lunes, 27 de noviembre de 2023

Un libro de recetas caseras de Latinoamérica ‘cocinado’ en Zoom.

Gran parte de la cocina latinoamericana todavía se mantiene en la intimidad de las casas. La periodista y escritora Sandra Gutierrez decidió reunir 500 recetas de cocina casera en su nuevo libro.
Sandra A. Gutierrez, dressed in a mustard-colored top, sits at the dining table of her home, which is covered with a tablecloth made up of vibrant squares. Behind her, she has an open shelf with silver and yellow pots and pans.
Sandra Gutierrez, autora de Latinísimo: Recetas caseras de los veintiún países de América Latina, pasó años seleccionando miles de recetas para su enciclopédico libro de cocina.Credit...Eamon Queeney para The New York Times
Sandra A. Gutierrez, dressed in a mustard-colored top, sits at the dining table of her home, which is covered with a tablecloth made up of vibrant squares. Behind her, she has an open shelf with silver and yellow pots and pans.

Justo cuando Sandra Gutierrez estaba a punto de emprender un viaje de investigación a las 23 ciudades de Latinoamérica que pensaba visitar para su quinto recetario, la pandemia del coronavirus hizo que se cancelaran los viajes internacionales.

Fue un obstáculo más para Gutierrez, quien pasó cuatro años reduciendo a unas 500 recetas una lista de 9000 para su libro Latinísimo: Recetas caseras de los veintiún países de América Latina, un recetario tipo enciclopedia que se publicó a inicios de octubre tanto en inglés como en español.

This arroz con maiz y crema, or cheesy rice casserole with corn and mayonnaise, is served in a blue baking dish. The Cotija cheese on top has melted and turned a golden brown. On the right side, a serving of the casserole is plated.


Desde la década de 1950, en las casas de Ciudad de Guatemala se prepara una cazuela de arroz con queso, maíz y mayonesa, cuando este ingrediente se popularizó en toda Latinoamérica al llegar a las tiendas de comestiblesCredit...David Malosh para The New York Times. Estilista de alimentos: Simon Andrews.

En vez de hacer el viaje, pasó a Zoom cientos de entrevistas planeadas con anticipación y programó al menos 40 clases de cocina por internet con los expertos. Para perfeccionar el sancocho de domingo, Gutierrez acudió a Francisco Castro, un chef de Panamá que le enseñó a hacer la sopa de pollo y tubérculos, y continuó con decenas de otros cocineros panameños que compartieron sus sugerencias para este platillo.

Quería que su libro resaltara la comida casera de todos los países de Latinoamérica, pero sobre todo las recetas de países cuya gastronomía sigue siendo desconocida para muchos estadounidenses. Con el fin de lograr esto, Gutierrez revisó recetas familiares repletas de cantidades como “un poco de esto” y “un poco de aquello” y otras instrucciones idiosincráticas.

Encontró otros recetarios descatalogados en algunas bibliotecas, como en Cartagena, Colombia, donde hurgó entre libros antiguos y conversó con otros visitantes mientras su esposo, Luis Gutierrez, pasaba un día en la playa. Utilizó su investigación para detectar similitudes en las recetas que usaba como referencia para sus propios platillos en el libro.

“Hay muchísimas cosas que se podrían haber incluido”, comentó, y añadió que faltan recetarios modernos que representen la cocina latinoamericana. “Yo soy una escritora, una autora, y nadie puede cubrir toda la comida latinoamericana en un solo libro”.

Durante décadas, Gutierrez, quien es autora de otros cuatro libros como The New Southern-Latino Table, ha conservado una lista actualizada de platillos con la esperanza de usarlos algún día para un proyecto más enciclopédico.

Spaghetti is enveloped in a creamy sauce made with Hass avocados for this dish, called pasta con palta, or creamy, vegan avocado pesto pasta. It is served in a bowl with a bite of spaghetti twisted on a metal fork on the right.
La pasta con palta, un cremoso pesto vegano, se prepara en Chile con paltas Hass, la variedad más común que se produce en el país.Credit...David Malosh para The New York Times. Estilista de alimentos

Nacida en Filadelfia, pero criada por sus padres guatemaltecos en Ciudad de Guatemala, Gutierrez pasó su infancia viajando por todo Centroamérica. Ha vivido durante 30 años en Cary, Carolina del Norte, donde trabajó como editora de la sección de comida para el periódico The Cary News e impartió clases de cocina.

Mientras ordenaba sus recetas para este libro, decidió organizar los platillos por ingredientes y no por país, con el fin de ilustrar mejor la participación de intercambios provocados por el colonialismo y los inmigrantes que llegaron a esta región.

Pero al considerar los hábitos actuales, les dio prioridad a recetas apropiadas para las noches de días laborables con ingredientes que los atareados aficionados a la cocina pueden encontrar con facilidad en el supermercado o en internet. La edición en español trae un glosario que tiene por objetivo abordar las diferencias regionales relacionadas con la terminología: dependiendo del país, el puerro puede encontrarse como porro, ajoporro, cebolla larga, puerro y puerrito, por ejemplo.

Sin embargo, todavía gran parte de la gastronomía latinoamericana sigue confinada a las cocinas caseras y no está documentada en los libros, afirmó Maricel Presilla, autora de Gran cocina latina, que ganó el premio del recetario del año de la Fundación James Beard en 2013.

“Hay una generación muy importante de cocineros que está desapareciendo, y en todas partes hay recetas en vías de extinción que tenemos que salvar”, señaló Presilla.

