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domingo, 22 de octubre de 2023

Sari Bashi: "Hay un principio muy simple: no matar a los niños, no tomarlos como rehenes, no arrojarles bombas"

Niños en Gaza llorando tras un bombardeo israelí

Mientras continúan los bombardeos en Gaza, el territorio sigue también bajo el bloqueo total de Israel, que cortó el suministro de agua, electricidad, alimentos y combustible.

La escalada más grave del conflicto en décadas estalló el 7 de octubre, cuando Hamás lanzó un ataque contra Israel y mató a más de 1.400 personas.

Israel respondió con bombardeos que causaron hasta ahora más de 3.700 muertos, al menos un tercio de ellos niños, según el ministerio de salud palestino.

BBC Mundo habló con Sari Bashi, israelí estadounidense y directora de programas de la organización de derechos humanos Human Rights Watch, quien vive en la ciudad de Ramala, en Cisjordania.

Bashi es también cofundadora de Gisha, un centro israelí de derechos humanos que promueve la libertad de movimiento para los palestinos.

“Tengo dos hijos. El hecho de que estén matando a casi cien niños al día desde que esto empezó es horrendo”, dijo Bashi en referencia a los incesantes bombardeos israelíes.

En primer lugar, su reacción ante la catástrofe humana que se vive actualmente en Gaza.

La situación en Gaza es grave. Han matado a más de 3.000 personas, un tercio de ellas niños.

El ejército israelí emitió una orden de evacuación ordenando a un millón de personas en el norte de Gaza que se dirijan al sur de Gaza, pero siguen bombardeando tanto el norte como el sur de Gaza, y los suministros son extremadamente bajos.

Los civiles en el norte de Gaza se enfrentan a opciones imposibles: quedarse quietos en circunstancias en que les preocupa que el ejército israelí lleve a cabo una invasión terrestre que será bastante mortífera, o utilizar vías inseguras para llegar al sur donde no tienen suministros ni un lugar para quedarse y donde también hay riesgo de ataques aéreos.

Sari Bashi
Sari Bashi
Pie de foto,
Sari Bashi es directora de programas de la organización de derechos humanos Human Rights Watch y vive en la ciudad de Ramala, en Cisjordania.

Durante la última semana y media el ejército israelí ha bloqueado el suministro de alimentos, combustible, agua y electricidad a Gaza.

La escasez de electricidad está dificultando enormemente el funcionamiento de hospitales, que tienen dificultades para tratar a las miles de personas que han resultado heridas, y también se dificulta mucho el funcionamiento del sistema de saneamiento, las plantas desalinizadoras y todas las demás infraestructuras vitales.

El ejército israelí dice que permitirá la entrada de ayuda a través del cruce entre Egipto y Gaza, eso aún no ha sucedido.

Pero no está claro por qué el ejército israelí dice que permitirá el transporte de agua embotellada en camiones en lugar de simplemente volver a abrir el grifo del agua. Y no está claro por qué dicen que permitirán que entre combustible en camiones en lugar de simplemente volver a abrir el interruptor de electricidad.

Otra preocupación es que el gobierno israelí ha dicho que permitirá la ayuda al sur de Gaza. Pero ¿qué pasa con la gente del norte de Gaza?, ¿qué pasa con los civiles que no pueden o no quieren evacuar el norte de Gaza?

Ellos aún tienen la protección que les otorga el derecho internacional, y el ejército israelí está obligado a facilitar la entrega de ayuda humanitaria a todos los civiles.

¿Es el castigo colectivo un crimen de guerra y es esto lo que está sucediendo en Gaza?

Sí. Cuando esto comenzó, el Ministro de Defensa israelí anunció que iba a cortar el suministro de electricidad, alimentos, combustible y agua a Gaza y dijo: "Estamos luchando contra animales humanos".

Cuando se corta el suministro de agua a los niños, eso es un castigo colectivo. Están castigando a 2,2 millones de personas en Gaza por las acciones de los combatientes de Hamas.

La población de Gaza es muy joven, casi la mitad de la población son niños. De modo que están privando a los niños de alimentos, agua, combustible y electricidad, que son vitalmente necesarios, debido a las deleznables acciones de los combatientes liderados por Hamás en el sur de Israel.

