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viernes, 17 de mayo de 2024

‘El Espartaco Negro’, de Sudhir Hazareesingh: un esclavo con “alma de hombre libre”.


'El Espartaco Negro’, de Sudhir Hazareesingh
Retrato de Toussaint Louverture, obra de George DeBaptiste (1870).
La biografía de Toussaint Louverture muestra a un personaje épico y original, de pensamiento ilustrado y ferviente defensor de la fraternidad en el Haití de la época colonial francesa.

Cualquier viajero probablemente se haya encontrado en Francia con algún espacio dedicado a la memoria de Toussaint Louverture, uno de los principales líderes de una revolución que, desde 1791 hasta 1804, transformó la colonia de Saint-Domingue. El mito del Espartaco Negro ha atravesado épocas. Fue celebrado y denigrado a partes iguales. Nunca ha dejado indiferente a nadie. Se convirtió en un icono universal de liberación y su eco llegó con fuerza al mundo afroamericano de Estados Unidos. Pero Haití se encuentra en el margen de los márgenes y su figura ha caído en el olvido, pese a su liderazgo en la primera lucha anticolonial. Hace unos años, Sudhir Hazareesingh, uno de los más sugerentes historiadores sobre la Francia contemporánea, quiso recuperar la biografía de un personaje con demasiadas aristas. Cambiaba de temática y de espacio, pero lo hacía con la solvencia de quien maneja con soltura los archivos de medio mundo. En El Espartaco Negro nos muestra a un Louverture épico y original, que sigue teniendo mucho que contar a nuestro tiempo.

Louverture nació esclavo en la misma Saint-Domingue que le hizo célebre. Pero, como él mismo señaló, la naturaleza le otorgó “el alma de un hombre libre”. En aquel entonces Haití era un infierno en tierra. A pesar de que su padre era una figura dentro de la comunidad esclava, sus compañeros de desgracia no pudieron imaginar jamás lo que el futuro depararía a aquel niño. Fue desarrollando una interpretación de la realidad que entrelazaba una profunda fe cristiana con las raíces africanas de su familia. Su papel dentro de la plantación como mediador en diferentes disturbios le otorgaron la libertad. Pudo escoger su propio nombre: “la apertura” de un hombre emancipado. Su relación con su antiguo dueño favoreció a su comunidad y Toussaint le ayudó a escapar de la isla al inicio de la rebelión. El primero de los presidentes haitianos elegidos democráticamente, Jean-Bertrand Aristide, le achacó precisamente su trato con los opresores.

Su republicanismo fue mestizo porque caminaba entre el misticismo afroamericano, el realismo político y la defensa de un orden moral católico.

La fraternidad fue el pilar intelectual de sus planteamientos políticos. El ideal ilustrado había calado con fuerza en su pensamiento y mantuvo siempre una esperanza inquebrantable en la humanidad. Apostaba por la regeneración a través de la educación para crear ciudadanos conscientes. Su republicanismo fue mestizo porque caminaba entre el misticismo afroamericano, el realismo político y la defensa de un orden moral católico. En 1791, fue uno de los protagonistas de la primera gran revolución anticolonial. La Revolución Francesa había cambiado el marco de debate. La discusión sobre los derechos de los esclavos alimentó la confrontación dentro de la sociedad haitiana. Entonces los negros mataron a los blancos con ayuda de otros blancos, y los blancos mataron a los negros con la colaboración de otros negros. Después de esta sangrienta rebelión, Louverture se unió a los republicanos franceses para defender la colonia de sus enemigos, especialmente de los británicos. Los jacobinos habían buscado la abolición de la esclavitud. La diversidad étnica de la población negra no hacía fácil la generación de una identidad propia. Pero lo intentó desde los diversos cargos políticos y militares que tuvo. Era el hombre fuerte de Haití.

Toussaint es reconocido como el principal defensor de la emancipación de los esclavos, pero eso no le impidió moverse a partir de cálculos estratégicos. Estuvo con los esclavos rebeldes, jugueteó con los españoles y, luego, defendió y se enfrentó a los franceses. La ambigüedad gobernó muchas de sus decisiones. Hazareesingh nos describe las formas de un paladín militar que consiguió éxitos en el campo de batalla y más de una herida. Louverture desafió y ganó a las autoridades francesas en más de una ocasión. En París sabían que no podían hostigarle si querían mantener a Saint-Domingue bajo su dominio. Para 1798, la isla era una ruina. Los excesos revolucionarios habían devastado todo. Los roces con la metrópoli eran habituales. Toussaint decidió apostar por la búsqueda de autonomía y restablecer relaciones económicas con el entorno, especialmente con Estados Unidos. Consiguió el control de parte del territorio. Pero la aparición de Napoleón en escena lo cambió todo. El encuentro con sus emisarios demostró que el acuerdo era imposible. El emperador se negó a aceptar la Constitución de 1801. Louverture llevó entonces al extremo al ejército francés. Como consecuencia de un engaño, fue apresado y trasladado a Francia. Allí murió en prisión.

Louverture ya se había convertido en mito. Sin embargo, esta no es una hagiografía, aunque a veces se deje deslumbrar por el personaje. Hazareesingh no esconde el lado más despiadado del personaje. El Espartaco Negro es una obra panorámica que conjuga un análisis global con incursiones microhistóricas. La combinación es sorprendente y demuestra la capacidad que posee una biografía bien hecha para explicar toda una época. Antes de su muerte, nuestro protagonista señaló que no se podría acabar con el tronco de la libertad que había germinado en Haití, sus raíces estaban muy arraigadas. No alcanzó a entender que había otras formas de servidumbre. En 1825, Francia obligó a los haitianos a pagar el 300% de su PIB más intereses por su independencia. Pero eso es otra historia.

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Portada de 'El Espartaco Negro', de Sudhir Hazareesingh. El Espartaco Negro Sudhir Hazareesingh Traducción de Joan Eloi Roca Ático de los Libros, 2024 656 páginas. 34,95 euros