Contracumbre de Marrakesh: Basta ya de 79 años de explotación y destrucción neocolonial del FMI y el BM

Los movimientos sociales y climáticos, sindicatos, organizaciones de mujeres, de pequeños agricultores y de pueblos indígenas, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos del mundo, que participamos en la contracumbre de los movimientos sociales contra las reuniones anuales del BM y del FMI en Marrakech del 12 al 15 de octubre, reafirmamos nuestra lucha contra las deudas ilegítimas.

Queremos recordar que nuestra contracumbre es la culminación de un proceso internacional colectivo e inclusivo lanzado en enero de 2023. Seis asambleas plenarias internacionales en línea han jalonado la preparación democrática de este encuentro mundial. Se ha redactado un llamamiento conjunto. Se ha creado un sitio web multilingüe. Se han celebrado numerosas reuniones preparatorias, principalmente en el África subsahariana, en la región árabe en general y en Marruecos en particular.

Más de 60 organizaciones y una decena de redes internacionales han participado en nuestra contracumbre.

En África y en la región árabe la movilización ha sido aún mayor, con más de un centenar de delegadas y delegados procedentes de países como Palestina, Irak, Túnez, Egipto, África Occidental, África Central, África Oriental y Sudáfrica.

Con 4 conferencias plenarias y una cincuentena de talleres, además de la marcha inaugural, nuestra contracumbre ha sido un éxito rotundo, que ha permitido oír en la ciudad de Marrakech las voces de los movimientos internacionales que luchan contra el colonialismo financiero practicado por el BM y el FMI desde su creación en 1945.

Nuestra contracumbre comenzó el 12 de octubre, fecha de la llegada al Caribe de Cristóbal Colón y su expedición, que abrió el camino a la conquista, el saqueo y la explotación del continente «americano» por el imperialismo europeo a partir de 1492. La contracumbre concluyó el 15 de octubre, fecha del asesinato de Thomas Sankara, Presidente de Burkina Faso, que encabezaba la lucha por el impago de las deudas ilegítimas y por la unidad y la soberanía de los pueblos de África y del mundo. Las acciones, los discursos y la sabiduría de Thomas Sankara, en quien nos inspiramos, estuvieron presentes a lo largo de nuestra contracumbre.

Denunciamos los 79 años de dictadura financiera del FMI-BM que, en alianza con el imperialismo y las clases dominantes corruptas y colonizadas de los países del Sur, ha mantenido y reforzado la opresión de nuestros pueblos. Más de 500 años de saqueo de la naturaleza y de los pueblos bastan. Los derechos de los pueblos y de la Madre Tierra deben estar por encima de los beneficios de las multinacionales, los gobiernos y los ricos.

Nuestra contracumbre ha sido una oportunidad única para el aprendizaje colectivo orientado hacia la acción. Hemos renovado nuestra determinación de continuar nuestro proceso de coordinación y convergencia de luchas y alternativas para sembrar las semillas de una sociedad en la que primen el bien común, el respeto a los límites planetarios, la soberanía alimentaria y la justicia medioambiental y social. Somos nosotras y nosotros quienes decidiremos nuestro futuro, y nos negamos a aceptar el futuro que el Banco Mundial, el FMI y sus aliados quieren imponernos. ¡Es hora de poner fin a su colonialismo ideológico! Defendemos una bifurcación ecológica y energética justa centrada en una alianza necesaria entre las comunidades locales, las y los trabajadores, las y los agricultores, las y los artesanos y las artesanas, y los movimientos feministas.

También es hora de decir que si no cancelan nuestra deuda, la repudiamos. Porque la verdadera deuda es la que tienen los gobiernos y las multinacionales, su deuda histórica, climática, ecológica y social con los pueblos, ¡y con los pueblos del Sur global en particular! Es hora de reconocer y valorar el trabajo de reproducción social realizado principalmente por las mujeres a escala planetaria.

Hemos participado en la contracumbre para que el Banco Mundial y el FMI no celebren su 80 aniversario el año que viene, sino que paguen su antigua deuda ecológica, histórica y neocolonial con los pueblos. Nuestro objetivo es echarlos, como pilares del capital, al basurero de la historia.

Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Palestina y nos oponemos a los bombardeos aéreos y a las acciones militares indiscriminadas y terroristas llevadas a cabo por las autoridades israelíes. Exigimos el desmantelamiento del Estado colonialista de apartheid de Israel y el respeto al derecho de los pueblos a ejercer su soberanía.

También denunciamos el autoritarismo y la escalada represiva de diversos gobiernos, en particular en la región árabe, incluido Marruecos, y pedimos la liberación inmediata de todos los presos políticos.

También denunciamos el autoritarismo y la escalada represiva de diversos gobiernos, en particular en la región árabe, incluido Marruecos, y exigimos la liberación inmediata de todas las personas presas políticas.

Movimientos y organizaciones sociales, en número superior a 60, que han asistido a la Contracumbre de Marrakesh para protestar contra las políticas del FMI y el BM

Fuente: 

domingo, 26 de noviembre de 2023

_- El arte de la negociación política: ¿truco o trato?.

_- Vivir es negociar, pero no todo es negocio. La política, el arte de alcanzar acuerdos, arriesga su imagen por la sospecha de mercadeo que a veces inspira.

Los camareros regresaban cada poco para insistirles a los sindicalistas que tenían barra libre de vino a cuenta de “don Alfredo”. Habían acudido a Madrid para negociar un acuerdo salarial del profesorado público con un joven secretario de Estado de Educación de nombre Alfredo Pérez Rubalcaba, que los había citado para comer en un restaurante próximo al ministerio. Pero el representante de la Administración se demoraba y los camareros se esforzaban por aliviarles la espera con vino gentileza de “don Alfredo”. Había que intentar como fuese que ablandasen su posición negociadora. Y “don Alfredo” seguía sin llegar.

