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jueves, 10 de diciembre de 2020

El famoso experimento de David Rosenhan que revolucionó la psiquiatría y resultó estar basado en mentiras.

En 1973 el psicólogo estadounidense David Rosenhan publicó un artículo en la revista científica Science que sacudió los cimientos de la psiquiatría.

Su trabajo, titulado "Sobre estar cuerdo en sitios de locos", resumía las conclusiones de un experimento que realizó entre 1969 y 1972, y que se ha convertido en uno de los más famosos en la historia de la psiquiatría.

El experimento consistió en internar a personas sanas en psiquiátricos.

Rosenhan y otros sietes voluntarios, todos sin problemas mentales, se presentaron en las oficinas de admisión de distintos hospitales psiquiátricos en Estados Unidos.

Usando identidades falsas, reportaron tener el mismo síntoma: dijeron que escuchaban una voz que decía una de tres palabras: "golpe", "vacío" o "hueco".

Según escribió el profesor de la Universidad de Stanford en su famoso paper, eso fue suficiente para que todos fueran internados.

Su trabajo también contaba que a pesar de que todos se comportaron con total normalidad una vez que se los admitió, varios de ellos -incluyéndolo a él- fueron retenidos por varios días.

Rosenham tuvo una de las internaciones más largas: a pesar de que les dijo a sus médicos que ya se sentía mejor y que quería irse, lo retuvieron durante 52 días.

Rosenhan denunció que él y otros voluntarios fueron internados en psiquiátricos a pesar de que no sufrían ninguna enfermedad mental.

El psicólogo también denunció el maltrato y la negligencia que recibieron él y el resto de los voluntarios de parte del personal del psiquiátrico.

Aunque todos eventualmente fueron liberados, a ninguno se lo juzgó cuerdo.

Siete de los ocho falsos pacientes fueron diagnosticados con esquizofrenia.

Crisis
El experimento de Rosenhan y sus lapidarias conclusiones causaron un fuerte cuestionamiento de la psiquiatría.

En particular, se cuestionó la capacidad de la psiquiatría de realizar diagnósticos y de distinguir entre la locura y la cordura.

El trabajo de Rosenhan tuvo una fuerte influencia en la sociedad y un gran impacto cultural.

Dos años después de que publicara su artículo, Hollywood produjo uno de los films más famosos -y más críticos- sobre la vida en un psiquiátrico: One Flew Over the Cuckoo's Nest ("Atrapado sin salida" o "Alguien voló sobre el nido del cuco").

La película, protagonizada por Jack Nicholson como un delincuente que finge tener una enfermedad mental para cumplir su detención en un hospital psiquiátrico en vez de una cárcel, arrasó con los premios Oscar en 1976.

One Flew Over the Cuckoo's Nest ("Atrapado sin salida") es una devastadora crítica de las instituciones psiquiátricas.

El movimiento de la "antipsiquiatría" impulsado por el estudio de Rosenhan llevó al cierre de instituciones psiquiátricas y cambió el diagnóstico de la salud mental en EE.UU., llevando a que se compilara una nueva edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (DSM-III, por sus siglas en inglés).

El psicólogo de la Universidad de Stanford se convirtió en una celebridad, y recibió un importante adelanto para escribir un libro que ampliara su investigación.

Sin embargo, curiosamente, nunca terminó ese proyecto potencialmente muy lucrativo.

"El gran farsante"
Casi medio siglo más tarde, una investigación realizada por una periodista estadounidense sugiere que el motivo por el cual Rosenhan nunca publicó ese libro es que el experimento original sobre el que estaba basado era una farsa.

Susannah Cahalan se interesó en el tema de la psiquiatría por un motivo muy personal: hace unos años fue internada en un hospital psiquiátrico tras ser diagnosticada con esquizofrenia, pero resultó que no padecía ese trastorno.

En realidad, sufría de una rara enfermedad autoinmune -un tipo inusual de encefalitis o inflamación del cerebro- y eso es lo que le daba los síntomas compatibles con la esquizofrenia.