El pueblo en Israel, en Estados Unidos y en todo el mundo está apropiadamente horrorizado por lo que los combatientes liderados por Hamás hicieron a los civiles israelíes el 7 de octubre.

Masacraron a civiles. Los tomaron como rehenes, incendiaron viviendas con familias adentro. Esos crímenes son tan aborrecibles porque tuvieron como objetivo a civiles.

Y así como nunca está bien cometer crímenes de guerra contra civiles en Israel, nunca está bien cometer crímenes de guerra contra civiles en Gaza.

El castigo colectivo es un crimen de guerra.

Usted mencionó la orden de Israel a 1,1 millones de personas de evacuar el norte de Gaza en 24 horas. La ONU dijo que eso era imposible. ¿Es esto lo que se conoce como “transferencia forzosa”, que es un crimen de guerra (según el artículo 7 del Estatuto de Roma)?

El derecho internacional permite y alienta a las partes en conflicto a emitir advertencias a los civiles cuando dichas advertencias les permitan protegerse de daños.

Cuando se emite una advertencia a un millón de personas en el norte de Gaza para que se vayan, pero no hay un lugar seguro al que ir ni una forma segura de llegar allí, esa no es una advertencia eficaz.

El derecho internacional también exige que las partes en conflicto sigan tomando medidas apropiadas para proteger a los civiles, incluso si no evacuan.

Las personas mayores, las personas con discapacidad, los pacientes hospitalizados que no pueden salir o aquellos que deciden no salir aún conservan sus protecciones civiles.

"El ejército israelí emitió una orden de evacuación ...pero siguen bombardeando tanto el norte como el sur de Gaza".

Me preocupa lo que sucede, porque el ejército israelí está hablando de permitir que la ayuda llegue al sur de Gaza, pero no al norte, y la gente que permanece en el norte de Gaza todavía necesita ayuda y protección.

Muchas de las personas que huyeron de sus hogares durante el fin de semana debido a la orden de evacuación, muchas de las personas mayores recuerdan haber huido de sus hogares en lo que hoy es Israel hace 75 años, la última vez que huyeron de un ejército israelí invasor.

Y también recuerdan que no les permitieron volver.

Esto, junto con el estímulo del gobierno israelí a la población de Gaza para que huya a Egipto, corre el riesgo de que se trate de una transferencia forzosa.

Usted ha mencionado que la violencia actual no ocurre en un vacío y que la gente necesita entender el contexto. Usted afirmó en entrevistas con otros medios que Israel ha venido realizando transferencias forzosas en los territorios palestinos…

Sí, el gobierno israelí ha estado participando en transferencias forzosas en Cisjordania, ya sea sacando a los palestinos de sus hogares por la fuerza, encerrándolos para que tengan que irse, y en algunos casos permitiendo y facilitando la violencia de los colonos contra las comunidades, para que se vayan.

Todo eso equivale a una transferencia forzosa. Y la tierra que luego queda abandonada se utiliza para construir asentamientos ilegales para judíos israelíes.

Transferir a la población civil de Israel al territorio ocupado y crear asentamientos es un crimen de guerra, y trasladar por la fuerza a palestinos fuera de sus hogares en el territorio ocupado es un crimen de guerra.

Así que estas preocupaciones sobre lo que está sucediendo ahora en Gaza tienen sus raíces en conductas anteriores.

"Transferir a la población civil de Israel al territorio ocupado y crear asentamientos es un crimen de guerra".

¿Podría explicar más su afirmación de que "un crimen de guerra no excusa otro crimen de guerra"?

El hecho de que alguien más haya cometido crímenes atroces no significa que uno pueda cometer crímenes de guerra atroces. Hamas cometió crímenes de guerra contra civiles israelíes. Pero eso no le da a Israel la justificación para cometer crímenes de guerra contra civiles palestinos.

El mismo principio que tan apropiadamente indignó al mundo por los ataques dirigidos por Hamás contra civiles israelíes debería ser el principio que lleve a poderosos partidarios como Estados Unidos a decirle a Israel que se abstenga de dañar a los civiles en Gaza.