“Rubalcaba solía hacer cosas así”, refiere uno de aquellos sindicalistas de finales de los años ochenta. “Siempre fijaba las reuniones por la tarde y, al llegar la noche, pedía un descanso. Más tarde, con nosotros hambrientos, él volvía cenado, duchado y de ropa limpia”. Con los años, quien llegaría a ser líder del PSOE ganó fama de excelente negociador. Sus compañeros le vacilaban diciéndole que era porque al final siempre cedía. También lo hizo aquel día ya lejano en que el vino no le dio resultado ante los sindicalistas de educación.

La negociación y su panoplia de habilidades y astucias forman parte ineludible de la tarea de políticos y sindicalistas. Aunque en realidad es un desafío al que cualquier persona acaba enfrentándose en algún momento. “Casi todo en la vida es negociación, hasta la seducción amorosa”, asevera Antonio Garrido, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Murcia, donde imparte una asignatura de Estrategia de Negociación Política. “Todo en la vida es producto de un pacto, tácito o expreso”, refuerza José Enrique Serrano, un socialista con años de experiencia en La Moncloa como jefe de gabinete de los presidentes González y Zapatero. Serrano ha negociado desde pactos antiterroristas hasta los pormenores de un convenio de defensa con Estados Unidos: “Fui a Washington para cinco días y tuve que quedarme 15. Al final conseguí incluso que nos dejasen fumar en las oficinas del Departamento de Estado”.

“Tienes que acostumbrarte a una cierta dosis de relativismo y ser consciente de que tus propios puntos de vista son menos objetivos de lo que parecen”
Bruce Patton, uno de los autores del libro 'Obtenga el sí'

Serrano sabe lo que es negociar con el de enfrente y con los de sus propias filas. Porque ni los gobiernos monocolores como en los que él trabajó se libran de la necesidad de buscar transacciones nada fáciles. La propia democracia española nació como producto de una muy ardua negociación, la que alumbró el famoso consenso para la Constitución de 1978. Y de un tira y afloja no menos pedregoso depende ahora el futuro inmediato del país.  Ambos casos ilustran la ambivalencia que siempre rodea la negociación política: la democracia no se entiende sin ella, pero al tiempo puede ofrecer la imagen de un crudo mercadeo de favores y prebendas.

La Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard elaboró a fines de los setenta un programa de negociación que comenzó aplicado a los negocios y acabó como apoyo al Gobierno estadounidense en crisis internacionales como la de los rehenes de Irán, en 1981. Hoy el programa ofrece consejos sobre asuntos de la más variada índole, entre ellos utilidades sociales como el modo de gestionar una entrevista de trabajo o la compra de una casa. El método Harvard se estudia y aplica en todo el mundo, sobre el principio de solventar las diferencias buscando intereses comunes. Se asienta en cuatro mandamientos: separar a la persona del problema; centrarse en los intereses, no en las posiciones; buscar el beneficio mutuo, y aplicar criterios objetivos.
 
De izquierda a derecha, Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez-Llorca, Gregorio Peces-Barba, Miguel Herrero y Miquel Roca, en presencia de Jordi Solé Tura y Manuel Fraga (de espaldas), antes de proceder a la votación de la Constitución en 1978.De izquierda a derecha, Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez-Llorca, Gregorio Peces-Barba, Miguel Herrero y Miquel Roca, en presencia de Jordi Solé Tura y Manuel Fraga (de espaldas), antes de proceder a la votación de la Constitución en 1978. JGV ( EFE )

“Tienes que acostumbrarte a una cierta dosis de relativismo y ser consciente de que tus propios puntos de vista son menos objetivos de lo que parecen”, resume el profesor de Derecho Bruce Patton, uno de los autores del libro Obtenga el sí. El arte de negociar sin ceder (Gestión 2000) que en 1981 desarrolló las líneas principales del método. Patton aconseja no alcanzar ningún compromiso hasta que la negociación no esté cerrada. Lo ilustra con una frase que estos días repiten los dirigentes socialistas españoles para justificar la falta de noticias sobre las herméticas negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez: “Nada está acordado hasta que todo esté acordado”.

“Todo en la vida es producto de un pacto, tácito o expreso” 
José Enrique Serrano, socialista

El método Harvard es la guía para Antonio Garrido, que en su asignatura enseña desde conceptos básicos de estrategia hasta teoría de juegos o tácticas de manipulación del adversario. “En España los políticos reciben adiestramiento en comunicación, en telegenia, en oratoria… Pero en esto, no. Los sindicalistas, en cambio, sí lo hacen”. A partir del próximo año, la Universidad Católica de Valencia ofrecerá un título específico sobre la materia destinado sobre todo a políticos, con un elenco de profesores en el que figuran diplomáticos y cargos públicos de diversos partidos. “En España hay una desidia absoluta respecto a la formación de los políticos”, conviene el profesor Ginés Marco, director de la diplomatura en ciernes. “Tiempo atrás, Juventudes Socialistas o FAES organizaban escuelas de verano, pero han ido languideciendo. Y eso favorece que se acabe actuando por mero pragmatismo, por mera aritmética electoral”.

Todos los políticos consultados admiten que han aprendido mientras practicaban. José Enrique Serrano se sonríe y le da un toque lírico: “Con el tiempo, el aire te trae enseñanzas”. En su caso, el aire lo familiarizó con los entresijos del poder como a pocas personas en España. De ahí ha extraído sus lecciones para la negociación: tener claro tus objetivos y aquello en lo que no debes ceder nunca, e imaginar cómo la otra parte se plantea ambas cosas.

