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martes, 5 de marzo de 2024

EDUCACIÓN TRIBUNA. El mejor profesor de matemáticas del mundo, solo para ti

Un chico resuelva un problema matemático en la pizarra
Un chico resuelva un problema matemático en la pizarra.
La inteligencia artificial va a ser una ayuda inestimable para mejorar la enseñanza de esta materia y los profesores tienen que entender que no es ninguna amenaza ni para ellos ni para sus alumnos.

El daño que puede hacer un mal profesor de matemáticas es incalculable. Literalmente: no se puede calcular. Lo que llamamos ansiedad matemática, o miedo a las matemáticas, tiene menos de ansiedad que del más puro, simple y desesperante aburrimiento. El niño y la niña aprenden disciplinadamente a multiplicar matrices, intersectar conjuntos y derivar funciones, pero no entienden una palabra de lo que están haciendo, de qué significa eso, para qué vale, por qué es una forma de pensar de extraordinaria elegancia y eficacia.

Para que los alumnos entiendan los conceptos matemáticos fundamentales, se interesen por ellos y los incorporen a su caja de herramientas para el futuro, hace falta un buen profesor, quizá incluso un gran profesor. Pero claro, ¿cómo se hace eso? Tu cuadro docente no puede estar compuesto por medallas Fields (uno de los galardones más prestigiosos de las matemáticas) y premios Abel  (considerado el Nobel de las matemáticas). Tienes que obrar el prodigio con los recursos humanos que tienes al alcance, que son gente normal con una formación media. Entonces ¿qué hacemos?
 
Respuesta: usar las neuronas, amigos. Las nuestras y las de las máquinas. La inteligencia artificial va a ser una ayuda inestimable para mejorar la enseñanza de las matemáticas, del lenguaje y de todo lo demás. Y los profesores tienen que entender que las máquinas no son ninguna amenaza ni para ellos ni para sus alumnos, sino que están aquí para ayudarles a ambos.

Mientras la atmósfera social se carga de un rechazo a la inteligencia artificial no muy reflexivo, a veces casi religioso, los expertos están proponiendo ideas muy interesantes para introducir las máquinas en las aulas. Mi favorita es la personalización, y voy a intentar explicar por qué.

Como todos los mocosos, aprendí en el colegio a operar con matrices, esos rectangulitos con filas y columnas de números que se pueden sumar, restar, multiplicar y manipular de varias formas. Los chavales aprendíamos esos procedimientos como si fueran una verdad revelada, pasábamos el examen si había suerte y nos poníamos a otra cosa. Aquello me sirvió más o menos para lo mismo que memorizar la lista de los reyes godos: para nada. Instruir a los niños para que se comporten como calculadoras humanas es inútil y dañino. El saber ocupa lugar, y conviene reservar nuestra memoria siempre escasa para cosas más importantes que esos sudokus insustanciales.

Ya era un adulto con entradas en la frente, cuando por fin pude entender de qué iba todo eso, y darme cuenta de lo fascinante, profundo y creativo que resulta ese arte de jugar con las matrices, álgebra lineal en la jerga. Y esa epifanía se debió a mi buena fortuna de descubrir a Gilbert Strang, el mejor profesor de matemáticas del mundo.

Strang, un pionero de la educación en línea, había grabado sus clases de álgebra lineal en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) sus clases de álgebra lineal en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y las había colgado en la web de la universidad. No era más que el tipo explicando el tema a sus alumnos tiza en mano sobre la pizarra, pero de pronto, de alguna manera, allí se hacía la luz y el entendimiento se abría paso entre la espesura de mi infancia.

Es tan fácil como eso. Basta con tener al mejor profesor del mundo en tu aula. Antes era imposible, pero ahora está al alcance de cualquier escuela urbana o rural. Y ahora demos un paso más. Strang me fue bien a mí, pero seguro que otros alumnos y otros profesores tendrán otras preferencias, otras necesidades, lagunas, demandas de explicación adicional o de volver a la primera casilla sobre algún punto que se te atasca. Ahí es donde la inteligencia artificial puede aportar unos recursos educativos personalizados y muy valiosos.