La periodista de 35 años, que trabajó para el New York Post, escribió un libro sobre su experiencia, llamado Brain on Fire ("Cerebro en llamas").

Su interés por asuntos psiquiátricos la llevó a enterarse del famoso experimento de Rosenhan, que le interesó porque relataba algo similar a lo que había vivido ella.

Decidió investigar y escribir sobre el trabajo de Rosenhan.

El primer libro de Susannah Cahalan, "Brain on Fire", fue adaptado como película por Netflix en 2016.

En un principio quedó muy impresionada por el famoso artículo del psicólogo.

"Está muy bien escrito, es evocativo, es cautivante, está lleno de detalles reveladores sobre cómo es ser un paciente psiquiátrico, realmente no tuve una primera sensación de que algo estaba mal", le contó Cahalan al programa de radio BBC Inside Science.

"Fue cuando rastreé su libro no publicado y comencé a sumergirme en sus recuerdos que empecé a darme cuenta de que había inconsistencias entre lo que publicó en su paper y lo que escribió en este libro inédito".

"Luego hallé los registros médicos de David Rosenhan y fue entonces que empezaron a verse los problemas", reveló.

El "pseudopaciente" borrado
Cahalan trató de rastrear a los siete "pseudopacientes" que habían participado del experimento junto con Rosenhan, quien falleció en 2012.

Dice que fue como "perseguir fantasmas". Ni siquiera contratando a un detective privado logró dar con ellos.

Finalmente, tras años de búsqueda, halló a uno: Bill Underwood, quien en la época del experimento era un estudiante de posgrado en Stanford, donde Rosenhan enseñaba en el Departamento de Psicología.

Underwood le relató una experiencia similar a la que había descrito Rosenhan.

Rosenhan no incluyó en su estudio la experiencia de un noveno paciente falso: Harry Lando, quien describió su internación como "positiva".

Sin embargo, Cahalan descubrió que hubo un noveno "pseudopaciente" que participó del experimento, pero no fue incluido en los resultados finales.

Harry Lando también había sido un estudiante de posgrado en Stanford, reclutado por Rosenhan para su famoso trabajo.

Al igual que el resto de los voluntarios fue internado, diagnosticado erróneamente con esquizofrenia, y pasó 19 días en un hospital psiquiátrico en San Francisco.

Pero cuando Cahalan logró dar con él, descubrió que su experiencia había sido muy diferente a la del resto.

Lejos de criticar su hospitalización, Lando lo describió como una experiencia positiva.

"Él había estado profundamente deprimido cuando era estudiante, su matrimonio iba mal, vivía lejos del campus y no tenía amigos", cuenta Cahalan.

"Mientras que David Rosenhan describió un inframundo de abuso y abandono, Harry Lando describió su experiencia como casi mágica", afirma.

"Salió de su hospitalización de 19 días como una persona transformada".

¿Qué nos hace realmente felices en la vida?: algunas lecciones de Harvard tras 76 años buscando las respuestas "Harry Lando cree que su caso no fue incluido porque no se ajustaba a la teoría de David Rosenhan de que las instituciones psiquiátricas son lugares dañinos que deberían ser cerrados", dice la autora.

En su libro, The Great Pretender ("El gran farsante"), también cuestiona si realmente existieron todos los otros voluntarios que presuntamente participaron del experimento.

Mentiras y omisiones
Cahalan cuenta además en su obra que descubrió que el propio Rosenhan omitió detalles importantes sobre su hospitalización.

La periodista halló las notas que escribió el psiquiatra Frank Bartlett -el hombre que decidió internar a Rosenhan- sobre la primera entrevista que tuvieron.

Allí revela que Rosenhan no solo reportó tener alucinaciones auditivas (las palabras "golpe", "vacío", "hueco"), tal como escribió en su artículo.
También le dijo a Bartlett que era sensible a las ondas de radio y que podía escuchar lo que la gente pensaba.
Pero lo más grave, cuenta Cahalan, es que además afirmó que tenía tendencias suicidas.
Eso, dice la autora, justifica la decisión de internarlo.