Si los especialistas de Harvard aconsejan “relativismo” sobre las propias posiciones antes de sentarse a una mesa negociadora, políticos españoles muy curtidos en esas lides lo expresan de modo más directo. “La negociación tiene éxito cuando las dos partes se sienten perdedoras”, sentencia Josep Antoni Duran i Lleida, que durante años defendió en Madrid las posiciones de la desaparecida Convergència i Unió. “Si te sientas a la mesa pensando en empatar, no funcionará”. Aitor Esteban, actual portavoz del PNV en el Congreso, lo corrobora: “Si piensas que vas a lograr el 100%, eso no va a durar nada. Tienes que priorizar tus demandas, leer bien el momento. Y tener claro cuáles son las líneas del otro, ponerte en su piel para ver cuándo le puedes empujar un poco para atrás”.

“La negociación tiene éxito cuando las dos partes se sienten perdedoras” 

Josep Antoni Duran i Lleida, político de Convergència i Unió

José Antonio Bermúdez de Castro, 27 años como diputado del PP en el Congreso, del que ahora es vicepresidente segundo, ha participado, entre otras muchas cosas, en las conversaciones con los socialistas Txiki Benegas y Alfonso Guerra para la ley de partidos que ilegalizó a Herri Batasuna. Del primero guarda “el mejor recuerdo” y de Guerra dice que era “un negociador duro, pero una persona de palabra”. Bermúdez de Castro subraya un aspecto en el que coinciden todos los consultados: “La clave es crear un clima de confianza. Y eso se va ganando, no se crea en un día. Hay que respetar al otro, ser educado, actuar con sinceridad. Si llegas pensando en que te van a engañar, no acabará bien”. Esa confianza, remacha Aitor Esteban, solo se puede lograr cara a cara, por mucho que la tecnología ofrezca otras posibilidades: “Hay que verse. Los gestos, las caras… Las relaciones personales son importantes”.

“Consenso nocturno”

Las negociaciones para la Constitución de 1978 pasaron un momento crítico cuando abandonó la mesa el ponente socialista, Gregorio Peces-Barba, irritado porque UCD lo estaba pactando todo con la derecha de Manuel Fraga. En sus memorias, Peces-Barba confesaría que el gesto constituyó “un farol, una jugada de póquer” para reconducir las negociaciones. Un ejemplo de lo que apunta Esteban: “Hay que medir, saber cuándo tienes que apretar y cuándo aflojar”. El PNV ha forjado una leyenda por su habilidad para sacar provecho de los pactos. Esteban lleva ya 19 años en el Congreso y buena parte de su trabajo ha consistido en sentarse a negociar con partidos y gobiernos diferentes. Ha tenido que lidiar con situaciones como acudir a un ministerio y encontrarse solo ante siete interlocutores cargados de datos y estudios técnicos. “Yo al principio no me daba cuenta, pero la cuestión no es que se llegue a un acuerdo, es que se implemente”, asegura. “Aquí el pequeño siempre paga por adelantado, y el otro, a 90 días”.

“Hay que verse. Los gestos, las caras… Las relaciones personales son importantes” 

Aitor Esteban, portavoz del PNV

Un sábado en las postrimerías de 2014, José Enrique Serrano se iba de fin de semana cuando escuchó pronunciar su nombre en la radio del coche. El Periódico de Catalunya acababa de revelar que él, Pedro Arriola —gurú demoscópico de Mariano Rajoy— y un emisario de la Generalitat, Joan Rigol, habían pasado meses reuniéndose en secreto. La situación se había tensionado ante la consulta sobre la independencia convocada por el president Artur Mas, que se celebraría el 9 de noviembre de ese año. “Nos ­reuníamos en despachos o en hoteles, analizábamos salidas para Cataluña, a veces durante cuatro horas seguidas”, relata Serrano. “Ni Arriola ni Rigol se movían un centímetro y fue imposible”.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, introduce la bandera catalana en el cilindro enterrado como símbolo del inicio de las obras de ampliación de la depuradora del Besòs, en presencia del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y del alcalde de Barcelona, Joan Clos. En 2002.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, introduce la bandera catalana en el cilindro enterrado como símbolo del inicio de las obras de ampliación de la depuradora del Besòs, en presencia del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y del alcalde de Barcelona, Joan Clos. En 2002. ALBERT OLIVE ( EFE )

La discreción, el hermetismo, el secreto incluso, acompañan a menudo las negociaciones, como una forma de evitar que las diferencias se diriman en público y “se genere mal rollo”, en palabras de Esteban. Buena parte de las conversaciones para elaborar la Constitución se desarrollaron así, a escondidas de los medios, en reservados de restaurantes casi hasta el amanecer. Se lo llamó el “consenso nocturno”. Es la fórmula a la que se ha acogido el actual Gobierno para su delicado diálogo con el independentismo. “No todo lo que se negocia se debe hacer público”, concede el popular Bermúdez de Castro, “pero tampoco se pueden hacer acuerdos desde la opacidad. Estamos en la era de la transparencia”. Desde el ámbito académico, Josep Colomer, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Georgetown, en Washington, censura con dureza: “Las actuales negociaciones secretas entre la algarabía mediática muestran el personalismo de los partidos y la levedad de las instituciones españolas. En las democracias avanzadas y maduras, las negociaciones multipartidistas para formar gobierno son transparentes y se basan en programas”.

