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sábado, 6 de julio de 2024

Cómo llegó Julian Assange a ser el protagonista de uno de los mayores escándalos de espionaje de la historia

PintaPintada de Assange en Australia.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

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Para sus seguidores, Julian Assange es un valiente defensor de la verdad. Para sus críticos, es alguien que busca publicidad y que ha puesto en peligro numerosas vidas al hacer pública una gran cantidad de información sensible.

Quienes han trabajado con él lo describen como intenso, motivado y muy inteligente, con una capacidad excepcional para descifrar códigos informáticos.

Assange creó Wikileaks -un sitio online que publica documentos e imágenes confidenciales- en 2006, y fue noticia en todo el mundo en abril de 2010 cuando publicó imágenes que mostraban a soldados estadounidenses matando a tiros a 18 civiles desde un helicóptero en Irak.

Ese mismo año, el australiano fue detenido en Reino Unido (y posteriormente puesto en libertad bajo fianza), después de que Suecia emitiera una orden de arresto internacional por acusaciones de agresión sexual.

Assange argumentó que era una estratagema para finalmente extraditarlo a Estados Unidos para enfrentar cargos de espionaje, dando inicio a una saga legal que ya lleva 14 años y ha involucrado a cinco países.

Pero el hombre de 52 años es ahora un hombre libre, tras declararse culpable de un solo cargo tras llegar a un acuerdo con las autoridades estadounidenses.

Comienzos como hacker
Assange se ha mostrado con frecuencia reacio a hablar sobre su historia personal, pero el interés de los medios desde la aparición de Wikileaks ha arrojado algunas ideas sobre sus influencias.

Nació en Townsville, en el estado australiano de Queensland, en 1971, y su infancia transcurrió sin un lugar de arraigo dado que sus padres dirigían una compañía de teatro itinerante.

Assange se convirtió en padre a los 18 años y pronto siguieron las batallas por la custodia del niño.

Julian Assange 

Julian Assange

FUENTE DE LA IMAGEN,REUTERS

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En su juventud, tras declararse culpable de "piratería informática", Assange escapó de prisión con la condición de no reincidir. El desarrollo de internet le dio la oportunidad de aprovechar sus talentos matemáticos, aunque esto también le generó dificultades.

En 1995, Assange fue acusado, junto con un amigo, de decenas de acciones de piratería informática.

Aunque el grupo de hackers tenía la habilidad suficiente para rastrear a los detectives que los seguían, Assange finalmente fue capturado y se declaró culpable.

Le impusieron una multa de varios miles de dólares, y sólo evadió la pena de prisión con la condición de no reincidir.

Incursionó en el mundo académico y coescribió un libro que fue un éxito de ventas sobre el lado emergente y subversivo de internet, antes de estudiar Física y Matemáticas.

Wikileaks

Assange fundó Wikileaks en 2006 con un grupo de personas con ideas afines, creando un "buzón secreto" en internet para posibles informantes.

"[Para] mantener nuestras fuentes seguras, hemos tenido que distribuir activos, cifrar todo y trasladar telecomunicaciones y personas por todo el mundo para activar leyes protectoras en diferentes jurisdicciones nacionales", le dijo Assange a la BBC en 2011.

Julian Assange

Julian Assange
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Assange le dijo a la BBC que para proteger las fuentes "cifraría todo". "Nos hemos vuelto buenos en esto y nunca perdimos un caso o una fuente, pero no podemos esperar que todos hagan los extraordinarios esfuerzos que hacemos nosotros".

Tras adoptar un estilo de vida nómada, dirigió Wikileaks desde ubicaciones temporales y cambiantes.

Assange podía pasar largos períodos sin comer y concentrarse en el trabajo con muy pocas horas de sueño, según contó Raffi Khatchadourian, un reportero de la revista New Yorker que pasó varias semanas viajando con él.

"Él crea una atmósfera a su alrededor donde las personas cercanas a él quieren cuidarlo, ayudarlo a seguir adelante. Yo diría que eso probablemente tiene algo que ver con su carisma".

Pero fue en 2010 cuando Wikileaks -y Assange- saltaron realmente a la fama, con la publicación de imágenes del helicóptero estadounidense disparando contra civiles en Irak.

Él promovió y defendió el video, así como la divulgación masiva de documentos militares estadounidenses clasificados sobre las guerras de Afganistán e Irak en julio y octubre de ese año.

Wikileaks publicó nuevos lotes de documentos, incluidos cinco millones de correos electrónicos confidenciales de la empresa de inteligencia estadounidense Stratfor.

Pronto la página comenzó a luchar por sobrevivir, cuando varias instituciones financieras estadounidenses comenzaron a bloquear las donaciones.

Y, poco después, las autoridades suecas comenzaron a perseguirlo para interrogarlo sobre acusaciones de que había violado a una mujer y abusado sexualmente y coaccionado a otra en agosto de 2010, mientras estaba de visita en Estocolmo para dar una conferencia.

Para finales de 2010 se había emitido una orden internacional de arresto contra él.

Oferta de asilo de Ecuador

Assange dice que los encuentros fueron totalmente consensuales -y las acusaciones de violación fueron parte de una campaña de difamación con motivaciones políticas- y pasó un año y medio impugnando la orden en los tribunales.

Embajada de Ecuador 

Embajada de Ecuador

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

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Desde el balcón de la embajada en 2012, Assange instó a Estados Unidos a poner fin a su "caza de brujas" contra Wikileaks. 

Cuando la Corte Suprema de Reino Unido rechazó la impugnación, Assange recurrió al entonces presidente ecuatoriano Rafael Correa en busca de ayuda, ya que los dos hombres habían expresado puntos de vista similares en el pasado.

En junio de 2012 solicitó asilo en la embajada de Ecuador en Londres para evitar la extradición.

Su estancia en la embajada estuvo marcada por declaraciones de prensa y entrevistas ocasionales. Hizo una presentación ante la investigación Leveson de Reino Unido sobre los estándares de prensa, diciendo que se había enfrentado a una "cobertura mediática generalizada, inexacta y negativa".

Fue durante este tiempo que comenzaron a surgir preocupaciones sobre su salud, pero Assange desestimó los informes de que abandonaría la embajada para buscar tratamiento médico.

Después de pasar casi siete años dentro de la embajada, Assange fue arrastrado dramáticamente fuera de las instalaciones y arrestado por la policía británica el 11 de abril de 2019.

El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno -que dijo haber "heredado" la situación de su predecesor- tuiteó que su país había tomado "una decisión soberana" de retirarle el estatus de asilo.

Moreno y su gobierno estaban cada vez más frustrados con Assange y su negativa a seguir las reglas que habían impuesto para su estadía continua en la embajada

Hubo "repetidas violaciones de convenciones internacionales y protocolos de la vida diaria" por parte de Assange, dijo Moreno en una declaración en video.

Pero Ecuador había solicitado que Reino Unido garantizara que Assange no sería extraditado a un país donde podría enfrentar tortura o pena de muerte, añadió Moreno.

La saga continúa
Assange fue llevado detenido a una comisaría del centro de Londres, acusado de no entregarse ante el tribunal en 2012, y el 1 de mayo de 2019 fue sentenciado a 50 semanas de cárcel.

En las semanas siguientes, los fiscales suecos reabrieron rápidamente su investigación sobre las denuncias de violación de 2010 y Estados Unidos acusó públicamente a Assange de violar la Ley de Espionaje, relacionada con la publicación de documentos clasificados en 2010.

Julian Assange y Ricardo Patiño,

Julian Assange y Ricardo Patiño, excanciller de Ecuador

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

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Assange desestimó los informes de 2014 de que abandonaría la embajada para buscar tratamiento médico. El Departamento de Justicia de EE.UU. calificó las filtraciones como "uno de los mayores compromisos de información clasificada en la historia de EE.UU.".

Wikileaks dijo que el anuncio era "una locura" y "el fin del periodismo de seguridad nacional".

Mientras Assange se preparaba para luchar contra la extradición a EE.UU., los fiscales suecos anunciaron que la investigación sobre la acusación de violación de 2010 había sido abandonada porque las pruebas contra Assange "no eran lo suficientemente sólidas como para formar la base para presentar una acusación".

Desde entonces, su caso se ha visto envuelto en idas y venidas legales y una serie de apelaciones.

En 2021, un tribunal británico falló a su favor, bloqueando su extradición, pero luego el gobierno de EE.UU. apeló con éxito.

Y apenas el mes pasado, la Corte Suprema de Reino Unido decidió que Assange podía nuevamente apelar la orden de extradición de EE.UU.

Mientras tanto, Assange ha permanecido en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh en Londres.

Fue allí, en 2022, donde se casó con su pareja de siete años, Stella Moris, una abogada sudafricana y miembro de su equipo legal desde hace mucho tiempo.

También es madre de los dos hijos pequeños de Assange, que fueron concebidos mientras Assange vivía en la embajada de Ecuador.

Su familia ha dicho durante mucho tiempo que su salud estaba empeorando de manera constante y dramática y temían que muriera o se suicidara.

Julian Assange 

Julian Assange

FUENTE DE LA IMAGEN,PA MEDIA

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Julian Assange pasó años luchando contra la extradición a EE.UU. A medida que la saga se prolongaba, Reino Unido y EE.UU. se enfrentaban a una presión cada vez mayor (desde la campaña pública y desde Australia, el país natal de Assange) para resolver el caso.

En febrero, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, señaló que el país en su conjunto compartía la opinión de que "ya es suficiente".