"El doctor Bartlett no fue un mal médico que tomó una mala decisión (...) Fue un buen médico que hizo lo mejor que se podía hacer dada la información que recibió", afirma Cahalan.

La tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (DSM-III), publicado en 1980, surgió como consecuencia del trabajo de Ronsehan.

A pesar de sus críticas a Rosenhan y su defectuoso experimento, la periodista considera que tuvo un impacto positivo en la medicina de la época, ya que ayudó a mejorar el diagnóstico de enfermedades mentales a través de la tercera edición del DSM.

"Ese manual logró aunar los diagnósticos en un texto confiable, que los médicos podían utilizar para tildar diversos síntomas que podrían llevar a un diagnóstico, para que alguien en Arkansas tuviera el mismo diagnóstico que alguien en Pensilvania", le dijo a la BBC.

"El trabajo de David Rosenhan le dio un impulso a ese abordaje tipo lista de verificación, para hacerlo parte de la corriente dominante en la psiquiatría".



domingo, 19 de julio de 2020

Qué reveló el experimento sobre la inteligencia más grande del mundo.

Dr. Michael Mosley y Dra. Hannah Fry
BBC Horizon

17 mayo 2020
Hombre mirando un cerebro en paisaje
Con la inteligencia no sólo se nace sino que se hace.

¿Qué ganas y qué pierdes con la edad? ¿Te está volviendo estúpido tu teléfono inteligente? ¿Puedes hacer algo para mantener tus habilidades mentales e incluso para mejorarlas?

Cuando se trata de medir la inteligencia, hay muchas habilidades que entran en juego, desde la resolución de problemas y las habilidades ligadas a las relaciones espaciales, hasta la conciencia emocional y la memoria de trabajo.

Pero, no importa cómo lo desgloses, una cosa está clara: la inteligencia importa.

Las personas que obtienen buenos resultados en las pruebas de inteligencia tienden, en promedio, a vivir más, envejecer mejor y tienen más probabilidades de alcanzar el éxito académico y profesional.

La buena noticia es que cada vez más investigaciones indican que la inteligencia no es fija.

Aunque hasta hace unos años se creía que nacíamos con todas las células cerebrales que tendríamos, y que a partir de la 5ª década de vida todo iba cuesta abajo, ahora sabemos que no es cierto.

Somos plásticos
Tecnologías como las imágenes por resonancia magnética (IRM) y la Magnetoencefalografía (MEG) nos han permitido ver por dentro cerebros vivos y observar cómo funcionan de una manera que no era posible hace una década.

Esta investigación ha arrojado luz sobre algo que los científicos llaman "neuroplasticidad": la idea de que nuestros cerebros continúan cambiando y que nuevas células cerebrales crecen y seguimos estableciendo nuevas conexiones cerebrales a lo largo de nuestras vidas.

El cerebro es más plástico de lo que se pensaba.
Además, ahora sabemos mucho más sobre la medida en que estos cambios están influenciados por el mundo que nos rodea, y hasta por las decisiones que tomamos en nuestra vida cotidiana.

Eso nos presenta la tentadora posibilidad de que tenemos más control sobre nuestros cerebros y nuestra capacidad cognitiva de lo que creíamos.

Por eso es tan importante comprender cómo funciona nuestra inteligencia, qué factores la afectan y cómo es posible mejorarla.

A prueba
Con eso en mente, en enero de 2020, la BBC publicó en su sitio online un test de inteligencia ideado con el doctor Adam Hampshire del Imperial College de Londres e invitó al público a participar.

Y el público respondió... y sigue respondiendo: más de un cuarto de millón de personas contestaron algunas preguntas sobre ellas mismas y luego se pusieron a prueba, con actividades que a veces parecen juegos.

"¡Es un número fenomenal de personas!", exclamó Hampshire. "Es el equivalente de unas 125.000 horas de pruebas, o más de 14 años".

