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domingo, 17 de julio de 2022

_- Olympe de Gouges, la revolucionaria francesa ejecutada en la guillotina por defender los derechos de todos

 



_- A las 6 de la mañana del 6 de octubre de 1789 María Antonieta, la reina consorte de Francia y Navarra, salió despavorida de sus aposentos en el palacio, corriendo por los pasillos aún en su ropa de cama, hasta llegar a la habitación del rey.

Golpeó desesperadamente la puerta, suplicando que lo dejaran entrar, pero tardaron en escucharla debido al estruendo de una proverbial turba enardecida que estaba asaltando Versalles.

Todo había empezado el día anterior cuando mujeres en los mercados de París, desesperadas por la falta de comida y furiosas por rumores de que se estaba acaparando el pan, se rebelaron y decidieron tomar el asunto en sus propias manos de una manera impactante y violenta.

Junto con otros miles de parisinos, marcharon horas bajo la lluvia, arrastrando cañones, cargando mosquetes, horquillas, cuchillos.
Hasta entonces, Louis el XVl se había negado a firmar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, temiendo que llevara al fin de la monarquía.

Ahora era el rey quien estaba sujeto a los designios del pueblo, y de repente un futuro democrático parecía posible.

Pero ya no tenía opción.

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

"Sin el catalizador de la toma de Versalles propiciado por las mujeres de París, ¿Quién dice que la habría firmado?", cuestiona la historiadora Amanda Foreman en el documental de la BBC "El ascenso de la mujer".

"Había estado buscando una salida cuando las mujeres pusieron su mundo patas arriba".

La declaración
El radical documento ofrecía una nueva visión audaz para Francia, que garantizaba plenos derechos sociales y políticos... para algunos.

Las mujeres pronto descubrieron que ser ciudadanas no las hacía iguales a los ojos de la ley.

En esa época de la Ilustración, cuando la lógica y la razón supuestamente prevalecían, al filósofo Jean-Jacques Rousseau, cuyos escritos ayudaron a inspirar la revolución, no le pareció ilógico afirmar que "el hombre debe ser fuerte y activo, la mujer, débil y pasiva".

Aquello de "Liberté, égalité, fraternité" era libertad e igualdad sólo para la fraternidad, no la sororidad.

Pero hubo alguien que tuvo el coraje y la convicción de denunciar por escrito que la Declaración de los Derechos del Hombre estaba incompleta sin los derechos de la mujer: Olympe de Gauges.

Retrato anónimo de Olympe de Gouges, 1784. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto, Retrato anónimo de Olympe de Gouges, 1784.

En 1791, expuso el sesgo que sustentaba ese documento publicando su propia Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.

La otra declaración
"Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobernantes...", empieza diciendo en el preámbulo del documento que, como su par, se compone de 17 artículos.

"La revolución francesa había prometido darle la espalda al despotismo y la religión haciendo hincapié en la razón y la naturaleza", explica su biógrafo Olivier Blanc.

"Esas dos nociones son esenciales en el siglo XVIII, y Olympe se basa en ellas".

Artículo IV
"La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que le pertenece al otro; así el ejercicio de los derechos naturales de la mujer no tienen más límites que la tiranía perpetua que el hombre le impone. Esos límites deben de ser reformados por las leyes de la naturaleza y de la razón".

Además hablaba de que la libertad y la justicia son el motor impulsor de los derechos de las mujeres.

Y exigía tanto derechos políticos como civiles.

Artículo VI
"(...) todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, siendo iguales ante sus ojos (de la ley), deben de ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades, y sin otras distinciones que aquellas de sus virtudes y sus talentos".

Pero además de derechos, las mujeres debían tener deberes, los mismos que los de los hombres, como lo expresó en el artículo que más famoso se haría, por la frase que vaticinaría su futuro:

Artículo X
"Nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso fundamentales. Si la mujer tiene el derecho de subir al patíbulo, ella debe tener igualmente, el derecho de subir a la tribuna; mientras que sus manifestaciones no alteren el orden establecido por la ley".

