Por Rodolfo Bueno | 10/08/2022 | Mundo
El Presidente Biden no podrá sacar a EEUU del atolladero en que se encuentra luego del viaje a Taiwán del presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, una real provocación que se ha convertido en pesadilla de perros, y con la que ese país abre un nuevo frente de batalla para contener a China.
Este fracaso histórico se debe a que en EEUU se han olvidado del sagrado principio de Jefferson: “Aunque la voluntad de la mayoría prevalece siempre, la minoría posee los mismos derechos, los cuales están amparados por la misma ley, y violar sus derechos es un acto de opresión”, y pretenden no respetarlo aplicándolo al revés, o sea, que una minoría oprima a una mayoría.
Eso explica por qué a cualquier político estadounidense se le podría reclamar: “En lugar de acusar a otros países de violar los derechos humanos, arregle en su propio país el odio racial y enfréntese a la inseguridad y la violencia en las calles de sus ciudades. ¡Elimine la viga de sus ojos, en lugar de intentar sacar la paja del ojo ajeno!” Lastimosamente, eso equivale a pedir peras al olmo.
Durante su estadía en Taipéi, Nancy Pelosi sostuvo que la solidaridad de su país con Taiwán es hoy más importante que nunca, pues el mundo enfrenta una elección entre autocracia y democracia. Según ella, su visita no contradice la política de Washington respecto a Taiwán, que se guía por los tres comunicados conjuntos entre China y EEUU, por la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 y por las Seis Garantías. Lindo galimatías que no aclara la política de ambigüedad estratégica de Washington hacia Taiwán, que desde 1949, sin reconocer su independencia, se reserva el derecho de mantener relaciones especiales con esa isla.
Según la agencia de noticias Bloomberg, a la Casa Blanca le enfureció la tozudez de Nancy Pelosi de ir a Taiwán e intentó persuadirla de abstenerse del viaje, para lo que envió a altos miembros del Consejo de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado a que le informen sobre las consecuencias geopolíticas de su visita a Taiwán, pero la señora Pelosi no les escuchó, buscaba en este periplo el epílogo de su carrera. ¡Vaya qué epílogo! Por poco envía a medio mundo al otro mundo.
John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, pidió a Pekín no reaccionar exageradamente ante esa visita ni utilizarla como pretexto para aumentar las tensiones y explicó que ello no implicaba que Washington reconociera la independencia de la isla y que, más bien, era consistente con el status quo de Taiwán, porque EEUU mantiene el principio de “una sola China” -que consiste en reconocer que sólo la República Popular China representa al Estado Chino- y esperaba que las diferencias al respecto se resolvieran por medios pacíficos. Qué dilema: era malo si la Pelosi no realizaba su anunciada visitaba a la isla, pues la poca credibilidad de EEUU se iba al suelo, y era peor si lo hacía, ya que podrían desencadenarse enfrentamientos militares entre Taiwán, China y EEUU; sólo habría perdedores en esta hipotética guerra que, finalmente, involucraría a otras potencias.
Kirby, en un intento de distanciase de la señora Pelosi, argumentó: “Hemos tenido claro desde el principio que ella toma su propia decisión de visitar o no Taiwán, porque nuestra Constitución recoge la separación de poderes y el Congreso es una rama independiente del Gobierno”. De sus palabras se colige que el Congreso de EEUU, independiente del gobierno, podría declarar la guerra a cualquier país.
Lo real de este caso es que EEUU, que dice reconocer a una sola China, con esa peripecia rompió el acuerdo por el que Taiwán no puede ser visitado por funcionarios de alto rango de EEUU; por eso Pekín, que considera a Taiwán una parte irrenunciable de su territorio, rechazó esa visita y acusó a la señora Pelosi, la tercera autoridad estadounidense, de tratar de coludir con los independentistas de Taiwán, para contener a China y socavar su soberanía e integridad territorial.