Esas cifras permiten tener una visión sobre cómo distintos tipos de inteligencia humana están relacionados con variables como estilo de vida, personalidad y, particularmente único en este estudio, el uso de tecnología.
Científicos midiendo cerebro
Los científicos del Imperial College de Londres están midiendo el rendimiento en diferentes aspectos de la inteligencia que se relacionan con sistemas cerebrales específicos.

Las más de 250.000 respuestas que llegaron -convirtiendo a esta prueba en la más grande de su tipo- y las que seguirán llegando contribuirán a una importante investigación científica, que ayudará a los científicos del Departamento de Ciencias del Cerebro del Imperial College de Londres a comprender cómo nuestro comportamiento y estilo de vida están afectando nuestra inteligencia.

Con datos recopilados hasta ahora, la prueba ha revelado algunos hallazgos inesperados.

Antes de contártelos, unos puntos para tener en cuenta:

Esta no es una prueba de cociente intelectual, ya que los científicos están midiendo el rendimiento en diferentes aspectos de la inteligencia que se relacionan con sistemas cerebrales específicos.

El público que respondió es mayoritariamente británico.

¿Quién es mejor para resolver problemas?

Ejercicio de resolución de problemas
Esta es una de las pruebas: tienes que crear la forma que está a la derecha en gris, eliminando secciones de las que aparecen de colores a la izquierda. Si eliminas una de abajo y queda un vacío, la que está encima, cae.

Cuando se trata de habilidades para resolver problemas, descubrimos que los que dijeron que les gustaba comer frutas y verduras obtuvieron mejores resultados en esta prueba.

Claro que no se sabe aún si las frutas y verduras nos hacen más listos o si la gente más lista sencillamente elige alimentarse con comidas sanas.

Pero el factor más importante que afectó la capacidad de resolución de problemas fue la edad.
Gráfico que muestra cómo la capacidad de resolución de problemas cae con el tiempo
Envejecer puede aportar sabiduría, pero lamentablemente no te hace más agudo. Los veinteañeros obtuvieron los mejores resultados en este aspecto de la prueba, y los puntajes disminuyeron dramáticamente en los participantes mayores.

Además, descubrimos que la memoria de trabajo, la inteligencia espacial y la atención alcanzan su punto máximo en alrededor de los 20 años y decaen después de eso.

Y es que, con el pasar de los años, nuestros cerebros literalmente empiezan a funcionar a paso cada vez más lento.

¿Sabías que...
Cuando se trata de inteligencia, el tamaño del cerebro no parece ser un factor definitivo
Al parecer, los individuos que tienen más materia gris tienen una capacidad cognitiva un poco más alta.
Pero la investigación muestra que la materia blanca es crucial para la rapidez de pensamiento. Es la que alberga todas las conexiones entre las áreas del cerebro.
Se llaman vías neuronales y cada uno de nosotros tiene cientos de millones de ellas en el cerebro; de juntar sólo las tuyas, le darían 4 veces la vuelta al mundo.
Están aisladas por una sustancia grasosa que se llama mielina.

Como cualquier máquina: con el tiempo, se oxida.
Todo esto nos lo explicó el doctor Simon Cox, uno de los expertos de la Universidad de Edimburgo, que han estado estudiando miles de cerebros y encontrado que una de las características de los cerebros de la gente inteligente son mejores conexiones.

La velocidad de procesamiento depende de cuán bien aisladas están esas conexiones.
A medida que envejecemos, esa capa de mielina se adelgaza y la comunicación entre las neuronas se ralentiza, pues las señales no se transmiten tan fluida ni tan velozmente y puede haber interferencia de conexiones vecinas, explica el profesor Alan Gow, de Heriot-Watt University.

"Otro proceso que notamos es el llamado atrofia, el encogimiento general del volumen del cerebro a medida que envejecemos".

¿Nada qué hacer?

Dos cerebros de personas de la misma edad: a la izquierda, más atrofia.
Probablemente sí. Mira cuán diferente es la masa cerebral entre las dos personas que aparecen en esta imagen que nos trajo Gow. Ambas tienen la misma edad.