Vicios y virtudes

Colomer publicó en 1990 un estudio ya clásico, El arte de la manipulación política, en el que analizaba los pactos de la Transición a la luz de la teoría de juegos. Con la Constitución ya rodada, su diagnóstico no resultaba muy reconfortante: “Las virtudes de la Transición se han convertido en los vicios de la democracia”. Es decir, lo que en el momento de dar a luz a la democracia fue un encomiable acuerdo entre partidos había degenerado en una “tendencia a la componenda y al pasteleo”. Esa misma acusación se han lanzado a menudo entre sí los partidos a propósito de sus pactos, aun incurriendo en la más flagrante incoherencia. José María Aznar atacó con dureza a Felipe González por sus concesiones al nacionalismo y cuando él lo necesitó les concedió aún más. Sánchez echaba pestes de posibles pactos con Podemos hasta que tuvo que abrazarse a Pablo Iglesias.

Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (Podemos) se abrazan después de formar el primer Gobierno de coalición en España, el 5 de noviembre de 2019.

 Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (Podemos) se abrazan después de formar el primer Gobierno de coalición en España, el 5 de noviembre de 2019. ANDREA COMAS

La acusación suele aflorar cuando los gobiernos se ven obligados a negociar con los nacionalismos periféricos y atender sus demandas. “Con Zapatero, yo tenía el voto 176″, recuerda Ana Oramas, 16 años diputada de Coalición Canaria (CC). “Era decisivo no solo para la investidura, lo era todas las semanas”. Y naturalmente lo aprovechó, como defiende con vehemencia: “La gente se olvida de que nuestra agua y nuestra energía es la más cara del mundo, que tenemos que coger un avión para ir a quimioterapia… Y que los gobiernos incumplen nuestro régimen económico y nuestro Estatuto. Los mayores avances de Canarias se lograron cuando hubo gobiernos que necesitaron nuestros votos”.

Ignacio Sánchez-Cuenca, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Carlos III, señala que es el conflicto territorial lo que emponzoña el debate sobre los pactos: “La derecha principalmente lo dramatiza todo, porque cualquier cesión se presenta como una traición”. Antonio Garrido recurre al ejemplo de Adolfo Suárez para reseñar que políticos “vilipendiados” en su época bajo esa acusación de mercadeo acaban siendo reconocidos por la historia.

Más de tres décadas después de El arte de la manipulación política, la visión de Josep Colomer se ha vuelto aún más sombría: “Las negociaciones de la Transición se hicieron entre un puñado de líderes políticos porque los partidos eran débiles e improvisados. Cuando el PSOE y el PP sumaban más del 70% de los votos, parecía que habían alcanzado un nivel relativamente alto de institucionalización. Pero desde que reúnen menos del 50%, han mostrado otra vez su debilidad y oportunismo”. Y además de eso, un agravante: “En ningún país serio los expresidentes del Gobierno, expresidentes autonómicos y hasta jueces retirados emiten opiniones vociferantes sobre sus sucesores como en España”.

Operación Violencia

Fuentes:Ctxt [Imagen: Fascistas en la primera fila de la manifestación ante la sede del PSOE el 7 de octubre. / RTVE]



Una democracia en la que el 90% de medios de comunicación, jueces, policías y parte de la clase política asumen la violencia en sus distintas intensidades como herramienta válida está en riesgo.

Y la violencia en los discursos saltó a la calle. Nada que deba sorprendernos a poco que hayamos leído un par de páginas del manual de instrucciones de la Historia. Si usted lo ha hecho, tendrá claro que la violencia es una herramienta de lo más útil para según qué causas. Y es que las democracias no se resquebrajan cuando son sometidas a protestas pacíficas en las avenidas ni a críticas, por duras que sean, que respetan las reglas del juego en los parlamentos. La negación de estas reglas y la violencia física sí tienen, sin embargo, la mágica capacidad de torcer mayorías surgidas de esa democracia. Al fin y al cabo, si el panorama es que corra la sangre, las mayorías pueden llegar a ceder con tal de vivir tranquilas. Se intentó en Estados Unidos, se intentó en Brasil y ahora le toca a España.

Ana Rosa y Susanna Griso no se lo contarán, pero es por esta utilidad que tiene la violencia por lo que las concentraciones patrocinadas por PP y Vox ante la sede del PSOE no estaban protagonizadas por una representación de la sociedad española, sino por un 99% de hombres blancos con aspecto de vestirse de militares frente al espejo de casa aprovechando que la señora ha salido a hacer la compra. Su telediario de confianza no se lo contará, pero lo de ayer no iba contra la amnistía para los encausados en un proceso de independencia catalán que acabó hace años, sino contra el resultado emanado de las urnas el pasado mes de julio. La excusa era la ley de amnistía, pero las consignas eran “España cristiana y nunca musulmana”, “Cara al sol con la camisa nueva”, “rojos de mierda” o la petición de que el presidente del Gobierno democráticamente elegido sea fusilado en un paredón. Una curiosa forma de poner en duda el encaje constitucional de la amnistía, a falta de que esta ley se presente y se pronuncie sobre ella el Tribunal Constitucional. Precisamente, porque nada tiene que ver con todo esto, las protestas violentas no sucedieron cuando se concedieron los indultos. Entonces no había una inminente formación de Gobierno que intentar torcer mediante el caos. Querer ganar con violencia lo perdido en las urnas no es nada nuevo, como le podrán a usted explicar si tiene un amigo brasileño o estadounidense. La ultraderecha, que no le hace ascos a la violencia como camino para llegar al objetivo, ha colonizado a la derecha tradicional. Por eso Feijóo, Antena3, Telecinco, ABC, La Razón, El Mundo, etc, etc, no pueden condenar la violencia generada por quienes amenazaban de muerte al presidente del Gobierno, lanzaban piedras contra periodistas y policías o cortaban la Gran Vía, comportamientos que, de producirse en Cataluña, serían calificados de terrorismo. No pueden porque los violentos son el motor que mueve actualmente a la derecha española. No pueden porque, si en un arrebato de dignidad lo hicieran, los próximos objetivos de la violencia serían ellos.

