El científico australiano Robert May, pionero en estudios teóricos de biología y uno de los padres de la teoría del caos, murió a la edad de 84 años, el pasado 28 de abril. Fue uno de los investigadores más distinguidos de su país, como promotor de la ciencia y asesor político. Fue influyente en el modelado de las enfermedades infecciosas, y cambió nuestra comprensión de los ecosistemas, la dinámica de poblaciones y la teoría de juegos. Tras la crisis financiera de 2008, también contribuyó al modelado de la economía.
Robert May nació en Sidney en 1938. Estudió ingeniería química y física en la Universidad de Sidney, obteniendo el título en 1956, y se doctoró en física teórica, en la especialidad de superconductividad, en 1959. Posteriormente se trasladó como investigador a la Universidad de Harvard en Boston (EE UU) para regresar luego a su ciudad natal, donde fue promocionado a profesor titular de universidad a la edad de 33 años. Ocupó una cátedra de Zoología en la Universidad de Princeton (EE UU) en 1973 y en 1988 se convirtió en profesor de investigación de la Royal Society en la Universidad de Oxford, Reino Unido. Entre 1995 y 2000 fue Asesor Científico Principal del Gobierno Británico, y se convirtió en Presidente de la Royal Society (Reino Unido) en 2000. En 1996 fue nombrado caballero por sus servicios a la ciencia, y se convirtió en “Lord May de Oxford”.
El trabajo de Robert May se centró en lo que ahora se conoce como los sistemas no lineales y complejos. Fue uno de los primeros en estudiar modelos matemáticos simples que daban lugar a una dinámica muy complicada. En la década de 1970 muy pocos científicos creían que la complejidad y variación que vemos en nuestro mundo pudiera ser capturada por ecuaciones matemáticas relativamente sencillas. ¿Cómo describirían ecuaciones simples cosas tan complicadas como el clima, el cerebro, el colapso de las comunidades ecológicas, o las repentinas caídas del mercado financiero? May, junto con otros científicos, descubrió que ecuaciones no lineales muy básicas pueden dar lugar a una variedad extraordinariamente rica de fenómenos, momento en el cual nació la teoría del caos. May pronto se dio cuenta de las profundas implicaciones que esto tendría, y escribió en 1979: “No solo en la investigación, sino también en el mundo cotidiano de la política y la economía, todos estaríamos mejor si más gente se diera cuenta de que los sistemas no lineales simples no poseen necesariamente propiedades dinámicas simples”.
May desafió nuestra comprensión de los ecosistemas cuando usó un modelo sencillo para argumentar que los ecosistemas grandes y complejos pueden ser inestables
May desafió nuestra comprensión de los ecosistemas cuando usó un modelo sencillo para argumentar que los ecosistemas grandes y complejos pueden ser inestables. Las teorías convencionales habían llegado a la conclusión de que la variedad y la complejidad hacían que las comunidades ecológicas fueran más estables. El trabajo de May fue rápidamente cuestionado, y provocó el llamado debate de la “estabilidad de la diversidad”. Este debate ha continuado por más de 40 años, y sigue estando muy activo hoy en día.
El artículo titulado Juegos evolutivos y caos espacial de Robert May y Martin Nowak se ha convertido en una contribución clave al campo de la teoría de juegos. En su trabajo, May y Nowak estudian los juegos competitivos de cooperantes y desertores, y muestran como pueden surgir complejas estructuras caóticas de altruismo y engaños.
Junto con Roy Anderson, a quien había conocido en el Imperial College de Londres, Robert May hizo contribuciones pioneras en el modelado matemático de las enfermedades infecciosas. A May y Anderson se les atribuye, en particular, la conexión de las matemáticas de la epidemiología con la biología de las enfermedades. Estuvieron entre los primeros en interpretar conceptos matemáticos como el número reproductivo R en un lenguaje próximo al de los biólogos. Este es el mismo número reproductivo que usamos hoy en día para monitorizar el estado de la pandemia de la covid-19. Las circunstancias actuales son un recordatorio diario de la importancia de las matemáticas para nuestra comprensión de las enfermedades, y para la toma de decisiones políticas.
Como asesor científico principal del gobierno británico, May defendió que las decisiones políticas se hicieran sobre una base científica. En un informe de 1997, El uso del asesoramiento científico en la elaboración de políticas, argumentó que el gobierno “debería tratar de publicar todas las pruebas y análisis científicos que subyacen a las decisiones políticas”. Continúa diciendo que “la apertura estimulará una mayor discusión crítica de la base científica de las propuestas políticas”, y que “hay buenas razones para divulgar información [...] que podría en sí misma evitar una mayor controversia a largo plazo”.
May ganó numerosos premios y galardones, entre ellos la Orden de Mérito que le otorgó la Reina Isabel en 2002. Ha recibido títulos honoríficos de Uppsala, Yale, Sydney, Princeton, ETH Zürich, Harvard y Oxford, entre otros. Sus honores incluyen el Premio Balzan suizo-italiano para la biodiversidad, la Medalla Copley de la Royal Society (Reino Unido), y el Premio Crafoord de la Real Academia Sueca. Quienes le han conocido personalmente lo describen como enérgico y directo, aunque tal vez menos hábil en el ejercicio de la diplomacia que otros científicos.
Tobias Galla es investigador distinguido del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC, CSIC-UIB).
https://elpais.com/ciencia/2020-05-04/adios-al-padre-del-caos.html?rel=lom
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miércoles, 13 de mayo de 2020
miércoles, 3 de febrero de 2016
Premiado un ecólogo por predecir la supervivencia de las especies. Los trabajos de Ilkka Hanski ayudan a la conservación de animales en peligro de extinción.