No sólo eso
"La Libertad guiando al pueblo", Eugène Delacroix en 1830 FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

La libertad a veces tuvo cara de mujer, pero la Revolución no. ("La Libertad guiando al pueblo", Eugène Delacroix en 1830).

Parte de otro artículo, el XI, deja entrever una de las causas que defendió, por experiencia propia.

"Toda ciudadana puede en consecuencia decir libremente, soy madre de un hijo que le pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la forcé a disimular la verdad".

En su certificado de nacimiento decía que había nacido en Montauban en 1748, que su nombre era Marie Gouze y que su padre era un carnicero.

Pero ella dijo que siempre supo que realmente era hija ilegítima del marqués Jean-Jacques Lefranc de Pompignan, un reconocido magistrado y escritor que había sido amigo de su madre.

A los 17 años la casaron contra su voluntad con un comerciante, quien murió tres años más tarde dejándole un hijo, al que adoraba, y la privilegiada posición de viuda a la que nunca renunció, pues no sólo repudiaba el matrimonio sino que le permitía una libertad que no estaba al alcance de las mujeres solteras o casadas.

Pero en vez de identificarse como "la viuda de...", como dictaban las normas sociales, adoptó el nombre de Olympe de Gouges.

Cuando se enamoró del rico empresario Jacques Biétix de Rosières se fue con él a París y, aunque no contaba con una educación formal, se fue haciendo un nombre en el mundo literario y político particularmente por los temas que abordaba.

Retrato de Olympe de Gouges (Detalle), finales del siglo XVIII. Artista: Alexandre Kucharski. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Retrato de Olympe de Gouges (Detalle), finales del siglo XVIII. Artista: Alexandre Kucharski.

Luchó por los bastardos, alegando que los hijos ilegítimos debían tener las mismas protecciones que los legítimos.

Abogó por la instauración del divorcio y propuso para los cónyuges un contrato anual renovable.

Criticó la falta de universalidad de la Constitución de la nueva Francia, que sólo le concedió el sufragio a hombres blancos propietarios de tierra, dejando a gran parte de la población sin voz ni voto.

Y fue una abolicionista comprometida cuando no muchos lo eran.

Escribió una obra teatral que giraba en torno a la igualdad racial y dejaba hablar a los esclavos.

"Nos usan en estos climas como usan animales en los suyos. Vinieron aquí, se apoderaron de nuestra tierra, nuestra riqueza y nos esclavizaron en recompensa por las fortunas que nos robaron.

"Los campos que cosechan están sembrados de cadáveres de nativos y se riegan con nuestro sudor y nuestras lágrimas", dice Zamor, uno de los personajes principales.

Colonización francesa: venta de un esclavo en el siglo XVIII. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Colonización francesa: venta de un esclavo en el siglo XVIII.

"La esclavitud de los negros" fue aceptada por la Comédie Française -un gran logro en la época- y puesta en escena en 1792.

Cuando el lobby colonial, muy rico y patrocinador del teatro, vio en el escenario a hombres como los que mantenían en grilletes representados como seres sintientes, se aseguró de que las funciones se suspendieran tres días después del estreno.

Oídos sordos
Su declaración de los derechos de la mujer tampoco tuvo el efecto deseado en su momento, a pesar de que "siempre enviaba sus escritos políticos al presidente y a varios diputados de la Asamblea Nacional, y también a los directores de los periódicos y a todos los clubes políticos", como cuenta Blanc.

"Quería al menos que se debatieran los derechos de las mujeres en la Asamblea, pero nunca se incluyó en la agenda".

De hecho, en 1793, todo debate se cerraría, con el comienzo del período de El Terror, que buscó reprimir actividades contrarrevolucionarias y durante el cual hubo centenares de ejecuciones.

Entre las medidas que se tomaron, se les prohibió a las mujeres reunirse con grupos de cinco o más, no fuera que repitieran algo como la Marcha de Versalles.

La revolución pasó de ser un medio de liberación para ellas a un instrumento de su opresión.

