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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Entrevista a Yayo Herrero “El clasismo ambiental afecta a los más pobres”

Llueve en Madrid y Yayo Herrero lleva un paraguas en la mano.
Prefiere no abrirlo y mojarse un poco. Parece una planta amazónica a la que han trasplantado a un entorno urbano. A su alrededor, los coches y autobuses circulan con el frenesí de las grandes ciudades; ella, clavada en el paso de cebra y con su pelo color tierra a la intemperie, espera a que el semáforo se ponga en verde. Herrero (Madrid, 1965) es antropóloga e ingeniera técnica agrícola. Estuvo al frente de Ecologistas en Acción y ahora dirige Fuhem. Para ella, el cambio climático es el reto fundamental del presente. No por su implicación personal, que también, sino porque considera que las desigualdades territoriales y de clase están íntimamente ligadas a la naturaleza. No hace concesiones al lenguaje y emplea términos como “fascismo territorial” para definir la explotación de recursos en países pobres por parte de países ricos. La Marea habla con ella sobre cómo mitigar el daño hecho al planeta. Toca cuestionar, y no solo asumir.

Arde Galicia, queman Galicia. ¿Qué lectura haría de los incendios, tanto desde el punto de vista ambiental como del político?
El Gobierno está encantado con la idea de decir que hay unos cuantos pirómanos, que los hay, es cierto, pero se concatenan muchísimas otras cosas. Por ejemplo, la climatología del Estado español durante el verano, con sus sequías, hace proclive que haya incendios. Y de siempre los hemos tenido. Pero no cabe duda de que la dinámica del calentamiento global agrava y crea un caldo de cultivo ideal para que proliferen los incendios.

¿Cuál es ese caldo de cultivo?
La incidencia del calentamiento global dentro de la Península Ibérica provoca sequías más intensas. Por otro lado, favorece la aparición de eventos climáticos extremos en momentos no adecuados. Ese tema [el cambio climático] está ahí y ha venido para quedarse. Porque cuando estábamos a tiempo de poderlo evitar no se ha evitado. Ahora mismo ya tenemos que hablar de mitigación para intentar evitar los peores efectos, y también de adaptación. Y hablar de adaptación supone, precisamente, redoblar todos los esfuerzos para prevenir y controlar incendios si se producen. Aquí es donde entra una dejadez absoluta de un gobierno que vive de espaldas a la dinámica del calentamiento global y de espaldas a la profundísima crisis ecológica que vivimos. La tormenta perfecta la forman un cambio climático y una dejadez política que es criminal. Es criminal porque no afrontarlo y no poder remedio a lo que está ocurriendo afecta a la vida de otras especies, pero también a la nuestra, la humana.

¿Cuándo se hizo irreversible el cambio climático?
Desde mediados de los 80 puede decirse que vivimos por encima de lo que el planeta nos puede proporcionar, y además de una forma desigual. Yo siempre digo que la lucha de clases, en el momento actual, tiene que ser resignificada porque no solo se plasma en la posición capital-trabajo, sino también en la tensión capital-todos los trabajos (incluidos los que no se pagan) y capital-naturaleza. El crecimiento económico tal cual ha sido concebido como una especie de gran tumor que crece devorando tierra, devorando minerales, devorando ríos y estableciendo unas profundas desigualdades a nivel económico, de género, de procedencia…

Hasta hace unos años, la conciencia ecológica era una cuestión posmaterialista. ¿Ha cambiado eso?
La preocupación ha crecido, pero creo que aún es insuficiente, que no está extendida al nivel que hace falta para generar formas de presión real sobre los gobiernos. Creo que no estamos solo ante una crisis global, sino ante una crisis civilizatoria. Y es crisis civilizatoria porque a pesar de su manifiesta gravedad, a pesar de los momentos tremendos que vivimos a nivel material, permanece política y socialmente desapercibida. Nuestra civilización no es capaz de actuar ante las señales que nos llegan de la naturaleza.

El cambio climático es un tema de urgencia en tanto que pone en cuestión nuestra supervivencia en el futuro. Pero hay otras urgencias del día a día, cuestiones como tener un salario que te permita dar de comer a tus hijos.