Lo de ayer es la traducción en las calles, pero la violencia lleva instaurada un tiempo. Ha sido parte de la Operación Violencia que, cuando un vicepresidente era amenazado a las puertas de su casa por grupos nazis, los medios de comunicación que deben fomentar valores de convivencia democrática tratasen el tema entre risas. Es violencia porque quitarle importancia es dejar claro que, si un día se produce un drama, esos medios que se reían resolverán el asunto diciendo que el autor del disparo fue un loco o, tal vez, justificando lo ocurrido por la tensión ambiental creada por el asesinado. Básicamente las declaraciones de Feijóo tras los violentos altercados de anoche fueron esas: culpar al agredido. Ha sido parte de la Operación Violencia calificar durante años como españoles contrarios a Pedro Sánchez a manadas de franquistas y grupúsculos neonazis que ondeaban banderas inconstitucionales. Es violencia porque equivale a decir que, en el acoso y derribo puesto en marcha contra la mayoría democrática, todo el mundo es bienvenido y será convenientemente blanqueado. Ha sido parte de la Operación Violencia deshumanizar desde la política al adversario y negarle la legitimidad. Es violencia porque, ante ratas inmundas que nos gobiernan ilegalmente, ¿qué otra opción hay que quitarlas de en medio como sea? Ha sido parte de la Operación Violencia el Poder Judicial en manos de la derecha. Porque es violencia institucional, y de la más peligrosa, tomar un CGPJ en el que ya no te corresponde gobernar porque careces de mayoría democrática. Es violencia que las asociaciones mayoritarias de jueces derechistas anuncien la destrucción de España si el Parlamento, en su independencia y mayoría, ejerce de Poder legislativo y legisla. Es violencia institucional emitir declaraciones contra una ley que no se ha presentado y lo es anular, porque no está controlado por una mayoría de derechas, al Tribunal Constitucional que tendrá que decidir si esa amnistía, excusa para la Operación Violencia, es o no constitucional. Es violencia retorcer la ley para vincular la muerte de un ciudadano por un infarto durante las protestas en Cataluña con el “terrorismo” de Puigdemont, como fue violencia dedicar enormes recursos judiciales a imputar sin pruebas una y otra vez a Podemos por delitos sacados de la manga. Es violencia intentar boicotear un acuerdo de gobierno legítimo imputando por terrorismo a catalanes que lanzaban adoquines idénticos a los lanzados ayer por “españoles molestos contra el Gobierno”. Es violencia poner a trabajar al Poder Judicial con mandato caducado para zancadillear la independencia de los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Es parte de la Operación Violencia que usted viera ayer por la tele a la policía que pagamos entre todos encabezar el corte de tráfico de la Gran Vía, de la mano del mayor generador de bulos de la ultraderecha y un empresario neonazi que se dedica a extorsionar ancianas que no pueden pagar el alquiler. Es violencia porque la policía que tiene la legitimidad del uso de la violencia caminaba en hermandad con los violentos. Es violencia que, en los últimos años, usted y yo hayamos entendido bien que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen inclinación política indisimulada. Es parte de la Operación Violencia que usted sienta miedo. Y es lógico que lo sienta porque en una democracia en la que el 90% de medios de comunicación, jueces, policías y parte de la clase política asumen la violencia en sus distintas intensidades como herramienta válida, esa democracia está en riesgo. Los que ayer querían asaltar la sede de un partido político son simplemente la foto vistosa de un movimiento mucho mayor. su éxito o fracaso dependerá de algo tan sencillo como que usted no tenga miedo. 

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sábado, 25 de noviembre de 2023

_- "La crítica constructiva en las empresas no funciona, es una mentira": Marcus Buckingham, el autor de "La falacia del feedback"

Desempeño empresarial.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

_- El feedback es una de las herramientas más utilizadas para mejorar el desempeño de los empleados en las empresas.

¿Cómo mejorar el desempeño del recurso humano dentro de una organización productiva?

Desde que en los años 50 se introdujo el término "capital humano" en las empresas en Occidente, constantemente se han promocionado herramientas con el único fin de optimizar el desempeño de las personas que trabajan para una organización.

Y de estas herramientas, una de las más extendidas es el llamado feedback - que también puede entenderse como crítica constructiva o retroalimentación.

Aunque durante mucho tiempo se consideró un método eficaz para mejorar el ámbito de trabajo, en los últimos años los expertos en empresas y personal han comenzado a cuestionar su eficacia.

Uno de los más críticos ha sido Marcus Buckingham, autor del artículo publicado en el Harvard Business Review: "Por qué el feedback rara vez hace lo que realmente debe hacer".

Allí, se refiere al feedback como una "falacia".

"Se supone que debes cada día ser mejor y mejor en lo que haces porque otra persona te lo dice y eso, simple y llanamente, es una falacia. Una mentira", dice el autor, en conversación con BBC Mundo.

Buckingham ha trabajado como jefe de investigación en el Instituto ADP de EE.UU., especializado en el estudio de recursos humanos y entornos laborales, y ha escrito varios libros sobre el tema.

Y el artículo, que fue coescrito con el también investigador Ashley Godall, fue elegido recientemente como uno de los más influyentes e innovadores en los 100 años que tiene la prestigiosa Harvard Business Review e hizo parte de un especial para celebrar el centenario de la revista estadounidense.

En BBC Mundo conversamos con Buckingham para conocer más sobre las razones por las que considera que el feedback no debe ser usado en las organizaciones.

Marcus Buckingham

Marcus Buckingham

FUENTE DE LA IMAGEN,MARCUS BUCKINGHAM

Pie de foto,

Marcus Buckingham ha trabajado en el estudio de entornos laborales en EE.UU.