"Esto no puede seguir y seguir indefinidamente".
Grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) han pedido su liberación, diciendo que su trato ha sido cruel y que su caso es una amenaza a la libertad de prensa.

También se ha ganado el apoyo de innumerables figuras de poder e influencia global, incluido el exlíder del Partido Laborista de Reino Unido Jeremy Corbyn, el lingüista Noam Chomsky, la estrella de Baywatch Pamela Anderson y el fallecido ícono de la moda Vivienne Westwood.

Pero sus críticos -que incluyen a la ex Secretaria de Estado Hilary Clinton y al legislador republicano en retiro Mitch McConnell- dicen que no es periodista y que pone en peligro vidas al publicar grandes cantidades de documentos sin censura.

Después de la audiencia final del miércoles en el territorio estadounidense de Saipan -una isla del Pacífico al norte de Guam- se espera que regrese a Australia y se reúna con su familia, que ha manifestado su alivio y agradecimiento a sus seguidores.

"Estoy agradecida de que el calvario de mi hijo finalmente esté llegando a su fin. Esto demuestra la importancia y el poder de la diplomacia silenciosa", dijo su madre Christine Assange en un comunicado. 

lunes, 23 de octubre de 2023

Entrevista exclusiva con John Shipton, padre de Julian Assange

Mientras el inminente veredicto sobre la extradición al país de las barras y estrellas mantiene en vilo a activistas de todo el mundo, un hombre tranquilo y sereno confía en el futuro de Julian Assange. 

 Se llama John Shipton, y entre las maravillas que la vida le haya podido conceder, quizá la más extraordinaria haya sido regalar -y regalarnos- al periodista australiano. Con determinación y dedicación inquebrantables, el padre de Julian Assange ha estado siempre al frente de la defensa de la causa de su hijo. Sin embargo, aún quedan demasiadas preguntas sin respuesta que la justicia no logra resolver. Por ello, nos pusimos en contacto telefónico con John Shipton, quien, desde Australia, nos ofreció una perspectiva desde dentro sobre la situación actual de Julian, los avances en la batalla legal y el apoyo mundial que ha cosechado el caso. En una época en la que la transparencia está cada vez más bajo escrutinio, su voz nos recuerda que la búsqueda de la verdad es responsabilidad de todos nosotros.



Entrevista a Nils Melzer, relator especial de la ONU para casos de tortura

«Cuatro países se han coordinado para quemar a Assange en la hoguera sin que nadie proteste»

Daniel Ryser 15/04/2023

Londres se moviliza contra la extradición de Julian Assange


viernes, 2 de septiembre de 2022

_- Doble rasero Rushdie-Assange

_- traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo 

_- Muchos de quienes se indignan por el apuñalamiento del escritor indio no han levantado la voz ante una amenaza mucho mayor a nuestra libertad

Nada de lo que voy a escribir debería interpretarse de ninguna manera en detrimento de mis simpatías por Salman Rushdie o de mi indignación por su terrible apuñalamiento. Quienes pusieron una fatwa sobre su cabeza hace más de 30 años, cuando escribió la novela “Los versos satánicos”, posibilitaron este ataque. Merecen todo mi desdén. Le deseo una pronta recuperación.

Pero mi natural compasión por una víctima de la violencia y el respaldo que periódicamente expreso por la libertad de expresión no debería cegarme o cegarnos frente a la palabrería y la hipocresía generadas por su apuñalamiento la pasada semana, cuando estaba a punto de dar una charla en el estado de Nueva York (EE.UU.).

El primer ministro británico Boris Johnson declaró estar “horrorizado de que Salman Rushdie haya sido apuñalado por ejercer un derecho que nunca deberíamos dejar de defender”. Su canciller, Rishi Sunak, uno de los dos pretendientes a la corona de Johnson, describió al novelista como “un campeón de la libertad de expresión y la libertad artística”.

Al otro lado del Atlántico, el presidente Joe Biden subrayó las cualidades de Rushdie: “Verdad, valor, resistencia. La capacidad de compartir ideas sin miedo… reafirmamos nuestro compromiso con todos aquellos valores profundamente estadounidenses en solidaridad con Salman Rushdie y con todos aquellos que defienden la libertad de expresión”.

La verdad es que la inmensa mayoría de quienes claman que este es un ataque no solo contra un prominente escritor, sino contra la sociedad occidental y sus libertades, no han abierto la boca durante los últimos años, mientras se iba desarrollando la mayor amenaza a esas libertades. O, en el caso de los líderes de gobierno occidentales, han conspirado activamente para socavar dichas libertades.

Prominentes figuras u organizaciones que ahora expresan su solidaridad con Rushdie han mantenido la cabeza baja o han hablado a media voz —o incluso, lo que es peor, han actuado como portavoces— de otro ataque mucho más grave: de nuestro derecho a conocer los crímenes masivos que se han cometido en nuestro nombre contra terceros.

Rushdie se ha ganado el rotundo apoyo de liberales y conservadores occidentales por igual, no por haber expresado claramente verdades difíciles, sino por quiénes son sus enemigos.

La verdad que nos muestra el espejo.  Si lo que he dicho resulta poco sensible o sin sentido, consideren lo siguiente. Julian Assange ha pasado más de tres años en una celda de aislamiento de una cárcel de alta seguridad en Londres (y, antes que eso, siete años confinado en una pequeña habitación de la embajada ecuatoriana), en condiciones que Nils Melzer, el antiguo experto de Naciones Unidas para la tortura, ha descrito como tortura psicológica extrema.

Melzer y muchos otros temen por la vida de Assange si las autoridades de Gran Bretaña y Estados Unidos consiguen prolongar mucho más la detención del fundador de Wikileaks basada en acusaciones puramente políticas. Assange ya ha sufrido una apoplejía –como señala Melzer, una de las muchas potenciales reacciones físicas que sufren quienes se ven sometidos a un confinamiento prolongado.

Y recuerden que todo esto le está pasando por una sola razón: haber publicado documentos que demuestran que, al amparo de un falso humanitarismo, los gobiernos occidentales estaban cometiendo crímenes contra pueblos de tierras lejanas. Assange se enfrenta a acusaciones bajo la draconiana Ley de Espionaje solo porque hizo pública la espantosa verdad de las operaciones militares occidentales en países como Irak y Afganistán.

Claro que hay diferencias entre los respectivos casos de Rushdie y Assange, pero esas diferencias deberían suscitar más preocupación por la grave situación de Assange que por la de Rushdie. En la práctica, lo ocurrido es exactamente lo contrario.

El derecho a la libertad de expresión de Rushdie ha sido defendido porque lo ejerció para imaginar una historia alternativa de la formación del Islam y cuestionar implícitamente la autoridad de los clérigos y los gobiernos en tierras lejanas.

El derecho de Assange a la libertad de expresión ha sido ridiculizado, ignorado o, en el mejor de los casos, apoyado de forma débil y equívoca porque lo ejerció para sostener un espejo ante Occidente, mostrando exactamente lo que nuestros gobiernos están haciendo en secreto en muchas de esas mismas tierras lejanas.

El derecho a la vida de Rushdie fue amenazado por clérigos y gobiernos lejanos por cuestionar la base moral de su poder. El derecho a la vida de Assange está amenazado por los gobiernos occidentales porque cuestionó la base moral de su poder.

Víctimas dignas de atención
Si en Occidente viviéramos en sociedades democráticas que funcionaran –en las que el poder no estuviera tan profundamente arraigado como para cegarnos ante su ejercicio– ningún periodista, ningún comentarista de los medios de comunicación, ningún escritor, ningún político dejaría de entender que la situación de Assange merece mucha más atención y expresiones de preocupación que la de Rushdie.

Son nuestros propios gobiernos, no los <<locos mulás» de Irán, los que amenazan a la sociedad libre que permitió a Rushdie publicar su novela. Si Assange es aplastado, también lo es la base de nuestros derechos democráticos fundamentales: saber lo que se hace en nuestro nombre y pedir cuentas a nuestros dirigentes.

Si Rushdie es silenciado, seguiremos teniendo esas libertades, aunque, como individuos, nos sentiremos un poco más nerviosos a la hora de decir algo que pueda ser interpretado como un insulto al profeta Mahoma.

Entonces, ¿por qué la gran mayoría de nosotros está mucho más preocupada por el destino de Rushdie que por el de Assange? Sencillamente porque nos han hecho sentir mucha más simpatía por uno de ellos que por el otro.

En última instancia, eso no tiene nada que ver con que uno u otro sea más digno de compasión, más víctima. Tiene que ver con lo mucho que han servido, o no, a los intereses de un discurso occidental que refuerza constantemente la idea de que nosotros somos los Buenos y ellos los Malos.

Rushdie y la fatwa contra él se convirtieron en una causa célebre para las élites occidentales porque el escritor expresaba con sensibilidad literaria una de las creencias modernas más apreciadas por Occidente: que el Islam supone una amenaza existencial para los valores de un Occidente ilustrado. Un hombre nacido en una familia musulmana de la India atacaba la religión que supuestamente conocía mejor. Era un hombre con información privilegiada, que afirmaba lo que otros musulmanes se sentían demasiado acobardados para admitir en público.

Aunque sin duda no era su intención ni su culpa, fue rápidamente adoptado como mascota literaria por los liberales occidentales que promovían su propia tesis del «choque de civilizaciones». Esto no es un juicio sobre los méritos de su novela –no estoy capacitado para hacer esa evaluación– sino un juicio sobre las motivaciones de muchos de sus defensores y sobre por qué su obra ha tenido tanta repercusión en ellos.

