Mostrando entradas con la etiqueta Virgilio Peña. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Virgilio Peña. Mostrar todas las entradas

miércoles, 13 de julio de 2016

Muere Virgilio Peña, combatiente republicano, preso 40.843 en Buchenwald


Virgilio Peña, en una imagen de 2005 en la exposición 'Imágenes y Memoria de Mauthausen', en Sevilla.
El fallecido, de 102 años, compartió barracón con Semprún en el campo de concentración tras luchar en la guerra civil española y en la Resistencia francesa

A sus 102 años, al combatiente republicano español Virgilio Peña le llegó el reconocimiento de Francia a finales del mes pasado, solo dos semanas antes de morir. Nombrado caballero de la Orden Nacional de la Legión el pasado 24 de junio, falleció este miércoles en Billère (Pau). Comunista desde su adolescencia, combatió en la guerra civil española y luego en la Resistencia francesa hasta que fue deportado al campo de concentración de Buchenwald. Allí compartió el barracón número 40 con Jorge Semprún, el político y escritor español muerto hace cinco años.

Virgilio Peña, en una imagen de 2005 en la exposición 'Imágenes y Memoria de Mauthausen', en Sevilla. PÉREZ CABO

Hijo de la churrera del pueblo y de un campesino, Virgilio Peña nació en enero de 1914 en Espejo (Córdoba). A los diez años perdió a su padre, pero de él le quedó grabado su activismo sindical en el medio rural y su ideología comunista. A los 17 ya militaba en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), de tendencia marxista y revolucionaria.

Los primeros vientos de guerra le llegaron con 22 años y, pese al peligro que implicaba, colgó del balcón de su casa la bandera republicana. De allí la arrancaron los fascistas que tomaron su pueblo el primer día del golpe de Estado, el 18 de julio de 1936. Como miliciano, Peña combatió para que en los pueblos próximos como Villa del Río o Bujalance no ocurriera lo mismo.

Dos meses después y cientos de muertos ante sus ojos, el 25 de septiembre recuperó con otros milicianos y militares republicanos el control de su pueblo. Enrolado en el Ejército regular en una unidad de transmisiones, participó en decenas de batallas, incluidas las de Teruel y el Ebro, y fue herido en dos ocasiones.

Perdida la guerra, Peña fue uno de los 500.000 españoles de La Retirada, la columna de derrotados que entre enero y febrero de 1939 llenó en pésimas condiciones las playas del sureste francés de combatientes leales a la República. Mientras muchos compatriotas se quedaban en campos construidos para los llamados “Indeseables” –españoles, gitanos, judíos...-, como el de Rivesaltes, Virgilio Peña se enroló en la Resistencia, convencido de que, si Alemania perdía la guerra, también en España caería la dictadura del general Franco.

Guardaba su pistola bajo las tejas de la pensión en la que vivía cerca de Pau y ayudaba a los patriotas franceses a vigilar a los alemanes, fijar objetivos o castigar a colaboracionistas. Un compatriota lo delató. “Creo que era de Jaén”, contaba en la que quizás haya sido su última entrevista publicada que la difundió EL PAÍS el pasado 10 de junio.

Bajo la supervisión del sanguinario comisario Pierre Poinsot, Peña fue torturado antes de ser entregado a los nazis. Su dramático traslado al campo de exterminio de Buchenwald, contado al detalle en esa entrevista, lo convirtió en el preso 40.843 en el barracón donde ya estaba Semprún, también entonces del Partido Comunista.

En Buchenwald, a Peña le llamaban El Campesino porque era el único agricultor. Cosido a su uniforme a rayas, el triángulo rojo de “terrorista” con la S de Spanien. “Siempre me ha tocado lo peor en la vida”. Allí vio trasladar a miles de personas a los hornos crematorios. Y a Semprún salvar a algunos al modificar nombres en las fichas de los presos.

Pesaba 42 kilos cuando el campo fue liberado por tropas estadounidenses en abril de 1945. Él se quedó dentro dos meses más porque no tenía a dónde ir. Regresó a Pau. Su pistola ya no estaba bajo las tejas. Empezó a trabajar en el campo y, después, como alpargatero y albañil.

En los últimos años, aquejado de una enfermedad renal pero en perfectas condiciones mentales, vivía acompañado temporalmente por alguna de sus tres hijas o su hijo. Evelyn fue la que le acompañó en los últimos días. Y el activista y cineasta Jean Ortiz, asiduo visitante. “Se apagó su corazón, pero no su cabeza”, cuenta Ortiz, autor, junto con Dominique Gautier, de la película “Espejo Rojo”, que en 2005 dio a conocer la figura de Peña. “Nunca había querido contar nada hasta entonces”, recuerda Ortiz.

Cuando hace dos semanas le impusieron la legión de honor en el ayuntamiento de Billère, el alcalde, el socialista Jean-Yves Lalanne, colocó en el balcón del consistorio la bandera republicana española y la mantuvo pese a las protestas del cónsul español, Fernando Riquelme. “Arriesgó su vida por salvar a la República española y luego se alistó en la Resistencia francesa. Milagrosamente sobrevivió al campo de exterminio de Buchenwald”, resumió el regidor. "No retiré la bandera porque no era un ceremonia franco-español, sino un homenaje a un combatiente que lo merecía", ha declarado este jueves.

