Juana Muñoz Liceras (Madrid, 1948) es una lingüista tan reputada como poco conocida fuera del ámbito académico español. Su escaso impacto mediático no llamaría la atención si no fuera porque esta mujer, casada y con dos hijos, fue reconocida con la encomienda de la Orden del Mérito Civil en 2008 y figura en la lista de los 100 españoles más influyentes del mundo y entre los diez hispanos con mayor proyección en Canadá, donde vive desde que hace cuatro décadas decidió dedicarse a investigar la adquisición del lenguaje. Catedrática de la Universidad de Otawa, trilingüe de palabra, chomskiana de pensamiento, y chamberilera de corazón, Muñoz Liceras, que tiene discípulos por medio mundo, planea su regreso definitivo a España. En uno de los altos en el camino para impartir un seminario-taller en la Universidad Nebrija y visitar a sus padres, araña unas horas para esta entrevista. Lo suyo no es la corrección política. No tiene empacho en admitir que está en contra de la discriminación positiva. De las lenguas, sí, pero también de las mujeres.
Pregunta. Además del español, domina el inglés y el francés. ¿Diría por propia experiencia que es posible el trilingüismo perfecto?
Respuesta. En cuestiones de gramática, quizá, incluso en cuestiones léxicas a nivel muy alto. Pero no en seguridad si no aprendes el idioma desde muy pequeño. Siempre hay una lengua, aquella en la que has vivido, jugado y cantado, en la que te vas a sentir más cómodo. Por eso hay que empezar a enseñar las no nativas cuanto antes, mejor.
P. ¿El español es especialmente duro de oído?
R. Eso es un tópico. Puede haber habido menos contacto con Europa durante el franquismo pero de ahí a decir, como algunos dicen, que nos cuesta más… La prueba está en que los niños que han tenido la oportunidad de estudiar en EE UU, Inglaterra o Irlanda tienen un gran dominio del inglés. No nos cuesta más. Solo que hay que poner los medios porque la segunda lengua no te crece igual que la primera.
P. ¿Por qué?
R. Porque el cerebro no tiene la misma flexibilidad pasado el tiempo. Tenemos la predisposición genética y real de adquirir cualquier lengua, más de una, lo que pasa es que hay una ventana de oportunidad. E igual que si a las abejas les impides interactuar en las primeras etapas no van a poder construir luego hexágonos perfectos, las personas tampoco van a poder desarrollar la capacidad de adquirir tan fácilmente otro idioma porque van a tener otro sistema que se superpone y que filtra todo lo que van a aprender.
P. La edad…
R. El cerebro. A los tres años no tienes la misma flexibilidad que a los 20. Tienes otros recursos. Los inmigrantes adolescentes que llegan a un país tienen ventajas en metalenguaje, en vocabulario, pero no en la fonética, no en la concordancia, no en las dificultades que uno tiene cuando aprende alemán o polaco.
P. Ahora que lo cita, ¿por qué un ciudadano de un país del Este, pasados los años, pasaría casi por español al hablar y un anglosajón o un chino no?
R. Los de los países del Este nos suenan a priori perfectos pero no lo son. Es una cuestión de fonética, de tono. Su forma de hablar provoca menos ruido que el acento de un chino, que te hace imposible entenderle. También los ingleses tienen un sistema de vocales endemoniado para nosotros. Yo todavía me río porque tengo acento chamberilero en inglés y en francés.
P. ¿No se va?
R. Tienes que hacer casi tanto esfuerzo como para convertirte en espía. A ellos los entrenaban. Es un problema de flexibilidad fisiológica pero también de condiciones individuales de las personas. Hace unos años hicieron en EE UU un estudio a unos inmigrantes para ver quién de los que habían empezado a aprender inglés pasados los 25 se podía identificar como americano. La persona más brillante era de origen japonés. Él decidió que tenía que ser americano, que tenía que integrarse totalmente, no vivir en japonés.
P. Puede interpretarse como una manera de renunciar a parte de su identidad…
R. No creo que sea así. Significa simplemente que tienes que realizar un gran esfuerzo, el que antes se les exigía a los locutores. Una de mis sorpresas cuando he ido viniendo a España es que ahora hablan con acento de Canarias, andaluz… En mi época, lo hacían en castellano de Castilla.