Visión racista del mundo
En realidad, esto es cierto para toda la literatura. Consigue su estatus dentro de un entorno cultural, vigilado por las élites mediáticas que tienen sus propios objetivos. Son ellas quienes deciden si un manuscrito se publica o se descarta, si el libro posterior se reseña o se ignora, si se celebra o se ridiculiza, si se promociona o se condena a la oscuridad.

Nos decimos, o nos dicen, que este proceso de depuración se decide estrictamente en función de los méritos. Pero si nos detenemos a pensar, la realidad es que una obra sólo encuentra público si se mantiene dentro de un consenso socialmente construido que le da sentido o si lo desafía en un momento en el que el consenso se está perdiendo y se busca otro alternativo.

George Orwell es un buen ejemplo de cómo funciona esto. El escritor británico prosperó –o al menos su reputación lo hizo– por el hecho de que cuestionó las certezas sobre el «orden natural» que durante mucho tiempo habían impuesto las élites occidentales pero resultaban difíciles de mantener tras dos guerras mundiales en rápida sucesión. Al mismo tiempo, expuso los peligros de un autoritarismo que podía atribuirse fácilmente al principal adversario de Occidente: la Unión Soviética.

La obra literaria de Orwell contiene ideas que hablan de valores universales. Pero esa es sólo una parte de la razón por la que ha perdurado. También se benefició del hecho de que la ambigüedad inherente a esas lecciones universales pudo ser utilizada con fines mucho más específicos por las élites occidentales, que se preparaban para una Guerra Fría a punto de convertirse en el trágico legado de las dos guerras calientes que la precedieron.

Lo mismo ocurre con Rushdie. Su novela cumplió dos funciones: en primer lugar, su tema principal caló en las élites occidentales porque les aseguró que sus prejuicios contra el mundo musulmán estaban plenamente justificados, sobre todo porque la novela provocó una violenta reacción que parecía confirmar esos prejuicios.

Y en segundo lugar, «Los versos satánicos» aseguró a las élites occidentales contra la acusación de racismo. Rushdie proporcionó inadvertidamente la coartada que tanto necesitaban para promover su visión racista del mundo, la de un Occidente civilizado opuesto a un Oriente bárbaro e inseguro. Sirvió de comadrona para los desvaríos de tratados islamófobos como «Londonistan» de Melanie Phillips* y » What’s Left?» de Nick Cohen**.

Sedición literaria
Durante las dos últimas décadas, hemos vivido las terribles consecuencias de la condescendencia engreída de Occidente, sus posturas salvajes, su violento humanitarismo, todo ello para enmascarar la sed del recurso más preciado de Oriente Medio: el petróleo.

El resultado ha sido la destrucción de países enteros; el fin de más de un millón de vidas, dejando a millones más sin hogar; una reacción que ha desencadenado formas aún más aterradoras de extremismo islamista; un creciente fariseísmo entre las élites occidentales que ha dado paso a un asalto total a los controles democráticos; un afianzamiento del poder de las industrias bélicas y sus grupos de presión; y un implacable debilitamiento de las instituciones internacionales y del derecho internacional.

Y todo esto ha servido como excusa interminable para retrasar la puesta en marcha de soluciones al verdadero problema que aqueja a la humanidad: la inminente extinción de nuestra especie, causada por nuestra adicción al mismo recurso que nos metió en este lío en primer lugar.

Lamentablemente, el ataque a Rushdie y la consiguiente indignación, no harán sino intensificar las tendencias señaladas anteriormente. Nada de eso es culpa de Rushdie, por supuesto. Su deseo de cuestionar la autoridad de los matones clericales entre los que creció es una cuestión totalmente distinta de los fines para los que las élites occidentales han aprovechado su acto personal de sedición literaria. Él no es responsable de que su obra haya sido utilizada para apuntalar y convertir en arma un relato occidental más general y equivocado.

No obstante, el violento atentado de la pasada semana se utilizará una vez más para apuntalar un relato alarmista que da poder a los políticos, vende periódicos y, si somos capaces de ver el panorama global, racionaliza la deshumanización que hace Occidente de más de mil millones de personas, sus continuas sanciones contra muchas de ellas y el avance de las guerras que enriquecen fabulosamente a una pequeña parte de las sociedades occidentales que sigue eludiendo el escrutinio.

Una broma de mal gusto
Esas élites han eludido el escrutinio precisamente porque tienen mucho éxito a la hora de vilipendiar y eliminar a cualquiera que intente hacerles rendir cuentas. Como Julian Assange.

Si creen que Assange se ha buscado él mismo los problemas, a diferencia de Rushdie, que es simplemente una víctima desventurada atrapada en el fuego cruzado de un amenazante «choque de civilizaciones», es porque han sido entrenados –a través de su consumo de los medios de comunicación del establishment– para hacer esa distinción totalmente infundada. Y los que le han entrenado a través de sus relatos dominantes no son una parte desinteresada, sino los mismos actores que más tienen que perder si usted llega a una conclusión diferente.

En el caso de Assange, ha habido un flujo interminable de mentiras y manipulaciones que yo y muchos otros hemos tratado de poner de manifiesto en nuestras plataformas marginales antes de que Google y Facebook, las corporaciones más ricas del planeta, nos hagan caer en el olvido.

Como Melzer señala con lujo de detalle en su reciente libro, las autoridades suecas sabían desde el principio que Assange no tenía nada que responder sobre unas acusaciones sexuales que no tenían ninguna intención de investigar. Pero fingieron perseguirlo de todos modos (y dejaron en el aire la amenaza de su futura extradición a Estados Unidos) para asegurarse de que perdiera las simpatías del público y pareciera un fugitivo de la justicia.

Cualquiera que escriba sobre Assange conoce de sobra al ejército de usuarios de las redes sociales que se empeñan en decir que Assange fue acusado de violación, o que se negó a ser entrevistado por los fiscales suecos, o que se saltó la fianza, o que se confabuló con Trump, o que publicó imprudentemente documentos clasificados sin editar, o que puso en peligro la vida de informadores y agentes.

Nada de eso es verdad —ni, lo que es más significativo, es relevante para la causa que Estados Unidos, ayudado por el gobierno del Reino Unido, está promoviendo contra Assange a través de los tribunales británicos, para encerrarlo por el resto de su vida.

Para Assange, el tan cacareado principio occidental de la libertad de expresión no es más que una broma de mal gusto, una doctrina usada como arma contra él –para, paradójicamente, destruirlo a él y a los valores de la libertad de expresión que defiende, incluyendo la transparencia y la rendición de cuentas de nuestros líderes.

Hay una razón por la que invertimos tantas energías en preocuparnos por una supuesta amenaza del Islam, en lugar de preocuparnos por la amenaza que tenemos en casa: nuestros gobernantes; por la que Rushdie aparece en los titulares, mientras se condena a Assange al olvido; por la que Assange merece su castigo, y Rushdie no.

Esa razón no tiene nada que ver con la protección de la libertad de expresión, y sí con la protección del poder de las élites que no rinden cuentas y que temen la libertad de expresión.

Proteste por todos los medios por el apuñalamiento de Salman Rushdie. Pero no se olvide de protestar aún más fuerte por el silenciamiento y la desaparición de Julian Assange.

Notas del traductor:
*Periodista y comentarista política británica de religión judía defensora de los valores de Occidente como derivados directamente de la Biblia (“La civilización occidental de hoy solo se podrá rescatar si reafirma sus raíces religiosas… su fundamento en la Biblia hebrea”).

**Periodista y comentarista británico de extrema derecha partidario de la intervención militar en Irak y en Libia y crítico del asilo proporcionado a Assange por Ecuador en 2012.

Jonathan Cook ganó el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Entre sus libros destacan“Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East” (Pluto Press) y “Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair” (Zed Books). Su página web es: www.jonathan-cook.net 

Fuente: 

El presente artículo puede reproducirse libremente siempre que se respete su integridad y se nombre a su autor, a su traductor y a Rebelión como fuente de la traducción.
Por Jonathan Cook | 20/08/2022 |

jueves, 12 de marzo de 2020

Entrevista a Nils Meizer, relator especial de la ONU para casos de tortura, sobre el caso Assange «Cuatro países se han coordinado para quemarle en la hoguera sin que nadie proteste»

El relator especial de la ONU para casos de tortura, Nils Meizer, detalla por primera vez en esta larga entrevista su investigación sobre la operación política y judicial para acabar con el fundador de Wikileaks

El relator especial de las Naciones Unidas (ONU) para la tortura, Nils Melzer. EFE

Una denuncia de violación que termina en el cajón justo a tiempo, la presión del Reino Unido para no abandonar el caso, un juez parcial, la detención en una prisión de máxima seguridad y tortura psicológica. Julian Assange ha pasado por todo esto y pronto correrá el riesgo de ser extraditado a Estados Unidos, donde se enfrenta a hasta 175 años de prisión por exponer crímenes de guerra.

Por primera vez, el relator especial de la ONU sobre tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, Nils Melzer, da detalles de los polémicos hallazgos de su investigación sobre el caso del fundador de Wikileaks, Julian Assange.

Nils Melzer, ¿por qué el relator especial de la ONU sobre tortura se interesa en Julian Assange?

