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sábado, 2 de mayo de 2020

En las negociaciones, los donantes son más inteligentes que los tomadores. La generosidad es un signo de inteligencia, y los donantes son la marea creciente que levanta todos los barcos.

En 2010, una diplomática costarricense llamada Christiana Figueres se propuso hacer algo que mucha gente vio como imposible. Las Naciones Unidas la habían designado para construir un acuerdo global para combatir el cambio climático. Necesitaba tener 195 países implicados, y uno de los mayores desafíos fue Arabia Saudita. Su economía dependía de las exportaciones de petróleo y gas, por lo que tenían todos los incentivos para seguir beneficiándose de eso en lugar de reducir su huella de carbono.
Sophia Newman and Jason Leverett were married March 29 in Chicago in front of a floral mural by the Chinese-American artist Louise Jones, a.k.a. Ouizi.



Cuando el pastel parece arreglado, es común entrar en pánico y tratar los recursos como escasos. En crisis, a menudo hacemos lo que sea necesario para protegernos. Eso está especialmente claro hoy: en las últimas semanas, hemos visto personas acumulando miles de botellas de desinfectante para manos, y los esparcidores ignoran las advertencias para mantener la distancia física para evitar infectar a los grupos vulnerables. Hemos visto cómo los formuladores de políticas retienen fondos de emergencia. "Es toma y daca, pero tiene que ser principalmente toma", dijo el presidente Trump en 2015, resumiendo su filosofía de negociación. "Tienes que tomar sobre todo".

Ese era el arte del trato: ser un tomador. Pero ahora hay una ciencia del acuerdo, con décadas de evidencia sobre lo que separa a los grandes negociadores de sus pares. Cuenta una historia diferente: ser un donante en realidad puede ser un signo de inteligencia.

En uno de mis estudios favoritos, los investigadores probaron la inteligencia de las personas con una serie de problemas de razonamiento cuantitativos, verbales y analíticos. Luego los enviaron a negociar. La inteligencia valió la pena, pero no de la manera que cabría esperar. Mientras más inteligentes eran las personas, mejor hacían sus contrapartes en la negociación. Usaron su capacidad intelectual para expandir el pastel, encontrando formas de ayudar al otro lado que no les costó nada.

Este no es un resultado aislado. En un análisis exhaustivo de 28 estudios, los negociadores más exitosos se preocuparon tanto por el éxito de la otra parte como el suyo. Se negaron a ver las negociaciones como ganar-perder o el mundo como suma cero. Comprendieron que antes de poder reclamar valor, necesitabas crear valor. No declararon la victoria hasta que pudieron ayudar a todos a ganar.

Esto no se limita a la negociación. Los economistas encuentran que cuanto más alto sea el puntaje de los estadounidenses en las pruebas de inteligencia, más dan a la caridad, incluso después de ajustarse a su riqueza, ingresos, educación, edad y salud. Los psicólogos demuestran que las personas más inteligentes son, menos probabilidades tienen de tomar recursos para sí mismos, y más probabilidades tienen de dar a un grupo. Descubrí en mi propia investigación que cuando el éxito es un sprint, los donantes pueden terminar últimos. Pero si se trata de una maratón, los participantes tienden a quedarse atrás y los donantes a menudo terminan primero.

Pero, ¿qué pasa si estás atrapado tratando con un tomador? En medio de una pandemia, algunos establecimientos van a extremos inusuales para desalentar el egoísmo. Aparentemente, una tienda en Dinamarca ha publicado un cartel debajo del desinfectante de manos con el precio de una botella en alrededor de $ 4 y el precio de una segunda botella en $ 95.

Hay un momento y un lugar para ser duros con los tomadores. Si has estudiado teoría de juegos, conoces el resultado clásico: la estrategia dominante era la de ojo por ojo. Pero la última ciencia del acuerdo respalda un enfoque diferente.

