Las expresiones dicen mucho de una cultura y su gente. El español tiene, por ejemplo, las que exaltan la alegría de la vida y la empatía. "Como dar a luz". Una maravilla.
Lo maravilloso de aprender un idioma nuevo y zambullirse en una cultura nueva es que las cosas que parecen vulgares y corrientes para el lugareño a mí me resultan poco menos que milagrosas. A lo mejor les hace gracia la ingenuidad infantil del extranjero al que casi le da un jamacuco la primera vez que prueba un churro o ante su primera sobremesa con amigos, pero para mí son una gozada los nuevos descubrimientos que hago cada día en España y que son como chutes de vitaminas directos al alma.
De todas las cosas que me encantan de España, y la lista es larga hasta decir basta, el idioma es lo que más me alucina. Las palabras mismas son como pequeños milagros y podría escribir un diccionario con todas mis favoritas, pero últimamente he descubierto algunas expresiones que me han dejado con la boca abierta de admiración y me han ayudado a ver las cosas de una manera totalmente diferente. Me parece de lo más inspirador.
Hay expresiones que a lo mejor salen de manera automática e inconsciente cuando las llevas oyendo desde el día en que naciste, pero para alguien que acaba de llegar como yo suponen un bofetón en toda la cara. Por ejemplo, “dar a luz”. Tomado literalmente, significa que te entregan a la luz en el momento mismo en que inicias tu camino vital. Como en esa escena de El rey león en la que ofrecen al cachorro al cielo y al universo como celebración de la vida. Alzamos nuestros bebés a la luz del mundo para que les dé la bienvenida y sean objeto de celebración. Convierte la lucha sangrienta, dolorosa y agónica que supone traer un niño al mundo en lo que realmente es: algo verdaderamente heroico. Un acontecimiento en el que cada niño nace capacitado para lograr algo grandioso.
O “consultar con la almohada”. En vez de “pensar en ello mientras duermes” como hacemos en Inglaterra, en España se pide consejo a la almohada. Qué hermosura de expresión. Qué consuelo, qué dulzura. Una oportunidad de permitir durante el reposo de nuestra mente cansada que fuerzas naturales que escapan a nuestra imaginación nos sirvan de inspiración y guía y nos den consejos tranquilizadores.
O cuando se muere alguien cercano, en vez del más bien insulso “lamento tu pérdida”, en España se dice “te acompaño en el sentimiento”. ¿Hay alguna lengua en el mundo que exprese mejor la empatía? ¿Una manera mejor de expresar unión en el dolor? Es una celebración de compañerismo, ternura y comprensión; una metáfora que expresa a la perfección lo que es España, donde, aun cuando la división parezca endémica en estos momentos, subyace un sólido sentido de comunidad, amor y sintonía.
Lo reconozco, a lo mejor da la impresión de que España me ha cegado un poco. Quizás el enamoramiento se me note demasiado. Pero, la verdad…, me importa un rábano. —eps
https://elpais.com/elpais/2020/07/13/eps/1594657865_508816.html
P. D. : Sin duda es un excelente artículo para el comienzo de un curso en español.
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lunes, 20 de julio de 2020
El idioma del amor. James Rhodes
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jueves, 8 de marzo de 2018
_- El español en Estados Unidos. Es necesario desarrollar políticas que secunden la defensa del bilingüismo
_- Hace 10 años, el Instituto Cervantes publicó su Enciclopedia del español en Estados Unidos, un volumen de más de 1.000 páginas en el que se presentaba la buena salud de nuestro idioma, en virtud de la extraordinaria cifra de hispanos en el país y su situación en términos de enseñanza, expansión territorial, difusión mediática, industrias culturales, etcétera. Motivado por este potencial, el Cervantes puso en marcha hace cinco años el Observatorio de la Lengua Española en Harvard. A su vez, en 1998, justo hace 20 años, el Gobierno español activó el programa de Líderes Hispanos de EE UU, a cargo de la Fundación Carolina, destinado a estrechar nuestras relaciones económicas y culturales.
Igualmente, hace 45 años se creó en Nueva York la Academia Norteamericana de la Lengua Española, plenamente integrada en la Asociación de Academias, que se compone en este momento de 23 miembros: todas las academias americanas, la filipina, creada en 1924, y la ecuatoguineana, constituida en 2016. Las 23 academias trabajan codo con codo en todas las obras de referencia para el español: diccionarios, gramáticas, ortografías y obras literarias del canon establecido para nuestra lengua común. Cada año, en España o en América, hay reuniones de comisiones interacadémicas y el pleno de ellas se reúne de forma periódica cada tres años. En 2016 fue en Ciudad de México, y allí se acordó que la siguiente asamblea plenaria tuviera lugar en España en el año 2019, en el que se conmemora el centenario del inicio de la primera circunnavegación del mundo, al mando de Magallanes y Elcano.
