miércoles, 29 de agosto de 2018

"España e Italia vomitaron millones de emigrantes y se han olvidado rápido de su historia". Entrevista a José Mujica

El expresidente de Uruguay recuerda que en el pasado, personas procedentes de España e Italia, entre otros países, emigraron a México y Uruguay y se les acogió

- En un acto en Madrid, Mujica ha dado un repaso a la "cultura del capitalismo", haciendo referencia a la domesticación de la ciencia para aumentar la productividad

- En relación a la reconversión monetaria de Venezuela: "Ha roto mecanismos de su propia economía sin tener la capacidad de sacarlos hacia adelante"




El expresidente de Uruguay José Mujica ha recordado este viernes en un acto en Madrid

"la importancia de que un país no olvide su historia", haciendo referencia a la devolución a Marruecos de las 116 personas que saltaron la valla de Ceuta el pasado miércoles, en una operación inusual de la Guardia Civil y la Policía Nacional en la frontera sur de España. Mujica ha puesto a España ante el espejo de su historia, recordando que los españoles también se vieron obligados a salir del país y buscar acogida en otros estados.

"España e Italia vomitaron millones de emigrantes y se han olvidado rápido de su historia", ha afirmado el expresidente uruguayo, que recientemente renunció a su cargo de senador . José Mujica también ha hecho referencia a las 40.000 personas por año procedentes de otros países que tuvo que recibir a partir de 1910 Uruguay, el país que presidió entre el año 2000 y 2015.

El exgobernante ha recibido este viernes el premio Abogados de Atocha en su decimocuarta edición. Mujica es un "referente en la lucha por la paz, la justicia, la democracia y la libertad", ha subrayado el presidente de la fundación de Comisiones Obreras y superviviente de la matanza de Atocha en 1977, Alejandro Ruiz, tras realizar la entrega.

Con respecto a las pensiones en España, José Mujica ha querido destacar la contradicción que reside cuando "la ciudadanía se pregunta quién va a pagar las pensiones de nuestros hijos y a la vez se oponen a la inmigración", reflexión que ha arrancado un sonoro aplauso. En opinión del expresidente latinoamericano, en pleno siglo de avance de la transformación digital, la sociedad "va a tener que luchar para que los robots paguen impuestos que mantengan a los viejos".

Mujica ha advertido además sobre los límites medioambientales y el peligro del crecimiento: "Los Gobiernos están desesperados por crecer y caminamos hacia el desastre porque los recursos no son infinitos. Hay mucho que luchar en relación a una renta básica, acortar los horarios de trabajo, cuidar el medio ambiente, cambiar los parámetros... El sentido progresista de la vida es una necesidad para la supervivencia de la especie".

El capitalismo –ha afirmado– ha creado una nueva cultura: "Ha domesticado a la ciencia y la ha puesto a trabajar para explotar la tecnología y aumentar la productividad".

"No por nacionalizar se progresa"
Preguntado por la "mala imagen" del socialismo en Venezuela, Ecuador o Argentina, Mujica ha respondido que "el verdadero problema de la izquierda siempre ha sido confundir sentimientos con realidad objetiva". En referencia a la reconversión monetaria del Gobierno de Maduro en Venezuela, Mujica ha sostenido que "ha roto mecanismos de su propia economía sin tener la capacidad de sacarlos hacia adelante".

"No por nacionalizar se progresa", ha defendido el ex gobernante y ha precisado que calificar de socialistas a países de Latinoamérica como Argentina o Venezuela es "demasiado generoso", aunque atesoran ambos "intentos pretenciosos de construir modelos socialistas en torno a estos países".

José Mujica se ha identificado como miembro de una generación de personas que creían que era posible cambiar el mundo cambiando "las relaciones de producción y distribución de la riqueza". Pero, ha insistido, "ningún cambio material es suficiente si no va a acompañado de un cambio cultural".

