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miércoles, 24 de abril de 2024

La apuesta de US$665 entre dos magnates de la minería que hace dos siglos revolucionó el mundo del transporte terrestre

Personas bajándose de un tren en Londres.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,La manera cómo millones de personas se transportan hoy en día en todo el mundo nació en un en un sitio para nada concurrido y casi desconocido para muchos.

No fue en la ajetreada Londres ni en la bulliciosa Berlín y tampoco en la concurrida Tokio: los viajes matutinos al trabajo no nacieron en una ciudad importante.

Todo comenzó en lo alto de un valle de Gales (uno de los cuatro países que forman el Reino Unido) cuando los Elon Musk y Mark Zuckerberg del siglo XIX apostaron sobre si se podía lograr que una máquina de vapor se moviera por sí misma.

En 1804 se hizo historia cuando un motor desarrollado por el inventor británico Richard Trevithick se desplazó por sus propios medios sobre rieles.

"Fue un momento que cambió el mundo para siempre", afirma el historiador Dan Snow.

Cuadro que retrata la primera locomotora  

Cuadro que retrata  la primera locomotora

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Pie de foto,
La primera locomotora desarrollada por el británico Richard Trevithick no se parece mucho a las que utilizamos hoy.

El punto de partida 

Los orígenes del Expreso de Oriente, del Transiberiano, del Hogwarts Express y Thomas The Tank Engine (Thomas y sus amigos) se remontan a la modesta locomotora de Trevithick, considerada por los expertos como la primera del mundo.

"Hasta ese momento, casi todo el mundo vivía y moría en un radio de 18 kilómetros de donde nacieron y lo más rápido que cualquiera podía ir era la velocidad de un caballo a galope", añade Snow.

"Mire el mundo ahora. Muchos tienen familias en otras regiones, la gente se casa con personas de diferentes partes del mundo y trabajamos junto a personas de todo el planeta. Los trenes, autobuses, automóviles e incluso aviones nos llevan a trabajar”, apunta.

"Fue un momento extraordinario para la raza humana, un avance tecnológico masivo. Esa revolución comenzó en (el pueblo galés de) Merthyr Tydfil”, agrega.

"Lo mejor es que esto ocurrió en respuesta a una apuesta entre los empresarios ricos, los Elon Musk y Mark Zuckerberg de la época", dice Snow.

Imagen del Hogwarts Express 
Imagen del Hogwarts Express

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Pie de foto,

Famosos ferrocarriles como el Hogwarts Express deben su nacimiento al inventor británico Trevithick.

¿Cuál fue la primera locomotora ferroviaria?

Trevithick ya había sido pionero en máquinas de vapor fijas para la minería y la industria. Por su parte, el empresario siderúrgico galés Samuel Homfray compró las patentes de sus invenciones y las llevó a sus fábricas en Gales.

"Trevithick ya había creado una locomotora llamada Puffing Devil (El diablo hinchado) en 1801, que era básicamente un tren de vapor para carreteras que se movía por sus propios medios”, recuerda Snow.

"Pero se incendió y quedó destruida, así que eso realmente no funcionó. Tenía máquinas de vapor estáticas funcionando, pero soñaba con hacer que los vehículos se movieran sin caballos", narró.

Homfray animó a Trevithick a colocar una máquina de vapor sobre una locomotora que pudiera viajar por los rieles de un tranvía recién instalado en la zona, el cual comunicaba sus fábricas con un muelle, a 16 kilómetros de distancia, para facilitar la salida del hierro.

Richard Crawshay, un magnate rival del hierro, puso en duda que la idea pudiera llevarse a cabo, por lo que él y Homfray hicieron una apuesta de 500 guineas (unos US$665, que entonces era el ingreso estimado de una persona en toda su vida) sobre si funcionaría.

La reina Isabel III viendo la replica de la primera locomotora. 

La reina Isabel III viendo la replica de la primera locomotora.

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Pie de foto,La fallecida reina Isabel II visitó en 1985 la replica de la primera locomotora, la cual se conserva en un museo de Gales.
¿Cuándo funcionó?

Después de aproximadamente 12 meses de construcción, la innovadora locomotora de cinco toneladas sin nombre de Trevithick se puso en funcionamiento el 21 de febrero de 1804 y transportó a 70 personas y 10 toneladas de hierro a lo largo de las orillas del río Taff (a unos 250 kilómetros al oeste de Londres).

"Seguimos nuestro viaje con la máquina... la máquina, mientras funcionaba, avanzaba casi cinco millas por hora (8 kilómetros por hora). No se puso agua en la caldera desde el momento en que empezamos hasta el final de nuestro viaje. El carbón consumido fue de dos quintales (200 kilogramos)", afirmó luego el inventor.

En el viaje de regreso, un perno de lo que hoy se conoce como locomotora Penydarren se rompió, lo que provocó una fuga en la caldera.