Eso mismo me preguntaron recientemente en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania: ¿esta es realmente su principal obligación? ¿Assange es víctima de tortura?

¿Qué respondió?

El caso se encuentra dentro de mis obligaciones de tres maneras diferentes: primero, Assange publicó pruebas de tortura sistemática. Pero en lugar de ser perseguidos los responsables de la tortura, se está persiguiendo a Assange. Segundo, él mismo ha sido maltratado hasta tal punto que ahora muestra síntomas de tortura psicológica. Y tercero, puede ser extraditado a un país que mantiene a las personas como él en condiciones de prisión que Amnistía Internacional ha calificado como de tortura.

En resumen: Julian Assange destapó la tortura, él mismo ha sido torturado y podría ser torturado hasta morir en Estados Unidos. ¿Y se supone que un caso así no forma parte de mi área de responsabilidad? Más allá de eso, el caso es de importancia simbólica y afecta a todos los ciudadanos de un país democrático.

¿Por qué no asumió el caso mucho antes?

Imagine una habitación oscura. De repente, alguien ilumina a un elefante en la habitación que representa a los criminales de guerra, la corrupción. Assange es el hombre que sostiene el foco. Los Gobiernos se quedan brevemente en estado de shock, pero luego hacen girar el foco con acusaciones de violación. Esta es una maniobra clásica cuando se trata de manipular a la opinión pública. El elefante, una vez más, desaparece en la oscuridad quedándose detrás del foco y, en su lugar, Assange se convierte en el foco de atención y comenzamos a hablar sobre si Assange está patinando en la embajada o si alimenta a su gato correctamente. De repente, todos sabemos que es un violador, un hacker, un espía y un narcisista. Pero los abusos y crímenes de guerra que descubrió se desvanecen en la oscuridad. Yo también perdí mi enfoque, a pesar de mi experiencia profesional, que debería haberme hecho estar más alerta. Comencemos por el principio: ¿Qué le llevó a tomar el caso? En diciembre de 2018 sus abogados me pidieron que interviniera. Al principio, me negué. Estaba muy cargado con otras peticiones y no estaba muy familiarizado con el caso. Mi impresión, en gran medida influenciada por los medios de comunicación, también estuvo influida por el prejuicio de que Julian Assange era de alguna manera culpable y de que quería manipularme. En marzo de 2019, sus abogados se me acercaron por segunda vez porque cada vez había más indicios de que pronto Assange sería expulsado de la embajada ecuatoriana. Me enviaron algunos documentos clave y un resumen del caso y pensé que mi integridad profesional exigía que al menos le echara un vistazo al material. ¿Qué pasó entonces? Rápidamente resultó evidente que algo no estaba bien. Mi amplia experiencia en asuntos legales me decía que había una contradicción que no tenía sentido: ¿por qué una persona estaría sujeta a nueve años de investigación preliminar por violación sin que nunca se hayan presentado cargos? ¿Eso es algo inusual? Nunca he visto un caso similar. Cualquiera puede iniciar una investigación preliminar en contra de otra persona con tan solo ir a la policía y acusarla de un delito. Sin embargo, las autoridades suecas nunca se interesaron por el testimonio de Assange. Lo dejaron intencionalmente en el limbo. Imagínese ser acusado de violación durante nueve años y medio por todo el aparato estatal y medios de comunicación sin tener la oportunidad de defenderse porque nunca se presentaron cargos. Está diciendo que las autoridades suecas nunca se interesaron por el testimonio de Assange. Pero los medios de comunicación y las agencias gubernamentales han descrito un escenario totalmente diferente a lo largo de los años: dicen que Julian Assange huyó del poder judicial sueco para evitar rendir cuentas. Eso fue lo que siempre pensé, hasta que comencé a investigar. La verdad es lo contrario. Assange se entrevistó con las autoridades suecas en varias ocasiones porque quería responder ante las acusaciones. Pero las autoridades pusieron obstáculos. ¿Qué quiere decir con poner obstáculos? Permíteme comenzar por el principio. Hablo sueco con fluidez y pude leer todos los documentos originales. Apenas podía creer lo que leía: según el testimonio de la mujer en cuestión, nunca se produjo una violación. Y no solo eso: después, la policía de Estocolmo cambió el testimonio de la mujer sin que ella participara para que de alguna manera pareciera una posible violación. Dice que la policía de Estocolmo cambió el testimonio de la mujer, ¿cómo lo hicieron exactamente? El 20 de agosto de 2010, una mujer llamada S.W. entró en la comisaría de Estocolmo junto con una segunda mujer llamada A.A. La primera, S.W, dijo que había tenido relaciones sexuales consentidas con Julian Assange, pero que él no había usado condón. Dijo que ahora le preocupaba que pudiera estar infectada con VIH y quería saber si podía obligar a Assange a hacerse una prueba de VIH. Ella dijo que estaba realmente preocupada. La policía anotó su declaración e inmediatamente informó a los fiscales. Incluso antes de que pudieran terminar las preguntas, se informó a S.W. de que Assange sería arrestado bajo sospecha de violación. S.W. se sorprendió y se negó a continuar con el interrogatorio. Mientras todavía estaba en comisaría, ella le escribió un mensaje a una amiga diciéndole que no quería incriminar a Assange, que solo quería que se hiciera una prueba de VIH, pero que la policía aparentemente estaba interesada en «ponerle las manos encima». ¿Qué significa eso? S.W. nunca acusó a Julian Assange de violación. Ella se negó a responder a más preguntas y se fue a su casa. Sin embargo, dos horas después, apareció un titular en la portada de Expressen, un tabloide sueco, que decía que Julian Assange era sospechoso de haber cometido dos violaciones. ¿Dos violaciones? Sí, porque estaba la segunda mujer, A.A. Ella tampoco quería presentar cargos, simplemente había acompañado a S.W. a la comisaría. Ni siquiera la interrogaron ese día. Más tarde dijo que Assange la había acosado sexualmente. Por supuesto, yo no puedo decir si eso es cierto o no. Solo puedo señalar el orden de los acontecimientos: una mujer entra a una comisaría. No quiere presentar cargos, pero quiere exigir una prueba de VIH. La policía luego decide que esto podría ser un caso de violación y un asunto para los fiscales. La mujer se niega a aceptar esa versión de los hechos y luego se va a su casa y le escribe a un amigo que esa no era su intención, pero la policía quiere «ponerle las manos encima» a Assange. Dos horas después, el caso aparece en el periódico. Como sabemos hoy en día, los fiscales filtraron la información a la prensa y lo hicieron sin siquiera invitar a Assange a declarar. Y la segunda mujer, que presuntamente había sido violada según el titular del 20 de agosto, fue interrogada el 21 de agosto. ¿Qué dijo la segunda mujer cuando fue interrogada? Ella dijo que había puesto su apartamento a disposición de Assange, que se encontraba en Suecia para una conferencia. Se trataba de un pequeño apartamento de una habitación. Estando Assange en la casa, ella llegó antes de lo planeado, pero le dijo que no había problema y que los dos podían dormir en la misma cama. Esa noche tuvieron sexo consentido con condón, pero ella dijo que, durante el acto, Assange había roto intencionalmente el condón. Si eso es cierto, entonces por supuesto se trata de un delito sexual conocido como stealthing. Pero la mujer también dijo que no se dio cuenta de que el condón estaba roto hasta después. Esa es una contradicción que debería haberse aclarado absolutamente. Si no lo percibo, entonces no puedo saber si el otro lo rompió intencionalmente. No se pudo detectar un solo rastro de ADN de Assange o A.A. en el condón que se presentó como evidencia. ¿Cómo se conocieron las dos mujeres? Realmente no se conocían. A.A., que estaba acogiendo a Assange y ejercía como su secretaria de prensa, había conocido a S.W. en un evento en el que S.W. llevaba un jersey de cachemir rosa. Al parecer, ella sabía por Assange que estaba interesado en tener un encuentro sexual con S.W. porque una noche recibió un mensaje de un conocido que decía que sabía que Assange se quedaría con ella y que, a él, el conocido, le gustaría contactar con Assange. A.A. respondió: aparentemente Assange está durmiendo en este momento con la «chica de cachemir». A la mañana siguiente, S.W. habló con A.A. por teléfono y dijo que ella también se había acostado con Assange y ahora le preocupaba haberse infectado de VIH. Esta preocupación aparentemente era real, porque S.W. incluso fue a una clínica para una consulta. A.A. entonces sugirió: ‘Vayamos a la policía, ellos pueden hacer que Assange se haga una prueba de VIH’. Sin embargo, las dos mujeres no fueron a la comisaría más cercana, sino a una muy lejana donde trabaja como policía una amiga de A.A. que luego interrogó a S.W. Al principio estaba presente A.A., lo que no es una práctica adecuada. Sin embargo, hasta este punto el único problema era, como máximo, la falta de profesionalidad. La deliberada malicia de las autoridades solo se hizo evidente cuando difundieron de inmediato la sospecha de violación a través de la prensa sensacionalista. Y lo hicieron sin preguntar a A.A. y contradiciendo la declaración dada por S.W. Este hecho también violó una prohibición clara de la ley sueca contra la publicación de los nombres de presuntas víctimas o perpetradores en casos de delitos sexuales. Luego el caso llegó a la fiscal general de la capital, quien suspendió la investigación de violación unos días después estableciendo que, aunque las declaraciones de S.W. eran creíbles, no había evidencia de que se hubiera cometido un delito. Pero entonces el caso cogió carrerilla ¿Por qué? Entonces el supervisor de la