En Espejo hay una calle con el nombre de Virgilio Peña. "Eso me emocionó más que nada", recordaba el luchador español. Murió en la clínica Marzet de Pau. El último adiós de su familia será este jueves en esa ciudad, en el crematorio de la calle dedicada a Pierre Brosolette, periodista y resistente socialista torturado hasta la muerte por la Gestapo en París el 22 de marzo de 1944.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/07/06/actualidad/1467836965_313897.html

Muere en Francia Virgilio Peña, el miliciano que jamás quiso abandonar la primera línea de fuego. Héroe republicano y el superviviente más viejo del campo de Buchenwald.

Carlos de Urabá
Rebelión

El pasado miércoles 6 de julio ha fallecido en la localidad de Pau-Francia el miliciano Virgilio Peña -quien hace tan sólo hace unos días fuera condecorado con la Legión de Honor por parte del Gobierno francés-.

Nacido en Espejo el 1 de enero de 1914 este hijo de campesinos y jornaleros de la campiña cordobesa desde la más temprana edad se propuso romper las cadenas de la opresión y la ignorancia a la que habían sido condenados los de su estirpe. Ese espíritu rebelde y combativo lo acompañó hasta el final de sus días. Con sus 102 años de edad ha sido un testigo privilegiado de los hechos históricos más trascendentales de la España contemporánea.

Con arrojo y valentía se enroló voluntariamente en las milicias populares en defensa del legítimo gobierno de la república víctima del golpe de estado perpetrado por una camarilla de militares traidores el 18 de julio de 1936.

Hizo parte del Batallón Garcet que intervino en la campaña de la sierra de Córdoba y el sur de Extremadura. Posteriormente dicho batallón fue movilizado a Talavera de la Reina y al frente de Teruel para cubrir la retirada del ejército republicano. También cumplió un destacado papel en la batalla del Ebro integrando la 226 brigada mixta de la 42 división del XV cuerpo del ejército al mando del Teniente Coronel Tagueña. En el frente de Gandesa cayó herido y por lo tanto tuvo que pasar a la retaguardia. Tras la derrota del ejército republicano se vio obligado junto con su batallón a exiliarse en Francia donde fueron recluidos en el campo de internamiento de Argeles Sur la Mer. Allí debe engrosar obligatoriamente las compañías de Trabajo instituidas por el gobierno francés para aprovechar la mano de obra de los españoles derrotados.

A raíz de la invasión hitleriana de Francia deserta de las compañías de trabajo y se dirige a la región de Burdeos (Gironde-Libourne) o Francia Libre donde se dedica a la viticultura. Pero como buen revolucionario se niega a resignarse a su suerte uniéndose a la resistencia antinazi. Es delatado y detenido por la policía de Petain que lo entrega a la Getaspo alemana. En castigo por sus actividades “terroristas” es deportado al campo de exterminio de Buchenwald donde permanece 6 meses cautivo hasta el día su liberación el 11 de abril de 1945. Entonces tras haber sobrevivido de milagro a las duras condiciones de tortura y esclavitud regresa al sur de Francia a recuperarse en un hospital pues su estado de salud es deplorable (apenas pesaba 40 kilos).

Siempre quiso regresar a España, y, sobre todo, a Espejo. Ese no sólo era su propósito sino el de tantos otros republicanos en el exilio que pretendían liberar a España del yugo nazi-franquista. Aunque a partir de la fracasada operación del valle de Arán y el reconocimiento por parte de las potencias del gobierno ilegítimo de Franco perdieron toda esperanza y tuvieron que aceptar su condición de exiliados.

Es entonces que aprende el oficio de carpintero y fija su residencia en Billère- Pau donde se casa y funda una extensa familia.

Ante la completa indiferencia del gobierno español-que le considera todavía un forajido- al menos se ha visto recompensado todo su sacrificio y entrega por parte de la república francesa que le ha rendido múltiples homenajes (Como el de la Legión de Honor) Hasta el final de sus días declaró un jornalero, un obrero del campo que es su verdadera identidad. Su inmenso amor por su pueblo Espejo lo ennoblece y demuestra así su veneración por la tierra madre a la que llegó a ofrendar su vida por protegerla.

Virgilio es un gran ejemplo para todos republicanos españoles en Francia y también en España por ser una de las figuras más queridas de la memoria histórica. Jamás se amedrentó y supo llamar las cosas por su nombre al recordarles a los españoles lo que significó el nazi-franquismo y su nefasta herencia personificada en la abyecta monarquía borbónica.

Ha muerto un comunista de la vieja guardia, un hombre comprometido con la causa del pueblo y de los trabajadores. Y lo más importante: un hombre fiel que jamás renunció a sus ideales. Un republicano de pura cepa que siempre soñó con una España de los pueblos democrática y libre y soberana, una España obrera y campesina sin la tutela de reyes ni de los herederos franquismo.

Antes de las pasadas elecciones del 26 de junio lanzó también sus arengas a las fuerzas de izquierda ¡a ver si os espabiláis! Porque es necesario aunar esfuerzos para enfrentar a la derecha corrupta y déspota. Él estaba al tanto de los acontecimientos políticos que se desarrollaban en España puesto que no había perdido un ápice de su nivel de conciencia y razonamiento intelectual.

Ahora nosotros debemos ocupar su lugar en primera línea de fuego. Nuestra misión es mantener viva su memoria y luchar por hacer realidad esa III República que él tanto añoraba.

Transmitimos a sus familiares y amigos nuestras más sinceras condolencias y nos hacemos participes de su profunda conmoción y dolor.

¡Hasta la victoria siempre, Virgilio Peña!