Dos cerebros de personas de la misma edad: el cerebro de la de la izquierda se ha encogido más.
"No parece ser inevitable: el nivel de atrofia y de daño en la materia blanca varía entre personas. Lo que queremos entender es cuáles son los factores en el estilo de vida o conducta que marcan la diferencia".
Una pista puede estar escondida precisamente en los tests de cociente de inteligencia.

A pesar de ser a menudo criticados, una de sus ventajas es que se han estado haciendo durante mucho tiempo, así que revelan cambios, como que el CI de los niños británicos ha aumentado tanto desde 1938 que han tenido que recalibrar las pruebas más de una vez.

¿La razón? Hay mucho debate al respecto, pues tanto ha cambiado: mejor alimentación, mejor educación.

Pero hay un detalle intrigante. Durante todo el siglo XX, no hubo más que aumento. Al llegar al siglo XXI, en muchos lugares la curva se quedó congelada y en algunos, empezó a declinar.

Un estudio en particular en Noruega que muestra que han perdido 7 puntos de CI por generación entre los nacidos después de 1975. Nadie sabe aún por qué.

Jóvenes con teléfonos móviles
Hay algo que sabemos que ha cambiado...
Lo que sí sabemos es que ha habido un gran cambio en nuestro estilo de vida en las últimas décadas.

¿Qué nos está haciendo la tecnología?
Nuestros científicos estaban particularmente interesados ​​en el impacto que nuestro creciente uso de la tecnología está teniendo en la memoria, las habilidades espaciales y otras áreas de la cognición.

Le pedimos a la gente que nos dijera qué dispositivos usan, qué hacen con ellos y con qué frecuencia lo hacen.

Analizamos aspectos como la búsqueda en internet, el uso de las redes sociales, el juego en línea y las compras en la red.

Para nuestra sorpresa, no había un vínculo claro entre la capacidad intelectual y el tipo de tecnología utilizada ni la cantidad de tiempo empleado en ella.

Excepto en un área...
Cuanto más tiempo pasan las personas jugando juegos de computadora, mejor puntuación tenían en las pruebas de memoria de trabajo espacial (tu capacidad de recordar dónde están las cosas, como las llaves del auto), atención y razonamiento verbal.

En este caso, la edad efectiva no fue tomada en cuenta, así que no se trata de jóvenes y viejos, sino de un muy claro vínculo con el juego.

Entre los participantes en la prueba de memoria de trabajo espacial, la puntuación más alta fue para los que más pasaban tiempo jugando por computador.
Gráfico que muestra cómo entre más juegas por computador, mejor memoria e inteligencia espacial tienes
Uno de nuestros hallazgos más sorprendentes fue que los juegos realmente pueden mejorar uno de los componentes clave de la inteligencia: la memoria de trabajo, la capacidad para mantener temporalmente activa información para utilizarla en diferentes actividades cognitivas como comprender o pensar.

"Cualquiera que ido a algún lado a hacer algo y olvidado para qué fue al llegar, sabe de qué estamos hablando", señala la doctora Louise Nicholls, de la Universidad de Strathclyde.

Fue notable que las personas que juegan por computador obtuvieron mejores puntuación en esas pruebas que las que hacen entrenamiento mental, lo que indica que esos juegos pueden ser un pasatiempo más valioso para aquellos que desean mejorar sus habilidades cognitivas.

Cabe anotar que estudios controlados sobre la relación positiva entre la cantidad de juego y ese aspecto de la inteligencia han arrojado resultados consistentes con el de la BBC, señaló Nicholls.

¿Importa cuál es el juego?

"Los resultados más confiables hablan particularmente los videojuegos de mucha acción, aquellos que involucran navegar en distintos ambientes, encontrar objetivos visuales y tomar decisiones rápidas. Pero incluso hasta juegos de acertijos espaciales, como Tetris, son beneficiosos".