Este aparato institucional, al que se agrega el trabajo de la Hispanic Society of America o la labor de los departamentos universitarios de hispanismo, refleja el interés hacia la evolución del español que, de hecho, ha superado todas las previsiones. Vale la pena recordar los 58 millones de hispanos que registra el censo estadounidense y que aportan más del 15% al PIB nacional (si fueran un país autónomo, serían la séptima potencia mundial). De ellos, 42 millones dominan el español como lengua nativa, aparte de los 8 millones de estadounidenses que lo aprenden en todos los niveles de enseñanza. Además, circulan en el país más de 800 periódicos en español, el mercado editorial en nuestra lengua asciende a los 1.200 millones de dólares anuales (965 millones de euros) y un 80% de hispanos dispone de móviles inteligentes. La eclosión ha sido tan potente que ha desbordado todo esfuerzo institucional acometido desde España, por más que el Instituto Cervantes haya impulsado alianzas con entidades como la UNAM para llegar más lejos.
Ahora bien, actualmente, menos del 50% de los hispanos de tercera generación conserva el dominio de la lengua y un 70% no la considera una característica prioritaria, lo que, unido al aminoramiento migratorio y a la estabilización de su natalidad, nos sitúa ante un horizonte con claroscuros. Tampoco puede olvidarse el efecto Trump, que ha impulsado un discurso identitario que obstaculiza la pujanza hispanohablante. Con todo, el dinamismo de la sociedad estadounidense, habituada a la diversidad, y el prestigio de la formación bilingüe constituyen razones para ser optimistas. Cabe subrayar, además, que el número de hispanos matriculados en universidades llega a los 3,6 millones (el 18% del total, en constante crecimiento) y cómo ha brotado un sentimiento de autoestima, que se expresa en la prensa y en las redes e incita a los latinos a reivindicar su legado en la cultura de EE UU.
Desde España no podemos conformarnos con atestiguar pasivamente la suerte que vaya a correr nuestro idioma. Movidos por el respeto a sus Gobiernos y el reconocimiento de los hispanos como ciudadanos estadounidenses, conviene desarrollar políticas que mejoren la percepción del español y secunden la defensa del bilingüismo. Acompañar estos gestos con un conjunto de iniciativas consistentes (apertura de más Cervantes en EE UU, incremento de programas de movilidad, aumento de nuestra presencia en conmemoraciones latinas, etcétera), lejos de ser una ocurrencia caprichosa, reforzaría nuestra influencia internacional, extendiendo también su provecho en clave económica. Y es que, a la larga, pocos sectores aportan más que la inversión en cultura, más aún si se trata de la cultura global del español.
Darío Villanueva es director de la Real Academia Española; Juan Manuel Bonet, del Instituto Cervantes, y Jesús Andreu, de la Fundación Cartolina.
https://elpais.com/elpais/2018/02/15/opinion/1518724319_998468.html
Igualmente, hace 45 años se creó en Nueva York la Academia Norteamericana de la Lengua Española, plenamente integrada en la Asociación de Academias, que se compone en este momento de 23 miembros: todas las academias americanas, la filipina, creada en 1924, y la ecuatoguineana, constituida en 2016. Las 23 academias trabajan codo con codo en todas las obras de referencia para el español: diccionarios, gramáticas, ortografías y obras literarias del canon establecido para nuestra lengua común. Cada año, en España o en América, hay reuniones de comisiones interacadémicas y el pleno de ellas se reúne de forma periódica cada tres años. En 2016 fue en Ciudad de México, y allí se acordó que la siguiente asamblea plenaria tuviera lugar en España en el año 2019, en el que se conmemora el centenario del inicio de la primera circunnavegación del mundo, al mando de Magallanes y Elcano.
Este aparato institucional, al que se agrega el trabajo de la Hispanic Society of America o la labor de los departamentos universitarios de hispanismo, refleja el interés hacia la evolución del español que, de hecho, ha superado todas las previsiones. Vale la pena recordar los 58 millones de hispanos que registra el censo estadounidense y que aportan más del 15% al PIB nacional (si fueran un país autónomo, serían la séptima potencia mundial). De ellos, 42 millones dominan el español como lengua nativa, aparte de los 8 millones de estadounidenses que lo aprenden en todos los niveles de enseñanza. Además, circulan en el país más de 800 periódicos en español, el mercado editorial en nuestra lengua asciende a los 1.200 millones de dólares anuales (965 millones de euros) y un 80% de hispanos dispone de móviles inteligentes. La eclosión ha sido tan potente que ha desbordado todo esfuerzo institucional acometido desde España, por más que el Instituto Cervantes haya impulsado alianzas con entidades como la UNAM para llegar más lejos.