agente que realizó el interrogatorio le escribió un correo electrónico diciéndole que volvieran a escribir la declaración de S.W. ¿Qué cambios hizo la agente? No lo sabemos, porque la primera declaración se escribió directamente en el programa de ordenador y ya no existe. Solo sabemos que la declaración original, según la fiscal general, aparentemente no contenía ningún indicio de que se hubiera cometido un delito. El formulario editado dice que los dos mantuvieron relaciones sexuales varias veces, de manera consentida y con condón. Pero a la mañana siguiente, según la declaración modificada, la mujer se despertó porque él intentó penetrarla sin condón. Ella pregunta: «¿Estás usando condón?» Él dice: «no». Entonces, ella responde: «Es mejor que no tengas VIH» y le permite a él continuar. La declaración fue modificada sin involucrar a la mujer en cuestión y no fue firmada por ella. Esta es una evidencia manipulada, a partir de la cual las autoridades suecas luego crearon una historia de violación. ¿Por qué las autoridades suecas harían algo así? El momento es decisivo: a finales de julio, Wikileaks, en cooperación con varios medios internacionales, publicó los ‘diarios de la Guerra de Afganistán‘. Esta fue una de las filtraciones de información más grandes de la historia del ejército de EEUU. Inmediatamente después, Estados Unidos exigió que sus aliados inundaran a Assange de casos criminales. No estamos familiarizados con toda la correspondencia, pero Stratfor, una consultora de seguridad que trabaja para el Gobierno de Estados Unidos, aconsejó a los funcionarios estadounidenses aparentemente inundar a Assange con todo tipo de casos criminales durante los próximos 25 años. ¿Por qué Assange no fue a la policía en ese momento? Lo hizo, lo mencioné anteriormente. Assange se enteró de las acusaciones de violación por la prensa. Contactó con la policía para poder dar su declaración. A pesar de que el escándalo llegó al público, solo se le permitió hacerlo nueve días después, cuando la acusación de haber violado a S.W. ya se había abandonado. Pero los procedimientos relacionados con el acoso sexual a A.A. estaban en curso. El 30 de agosto de 2010, Assange apareció en la comisaría para declarar. Fue interrogado por el mismo policía que había ordenado la revisión de la declaración de S.W. Al comienzo de la conversación, Assange dijo que estaba listo para ofrecer su declaración, pero agregó que no quería leer nada de ella en la prensa una vez más. Ese era su derecho y se le garantizó que así sería. Sin embargo, esa misma noche todo volvió a aparecer en los periódicos. Solo pudo haber venido de las autoridades porque nadie más estuvo presente durante su interrogatorio. Claramente, la intención era la de manchar su reputación. ¿De dónde sale la historia de que Assange buscaba evadir la justicia sueca? Esta versión fue fabricada y no es consistente con los hechos. Si él hubiera estado intentando esconderse, no habría aparecido en la comisaría de policía por su propia voluntad. Basándose en la declaración modificada de S.W., se presentó una apelación contra el intento de la fiscal de suspender la investigación y el 2 de septiembre de 2010 se reanudaron los procedimientos sobre la violación. Claes Borgström fue nombrado representante legal de las dos mujeres con dinero público. El hombre era socio del bufete de abogados del anterior ministro de Justicia, Thomas Bodström, bajo cuya supervisión el personal de seguridad sueco había capturado a dos hombres que Estados Unidos había declarado como sospechosos en mitad de Estocolmo. Los hombres fueron capturados sin ningún tipo de procedimiento legal y luego entregados a la CIA, que procedió a torturarlos. Eso muestra con más claridad el enorme trasfondo transatlántico de este asunto. Después de reanudarse la investigación sobre violación, Assange indicó en varias ocasiones a través de su abogado que deseaba responder a las acusaciones. La fiscal responsable siguió retrasando el asunto. En una ocasión, no encajaba en su horario, en otra, el oficial de policía responsable estaba enfermo. Tres semanas después, su abogado escribió finalmente que Assange de verdad debía ir a Berlín para una conferencia y preguntó si se le permitía abandonar el país. La oficina del fiscal público le dio permiso por escrito para salir de Suecia por cortos períodos de tiempo. ¿Y entonces? El punto es: el día en que Julian Assange salió de Suecia, en un momento en que no estaba claro si se iba por corto o largo plazo, se emitió una orden de arresto. Voló con Scandinavian Airlines (SAS) de Estocolmo a Berlín. Durante el vuelo, sus ordenadores portátiles desaparecieron de su equipaje facturado. Cuando llegó a Berlín, Lufthansa solicitó una investigación de SAS, pero la aerolínea aparentemente se negó a proporcionar ningún tipo de información. ¿Por qué? Ese es exactamente el problema. En este caso, constantemente suceden cosas que no serían posibles a menos que las mires desde un ángulo diferente. De todos modos, Assange continuó hacia Londres, pero no trató de esconderse del poder judicial. A través de su abogado sueco, ofreció a los fiscales varias fechas posibles para ser interrogado en Suecia: esta correspondencia existe. Luego, sucedió lo siguiente: Assange se enteró de que se había abierto un caso criminal secreto contra él en Estados Unidos. En ese momento, no fue confirmado por EEUU, pero hoy sabemos que era cierto. A partir de ese momento, el abogado de Assange comenzó a decir que su cliente estaba preparado para testificar en Suecia, pero exigió garantías diplomáticas de que Suecia no lo extraditaría a Estados Unidos. ¿Realmente era posible que eso ocurriera? Absolutamente. Algunos años antes, como ya mencioné, el personal de seguridad sueco había entregado a dos solicitantes de asilo –ambos registrados en Suecia– a la CIA sin ningún procedimiento legal. El abuso comenzó en el aeropuerto de Estocolmo, donde fueron maltratados, drogados y trasladados a Egipto, donde fueron torturados. No sabemos si fueron los únicos casos, pero conocemos estos casos porque los hombres sobrevivieron. Más tarde, ambos presentaron denuncias ante las agencias de derechos humanos de la ONU y ganaron su caso. Suecia se vio obligada a pagarles a cada uno medio millón de dólares por daños. ¿Aceptó Suecia las demandas de Assange? Los abogados dicen que durante los casi siete años en que Assange vivió en la embajada ecuatoriana, hicieron más de 30 ofertas para que Assange visitara Suecia a cambio de una garantía de que no sería extraditado a Estados Unidos. Los suecos se negaron a proporcionar tal garantía argumentando que Estados Unidos no había hecho una solicitud formal de extradición. Julian Assange a su llegada al Tribunal de Magistrados de Westminster. VICTORIA JONES / PA WIRE / DPA / EUROPA PRESS ¿Cuál es su opinión sobre la demanda hecha por los abogados de Assange? Tales garantías diplomáticas son una práctica internacional rutinaria. Las personas solicitan garantías de que no serán extraditadas a lugares donde existe el peligro de violaciones graves de los derechos humanos, independientemente de si el país en cuestión ha presentado una solicitud de extradición o no. No es un procedimiento legal, sino político. Este es un ejemplo: digamos que Francia exige que Suiza extradite a un empresario kazajo que vive en Suiza, pero que es buscado por Francia y Kazajstán por acusaciones de fraude fiscal. Suiza no ve peligro de tortura en Francia, pero cree que tal peligro existe en Kazajstán. Entonces Suiza le dice a Francia: vamos a extraditarlo, pero queremos una garantía diplomática de que no será extraditado a Kazajstán. La respuesta de los franceses no sería: «¡Kazajstán ni siquiera ha presentado una solicitud!» Debería ser que, por supuesto, otorgarían tal garantía. Los argumentos procedentes de Suecia fueron tenues en el mejor de los casos. Esa es una parte del asunto. La otra, y lo digo basándome en toda la experiencia que tengo en la práctica internacional estándar, es que si un país se niega a proporcionar tal garantía diplomática, todas las dudas sobre las buenas intenciones del país en cuestión están justificadas ¿Por qué Suecia no proporcionaría tales garantías? Desde una perspectiva legal, después de todo, Estados Unidos no tiene absolutamente nada que ver con los procedimientos de delitos sexuales suecos. ¿Por qué Suecia no quiso ofrecer esa garantía? Solo hay que ver cómo se gestionó el caso: para Suecia, nunca se trató de los intereses de las dos mujeres. Incluso después de solicitar las garantías de no ser extraditado, Assange todavía quería testificar. Él dijo: Si no pueden garantizarme que no seré extraditado, entonces estoy dispuesto a ser interrogado en Londres o por videoconferencia. ¿Pero es normal o aceptable que las autoridades suecas viajen a un país diferente para tal interrogatorio? Ese es otro indicio de que Suecia nunca estuvo interesada en encontrar la verdad. Para exactamente este tipo de asuntos judiciales existe un tratado de cooperación entre el Reino Unido y Suecia que prevé que los funcionarios suecos puedan viajar al Reino Unido, o viceversa, para realizar interrogatorios o que el interrogatorio pueda realizarse por videoconferencia. Durante el periodo de tiempo en cuestión se hicieron este tipo de interrogatorios entre Suecia e Inglaterra en otros 44 casos. Fue solo en el caso de Julian Assange en el que Suecia insistió en que era esencial para él presentarse personalmente. ¿Por qué sucedió de esa manera? Solo hay una única explicación para todo esto: la negativa a otorgar garantías diplomáticas, la negativa a interrogarlo en Londres: querían detenerlo para poder extraditarlo a Estados Unidos. El número de infracciones registradas en Suecia en las primeras semanas de la investigación criminal preliminar es simplemente grotesco. El