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sábado, 23 de agosto de 2014

Basta ya. Está en juego la expresión del principio de legitimación democrática del poder. La reforma electoral del PP, una propuesta llena de lagunas

Formalmente, la reforma de la elección de los alcaldes se va a tramitar como una reforma de una ley orgánica, pero materialmente es un decreto ley aprobado por el Gobierno. El contenido de la norma está decidido en su núcleo esencial, así como la fecha de su entrada en vigor. En mayo de 2015 los alcaldes serán designados con la fórmula que el Gobierno tiene decidida. Nadie puede llamarse a engaño.

Se trata de la segunda vez en estos últimos meses que el PP decide aprobar una ley orgánica de naturaleza constitucional prescindiendo de todos los demás partidos políticos. La primera fue la Ley Orgánica 4/2014, de 11 de julio, mediante la cual se introdujo en nuestro ordenamiento por primera vez en la historia constitucional española el aforamiento del rey tras su abdicación. De contrabando, a través de una “chapuza”, como se le escapó al presidente del Congreso, el PP resolvió este asunto, que habría exigido la aprobación de la Ley Orgánica prevista en el artículo 57.5 de la Constitución.

Con la pretensión de reformar el sistema de elección de alcaldes, el PP está a las puertas de repetir la operación. Desde la entrada en vigor de la Constitución en 1978 la fórmula para la designación del órgano de gobierno ha sido la misma en los tres niveles en que se articula nuestro sistema político. Los ciudadanos eligen directamente a los diputados en el Congreso o en el Parlamento de la comunidad autónoma y a los concejales en los municipios, y estos eligen al presidente del Gobierno, al presidente de la Comunidad Autónoma y al alcalde. Esta es nuestra Constitución representativa, que no se ha visto excepcionada en su vigencia en ningún momento.

Estatuto jurídico del rey tras su abdicación. Fórmula de expresión del principio de legitimación democrática en la renovación del poder municipal. Son dos materias de relevancia constitucional indiscutible, que, por su propia naturaleza, no pueden quedar fuera de lo que se entiende como consenso constitucional. La primera quedó fuera el 11 de julio. La segunda está a punto de quedar fuera en los próximos meses. Piezas importantes de nuestro ordenamiento constitucional van a ser el resultado de la decisión de un único partido...
Fuente:  21 AGO 2014 - El País.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Legitimidad

En España cinco jóvenes han sido detenidos por ser administradores de una página anarquista en internet. Sin embargo, también en las redes, otros seres (¿humanos?) afirman que “hay que matar y tirar a fosas comunes a los rojos hijos de puta” o “gasear a los perros flauta”, sin que la Fiscalía o la Audiencia Nacional estimen oportuno actuar. En España, la delegada del Gobierno en Cataluña homenajea en las calles, sin que esto se considere apología del nazismo, a los combatientes de la División Azul enviados por Franco a la Alemania de Hitler, al tiempo que la policía reprime y golpea a los estudiantes que piden la retirada de la LOMCE, a las feministas contrarias a la regresiva reforma del aborto, a los desahuciados que hacen escraches a los diputados.

 Pero nos asiste el derecho a defendernos y a remover del poder a quienes hoy lo detentan por tratarse de un gobierno ilegítimo, y tomo como referente a un teórico que para nada puede ser acusado de radicalismo, el liberal John Locke, quien en el siglo XVII señaló que el poder se convertía en tiranía si era utilizado para empobrecer, intimidar o someter a los súbditos a mandatos abusivos. ¿Y acaso no nos están empobreciendo, cuando reducen los salarios, los subsidios, las ayudas?; ¿cuándo abaratan el despido?; ¿cuándo permiten los abusos de la banca y los desahucios?; ¿cuándo sirven a los intereses de los poderosos y no a los de la mayorías sociales? ¿Acaso no están incumpliendo el pacto firmado con los ciudadanos cuando en las urnas fueron elegidos para cumplir un programa y acto seguido hacen lo contrario?

También Locke advertía que era justo rebelarse cuando se entregaba el pueblo a la “sujeción de un poder extranjero, pues el fin que perseguía el pueblo (…) era el de conservarse como un entero, libre e independiente cuerpo social, gobernado por sus propias leyes”. ¿Y acaso ahora mismo no estamos más que nunca en manos de un poder extranjero, gobernados por instituciones económicas europeas a las que nadie ha elegido, quienes junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), conforman la asfixiante y tirana Troika? María Vacas Sentís