Sin defensa
Pronto, la marea política se volvió contra moderados como Olympe.

Cuando los jacobinos prohibieron las expresiones de disidencia, ella se negó a permanecer en silencio, arriesgando su vida.

No sólo llamó a rechazar la violencia, sino que distribuyó un cartel incendiario llamado "Las tres urnas" que instaba a los franceses a votar para decidir por sí mismos cuál forma de gobierno les favorecía más: una república unitaria, un sistema federal o una monarquía constitucional.

"Las tres urnas". Pie de foto, "Las tres urnas", el documento que la condenó.

Fue un acto suicida, señalan los versados, pues seguramente sabía que la Convención Nacional no admitía desafíos a su poder soberano y que su facción dominante, los jacobinos, dejaba claro en cada decreto que la estructura ideológica de su Estado no era negociable: la República, era una e indivisible.

Las autoridades la arrestaron bajo cargos de sedición, y el tribunal revolucionario la condenó a muerte.

En su expediente consta que todo se basó en acusaciones: únicamente hubo testigos en su contra.

Tampoco tuvo abogado, pues el tribunal dictaminó que se podía defender sola.

El 3 de noviembre de 1793, a los 45 años de edad, la vida de Olympe terminó de la misma forma que la de María Antonieta dos semanas antes.

La "virago"
Pocos días después, La Feuille du Salut Public, el diario oficial de los revolucionarios, reportó su condena diciendo:

"Olympe de Gouges, nacida con una imaginación exaltada, tomó su delirio por una inspiración de la naturaleza.

"Empezó diciendo tonterías y acabó adoptando el proyecto de los pérfidos que quieren dividir Francia: quería ser estadista y parece que la ley castigó a esta conspiradora por haber olvidado las virtudes propias de su sexo".

Grabado de Olympe de Gouges. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto, Grabado de Olympe de Gouges.

Ese mismo día, el presidente de la Comuna de París, Pierre-Gaspard Chaumette, uno de los arquitectos de El Terror, puso como ejemplo a Olympe como advertencia a las mujeres "desnaturalizadas" que quisieran "ir a los lugares públicos, a las galerías a escuchar discursos, al bar del senado".

"Acuérdense de esa virago, de esa mujer-hombre, de la Olympe de Gouges desvergonzada que abandonó todos los cuidados domésticos, para involucrarse en la República […] Este olvido de las virtudes de su sexo la llevó al patíbulo".

"Es una terrible ironía que una de los revolucionarias más elocuentes del siglo XVIII haya sido ejecutada en la plaza de la Concordia por ser una supuesta traidora a la revolución, y la pregunta es por qué", declara la historiadora Amanda Foreman.

"Yo creo que es porque, siendo mujer, irrumpió la esfera de la política y utilizó las herramientas supuestamente masculinas de la razón, el ingenio y la lógica para promover una agenda feminista".

En reversa
La ejecución de Olympe marcó el comienzo de una reacción política contra las mujeres.

Mujeres disfrazadas llevando carteles con la imagen de Olympe de Gouges, en el Día Internacional de la Mujer 2021 en Valencia, España. FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Pie de foto,

Olympe de Gouges presente en el Día Internacional de la Mujer 2021 en Valencia, España.

En 1795 se les prohibió la entrada a la Asamblea Nacional, se les ordenó que se quedaran en casa y se abstuvieran de tener opiniones propias.

Cuando Napoleón se convirtió en emperador instituyó el Código Napoleónico, que le dio a los padres y maridos el poder supremo sobre sus hijas y esposas.

En 1804 las mujeres eran tan impotentes, si no más, como las que habían antecedido a las que marcharon a Versalles en 1789.

Para las francesas, el Código fue el legado más perdurable de la revolución, pues rigió sus vidas hasta mediados del siglo XX.

Sólo obtuvieron el voto en 1946 y pasaron otros veinte años antes de que pudieran trabajar sin permiso de sus maridos.

"Pero las batallas de la revolución francesa no fueron irrelevantes", subraya Foreman.