¿Cómo se cultiva una conciencia ecológica en clases bajas en las que la preocupación inminente es, por ejemplo, encontrar un empleo?
Creo que el movimiento ecologista, y yo soy crítica en ese sentido, no ha sabido (hemos sabido) expresar bien hasta qué punto existe una correlación estrechísima entre el deterioro de las condiciones laborales, el empobrecimiento de mayorías sociales y el deterioro de la naturaleza. Es decir, no son cosas desligadas. Ha habido un cierto ecologismo que ha sido elitista porque proponía actitudes hacia lo verde que eran inasumibles e inalcanzables para las mayorías sociales, e incluso imposibles de extender. Desde mi punto de vista, cualquier propuesta que no sea universalizable no es válida porque es injusta. Cualquier cosa que no es universalizable no es un derecho, sino un privilegio. Es imposible mantener la vida humana al margen de la naturaleza. El capitalismo ha sido incapaz de cumplir sus promesas: alimentar a todo el mundo, proporcionar un sistema de bienestar determinado… Y ha sido incapaz, en cierto modo, porque ese modelo de constante producción dependía de materiales y energías que eran finitos. En el momento en que topas con los límites del planeta, ese modelo de crecimiento se ve dificultado.

¿Las clases populares sufrirán más el impacto ambiental?
Claro, la gente más empobrecida es la que acaba viviendo en lugares donde se colocan estructuras más contaminantes. Hay una especie de clasismo ambiental que afecta a la vida de la gente más pobre. A mí me da mucha rabia cuando escucho afirmaciones como que el ecologismo no es ni de derechas ni de izquierdas porque los efectos medioambientales afectan a todos por igual. No es así, no afectan por igual. Los sitios en los que la gente vive, el tipo de atenciones sanitarias a las que puede acceder si desarrollan una determinada enfermedad, los propios ritmos de vida, el puesto de trabajo… Son factores que condicionan tu salud. La salud tiene que ver mucho con las condiciones socioeconómicas de las personas. Hay una injusticia ambiental que, a veces, es estructural. Sé que los gobernantes no dicen: “A ver, dónde ponemos el vertedero; pues aquí, donde hay más pobres”. No, muy probablemente lo que sucede es que los suelos donde vive la gente con menos recursos son mucho más baratos y te permiten instalar determinadas fábricas. Si eso lo llevamos al terreno de las relaciones norte-sur es tremendo, porque todos los países que llamamos ricos son países que tienen huellas ecológicas que superan con mucho lo que pueden proporcionar sus propios territorios. Es decir, si le pusiéramos una valla a la periferia de cualquier país como Noruega, Alemania o España y no entrase energía, minerales o alimentos, los países ricos no duraban nada. Hace mucho tiempo que agotamos la base natural de nuestros recursos. Por eso ya no es solo cuestión de clases, es que es fascismo. Si para poder tener un determinado estilo de vida necesitas otros territorios, y encima esa gente se ve desposeída de sus propios recursos, es una muestra evidente de fascismo.

Antes comentaba que habría que hablar de la tensión capital-naturaleza. Una de las estrategias de la nueva extrema derecha es confrontar, en términos culturales, a las clases populares nativas con los migrantes. Esa confrontación no es una lucha de clases, sino una lucha del último contra el penúltimo (en la misma clase social).

¿Cómo se relaciona esto con el medioambiente?
 Creo que una de las razones por las que hay muchas personas que acaban adoptando las propuestas de movimientos ultraderechistas es que no tienen una mirada clara sobre la realidad medioambiental. Si cuando un fascista le dice a gente empobrecida que la culpa la tiene el extranjero que viene a quitarle los recursos, esa persona no es consciente de que de la tierra de ese extranjero proceden recursos que mantienen al país. Llevado al extremo, el fascista, para evitar que esas personas vengan y no le quiten a su población sus recursos, querría que hubiese una redistribución: así los migrantes se quedarían en sus países. Eso, como sabemos, no ocurre.

Clasismo ambiental, fascismo territorial… Son conceptos muy contundentes.