Hay un principio muy simple: no matar a los niños, no entrar en sus casas, no quemarlas y dispararles. No tomarlos como rehenes, no arrojarles bombas. Y no quitarles el agua y la comida.

El número de civiles muertos en Gaza superó ya los 3.000, según el ministerio de salud palestino, y sigue aumentando. Usted dijo que hay ante todo un número que tiene grabado en su mente.

Sí, tengo dos hijos. El hecho de que estén matando a casi cien niños al día desde que esto empezó, es horrendo.

Es horrendo que los combatientes liderados por Hamás hayan matado a niños en el sur de Israel. Y es horrendo que el ejército israelí esté lanzando misiles en áreas urbanas densamente pobladas en formas en que es predecible que matarán a niños, y están matando a niños.

Sari, usted es judía estadounidense y está casada con un palestino. ¿Qué le dice a su hija de 9 años sobre lo que está sucediendo?

Obviamente no le decimos muchas cosas, le decimos que las personas son personas, que nadie tiene derecho a matar a otras personas y que incluso para las personas que no están de acuerdo con lo que el gobierno israelí está haciendo con los palestinos, nunca está bien matar.

 "No importa si eres palestino. No importa si eres israelí. Se supone que la ley protege a los civiles y punto".

¿Qué pide Human Rights Watch en este momento? ¿Qué debería pasar?

En primer lugar, Israel debería cancelar la orden de evacuación del norte de Gaza y proteger a los civiles en el norte de Gaza.

Debería permitir la entrada de ayuda humanitaria, no sólo a través del cruce egipcio, sino a través de sus propios cruces con Gaza, debería restaurar el suministro de agua, volver a conectar la electricidad.

Y debería abstenerse de lanzar armas explosivas en zonas densamente pobladas en formas que es predecible que causarán víctimas civiles masivas.

Más allá de eso, detrás de esta actual escalada de violencia hay una historia.

Antes del 7 de octubre, y todavía en curso, las autoridades israelíes habían estado cometiendo los crímenes contra la humanidad del apartheid y la persecución al oprimir sistemáticamente a los palestinos, cometiendo actos inhumanos contra ellos para mantener el dominio de los judíos israelíes sobre los palestinos.

Ese es el crimen del apartheid y también es el crimen de persecución, lo que están cometiendo al construir casas y ciudades para judíos israelíes, tanto en Israel como también en Cisjordania, mientras derriban casas palestinas por falta de permisos de construcción que son casi imposibles de conseguir.

Y han expulsado por la fuerza a los palestinos de sus tierras, han impuesto un cierre de la Franja de Gaza durante 16 años que ha paralizado la economía, reducido los horizontes de los jóvenes e impedido que la gente acceda a atención médica, empleo, educación y se reúna con sus familiares.

Y también están participando en una represión sistemática de los derechos civiles de los palestinos en Cisjordania. Eso tiene que parar.

Las personas que se preocupan por esta región y que están tan angustiadas por la violencia que ha tenido lugar durante la última semana y media deberían prestar atención a lo que estaba sucediendo antes de eso.

Y garantizar que sus políticas exteriores aborden las causas de raíz de la violencia.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viajó a Israel para reiterar su apoyo al gobierno israelí. ¿Qué papel cree que debería desempeñar en estos momentos Estados Unidos?

En tiempos normales, Estados Unidos proporciona US$3.800 millones en ayuda militar a Israel y está enviando armas ahora casi a diario.

Eso crea una responsabilidad para Estados Unidos de ordenar al gobierno israelí que cancele la orden de evacuación, que permita la entrada de ayuda humanitaria, alimentos, combustible, electricidad y agua a través de todos los cruces con Gaza, y deje de lanzar explosivos en zonas densamente pobladas en formas que se prevé que matarán a civiles.

Más allá de eso, el gobierno de Estados Unidos debería prestar atención a lo que sucede en el terreno.

Debería prestar atención no sólo al llamado “proceso de paz” que no ha traído mucha paz a nadie, sino más bien a cómo se trata a los seres humanos en el terreno, porque eso es parte de lo que estaba alimentando esta violencia.