El incendio tuvo que ser sofocado, por lo que la máquina no regresó hasta el día siguiente.

La innovadora locomotora también rompió los rieles, ya que era muy pesada y luego se convirtió en una locomotora estacionaria que impulsaba un martillo de forja en la fábrica de Homfray.

"Trevithick demostró que una locomotora no sólo podía moverse por sí misma, sino que podía arrastrar una carga a una distancia significativa", dice la curadora principal del Museo de Gales, Jennifer Protheroe-Jones.

"También silenció a los escépticos que sentían que las ruedas de hierro liso no serían capaces de agarrarse a pistas de hierro liso. Trevithick demostró que sí podía”, agrega.

"Realmente fue el comienzo de una revolución en el transporte ferroviario. La locomotora Penydarren es la bisabuela de todos los trenes, ya que aquellos comienzos primitivos fue donde comenzó todo", remató.

Retrato de Richard Trevithick 

Retrato de Richard Trevithick

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El inventor Richard Trevithick soñaba con construir una máquina que fuera capaz de moverse sin caballos para transportar personas y cargas

¿Por qué apareció en Gales?

Gales es considerada una de las primeras naciones industriales del mundo y el sur del territorio fue un centro de innovación, pues de sus valles se extraía carbón que era enviado a todo el mundo.

"Algo extraordinario estaba sucediendo en Gales hace 200 años, cuando básicamente se convirtió en la primera región del mundo en industrializarse, y eso cambiaría el mundo", dice Snow.

"La forma en que todos vivimos ahora: en nuestras fábricas, nuestros desplazamientos, nuestras vidas mecanizadas, trabajando en industrias globalizadas, todo comienza en Gales y en (la región inglesa de) West Midlands", sentencia.

Merthyr Tydfil era el centro de producción de hierro y, a principios del siglo XIX, era la ciudad más poblada de Gales.

Trabajadores de todo el mundo, incluido Trevithick, vinieron a trabajar a la industria siderúrgica y minera.

"Gales fue uno de los grandes crisoles de la Revolución Industrial, que arrasó Europa y más tarde el mundo", añade Protheroe-Jones.

"Gales era el centro mundial de la producción de hojalata y hierro, por lo que aquí estaban sucediendo grandes cosas y los inventores venían a desarrollar sus ideas. Gales, en ese momento, era uno de los grandes centros del avance tecnológico", remata.

Fotografía en blanco y negro de Gales en el siglo XIX 
Fotografía en blanco y negro de Gales en el siglo XIX

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A principios del siglo XIX Gales era un importante centro económico y tecnológico, debido a los minerales que guardaba en sus entrañas.

¿Quién construyó la primera locomotora?

Aunque Trevithick inventó la primera locomotora de ferrocarril del mundo, George Stephenson es ampliamente considerado como el padre del ferrocarril.

Stephenson construyó la primera locomotora de vapor para transportar pasajeros en una línea ferroviaria pública (el ferrocarril de Stockton y Darlington) en 1825, antes de abrir la primera línea pública interurbana del mundo, el ferrocarril de Liverpool y Manchester 1830, cinco años después.

"Stephenson perfeccionó la idea de un ferrocarril, de principio a fin", dice Snow.

"No sólo inventó el motor, sino que inventó las vías, las señales, los protocolos: inventó los viajes en tren interurbanos”, agrega.

"Por eso se le recuerda como el padre de los ferrocarriles, pero Trevithick es sin duda el abuelo", aclara.

Un tren bala entrando a París

Un tren bala entrando a París

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Pie de foto,Los trenes actuales no se asemejan en nada a la primera locomotora, la cual tuvo sus orígenes en una máquina para la industria minera.

Trevithick, hijo de un gerente de mina, no tenía formación académica, pero mostró un talento de ingeniería intuitivo que ha hecho que los historiadores lo describan como un inconformista.

"Trevithick no tuvo tan buena publicidad como Stephenson, que era excelente auto promocionándose", asegura Protheroe-Jones.

"Pero su logro supera al de Stephenson porque demostró que una locomotora de vapor era un artilugio viable y podía ser económicamente útil”, razona.

"Los desarrollos de Stephenson y todas las demás innovaciones ferroviarias descansan sobre los hombros de Trevithick, quien inventó la primera máquina de vapor que podía moverse sola y arrastrar una carga", zanja.

Pese a sus muchos inventos Trevithick, quien tuvo seis hijos, no tuvo suerte en el mundo de los negocios y murió sin un centavo a la edad de 62 años en 1833.

Y terminó enterrado en una tumba anónima.

viernes, 24 de junio de 2022

_- TRENES. Cuatro trenes y 11 horas: Lisboa y Madrid peor conectadas que en 1881.