P. ¿Y qué opina?
R. ¿Por qué renunciar a esta riqueza? No soy purista, soy lingüista. Si se puede comunicar igual, nos es indiferente si la variedad es culta o no culta, de un área geográfica o de otra.
P. ¿Dónde reside el valor de una lengua?
R. En su capacidad de comunicación, que sería el aspecto social, o en la capacidad de usarla para pensar, que sería la visión más chomskiana y no creo que se contradigan.
P. El número de personas que lo hablan...
R. Ese es un problema de ciclos político-económicos. Es decir, ¿por qué está estudiando tanta gente chino o árabe? Porque necesitan trabajo y hay mucha fuerza económica o política detrás.
P. ¿Prevé que el inglés sea desbancado?
R. No me atrevo a hacer predicciones. Si, económicamente, EE UU deja de ser la potencia mundial que es podría pasar a un segundo plano. Pero también se producen coyunturas muy especiales, de manera que si lo adoptan las personas con poder de China o del mundo árabe o de Rusia, a lo mejor no ocurre.
P. ¿Qué futuro le augura al español?
R. El número de personas que lo hablan es importante y ganará peso. El aumento de la población hispanohablante es exponencial, enorme. Y a esto puede sumarse el resurgir económico. No veo que el español corra ningún en peligro, es posible que no sustituya al inglés, pero tampoco creo que el chino lo haga. Entonces quizá se compartan más lenguas y sea menos complicado comunicarse. A lo mejor es útil que haya una predominante.
P. EE UU no ha sido tradicionalmente un país muy dado a aprender idiomas. ¿Hay un punto de soberbia?
R. Yo lo llamaría ignorancia.
P. ¿Podemos hablar de imperialismo lingüístico?
R. Si hablamos del inglés, sí. Algunos activistas en Latinoamérica también entienden que se da con el español de España y la Academia. Pero es un poco ridícula la manera en la que utilizan esta tesis. Tiene una base real, pero se les olvida que ese imperialismo lo ejercen ellos con las lenguas aborígenes. ¿Qué pasa con el guaraní? ¿Qué pasa con el quechua? En el mundo hay muchas lenguas en riesgo de desaparición.
P. ¿Qué se pierde cuando desaparece un idioma?
R. A lo mejor es una manera cínica de verlo, pero si te lo planteas como ley natural, como selección natural, no se pierde tanto, se pierde esa lengua pero están surgiendo variedades que también lo son. A veces sí, a veces hay detrás un patrimonio cultural importante, toda una literatura, una manera de ver la historia, pero si está recogida en otras lenguas solo se pierde la manera en que se manifiesta.
P. ¿Está a favor de la discriminación positiva?
R. Yo no impondría ningún tipo de discriminación positiva. Mi universidad se creó para ayudar a los francoontarianos y es bilingüe. A los estudiantes que vienen de los países árabes o a los chinos no les interesa nada el francés. Entonces, para tener una masa crítica para seguir siendo bilingües aceptamos alumnos con nota más baja. ¿Qué supone eso para el estatus de la universidad y su posición en los ránkings? Es un arma de doble filo. También ocurre con la discriminación positiva de una raza. Con algunas políticas a veces te preguntas quién es el racista.
P. Y tampoco está a favor de las cuotas femeninas...
R. Hay que buscar a una persona competente y no discriminar a las mujeres pero tampoco darles un trato de favor. Simplemente, de persona. Nunca he sido feminista.
P. No le gusta entonces la inmersión lingüística de la escuela catalana...
R. No hay que imponer y no sé si puede acabar siendo contraproducente porque puede que cuando un determinado estudiante llegue a la universidad acabe siendo discriminado si tiene problemas con la escritura en castellano.
P. ¿Y le parece justo que solo si un niño lo pide todos los del aula tengan que estudiar un 25% del horario lectivo en castellano por orden judicial?
R. No lo es, debería llegarse a un consenso.
P. ¿Cómo ve las lenguas cooficiales en España?
R. Creo que en este momento tienen buena salud.
P. Su uso no aumenta al mismo ritmo que el conocimiento.
R. Para ser más eficiente te comunicas en la lengua en la que te sientes más cómodo.
P. ¿Llegará un momento en que no necesitemos aprender otros idiomas?
R. ¿Porque nos implanten un chip? Es ciencia ficción, y la bola mágica no la tengo. Pero es posible.
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