Y si un poderoso partidario de Israel como Estados Unidos comienza a exigir que el gobierno israelí deje de cometer apartheid, entonces tal vez tengamos la oportunidad de un futuro mejor.

Francesca Albanese, relatora de la ONU para los territorios palestinos, dijo que bajo la niebla de la guerra Israel está llevando a cabo una limpieza étnica. Y un historiador israelí, Raz Segal, dijo que lo que está sucediendo en este momento en Gaza es un caso típico de genocidio.

¿Qué dice Human Rights Watch sobre una posible limpieza étnica o un posible genocidio en las circunstancias actuales en Gaza?

Diríamos que en este momento la orden de evacuación corre el riesgo de ser un traslado forzoso, el bloqueo de suministros es un castigo colectivo y el lanzamiento de explosivos en zonas densamente pobladas suscita serias preocupaciones sobre ataques indiscriminados e ilegales contra civiles.

Ha hablado de una falta de consistencia a nivel internacional en la indignación expresada por unas víctimas, pero no por otras.

Me preocupa que el discurso sobre lo que está sucediendo ahora en Israel y Palestina esté polarizado. Nosotros contra ellos. Sabemos que el discurso dominante es “son peores que nosotros”.

Hay principios universales básicos de humanidad consagrados en las leyes de la guerra que se aplican a todos los civiles. No importa si eres palestino. No importa si eres israelí. Se supone que la ley protege a los civiles y punto.

La ley es consistente. Todos los civiles necesitan ser protegidos.

lunes, 3 de octubre de 2022

_- Georgia Meloni: qué es el neofascismo, por qué avanza en Italia y qué consecuencias puede tener para el resto de Europa

_- El 28 de octubre de 1922, los "camisas negras" de Benito Mussolini marchaban sobre Roma e Italia inauguraba el régimen fascista.

Un siglo después, casi día por día, y por primera vez desde la Segunda Guerra mundial, el partido mas votado en Italia hunde sus raíces en el posfascismo, y ha recuperado un lema que popularizó "Il Duce": "Dios, patria y familia".

En apenas una década, Giorgia Meloni, la gran vencedora del los comicios que ha celebrado Italia, ha conseguido llevar a su partido, Hermanos de Italia, desde la marginalidad al centro político e, inexorablemente, al palacio Chigi, sede del Ejecutivo. Se prevé que el presidente de la república, Sergio Mattarella, le encargue formar gobierno en las próximas semanas.

¿Cómo ha sido esa progresión?
Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania llevó a cabo un proceso de "desnazificacion" y un doloroso ajuste de cuentas con su pasado. En Italia, sin embargo, se decidio mirar para otro lado. 
 La Marcha sobre Roma dio paso a la dictadura fascista de Benito Mussolini. 


Por aquel entonces, el Partido Comunista italiano era el mayor de toda Europa occidental y los aliados, inmersos en la dinámica de la Guerra Fría, tenían un objetivo principal: que los comunistas no llegaran al poder.

Por miedo a que las purgas de antiguos fascistas pudieran generar inestabilidad, las potencias aliadas hicieron la vista gorda ante la creación de nuevos partidos herederos de "Il Duce" y sus ideas. No solo eso, muchos símbolos y monumentos fascistas siguieron -y siguen- presentes en las calles italianas, como los fascios que adornan aún muchas de las tapas de alcantarilla de Roma.

Así surgió en 1946 Movimiento Social Italiano (MSI), fundado por Giorgio Almirante, que había sido jefe de gabinete del último ministerio de Propaganda fascista.

Giorgia Meloni no ha escondido nunca su admiración por Almirante. En 2018, ella misma difundió un fotomontaje que tituló "De Giorgio a Giorgia", en el que se presentan uno al lado del otro con idénticos eslóganes: "Podemos mirarte a los ojos". En 2020, cuando se cumplían 32 años de su muerte, la ahora vencedora de los comicios en Italia homenajeó a Almirante en Twitter con estas palabras: "Un gran hombre, un gran político, un patriota".