Tit-for-tat funciona bien en interacciones de una sola vez. Pero cuando se forman relaciones y reputaciones continuas, el ojo por ojo a menudo pierde ante el generoso ojo por ojo. Si la otra parte toma una postura egoísta tres veces, en lugar de competir las tres veces, parece que es mejor cooperar de todos modos una vez. Cuando damos incondicionalmente de vez en cuando, les damos una razón para cambiar.

Creer en un pastel fijo es una profecía autocumplida. Cuando esperamos lo peor en los demás, sacamos lo peor en los demás. Cuando reconocemos que todos sienten el impulso de ayudar (a menos que sean sociópatas) tenemos la oportunidad de sacar lo que Lincoln llamó los mejores ángeles de su naturaleza.

Eso es lo que hizo Christiana Figueres cuando voló a Arabia Saudita para ver si podía conseguirlos a bordo para el Acuerdo de París. Cuando llegó a los campos petroleros y las tiendas beduinas, no estaba tratando de hacer un trato. Como explica en mi podcast de TED, "WorkLife", ni siquiera entró con una estrategia de negociación; entró con una "estrategia de comprensión".

La Sra. Figueres quería saber qué ayuda necesitaba Arabia Saudita de otros países. Un día, en un vuelo con sus representantes, les preguntó sobre sus intereses y objetivos a largo plazo. Un funcionario saudí buscó una servilleta y comenzó a dibujar un plan. Donde necesitaban ayuda era en diversificar su economía.

Otros países estaban dispuestos a dar. Se intensificaron para crear oportunidades para que Arabia Saudita invierta en otras exportaciones, y eso se convirtió en un ingrediente clave en el Acuerdo de París.

Adam Grant, psicólogo organizacional de Wharton, es el autor de "Originales". Para obtener más información de Christiana Figueres sobre la negociación del Acuerdo de París, y para obtener información de un negociador que se sobrepuso a ser agresivo, otro que dejó de ser una apisonadora de vapor, y un tercero que aprendió a negociar no negociables, escuche WorkLife con Adam Grant, un TED podcast original sobre la ciencia de hacer que el trabajo no sea una mierda. Puede encontrar WorkLife en Apple Podcasts, o en su plataforma de podcast favorita.

 https://www.nytimes.com/2020/03/27/smarter-living/negotiation-tips-giver-taker.html?algo=bandit-home&fellback=false&imp_id=692009841&imp_id=76252341&action=click&module=Smarter%20Living&pgtype=Homepage

domingo, 9 de agosto de 2015

25 verdades del economista Thomas Piketty sobre la deuda griega

Salim Lamrani
Al Mayadeen

El autor del libro El capital en el siglo XXI denuncia la hipocresía de la troika y del Fondo Monetario Internacional sobre la cuestión de la deuda. [1]

1. En el pasado, las deudas públicas fueron mucho más importantes que la actual deuda de Grecia. Esta se eleva a 312.000 millones de euros y representa el 170% de la producción anual del país. La deuda de Grecia en realidad es irrisoria, pues la economía del país sólo representa el 2% del PIB de la zona euro. Por lo tanto la deuda apenas representa el 3% del PIB de la zona euro y no constituye un peligro para el equilibrio económico de Europa.

2. Las grandes potencias europeas como Francia, Alemania y el Reino Unido también tuvieron en el pasado, particularmente en el siglo XIX y el siglo XX, una deuda superior al 200% de su PIB. Cada vez que ocurrió, se encontró una solución.

3. “En el siglo XX, Francia y Alemania son los dos países por excelencia que nunca rembolsaron su deuda pública”.

4. “Hay algo irónico” en exigir a Grecia un rembolso imperativo de su deuda olvidando que “Europa se construyó después de la Segunda Guerra Mundial sobre ciertos principios, particularmente la cancelación de las deudas del pasado para invertir en el porvenir”.

5. Así, en 1953, Europa decidió colectivamente cancelar toda la deuda exterior de Alemania pues había “elegido el porvenir”.