¿Se corre el riesgo de dejar fuera a mucha gente a la que quizá no se la convence con ese lenguaje?
Fíjate que he ido a espacios muy hostiles a dar charlas y formación, y yo sé que si entro y digo “¡Muerte al capitalismo y al patriarcado!” los he perdido en el minuto cero. La economía ecológica tiene instrumentos incontestables como que el planeta tiene recursos finitos o que quedan determinados años para alcanzar el pico del cobre y del litio. He estado delante de personas que me dicen: “No me gusta nada lo que has explicado, intento rebelarme contra ello pero no encuentro con qué argumento y me has dejado enormemente inquieto”. Creo que no hay que empeñarse en una defensa a ultranza de ciertas palabras, sino que donde las puedas usar las usas y donde no, no. Luego hay gente que dice: “Lo que me cuentas ya lo sé, pero yo no quiero renunciar a mi estilo de vida”.

¿Y qué pueden hacer quienes sí están dispuestos a modificar su estilo de vida?
Cualquier cambio de actitud tiene su incidencia. La forma de cambiar y de aprender es haciendo, así que las pequeñas cosas que cada persona puede hacer no son en absoluto estériles, sino fundamentales. Desde el uso del transporte público hasta la alimentación, que es un elemento muy potente para que haya un cambio real. Ya no hablamos solo de alimentos ecológicos, sino de consumir alimentos de temporada, que son mucho menos contaminantes. Y creo que hay que reducir de forma drástica el consumo de proteína animal. ¿Por qué? Por la explotación de los terrenos, por ejemplo. Óscar Carpintero contaba que había hecho un estudio que determinaba que un bocado de carne requería el uso de 103 metros cuadrados de suelo. ¡Un bocado de diez gramos de carne! Es insignificante y mira qué impacto tiene. La clave es consumir mucho menos de todo, sobre todo de productos superfluos.

Yayo Herrero es activista ecofeminista y militante de Ecologistas en Acción. Dirige la fundación Fuhem.

Fuente:
https://www.lamarea.com/2017/11/11/yayo-herrero-el-clasismo-ambiental-afecta-a-los-mas-pobres/

jueves, 9 de julio de 2015

Un tercio de los españoles respira aire “ilegal”, según la UE

Un informe de Ecologistas en Acción denuncia que 45 millones de españoles están expuestos a aire contaminado

El 94% del territorio ha sufrido en 2014 la contaminación atmosférica

Uno de cada tres españoles respira aire contaminado calificado como “ilegal” según la legislación europea. Además, la mitad de la superficie del territorio está expuesta a estos niveles inaceptables de contaminación del ambiente, tal y como sostiene un informe presentado este martes por Ecologistas en Acción.

Esta organización ha elaborado el documento a partir de la información recopilada en 702 estaciones de control. Las conclusiones que se extraen cada año “son muy preocupantes”, como asegura Juan Bárcena, coordinador de calidad de aire de Ecologistas en Acción.

“Nueve de cada diez españoles respiran aire contaminado superior a los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, recuerda Bárcena. Este experto asegura que estas situaciones terminan en expedientes abiertos a España, como el que inició la UE la semana pasada por exceso de nitrógeno y que, a su juicio, “terminará con una cuantiosa multa”.

Ecologistas en Acción ha analizado la situación de cuatro componentes contaminantes: partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2), ozono troposférico y dióxido de azufre. Las partículas en suspensión afectan sobre todo a Las Palmas de Gran Canaria, donde se ha superado los límites legales. Además, en la mitad del territorio español los niveles superan las recomendaciones de la OMS.

En el caso del dióxido de nitrógeno, las zonas más afectadas son las áreas metropolitanas de Madrid, Barcelona, Murcia, Valencia y Granada. Estas cinco capitales superan el límite legal desde el año 2010 por el problema del exceso de tráfico que soportan.

El ozono troposférico, u ozono malo, es el que afecta a más población y el que tiene una repercusión sanitaria más importante. También afecta a la vegetación, sobre todo en el sur del país y en la costa mediterránea.

