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lunes, 25 de marzo de 2013

_--Alemania contra Europa, artículo de Juan Torres López, censurado en El País.

_--“EL PAÍS ha retirado de su web el artículo “Alemania contra Europa”, firmado por Juan Torres López y publicado en su edición de Andalucía, porque contenía afirmaciones que este periódico considera inapropiadas. EL PAÍS lamenta que un error en las tareas de supervisión haya permitido la publicación del citado material. Las opiniones expresadas por Torres López solo representan al autor”

¿Habrá que explicarles lo que es un artículo de opinión?
Aquí reproduzco el artículo censurado, espero que Juan Torres me disculpe por haberme tomado la libertad de hacerlo. La negrilla es mía, para llamar la atención sobre aspectos que no interesa que la ciudadanía conozca, esos que el pensamiento único tacha de ”afirmaciones inapropiadas”. Ahí va:

“Es muy significativo que habitualmente se hable de “castigo” para referirse a las medidas que Merkel y sus ministros imponen a los países más afectados por la crisis.

Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias.

Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países.

Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.

Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009).

Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias. Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania.

Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional.

La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel.".
Fuente: http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/51401-alemania-contra-europa-el-art%C3%ADculo-de-juan-torres-censurado.html


Mira en el minuto 7:30 a Compay con Martirio. Se desliza el cursor hasta que vemos el minuto indicado. También aconsejamos a partir del minuto 23 a Omara Portuondo. Y a partir de los minutos 13 y 29 baila una pareja magníficamente.