Con la caída del bloque comunista, surgieron nuevos partidos de derecha. Uno de ellos, Forza Italia, liderado por el multimillonario Silvio Berlusconi, incluyó en su coalición de gobierno en 1994 al MSI, liderado entonces por Gianfranco Fini. El posfascismo entró en el gobierno, y ante los ojos de los italianos, argumenta Luciano Cheles, de la Universidad de Grenoble, "le dio respetabilidad".

Gianfranco Fini fue el primer líder posfascista en entrar en un gobierno en Italia.

El partido pasó a llamarse Alianza Nacional y una joven Giorgia Meloni, que con 15 años había militado en el MSI, se convirtió en la líder de sus juventudes.

Hermanos de Italia nace de ese caldo de cultivo. "Han cambiado muchos postulados, han cambiado algunos aspectos, aunque son, por supuesto, un partido de derechas que tiene sus raíces en el movimiento posfascista", analiza Lorenzo Pregliasco, profesor de Ciencias Políticas de la universidad de Bolonia.

Los orígenes del partido, argumenta Cheles, están estrechamente conectados con los partidos neofascistas, pero Hermanos de Italia y Giorgia Meloni se encuentran con una disyuntiva: "por una parte, quieren presentar una imagen respetable, de moderación y modernidad, y por ello han dicho que han cortado el cordón umbilical con el fascismo. Pero, por otra parte, no quieren perder una parte del electorado que cree que una forma moderna del fascismo es aún válida y aceptable".

Simbología fascista
Esas raíces están presentes en toda la simbología del partido.

La más evidente es la llama tricolor, el símbolo del Movimiento social Italiano que Hermanos de Italia ha mantenido. Una llama que, por cierto, también adoptó el Frente Nacional en Francia -aunque con los colores de la bandera gala- y que, más estilizada, conserva la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen.

"Pero en su propaganda hay muchísimas más referencias al fascismo, algunas más o menos escondidas porque están hechas para ser comprendidas por los fascistas y aquellos que están familiarizados con su simbología", explica Cheles, experto en iconografía política.

Uno de los ejemplos que ha encontrado Cheles es el mismo himno de las juventudes de Alianza Nacional, que Meloni dirigió durante años: "se trata de 'Mañana me pertenece', que es una canción que canta un joven nazi en la película "Cabaret" de Bob Fosse (1972). Aún sigue siendo un eslogan que aparece en gran parte de la propaganda de Giorgia Meloni".

El propio Giorgio Almirante, al que Meloni admira tanto, es otro de los ejemplos: cada nuevo número de la newsletter de Hermanos de Italia lleva su foto, que también está en la página web de la formación, revela el experto.

Cuáles son sus postulados

Hermanos de Italia hunde sus raíces en el posfascismo pero, ¿qué conserva de esa filosofía?

Umberto Eco consideraba que el fascismo "no tenía esencia" y que Mussolini no había tenido una filosofía particular: "solo tenía retórica". El fascismo, aseguró el célebre semiólogo, filósofo y escritor italiano en un discurso en 1995, "era un totalitarismo confuso, un collage de distintas ideas políticas y filosóficas, una colmena de contradicciones".

No había, por lo tanto, una filosofía particular detrás del fascismo, pero "emocionalmente estaba firmemente fijado a ciertos cimientos arquetípicos", como el culto a la tradición, el miedo a la diferencia, el populismo selectivo o el machismo.

Hermanos de Italia conserva algunas de estas raíces culturales, como detalla a BBC Mundo la periodista italiana Annalisa Camilli: "tienen un discurso fuerte contra la inmigración y contra los derechos de las mujeres, están en contra del aborto y quieren aumentar la tasa de natalidad en Italia, que es la más baja de Europa. En este sentido, son muy tradicionalistas, de ahí su lema, "Dios, patria, familia".

Sin embargo, apunta Camilli, " se han emancipado de ese pasado. Ahora son un partido moderno de ultraderecha, más parecido a otros partidos como la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen, Vox en España o el partido de Victor Orban en Hungría. Buscan un consenso en torno a ciertos pilares como la lucha contra la inmigración ilegal, la promoción de una identidad nacional y las políticas de apoyo a la natalidad".

                                       Obelisco. FUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES 
Aún quedan en Italia numerosos monumentos fascistas, como este obelisco dedicado a Benito Mussolini en Roma.