Wang Yi, Ministro de Relaciones Exteriores de China, recordó que la mayoría de países del mundo apoya el principio de “una sola China” y recalcó que Nancy Pelosi violó gravemente este principio al infringir maliciosamente la soberanía de China e iniciar flagrantes provocaciones políticas, dijo: “Si se ignora y abandona el principio de no injerencia en los asuntos internos, el mundo volverá a la ley de la selva y Estados Unidos será aún más inescrupuloso en el uso de fuerza para reprimir a otros países, especialmente a los pequeños y medianos, con su supuesta posición de fuerza”; según Xie Feng, Viceministro de Relaciones Exteriores de China, la parte estadounidense debe pagar el precio de sus errores, pues China tomará decididamente las contramedidas, y Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, advirtió que el Ejército de su país no se quedará de brazos cruzados si la señora Pelosi visitaba Taiwán y subrayó que cualquier negociación con esa isla, que ignore al gobierno de Pekín, viola el principio de la política de una sola China. Previamente, el Presidente Xi Jinping manifestó a su homólogo Joe Biden que “los que juegan con fuego se prenderán fuego a sí mismos”.
Para Moscú, todo lo relacionado con Taiwán es un asunto interno de China, país que tiene el derecho a tomar las medidas necesarias para proteger su soberanía e integridad territorial. Serguéi Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, afirmó que la visita de Nancy Pelosi refleja del deseo de Washington de demostrar al mundo su impunidad. María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, consideró que con acciones como las de la señora Pelosi, EEUU desestabilizó la paz. “Ni un solo conflicto resuelto en las últimas décadas, pero sí muchos provocados” e hizo un llamado a Washington para evitar incidentes, que minen la estabilidad y la seguridad internacional, y reconocer la nueva realidad geopolítica, en la que ya no hay cabida para la hegemonía de EEUU.
La Liga Árabe, Siria e Irán expresaron que la visita de la señora Pelosi es un acto hostil que no respeta el derecho internacional, la soberanía y la integridad territorial de la República Popular de China. Describieron la situación actual como la Segunda Guerra Fría y advirtieron que en el futuro podrían producirse grandes choques en las relaciones internacionales. Nicaragua, Venezuela y Cuba respaldaron la defensa plena de la soberanía nacional y la integridad territorial de la República Popular de China e hicieron votos por la reunificación completa de ese país.
En cambio, el G7 y la UE declararon estar inquietos por las acciones amenazantes emprendidas por Pekín. El periódico Global Times expresó que la misión diplomática de China ante estos organismos condenó esta declaración y escribió: “¿Qué es feo? ¿Qué es desvergüenza? La declaración de los cancilleres del G7 y el representante para Asuntos Exteriores de la UE son una muestra viviente de todo eso. El llamado ‘orden internacional basado en reglas’ y las declaraciones de los cancilleres del G7 y de la UE es sólo la lógica de los ladrones”, y comparó el grupo G7 y la UE con la Alianza de las Ocho Naciones que en 1900 invadieron China, para derrotar el Levantamiento de los Bóxers. “El pueblo chino hace tiempo que dejó de ser intimidado y manoseado por las potencias extranjeras. El mundo actual ya no es el de la época en la que las potencias occidentales podían desbocarse. Lo que hay que hacer con Taiwán depende de 1.400 millones de chinos”.
El viaje de la señora Pelosi provocó la movilización de equipos bélicos de China, EEUU y Taiwán, lo que intensificó los temores sobre un posible conflicto armado. China inició a gran escala una serie de ejercicios militares sin precedentes, incluidos simulacros con fuego real, en seis zonas alrededor de Taiwán y su espacio aéreo y marítimo, que incluye restricciones a la movilidad en el área aledaña.
La televisión de Pekín informó que los proyectiles probados sobrevolaron Taiwán por primera vez y alcanzaron objetivos en la parte oriental de la isla, lo que representa un mejoramiento significativo de las capacidades de estas armas. Según el Ministerio de Defensa Japonés, cinco misiles cayeron en la zona económica exclusiva de Japón. Taiwán acusó a China de comportamiento irracional, por lo que ordenó a sus fuerzas armadas permanecer en estado de alerta, para vigilar de cerca estos ejercicios que intentan desestabilizar la seguridad de la región.
Joshn Rogin, del The Washington Post, escribe: “China tiene una gama muy amplia de herramientas para dañar a Taiwán. Lo que hemos aprendido a lo largo de los años es que cuando China ve un paso en falso de su adversario, a menudo interviene agresivamente para sacar ventaja. Eso es lo que probablemente haga ahora”.
