...Como una música interna la columna entrevista avanza en nuestro pecho y nos conduce al movimiento siguiente.
Desde Cibeles vimos acercarse la columna de Sol, la luz atravesaba pancartas y velaba los cuerpos, todo era inminencia. Pisamos el asfalto que es nuestro, las distintas columnas confluyeron en Neptuno desbordándolo, hubo fotografías, orgullo. Luego, el regreso dejaba personas detenidas e inquietud, nos habíamos ido y las demandas permanecían, seguía la deuda intacta, no habíamos arrebatado siquiera un fuerte aun cuando fuera intermitente y movedizo, nada de lo privatizado nos había sido devuelto. Sin embargo, como una música interna la columna entrevista avanza en nuestro pecho y nos conduce al movimiento siguiente.
Hay quien habla de diversificar “en grupos pequeños y transversales, con riesgos asumidos y controlados, que busquen impacto comunicativo”; quien apunta al 14 de abril y comenta que la palabra columna remite a las columnas milicianas, “un conglomerado de pequeñas unidades, fuerzas y servicios, donde todos los escalones están en el primer nivel”; quien propone “la creación y extensión de colectivos locales, suficientemente coordinados, capaces de pasar a la ofensiva y bloquear la ejecución de los planes de privatización”; quien recuerda que la estrategia requiere a veces cautela para sorprender.
A lo que podría ser fácil y libre le han puesto un precio; no bastarán denuncias y solicitudes, la explotación diaria se ampara en cárcel, daño, tierra quemada. Y mientras, poco a poco, advertimos que la suma de voluntades dispersas nos hace menos débiles, y la palabra unidad deja de darnos miedo, reaparece, como siempre ha sido en cada una de las luchas, el conflicto entre el ahora y el futuro. Construir ahora espacios, redes, experiencias, medios distintos, que se guían por lógicas nuevas y al hacerlo se entrenan, nos entrenan, pero que han de vivir acorralados. O luchar por un futuro donde esas lógicas nuevas sean lo existente. O borrar la disyuntiva pues lo necesitamos todo.
Luchamos tanto por las capacidades que ahora ejercemos a trancas y barrancas, a la contra, intentando, aprendiendo, parando golpes, como por las que -y es bueno imaginarlas- no podemos desarrollar ahora, por lo que ahora no podemos ser y sí seremos el día que la presión sea levantada, desatemos brazos y tanto puto dolor evitable, tanta fatiga a causa de lo absurdo, sucumban bajo la intensidad de nuestra vida en pie.
Belén Gopegui. Diagonal
Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/culturas/ahora-y-futuro.html-0
Ilustración de la artista polaca, Pawla Kuczynskiego, facilitada por nuestra compañera Marga.
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viernes, 15 de marzo de 2013
“El actual modelo agrario es un suicidio colectivo”
El activista y campesino Jerónimo Aguado explica que es necesario recuperar la soberanía alimentaria perdida por las políticas neoliberales
Jerónimo Aguado es campesino y activista de la Plataforma Rural, organización integrada en el movimiento internacional La Vía Campesina, que forma una coalición de más 150 organizaciones, presente en 70 países y que cumplirá 22 años de andadura en abril.
Aguado es además educador de la Universidad Popular Paulo Freire y miembro del proyecto Amayuelas Municipio Ecológico. Practica la agricultura ecológica desde hace 25 años y lleva gran parte de su vida denunciando las políticas de la UE y la Organización Mundial del Comercio que ponen en riesgo la soberanía alimentaría de los pueblos.
Aguado participó recientemente en la presentación del libro de Walden Bello Foods Wars, (Guerras de alimentos) en Madrid, publicado por la editorial Virus y que cuenta con un epílogo realizado por Tom Kucharz (activista y experto en agroecología de Ecologistas en Acción), sobre la crisis alimentaria y su relación con el sistema capitalista.
Según Aguado “libros como éste dan coherencia y sentido a todas nuestras luchas”, en referencia al panorama internacional que documenta el profesor filipino Bello sobre la imposición de la agroecología y el modelo neoliberal, y sus consecuencias a escala planetaria.
Sin población rural agraria
La repercusión de estas políticas en el Estado español también es devastadora. “Se nos impide nuestro derecho a ser campesinos y campesinas”, denuncia Aguado. Y da un dato revelador: “Cuando nos incorporamos a la UE contábamos con un 20% de población activa dedicada al campo, ahora estamos rondando un 4%. Queremos paralizar esto, porque sin agricultores ni agricultoras no es posible la soberanía alimentaria”, afirma. Para eso ha sido fundamental organizarse como movimiento y en la actualidad La Vía Campesina en el Estado español está formada por campesinos sin tierra y pequeños agricultores.
Las organizaciones integradas en La Vía Campesina son la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), el Sindicato Obrero del Campo (SOC) y la Plataforma Rural, ésta última como organización asociada.
Según Aguado, estas organizaciones tienen grandes retos en el Estado español. “El primero, paralizar el desmantelamiento de la agricultura fruto del modelo agroalimentario impuesto a escala global”. Apunta que otro reto fundamental es abordar la necesitad de volver al campo en el Estado español, “de donde nunca tuvimos que salir”, y en el que se produce “lo básico para poder sobrevivir: los alimentos”, recuerda.
Abrazar la tierra
“La gente de La Vía Campesina decimos que hay que volver al campo para abrazar la tierra”, declara el activista de esa organización. Considera que esta frase tiene un doble sentido. Por un lado, volver a la práctica de “la agricultura de nuestros antepasados que no es la agricultura ecológica, ni siquiera la agroecología, es la agricultura campesina y local”, para ponerla al servicio de los pueblos. Eso quiere decir “el derecho de los pueblos a ser soberanos alimentariamente, ofreciendo alternativas al modelo neoliberal, que nos está colocando en una situación de suicidio colectivo”, dice Aguado.