"Mujeres como Olympe de Gauges encendieron las llamas del feminismo moderno y una vez que prendidas, no había marcha atrás".

El legado de Olympe empezó a redescubrirse en el siglo XX, tras casi dos siglos de olvido.

Su Declaración de los Derechos de la Mujer y Ciudadana encontró su lugar -y, finalmente, su tiempo- entre los textos fundamentales de la emancipación femenina.

Hoy, según le dijo a la BBC la historiadora y autora Catherine Marand-Fouquet, "es reconocida en todo el mundo como un brillante ejemplo de la defensa de los derechos humanos".

viernes, 22 de octubre de 2021

Cuál fue el decisivo rol de las mujeres en la Revolución francesa (y el trágico final que sufrieron algunas de ellas)

 

Los Días de Octubre o La Marcha de Octubre, cuando las mujeres marcharon hasta el palacio de Versalles.

"Maté a un hombre para salvar a 100.000", fue lo que supuestamente dijo Charlotte Corday durante su juicio por el espantoso asesinato del revolucionario Jean-Paul Marat.

Desilusionada por la dirección radical y violenta que estaba tomando el grupo Montagnard, del cual Marat era uno de los líderes, Corday se coló dentro de su casa el 13 de julio de 1793.

Sorprendió a Marat mientras este trabajaba en su bañera y le clavó un cuchillo en el pecho, matándolo instantáneamente.

Su acto de violencia, inmortalizado en la pintura de Jacques-Louis David La muerte de Marat es uno de los más infames del período, ocasionó fuertes reacciones que se propagaron por París y cambió la percepción de las capacidades de las mujeres.

Pero Corday no fue de ninguna forma la única mujer que aprovechó la Revolución francesa como una oportunidad para la acción.

Salones y sociedades
Antes de la revolución, a los ojos de muchos pensadores de la Ilustración, las diferencias biológicas marcaban a las mujeres como seres inferiores a los hombres en el orden natural.

Se esperaba que las mujeres se sometieran a sus padres y maridos.

"La muerte de Marat" del pintor Jacques-Louis David, una de las obras más conocidas del período de la Revolución Francesa.

Y aunque algunas mentes de la época, incluido el filósofo Jean-Jacques Rousseau, pensaban que las mujeres debían tener derecho a una educación, esta debería centrarse en cuidar y educar a los niños ya que las mujeres se diferenciaban de los hombres en sus "derechos naturales".

Sin embargo, a medida que la revolución se extendió por Francia, trayendo ideales de igualdad y fraternidad, las mujeres encontraron formas de participar en todos los aspectos.

Hubo quienes vieron la oportunidad de promover los derechos de las mujeres junto con los de los hombres franceses, como la activista y escritora Olympe de Gouges.

En 1791, de Gouges declaró que "la mujer nace libre y vive en igualdad de derechos con el hombre".

Había mujeres, como Marie-Jeanne Roland y Germaine de Staël, conocidas como sallonières, que organizaban salones donde se fomentaban las ideas revolucionarias y se negociaba el poder político.

Y por supuesto, hubo mujeres que tomaron las armas.
En octubre de 1789, cuando la escasez de harina y el hambre en París generaban un descontento que se convertiría en ira, las mujeres estaban en el centro de la vorágine.

La marcha a Versalles
La ira por la creciente escasez de alimentos llevó a miles de personas a enfrentarse al rey en persona.

Las mujeres desempeñaron un papel fundamental en un evento conocido como los Días de Octubre o la Marcha de Octubre, que impulsó la primera etapa de la revolución hacia un nuevo equilibrio de poder.

En la mañana del 5 de octubre de 1789, muchas mujeres parisinas se manifestaban por el precio del pan en París.

La harina escaseaba y había una sensación cada vez mayor de que se les negaba la comida a los pobres a propósito.

También hubo rumores de que la noche anterior el rey Luis XVI había entretenido a los oficiales con un espléndido banquete.