Estado asignó un asesor legal a las mujeres que les dijo que la interpretación criminal de lo que habían vivido dependía del Estado y no de ellas. Cuando al asesor legal se le preguntó sobre las contradicciones en el testimonio de las mujeres y la narrativa a la que se adhirieron funcionarios públicos, el asesor dijo, en referencia a las mujeres: «Ah, pero ellas no son abogadas». Pero durante cinco largos años la Fiscalía sueca evitó interrogar a Assange sobre la supuesta violación, hasta que sus abogados finalmente solicitaron a la Corte Suprema de Suecia que obligara a la Fiscalía a presentar cargos o cerrar el caso. Cuando los suecos le dijeron al Reino Unido que podrían verse obligados a abandonar el caso, los británicos respondieron con preocupación: «¡No se atrevan a echarse atrás!». Correo electrónico de la Fiscalía británica a la fiscal general de Suecia, Marianne Ny. ¿Está hablando en serio? Sí, los británicos, o más específicamente el Servicio de Fiscalía de la Corona, querían evitar que Suecia abandonara el caso a toda costa. Aunque realmente los ingleses deberían haber estado contentos de que ya no tendrían que gastar millones en dinero de los contribuyentes para mantener a la embajada ecuatoriana bajo vigilancia constante para evitar que se fugara Assange. ¿Por qué los británicos estaban tan ansiosos por evitar que los suecos cerraran el caso? Debemos dejar de creer que realmente había interés en llevar a cabo una investigación sobre un delito sexual. Lo que hizo Wikileaks es una amenaza para la élite política de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia en igual medida. Wikileaks publica información secreta de Estado. Y en un mundo, incluso en las llamadas democracias maduras, donde la expansión de secretos se ha generalizado, eso se considera una amenaza fundamental. Assange dejó en claro que los países ya no están interesados en la confidencialidad legítima, sino en la supresión de información importante sobre corrupción y delitos. Tomemos el arquetípico caso de Wikileaks sobre las filtraciones de información proporcionadas por Chelsea Manning: el vídeo llamado «Asesinato colateral». (Nota del editor: El 5 de abril de 2010, Wikileaks publicó un vídeo clasificado del ejército estadounidense que mostraba el asesinato de varias personas en Bagdad ejecutado por soldados estadounidenses, incluidos dos empleados de la agencia de noticias Reuters). Como asesor legal durante mucho tiempo en el Comité Internacional de la Cruz Roja y delegado en zonas de guerra, puedo decirle que el vídeo sin duda documenta un crimen de guerra. Un equipo de helicópteros simplemente acribilla a un grupo de personas. Incluso podría ser que una o dos de estas personas llevaran un arma, pero las personas heridas fueron atacadas de forma intencionada. Eso es un crimen de guerra. «Está herido», se puede escuchar decir a un estadounidense. «Estoy disparando». Y luego se ríen. Luego, una camioneta llega para salvar a los heridos. El conductor está con sus dos hijos. Puedes escuchar a los soldados decir: Bueno, es su culpa por traer a sus hijos a una batalla. Y luego abren fuego. El padre y los heridos son asesinados de inmediato, aunque los niños sobrevivieron con heridas graves. A través de la publicación del vídeo, nos convertimos en testigos directos de una masacre criminal e inconcebible. ¿Qué debe hacer una democracia constitucional ante tal situación? Una democracia constitucional probablemente investigaría a Chelsea Manning por violar el secreto oficial porque le pasó el vídeo a Assange. Pero ciertamente no iría tras Assange, porque publicó el vídeo como interés público, de acuerdo con las prácticas clásicas del periodismo de investigación. Sin embargo, sobre todas las cosas, una democracia constitucional investigaría y castigaría a los criminales de guerra. Estos soldados deberían estar entre rejas. Pero no se inició ninguna investigación criminal contra ninguno de ellos. Al contrario, el hombre que informó al público está encerrado en prisión preventiva en Londres y se enfrenta a una posible sentencia en Estados Unidos de hasta 175 años de prisión. Esa es una sentencia completamente absurda. En comparación: los principales criminales de guerra en el tribunal de Yugoslavia recibieron sentencias de 45 años. 175 años en prisión en condiciones que han sido consideradas inhumanas por el relator especial de la ONU y por Amnistía Internacional. Pero lo realmente horrible de este caso es la anarquía que se ha desarrollado: los poderosos pueden asesinar sin temer a ser castigados y el periodismo se transforma en espionaje. Se está convirtiendo en un crimen decir la verdad. ¿Qué le espera a Assange una vez que sea extraditado? No recibirá un juicio acorde a un Estado de derecho. Esa es otra razón por la cual no se debe permitir su extradición. Assange recibirá un juicio con un jurado en Alexandria, Virginia, el famoso «Tribunal de Espionaje», donde Estados Unidos juzga todos los casos de seguridad nacional. Esta ubicación no ha sido elegida al azar, porque los miembros del jurado deben elegirse en proporción a la población local y el 85% de los residentes de Alexandria trabajan en la comunidad de seguridad nacional: en la CIA, la NSA, el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado. Cuando las personas son juzgadas por dañar la seguridad nacional frente a un jurado como ese, el veredicto es claro desde el principio. Los casos siempre se juzgan frente al mismo juez a puerta cerrada y con base a pruebas clasificadas. Nadie ha salido absuelto de allí en un caso como ese. El resultado es que la mayoría de los acusados llegan a un acuerdo, en el que admiten una culpa parcial para recibir una sentencia más leve. ¿Está diciendo que Julian Assange no recibirá un juicio justo en Estados Unidos? Sin duda. Mientras los empleados del Gobierno estadounidense obedezcan las órdenes de sus superiores, pueden participar en guerras de agresión, crímenes de guerra y tortura sabiendo perfectamente que nunca tendrán que responder a sus acciones. ¿Qué pasó con las lecciones aprendidas en los juicios de Nuremberg? He trabajado el tiempo suficiente en zonas de conflicto como para saber que se cometen errores en las guerras. No siempre se trata de actos criminales sin escrúpulos. Muchas veces todo esto ocurre producto del estrés, el agotamiento y el pánico. Por eso puedo entender absolutamente cuando un Gobierno dice: «Sacaremos a la luz la verdad y, como Estado, asumiremos toda la responsabilidad por el daño causado. Pero si no se puede asignar la culpa directamente a los individuos, no impondremos castigos rigurosos». Pero es extremadamente peligroso cuando se silencia la verdad y los criminales no son llevados ante la justicia. En la década de 1930, Alemania y Japón abandonaron la Liga de las Naciones. 15 años después, el mundo yacía en ruinas. Hoy, Estados Unidos se ha retirado del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y, ni la masacre del «Asesinato colateral», ni la tortura de la CIA después del 11 de septiembre, ni la guerra de agresión contra Irak han acabado en investigaciones criminales. Ahora, el Reino Unido está siguiendo ese ejemplo. El Comité de Seguridad e Inteligencia en el propio Parlamento del país publicó dos informes extensos en 2018 que muestran que Gran Bretaña estaba mucho más involucrada en el programa secreto de tortura de la CIA de lo que se creía anteriormente. El comité recomendó una investigación formal. Lo primero que hizo Boris Johnson después de convertirse en primer ministro fue anular esa investigación. En abril, la policía británica sacó a Julian Assange de la embajada ecuatoriana. ¿Qué opina sobre estos eventos? En 2017 se eligió un nuevo Gobierno en Ecuador. En respuesta, Estados Unidos escribió una carta indicando que estaba ansioso por cooperar con Ecuador. Había, por supuesto, mucho dinero en juego, pero había un obstáculo en el camino: Julian Assange. El mensaje era que Estados Unidos estaba preparado para cooperar si Ecuador entregaba Assange a Estados Unidos. En ese momento, la embajada ecuatoriana comenzó a aumentar la presión sobre Assange. Le hicieron la vida difícil. Pero él se quedó. Entonces Ecuador anuló su amnistía y le dio a Gran Bretaña luz verde para arrestarlo. Como el Gobierno anterior le había otorgado la ciudadanía ecuatoriana, debieron revocar su pasaporte porque la constitución ecuatoriana prohíbe extraditar a sus propios ciudadanos. Todo eso sucedió de la noche a la mañana y sin ningún procedimiento legal. Assange no tuvo oportunidad de hacer una declaración ni de recurrir a un procedimiento legal. Fue arrestado por los británicos y llevado ante un juez británico ese mismo día, que le condenó por violar las condiciones de la libertad condicional. ¿Qué opina de este veredicto tan rápido? Assange solo tuvo 15 minutos para prepararse con su abogado. El juicio en sí también duró solo 15 minutos. El abogado de Assange puso un archivo grueso sobre la mesa e hizo una objeción formal a una de las juezas por conflicto de intereses porque su esposo había sido expuesto en 35 casos de Wikileaks. Pero el juez principal echó a un lado las preocupaciones sin examinarlas más a fondo. Dijo que acusar a su colega de un conflicto de intereses era una afrenta. Assange solo pronunció una frase durante todo el proceso: «Me declaro inocente». El juez se volvió hacia él y le dijo: «Eres un narcisista que no puede ver más allá de sus propios intereses. Te declaro culpable de violar la libertad condicional». Si le entiendo correctamente, desde el inicio Julian Assange nunca tuvo una oportunidad Ese es el punto. No estoy diciendo que Julian Assange sea un ángel o un héroe. No se trata de eso. Estamos hablando de derechos humanos y no de derechos de héroes o ángeles. Assange es una persona y tiene derecho a defenderse