6. Existen varios métodos frente al problema de la deuda. El método lento e ineficiente, que se aplica actualmente a Grecia, consiste en pedir a la nación que acumule excedentes presupuestarios (recaudaciones tributarias superiores a los gastos públicos) y los dedique al rembolso de los créditos. Tiene el defecto de durar a veces más de un siglo, socavar el crecimiento económico y tener un costo social muy elevado.

7. “Cuando se supera cierto nivel de deuda pública hay que utilizar métodos más rápidos”. Existen tres que se usaron en el pasado: la inflación moderada, los impuestos excepcionales sobre los patrimonios privados y sobre todo la cancelación de las deudas.

8. “Hubo cancelaciones de deudas en la pasado y habrá otras en el futuro”.

9. “Los gobiernos no tienen el valor de poner [el tema de la cancelación de la deuda] en la mesa”, lo que de todas formas es inevitable si se quiere salir de la crisis y “cuanto antes mejor”.

10. Se presenta al pueblo griego como que vive por encima de sus recursos. No obstante en la actualidad, bajo el gobierno de Alexis Tsipras, el presupuesto de Grecia está en equilibrio sin contar el servicio de la deuda. Incluso hay “un leve excedente primario” equivalente al 1% del PIB, lo que representa 1.830 millones de euros. El rembolso de la deuda se vuelve insostenible, sobre todo si se toma en cuenta el hecho de que los bancos privados concedieron a Grecia préstamos con tasas usurarias que podían alcanzar el 18%, convirtiendo los créditos en algo matemáticamente impagable.

11. Las instituciones financieras internacionales exigen a Grecia, en virtud de los acuerdos impuestos en 2012, que dedique el 4% de su PIB al rembolso de la deuda durante los 30 próximos años. “El presupuesto total de todo el sistema de la enseñanza superior griego representa menos del 1% del PIB. Significa entonces que se le pide al contribuyente griego que dedique, durante los próximos 30 años, cuatro veces más de dinero a rembolsar la deuda del pasado que todo lo que se invierte en la formación superior del país. ¿Acaso es la mejor forma de preparar el porvenir? Desde luego ¡no! Entonces es absurdo”.

12. “Jamás se pidió, afortunadamente, a Alemania, Francia y a los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial que hicieran eso. Se procedió a cancelaciones de las deudas y ello permitió la reconstrucción de Europa en los años siguientes. Pudimos librarnos del peso de la deuda e invertir los recursos públicos en las infraestructuras, la educación y el crecimiento”.

13. “Europa, mediante el Tratado Presupuestario de 2012, eligió el método británico del siglo XIX, de la penitencia durante décadas y décadas, en vez del método europeo de la posguerra, que consistió en proyectarse en el porvenir”.

14. “Hay una amnesia histórica extremadamente grave. La ignorancia histórica por parte de nuestros dirigentes es algo que consterna en absoluto”.

15. “El Gobierno francés tiene una responsabilidad muy grande” en esta situación al no oponerse a la intransigencia de Alemania. El presidente “Hollande debe tomar sus responsabilidades y decir que la restructuración de la deuda es ahora”.

16. Sin un gesto firme hay un riesgo de “prolongar el periodo de incertidumbre”, que tiene un gran impacto en el crecimiento, y “volver a hundir a Grecia en la recesión, lo que es extremadamente grave”.

17. “El problema de la deuda en Europa no es más importante que en Japón o en Estados Unidos”.

18. “Hay mucha hipocresía en todo esto, pues los bancos franceses y alemanes están muy contentos de ver los activos financieros de los griegos ricos que se transfieren a esos mismos bancos y por supuesto no se transmite la información a la Hacienda griega”, privando así al Estado helénico de fuentes de ingresos fundamentales y haciéndose cómplices del fraude fiscal a gran escala.

19. Desde 2010, las instituciones financieras internacionales han cometido “enormes errores en Grecia”. “Incluso el FMI reconoció haber subestimado las consecuencias de las medidas de austeridad en términos de recesión”.