Apunta también que el fenómeno de acaparamiento de tierras (expolio y compra de terrenos por las multinacionales) no se da sólo en África o Latinoamérica. “En el Estado español, grandes sociedades anónimas y terratenientes se están haciendo con grandes extensiones de tierras en el mundo rural”. Además, denuncia que estas transnacionales y agentes se apropian de los bienes comunes básicos para la agricultura, como el agua y las semillas, que gestionan grandes multinacionales como Monsanto.
“Es necesario desobeder las leyes impuestas por la OMC” Uno de los grandes retos de las organizaciones campesinas del Estado español, como La Vía Campesina, es abanderar la desobediencia de las leyes impuestas por la Organización Mundial del Comercio (OMC), apunta el campesino y representante de Plataforma Rural Jerónimo Aguado. “Nos impiden nuestro derecho a ser campesinos y campesinas y producir alimentos sanos y nutritivos. Además, nos tratan como delincuentes; las normas que nos ponen para producir alimentos son perversas”, asegura. María José Esteso Poves. Diagonal
Ilustración de la artista polaca,Pawla Kuczynskiego.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/actual-modelo-agrario-es-suicidio-colectivo.html
Jerónimo Aguado es campesino y activista de la Plataforma Rural, organización integrada en el movimiento internacional La Vía Campesina, que forma una coalición de más 150 organizaciones, presente en 70 países y que cumplirá 22 años de andadura en abril.
Aguado es además educador de la Universidad Popular Paulo Freire y miembro del proyecto Amayuelas Municipio Ecológico. Practica la agricultura ecológica desde hace 25 años y lleva gran parte de su vida denunciando las políticas de la UE y la Organización Mundial del Comercio que ponen en riesgo la soberanía alimentaría de los pueblos.
Aguado participó recientemente en la presentación del libro de Walden Bello Foods Wars, (Guerras de alimentos) en Madrid, publicado por la editorial Virus y que cuenta con un epílogo realizado por Tom Kucharz (activista y experto en agroecología de Ecologistas en Acción), sobre la crisis alimentaria y su relación con el sistema capitalista.
Según Aguado “libros como éste dan coherencia y sentido a todas nuestras luchas”, en referencia al panorama internacional que documenta el profesor filipino Bello sobre la imposición de la agroecología y el modelo neoliberal, y sus consecuencias a escala planetaria.
Sin población rural agraria
La repercusión de estas políticas en el Estado español también es devastadora. “Se nos impide nuestro derecho a ser campesinos y campesinas”, denuncia Aguado. Y da un dato revelador: “Cuando nos incorporamos a la UE contábamos con un 20% de población activa dedicada al campo, ahora estamos rondando un 4%. Queremos paralizar esto, porque sin agricultores ni agricultoras no es posible la soberanía alimentaria”, afirma. Para eso ha sido fundamental organizarse como movimiento y en la actualidad La Vía Campesina en el Estado español está formada por campesinos sin tierra y pequeños agricultores.
Las organizaciones integradas en La Vía Campesina son la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), el Sindicato Obrero del Campo (SOC) y la Plataforma Rural, ésta última como organización asociada.
Según Aguado, estas organizaciones tienen grandes retos en el Estado español. “El primero, paralizar el desmantelamiento de la agricultura fruto del modelo agroalimentario impuesto a escala global”. Apunta que otro reto fundamental es abordar la necesitad de volver al campo en el Estado español, “de donde nunca tuvimos que salir”, y en el que se produce “lo básico para poder sobrevivir: los alimentos”, recuerda.
Abrazar la tierra
“La gente de La Vía Campesina decimos que hay que volver al campo para abrazar la tierra”, declara el activista de esa organización. Considera que esta frase tiene un doble sentido. Por un lado, volver a la práctica de “la agricultura de nuestros antepasados que no es la agricultura ecológica, ni siquiera la agroecología, es la agricultura campesina y local”, para ponerla al servicio de los pueblos. Eso quiere decir “el derecho de los pueblos a ser soberanos alimentariamente, ofreciendo alternativas al modelo neoliberal, que nos está colocando en una situación de suicidio colectivo”, dice Aguado.
Apunta también que el fenómeno de acaparamiento de tierras (expolio y compra de terrenos por las multinacionales) no se da sólo en África o Latinoamérica. “En el Estado español, grandes sociedades anónimas y terratenientes se están haciendo con grandes extensiones de tierras en el mundo rural”. Además, denuncia que estas transnacionales y agentes se apropian de los bienes comunes básicos para la agricultura, como el agua y las semillas, que gestionan grandes multinacionales como Monsanto.
“Es necesario desobeder las leyes impuestas por la OMC” Uno de los grandes retos de las organizaciones campesinas del Estado español, como La Vía Campesina, es abanderar la desobediencia de las leyes impuestas por la Organización Mundial del Comercio (OMC), apunta el campesino y representante de Plataforma Rural Jerónimo Aguado. “Nos impiden nuestro derecho a ser campesinos y campesinas y producir alimentos sanos y nutritivos. Además, nos tratan como delincuentes; las normas que nos ponen para producir alimentos son perversas”, asegura. María José Esteso Poves. Diagonal
Ilustración de la artista polaca,Pawla Kuczynskiego.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/actual-modelo-agrario-es-suicidio-colectivo.html
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