Un anciano acudió a las oficinas del censo en Santiago del Estero (Argentina). Le preguntaron la edad que tenia (75 años, contestó), su condición civil (casado, dijo), si tenía hijos (cinco, precisó). Le preguntaron a continuación:
– ¿Todos vivos?
Él contestó:
No, dos trabajan.
Muchísimos vivos.
Los ciudadanos y las ciudadanas de a pie somos frecuentemente víctimas de engaños, trampas y estafas de diverso tipo. Los que más saben utilizan su posición privilegiada para aprovecharse de los demás impunemente.
No comparto la actitud resignada de quienes se lamentan del engaño y despotrican sin hacer nada. Tenemos que defendernos cuando alguien nos atropella. Es una parte de nuestro compromiso con la democracia. Tenemos que tener los ojos abiertos, abandonar la ingenuidad que facilita el camino al pícaro y actuar de forma contundente. Hay que construir una sociedad en la que podamos vivir confiadamente.
Voy a compartir un intento de timo que he sufrido hace unos días. Entre muchos otros de diverso tipo y gravdad. Y otro consumado, cuya autoría es de Endesa, una importante compañía eléctrica. En el primer caso salí airoso al detectar durante el proceso el tufo del engaño. En el otro, he tenido que recurrir al comité de arbitraje de la Junta de Andalucía y estoy a la espera de una decisión.
Comenzaré por el primero. Recibo una llamada desde el número de mi banco, que sé de memoria. Ese reconocimiento me hizo aceptar la llamada, aunque sé que los cacos conocen los medios para que aparezca en pantalla el número que desean. Es un buen anzuelo para que piques. Después del preceptivo saludo me dice una tal Pilar que llama del Banco Santander y que quiere comunicarme que alguien está intentando hacer un cargo fraudulento en Amazon con mi tarjera y una retirada de 300 euros en un cajero de Alicante. Me dice, además, que la persona que ha realizado esos intentos se llama Julia Maqueda. Este dato avivó mis recelos y me puso en guardia. La finalidad de la llamada, me dice Pilar, es bloquear los cajeros para que esa persona que, probablemente lo intentará de nuevo, no pueda llevar a buen fin la estafa.
Para ello debía entrar en mi banca digital y seguir sus instrucciones. Aquí apareció el segundo signo de sospecha. Y el tercero fue determinante. Tenía que escribir la cantidad de 300 euros para evitar la retirada de esa cantidad por la timadora. ¿Por qué no querrá sacar 200 o 400 o 700 euros?
Con la excusa de que llamaban a la puerta, corté la llamada y le pedí que me volviese a llamar en 10 minutos. Pensó que el ratón había mordido el queso de la trampa y, como luego diré, volvió a llamar.
Llamé al teléfono de mi banco y cuando conté lo que me estaba pasando, no dudaron en decirme que se trataba de una estafa. Añadieron que había hecho lo correcto: no facilitar ningún dato y llamar al banco para comprobar la naturaleza de la llamada.
La chica, pasados esos minutos, me volvió a llamar. Tuve la tentación de soltarle un par de calificativos pero preferí seguir el consejo del asesor bancario: no respondas.
¿Hasta dónde llega el descaro de los timadores? Entran en tu casa a través del teléfono (yo no se lo he dado), se presentan como protectores de tus bienes (cómo no aceptar su ayuda) y te engañan con una habilidad extraordinaria. ¿Cuándo puedes fiarte, de quién puedes fiarte, cómo puedes fiarte…?
Este tipo de historias, de extraordinaria frecuencia, generan un clima de desconfianza, de inseguridad, de temor. Te sientes desprotegido ante tanto asedio.
El segundo tipo de timo es más sofisticado. Y el estafador no es un delincuente aislado sino una gran empresa de electricidad. Trataré de describirlo brevemente. Se ha consumado y estoy decidido a llegar hasta el final para denunciar a quien tan descaradamente se ha comportado suplantando mi personalidad.
Soy propietario de una casa en una ciudad de Córdoba. Comercializaba el servicio de luz la compañía Podo. siendo yo el titular del contrato. Y las facturas se enviaban a una cuenta de un banco de esa ciudad que abonaban los inquilinos.