20. Esas medidas de austeridad “llevaron a un aumento desmesurado de la deuda” griega pues el PIB cayó un 25 % entre 2010 y 2015. “Esta fue la razón de la explosión de la deuda hasta un 170% del PIB mientras que sólo representaba un 110%”.

21. “Me ubico en el punto de vista de las jóvenes generaciones griegas. ¿Acaso son responsables de los actos del [primer ministro] Papandreu en 2000 y 2002? No son más responsables de esos errores que los jóvenes alemanes de los años 1950 o 1960 de los errores precedentes. Dios sabe sin embargo que los gobiernos alemanes hicieron cosas mucho más graves que los gobiernos griegos”.

22. “Todas las deudas de la zona euro deben reestructurarse. Hace falta cancelar una parte como siempre ocurrió en la historia”.

23. “Hace seis meses que el Gobierno griego pide una reestructuración de la deuda” y cada vez recibe el rechazo obstinado del Eurogrupo.

24. No obstante en 2012 Europa “prometió a los griegos que cuando el país estuviera en situación de excedente se renegociaría el importe de la totalidad de la deuda”. Hoy Europa se niega a cumplir su promesa.

25. “Los charlatanes que pretenden que se va a expulsar a un miembro de la Unión Europea para disciplinar a los demás son sumamente peligrosos. El ideal europeo está a punto de ser destruido por las decisiones de esos charlatanes”.

Nota:
[1] Thomas Piketty, «C’est à vous», France 5, 23 de junio de 2015. https://www.youtube.com/watch?v=VIzv3peNLFk (sitio consultado el 9 de julio de 2015); Thomas Piketty, «Il faudra parler de la restructuration de la dette grecque», Europe 1, 29 de junio de 2015. https://www.youtube.com/watch?v=e6SUVZmCxgM (sitio consultado el 9 de julio de 2015).

*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano. http://monthlyreview.org/books/pb4710/ Contacto: [email protected] ; [email protected] Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

Fuente: http://espanol.almayadeen.net/Study/Suaxbsfy_0q97qTpAG2_Rg/25-verdades-del--economista-del-a%C3%B1o--thomas-piketty-sobre-la

lunes, 9 de febrero de 2015

La esperanza griega. Fecha límite, coacción y ultimatums significa que Europa ha tomado la decisión de impedir un debate real y dinamitar las conversaciones desde un principio.

Hace 54 años, en su discurso inaugural como presidente, el presidente John F. Kennedy declaró: "No negociemos nunca partiendo del miedo. Pero no tengamos nunca miedo de negociar". No eran las frases más elevadas de aquel breve discurso, pero estaban entre las más importantes. Pues le mostraban a la Unión Soviética, de forma deliberada e inequívoca, que podría concluirse la Guerra Fría sin llegar a una conflagración y que el mundo no tiene que vivir siempre entre bravuconerías y amenazas ni bajo la sombra de la guerra nuclear.

Hoy se enfrenta Europa a negociaciones sobre la deuda y la depresión. Por un lado estará el joven gobierno de Grecia. Del otro, los poderes financieros de Europa y del mundo. Hoy, como entonces, no puede esquivarse la cuestión del miedo.

Los poderes europeos se guardan tres bazas para cuando empiecen las negociaciones. En primer lugar, Grecia tiene deudas que vencen este año y que no puede pagar. En segundo lugar, los bancos griegos dependen de la provisión urgente de liquidez del Banco Central Europeo, que se les podría retirar. En tercer lugar, la flexibilización cuantitativa le otorga al BCE una manera nueva de aislar al resto de Europa de las agonías de Grecia. Si Europa quisiera, estas bazas pueden utilizarse para aplicar una política de amenazas, con el fin de mantener la austeridad, los desahucios y la penuria de Grecia.