China, por lo visto, al evitar la guerra encontró la salida de un callejón sin salida, pues para acotar el poderío político y económico de Occidente, confió más en el tiempo, su mejor aliado.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
El Presidente Biden no podrá sacar a EEUU del atolladero en que se encuentra luego del viaje a Taiwán del presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, una real provocación que se ha convertido en pesadilla de perros, y con la que ese país abre un nuevo frente de batalla para contener a China.
Este fracaso histórico se debe a que en EEUU se han olvidado del sagrado principio de Jefferson: “Aunque la voluntad de la mayoría prevalece siempre, la minoría posee los mismos derechos, los cuales están amparados por la misma ley, y violar sus derechos es un acto de opresión”, y pretenden no respetarlo aplicándolo al revés, o sea, que una minoría oprima a una mayoría.
Eso explica por qué a cualquier político estadounidense se le podría reclamar: “En lugar de acusar a otros países de violar los derechos humanos, arregle en su propio país el odio racial y enfréntese a la inseguridad y la violencia en las calles de sus ciudades. ¡Elimine la viga de sus ojos, en lugar de intentar sacar la paja del ojo ajeno!” Lastimosamente, eso equivale a pedir peras al olmo.
Durante su estadía en Taipéi, Nancy Pelosi sostuvo que la solidaridad de su país con Taiwán es hoy más importante que nunca, pues el mundo enfrenta una elección entre autocracia y democracia. Según ella, su visita no contradice la política de Washington respecto a Taiwán, que se guía por los tres comunicados conjuntos entre China y EEUU, por la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 y por las Seis Garantías. Lindo galimatías que no aclara la política de ambigüedad estratégica de Washington hacia Taiwán, que desde 1949, sin reconocer su independencia, se reserva el derecho de mantener relaciones especiales con esa isla.
Según la agencia de noticias Bloomberg, a la Casa Blanca le enfureció la tozudez de Nancy Pelosi de ir a Taiwán e intentó persuadirla de abstenerse del viaje, para lo que envió a altos miembros del Consejo de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado a que le informen sobre las consecuencias geopolíticas de su visita a Taiwán, pero la señora Pelosi no les escuchó, buscaba en este periplo el epílogo de su carrera. ¡Vaya qué epílogo! Por poco envía a medio mundo al otro mundo.
John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, pidió a Pekín no reaccionar exageradamente ante esa visita ni utilizarla como pretexto para aumentar las tensiones y explicó que ello no implicaba que Washington reconociera la independencia de la isla y que, más bien, era consistente con el status quo de Taiwán, porque EEUU mantiene el principio de “una sola China” -que consiste en reconocer que sólo la República Popular China representa al Estado Chino- y esperaba que las diferencias al respecto se resolvieran por medios pacíficos. Qué dilema: era malo si la Pelosi no realizaba su anunciada visitaba a la isla, pues la poca credibilidad de EEUU se iba al suelo, y era peor si lo hacía, ya que podrían desencadenarse enfrentamientos militares entre Taiwán, China y EEUU; sólo habría perdedores en esta hipotética guerra que, finalmente, involucraría a otras potencias.
Kirby, en un intento de distanciase de la señora Pelosi, argumentó: “Hemos tenido claro desde el principio que ella toma su propia decisión de visitar o no Taiwán, porque nuestra Constitución recoge la separación de poderes y el Congreso es una rama independiente del Gobierno”. De sus palabras se colige que el Congreso de EEUU, independiente del gobierno, podría declarar la guerra a cualquier país.
Lo real de este caso es que EEUU, que dice reconocer a una sola China, con esa peripecia rompió el acuerdo por el que Taiwán no puede ser visitado por funcionarios de alto rango de EEUU; por eso Pekín, que considera a Taiwán una parte irrenunciable de su territorio, rechazó esa visita y acusó a la señora Pelosi, la tercera autoridad estadounidense, de tratar de coludir con los independentistas de Taiwán, para contener a China y socavar su soberanía e integridad territorial.