¿Qué define usted como la "falacia del feedback"?

Es creer que alguien puede llegar a ser mejor si otra persona le dice qué está haciendo mal o bien, y además le dice cómo puede mejorar en su trabajo. Eso es una falacia.

¿Y cómo llega a esa conclusión?

Yo comencé a interesarme en esto después de trabajar por años en distintas compañías alrededor del mundo y darme cuenta de la enorme inversión, no solo de dinero sino de tiempo y de recursos humanos, que las empresas gastan no solo en diseñar herramientas y sistemas para permitirle a los gerentes, líderes de equipo o incluso pares y colegas calificar fortalezas, debilidades y atributos, sino también en generar espacios donde se señale lo que la gente tiene que cambiar o hacer diferente con el objetivo de mejorar su desempeño laboral.

Lo que vi es que esto funciona dentro de un modelo de competencia donde las empresas generan un estándar de lo que debe ser.

Le pongo un ejemplo: una compañía establece que las personas que están en ventas deben tener ciertas cualidades, ciertos atributos. Entonces, califican a la gente bajo esos atributos que están puestos en el modelo.

Y después se dirigen a las personas de ventas y les dicen lo que deben hacer bajo la premisa de acercarse a ese modelo que han establecido previamente. Como una prescripción médica, con indicaciones, con acciones que deben tomar.

Esto que digo se aplica igual a todo tipo de trabajo: modelos de competencia para líderes, para gerentes, para enfermeros, para ingenieros…

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Se supone que debes cada día ser mejor y mejor en lo que haces porque otra persona te lo dice y eso, simple y llanamente, es una falacia. Una mentira"

Entonces lo que se crea es que todo el mundo esté ansioso por eso: porque les digan qué es lo que tienen que hacer para ser mejores, para poder ascender.

Y ahí radica la falacia, en que todo este proceso es subjetivo, está rodeado de parcialidad, algo que varios expertos en psicología y en temas de recursos humanos han llamado "efecto calificador idiosincrático" (idiosyncratic rater effect, en inglés).

¿Me puede explicar ese término y que tiene que ver con la subjetividad cuando se da feedback?

A ver, cabe aclarar que esta es una conclusión científica de varios expertos en el tema, no es una conclusión a la que yo haya llegado solo.

Y básicamente consiste en mirar lo que ocurre cuando una persona califica en otra persona atributos que esta persona ni siquiera posee.

Un ejemplo de lo que estamos hablando: un gerente o un coordinador hace una evaluación de una persona sobre un estándar que podemos llamar, por ejemplo, pensamiento crítico.

Cuando yo, como gerente, califico cinco o seis aspectos de una persona sobre este tema, dos tercios de esos me reflejan a mí y no a la persona a la que estoy calificando.

Por eso se llama efecto calificador idiosincrático.

O sea, lo que señalan estas investigaciones es que calificar a otra persona no solo es algo totalmente subjetivo, sino que además es posible que esté reflejando mis debilidades y mis fortalezas sobre el atributo que estoy evaluando.

La gente piensa que cuando hace feedback es como si estuviera delante de un vidrio mirando cómo se comporta la otra persona, cuando en realidad está delante de un espejo, donde en parte se ve a sí mismo.

Por eso es que señalo que es humanamente imposible hacer crítica constructiva, retroalimentación o feedback, como lo quieras llamar.

Dos mujeres hablando

Dos mujeres hablando

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Para Buckingham es humanamente imposible dar un feedback adecuado.

Sin embargo, aunque humanamente imposible funciona según un modelo bastante establecido - el de dar y aprender a recibir "buen feedback"- y las empresas basan sus modelos de desarrollo humano gran parte en esa retroalimentación.

La gran conclusión a la que llegamos mi colega y yo es que claramente a los humanos no se les puede confiar una tarea como la de dar feedback.

De entrada, yo, gerente, tengo un sesgo sobre la persona que voy a calificar. Y eso me convierte en una persona poco fiable para llevar a cabo esa tarea.

Lo que podemos hacer es expresar nuestras sensaciones, relatar nuestras experiencias. Por eso es que funcionan tan bien las reseñas o las calificaciones de restaurantes, hoteles, tiendas, etcétera: "Me gustó el restaurante, me gustó el lugar, me gustó la comida".

Ahí funciona nuestra experiencia. Nuestros sentimientos.

Una de las ideas que usted señala en su artículo es que la falacia comienza cuando se parte de la premisa de que el cerebro es como un "recipiente vacío".

En esta experiencia de la que te hablo de ver cómo se trabaja la retroalimentación o la mejora del personal, una de las grandes conclusiones a la que llegué es que estas herramientas que se han creado se basan enteramente en la idea de que los cerebros de los empleados son recipientes vacíos listos para ser llenados con todas estas apreciaciones.

Y bien sabemos que eso no es así.

Lo peor de esto es que esa es la idea en la que se basan para el diseño de las escuelas, para el armado de nuestros lugares de trabajo.

Esa idea, impuesta desde que somos niños, es que podemos ser lo que queremos ser.

Algo que una profesora de la Universidad de Stanford (Carol Dweck) llamó la "mentalidad del crecimiento", que señala que podemos aprender todo lo que necesitamos aprender. Que podemos ser cualquier cosa que queramos ser.

Y esa idea entraña dos problemas: primero, que a una persona se le puede enseñar los mínimos requerimientos para hacer un trabajo. Por caso, enseñarle a una enfermera a poner una inyección de forma segura, o enseñarle a un vendedor los beneficios de un producto para que luego lo pueda vender.

O sea, podemos dejar en claro lo mínimo que se espera. El problema es que no exigimos eso, sino el "máximo desempeño": lo que queremos ser.