_- El primer tramo de alta velocidad en Extremadura, a punto de inaugurarse, acortará una hora el trayecto entre ambas capitales, aunque seguirán sin línea directa. El deterioro de las conexiones transfronterizas contrasta con el creciente intercambio de turistas y negocios

Ningún viajero puede repetir hoy el recorrido que inauguraron el 8 de octubre de 1881 los reyes de España y Portugal, Alfonso XII y Luis I, entre Madrid y Lisboa. Ningún tren enlaza directamente ambas ciudades, ni por la ruta de Valencia de Alcántara (Cáceres) que se estrenó aquel año ni por ninguna otra de las trazadas después. Si quiere viajar desde Lisboa a Madrid necesita tomar cuatro trenes y dedicarle cerca de 11 horas. La inminente apertura de un tramo de alta velocidad entre Badajoz y Plasencia será apenas un paliativo, que dejará la expedición en tres trenes y diez horas. Nunca ambas capitales estuvieron peor conectadas desde que en 1881 se estrenó la línea directa entre ambas con tal entusiasmo que se organizó una corrida de toros con Frascuelo. “Es incomprensible que los dos vecinos tengan conexiones ferroviarias tan frágiles como las que tenemos”, observa el ministro de Infraestructuras y Vivienda de Portugal, Pedro Nuno Santos, durante una entrevista con EL PAÍS.

A día de hoy, la única conexión internacional entre España y Portugal une las ciudades de Vigo y Oporto. 
Aunque la línea está electrificada, el viaje de dos horas y media para salvar los 150 kilómetros de distancia se realiza en un automotor diésel de los años ochenta, “el peor material que circula en Portugal, viejo, altamente contaminante y ruidoso”, critica Carlos Cipriano, periodista del diario portugués Público especializado en información ferroviaria. Portugal se conectó por tren a Galicia en 1886 y al año siguiente inauguró el Sud Expresso, que permitía viajar de Lisboa a Salamanca, Madrid, París y Calais. En su mejor momento, los dos vecinos llegaron a disponer de cinco fronteras ferroviarias y 12 trenes en circulación diaria, según Cipriano.

Este periódico hizo el itinerario entre Lisboa y Madrid el lunes 23 de mayo. El primer tren partió de la estación de Santa Apolonia a las 8.45. Solo un turista estadounidense que acababa de empezar sus vacaciones por Europa se subió con la intención de llegar a España. La mayoría de los pasajeros realiza trayectos cortos como Elisabete Lamy da Luz, que vive en Lisboa y da clases en la Escuela de Enfermería en Santarém, a poco más de una hora. “En coche tendría que gastar al mes unos 400 euros en gasolina, en tren me sale por 90 y me ahorro el conducir”, explica.

Tras hora y media de viaje, el regional llega a Entroncamento, un tradicional nudo ferroviario del centro de Portugal, desde donde parte el automotor diésel que cruzará la frontera hasta Badajoz. En la estación se sube Cristiana Pimentel, una estudiante de enfermería de 21 años que viaja a Portalegre cada lunes y regresa cada jueves. “Hay días que viene mucha gente y hace mucho calor”, describe. El automotor Allen traquetea, es ruidoso y con olor esporádico a gasóleo. Aunque fue modernizado en 2000, arrastra los años: fue fabricado en Holanda en 1953. Varias decenas de refugiados ucranios entraron en este tren a Portugal después de recorrer más de 4.000 kilómetros para dejar atrás la guerra.

Desde la ventanilla se ven los alcornoques y caseríos blancos del bello Alto Alentejo. Tardará dos horas y 45 minutos en llegar a Badajoz, a 180 kilómetros de Entroncamento. Cuando se detiene en la ciudad extremeña solo bajan dos pasajeros procedentes de Lisboa: esta corresponsal y el turista estadounidense, Rick Parker, que ha tenido la osadía de estrenar aquí su pase ferroviario europeo de un mes.

Apenas se dispone de cinco minutos para hacer el transbordo al regional que circula entre Badajoz y Puertollano con parada en Mérida. Es más cómodo y veloz que los ferrocarriles lusos, a veces roza los 160 kilómetros por hora. Circula junto a la vía de alta velocidad que entrará en funcionamiento en unas semanas y que la ministra española de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, recorrerá este jueves en un viaje de pruebas en tren comercial. La salida de Mérida del media distancia se retrasa 19 minutos, nada grave comparado con algunas experiencias sufridas por pasajeros extremeños en los últimos años. No se puede comprar agua en las máquinas expendedoras, clausuradas desde la pandemia. Un aviso por megafonía causa desasosiego: una estudiante que viaja a Plasencia para examinarse en la UNED rompe a llorar cuando escucha que deberá cambiarse a un autobús en Monfragüe. No llegará a tiempo para la prueba. Los revisores, cuestionados, no saben nada del asunto. Ha sido un falso aviso.