"Sin embargo, necesitamos hacer más investigación, por ejemplo sobre cuál es el número óptimo de horas de juego, pues a veces la afición afecta las horas de sueño y de ejercicio, y deja de ser un beneficio", subraya la doctora.

Las redes mentales

Hubo otro vínculo fuerte... e inquietante, y fue entre aquellos que usan internet de manera excesiva y obsesiva (por ejemplo, revisar repetidamente los teléfonos inteligentes en la cama) y aquellos que se sienten ansiosos y estresados. Eso fue particularmente notable entre los más jóvenes.
Gráfico que muestra que la gente más ansiosa es la que usa más internet
La línea amarilla muestra como la "adicción a internet" es más común entre jóvenes... nada sorprendente. Lo preocupante es que la línea azul muestra el nivel de ansiedad de los participantes, y es muy similar.
Es una de las pruebas más claras hasta ahora de que el uso excesivo de la tecnología puede tener un impacto negativo en la salud mental.

Aunque ese vínculo nunca había sido hallado a una escala tan grande, "hay muchas investigaciones que indican que el uso excesivo de internet está asociado con mala salud mental, particularmente en adolescentes y jóvenes", señaló el doctor Lee Smith, de Anglia Ruskin University.

"Se debe en parte a que las redes alientan comparaciones a veces con metas imposibles. Además, nos permiten cuantificar nuestro éxito social. Esas dos cosas pueden estar aumentando los niveles de estrés".

Así que dedicarle menos tiempo a las redes sociales es mejor para la salud mental.

Malas noticias para los perezosos
Hay evidencia intrigante de algo más que podemos hacer para maximizar nuestro poder cerebral.

Al parecer, ser fuerte y estar en forma es bueno para el cerebro.

En la Universidad de Gales del Sur, han estado haciendo pruebas Stroop antes, durante y después de que la gente haga ejercicio. Las pruebas Stroop evalúan cuán pronto nuestro cerebro procesa una discordancia en la información.

Es más sencillo de lo que suena: mientras los voluntarios pedalean en una bicicleta estática, ven unas palabras que aparecen en una pantalla.

Son nombres de colores, solo que están en otro color -la palabra "verde", escrita en letras rojas-, y tienen que apretar un botón del color que dice la palabra.
Palabra Azul escrita en rosa
Aunque esté escrita en color rosa, tienes que responder "azul".
"Hemos encontrado que la función cognitiva -la agilidad mental- mejora mientras estás haciendo ejercicio", contó el doctor Damien Bailey.

"Sabemos que como le está llegando más sangre al cerebro -más combustible: oxígeno y glucosa- hay más apoyo a varias áreas de funciones cognitivas".

Eso ocurre gracias a un truco de nuestros cuerpos.
El ejercicio incrementa los niveles de óxido de nitrógeno en la sangre, un elemento químico que relaja los vasos sanguíneos y facilita el flujo de sangre.

Pero además, el ejercicio ayuda al cerebro aumentando la cantidad del Factor neurotrófico derivado del cerebro o FNDC, que es una especie de fertilizador para las neuronas.

"Si estás produciendo y desarrollando más células y conexiones cerebrales, la toma de decisiones, la memoria, el raciocinio... todo mejora". Según las investigaciones de la Universidad de Gales del Sur, entre más intensamente te ejercites mejor, pero incluso una vigorosa caminata dobla las cantidades de esos químicos en el cerebro.

¿Cómo nos afecta el género?
Una de nuestras pruebas analizó la capacidad de las personas para leer correctamente las emociones en una variedad de caras.

Descubrimos que quienes obtuvieron mejores resultados en esta prueba de inteligencia emocional tienen hermanos y/o hermanas, y también las que comparten sus vidas con gatos y/o perros.

Aunque no existe una diferencia general en la inteligencia entre los diferentes géneros, cuando se trata de nuestra inteligencia emocional, las mujeres obtuvieron mejores puntuaciones que los hombres y que aquellos que se identificaron como 'otro'.
Gráfico que muestra que las mujeres tienen mejor inteligencia emocional
En las pruebas de habilidad espacial y resolución de problemas, los hombres obtuvieron mejores calificaciones que las mujeres y los otros.