El día 20 de enero de 2022 (o el 26 del mismo mes y año, ya que la documentación de Endesa maneja ambas), la compañía comunica a Podo de forma fraudulenta (digo de forma fraudulenta porque yo no lo solicité) que el titular del contrato de mi vivienda había solicitado el cambio de Podo a Endesa.
A partir de ese momento, las facturas del consumo de esa vivienda se cargan en mi cuenta en un banco de Málaga, en la que se estaban cobrando las facturas de mi propia vivienda. Endesa conocía el IBAN de mi cuenta, razón que explica que hayan podido efectuar el cambio de cuenta bancaria.
Cuando descubro el problema llamo a Podo, donde me dicen que ellos no pueden ofrecerme ninguna solución, ya que Endesa argumentó, como es habitual en estos casos, que el titular había solicitado el cambio.
Puesto en contacto con Endesa, me dicen que el cambio se efectuó desde una tienda llamada MARKETING MEJALCAN, pero que desconocían la ciudad y dirección donde esta tienda se encontraba y también desconocían la identidad del solicitante. Estas explicaciones, como es lógico, me dejan completamente atónito. Conocen la tienda pero no su ubicación. Se hace una solicitud desde ella, pero no saben quién la hace.
La misma respuesta me dieron en la oficina de Endesa de la ciudad de Rincón de la Victoria, sita en Plaza del Señorío 2, local 8, a donde me aconsejaron que acudiera. El asombro fue aun mayor, si cabe, al confirmarme que ,la solicitud se había hecho desde esa tienda, pero que no tenían más datos.
Solicito por escrito una explicación y, para mí sorpresa e indignación se me contesta que “según la documentación obrante en nuestros archivos, la contratación realizada es correcta y que la contratación se ha hecho por vía telefónica”.
Es decir que ya ha desaparecido la primera explicación y se me dice a mí, que soy el titular, que la contratación se ha hecho de forma correcta. Sin ninguna prueba. Es un insulto en toda regla porque yo tengo la plena seguridad de no haber ni solicitado ni aceptado el cambio del contrato. ¿Cómo es posible que no me ofrezcan la grabación de la llamada?
Acudo a la Oficina del Consumidor del Ayuntamiento de Rincón de la Victoria exponiendo mi queja y se me contesta desde Endesa Energía, de una forma incomprensible y ofensiva diciendo que existe una solicitud de contratación número O1-0064258820 a fecha 26/01/2022 en la que el señor Santos solicita un cambio de comercializadora a Endesa Energía. Se añade que firmé digitalmente mediante un SMS enviado a mi teléfono móvil. Esto es completamente falso. Y si se me enviase una grabación estoy seguro de que estaría manipulada.
Decido recurrir a la Junta de Arbitraje y niego tajantemente por escrito que ambas actuaciones sean ciertas. Estoy plenamente seguro de no haber realizado solicitud alguna solicitando el cambio ni enviado un SMS desde mi teléfono móvil. Considero que esta respuesta es una tomadura de pelo inadmisible ya que están dirigiéndose al titular del contrato.
Me ha sorprendido que la Oficina del Consumidor no haya exigido a Endesa las pruebas fehacientes de la solicitud y que se hayan conformado con la sencilla explicación de decir que la solicitud es correcta.
Todo el proceso de varios meses ha estado entreverado de llamadas telefónicas desesperantes: cada día me atendía una persona diferente, me ofrecían versiones contradictorias, era imposible hablar con un supervisor… En definitiva, pérdida de tiempo e irritación persistente.
¿Cuántas horas he perdido en denunciar este atropello? ¿Cuánta indignación he tenido que tragarme para no conseguir todavía ni una mínima prueba? Estoy esperando una respuesta. Y exijo que sea razonada y justa. No me voy a callar. Siento que estoy defendiendo a muchos que no disponen de tiempo ni de cauces para exigir sus derechos.
Una democracia no es una selva. Tenemos que luchar por una convivencia respetuosa y amable, por una convivencia en la que los más débiles se sientan protegidos, seguros y libres.