Como tantos otros líderes ultraderechistas, desde Orbán al republicanismo de Donald Trump en EE.UU., la ideología de Meloni arremete contra la "izquierda globalista", contra los supuestos "lobbies LGTBI", habla de cómo la "inmigración masiva" acabará sustituyendo a los italianos "de toda la vida", es decir, a los blancos y cristianos, en línea con la teoría del "gran reemplazo" del polemista francés Renaud Camus.

"El neofascismo", reflexiona Cheles, "no lleva necesariamente camisas negras. El fascismo hoy tiene una forma más sutil, es una forma de autoritarismo cuyos elementos se resumen en no respetar las diferencias ni a las minorías, y que mantiene actitudes intolerantes hacia ciertos grupos de personas".

Dónde se alimenta el neofascismo
En un país como Italia, indica Camilli, "el fascismo es algo endémico. De alguna forma, 100 años después, los testigos han muerto y la memoria que queda no es lo suficientemente fuerte para evitarlo".

La base electoral, además, se ha vuelto mucho más líquida. Y, si algo han demostrado los italianos en los últimos años, es que siempre votan por el cambio. Los sucesivos gobiernos han generado una desafección entre los ciudadanos y el populismo parece haber llegado para quedarse. "El Movimiento 5 Estrellas ya preparó ese terreno asegurando que no había diferencias entre la izquierda y la derecha, que todo era corrupción", señala la periodista del semanario "Internazionale".

Ese discurso de indignados contra la casta y contra las élites, contra los partidos tradicionales y la política clientelar de la que muchos italianos están hartos, el mismo que abanderaban los populistas del Movimiento 5 Estrellas, ahora lo ha recogido Giorgia Meloni y Hermanos de Italia.

La coalición de ultraderecha se ha nutrido de "las clases trabajadoras que han perdido sus ahorros por la inflación, y de las clases medias que cada vez se empobrecen más y les ha prometido una 'nueva era", dice Camilli. Hace 100 años, el fascismo también prometió "una nueva era", un nuevo comienzo.

Cómo afecta a Europa
El auge de partidos de ultraderecha en toda Europa, como recientemente el de los Demócratas de Suecia, Vox en España, Ley y Justicia en Polonia o la Hungría de Orbán, de la que recientemente el Parlamento Europeo declaró que no se puede considerar una democracia plena, tienen una misma raíz, según Cheles: el aumento de la inmigración.

Viktor Orbán es el gran referente europeo de Giorgia Meloni.

"Estas ideas neofascistas se han introducido a través de este tipo de argumentos, los que dicen que Italia u otros países no se pueden permitir tener tantos extranjeros", indica el académico.

En Bruselas, aunque la Comisión Europea asegura que va a trabajar con cualquier gobierno que salga de las urnas, la preocupación es palpable.

Tanto Hermanos de Italia como La Liga, el partido de Matteo Salvini que forma parte de la coalición de ultraderecha, han llevado a cabo una fuerte retórica euroescéptica, aunque con diferencias.

En los últimos meses, Meloni ha moderado su discurso. Ha recalcado que no quiere que Italia salga ni de la Unión Europea ni de organizaciones como la OTAN. Durante la guerra de Ucrania, la líder apoyó la decisión del gobierno de Mario Draghi de mandar armas a Kiev.

La postura de sus socios de coalición, sin embargo, choca frontalmente con la de Bruselas. Salvini tiene una estrecha relación con Rusia y su partido está bajo sospecha de haber recibido financiación de Moscú. El tercer socio de la coalición, Silvio Berlusconi, también amigo íntimo de Putin, justificó recientemente la invasión rusa de Ucrania.

Pero, más allá del asunto de la guerra, lo que realmente preocupa en Bruselas es la posibilidad de que Italia, país fundador de la Unión Euroepa y su tercera economía, se convierta en otra Hungría o Polonia que ponga en peligro sus valores fundamentales.

"Existen preocupaciones a nivel internacional", reconoce Pregliasco, que también dirige la revista digital de periodismo de datos "YouTrend", "pero yo creo que la democracia italiana es más fuerte de lo que parece y, por supuesto, más fuerte de lo que lo era en 1922".