A partir de ahora, cada alumno puede inventar a su Gilbert Strang, diseñar a su profesor de matemáticas perfecto. El miedo a los robots no nos lleva a ningún lado. Si no puedes vencerlos, únete a ellos. Es por el bien de los niños, amigo.

domingo, 20 de febrero de 2011

Cèdric Villani, matemático: "En la vida no hay que tratar de planificar demasiado"

El matemático francés, reciente medalla Fields, "Nobel" de matemáticas por calcular la velocidad del desorden y el fluir del agua, acude al congreso de la Real Sociedad Matemática Española

El francés Cèdric Villani, de 37 años, es el nuevo astro de la matemática mundial. Con la medalla Fields que obtuvo el pasado verano en India le bastaría para ser venerado por sus colegas -la Fields, que se concede siempre a matemáticos menores de 40 años, es el premio más importante en matemáticas-. Pero además Villani encarna la nueva imagen que los matemáticos quieren dar a su ciencia, un cambio de look con el que aumentar el atractivo de las matemáticas para los jóvenes, los empresarios o los responsables políticos. Y eso que el propio Villani dice que era "muy tímido" de niño.

Catedrático de la Universidad de Lyon y director del Instituto Henri Poincaré, en París, Villani asistió al congreso del Centenario de la Real Sociedad Matemática Española (RSME), en Ávila, ataviado como siempre con un vistoso lazo-corbata y un gran broche en forma de araña.

Pregunta. ¿Cómo le anunciaron que había ganado la medalla Fields?
Respuesta. Lo supe meses antes del Congreso Internacional de Matemáticos [donde se anuncian cada cuatro años las nuevas medallas Fields]. Estaba en mi despacho y me llamó el entonces presidente de la Unión Matemática Internacional, Laszlo Lovasz, pero antes de creérmelo del todo preferí esperar a recibir un correo suyo de confirmación. Nunca se sabe... Siempre hay alguien que te puede gastar una broma por teléfono.

P. ¿Mantuvo el secreto, como manda el protocolo de este premio?
R. Sí, fue un secreto hasta el momento de la entrega. No se lo dije a nadie excepto a mi esposa. Bueno, a algunas personas se lo sugerí, pero sólo eso. Pero desde luego es importante saberlo con tiempo, para prepararse mentalmente. Desde el premio casi me he convertido en un personaje público profesional, doy unas tres conferencias a la semana en todo tipo de foros, de políticos, hombres de negocios, artistas... Hay que prepararse sicológicamente para resistir la presión y todos los cambios, incluso en la relación con mis compañeros.

P. ¿También es matemática su esposa?
R. No, se dedica a la biología. Pero conoce perfectamente lo que significa para la comunidad matemática la medalla Fields.

P. ¿Influye su personalidad en el hecho de que tenga ahora tantas actos públicos?
R. Sin duda. Vengo de Lyon, donde la gente tiene muy clara la importancia de comunicar las matemáticas. Además tengo esta extraña manera de vestir, vengo de una familia con estudios y hablo relativamente bien, puedo salir en televisión y radio sin temblar o balbucear. También mi puesto en el Instituto Henri Poincaré me ha hecho estar bastante expuesto. Por ejemplo a muchos políticos ya los conocía antes del premio.

P. ¿Hay una razón para su forma de vestir?
R. Una razón es que me gusta y ya está. Antes vestía de forma más común. En una determinada época encontré esta imagen y me gusta. Los broches de araña tienen una historia, pero no la cuento.

P. ¿Por qué en Francia los políticos se relacionan con los matemáticos y en España no?
R. En lo que respecta a su relación conmigo, creo que les gusta mi carácter emprendedor y sociable. No siempre fui así, de niño era muy tímido. Cuando conocí a Sarkozy le gusté, me dijo que le gustaba mi look. Yo me siento cómodo dando charlas, y además es parte de mi puesto, debo conseguir dinero. Otro nivel de respuesta es que sí, en Francia los responsables políticos sienten cierto aprecio por las matemáticas. Es así desde hace mucho tiempo. Napoleón admiraba las matemáticas y él mismo era un buen matemático; se tenía la sensación de que los matemáticos y los científicos debían formar parte de la sociedad. Y esto se ha conservado, con altibajos. En las últimas décadas la relación entre las matemáticas y los políticos en Francia ha sido buena. Ahora bien, respeto tenemos, dinero no tanto. No está mal, pero espero que dentro de no mucho consigamos también dinero, es importante.

P. ¿Recurren las compañías francesas a los matemáticos para resolver sus problemas, mejorar sus productos?
R. No tanto. Ése es un punto débil de las matemáticas francesas. En la tradición matemática francesa está esta idea de que las matemáticas son una ciencia pura, abstracta. Hoy en día la distinción entre matemáticas puras y aplicadas es ya muy difusa, pero la tradición se mantiene, y ha hecho que los matemáticos no se comuniquen lo bastante bien con los ingenieros y la industria. Ambas partes recelan: los matemáticos creen que los otros sólo buscan dinero y ven el mundo empresarial como ajeno, y ellos nos ven como no fiables, abstractos. Aún así creo que las cosas están cambiando en la dirección correcta. He dado ya bastantes charlas en escuelas de ingeniería, de empresa... Y es muy interesante.