Fuente:
https://www.eldiario.es/economia/Mujica-Uruguay-inmigrantes-Espana-Italia_0_807019488.html

Kofi Annan dignificó la ONU con ayuda de dos brasileños

La estatura del liderazgo de Kofi Annan se agrandó después que dejó la Secretaría General de las Naciones Unidas en 2006. El tiempo confirmó su excelencia en la defensa de los principios y valores del multilateralismo, actualmente a la baja y sometidos a todo tipo de embates. Algunas de las acciones cruciales de Annan, fallecido el sábado 18, como la condena a la invasión de Iraq encabezada por Estados Unidos, contaron con la ayuda de dos brasileños.

Sergio Vieira de Mello, muerto el 19 de agosto de 2003 en Bagdad, era el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y hombre de confianza de Annan para lidiar con conflictos y reconstruir naciones destrozadas.

Fue enviado a Iraq como representante especial del secretario general en mayo de 2003, dos meses después de la invasión, un espectáculo de violencia y bombardeos difundido instantáneamente por los medios de comunicación.

Un camión-bomba destruyó el Hotel Canal usado como oficina de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Bagdad.

Vieira y otros 21 funcionarios murieron en el ataque suicida de la organización Al-Zarqawi, germen de lo que luego se autodefiniría como Estado Islámico, según Carolina Larriera, argentina casada con Vieira y miembro de su equipo que sobrevivió en medio de los escombros.

En memoria de esas víctimas, la Asamblea General de la ONU decidió en 2008 designar el 19 de agosto como Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, dedicado a todos los que arriesgan sus vidas para asistir a las personas afectadas por conflictos armados y otras crisis.

Vieira, un brasileño que trabajó en la ONU desde sus 21 años, murió a los 55 años, como un héroe de operaciones humanitarias y de paz en las más riesgosas situaciones, en Bangladesh, Sudán, Chipre, Mozambique, Perú y finalmente en Iraq.

Medió en conflictos en el Líbano, Camboya, Líbano, Ruanda y otros países, mientras en Kosovo y Timor Este tuvo éxito en apoyar la “construcción de nuevas naciones”.

Entre 1999 y 2002 dirigió las fuerzas de paz de la ONU que condujeron la transición hacia la independencia de Timor-Este, ex colonia portuguesa ocupada por Indonesia desde 1975.

Hijo de un diplomático brasileño, ascendió en la jerarquía de la ONU ocupando funciones en sus organismos de asistencia a refugiados y promoción de derechos humanos.

Alcanzó su apogeo en las misiones encargadas por Annan, como la operación en Timor Este. Incluso muchos lo apuntaban como un posible sucesor en la Secretaria General, por la capacidad comprobada en su larga experiencia.

“Annan fue un gigante en las Naciones Unidas”, último gran impulsor del multilateralismo que perdió fuerza últimamente, atropellado por la actual oleada de nacionalismo”, evaluó Clovis Brigagão, cientista político que dirigió el Centro de Estudios de las Américas en una universidad de Río de Janeiro.

Nacido en Ghana hace 80 años, Annan fue el primer negro alzado a secretario general de la ONU en 1997, en cuyo cargo estuvo hasta 2006.

Murió el 18 de agosto, reconocido como quizás el último jefe de Estado global que las potencias permitieron al mundo y un líder que promovió los derechos humanos como prioridad, fortaleció los mecanismos de paz, democratización y de desarrollo.

Uno de sus triunfos fue lograr el consenso en torno a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), con ocho objetivos y 17 metas para reducir la pobreza, el hambre, la mortalidad infantil y materna, entre otras llagas de la humanidad, de 2000 a 2015.

Ampliados y renovados, 169 metas componen ahora los herededores de los ODM, los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), buscando promover avances sociales, humanos, ambientales y económicos hasta 2030.

Por su labor, Annan ganó junto con la ONU el Premio Nobel de la Paz en 2001.