Wang Yi, Ministro de Relaciones Exteriores de China, recordó que la mayoría de países del mundo apoya el principio de “una sola China” y recalcó que Nancy Pelosi violó gravemente este principio al infringir maliciosamente la soberanía de China e iniciar flagrantes provocaciones políticas, dijo: “Si se ignora y abandona el principio de no injerencia en los asuntos internos, el mundo volverá a la ley de la selva y Estados Unidos será aún más inescrupuloso en el uso de fuerza para reprimir a otros países, especialmente a los pequeños y medianos, con su supuesta posición de fuerza”; según Xie Feng, Viceministro de Relaciones Exteriores de China, la parte estadounidense debe pagar el precio de sus errores, pues China tomará decididamente las contramedidas, y Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, advirtió que el Ejército de su país no se quedará de brazos cruzados si la señora Pelosi visitaba Taiwán y subrayó que cualquier negociación con esa isla, que ignore al gobierno de Pekín, viola el principio de la política de una sola China. Previamente, el Presidente Xi Jinping manifestó a su homólogo Joe Biden que “los que juegan con fuego se prenderán fuego a sí mismos”.
Para Moscú, todo lo relacionado con Taiwán es un asunto interno de China, país que tiene el derecho a tomar las medidas necesarias para proteger su soberanía e integridad territorial. Serguéi Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, afirmó que la visita de Nancy Pelosi refleja del deseo de Washington de demostrar al mundo su impunidad. María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, consideró que con acciones como las de la señora Pelosi, EEUU desestabilizó la paz. “Ni un solo conflicto resuelto en las últimas décadas, pero sí muchos provocados” e hizo un llamado a Washington para evitar incidentes, que minen la estabilidad y la seguridad internacional, y reconocer la nueva realidad geopolítica, en la que ya no hay cabida para la hegemonía de EEUU.
La Liga Árabe, Siria e Irán expresaron que la visita de la señora Pelosi es un acto hostil que no respeta el derecho internacional, la soberanía y la integridad territorial de la República Popular de China. Describieron la situación actual como la Segunda Guerra Fría y advirtieron que en el futuro podrían producirse grandes choques en las relaciones internacionales. Nicaragua, Venezuela y Cuba respaldaron la defensa plena de la soberanía nacional y la integridad territorial de la República Popular de China e hicieron votos por la reunificación completa de ese país.
En cambio, el G7 y la UE declararon estar inquietos por las acciones amenazantes emprendidas por Pekín. El periódico Global Times expresó que la misión diplomática de China ante estos organismos condenó esta declaración y escribió: “¿Qué es feo? ¿Qué es desvergüenza? La declaración de los cancilleres del G7 y el representante para Asuntos Exteriores de la UE son una muestra viviente de todo eso. El llamado ‘orden internacional basado en reglas’ y las declaraciones de los cancilleres del G7 y de la UE es sólo la lógica de los ladrones”, y comparó el grupo G7 y la UE con la Alianza de las Ocho Naciones que en 1900 invadieron China, para derrotar el Levantamiento de los Bóxers. “El pueblo chino hace tiempo que dejó de ser intimidado y manoseado por las potencias extranjeras. El mundo actual ya no es el de la época en la que las potencias occidentales podían desbocarse. Lo que hay que hacer con Taiwán depende de 1.400 millones de chinos”.
El viaje de la señora Pelosi provocó la movilización de equipos bélicos de China, EEUU y Taiwán, lo que intensificó los temores sobre un posible conflicto armado. China inició a gran escala una serie de ejercicios militares sin precedentes, incluidos simulacros con fuego real, en seis zonas alrededor de Taiwán y su espacio aéreo y marítimo, que incluye restricciones a la movilidad en el área aledaña.
La televisión de Pekín informó que los proyectiles probados sobrevolaron Taiwán por primera vez y alcanzaron objetivos en la parte oriental de la isla, lo que representa un mejoramiento significativo de las capacidades de estas armas. Según el Ministerio de Defensa Japonés, cinco misiles cayeron en la zona económica exclusiva de Japón. Taiwán acusó a China de comportamiento irracional, por lo que ordenó a sus fuerzas armadas permanecer en estado de alerta, para vigilar de cerca estos ejercicios que intentan desestabilizar la seguridad de la región.
Joshn Rogin, del The Washington Post, escribe: “China tiene una gama muy amplia de herramientas para dañar a Taiwán. Lo que hemos aprendido a lo largo de los años es que cuando China ve un paso en falso de su adversario, a menudo interviene agresivamente para sacar ventaja. Eso es lo que probablemente haga ahora”.
China, por lo visto, al evitar la guerra encontró la salida de un callejón sin salida, pues para acotar el poderío político y económico de Occidente, confió más en el tiempo, su mejor aliado.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.