El tren llega a la estación de Cercanías de Atocha a las 20.22, casi 11 horas después (hay que contabilizar una hora de diferencia entre Portugal y España) de la salida en Lisboa. Con la excepción de los años de la Guerra Civil y la II Guerra Mundial, la línea directa entre ambas ciudades se había mantenido sin interrupción desde el siglo XIX, aunque con servicios diversos. El último fue el tren-hotel nocturno Lusitania, inaugurado en 1995 y clausurado durante el coronavirus, al igual que el histórico Sud Expresso. Sin embargo, el fin de las restricciones pandémicas no acabó con el cortocircuito entre las dos capitales. Renfe ha eliminado todos los servicios nocturnos por su déficit y no ha mostrado interés en reanudar el Lusitania ni el Sud Expresso, como pretende la compañía pública Comboios de Portugal. Las dos líneas que dependen del Gobierno luso, el Tren Celta (Oporto-Vigo) y el regional de Entroncamento a Badajoz, se restablecieron en el verano de 2020.

La desconexión ibérica va a contramano. Con la transición energética como objetivo político, la Comisión Europea apuesta en larga distancia y viajes transfronterizos por el ferrocarril, que genera el 2% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero frente al 13% del tráfico aéreo o el 7% del rodado. España tiene la segunda mayor red de alta velocidad del mundo después de China, pero la Raya quedó fuera. Se desconectaron el Algarve de Andalucía y el centro de Portugal de Castilla y León. Paradójicamente las estaciones se cerraban mientras el flujo de dineros y personas entre los dos vecinos es cada vez mayor.

En 2019, último año antes de pandemia, el turismo entre ambos países movilizó a 8,7 millones de personas. Del buen ritmo de los negocios habla la Cámara de Comercio e Industria Luso Española en un informe: España es el país que más exporta a Portugal (24.800 millones de euros en 2021) mientras que Portugal tiene a España como su principal cliente (13.500 millones). “Hasta la entrada en la Unión Europea hemos estado de espaldas, pero desde entonces no ha dejado de crecer el intercambio comercial. España le vende más a Portugal que a toda América Latina”, subraya el presidente de la Cámara, Miguel Seco.

Un largo camino pendiente
En un encuentro organizado en Lisboa por esta institución, el primer ministro portugués, António Costa, fue ambiguo sobre el futuro del tren. “Lo importante no es tanto si hay un AVE entre Madrid y Lisboa, sino cómo Portugal se adapta a la conexión de alta velocidad, ver con el Gobierno español cuál es la mejor forma y decidir por nuestra parte si queremos estar dentro o fuera”, respondió ante una pregunta de Antonio García Salas, coordinador del Corredor del Sudoeste Ibérico, un lobby transfronterizo que trata de vertebrar el territorio a ambos lados de la Raya con mejores comunicaciones. García Salas recordó que tal vez el agujero negro de la candidatura conjunta de España y Portugal para organizar el Mundial de Fútbol de 2030 sea la movilidad entre sedes, ahora mismo dependientes de coche y avión.

En los planes de Portugal se apuesta por un corredor atlántico de alta velocidad Norte-Sur (Vigo-Oporto-Lisboa), que se está abordando de forma coordinada entre ambos países, y tres líneas en sentido Oeste-Este: Aveiro-Salamanca-Madrid, Lisboa-Badajoz-Madrid y Faro-Vila Real de Santo Antonio-Huelva. “El día que tengamos esas cuatro será un gran triunfo para portugueses y españoles, pero queda un largo camino para llegar allá”, señala el ministro Pedro Nuno Santos. No todas son líneas que emocionen en España. “El desarrollo de la red española tiene un centro de gravedad que es Madrid. Históricamente, la red ferroviaria nació de espaldas a Portugal, cuya conexión con Europa no pasa por Madrid”, señala el historiador luso Gilberto António Gomes.

En España ha costado abandonar el modelo radial, donde todos los caminos conducían a Madrid. El gran objetivo es disponer de un AVE entre las dos capitales. Las buenas relaciones entre ambos gobiernos han ido acercado posiciones. En junio de 2021 los gestores de infraestructuras ferroviarias de ambos países han firmado un convenio para revertir el abandono transfronterizo, incluida la modernización de la histórica línea de Salamanca a Fuentes de Oñoro, indispensable para conectar Aveiro y Madrid. António Costa, que consideraba tabú hablar de la alta velocidad entre Lisboa y Madrid a su llegada al Gobierno en 2015 (el asunto se asociaba al despilfarro y la corrupción de la etapa del primer ministro socialista José Sócrates), admitió por vez primera, en la última cumbre ibérica en Trujillo (Cáceres), que la línea de alta velocidad Sines-Lisboa-Badajoz permitiría el tráfico de pasajeros, además del paso de mercancías, para el que fue concebida inicialmente.