Ahora bien, actualmente, menos del 50% de los hispanos de tercera generación conserva el dominio de la lengua y un 70% no la considera una característica prioritaria, lo que, unido al aminoramiento migratorio y a la estabilización de su natalidad, nos sitúa ante un horizonte con claroscuros. Tampoco puede olvidarse el efecto Trump, que ha impulsado un discurso identitario que obstaculiza la pujanza hispanohablante. Con todo, el dinamismo de la sociedad estadounidense, habituada a la diversidad, y el prestigio de la formación bilingüe constituyen razones para ser optimistas. Cabe subrayar, además, que el número de hispanos matriculados en universidades llega a los 3,6 millones (el 18% del total, en constante crecimiento) y cómo ha brotado un sentimiento de autoestima, que se expresa en la prensa y en las redes e incita a los latinos a reivindicar su legado en la cultura de EE UU.
Desde España no podemos conformarnos con atestiguar pasivamente la suerte que vaya a correr nuestro idioma. Movidos por el respeto a sus Gobiernos y el reconocimiento de los hispanos como ciudadanos estadounidenses, conviene desarrollar políticas que mejoren la percepción del español y secunden la defensa del bilingüismo. Acompañar estos gestos con un conjunto de iniciativas consistentes (apertura de más Cervantes en EE UU, incremento de programas de movilidad, aumento de nuestra presencia en conmemoraciones latinas, etcétera), lejos de ser una ocurrencia caprichosa, reforzaría nuestra influencia internacional, extendiendo también su provecho en clave económica. Y es que, a la larga, pocos sectores aportan más que la inversión en cultura, más aún si se trata de la cultura global del español.
Darío Villanueva es director de la Real Academia Española; Juan Manuel Bonet, del Instituto Cervantes, y Jesús Andreu, de la Fundación Cartolina.
https://elpais.com/elpais/2018/02/15/opinion/1518724319_998468.html
sábado, 11 de febrero de 2017
_-APRENDER ESPAÑOL. 33 PALABRAS EN ESPAÑOL QUE NINGÚN EXTRANJERO ES CAPAZ DE PRONUNCIAR. Algunos de nuestros vocablos son trampas mortales hasta para el más esforzado de los guiris.
_-Dificultades del español para un extranjero
A ningún hispanohablante se nos ocurriría pensar que la palabra "despotricar" podría acarrear grandes dificultades en su pronunciación, si bien es cierto que tampoco es de las más sencillas por esa sílaba –tri– precedida de –po– que casi la convierte en un trabalenguas. Sin embargo, para un japonés podría ser una trampa mortal. “En general, los japoneses suelen apoyar el sonido de una consonante con una vocal, aunque sea incluso en una combinación de dos consonantes o una consonante al final de palabra. Por ejemplo, 'carta' la pronunciarían como caruta; 'mesas' como mesasu; 'abierto' como abieruto; y 'Madrid' como Madorido", explica Pablo Navarro, profesor de español en el Instituto Cervantes de Tokio. Y añade: "Despotricar' sería para un nipón algo así como desupoturicar". Verdaderamente impensable para el mismísimo Cervantes.
Más allá de lo anecdótico, o precisamente por ello, se nos ocurrió averiguar si realmente el español es un idioma tan difícil para un extranjero como parece ser en ocasiones y cuáles son esas palabras que podrían complicarle la vida a cualquiera. Sin mencionar "supercalifragilísticoespialidoso", a la que, incluso el castellano más puro vocalizaría de forma pausada y pensándosela. Nuestra sorpresa ha sido descubrir que incluso la palabra “armadillo” puede ser ardua, tal y como demuestra un simpático vídeo del portal de idiomas Babbel.
El español no es particularmente difícil
“Lo cierto es que, comparado con otros idiomas, el español no se considera particularmente difícil. Una de las razones principales es que es muy fonético. Es decir, en general, a una letra determinada corresponde consistentemente un sonido específico”, comenta la doctora en Literatura y Lengua Española, Rosario Torres, profesora asociada de español en la Penn State University (Estados Unidos). Sin embargo, como en todos los idiomas, la dificultad, haberla hayla, y radica en el sencillo hecho de que ciertos fonemas no suelen formar parte de la lengua materna.