Hay que subrayar que las diferencias fueron pequeñas, y hay mucho debate sobre si se deben principalmente a la naturaleza o la crianza.

Un análisis reciente de muchos estudios diferentes concluyó que las diferencias en la capacidad espacial tienden a aparecer en la edad escolar, lo que hace pensar que son en gran medida el resultado de la presión social y su impacto en cosas como la selección de juguetes.

Varios estudios muestran que los estereotipos claramente siguen existiendo y que pueden tener un efecto significativo en ciertas pruebas de inteligencia.

¿Se puede hacer algo para contrarrestar sus efectos?
"Hay un estudio muy bueno en el que tomaron a un grupo de niñas cuyas habilidades espaciales no eran tan buenas y las alentaron a jugar Tetris intensamente durante tres meses", cuenta la neurocientífica Gina Rippon.

"Las partes del cerebro que apuntalan el desempeño espacial cambiaron sutilmente". Regiones de la corteza se volvieron más gruesas y otras partes, más activas.

"Así que podemos mostrar cómo una parte y una función específica del cerebro puede responder a entrenamiento y cambiar conductas".

Quizás los hombres también pueden revertir sus deficiencias en la inteligencia emocional.

¿Y qué pasa a medida que envejecemos?
Las personas que obtuvieron mejores puntuaciones en inteligencia verbal fueron las que leen mucho. Los que comen más frutas y verduras también obtuvieron buenos resultados.

Esta fue una de las habilidades cognitivas más afectadas por el estilo de vida.

Y lo más interesante fue cómo las habilidades verbales varían según la edad.
Mientras que todas las demás habilidades cognitivas disminuyeron con la edad, la capacidad verbal aumentó dramáticamente, ¡alcanzando su punto máximo a los 70 y 80 años!
gráfico mostrando cómo la habilidad verbal mejora con la edad
Este pico que se extiende hasta los años 70 y 80 es un nuevo hallazgo interesante. Estudios anteriores habían encontrado que se llegaba a la cima en los años 50 y 60 y luego disminuía.

"La habilidad verbal es un ejemplo de inteligencia cristalizada -explica el doctor Smith-, las habilidades que acumulamos a través del aprendizaje y la experiencia, que seguimos desarrollando y podemos retener hasta la vejez".

Y en Escocia tienen una pista de cómo podemos asegurarnos de que así sea.

El miércoles 4 de junio de 1947, los niños de 10 y 11 años que iban al colegio en todo el país tuvieron una examen de inteligencia. Décadas más tarde, académicos de la Universidad de Edimburgo se los encontraron en los archivos.

Entusiasmados, buscaron a esos niños -ahora de 70 años de edad- para que volvieran a hacer el mismo examen, con la idea de analizar los resultados y buscar las claves para el envejecimiento exitoso.

Y así fue.
Un grupo de los niños que hicieron el examen en 1947, lo volvieron a hacer 6 décadas después. A algunos les fue mejor de viejos que de niños.

El profesor Ian Dearry comparó los resultados y, para entender por qué los cerebros de algunos habían envejecido mejor que el de otros, los sometió a otras pruebas, incluyendo perfiles genéticos y detallados cuestionarios sobre sus estilos de vida.

"Hay una pequeña contribución de ciertos factores genéticos pero la más grande es el estilo de vida", dice Dearry.

Su investigación mostró que aquellos que se mantuvieron consistentemente activos física y mentalmente tenían mejor destreza de raciocinio. Eso también es cierto sobre aquellos que aprendieron otro idioma.

"Ciertamente hay cada vez más evidencia de que aprender o involucrarse con algo nuevo ayuda a reforzar o a crear nuevas conexiones. De hecho, aprender otro idioma a cualquier edad puede ser beneficioso", señala Alan Gow.

Tras revisar tantos estudios, ¿cuál sería su principal consejo para mantener el cerebro joven?