Portugal aspira a tener operativa su alta velocidad entre Lisboa y Oporto en 2030. Se priorizará al enlace Aveiro-Madrid. “Tenemos que hacer elecciones y cuando miramos el mapa de la Península, vemos que la gran concentración de población está entre Oporto, Braga, Vigo, Santiago y A Coruña. Una conexión por el interior a Madrid sería más rápida pero pasa por territorios de baja demografía. Desde hace años defiendo la complementariedad entre el norte de Portugal y Galicia, queremos aprovechar la conexión con Vigo y potenciar nuestro aeropuerto Sá Carneiro, que tiene una clara influencia en el territorio gallego”, defiende el alcalde de Oporto, el independiente Rui Moreira.

Mientras el futuro no llega, el presente del tren transfronterizo está moribundo salvo que Renfe y Comboios de Portugal accedan a establecer algún servicio transitorio. La operadora española ha propuesto un tren diurno directo entre Madrid y Lisboa, aunque no da detalles. En el Ministerio de Infraestructuras y Vivienda de Portugal responden que existen algunos “problemas operacionales” que habría que resolver y, sobre todo, pretenden abordar el mapa transfronterizo en su conjunto. “Nos gustaría también incluir en esta negociación algunas mejoras en el Tren Celta y el regreso de los servicios nocturnos, en un modelo que pueda ser más sostenible”, señalan en alusión a la tendencia del centro de Europa de recuperar ferrocarriles nocturnos. En Renfe recuerdan que los nocturnos que operaban en España tenían un déficit anual de 25 millones de euros.

En unas semanas entrará en servicio el tramo de alta velocidad entre Badajoz y Plasencia (150 kilómetros) con trenes renovados. Adif ha concluido la infraestructura, pero está a la espera de recibir la autorización de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria. Los 68,6 kilómetros entre Plasencia y Oropesa están en obras o concluidos, aunque la etapa final de Oropesa a Madrid solo tiene el estudio informativo elaborado. “Pero lo más difícil es la parte del trazado que ya está hecho”, observa el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. “Esto va a ser un antes y un después, se va a recortar una hora el tiempo con Madrid y se mejorará el servicio en calidad y seguridad”, añade.

A partir de diciembre de 2023, además, se podrá ir de Lisboa a Badajoz a una velocidad media de 250 kilómetros por hora, según el ministro Pedro Nuno Santos. Ya no será necesario emplear 11 horas ni saltar de regional en regional para viajar entre las dos capitales ibéricas. Si ambos países llegan a un acuerdo, sería el adiós a la expedición transiberiana de hoy.

https://elpais.com/internacional/2022-06-22/cuatro-trenes-y-11-horas-viajar-entre-madrid-y-lisboa-es-peor-que-en-1881.html#?rel=lom

sábado, 2 de noviembre de 2019

El tren más largo del mundo: 375 vagones y cuatro kilómetros de largo La empresa Transnet estrena un convoy récord para transportar manganeso en Sudáfrica

Un vagón tras otro hasta los 375, una cifra nunca antes vista en un tren. Transnet, una empresa de transporte de mercancías, ha diseñado un tren de carga de 4 kilómetros de longitud para trasladar manganeso —mineral empleado en la industria siderúrgica— por una ruta de 861 kilómetros entre las localidades sudafricanas de Sishen y Saldanha. Transnet estrenó oficialmente el modelo 375 CR-17 el pasado jueves.

Con esta proeza la compañía supera al que hasta ahora era el tren de carga con más vagones del mundo: un modelo de la misma empresa, de 342 vagones. Para conseguirlo, un equipo de técnicos añadió al prototipo de 312 vagones otros 63 adicionales. Sin embargo, el nuevo gigante ha exigido mejorar el material rodante y las infraestructuras entre los dos extremos de la ruta: "Hubo que añadir 30 toneladas por eje", subraya la compañía.

Transnet afirma que el nuevo modelo puede transportar 63 toneladas de manganeso por vagón y estima que en el periodo de un año habrá movido un millón adicional de toneladas de mineral, del que Sudáfrica es el primer productor mundial. Durante la presentación de la locomotora, los directivos de la empresa aseguraron que el estreno reafirma su estrategia de "migrar" el tráfico de mercancías pesadas de la carretera a las vías férreas en Sudáfrica.

El modelo de 375 convoyes de Transnet durante la ruta entre Sishen y Saldanha. Transnet

El país africano y Australia, a través de empresas como BHT Billiton Trains o Rio Tinto, compiten en el tamaño de los trenes de mercancías, con modelos de cientos de vagones y con un peso que supera las 40.000 toneladas en algunos casos. Sobre este flamante tren, el director de operaciones de Transnet afirma que "es el más avanzado y eficiente de su clase en el mundo".

El director general de la unidad de mineral de hierro y manganeso, Russell Baatjies, destaca que "la ampliación del tren reducirá los gastos de capital un 90% respecto a la estimación inicial". El director general de la empresa, Brian Monakali, celebra el "nuevo hito de la tecnología de transporte pesado, que se suma a Rio Tinto —una empresa australiana— que ha implantado los trenes sin conductor en su sistema de transporte de minerales".