“Cuando aprendemos una segunda lengua, la fonética suele convertirse en una asignatura compleja por una razón sencilla: nos vemos ante la necesidad de modificar nuestros arraigados hábitos articulatorios. De pronto, nos enfrentamos con sonidos no presentes en nuestro idioma, lo que exige habituarse a puntos y modos de articulación que, para nosotros, resultan extraños”, afirma otra especialista en la materia, Cristina Pérez Múgica, doctora en Literatura Española e Hispanoamericana y profesora de español para extranjeros en la academia Letra Hispánica, de Salamanca.
Otro punto a tener en cuenta es la grafía, como bien dice esta experta: “Nos cuesta asumir el hecho de que una misma grafía puedan representar sonidos distintos en otras lenguas”. Por ejemplo, en español, a cada fonema vocálico le corresponde una sola grafía (con la sola excepción de la 'i'), mientras que en inglés una misma letra puede representar vocales distintas. “Esto provoca que, en ocasiones, los hablantes nativos de inglés experimenten una cierta confusión: por ejemplo, no es raro que cuando se encuentran con la grafía ‘e’ duden entre pronunciarla como /i/ o como /e/”, comenta la profesora Pérez Múgica.
La trampa de la doble 'r'
¿Qué tienen en común estas palabras? Para cualquier extranjero la pronunciación fuerte de la letra 'erre', también denominada vibrante múltiple, es uno de los sonidos más complejos. En palabras como “perro”, “ubérrimo”, o “desarrolladores”, por ejemplo, notaremos que la mayoría pronunciarán pero, ubérimo y desarolladores. Las palabras con doble 'erre' o 'erre' al principio, como "carro", "rato", "rueda", "sonrojado" o "rito", son una mala pasada para todos, japoneses incluidos, quienes, como indica el profesor Pablo Navarro, “no las pronuncian de forma fuerte, sino suave, ya que ese sonido no existe en japonés”. Por otra parte, la profesora Pérez Múgica matiza que “en toda China, salvo en la zona de Xinjiang, no existe ningún dialecto en el que aparezca el fonema de la 'erre' vibrante múltiple ni tampoco en lenguas como el inglés, el alemán, el francés… Es lógico que cause problemas a un mayor y más variado grupo de estudiantes”, puntualiza. Ni mencionar, entonces, "coscorrón", ni mucho menos "ronronear" o, peor aún, "terrestre".
Cuando "hola" se convierte en "jola"
Exigir, ejercer, corregir. Son otros de los vocablos que aunque parezcan inocentes llevan trampa. La doctora Torres, de la Penn State University, anota que la 'g' delante de las vocales 'i' y 'e' (“exigir” o “refrigerador”) se convierte en un sonido muy complicado para los extranjeros de habla inglesa. A estas hay que sumarle nuestra 'hache', que para muchos es un quebradero de cabeza. “Esta letra es para nosotros una mera grafía, que no se materializa de ningún modo en el habla. Sin embargo, movidos por sus hábitos articulatorios propios a los que están acostumbrados, los anglohablantes pueden olvidar esta norma y pronunciar la 'h' de palabras como 'hermano', 'hola', 'hablar”, explica Cristina Pérez. De ahí que sea muy habitual escuchar a un oriundo de Texas decir, con una aspiración suave, germano, jola o jablar.
Hasta los italianos se resbalan en nuestra 'piscina'
Ascensor, piscina, consciente. Con estas comenzamos a rizar el rizo. Incluso son difíciles de pronunciar para los italianos que, a priori, son quienes tienen un idioma más similar al nuestro. Y es que no todas las grafías semejantes en ambos idiomas tienen el mismo sonido. “Los italianos experimentan dificultades cuando se encuentran con este grupo 'sc' en palabras españolas, como ‘piscina’ o ‘imprescindible”, comenta Cristina Pérez desde su experiencia. En italiano, estos dos sonidos agrupados se pronuncian de una manera diferente, más parecido a una “sh” inglés, el mismo sonido que usamos en español para imponer silencio (“shhhhh”), denominado fonéticamente como sonido palatal fricativo sordo.
Los rocambolescos caminos de la 'j'
Jarrón, aguja, jamonero. Cualquier buen imitador de un anglohablante intentando hablar español se dará cuenta de su manera tan peculiar de pronunciar nuestra 'jota' fuerte. Más suave, casi como una hache aspirada. Pues bien, en algunos idiomas, la cosa es aún más rocambolesca. El profesor Navarro del Instituto Cervantes en Tokio ha visto como allí las palabras con la letra 'j' a veces llegan a pronunciarse de manera inverosímil, convirtiendo esa consonante en una 'f': “Julio' lo pronuncian como furio o 'juego' como fuego. En otras ocasiones, los nipones se inclinan por, simplemente, suavizarla, haciendo de 'joyería' (hoyería), de 'ojos' (ohosu) o de 'jamón' (hamón)”.