Pronto, a las manifestantes se les unieron otras mujeres de los mercados cercanos o de la creciente turba que rodeaba al Hôtel de Ville (ayuntamiento) y que había saqueado la armería de la ciudad. 

Los números aumentaron aún más con otros agitadores que buscaban una reforma política. Y un grupo de hasta 7.000 personas marchó más de 19 kilómetros hasta el sur de Versalles para presentar demandas al rey.

Las conversaciones tuvieron lugar durante toda la noche. Aunque en las primeras horas del 6 de octubre algunos alborotadores lograron acceder al palacio para buscar los aposentos de la reina.

La insurrección fue sofocada rápidamente por las tropas del rey, pero la situación siguió siendo tensa, y el Marqués de Lafayette convención a Luis XVI para que se dirigiera a los manifestantes que todavía estaban surgiendo alrededor del palacio.

La violencia cesó cuando el Rey dijo que él y su familia abandonarían su opulento palacio y se mudarían a París. Una vez allí, estarían bajo el control de la gente.

La Marcha de Octubre demostró el poder y la capacidad de la gente común, el tercer estado o tercer estamento , y lo que es más importante, las mujeres de París.

Louis XVI dejó el Palacio de Versalles junto con el resto de la familia real debido a los sucesos de octubre de 1789.

Mismos derechos
También hubo quienes solicitaron al gobierno derechos más particulares.

En marzo de 1792, Pauline Léon se dirigió a la Asamblea Legislativa en nombre de las mujeres parisinas para sugerir que se formara una milicia femenina para defender sus hogares en medio de una creciente violencia contrarrevolucionaria.

Aunque fue finalmente rechazada, su petición fue firmada por más de 300 mujeres.

Léon no era ajena a la lucha armada. Había marchado a la Bastilla en julio de 1789 llevando su propia pica.

Pero al igual que con otras mujeres, la participación de Léon no se limitó a disturbios y manifestaciones.

En 1793, junto con la actriz Claire Lacombe, fundó la Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias, una organización de corta duración que presionó por el derecho de las mujeres a contribuir a la revolución.

El Club Patriótico de Mujeres, una de las muchas sociedades conformadas por mujeres durante la Revolución Francesa.

No fue de ninguna forma la única sociedad de ese tipo, ya que los clubes sociales y los salones revolucionarios se convirtieron en centros importantes, aunque con misiones distintas.

Por ejemplo, aunque se recuerda con razón a Marie-Jeanne Roland como una mujer influyente de la revolución, no era una defensora de los derechos políticos de las mujeres ya que sentía que todavía eran más afectivas en sus roles domésticos y detestaba el comportamiento radical de los sans-culottes (la mayoría de la gente de clase trabajadora de París).

También estaban las que hoy podríamos llamar "aliados masculinos", como el intelectual y aristócrata Marie-Jean Caritat, Marqués de Condorcet.

En julio de 1790 publicó un artículo en un periódico en el que sostenía que los millones de mujeres de Francia debían gozar de los mismos derechos que los hombres.

El artículo causó sensación al abordar el sentimiento al abordar el sentimiento generalizado de que las mujeres no poseían a misma capacidad que los hombres para la racionalidad o el sentido de la justicia.

Al contrario, Condorcet desafió a los críticos a "mostrar una diferencia natural entre hombres y mujeres en las que legítimamente podría basarse en la exclusión".

A su vez, el artículo de Condorcet inspiró al Círculo Social, uno de los clubes sociales más progresistas de la París revolucionaria, que lanzó una campaña por los derechos de la mujer entre 1790 y 1791.

Olympe de Gouges, fue la autora de la "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana".

Ambiciones obstaculizadas
Pero el periodo de la revolución que le dio a las mujeres ese sentido de progreso social no duraría mucho.

A pesar de su presencia en el centro de muchas facciones y salones, la opinión predominante seguía siendo que las mujeres podían servir mejor a la causa actuando como "madres republicanas", responsables de enseñar a sus hijos a honrar y amar a la República y apoyar a la nueva sociedad que estaba siendo tallada.