TRANSPORTE DE MERCANCÍAS POR VÍA FÉRREA
La alianza Rail Freight Forward está formada por 18 compañías europeas del sector del transporte ferroviario que comparten el compromiso de reducir el impacto negativo del transporte de carga. Trabaja para incrementar la cuota modal europea del tren del 18% actual al 30% en 2030. Con ese aumento calculan que se eliminarían 290 millones de toneladas de emisiones de CO2.

El ferrocarril emite 9 veces menos dióxido de carbono que el camión de acuerdo con Bernd Hulerum, CEO de Transfesa Logistitcs, una empresa que busca soluciones para el transporte de mercancías.

viernes, 19 de junio de 2015

En tren por Europa. Trenes en 30 países a precios reducidos, 500.000 usuarios anuales y pases para los ferris de las islas griegas. De Lisboa a Atenas, un viaje en Interrail en ocho estaciones

En 1972, el tren abría los vagones a los jóvenes europeos por un precio irrisorio. El billete de Interrail invitaba a los menores de 21 años a romper fronteras. El viaje les hacía aprender y madurar. Les obligaba a buscarse la vida. Ria Anyca salió de Bélgica por primera vez en 1978. Tenía 19 años y se había sacado el pasaje. Dejaba atrás Oostnieuwkerke, su pueblo de 3.000 habitantes. “Abrió mi mente y me enseñó que había más”. Su objetivo era Atenas. Al hablar de sus aventuras todavía le brillan los ojos. Cuarenta años después vuelve a montarse un viaje con Interrail. Su origen es esta vez Lisboa. El destino es el mismo: regresa a Grecia, donde conserva amigos. Tres mil kilómetros y seis países en siete días.

Ria Anyca es solo uno de los 500.000 pasajeros de todo el mundo que anualmente sacan un billete Interrail. Pero su experiencia ha cambiado: “Dormíamos en la playa, cocinábamos en el tren y los agentes de aduanas [que hoy no existen] entraban para echarnos de debajo de los asientos y de los compartimientos de maletas”, recuerda en el vagón en el que emprendemos viaje en su compañía.

Salida: Lisboa
Tren nocturno a Madrid
El viaje comienza en el tren nocturno de Lisboa a Madrid. Diez horas de litera. Atenas queda lejos. Pero la belga Ria Anyca está acostumbrada. Hace cuatro décadas se convirtió en una adicta al viaje. Desde entonces no ha parado. Ha pasado dos años en África. Y ahora está descubriendo el suroeste europeo, una zona en la que el billete Interrail no ha calado tanto como en el norte y el este (donde están las ciudades más visitadas, empezando por Berlín).

¿Por qué no triunfa Interrail en estos países con tradición turística? España, Italia y Francia obligan a reservar el billete de tren con antelación, lo que supone un suplemento que se queda la ferroviaria nacional. Estos extras son la principal queja de los viajeros. “Es un problema, pero son estructuras de cada país que no podemos cambiar”, apunta Silvia Görlach, directora de marketing de Interrail. Una quinta parte de los billetes se vende en Reino Unido, y una octava parte en Alemania. “En Alemania hay más rutas”, subraya Görlach. La experiencia de Anyca al atravesar España es un ejemplo. El tren nocturno, que incluye un suplemento de hasta 55 euros y pasa por Salamanca, es la mejor opción. La ruta alternativa, más barata, le hubiera hecho pasar un día en el vagón y desviarse por Ourense y Zamora.

De Madrid a Montpellier
Con hoteles y maleta
El argentino Alejandro Pintor.
"Amo Europa”. El argentino Alejandro Pintor (en la foto) tiene 55 años y comienza su tercer Interrail. Posiblemente conozca el continente mejor que muchos europeos. Ha recorrido España, Francia, Alemania, Suiza e Italia de punta a punta, aunque su experiencia ha cambiado. “En 2009 no reservaba y no tuve problemas. Iba a albergues y en las ciudades compartía habitación con 20. Nos movíamos siempre en metro. A veces sin pagar”. Hoy viaja con su mujer en primera clase, con hoteles reservados y maleta. Al salir de la estación, llaman a un taxi. Tiene una queja: “Tuvimos que hacer una hora de cola en la estación de Atocha para pagar un suplemento de 60 euros”.

Alejandro Pintor no ha logrado transmitirle el gusto por la improvisación de Interrail a su mujer. “Es muy estructurada”, comenta. Nada más llegar a Madrid fueron directos a Correos. Querían devolver a Buenos Aires seis pares de zapatos que ella había traído en la maleta. Lo cuenta en el vagón-cafetería del AVE. Su aventura acabará en un crucero y, de allí, vuelta a Madrid. “A Estados Unidos fui solo una vez. Francia ya la he visitado cinco”.