Pero fue la tragedia de Iraq la que marcó sus dos mandatos en la Secretaría General, como primer funcionario de carrera a ascender al puesto máximo.

En esa crisis, además de Vieira en la acción posterior a la invasión, contó con la colaboración de otro brasileño para asumir la posición contraria a la intervención de las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos, que contó con militares de Gran Bretaña, Australia y Polonia.

José Mauricio Bustani, un diplomático brasileño, dirigía la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) desde su creación en 1997 para hacer cumplir la convención internacional que busca erradicar esas armas en el mundo.

Sus informes eran claves para la intención de atacar Iraq del gobierno estadounidense de George W. Bush (2001-2009), en la también conocida como segunda guerra del Golfo (2003-2011) tras la ocurrida entre 1990 y 1991.

El pretexto era la existencia de armas de destrucción masiva, principalmente químicas, en manos del régimen de Saddam Hussein.

Bustani negociaba en 2001 la adhesión de Iraq a la OPAQ, hecho que permitiría las inspecciones y comprobaría, según él, la inexistencia de tales armas en el país.

Un desafío al gobierno estadounidense que ejerció presiones que terminaron por destituirlo de la dirección general de la organización, en 2002. Un año después ocurrió el bombardeo masivo de Iraq, con una justificación que nunca se comprobó, reforzando la condena de Annan a la intervención “ilegal”.

Bustani contó su experiencia en el artículo “ Brasil y OPAQ: diplomacia y defensa del sistema multilateral bajo ataque ”, publicado en el final de 2002, y siguió en su carrera, como embajador de Brasil en Gran Bretaña y Francia, antes de jubilarse en 2015.

Edición: Estrella Gutiérrez

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2018/08/kofi-annan-dignifico-la-onu-ayuda-dos-brasilenos/

El apocalipsis nuclear, una posibilidad cierta a impedir. Con el arsenal existente, el mundo se podría destruir en cinco minutos (...). Ha llegado el momento de impulsar un movimiento contra las armas nucleares.

“No soy solamente un pacifista sino un militante pacifista. Estoy dispuesto a pelear por la paz.” (Albert Einstein)

El 9 de julio de 1955, las personalidades más prestigiosas de la ciencia y de la cultura del momento, hacían público el conocido como “Manifiesto Bertrand-Einstein” donde advertían que “en cualquier futura guerra mundial se emplearían con certeza armas nucleares” y que ello supondría “un peligro muy real de exterminación de la raza humana por el polvo y la lluvia de las nubes radio-activas”. Desde aquella fecha hasta el día de hoy, el riesgo cierto de una guerra nuclear ha estado muy cerca en diferentes crisis: la de Suez (1956-57), de Berlín (1961), de los misiles en Cuba (1962), la “Guerra de las Galaxias (1979), el enfrentamiento Irán-Israel (2008) y el más reciente conflicto con Corea del Norte. Pero fue en 1983 cuando pudo desencadenarse la guerra nuclear: Un satélite soviético dio la alarma; cinco misiles balísticos intercontinentales habían sido lanzados desde la base de Malmstrom (Montana, EE. UU.), y en 20 minutos alcanzarían la URSS. A pesar de recibir la alarma, el oficial soviético encargado, Stanislav Petrov, bajo su responsabilidad personal, no avisó a nadie ya que concluyó que una guerra nuclear no podía empezarse con solo cinco misiles. Medio año después se supo que habían sido los rayos del sol los que provocaron la alarma.

Al día de hoy, con el arsenal nuclear existente (14.995 ojivas nucleares), el mundo se podría destruir en cinco minutos. Estados Unidos, Rusia, China, Israel, Corea del Norte, India, Francia, el Reino Unido y Pakistán son los Estados que tienen capacidad de poder desencadenar un holocausto nuclear. El comandante Fidel en 2010 advertía al mundo: “Hoy existe un riesgo inminente de guerra con empleo de ese tipo de armas y no albergo la menor duda de que un ataque de Estados Unidos e Israel contra la República Islámica de Irán, se tornaría, inevitablemente, en un conflicto nuclear global. Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde.”

