“No soy solamente un pacifista sino un militante pacifista. Estoy dispuesto a pelear por la paz.”
(Albert Einstein)
El 9 de julio de 1955, las personalidades más prestigiosas de la ciencia y de la cultura del momento, hacían público el conocido como “Manifiesto Bertrand-Einstein” donde advertían que “en cualquier futura guerra mundial se emplearían con certeza armas nucleares” y que ello supondría “un peligro muy real de exterminación de la raza humana por el polvo y la lluvia de las nubes radio-activas”. Desde aquella fecha hasta el día de hoy, el riesgo cierto de una guerra nuclear ha estado muy cerca en diferentes crisis: la de Suez (1956-57), de Berlín (1961), de los misiles en Cuba (1962), la “Guerra de las Galaxias (1979), el enfrentamiento Irán-Israel (2008) y el más reciente conflicto con Corea del Norte. Pero fue en 1983 cuando pudo desencadenarse la guerra nuclear: Un satélite soviético dio la alarma; cinco misiles balísticos intercontinentales habían sido lanzados desde la base de Malmstrom (Montana, EE. UU.), y en 20 minutos alcanzarían la URSS. A pesar de recibir la alarma, el oficial soviético encargado, Stanislav Petrov, bajo su responsabilidad personal, no avisó a nadie ya que concluyó que una guerra nuclear no podía empezarse con solo cinco misiles. Medio año después se supo que habían sido los rayos del sol los que provocaron la alarma.
Al día de hoy, con el arsenal nuclear existente (14.995 ojivas nucleares), el mundo se podría destruir en cinco minutos. Estados Unidos, Rusia, China, Israel, Corea del Norte, India, Francia, el Reino Unido y Pakistán son los Estados que tienen capacidad de poder desencadenar un holocausto nuclear. El comandante Fidel en 2010 advertía al mundo: “Hoy existe un riesgo inminente de guerra con empleo de ese tipo de armas y no albergo la menor duda de que un ataque de Estados Unidos e Israel contra la República Islámica de Irán, se tornaría, inevitablemente, en un conflicto nuclear global. Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde.”
En 2017, recibía el Premio Nobel de la Paz la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), reconociendo así su papel central en la concienciación colectiva sobre “las catastróficas consecuencias del uso de armas nucleares” y su liderazgo en el impulso para lograr una prohibición de esas armas sobre la base de un tratado internacional.
Desgraciadamente, ese reconocimiento de la Academia Sueca a la ICAN, no se corresponde con una conciencia popular organizada y manifestada a nivel internacional. Es más, el movimiento obrero organizado, las fuerzas de izquierda y de progreso no mantienen al día de hoy en sus agendas, como prioridad, la exigencia de poner fin, de forma ecológica, a todo ese arsenal nuclear. Desde 1983, año de las grandes movilizaciones europeas contra la instalación de los “euromisiles”, (misiles balísticos de alcance medio que se pretendían instalar en Europa) no se han producido campañas sostenidas contra el arsenal nuclear.
Tal vez ha llegado el momento de desempolvar nuestras experiencias históricas para hacer frente, de forma coordinada y organizada, al momento histórico que vivimos de rearme y confrontación de la Administración Norteamericana contra Rusia, China y la Carta de Naciones Unidas. Confrontación que podría derivar en conflictos armados de consecuencias dramáticas para la humanidad. En 1933, se creó el Comité Mundial contra la Guerra y el Fascismo que dirigieron Henri Barbusse, André Gide y André Malraux, como respuesta al ascenso de las organizaciones fascistas, anticipando así lo que derivaría en la Guerra de España y la II Guerra Mundial. Salvando las distancias y circunstancias, creo que ha llegado el momento de impulsar y desarrollar, por parte de las fuerzas y organizaciones sociales de la izquierda internacional un movimiento contra las armas nucleares que coordinadamente, levante la voz y movilice las conciencias contra el arsenal nuclear que pone en peligro la propia existencia de la humanidad.
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró los 26 de Septiembre como “Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares” como “una ocasión para que la comunidad mundial reafirme su compromiso con el desarme nuclear a nivel mundial como una prioridad.” También, para propiciar “una oportunidad para educar al público y sus líderes acerca de los beneficios reales de la eliminación de este tipo de armas, y los costes sociales y económicos de la perpetuación de ellos.”
Es posible que haya llegado el momento de ir preparando las condiciones para que en torno al 26 de Septiembre las organizaciones políticas y sociales de la izquierda retomen, con fuerza y organizadamente, la exigencia de prohibir el uso de las armas nucleares.
¿Nos ponemos a ello?
http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=8067
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