P. Como investigador, ¿ha trabajado siempre en el mismo campo?
R. Hasta cierto punto sí. Soy analista, mi mente está entrenada para meterse muy a fondo en un problema. Por eso la manera de atacar los problemas es la misma, aunque sean de áreas diversas. Recuerdo que en el doctorado algunos profesores me decían que era demasiado estrecho en mis intereses, y ahora la misma gente me dice lo contrario. Eso sólo significa que no debes hacer mucho caso de lo que la gente te dice, simplemente seguir tu camino, como lo sientes.

P. ¿Es un consejo para la vida en general?
R. Creo que sí. Cuando era niño mis profesores decían que era muy brillante pero se quejaban de que no participaba, y decían que había que hacerme cambiar... Pues hubieran hecho mejor en dejarme tranquilo. Ahora mira, hablo delante de cientos de personas sin ningún problema. Otro consejo importante para mí en la vida es que no hay que tratar de planificar demasiado lo que te ocurrirá. Vale para los científicos en general pero en especial para los matemáticos. Dos años antes de resolver el problema por el que me han dado la medalla Fields yo apenas sabía que existía.

Leer más en "El País".

Programa libre de matemáticas: Open Source Mathematics, en la nube; SageMathCloud

viernes, 20 de agosto de 2010

¿Por qué los matemáticos españoles no ganan medallas Fields?

Las medallas Fields son el galardón más importante que concede la Unión Matemática Internacional (IMU) cada cuatro años desde 1936, el sueño de cualquier matemático. ¿Por qué parecen las Fields concentrarse en algunos países más que en otros? ¿Por qué Francia tiene 11 medallistas Fields -dos, Cèdric Villani y el franco-vietnamita Ngô Bao Châu, anunciados ayer- y España ninguno? ¿Cuál es la receta para la Fields? Estas son impresiones de matemáticos españoles que asisten al Congreso Internacional de Matemáticos ICM2010 en la ciudad india de Hyderabad, donde se han anunciado las Fields.

Nadie esperaba una Fields española: la comunidad matemática española se sabe aún muy lejana de la arraigada tradición francesa. Pero para los jóvenes matemáticos españoles ya es habitual trabajar fuera de España y colaborar con colegas en otros continentes. Investigadores como Pablo Mira e Isabel Fernández, ambos de menos de 35 años y los únicos españoles invitados a presentar sus resultados en el ICM en la India, dicen no sentirse distintos de sus coetáneos franceses o alemanes; la escuela de geometría a la que pertenecen, nacida en la Universidad de Granada, es una referencia en todo el mundo. ¿Despegan definitivamente las matemáticas españolas gracias a ellos?
"Aún nos queda mucho para una Fields", dice Manuel de León, único matemático español en el Comité Ejecutivo de la IMU y que acaba de ser reelegido. "Necesitamos destinar recursos a la investigación y, sobre todo, gestionarlos bien para generar investigación excelente".

Sus colegas están, en general, de acuerdo. Aunque aparezcan discrepancias al especificar cómo se consigue la excelencia. Luis Vega, de la Universidad del País Vasco, apuesta en este sentido por programas de doctorado de gran calidad, destinados específicamente a los jóvenes más brillantes. Y esta es, efectivamente, una queja común: el sistema español prepara a la media, pero descuida la élite. No sabe aprovechar, y estimular, a los mejores.

La falta de tradición histórica, en cualquier caso, no se suple sólo con recursos. "Las matemáticas nacen y se hacen. La ciencia no se improvisa", dice Santos González, de la Real Sociedad Matemática Española (RSME), que en 2011 celebra su centenario. Hacen falta medidas a largo plazo, y entre ellas muchos incluyen "una estructura más flexible que permita atraer a gente buena de fuera", apunta Enrique Fernández Cara, de la Universidad de Sevilla...

Artículo tomado de "El País" 20/08/10. Más aquí.

Leer, además, "Nobel" de matemáticas, Francia se impone. París "puede considerarse ahora el centro de las matemáticas", ha declarado Louis Nirenberg, considerado a sus 95 años uno de los matemáticos vivos más influyentes. Entrevista a la nueva presidenta Ingrid Daubechies aquí.

Y ¿Qué deberíamos hacer para mejorar en matemáticas?