Camino a Niza
Una pareja en plena forma
Montpellier es joven. Más de la mitad de los habitantes de esta ciudad universitaria francesa tiene menos de 35 años. Para los más jóvenes, Niza, nuestra siguiente parada, a 300 kilómetros, no tiene tantos atractivos, pero ofrece su calidad de refinado enclave mediterráneo, con sus playas ideales para un público de cualquier edad, y especialmente los mayores. Interrail quiere cuidar a este segmento. Jim y Maggie Rice, británicos de 66 y 65 años y jubilados, han viajado a Niza desde Berlín —donde se encontraron con una huelga de trenes— y han pasado por Ámsterdam, Florencia y Roma.

“Debes estar en forma”, exclama Maggie, acostumbrada a darse prisa en las estaciones. En avión, ya conocían buena parte de Europa. Era el momento de ver los paisajes por la ventana del vagón. “No quiero llevar mucho equipaje, así que he tenido hasta que lavar ropa interior en el lavabo del hotel”, dice entre risas. Pese a su edad, se han unido a las estrategias del comprador joven. Los hoteles los eligen por el buscador de Booking.com. “Gastamos con cabeza en hoteles sencillos”.

Cruzando la frontera hacia Génova
Luna de miel sobre raíles
Para los viajeros no europeos, que suponen la mitad de los usuarios, existe la tarjeta Eurrail, que les da la oportunidad de lograr los descuentos de Interrail. Los que más lo aprovechan son los estadounidenses, que suponen el 30% del mercado, seguidos por Corea del Sur (con un 16%). Entre los latinoamericanos destaca México (en séptimo lugar, con un 3%), seguido por Brasil.

Isaac Lawrence y Kelly Ahrens, de 28 y 26 años y procedentes de Vermont (Estados Unidos), se acaban de casar y están estresados. Corren de tren en tren por Italia para que los retrasos no desbaraten su luna de miel, que intercalan con vuelos y trayectos en coches de alquiler. “Hemos pagado 100 dólares en suplementos“, se lamentan mientras dejamos atrás Mónaco, surcando tres países en 10 minutos. Una semana después, se quedan con lo bueno: “Nos gustaría tener este transporte público en Estados Unidos”.

Si tuvieran hijos, podrían repetir la aventura con ellos sin gastos extra por los billetes, ya que desde enero los menores de 11 años viajan gratis. Interrail reúne historias de lo más diversas. A unos pasos de distancia, un pasajero con traje trabaja con su teléfono. Paliwal Rakesh es indio y utiliza este método desde hace 10 años para una insospechada tarea: importar muebles a Europa. Su Interrail es de primera clase, categoría que pueden disfrutar también, desde el año pasado, los menores de 26 años.

De Génova a Bolonia
Madre e hija felices en el vagón
“No me gusta volar. Te limita la experiencia del viaje”. Lizzy Kitchnere, de 19 años, está en su año sabático tras los estudios de secundaria, cuando los británicos deciden hacer Interrail por un módico precio. Ha pasado un mes en Francia y su madre, Caroline Haughton, de 48, se ha subido al tren para unirse al final del recorrido. Lizzy lleva viajados 20 días y tras pasar una semana en España, entre Barcelona y Madrid, el último tramo de su viaje pasa por Trento, Génova, Bolonia y Venecia. “En tren ves más, es bueno para el medioambiente y te deja en el centro de las ciudades”, dice. Su viaje favorito la llevó a un escenario muy distinto, a los países escandinavos. Al elegir unas vistas desde la ventana no tiene duda: le enamoró la nieve de Kiruna, más allá del círculo polar.

Tiene una queja: el túnel Eurostar que conecta Reino Unido y Francia no está en el pasaje y cuesta 60 euros. Las colas para reservar tampoco le agradan. En Madrid fueron un día antes y tenían a 50 personas delante. “El final de un largo día es estresante, pero no he pensado en ningún momento en abandonar la aventura”.

Reunión en Ancona
La fiesta del ferri
Todos llevan grandes mochilas. En un hostal de Ancona (en la costa adriática italiana), una decena de jóvenes de todo el mundo se han reunido con un propósito común. Semanas antes les había llegado un misterioso e-mail: “Has sido invitado a la fiesta en ferri del comienzo de verano de Interrail”. “Pensábamos que nos engañaban”, bromean dos amigas de Querétaro (México).

El ferri es parte del reciente atractivo de Interrail. Por mar se viaja de España a Italia, los Balcanes y Turquía. A ello se une el recién estrenado pase Attica, un billete especial para recorrer las islas griegas, que incluye atraques en cuatro de ellas por 156 euros más para jóvenes y 240 para adultos.

Una de las principales preocupaciones para los jóvenes trotamundos de Interrail es la conexión wifi. “Buscamos McDonald’s y Starbucks”, comentan en la reunión improvisada las neozelandesas Jessica Crowder y Aimee Wadsworth (en la foto). Estas amigas de 22 años decidieron darse un fin de fiesta por todo lo alto tras trabajar en el Reino Unido: Londres, París, Múnich, Barcelona y Venecia.