En 2017, recibía el Premio Nobel de la Paz la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), reconociendo así su papel central en la concienciación colectiva sobre “las catastróficas consecuencias del uso de armas nucleares” y su liderazgo en el impulso para lograr una prohibición de esas armas sobre la base de un tratado internacional.

Desgraciadamente, ese reconocimiento de la Academia Sueca a la ICAN, no se corresponde con una conciencia popular organizada y manifestada a nivel internacional. Es más, el movimiento obrero organizado, las fuerzas de izquierda y de progreso no mantienen al día de hoy en sus agendas, como prioridad, la exigencia de poner fin, de forma ecológica, a todo ese arsenal nuclear. Desde 1983, año de las grandes movilizaciones europeas contra la instalación de los “euromisiles”, (misiles balísticos de alcance medio que se pretendían instalar en Europa) no se han producido campañas sostenidas contra el arsenal nuclear.

Tal vez ha llegado el momento de desempolvar nuestras experiencias históricas para hacer frente, de forma coordinada y organizada, al momento histórico que vivimos de rearme y confrontación de la Administración Norteamericana contra Rusia, China y la Carta de Naciones Unidas. Confrontación que podría derivar en conflictos armados de consecuencias dramáticas para la humanidad. En 1933, se creó el Comité Mundial contra la Guerra y el Fascismo que dirigieron Henri Barbusse, André Gide y André Malraux, como respuesta al ascenso de las organizaciones fascistas, anticipando así lo que derivaría en la Guerra de España y la II Guerra Mundial. Salvando las distancias y circunstancias, creo que ha llegado el momento de impulsar y desarrollar, por parte de las fuerzas y organizaciones sociales de la izquierda internacional un movimiento contra las armas nucleares que coordinadamente, levante la voz y movilice las conciencias contra el arsenal nuclear que pone en peligro la propia existencia de la humanidad.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró los 26 de Septiembre como “Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares” como “una ocasión para que la comunidad mundial reafirme su compromiso con el desarme nuclear a nivel mundial como una prioridad.” También, para propiciar “una oportunidad para educar al público y sus líderes acerca de los beneficios reales de la eliminación de este tipo de armas, y los costes sociales y económicos de la perpetuación de ellos.”

Es posible que haya llegado el momento de ir preparando las condiciones para que en torno al 26 de Septiembre las organizaciones políticas y sociales de la izquierda retomen, con fuerza y organizadamente, la exigencia de prohibir el uso de las armas nucleares.

¿Nos ponemos a ello?

http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=8067

martes, 28 de agosto de 2018

“Hay una gran presión económica para hacer obsoletos a los humanos”. En su libro 'Vida 3.0', el profesor del MIT propone argumentos para un debate global que evite que la llegada de la Inteligencia Artificial acabe en desastre.

Cuando el rey Midas le pidió a Dionisio transformar en oro todo lo que tocase cometió un fallo de programación. No pensaba que el dios sería tan literal al concederle el deseo y solo fue consciente de su error cuando vio a su hija convertida en una estatua metálica. Max Tegmark (Estocolmo, 1967) cree que la inteligencia artificial puede presentar riesgos y oportunidades similares para la humanidad.

El profesor del MIT y director del Future of Life Institute en Cambridge (EE UU) estima que la llegada de una Inteligencia Artificial General (IAG) que supere a la humana es cuestión de décadas. En su visión del futuro, podríamos acabar viviendo en una civilización idílica donde robots superinteligentes harían nuestro trabajo, crearían curas para todas nuestras enfermedades o diseñasen sistemas para ordeñar la energía descomunal de los agujeros negros. Sin embargo, si no somos capaces de transmitirle nuestros objetivos con precisión, también es posible que a esa nueva inteligencia dominante no le interese nuestra supervivencia o, incluso, que asuma un objetivo absurdo como transformar en clips metálicos todos los átomos del universo, los que conforman nuestros cuerpos incluidos.