Una y otra vez, los críticos insistieron en que la naturaleza determinaba roles diferentes para hombres y mujeres.

Estas divisiones y objetivos divergentes, tanto entre individuos como entre clases de mujeres, y reflejados en e movimiento en general, obstaculizaron cualquier posibilidad de progreso real.

En mayo de 1793, las mujeres fueron desterradas de los procedimientos gubernamentales y poco después se les prohibió formar asambleas políticas.

El asesinato por Corday de Marat en julio se convirtió en un punto de inflexión para el gobierno revolucionario. Y en octubre de 1793, todos los clubes de mujeres fueron prohibidos.

La cuestión de si la Revolución francesa promovió los derechos de las mujeres sigue siendo un tema polémico entre los historiadores de hoy.

Se otorgaron algunos derechos sociales a las mujeres: las nuevas leyes de sucesión, por ejemplo, significan que, independientemente del género, los hijos pueden heredar la riqueza de los padres por igual.

Marie-Jeanne Roland llegó a tener peso político en la Francia revolucionaria.

Hubo otro paso adelante para la condición jurídica de las madres solteras y sus hijos. Mientras que una nueva ley permitió otorgar igualdad de condiciones para hombres y mujeres en el divorcio.

Pero cuando Napoleón llegó al poder, los ideales de la "maternidad republicana" perseveraron.

Aunque la revolución fue sin duda una época de gran debate sobre el estatus y los derechos de las mujeres de todas las clases sociales, la revolución no cambió mucho en términos de su capacidad para contribuir a una democracia francesa.

Y aunque la revolución tuvo efectos prolongados, no puede verse como un contribuyente directo al sufragio femenino en Francia, un derecho que no recibirían sino hasta 1945.

El precio que pagaron
Tres mujeres terminaron pagando el precio máximo por sus actividades políticas.

Olympe de Gouges
La escritora y activista nació como Marie Gouze, hija de un carnicero autodidacta del sur de Francia. Ella fue en gran parte responsable de la introducción de los derechos de las mujeres a la causa revolucionaria.

Dirigiendo su folleto "Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadanía" a la reina María Antonieta en 1791, Gouze se convirtió en una voz unificadora para las mujeres.

Sus escritos, junto con su relación con el grupo político Girondino, fue también su sentencia de muerte. Fue denunciada como "antinatural" y guillotinada durante El Terror en 1793.

Marie-Jeanne Roland
Fue escritora y anfitriona de un salón burgués clave de París en el que se gestaron por primera vez los ideales revolucionarios.

Obtuvo influencia en el gobierno cuando su esposo, Jean-Marie Roland, se convirtió en Ministro del Interior bajo Luis XVI en 1792.

Ayudó a redactar muchos discursos gubernamentales, incluida una carta de su esposo que criticaba al rey.

Los Roland continuaron ejerciendo su poder e influencia en el centro de la facción girondina.

Marie-Jeanne fue arrestada en mayo de 1793 en lugar de su esposo, quien había huido por temor a su propia detención.

Fue ejecutada por guillotina en noviembre de ese año. Sus últimas palabras fueron "¡Oh, libertad! ¡Qué crímenes se cometen en tu nombre!"

Charlotte Corday, responsable del asesinato de Marat.
Una aristócrata menor, Corday estuvo involucrada en la revolución desde sus primeros días, asistiendo a reuniones políticas e inspirándose en las ideas de la facción girondina.

Sintió que la facción Montagnard era demasiado radical y quería salvar la revolución eliminando a su líder Jean-Paul Marat.

El asesinato de Marat mientras se bañaba fue un punto de inflexión infame en cómo se veían a las mujeres en la revolución.

Corday fue guillotinada en 1793 y sigue siendo un símbolo de las acciones de las mujeres durante el tumulto que se extendió por Francia. 

 *Elinor Evans es la editora digital interina de HistoryExtra.com. Ella encarga y escribe artículos de historia para el sitio web y entrevista regularmente a historiadores para el galardonado podcast History Extra.