"La actividad física es la que consistentemente aparece como la más beneficiosa, pero no debemos olvidar las conexiones sociales: no estar solo es importante para la salud mental".

Antes de irnos, vale la pena recordar que hay cosas que este tipo de pruebas no pueden medir, como la personalidad.

Y la característica más importante de la personalidad en este contexto es el esmero. Los estudios indican que puede compensar cualquier deficiencia.

¡Así que a hacer ejercicio mientras juegas por computador algún videojuego en ruso!

Fuente:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-52637903

Más:
Qué es la inteligencia, qué tan importante es y por qué no deberías decirle a nadie que es inteligente
12 marzo 2018
Fraude científico con respecto a los estudios de inteligencia:   https://verdecoloresperanza.blogspot.com/2017/05/cyril-burt-un-ejemplo-paradigmatico-de.html

martes, 29 de mayo de 2018

Dale una caña… y un pez

“Dale un pez a un hombre y comerá hoy, dale una caña y enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”.

Ya, pero los proverbios chinos encierran a veces grandes mentiras. La pobreza extrema encierra a la gente en un círculo vicioso tan perverso que resulta casi imposible romperlo. Ganando un euro al día no puedes ahorrar para afrontar los imprevistos; tampoco tienes acceso a la información, ni tiempo para estudiar las oportunidades que podrían mejorar tu situación; al no poder alimentar bien al niño su salud se resiente, y al final tienes que vender la caña para comprar las medicinas al niño. Enseñar a un pobre a ordeñar una vaca no basta: falta la vaca.

El experimento a gran escala organizado por el MIT y otras universidades de Estados Unidos y Francia ofrece unos datos sólidos que pueden ser muy útiles para reconducir las políticas de ayuda internacional de los gobiernos y las ONG occidentales, por lo general bien intencionadas pero poco eficaces.

Enseñar a un pobre a ordeñar una vaca no basta: falta la vaca
Un programa típico para una familia incluye, como en el ejemplo anterior,
1. facilitarle un poco de ganado y
2. la formación necesaria para gestionarlo;
3. también una pequeña cantidad de dinero (unos 50 euros al mes) para ayudarles a alimentarse,
4. o su equivalente en comida;
5. un plan de ahorro obligatorio;
6. una mínima educación en salud y prevención de enfermedades,
7. un mínimo acceso a algún servicio sanitario y
8. una visita semanal del personal de asistencia social para revisar los resultados del programa y solventar los problemas que vayan surgiendo.
Toda esta acción coordinada no solo tiene un coste asumible, sino que a la larga resulta hasta rentable.

Las catástrofes naturales como el terremoto de Nepal demuestran que buena parte de la población de cualquier país occidental está dispuesta a aportar dinero para aliviar las crisis humanitarias. Pero la situación de los mil millones de habitantes del planeta en situación de extrema pobreza se puede considerar una crisis humanitaria permanente, y es una que no puede resolverse con parches y limosnas gubernamentales. Se requiere una acción coordinada, inteligente y sostenida en el tiempo. Si las poblaciones occidentales y sus gobiernos se convencen de que hay una metodología eficaz para romper el círculo vicioso de la extrema pobreza, es probable que los fondos necesarios acaben llegando. Si los programas funcionan, el dinero se podrá considerar una inversión para el futuro.

La gran fuerza del experimento del MIT y sus socios académicos es que es ciencia seria
No es solo el tamaño de la muestra –21.000 personas en seis países—, sino que las intervenciones se han hecho con una metodología importada de la epidemiología y las investigaciones de salud pública, con ensayos randomizados y los grupos de control necesarios.

Junto a la población intervenida siempre ha habido otra abandonada a su albur, y los datos se han extraído de ambas en paralelo. Las evidencias sobre la eficacia del programa son por tanto científicamente impecables. A partir de ahora la pregunta debe ser: si disponemos de una herramienta eficaz y costeable para extraer a la gente de la miseria, ¿qué argumentos hay para no usarla?

 https://elpais.com/elpais/2015/05/14/ciencia/1431615451_988418.html?rel=mas