Para evitar el apocalipsis, Tegmark considera que la comunidad global debe implicarse en un debate para orientar el desarrollo de la inteligencia artificial en nuestro beneficio. Esta discusión deberá afrontar problemas concretos, como la gestión de las desigualdades generadas por la automatización del trabajo, pero también un intenso esfuerzo filosófico que triunfe donde llevamos siglos fracasando y permita definir y acordar qué es bueno para toda la humanidad para después inculcárselo a las máquinas.

Estos y otros temas relacionados con la discusión que Tegmark considera más importante para el futuro de la humanidad son los que recoge en su libro Vida 3.0: ser humano en la era de la inteligencia artificial, un ambicioso ensayo que han recomendado gurús como Elon Musk en el que el cosmólogo sueco trata de adelantarse a lo que puede suceder durante los próximos milenios.

Pregunta. Los humanos, en particular durante los últimos dos o tres siglos, hemos tenido mucho éxito comprendiendo el mundo físico, gracias al avance de disciplinas como la física o la química, pero no parece que hayamos sido tan eficaces entendiéndonos a nosotros mismos, averiguando cómo ser felices o llegando a acuerdos sobre cómo hacer un mundo mejor para todo el mundo. ¿Cómo vamos a dirigir los objetivos de la IAG sin alcanzar antes acuerdos sobre estos asuntos?

Respuesta. Creo que nuestro futuro puede ser muy interesante si ganamos la carrera entre el poder creciente de la tecnología y la sabiduría con la que se gestiona esa tecnología. Para conseguirlo, tenemos que cambiar estrategias. Nuestra estrategia habitual consistía en aprender de nuestros errores. Inventamos el fuego, la fastidiamos unas cuantas veces y después inventamos el extintor; inventamos el coche, la volvimos a fastidiar varias veces e inventamos el cinturón de seguridad y el airbag. Pero con una tecnología tan potente como las armas atómicas o la inteligencia artificial sobrehumana no vamos a poder aprender de nuestros errores. Tenemos que ser proactivos.

Es muy importante que no dejemos las discusiones sobre el futuro de la IA a un grupo de frikis de la tecnología como yo sino que incluyamos a psicólogos, sociólogos o economistas para que participen en la conversación. Porque si el objetivo es la felicidad humana, tenemos que estudiar qué significa ser feliz. Si no hacemos eso, las decisiones sobre el futuro de la humanidad las tomarán unos cuantos frikis de la tecnología, algunas compañías tecnológicas o algunos Gobiernos, que no van a ser necesariamente los mejor cualificados para tomar estas decisiones para toda la humanidad.

P. ¿La ideología o la forma de ver el mundo de las personas que desarrollen la inteligencia artificial general definirá el comportamiento de esa inteligencia?
R. Muchos de los líderes tecnológicos que están construyendo la IA son muy idealistas. Quieren que esto sea algo bueno para toda la humanidad. Pero si se mira a las motivaciones de las compañías que están desarrollando la IA, la principal es ganar dinero. Siempre harás más dinero si reemplazas humanos por máquinas que puedan hacer los mismos productos más baratos. No haces más dinero diseñando una IA que es más bondadosa. Hay una gran presión económica para hacer que los humanos sean obsoletos.

La segunda gran motivación entre los científicos es la curiosidad. Queremos ver cómo se puede hacer una inteligencia artificial por ver cómo funciona, a veces sin pensar demasiado en las consecuencias. Logramos construir armas atómicas porque había gente con curiosidad por saber cómo funcionaban los núcleos atómicos. Y después de inventarlo, muchos de aquellos científicos desearon no haberlo hecho, pero ya era demasiado tarde, porque para entonces ya había otros intereses controlando ese conocimiento.