Ilkka Hanski (Helsinki, Finlandia, 1953) fue desde su infancia un ávido coleccionista de mariposas. A finales de los noventa escogió una amplia región las Islas Åland, en el Báltico, para llevar a cabo un censo anual de la mariposa doncella punteada. Con este trabajo de campo, Hanski abrió una nueva área en la ecología: la biología de metapoblaciones, una rama que permite entender cómo una especie sobrevive en un hábitat fragmentado gracias al equilibrio entre extinción y colonización de pequeñas poblaciones locales. Dos décadas de investigación después, este catedrático de Zoología de la Universidad de Helsinki ha ganado el Premio Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación, otorgado por la Fundación BBVA y dotado con 400.000 euros. "Los exquisitos trabajos de Hanski en el estudio de las metapoblaciones permiten analizar y predecir de forma exacta en qué momento se produciría la extinción de una especie si disminuyera la colonización y se deteriorara el paisaje en el que habita", ha argumentado este martes el secretario del jurado y catedrático de Ecología en la Universidad de Zúrich (Suiza) Jordi Bascompte.
"La acción del hombre en la Tierra tiene un impacto tremendo. Los hábitats naturales están reduciéndose y los que quedan cada vez se fragmentan más. Estamos ante una crisis de biodiversidad", ha explicado el premiado por teléfono. Así, el objeto de estudio de Hanski es la red de poblaciones locales o individuales, conocida como metapoblación, que se forma en estas regiones fragmentadas por la acción humana. El finlandés ha abordado una cuestión clave: determinar cuál es el número, el tamaño y la conectividad entre poblaciones que hay que preservar para evitar que se extinga una especie que se enfrenta a la degradación y pérdida de su hábitat.
Esta investigación permite diseñar estrategias qpara que una especie sobreviva ante la deforestación, la urbanización o el cambio climático. Los mamíferos, las mariposas o los animales marinos son algunas de las especies que más se han beneficiado de la conservación aplicada de estas investigaciones, según ha indicado el ecólogo.
Las aportaciones de Hanski se han aplicado a muchas acciones de conservación actuales: al diseño de áreas protegidas, a la creación de corredores biológicos o a los estudios de impacto ambiental de grandes infraestructuras. "Una aplicación típica sería el diseño óptimo de una reserva, decidir cómo debe ser para reducir en lo posible el impacto sobre las especies", ha dicho Hanski que ha incidido en la importancia de la conservación del planeta.
"Las señales de la destrucción que hemos causado son evidentes. Nuestros líderes políticos van a tener que darse cuenta pronto de que no podemos continuar con este impacto destructivo a la naturaleza. El mundo es finito y no podemos seguir usando los recursos cómo lo hacemos", ha asegurado Hanski. El ecólogo se pregunta preocupado si hemos llegado a un punto de no retorno en la destrucción del planeta o si todavía es reversible el daño realizado.
El concepto de metapoblación ha sido también incorporado a áreas de investigación relacionadas con humanos. Un ejemplo es la oncología, donde se puede estudiar el comportamiento de las poblaciones de células de un tumor, o la epidemiología, donde el conocimiento sobre el tamaño crítico de una red de metapoblaciones puede ser útil para combatir una epidemia.
http://elpais.com/elpais/2016/02/02/ciencia/1454415393_415680.html
"La acción del hombre en la Tierra tiene un impacto tremendo. Los hábitats naturales están reduciéndose y los que quedan cada vez se fragmentan más. Estamos ante una crisis de biodiversidad", ha explicado el premiado por teléfono. Así, el objeto de estudio de Hanski es la red de poblaciones locales o individuales, conocida como metapoblación, que se forma en estas regiones fragmentadas por la acción humana. El finlandés ha abordado una cuestión clave: determinar cuál es el número, el tamaño y la conectividad entre poblaciones que hay que preservar para evitar que se extinga una especie que se enfrenta a la degradación y pérdida de su hábitat.
Esta investigación permite diseñar estrategias qpara que una especie sobreviva ante la deforestación, la urbanización o el cambio climático. Los mamíferos, las mariposas o los animales marinos son algunas de las especies que más se han beneficiado de la conservación aplicada de estas investigaciones, según ha indicado el ecólogo.
Las aportaciones de Hanski se han aplicado a muchas acciones de conservación actuales: al diseño de áreas protegidas, a la creación de corredores biológicos o a los estudios de impacto ambiental de grandes infraestructuras. "Una aplicación típica sería el diseño óptimo de una reserva, decidir cómo debe ser para reducir en lo posible el impacto sobre las especies", ha dicho Hanski que ha incidido en la importancia de la conservación del planeta.
"Las señales de la destrucción que hemos causado son evidentes. Nuestros líderes políticos van a tener que darse cuenta pronto de que no podemos continuar con este impacto destructivo a la naturaleza. El mundo es finito y no podemos seguir usando los recursos cómo lo hacemos", ha asegurado Hanski. El ecólogo se pregunta preocupado si hemos llegado a un punto de no retorno en la destrucción del planeta o si todavía es reversible el daño realizado.
El concepto de metapoblación ha sido también incorporado a áreas de investigación relacionadas con humanos. Un ejemplo es la oncología, donde se puede estudiar el comportamiento de las poblaciones de células de un tumor, o la epidemiología, donde el conocimiento sobre el tamaño crítico de una red de metapoblaciones puede ser útil para combatir una epidemia.
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