y ser tratado de manera humana. Independientemente de lo que se le acuse, Assange tiene derecho a un juicio justo. Pero se le ha negado deliberadamente ese derecho: en Suecia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Ecuador. Por el contrario, lo dejaron pudrirse durante casi siete años en el limbo de una habitación. De repente, fue sacado de allí y condenado en cuestión de horas y sin ningún tipo de preparación por una violación de fianza que consistió en haber recibido asilo diplomático de otro Estado miembro de la ONU sobre la base de persecución política, tal y como lo plantea el derecho internacional y que innumerables chinos, rusos y otros disidentes han hecho en embajadas occidentales. Es obvio que estamos tratando con un caso de persecución política. En Gran Bretaña, las infracciones por violar la libertad condicional rara vez conducen a penas de prisión, generalmente están sujetas a multas. Assange, por el contrario, fue sentenciado en un proceso rápido a 50 semanas en una prisión de máxima seguridad. Claramente se trata de una pena desproporcionada que tenía un solo propósito: mantener a Assange el tiempo suficiente para que Estados Unidos preparara su caso de espionaje contra él. Como relator especial de la ONU sobre la tortura, ¿qué tiene que decir sobre sus condiciones actuales de encarcelamiento? Gran Bretaña no ha permitido que Julian Assange contacte con sus abogados de Estados Unidos, donde es objeto de procedimientos secretos. Su abogada británica también se ha quejado por no tener ni siquiera acceso suficiente a su cliente para revisar documentos y pruebas judiciales con él. En octubre no se le permitió tener ningún documento de su expediente en su celda. Se le negó su derecho fundamental a preparar su propia defensa, como lo garantiza el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Además, está su casi total confinamiento en solitario y el castigo completamente desproporcionado por violar la libertad condicional. Tan pronto como sale de su celda, vacían los pasillos para evitar que tenga contacto con otros reclusos. ¿Y todo eso debido a una simple violación de la libertad bajo fianza? ¿En qué punto el encarcelamiento se convierte en tortura? Julian Assange ha sido torturado psicológicamente de manera intencional por Suecia, Gran Bretaña, Ecuador y Estados Unidos. Primero a través del manejo altamente arbitrario de los procedimientos en su contra. La forma en que Suecia hizo seguimiento del caso, con la asistencia activa de Gran Bretaña, tenía como objetivo ponerlo bajo presión y atraparlo en la embajada. Suecia nunca estuvo interesado en encontrar la verdad y ayudar a estas mujeres, sino en colocar a Assange contra la espada y la pared. Se ha abusado de los procesos judiciales destinados a empujar a una persona hacia una posición en la que no puede defenderse. Además de eso, están las medidas de vigilancia, los insultos, las humillaciones y los ataques de los políticos de estos países, incluso las amenazas de muerte. Este abuso constante del poder del Estado ha desencadenado un estado grave de estrés y ansiedad en Assange y ha resultado en daños cognitivos y neurológicos medibles. Visité a Assange en su celda en Londres en mayo de 2019 junto con dos médicos experimentados y ampliamente respetados que se especializan en examen forense y psicológico de las víctimas de tortura. El diagnóstico al que llegaron los dos médicos fue claro: Julian Assange muestra síntomas típicos de tortura psicológica. Si no recibe protección pronto, es probable que su salud se deteriore rápidamente y podría morir. Medio año después de que Assange fuera puesto en prisión preventiva en Gran Bretaña, Suecia abandonó silenciosamente el caso en su contra en noviembre de 2019, después de nueve largos años. ¿Por qué hizo eso entonces? El Estado sueco pasó casi una década presentando intencionalmente a Julian Assange al público como un delincuente sexual. Luego, de repente, abandonaron el caso en su contra debido al mismo argumento que utilizó la primera fiscal de Estocolmo en 2010, cuando inicialmente suspendió la investigación después de solo cinco días: aunque la declaración de la mujer era creíble, no había pruebas de que hubiera cometido un delito. Es un escándalo increíble. Pero la sincronía no fue accidental. El 11 de noviembre se hizo público un documento oficial que yo envié al Gobierno sueco dos meses antes de que se hiciera público. En el documento, solicité al Gobierno que diera explicaciones sobre unos 50 puntos relacionados con las implicaciones de derechos humanos por la forma en que manejaban el caso. ¿Cómo es posible que la prensa fuera informada de inmediato a pesar de la prohibición de hacerlo? ¿Cómo es posible que se hiciera pública una sospecha a pesar de que el interrogatorio aún no se había realizado? ¿Cómo es posible que usted diga que ocurrió una violación a pesar de que la mujer involucrada impugna esa versión de los hechos? El día en que el documento se hizo público, recibí una miserable respuesta de Suecia: el Gobierno no tiene más comentarios sobre este caso. ¿Qué significa esa respuesta? Es una admisión de culpa. ¿De qué manera? Como relator especial de la ONU, la comunidad internacional me ha encomendado investigar las denuncias presentadas por las víctimas de tortura y, si es necesario, solicitar explicaciones o investigaciones a los Gobiernos. Ese es el trabajo diario que hago con todos los Estados miembros de la ONU. De acuerdo con mi experiencia, puedo decir que los países que actúan de buena fe casi siempre están interesados en proporcionarme las respuestas que necesito para resaltar la legalidad de su comportamiento. Cuando un país como Suecia se niega a responder las preguntas sobre tortura presentadas por el relator especial de la ONU, muestra que el Gobierno es consciente de la ilegalidad de su comportamiento y no quiere hacerse responsable. Se desentendieron y abandonaron el caso una semana después porque sabían que yo no desistiría. Cuando países como Suecia se dejan manipular de esa manera, nuestras democracias y nuestros derechos humanos se enfrentan a una amenaza fundamental. ¿Crees que Suecia era plenamente consciente de lo que hacía? Sí. Desde mi punto de vista, Suecia actuó muy claramente de mala fe. Si hubieran actuado de buena fe, no hubiesen tenido ningún motivo para negarse a responder mis preguntas. Lo mismo ocurre con los británicos: después de mi visita a Assange en mayo de 2019, tardaron seis meses en responderme en una carta de una sola página que se limitaba principalmente a rechazar todas las acusaciones de tortura y todas las inconsistencias en los procedimientos legales. Si vas a hacer las cosas de esa manera, ¿cuál es el sentido de mi mandato? Soy el relator especial sobre tortura de las Naciones Unidas. Tengo el mandato de hacer preguntas claras y exigir respuestas. ¿Cuál es la base legal para negarle a alguien su derecho fundamental a defenderse? ¿Por qué un hombre que no es peligroso ni violento está recluido en régimen de aislamiento durante varios meses cuando las normas de la ONU prohíben legalmente el régimen de aislamiento por períodos superiores a 15 días? Ninguno de estos Estados miembros de la ONU inició una investigación, ni respondieron mis preguntas ni demostraron interés en el diálogo. ¿Qué significa que los Estados miembros de la ONU se nieguen a proporcionar información a su propio relator especial sobre tortura? Que es un asunto previamente acordado. Se usará un juicio a manera de espectáculo para colocar a Julian Assange como ejemplo. El objetivo es intimidar a los demás periodistas. La intimidación, por cierto, es uno de los propósitos principales para usar la tortura en todo el mundo. El mensaje para todos nosotros es: esto es lo que te sucederá si haces lo mismo que Wikileaks. Es un modelo que es muy peligroso porque es muy sencillo: las personas que obtienen información confidencial de sus Gobiernos o empresas transfieren esa información a Wikileaks, pero el denunciante permanece anónimo. La reacción muestra cuán grande se percibe la amenaza: cuatro países democráticos unieron fuerzas (Estados Unidos, Ecuador, Suecia y el Reino Unido) para aprovechar su poder y retratar a un hombre como un monstruo para que luego pudiera ser quemado en la hoguera sin que nadie protestara. El caso es un gran escándalo y representa el fracaso del Estado de derecho occidental. Si Julian Assange es condenado, condenarán a muerte a la libertad de prensa. ¿Qué puede significar este posible precedente para el futuro del periodismo? A un nivel práctico significa que usted, como periodista, debe defenderse ahora. Porque si el periodismo de investigación se clasifica como espionaje y puede ser incriminado en todo el mundo, la censura y la tiranía seguirán. Se está creando un sistema asesino ante nuestros propios ojos. Los crímenes de guerra y tortura no se están persiguiendo. En YouTube circulan vídeos en los que los soldados estadounidenses se jactan de llevar a las mujeres iraquíes al suicidio con violaciones sistemáticas. Nadie los está investigando. Al mismo tiempo, una persona que expone tales cosas está siendo amenazada con 175 años de prisión. Durante toda una década, ha sido inundado con acusaciones que no se pueden probar. Están acabando con él y nadie se hace responsable. Esto marca una degradación del contrato social. Otorgamos poder a los países y lo delegamos a los Gobiernos, pero a cambio deben ser responsables de cómo ejercen ese poder. Si no exigimos que se les haga responsables, perderemos nuestros derechos tarde o temprano. Los humanos no son democráticos por naturaleza. El poder se corrompe si no se supervisa. La corrupción ocurre cuando no insistimos en que se controle el poder. Estás diciendo que atacar a Assange amenaza el núcleo mismo de las libertades de prensa.