miércoles, 25 de agosto de 2010

1. Lunes 23 de agosto, desde La Habana, Cuba

Salimos de Madrid aproximadamente a las 15:20 (pasada la hora indicada de salida 15:05) y a las 16:50 sobrevolamos Lisboa y entramos en el Atlántico, según explicó el piloto volábamos a unos 9.000 m y a algo más de 800 km/h, nos dirigimos al sur de las Azores y de ahí a las Bermudas, cerca de Nassau para llegar a La Habana, Cuba, a la 7:20 hora local, después de unas 10 horas de vuelo.
Previsión que se cumplió. Durante el vuelo (con Air Europa en un Boeing 767-300 de dos motores) ha habido muy poca turbulencia, solo dos inicios en el que se han encendido los indicadores del cinturón, pero nada importante. El vuelo se hace pesado a partir de las 6 horas y muy pesado a partir de las 8 horas. Nos pusieron una, llamada, comida y casi al llegar una merienda (bocadillo de York y queso con una bebida).
El cielo al aterrizaje -perfecto- está muy cubierto, el aeropuerto Internacional José Martí de la Habana tenía una temperatura de 24º C y se apreciaba que había llovido mucho. Pasamos los trámites de entrada sin problemas. Se aprecia organización y seguridad muy alta, para ser un país no desarrollado. Nos esperaba una guía -una mujer muy agradable, culta y bien preparada, sabiendo hacer y conociendo su oficio- de la empresa mayorista y nos llevaron en un autobús (Yutong, de fabricación china) que nos fue repartiendo por los respectivos hoteles a los distintos pasajeros,empezando por la Habana Vieja, el primero el hotel Sevilla. Después los del barrio del Vedado y por último los de Miramar, que es donde está el Panorama, más de una hora en total, pero nos iban describiendo y comentando las distintas zonas y monumentos por los que pasábamos, con lo cual fue como una primera presentación panorámica de la Habana, con especial atención a sus mejores hoteles. Llegué muy tarde a la habitación y me fui a descansar. Se notó la diferencia horaria (jet land). El lunes 23 tomé un taxi hasta la Habana Vieja, 10 pesos convertibles, visité la Plaza de la Catedral, paseé por sus calles, tomé un zumo de mango, un mojito en la Bodeguita del Medio (que tiene una fama a nivel mundial que, en mi opinión, se merece algo menos, por lo pequeña e incomoda, pero goza de la fama que le dejó Ernest Hemingway, Nobel de literatura en 1954, asiduo parroquiano durante sus estancias en la isla) donde tocaba un conjunto cubano, de esos que hay en muchos sitios, y sonaba bien, muy bien como todos los que oí y te hacen recuperar y revivir unos sonidos ya perdidos en nuestros países y que son magníficos. Después de pasear por la calle del Obispo, recorrer su mercadillo de artesanía y comer en "El Patio", en la Plaza de la Catedral, una brocheta de langosta con verduras (calabazas, judías verdes, cebolla, pimientos, zanahoria y patatas) y una salsa algo insípida, con generosos trozos de langosta, parece que toda la cola, una cerveza cubana, Cristal de ½ litro y un café con leche, oyendo música cubana muy bien cantada e interpretada; un teclado, el requinto, el contrabajo, las maracas, y algún que otro instrumento como los palos y timbales como percusión, cantaron: ¡¡Ay Candela!!; Guantanamera; Chan-Chan; Quizás, quizás; El manicero... y muchas más, casi todas conocidas pero casi olvidadas.
Después de volver al hotel para descansar un rato y comprobar que todos los taxis oficiales, incluidos los “coco car” cobraban 10 pesos convertibles, lo que en euros significa algo menos de 10 € (casi un 12% menos) pero caro, pues volver de la Habana, ir al centro otra vez, supone en total 40 euros mal contado al día en transporte, lo cual es muy caro. Con ese dinero se puede comer y cenar abundantemente y bien. Así que traté de informarme de otras vías más baratas, los cubanos no podían pagar eso,... era evidente. ¿Qué tal los autobuses? Desaconsejados, por lo complejo de las líneas, los posibles robos, lo llenos que van, etc., después de mucho hablar, pues no daban soluciones alternativas, me hablaron de los taxis privados, esos modelos antiguos, principalmente americanos, Ford, Chevroles, Cadillac, de los años 60 o menos, con matrícula amarilla que los identifica como coche privado, mientras que los oficiales la tienen azul. Los privados tienen unas claves que solo entienden los cubanos, así se extiende el brazo y desde Miramar, el barrio a 14 km del centro y lleno de embajadas, se les grita, cuando se acercan a la acera, en la Avenida, ¡¡Habana!! y sin llevar nada encima que pudiera delatar fácilmente nuestra condición de turistas; no hablar nada para no descubrirnos, mejor que poco, no llevar libro-guía, ni, por supuesto, la típica cámara, no vestir, en lo posible, ropa muy distinta de la llevada por los cubanos, no poner "cara de turista", y, a pesar de todo, creo con toda seguridad, que se dan cuenta que no somos cubanos, aunque aprecian el esfuerzo, siguen el juego y hacen como que no lo saben. El ruido de esos coches es un poema, sus frenos y frenazos, sus traqueteos a punto de caerse en pedazos,... los cubanos cruzando las calles a su aire, a punto de ser atropellados, la gente en el coche no habla, indican el lugar y después permanecen callados. Te dejan en el Capitolio como parada final. Al volver, se toman cerca del Capitolio también, al inicio del Paseo del Prado, o de Martí, que partiendo del Capitolio baja hasta el Malecón. Total el recorrido cuesta 1 peso, es decir 10 veces menos. Así que de 40 al día se pasa a 4. La vuelta por ese medio la he hecho hoy y la indicación es; séptima, 30, que es la indicación del cruce de calles que queda en Miramar cerca del hotel. Supone una aventura, pero es un método para conocer otras vistas y otras gentes. (No lo utilicé mucho, pues un día me hicieron cambiar de "carro" y no sabía por donde estaba, lo cual unido a que no se hablaba nada me impedía conversar y conocer a las personas que viajábamos juntas, y perdía interés humano, aunque lo siguiera teniendo económico)
Terminé, después de tomar agua en la terraza del H. Inglaterra y escuchar a otro grupo de soneros allí, paseando por el Prado llegué al Malecón y al oscurecer me vine en un Coco-car, que no deja de ser otra aventura también, su motor de 125 cc de una Vespa tienen “más ruidos que nueces”, y sus saltos y giros para evitar los baches, es todo un riesgo, que al final te sale por otros 10 pesos como si hubieses venido en un taxi normal.
Hoy 24, fui al Museo de la Revolución, que estaba en restauración y pintura. Hay algunos documentos y materiales interesantes. Compré en un mercado una botella grande de agua y me vine a la aventura en otro Ford de la década de los 50, a descansar unas horas al hotel.
Conclusiones de estos primeros días:
1. No se puede ir a un hotel lejos del centro pues al final sale muchísimo más caro, casi el doble de caro que le cuesta al que se aloja en el centro. Por lo tanto nada del barrio de Miramar, ni el Panorama, donde me alojé ni el Meliá de esa zona, aunque tengan buenas instalaciones, desde piscina a centros de negocio, parada de taxis, etc., a no ser que vaya uno con la idea de pasarse en la piscina todo el día. En La Habana Vieja, la primitiva ciudad que estaba rodeada de murallas de las que sólo quedan unos metros cerca del puerto, y de calles estrechas trazadas a cordel en direcciones que se cortan a 90º con numerosas plazas muy bellas; la de la Catedral, de San Francisco, la Plaza Vieja, la del Santo Cristo del buen Viaje -donde juegan los niños a las canicas o bolas- y algunas más, tiene casas particulares con aire acondicionado y pequeños hoteles u hostales como el de los Frailes, totalmente recomendables. (comercial@habaguanexhfrailes.co.cu). Si se aloja uno ahí puede ir paseando a casi todos los lugares históricos importantes.