Un japonés no dice "zurcir", dice "surosiru"
Zapato, cerilla, zurcir. Para muchos extranjeros, el sonido de la 'zeta' no existe en sus idiomas maternos, por lo que su pronunciación exacta en español es imposible. ¿Qué les ocurre a los japoneses, por ejemplo? “Las palabras con la letra 'z' o el sonido de la combinación ‘ce’ y ‘ci’ tampoco existe para ellos, y lo pronuncian como si fuera el sonido de la letra 's'. 'Zumo' será sumo; 'arroz', aros; 'cerca', serca, y 'circo', sirco”, dice el profesor Navarro. Cabe destacar que, por las anotaciones que señala el experto de español en Tokio, “zurcir” será algo así como surosiru. ¡Todo un reto también para nosotros!
¿Te quieres reír? Pídele a un esloveno que diga "limpiaúñas"
Zafarrancho, inexorable, bibliográfico. A todo lo dicho se suma, además, la dificultad de las palabras que tienen demasiadas sílabas. “Resultan más complicadas de articular por la mera cantidad de letras que las componen”, explica la profesora Rosario Torres. Y más todavía si todas esas letras conforman una sola sílaba. “Para los eslovenos, por ejemplo, la pronunciación de diptongos, triptongos e hiatos puede acarrear dificultades por dos motivos: su lengua no cuenta con fenómenos que equivalgan exactamente a estos y, además, el español presenta una gran variedad y abundancia de diptongos”, añade Cristina Pérez, de Letra Hispánica. Pídele a un esloveno que diga "limpiaúñas", aunque solo sea por probar. Y si tienes más curiosidad por saber de qué manera un guiri lidia con nuestro idioma, échale un vistazo a este vídeo realizado por el portal Flama. Las risas, al menos, están aseguradas.
http://elpais.com/elpais/2017/01/09/icon/1483955123_763818.html
martes, 28 de julio de 2015
Juana Muñoz Liceras. “No creo en la discriminación positiva del idioma”. Esta lingüista de la Universidad de Otawa, experta en los mecanismos de la adquisición del lenguaje, está en la lista de los 100 españoles más influyentes
Juana Muñoz Liceras (Madrid, 1948) es una lingüista tan reputada como poco conocida fuera del ámbito académico español. Su escaso impacto mediático no llamaría la atención si no fuera porque esta mujer, casada y con dos hijos, fue reconocida con la encomienda de la Orden del Mérito Civil en 2008 y figura en la lista de los 100 españoles más influyentes del mundo y entre los diez hispanos con mayor proyección en Canadá, donde vive desde que hace cuatro décadas decidió dedicarse a investigar la adquisición del lenguaje. Catedrática de la Universidad de Otawa, trilingüe de palabra, chomskiana de pensamiento, y chamberilera de corazón, Muñoz Liceras, que tiene discípulos por medio mundo, planea su regreso definitivo a España. En uno de los altos en el camino para impartir un seminario-taller en la Universidad Nebrija y visitar a sus padres, araña unas horas para esta entrevista. Lo suyo no es la corrección política. No tiene empacho en admitir que está en contra de la discriminación positiva. De las lenguas, sí, pero también de las mujeres.
Pregunta. Además del español, domina el inglés y el francés. ¿Diría por propia experiencia que es posible el trilingüismo perfecto?
Respuesta. En cuestiones de gramática, quizá, incluso en cuestiones léxicas a nivel muy alto. Pero no en seguridad si no aprendes el idioma desde muy pequeño. Siempre hay una lengua, aquella en la que has vivido, jugado y cantado, en la que te vas a sentir más cómodo. Por eso hay que empezar a enseñar las no nativas cuanto antes, mejor.
P. ¿El español es especialmente duro de oído?
R. Eso es un tópico. Puede haber habido menos contacto con Europa durante el franquismo pero de ahí a decir, como algunos dicen, que nos cuesta más… La prueba está en que los niños que han tenido la oportunidad de estudiar en EE UU, Inglaterra o Irlanda tienen un gran dominio del inglés. No nos cuesta más. Solo que hay que poner los medios porque la segunda lengua no te crece igual que la primera.
P. ¿Por qué?
R. Porque el cerebro no tiene la misma flexibilidad pasado el tiempo. Tenemos la predisposición genética y real de adquirir cualquier lengua, más de una, lo que pasa es que hay una ventana de oportunidad. E igual que si a las abejas les impides interactuar en las primeras etapas no van a poder construir luego hexágonos perfectos, las personas tampoco van a poder desarrollar la capacidad de adquirir tan fácilmente otro idioma porque van a tener otro sistema que se superpone y que filtra todo lo que van a aprender.