P. En el libro parece que da por hecho que la IA facilitará la eliminación de la pobreza y el sufrimiento. Con la tecnología y las condiciones económicas actuales, ya tenemos la posibilidad de evitar una gran cantidad de sufrimiento, pero no lo hacemos porque no nos interesa lo suficiente o no le interesa a la gente con el poder necesario para conseguirlo. ¿Cómo podemos evitar que eso suceda cuando tengamos los beneficios de la inteligencia artificial?
R. En primer lugar, la tecnología misma puede ser muy útil de muchas maneras. Cada año hay mucha gente que muere en accidentes de tráfico que probablemente no morirían si fuesen en coches autónomos. Y hay más gente en América, diez veces más, que mueren en accidentes hospitalarios. Muchos de esos se podrían salvar con IA si se utilizase para diagnosticar mejor o crear mejores medicinas. Todos los problemas que no hemos sido capaces de resolver debido a nuestra limitada inteligencia es algo que podría resolver la IA. Pero eso no es suficiente. Como dice, ahora mismo tenemos muchos problemas que sabemos exactamente cómo resolver, como el hecho de que haya niños que vivan en países ricos y no estén bien alimentados. No es un problema tecnológico, es un problema de falta de voluntad política. Esto muestra lo importante de que la gente participe en esta discusión y seleccionemos las prioridades correctas.

Por ejemplo, en España, el Gobierno español ha rechazado unirse a Austria y muchos otros países en la ONU en un intento para prohibir las armas letales autónomas. España apoyó la prohibición de armas biológicas, algo que apoyaban los científicos de esa área, pero no han hecho lo mismo para apoyar a los expertos en IA. Esto es algo que la gente puede hacer: Animar a sus políticos para que afronten estos asuntos y nos aseguremos de que dirigimos la tecnología en la dirección adecuada.

P. La conversación que propone en Vida 3.0 sobre la Inteligencia Artificial en el fondo es muy parecida a la que se debería tener sobre política en general, sobre cómo convivimos entre nosotros o como compartimos los recursos. ¿Cómo crees que el cambio en la situación tecnológica va a cambiar el debate público?
R. Creo que va a hacer las cosas más drásticas. Los cambios producidos por la ciencia se están acelerando, todo tipo de trabajos desaparecerán cada vez más rápido. Muchos se ríen de la gente que votó a Trump o a favor del Brexit, pero su rabia es muy real y los economistas te dirán que las razones por las que esta gente está enfadada, por ser más pobres de lo que eran sus padres, son reales. Y mientras no se haga nada para resolver estos problemas reales, su enfado aumentará.

La Inteligencia Artificial puede crear una cantidad enorme de nueva riqueza, no se trata de un juego de suma cero. Si nos convencemos de que va a haber suficientes impuestos para proporcionar servicios sociales y unos ingresos básicos, todo el mundo estará feliz en lugar de enfadado. Hay gente a favor de la Renta Básica Universal, pero es posible que haya mejores formas de resolver el problema. Si los gobiernos van a dar dinero a la gente solo para apoyarles, también se lo puede dar para que la gente trabaje como enfermeros o como profesoras, el tipo de trabajos que se sabe que dan un propósito a la vida de la gente, conexiones sociales...

No podemos volver a los criterios de distribución del Egipto de los faraones, en los que todo estaba en manos de un puñado de individuos, pero si una sola compañía puede desarrollar una inteligencia artificial general, es solo cuestión de tiempo que esa compañía posea casi todo. Si la gente que acumule este poder no quiere compartirlo el futuro será complicado.