Havana City Guide [Cuba] from julien widmer on Vimeo.


2. En Cuba hace una temperatura entre 24º y 34º grados en verano, aproximadamente, menos en el norte que dan a las aguas del Atlántico, como La Habana, y más en el sur que da a las aguas del Caribe, auténtico caldo caliente. Ahora bien, esas temperaturas para un español del sur, son normales, pero la humedad es lo que no es normal para nosotros, es un clima subtropical. Ha llovido en forma de tormenta tropical, durante una media hora a una hora en total, casi todas las tardes, debido a que esa humedad y calor crea nubes de desarrollo vertical, cúmulos-nímbus, que terminan en tormentas de agua y rayos. La humedad nos hace transpirar y sudamos bastante, siendo la sensación de calor mayor que en España y las ganas de sentarse al fresco y dedicarse sólo a contemplar, muy grandes. Hacer trabajar a los nativos, en esas circunstancias, tuvo que ser, a la fuerza, muy cruel y violento, seguramente por eso desaparecieron, ayudados también por las nuevas enfermedades y después con el tráfico de esclavos, la violencia y el mal trato fue con los negros (en su mayor parte procedentes de la actual Nigeria), pues, de lo contrario, evidentemente, no trabajaban, así que el mal trato y la violencia era un círculo vicioso.
3. Cuba es un país del Caribe y subdesarrollado económicamente. Nosotros, España, pertenecemos al primer mundo, aunque algunos, muchos, al parecer por los comentarios no ya inexactos o erróneos sino impertinentes, oídos a algunos españoles, parezcan olvidarlo. Así que los parámetros para juzgar o comparar a Cuba, no pueden ser igual a los nuestros, sino a lo de los países de su entorno, desde Haití a Honduras, Guatemala, El Salvador, México o Jamaica. A ello hay que agregarle el factor histórico de su origen y evolución, la historia de las invasiones, guerras y matanzas ocurridas en la Isla, junto a la desaparición o genocidio de los indígenas y la cruel trata de esclavos, apoyado en la ideología racista que ha imperado en el Caribe. No deberíamos ignorar tampoco, a pesar de todo, que "UNICEF confirma que Cuba es el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil". La existencia en el mundo en desarrollo de 146 millones de niños menores de cinco años bajos de peso, contrasta con la realidad de los infantes cubanos, reconocidos internacionalmente por estar ajenos a ese mal social. Y la educación es otro logro reconocido mundialmente tanto en calidad de la educación recibida como en extensión y generalización a toda la población de esa educación de buena calidad, lo que se nota en todos los cubanos con los que nos relacionamos, en su conversación y en su trato educado y culto. Curiosamente las evaluaciones internacionales (Tipo Pisa) no registran los logros cubanos, los ignoran y Cuba no suele aparecer en ellas...
Uno de los principales logros de Cuba estaría en la escolarización del 100% de los niños hasta 9º grado, es decir, una educación Primaria y Secundaria universal, pública, gratuita y de calidad.
4. Cuba no deja indiferente a casi nadie. Como ya hemos mostrado en este blog y, desde luego, recomiendo absolutamente el viaje a Cuba, les va a gustar mucho y, sobre todo, su gente. Es lo mejor de Cuba, hablan un español con una cadencia y musicalidad muy dulce, con un vocabulario muy amplio y exacto, conservan palabras que ya hemos olvidado o dejado de usar y que me recordaban a mi abuelo sevillano y son ocurrentes, ingeniosos, simpáticos, muy cultos, agradables, entablan rápidamente conversación y los españoles nos sentimos muy bien acogidos. También te puedes encontrar algo de la típica picaresca española, pero muy leve; a veces, intentan venderte algo y sacar unos pesos de más, no es difícil darse cuenta y puedes decidir hacerle el juego o negarte, no son pesados. Lo que si presencié fue la no correspondencia, ni respeto, por parte de más de algún español, hacia el pueblo cubano, pero bueno "hay gente para todo" y muchos españoles van de "nuevos ricos" en su trato hacia mujeres y hombres cubanos... una pena y que no muestra nada positivo a favor de esos españoles, 
Cuba globalmente es una maravilla y, si te gusta la música, ya no te cuento; encontrarás músicos por todas partes y con muy buena formación, buen trato y seguridad como en ningún país de su entorno, serán unas vacaciones de ensueño, inolvidables, te las recomiendo.
No olvidéis el texto escrito en un pequeño cuadro colgado de una pared alejada del paso, en el aeropuerto de Baracoa, que dice: "Las palabras rendición y derrota están borradas totalmente de nuestra terminología".

Fotos del autor: 1. La Plaza Vieja, en La Habana Vieja. 2. El Malecón -desde un autobús-. 3. El Capitolio desde la calle Brasil de la Habana Vieja. Un patio en la Plaza Vieja.