Como están invitados, todos duermen en camarote, pero a lo largo del ferri se acumulan decenas de otros jóvenes con sus mochilas apiladas en estribor. En las mesas, juegan una partida de cartas mientras hacen tiempo para sobrellevar las 26 horas que tardan en llegar a Grecia desde el puerto de Ancona. Después de la fiesta, sacan el saco de dormir y se van colocando en las escaleras, protegidos del frío mediterráneo dispuestos a descansar lo que puedan.

Última parada: Atenas
Acrópolis a la vista
Los británicos Tom y James.
Fin de fiesta en el ferri camino de Atenas. La británica Sarah Simonsen y el australiano Harry Saunders, ambos de 23 años y parte del grupo de nuevos amigos, bailan acaramelados horas después de conocerse, mientras que los británicos Tom y James (en la foto), de 19, sacan a bailar a todas las chicas que se prestan. James se despedía de su novia días antes en Trento. Y sobre su amigo Tom bromea: “Nos separamos una semana, ya no nos podíamos ni ver”. Tom aprovechó para conocer Cracovia.

“El Interrail se me acabó ayer. Ahora no tengo plan”, comenta Harry Saunders, que tras tomarse nueve meses libres en el trabajo tiene pensado recorrer Europa del Este, una zona en auge para los viajeros en tren, aunque no comprará el billete Interrail. “Es más barato por libre. En Rumania tenía que pagar lo mismo por los suplementos que por un tren normal”.

Dos días después, la nueva pareja británico-australiana paseaba de la mano comiendo pizza por una calle de Atenas camino de la Acrópolis. Tom y James acabaron compartiendo alojamiento con dos amigos del ferri (no ligaron). La veterana Ria Anyca también había llegado a la ciudad. “Sigue siendo Grecia. Pese a la crisis, las calles se ven igual de animadas”.

Siete claves
¿Dónde se compra el billete?
A través de es.interrail.eu o en una de la treintena de líneas ferroviarias inscritas. En España, en Renfe. El billete tarda cinco días laborables en llegar.

¿Y si no soy europeo?
Existe Eurrail, un billete con otros precios pero con condiciones similares.

¿Cuánto cuesta?
Los precios oscilan dependiendo de la edad, los días de viaje y la clase. En segunda clase, un joven puede pagar entre 192 euros (cinco días de viaje en 10 días) y 461 (un mes continuo). Adultos y jubilados pagan más. El pase más caro para un solo país (ocho días de viaje en un mes) cuesta 313 euros.

¿Durante cuánto tiempo puedo viajar?
Como con los precios, hay distintas opciones. Está el pase continuo y el flexible. Con el primero se puede viajar 15 días seguidos, 22 y un mes, y con el segundo cinco días durante 10 del calendario o 10 en 22. También se puede alargar a dos meses.

¿A cuántos países puedo viajar? 
Desde que se unió Turquía, Interrail global incluye 30 países en tren y barco. La última adición son las islas griegas.

¿Cuáles son los trayectos favoritos?
Berlín-Praga, Hamburgo-Copenhague, Praga-Viena, Budapest-Viena y Ámsterdam-Róterdam son los primeros. Les sigue Niza-Ventimiglia, única línea en el sur de Europa entre las 10 más frecuentes.

¿Y las ciudades más visitadas? 
Berlín, Praga, Copenhague, Viena y Ámsterdam.

Diez consejos

Planear con antelación. Dibuja la ruta en el mapa y busca en Internet alojamientos y trenes baratos.
Cuidado con las reservas. El hecho de tener que reservar antes en España, Francia o Italia, así como en trenes nocturnos o de alta velocidad, puede conllevar gastos adicionales.
Wifi y enchufes. La mayoría de los trenes no incluye wifi, así que hay que aprovechar la conexión gratis de las ciudades. Dar con enchufes para todos será otra pelea en el vagón. Incluso en primera clase.
Poco equipaje. Aunque no hay tantas limitaciones como en avión, no puedes ir sobrecargado durante un mes.
La ropa justa, y, si no hay suficiente, tirar de lavanderías en las ciudades.
La aplicación y el mapa. La app de Interrail, junto al mapa de las líneas y precios, se ha convertido en una de las grandes herramientas, dado que funciona sin Internet.
Llamadas desde el extranjero. Las tarifas roaming tienen precios abusivos, por lo que programas como Whatsapp y Skype hacen el viaje más sencillo.
Hay que dormir bien. Vale con dormir un día en la estación, pero mejor llevar buscados albergues con buenos colchones u hoteles económicos.
Reserva online. Las plataformas de alojamiento barato por Internet son el complemento ideal para ahorrar.
Lee a Cavafis. Como en el poema Viaje a Ítaca, lo importante no es el destino, sino el trayecto y sus experiencias.
Fuente: http://elviajero.elpais.com/elviajero/2015/06/04/actualidad/1433419894_665081.html