P. Si no hacemos nada, ¿cuál serían las principales amenazas provocadas por el desarrollo de la IA?
R. En los próximos tres años comenzaremos una nueva carrera armamentística con armas letales autónomas. Se producirán de forma masiva por los superpoderes y en poco tiempo organizaciones como ISIS podrán tenerlas. Serán los AK-47 del futuro salvo que en este caso son máquinas perfectas para perpetrar asesinatos anónimos. En diez años, si no hacemos nada, vamos a ver más desigualdad económica. Y por último, hay mucha polémica sobre el tiempo necesario para crear una inteligencia artificial general, pero más de la mitad de los investigadores en IA creen que sucederá en décadas. En 40 años nos arriesgamos a perder completamente el control del planeta a manos de un pequeño grupo de gente que desarrolle la IA. Ese es el escenario catastrófico. Para evitarlo necesitamos que la gente se una a la conversación.

https://elpais.com/elpais/2018/08/07/ciencia/1533664021_662128.html

“La gente, estadísticamente, está mejor, pero hay una tremenda cantidad de sufrimiento individual”
“Los expertos se equivocan sistemáticamente”

lunes, 27 de agosto de 2018

¿Acortar la dieta para alargar la vida? Los enigmas de la restricción calórica. Pasar hambre ha demostrado alargar la esperanza de vida en multitud de especies, desde hongos hasta primates no humanos. Pero, ¿qué ocurre en los humanos?

Dieta Dukan, dieta macrobiótica, dieta Hamptons, dieta del limón... Nuestra sociedad occidental se desvive por perder peso de múltiples y pintorescas maneras, a menudo más asociadas a las modas del momento que a las evidencias científicas sobre su efectividad y sus beneficios para la salud. Sin embargo, al margen de la superficialidad e irracionalidad de muchas de las dietas del mundo moderno, la ciencia lleva más de 80 años estudiando (sin prisa, pero sin pausa) un tipo de dieta experimental que no tiene rival en la actualidad: la restricción calórica.

A grandes rasgos, la restricción calórica es un tipo de dieta en el que se restringe las calorías consumidas en comparación con una dieta normal (desde un 10-15% hasta extremos del 40-50%, según el estudio y la especie animal) pero sin llegar al extremo de la desnutrición, al asegurar que se ingieren todos los nutrientes necesarios. Se trata, en palabras simples, de pasar algo de hambre, pero sin llegar a sufrir los efectos dañinos del hambre. Este "sencillo" tipo de dieta ha demostrado alargar la esperanza de vida y la vida media de multitud de especies diferentes: desde organismos de una sola célula (como los paramecios) hasta hongos, arañas, gusanos, peces, ratones, ratas, perros y primates no humanos.

El incremento en la esperanza de vida varía según el grado de restricción calórica y la especie, pero sabemos, por ejemplo, que se puede alargar la vida en un 30-40% tanto en ratones como en ratas gracias a este enfoque dietético. Además, también se ha visto que no sólo los animales vivían más tiempo, sino que también diversas enfermedades asociadas al envejecimiento aparecían más tarde y se mantenían más tiempo jóvenes. En otras palabras, se ha comprobado que estos animales sujetos a restricción calórica no sólo viven más, sino mejor.

Las razones por las que la restricción calórica es claramente beneficiosa en una variedad tan amplia de organismos no están claras hoy en día. Debemos tener en cuenta que el envejecimiento es un proceso muy complejo y se produce debido a multitud de factores, muchos de ellos interconectados. Debido a ello, existen multitud de hipótesis sobre por qué esta dieta es beneficiosa:disminución de la producción de radicales libres, reducción de la frecuencia de divisiones celulares, descenso de la temperatura corporal, menos daños en el ADN, una respuesta protectora a un estrés de baja intensidad, disminución de la tasa metabólica basal... Cuál o cuáles de estos factores son los que influyen en una mayor longevidad es algo desconocido en la actualidad, pero pareciera como si los procesos fisiológicos que ocurren en los organismos que se benefician de la restricción calórica fueran a "cámara lenta".