Finalmente, la contaminación por dióxido de azufre se ha reducido en los últimos años ,y ha quedado relegada a la quema de carbón y petróleo sobre todo en el norte del país y en zonas donde se concentran las centrales térmicas.

Según la Comisión Europea, cada año se registran cerca de 27.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire. Los costes sanitarios por este problema suponen unos 46.000 millones de euros, según un estudio de la OMS.

Juan Bárcena recuerda que las administraciones públicas están obligadas a implementar planes para la reducción de la contaminación cuando ésta supera los límites establecidos. “Muchas veces no se hacen o son poco efectivos porque no se toman medidas estructurales que deben pasar por el principal problema, que es el tráfico rodado en las ciudades”, se lamenta.
Toni Martínez. La Marea
Fuente: http://www.lamarea.com/2015/06/23/un-tercio-de-los-espanoles-respira-aire-ilegal-segun-la-ue/

lunes, 1 de septiembre de 2014

Oceana detecta contaminación por mercurio en el pescado de Menorca

La entidad conservacionista Oceana ha detectado contaminación por mercurio en muestras de rape y cabracho pescados en la zona de Maó, en Menorca.

En el caso del rape, ocho de las diez muestras analizadas superaron el máximo permitido por la normativa europea de 1 miligramo por kilo de peso fresco, y en relación al cabracho, siete de las diez sobrepasaron el máximo permitido de 0,5 miligramos por kilo, informa Oceana en una nota.

Estos pescados han sido adquiridos por Oceana en pescaderías cuya etiqueta certificaba que habían sido pescados en Menorca, en su mayoría en los caladeros de Maó, y han sido analizados por la Universidad de Barcelona.

También se han analizado diez muestras de salmonete, con niveles inferiores de la cadena trófica que el rape y el cabracho, por lo que está menos expuesto a la acumulación de metales pesados. Ninguna muestra de esta especie ha superado los niveles de metales pesados establecidos por la normativa europea.

«Hemos escogido especies con un rango de movilidad reducido para asegurarnos de que la contaminación de esos pescados proviene de la isla y no de otro lugar», explica el director ejecutivo de Oceana en Europa, Xavier Pastor.

«Por lo tanto, podemos afirmar que en Menorca existen actualmente problemas de contaminación por mercurio y si se vierte al mar el dragado que se pretende hacer en el puerto de Maó, contaminado por esta sustancia, la situación se agravará. Esto representa una irresponsabilidad para la salud de las personas y la actividad pesquera de la isla», insiste Pastor.

Estos problemas de contaminación por mercurio ya se han detectado en otras especies capturadas por la flota española. A raíz de ello, el Ministerio de Sanidad se vio obligado a emitir una recomendación para que niños de menos de 3 años y mujeres embarazadas no coman ciertas especies situadas en lo alto de la cadena trófica, como son el atún rojo o el pez espada.

Por ello, cada vez se están impulsando más normativas en el plano mundial, como el convenio de Minamata, y europeo, como la Directiva Marco del Agua, para acabar con los vertidos de esta sustancia nociva para la salud humana por ser un neurotóxico muy potente y bioacumulable, explica la entidad.

Oceana pide a la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) que busque alternativas al vertido de estos materiales al mar, tal y como indica el Protocolo de Londres, y solicita la descontaminación y el depósito de estos materiales en tierra, en un lugar que se encuentre acondicionado para recibir estas sustancias y que no generen problemas.
Fuente: Última Hora.

lunes, 18 de agosto de 2014

Vivir más acorde con la naturaleza

Tres ecoaldeas españolas

LAKABESituada en el interior de Navarra, es una de las más veteranas. “Hemos dado un paso de gigante en cuanto a comprensión de los procesos grupales y en temas de género, educativos y culturales”.
Sunseed Tecnología del Desierto. Asentamiento sustentable instalado en un pueblo abandonado de Almería. El proyecto cuenta con cuatro casas, huertas y capacidad para acomodar hasta 35 voluntarios.
THE BASE. Un aeródromo reciclado en el Alt Empordà se ha convertido en una ecoaldea que pretende ser lugar de encuentro para hospedaje, difusión de tecnologías alternativas, reciclaje…
Fuente: El País.