P. La edad…
R. El cerebro. A los tres años no tienes la misma flexibilidad que a los 20. Tienes otros recursos. Los inmigrantes adolescentes que llegan a un país tienen ventajas en metalenguaje, en vocabulario, pero no en la fonética, no en la concordancia, no en las dificultades que uno tiene cuando aprende alemán o polaco.
P. Ahora que lo cita, ¿por qué un ciudadano de un país del Este, pasados los años, pasaría casi por español al hablar y un anglosajón o un chino no?
R. Los de los países del Este nos suenan a priori perfectos pero no lo son. Es una cuestión de fonética, de tono. Su forma de hablar provoca menos ruido que el acento de un chino, que te hace imposible entenderle. También los ingleses tienen un sistema de vocales endemoniado para nosotros. Yo todavía me río porque tengo acento chamberilero en inglés y en francés.
P. ¿No se va?
R. Tienes que hacer casi tanto esfuerzo como para convertirte en espía. A ellos los entrenaban. Es un problema de flexibilidad fisiológica pero también de condiciones individuales de las personas. Hace unos años hicieron en EE UU un estudio a unos inmigrantes para ver quién de los que habían empezado a aprender inglés pasados los 25 se podía identificar como americano. La persona más brillante era de origen japonés. Él decidió que tenía que ser americano, que tenía que integrarse totalmente, no vivir en japonés.
P. Puede interpretarse como una manera de renunciar a parte de su identidad…
R. No creo que sea así. Significa simplemente que tienes que realizar un gran esfuerzo, el que antes se les exigía a los locutores. Una de mis sorpresas cuando he ido viniendo a España es que ahora hablan con acento de Canarias, andaluz… En mi época, lo hacían en castellano de Castilla.
P. ¿Y qué opina?
R. ¿Por qué renunciar a esta riqueza? No soy purista, soy lingüista. Si se puede comunicar igual, nos es indiferente si la variedad es culta o no culta, de un área geográfica o de otra.
P. ¿Dónde reside el valor de una lengua?
R. En su capacidad de comunicación, que sería el aspecto social, o en la capacidad de usarla para pensar, que sería la visión más chomskiana y no creo que se contradigan.
P. El número de personas que lo hablan...
R. Ese es un problema de ciclos político-económicos. Es decir, ¿por qué está estudiando tanta gente chino o árabe? Porque necesitan trabajo y hay mucha fuerza económica o política detrás.
P. ¿Prevé que el inglés sea desbancado?
R. No me atrevo a hacer predicciones. Si, económicamente, EE UU deja de ser la potencia mundial que es podría pasar a un segundo plano. Pero también se producen coyunturas muy especiales, de manera que si lo adoptan las personas con poder de China o del mundo árabe o de Rusia, a lo mejor no ocurre.
P. ¿Qué futuro le augura al español?
R. El número de personas que lo hablan es importante y ganará peso. El aumento de la población hispanohablante es exponencial, enorme. Y a esto puede sumarse el resurgir económico. No veo que el español corra ningún en peligro, es posible que no sustituya al inglés, pero tampoco creo que el chino lo haga. Entonces quizá se compartan más lenguas y sea menos complicado comunicarse. A lo mejor es útil que haya una predominante.
P. EE UU no ha sido tradicionalmente un país muy dado a aprender idiomas. ¿Hay un punto de soberbia?
R. Yo lo llamaría ignorancia.
P. ¿Podemos hablar de imperialismo lingüístico?
R. Si hablamos del inglés, sí. Algunos activistas en Latinoamérica también entienden que se da con el español de España y la Academia. Pero es un poco ridícula la manera en la que utilizan esta tesis. Tiene una base real, pero se les olvida que ese imperialismo lo ejercen ellos con las lenguas aborígenes. ¿Qué pasa con el guaraní? ¿Qué pasa con el quechua? En el mundo hay muchas lenguas en riesgo de desaparición.
P. ¿Qué se pierde cuando desaparece un idioma?
R. A lo mejor es una manera cínica de verlo, pero si te lo planteas como ley natural, como selección natural, no se pierde tanto, se pierde esa lengua pero están surgiendo variedades que también lo son. A veces sí, a veces hay detrás un patrimonio cultural importante, toda una literatura, una manera de ver la historia, pero si está recogida en otras lenguas solo se pierde la manera en que se manifiesta.