¿Y en humanos? ¿Qué efectos tiene la restricción calórica en la esperanza de vida de nuestra especie? Desafortunadamente, es un enigma y la principal razón por la que no lo sabemos es bien sencilla: todavía no existen ensayos clínicos lo suficientemente duraderos como para saber si la restricción calórica tendría algún efecto en la longevidad humana. De hecho, aunque hoy mismo comenzase un ensayo clínico a muy largo plazo evaluando este tipo de dieta, tardaríamos probablemente décadas en saberlo, debido a la (relativamente) larga esperanza de vida del ser humano. Así pues, no vamos a tener respuestas pronto en este asunto y, por el momento, nos tenemos que conformar con los estudios de restricción calórica realizados sobre nuestros primos evolutivos, los primates no humanos.

Investigaciones llevadas a cabo en monos Rhesus durante más de dos décadas han comprobado que la restricción calórica sin desnutrición alargaba la vida de estos macacos, al tiempo que se producía un retraso en la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento, manteniéndose más tiempo sanos. Además, se observó que estos efectos beneficiosos de la restricción calórica se daban en los primates adultos y ancianos y no en aquellos en los que se aplicaba desde que eran jóvenes. Por otro lado, también se detectó un descenso en la temperatura corporal de los monos, que es algo que también se había observado en roedores que mostraban efectos beneficiosos por esta dieta.

Sin duda, los resultados vistos en monos Rhesus son muy prometedores para nosotros, ya que compartimos el 97.5 % del genoma con ellos. No sería ningún delirio aventurar que los beneficios observados en los macacos por la restricción calórica podrían aparecer en humanos, si no todos, al menos parte de ellos. Esta idea general es la que también ha llevado a realizar ensayos clínicos de restricción calórica en humanos. No son lo suficientemente duraderos como para que podamos afirmar nada en cuanto a longevidad, pero los resultados son muy positivos para la salud aún tras aplicarse esta dieta durante pocos años.

La primera investigación de la restricción calórica realizada en humanos no obesos, el famoso ensayo CALERIE, nos ha aportado ya información muy interesante y todavía sigue en marcha. En una de las fases de este estudio, se observó que al reducir un 15 % la ingesta calórica durante 2 años en humanos, el estrés oxidativo y la tasa metabólica basal disminuían. No parecen datos espectaculares a simple vista, pero tiene importantes implicaciones porque son procesos que están relacionados con enfermedades asociadas al envejecimiento como el cáncer, la diabetes o el Alzheimer. Además, son también efectos que se habían visto antes en otros animales sujetos a restricción calórica. Otro estudio en humanos mostraba que la restricción calórica era muy efectiva en reducir el riesgo de aterosclerosis (depósitos de grasa en arterias), lo que implica un papel muy interesante de esta dieta en la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Ante todos los indicios que sugieren que la restricción calórica podría ser beneficiosa para la salud humana, un número aún bajo de personas está adoptando, por su cuenta y riesgo, esta dieta como una intervención contra el envejecimiento. Todavía es pronto para lanzarse a la piscina. Desconocemos las consecuencias a largo plazo de la restricción calórica en humanos y tampoco sabemos si es segura ni bajo qué circunstancias. Sí que sabemos, por ejemplo, que quienes están en fase de crecimiento (bebés, niños, adolescentes...) o son ya de por sí muy delgados, las embarazadas y aquellas que buscan estar embarazadas no deberían, en absoluto, someterse a esta dieta. Aunque la restricción calórica resulta muy prometedora, podría pasar como en el famoso chiste médico: puede que las personas que restrinjan su ingesta calórica no lleguen a vivir más, pero los días, sin duda, se les harán más largos. El tiempo, y los estudios científicos, nos dirán si tienen razón o no.

https://elpais.com/elpais/2018/08/09/ciencia/1533806869_747823.html

Identifican el mecanismo que explica por qué comer poco alarga la vida