron públicos parte de esos trabajos, mostrando aspectos novedosos como la superconductividad, la física de partículas elementales y ruptura de simetría.

Además del Premio Nobel recibió otros reconocimientos, como tres premios de Estado, ser denominado Héroe del Trabajo y un Premio Lenin, todos ellos en la Unión Soviética. Fuera de las fronteras de la antigua URSS fue miembro de la Royal Society de Londres, Medalla Max Planck, premio Fritz London de la Real Academia de Ciencias de Dinamarca, de la Real Academia de Ciencias de los Países Bajos, Asociado en el Extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, Miembro Honorario de la Academia Americana de Artes y Ciencias, de la Sociedad Física (Londres), y de la Sociedad Física de Francia.

El 7 de enero de 1962 Lev Landáu sufrió un accidente de coche al chocar contra un camión cuando conducía su pequeño automóvil. A partir de ese momento no volvió a ser el mismo e incluso estuvo en varias ocasiones al borde de la muerte. Se retiró de sus investigaciones aunque de vez en cuando siguió visitando el instituto de investigación. Murió en Moscú el 1 de abril de 1968, a los 60 años, y fue enterrado en el cementerio Novodévichi, el más céntrico y famoso de la capital rusa, que forma parte del monasterio del siglo XVI que lo alberga y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2004.

El reconocimiento a su trascendental legado científico va más allá de sus investigaciones, teorías y descubrimientos, ya que Lev Landáu tiene un cráter en la Luna con su nombre y el asteroide 2142 también lo recuerda, llamándose Landáu en homenaje al físico ruso.

https://elpais.com/elpais/2019/01/22/ciencia/1548144054_106966.html

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