P. ¿Está a favor de la discriminación positiva?
R. Yo no impondría ningún tipo de discriminación positiva. Mi universidad se creó para ayudar a los francoontarianos y es bilingüe. A los estudiantes que vienen de los países árabes o a los chinos no les interesa nada el francés. Entonces, para tener una masa crítica para seguir siendo bilingües aceptamos alumnos con nota más baja. ¿Qué supone eso para el estatus de la universidad y su posición en los ránkings? Es un arma de doble filo. También ocurre con la discriminación positiva de una raza. Con algunas políticas a veces te preguntas quién es el racista.
P. Y tampoco está a favor de las cuotas femeninas...
R. Hay que buscar a una persona competente y no discriminar a las mujeres pero tampoco darles un trato de favor. Simplemente, de persona. Nunca he sido feminista.
P. No le gusta entonces la inmersión lingüística de la escuela catalana...
R. No hay que imponer y no sé si puede acabar siendo contraproducente porque puede que cuando un determinado estudiante llegue a la universidad acabe siendo discriminado si tiene problemas con la escritura en castellano.
P. ¿Y le parece justo que solo si un niño lo pide todos los del aula tengan que estudiar un 25% del horario lectivo en castellano por orden judicial?
R. No lo es, debería llegarse a un consenso.
P. ¿Cómo ve las lenguas cooficiales en España?
R. Creo que en este momento tienen buena salud.
P. Su uso no aumenta al mismo ritmo que el conocimiento.
R. Para ser más eficiente te comunicas en la lengua en la que te sientes más cómodo.
P. ¿Llegará un momento en que no necesitemos aprender otros idiomas?
R. ¿Porque nos implanten un chip? Es ciencia ficción, y la bola mágica no la tengo. Pero es posible.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/07/01/actualidad/1435765892_696288.html
Pregunta. Además del español, domina el inglés y el francés. ¿Diría por propia experiencia que es posible el trilingüismo perfecto?
Respuesta. En cuestiones de gramática, quizá, incluso en cuestiones léxicas a nivel muy alto. Pero no en seguridad si no aprendes el idioma desde muy pequeño. Siempre hay una lengua, aquella en la que has vivido, jugado y cantado, en la que te vas a sentir más cómodo. Por eso hay que empezar a enseñar las no nativas cuanto antes, mejor.
P. ¿El español es especialmente duro de oído?
R. Eso es un tópico. Puede haber habido menos contacto con Europa durante el franquismo pero de ahí a decir, como algunos dicen, que nos cuesta más… La prueba está en que los niños que han tenido la oportunidad de estudiar en EE UU, Inglaterra o Irlanda tienen un gran dominio del inglés. No nos cuesta más. Solo que hay que poner los medios porque la segunda lengua no te crece igual que la primera.
P. ¿Por qué?
R. Porque el cerebro no tiene la misma flexibilidad pasado el tiempo. Tenemos la predisposición genética y real de adquirir cualquier lengua, más de una, lo que pasa es que hay una ventana de oportunidad. E igual que si a las abejas les impides interactuar en las primeras etapas no van a poder construir luego hexágonos perfectos, las personas tampoco van a poder desarrollar la capacidad de adquirir tan fácilmente otro idioma porque van a tener otro sistema que se superpone y que filtra todo lo que van a aprender.
P. La edad…
R. El cerebro. A los tres años no tienes la misma flexibilidad que a los 20. Tienes otros recursos. Los inmigrantes adolescentes que llegan a un país tienen ventajas en metalenguaje, en vocabulario, pero no en la fonética, no en la concordancia, no en las dificultades que uno tiene cuando aprende alemán o polaco.
P. Ahora que lo cita, ¿por qué un ciudadano de un país del Este, pasados los años, pasaría casi por español al hablar y un anglosajón o un chino no?
R. Los de los países del Este nos suenan a priori perfectos pero no lo son. Es una cuestión de fonética, de tono. Su forma de hablar provoca menos ruido que el acento de un chino, que te hace imposible entenderle. También los ingleses tienen un sistema de vocales endemoniado para nosotros. Yo todavía me río porque tengo acento chamberilero en inglés y en francés.
P. ¿No se va?
R. Tienes que hacer casi tanto esfuerzo como para convertirte en espía. A ellos los entrenaban. Es un problema de flexibilidad fisiológica pero también de condiciones individuales de las personas. Hace unos años hicieron en EE UU un estudio a unos inmigrantes para ver quién de los que habían empezado a aprender inglés pasados los 25 se podía identificar como americano. La persona más brillante era de origen japonés. Él decidió que tenía que ser americano, que tenía que integrarse totalmente, no vivir en japonés.