Se huelen las amenazas. El diario The Daily Telegraph resumió la reunión de ministros de finanzas de la UE el 26 de enero: "La eurozona ha descartado el perdón de la deuda a Grecia y ha advertido de que su nuevo gobierno de coalición antiausteridad debe cumplir todos los acuerdos del pasado…" El portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, declaró ante los oligarcas de Davos que Grecia debe "tomar medidas para que continúe la recuperación económica". Y eso significa "respetar sus compromisos anteriores y que el nuevo gobierno quede vinculado por los logros de la reforma". O, como dijo el ministro alemán de Finanzas en diciembre pasado: "Unas nuevas elecciones no cambian nada".

Para los griegos, estos comentarios deben de ser una broma cruel: ¿Qué recuperación económica? ¿Qué logros? Si las elecciones no cambian nada, ¿para qué molestarse en celebrarlas? Y, por supuesto, la premisa de que han de "respetar sus compromisos anteriores" no es más que terquedad dogmática. Lo que Syriza puso de manifiesto, sobre todo, es lo incontestable de que tienen que cambiar esas fracasadas medidas políticas.

El primer ministro británico, David Cameron, resumió el punto de vista griego con velada ironía británica: "Lo que las elecciones griegas mostrarán también es que hay algunas señales de aviso en la economía global, eurozona incluida". Bueno, sí. Cuando fracasan las medidas políticas, entra en declive la economía. Los griegos no son los únicos en contemplar al fracaso delante de sus ojos.

Tal como informaba el Telegraph, hay dos cuestiones: los acuerdos y la deuda. Respecto a la primera, Grecia propone hoy recuperar el rumbo de su destino. Se ha probado el experimento de control de la Troika. Y conocemos los resultados. Se promulgarán nuevas medidas políticas destinadas a ayudar a los indigentes y a los más vulnerables, a estabilizar la economía y a fomentar la recuperación. El pasado historial de Grecia no es bueno, eso no lo discute nadie. Pero el severo diktat que vino a continuación ha sido un desastre.

La cuestión detrás de la quita es solo parcialmente una cuestión de recursos. La alternativa de "prolongar y fingir" resulta, al fin y al cabo, una forma de transferencia fiscal. El problema estriba en que la práctica amontona deuda sobre deuda, y esta es la palanca que mantiene al país tutelado, siempre en situación de mendigar. Una quita es el medio de volver a la autonomía de la política. La forma y las condiciones precisas son, en parte, aquello de lo que trata la negociación.

Unas conversaciones con pronta fecha límite, coacción y ultimatums probablemente significaría que Europa ha tomado la decisión de impedir un debate real y dinamitar las conversaciones desde un principio. Si la decisión es ésa, entonces el peso de la Historia caerá sobre quienes la tomaron, incluyendo el caos que pueda derivarse de ello.

¿Qué capacidad de maniobra tiene Grecia? Evidentemente, no mucha; las armas pesadas están del otro lado. Pero hay algo. El primer ministro Tsipras y su equipo pueden presentar su defensa de la razón sin amenazas de ninguna clase. En ese caso, el gesto correcto y moral por la otra parte consistiría en desechar sus tres bazas y, por encima de todo, dejar espacio fiscal y garantizar la estabilidad financiera griega mientras se llevan a cabo las conversaciones.

Si es esto lo que ocurre, pueden seguir adelante las negociaciones formales. Sobre esta cuestión, los comentarios de la canciller Merkel han sido de lo más suaves. Posiblemente entienda que las opciones determinarán –muy pronto– el futuro de Europa.

En esta situación valen las dos partes del pronunciamiento de Kennedy, bosquejado, por cierto, para él por mi padre. No se debe forzar a que Grecia negocie con miedo. Y Europa, por su parte, no debe tener miedo a negociar, con tranquilidad, sin bravatas ni amenazas, de buena fe.
James K. Galbraith
Social Europe Journal
James K. Galbraith es profesor de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas (Austin). Entre sus últimos libros, Inequality and Instability: A Study of the World Economy Just Before the Great Crisis (2012) y The End of Normal: The Great Crisis and the Future of Growth (2014). Es coautor con Yanis Varoufakis y Stuart Holland de la Modesta Proposición para la salida de la crisis de la Eurozona.
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7707