Veamos dónde estamos dentro de 20 años si Assange es condenado y sobre lo que usted podrá escribir como periodista. Estoy convencido de que estamos en grave peligro de perder las libertades de prensa. Ya está sucediendo: de repente, la sede de ABC News en Australia fue allanada por el caso de los ‘diarios de la Guerra de Afganistán’. ¿El motivo? Una vez más, la prensa descubrió el mal comportamiento de los representantes del Estado.

Para que la división de poderes funcione, el Estado debe ser supervisado por la prensa como el cuarto poder. WikiLeaks es la consecuencia lógica de un proceso continuo de secretismo extendido: si la verdad ya no se puede examinar porque todo se mantiene en secreto, si los informes de investigación sobre la política de tortura del Gobierno de Estados Unidos se mantienen en secreto e incluso se ocultan grandes secciones del resumen publicado, en algún momento las filtraciones de información serán inevitables.

WikiLeaks es la consecuencia de ese secretismo desenfrenado y refleja la falta de transparencia en nuestro sistema político moderno. Hay, por supuesto, áreas donde el secreto puede ser vital. Pero si ya no sabemos qué están haciendo nuestros Gobiernos y los criterios que están siguiendo; si los crímenes ya no se investigan, entonces representa un grave peligro para la integridad social.

¿Cuáles son las consecuencias?

Como relator especial de la ONU sobre torturas y, antes de eso, como delegado de la Cruz Roja, he visto muchos horrores y violencia y he visto cuán rápido los países pacíficos como Yugoslavia o Ruanda pueden transformarse en infiernos.

La raíz de tales desarrollos es siempre una falta de transparencia y un poder político o económico desenfrenado combinado con la ingenuidad, la indiferencia y la maleabilidad de la población. De repente, lo que siempre sucedió al otro (tortura, violación, expulsión y asesinato impunes) puede sucedernos fácilmente a nosotros o a nuestros hijos. Y a nadie le importará. Puedo jurarte que es así.

*Esta entrevista fue originalmente publicada en inglés en Republik. Traducido del inglés por Mary Gómez, de Agência Pública 

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/Relator-ONU-Julian-Assange-condenado_0_999500818.html

miércoles, 19 de junio de 2019

_- Entrevista a Noam Chomsky "El arresto de Assange es escandaloso por el alcance extraterritorial de EEUU"

_- Amy Goodman
Democracy Now!

Chomsky afirma que el caso de Assange es similar al de Lula da Silva, "el preso político más importante del mundo", y que su objetivo es silenciarlo

Los abogados de Julian Assange prometen luchar contra la posible extradición del fundador de WikiLeaks a Estados Unidos tras su detención en Londres. La policía británica sacó de la embajada de Ecuador a Assange a la fuerza, donde estuvo asilado casi siete años. El jueves 11 de abril, Amy Goodman de Democracy Now! habló con Noam Chomsky de la detención de Assange, de WikiLeaks y del poder estadounidense.

Amy Goodman: Esto es Democracy Now! soy Amy Goodman, desde Boston. Durante nuestra charla con Noam Chomsky le pregunté su opinión sobre el arresto de Julian Assange.

Noam Chomsky: El arresto de Assange es escandaloso por varios motivos. Uno de ellos es lo relacionado con los intentos de los gobiernos… y no solo del Gobierno de Estados Unidos. El Gobierno británico está cooperando. Ecuador, por supuesto, está ahora cooperando. Suecia cooperó en el pasado. Me refiero a los intentos por silenciar a un periodista que estaba publicando información que las personas en el poder no querían que se difundiese. Eso es básicamente lo que ha sucedido. WikiLeaks estaba publicando información sobre las personas que están en el poder y que la gente debería conocer. A las personas en el poder no le gusta eso, así que tenemos que silenciarlo. Este tipo de cosas, este tipo de escándalos, son algo común, desafortunadamente.

Podemos ver otro ejemplo justo al lado de Ecuador, en Brasil, donde los acontecimientos que han tenido lugar son extremadamente importantes. Brasil es el país más importante de América Latina y uno de los más importantes del mundo. Durante el gobierno de Lula, a principios de este milenio, Brasil fue tal vez el país más respetado del mundo. Bajo el liderazgo de Lula da Silva fue la voz del Sur Global. Fíjense en lo que pasó. Hubo un golpe de Estado, un golpe ‘suave’, para eliminar los efectos del Partido de los Trabajadores. Eso fue lo que el Banco Mundial describió —no lo digo yo, lo dijo el Banco Mundial— como la «década de oro» de la historia de Brasil, en la que se logró una reducción radical de la pobreza, una extensión masiva de la inclusión de poblaciones marginadas, que conforman una gran parte de la población —la población afrobrasileña, la población indígena— fueron integrados en la sociedad, lo que produjo un sentimiento de dignidad y esperanza en la población. Eso no podía ser tolerado.

Después de que Lula dejara la presidencia, tuvo lugar una especie de «golpe suave», no voy a explicar los detalles, pero el último movimiento, ocurrido el pasado septiembre, fue encarcelar a Lula da Silva, el líder en las encuestas, la figura más popular de Brasil, quien iba a ser, con casi absoluta seguridad, el ganador de las próximas elecciones, y fue encarcelado en confinamiento solitario, esencialmente sentenciado a muerte, 25 años de cárcel, teniendo prohibido leer la prensa o libros y, lo que es más importante, teniendo prohibido realizar declaraciones públicas, a diferencia de los asesinos en masa en el corredor de la muerte. Todo esto para silenciar a la persona que era el probable ganador de las elecciones. Lula es el preso político más importante del mundo ¿Han escuchado algo al respecto?

Bueno, Assange es un caso similar: tenemos que silenciar esta voz. Si retrocedemos en la historia, algunas personas recordarán cuando el Gobierno fascista de Mussolini encarceló a Antonio Gramsci. El fiscal dijo: «Tenemos que silenciar esta voz durante 20 años. No podemos dejar que hable». Eso mismo ocurre con Assange y con Lula. Hay otros casos. Esta es una parte del escándalo.

La otra es el alcance extraterritorial de Estados Unidos, el cual es impactante. ¿Por qué debería tener Estados Unidos u otro… ningún otro Estado podría hacerlo, pero ¿por qué debería tener Estados Unidos el poder de controlar lo que hacen otras personas en otras partes del mundo? Es una situación descabellada. Es algo constante. Ni siquiera nos damos cuenta de ello. Al menos no es algo de lo que se hable.

Es similar al tema de los acuerdos comerciales con China. ¿Cuál es el objetivo de los acuerdos comerciales? Son un intento por impedir el desarrollo económico de China. Eso es exactamente lo que son. Ahora bien, China tiene un modelo de desarrollo. Al Gobierno de Trump no le gusta. Por lo tanto, vamos a debilitarlo. Pregúntese lo siguiente: ¿Qué pasaría si China no respetara las reglas que Estados Unidos está tratando de imponer? China, por ejemplo… cuando Boeing o Microsoft o alguna otra empresa importante invierte en China, China quiere tener algo de control sobre el carácter de esa inversión. Quieren cierto grado de transferencia de tecnología. Deberían obtener algún beneficio de la tecnología. ¿Hay algo malo en eso? Así se desarrolló Estados Unidos, robando —lo que nosotros llamamos robar— tecnología de Inglaterra. Así es como Inglaterra se desarrolló, robando tecnología de países más avanzados: India, los Países Bajos, e incluso Irlanda. Así es como todos los países desarrollados han alcanzado la etapa de desarrollo avanzado. Si a Boeing y Microsoft no les gustan esos acuerdos, pueden decidir no invertir en China. Nadie les está apuntando con un arma en la cabeza. Si hubiera alguien que realmente creyera en el capitalismo, debería ser libres de llegar al acuerdo que quisieran con China. Si eso incluye transferencia de tecnología, está bien. Estados Unidos quiere bloquear eso, para que China no pueda desarrollarse.

Analicemos los llamados «derechos sobre la propiedad intelectual», los exorbitantes derechos de patente para medicamentos, para Windows, por ejemplo. Microsoft tiene el monopolio de los sistemas operativos, a través de la Organización Mundial del Comercio. Supongamos que China no los respeta. ¿Quién se beneficiaría y quién perdería? Bueno, lo cierto es que los consumidores en Estados Unidos se beneficiarían. Eso significaría que obtendrían medicamentos más baratos. Significaría que cuando compran una computadora no estarían obligados a utilizar Windows. Podrían utilizar un sistema operativo mejor. Bill Gates tendría un poco menos dinero. Las corporaciones farmacéuticas no serían tan ricas como son, serían un poco menos ricas. Pero los consumidores se beneficiarían. ¿Hay algo malo en eso? ¿Hay algún problema con eso?

Bueno, uno podría preguntarse: ¿Qué hay detrás de todas estas discusiones y negociaciones? Esto es cierto en todos los ámbitos. En casi cualquier problema que elija, uno podría preguntarse: ¿Por qué se acepta esto? En este caso concreto, ¿por qué es aceptable que Estados Unidos tenga el poder de siquiera iniciar una petición para extraditar a alguien cuyo delito es exponer ante la sociedad información que las personas en el poder no quieren que la sociedad vea? Eso es básicamente lo que está pasando.

Fuente:
http://www.eldiario.es/internacional/VIDEO-Chomsky-arresto-Assange-escandaloso_0_909559801.html