P. Puede interpretarse como una manera de renunciar a parte de su identidad…
R. No creo que sea así. Significa simplemente que tienes que realizar un gran esfuerzo, el que antes se les exigía a los locutores. Una de mis sorpresas cuando he ido viniendo a España es que ahora hablan con acento de Canarias, andaluz… En mi época, lo hacían en castellano de Castilla.
P. ¿Y qué opina?
R. ¿Por qué renunciar a esta riqueza? No soy purista, soy lingüista. Si se puede comunicar igual, nos es indiferente si la variedad es culta o no culta, de un área geográfica o de otra.
P. ¿Dónde reside el valor de una lengua?
R. En su capacidad de comunicación, que sería el aspecto social, o en la capacidad de usarla para pensar, que sería la visión más chomskiana y no creo que se contradigan.
P. El número de personas que lo hablan...
R. Ese es un problema de ciclos político-económicos. Es decir, ¿por qué está estudiando tanta gente chino o árabe? Porque necesitan trabajo y hay mucha fuerza económica o política detrás.
P. ¿Prevé que el inglés sea desbancado?
R. No me atrevo a hacer predicciones. Si, económicamente, EE UU deja de ser la potencia mundial que es podría pasar a un segundo plano. Pero también se producen coyunturas muy especiales, de manera que si lo adoptan las personas con poder de China o del mundo árabe o de Rusia, a lo mejor no ocurre.
P. ¿Qué futuro le augura al español?
R. El número de personas que lo hablan es importante y ganará peso. El aumento de la población hispanohablante es exponencial, enorme. Y a esto puede sumarse el resurgir económico. No veo que el español corra ningún en peligro, es posible que no sustituya al inglés, pero tampoco creo que el chino lo haga. Entonces quizá se compartan más lenguas y sea menos complicado comunicarse. A lo mejor es útil que haya una predominante.
P. EE UU no ha sido tradicionalmente un país muy dado a aprender idiomas. ¿Hay un punto de soberbia?
R. Yo lo llamaría ignorancia.
P. ¿Podemos hablar de imperialismo lingüístico?
R. Si hablamos del inglés, sí. Algunos activistas en Latinoamérica también entienden que se da con el español de España y la Academia. Pero es un poco ridícula la manera en la que utilizan esta tesis. Tiene una base real, pero se les olvida que ese imperialismo lo ejercen ellos con las lenguas aborígenes. ¿Qué pasa con el guaraní? ¿Qué pasa con el quechua? En el mundo hay muchas lenguas en riesgo de desaparición.
P. ¿Qué se pierde cuando desaparece un idioma?
R. A lo mejor es una manera cínica de verlo, pero si te lo planteas como ley natural, como selección natural, no se pierde tanto, se pierde esa lengua pero están surgiendo variedades que también lo son. A veces sí, a veces hay detrás un patrimonio cultural importante, toda una literatura, una manera de ver la historia, pero si está recogida en otras lenguas solo se pierde la manera en que se manifiesta.
P. ¿Está a favor de la discriminación positiva?
R. Yo no impondría ningún tipo de discriminación positiva. Mi universidad se creó para ayudar a los francoontarianos y es bilingüe. A los estudiantes que vienen de los países árabes o a los chinos no les interesa nada el francés. Entonces, para tener una masa crítica para seguir siendo bilingües aceptamos alumnos con nota más baja. ¿Qué supone eso para el estatus de la universidad y su posición en los ránkings? Es un arma de doble filo. También ocurre con la discriminación positiva de una raza. Con algunas políticas a veces te preguntas quién es el racista.
P. Y tampoco está a favor de las cuotas femeninas...
R. Hay que buscar a una persona competente y no discriminar a las mujeres pero tampoco darles un trato de favor. Simplemente, de persona. Nunca he sido feminista.
P. No le gusta entonces la inmersión lingüística de la escuela catalana...
R. No hay que imponer y no sé si puede acabar siendo contraproducente porque puede que cuando un determinado estudiante llegue a la universidad acabe siendo discriminado si tiene problemas con la escritura en castellano.
P. ¿Y le parece justo que solo si un niño lo pide todos los del aula tengan que estudiar un 25% del horario lectivo en castellano por orden judicial?
R. No lo es, debería llegarse a un consenso.
P. ¿Cómo ve las lenguas cooficiales en España?
R. Creo que en este momento tienen buena salud.
P. Su uso no aumenta al mismo ritmo que el conocimiento.
R. Para ser más eficiente te comunicas en la lengua en la que te sientes más cómodo.
P. ¿Llegará un momento en que no necesitemos aprender otros idiomas?
R. ¿Porque nos implanten un chip? Es ciencia ficción, y la bola mágica no la tengo. Pero es posible.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/07/01/actualidad/1435765892_696288.html
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