Y el máximo desempeño no se puede enseñar. No se puede mostrar, ¿cómo mostramos un modelo de desempeño excelente?

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La gente piensa que cuando hace feedback es como si estuviera delante de un vidrio mirando cómo se comporta la otra persona, cuando en realidad está delante de un espejo"

Segundo problema, el desempeño excelente no es algo homogéneo. Si ponemos como ejemplo de desempeño excelente al mejor jugador de fútbol del planeta, es imposible para los demás poder seguirlo, precisamente porque ese jugador es único.

Pero, aun así, cuando vamos a la crítica constructiva, cuando usamos el feedback, exigimos el "máximo desempeño".

Porque se cree que las personas se pueden moldear a partir de un modelo de competencia, sin tener en cuenta que el cerebro humano ya es una red compleja de neuronas que han establecido muchas cosas en las personas desde que son niños. No somos empaques vacíos.

Entonces, ¿cómo se llena algo que no está vacío?

No sé si haya una respuesta totalmente adecuada. Lo que sí es cierto es que dentro de este estudio que hemos llevado a cabo vemos que, si nuestro cerebro no es un "empaque vacío", tenemos que pensar cómo podemos mejorar lo que ya tiene incorporado.

Por eso es tan complejo este tema, porque necesitamos identificar cómo viene ese empaque, qué tiene, cómo funciona.

Y ya lo hemos dicho: esto no es algo homogéneo. Es heterogéneo, no solo implica saber cómo funciona cada persona sino identificar cuál es la mejor manera para que esa persona pueda mejorar lo que está haciendo.

Todo esto en términos de cómo piensa, cómo construye sus relaciones, cómo interpreta las cosas, cómo es su proceso creativo.

Entonces volvemos a aquello que hablamos antes: si quieres el máximo desempeño, primero hay que ver qué es lo que la persona tiene.

Hombre con un circulo

Hombre con un circulo

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Para el autor, la idea de excelencia es muy difícil de definir dentro de un entorno laboral.

Ahora, a partir de estas nociones, ¿cómo sugiere que podemos lograr que las personas mejoren en lo que hacen?

Partamos de una idea: si queremos que los empleados cumplan con un trabajo, simplemente eso, entonces se puede establecer unos estándares mínimos que un gerente puede lograr que sus empleados alcancen.

Ahora, si hablamos de querer el máximo desempeño, creo que hay tres cosas que se pueden aplicar.

Una es estar atento a lo que hacen las personas y cómo lo hacen. Preocuparse por lo que hacen a diario.

Si hay algo que he visto a través de estos años de estudiar estas dinámicas es que, en una escuela o en el mundo laboral, la gente se siente realmente mal si es ignorada en su individualidad.

A la gente le gusta la atención. Se ha dicho que la gente está ansiosa por el feedback, que lo piden y buscan recibirlo. Yo no estoy de acuerdo, yo creo que lo que la gente quiere es atención. Ya lo decía Nietzsche: somos una bestia con mejillas rojas que quiere la atención de los otros.

Segundo, poner mucha atención a la persona que está haciendo las cosas bien, para que las haga mucho mejor.

Por ejemplo, el matrimonio: enfocarse en los momentos más felices y, si se quiere mejorar, entonces hay que revisar lo que funcionó en aquellos momentos.

Lo mismo en el trabajo: ¿qué se hizo bien? Fijarse en los detalles, cómo se lograron los objetivos.

Porque me ha quedado claro que los cimientos de cosas buenas que pasan en el futuro son las cosas buenas que se hacen en el presente.

Ahora, no se trata de alabar a alguien: se trata de fijarnos qué nos puede servir para hacerlo bien nosotros.

Y tres: ponerle atención a lo que ama hacer una persona. Preguntarles: ¿qué amas hacer?, ¿instintivamente, qué cosa harías de forma voluntaria?

Lo decimos porque sabemos que las emociones y el aprendizaje están realmente relacionados cuando estás haciendo algo que amas.

Mujer estresada

Mujer estresada

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Para muchos empleados el momento de recibir un feedback por parte de su superior puede ser un momento muy estresante.

Usted ha dejado claro el tema del máximo desempeño, pero en su texto también dice que "la excelencia y el fracaso no son términos opuestos", ¿por qué lo dice?

Tendemos a pensar que la excelencia es lo opuesto al fracaso, entonces evaluamos nuestros fracasos para aprender sobre la excelencia.

Lo vemos todo el tiempo en los diarios: la historia de los empresarios exitosos que fallaron muchas veces para llegar a ser exitosos.

Y la historia se repite, con esa máxima de moda de que solo a través del fracaso se puede lograr la excelencia.

Y eso no es cierto en el mundo real. El mundo real funciona de otra manera.

Le pongo un ejemplo: cuando hablamos de matrimonios fallidos o de relaciones que no funcionan, una de las cosas que se repiten es que las personas discuten mucho.

Pero la investigación muestra que esto no es así. Hay un estudio sobre esto de la Universidad de Búfalo (Estados Unidos), que se dedicó a investigar los matrimonios felices y los que se consideraban infelices.

Lo que contaron fue el número de discusiones (no peleas físicas) y llegaron a la conclusión de que no había mucha diferencia en el número de discusiones de unos y otros.

La gran diferencia era lo que pasaba en el espacio que había entre cada discusión.

En los matrimonios calificados de infelices, se trataba más de tomar medidas para protegerse de la otra persona. Pero en los felices, las discusiones llevaban a momentos de intimidad, de curiosidad, de apertura a nuevas cosas.

Según el modelo vigente del que hablemos, deberíamos seguramente enfocarnos en el matrimonio infeliz: en resolver esos problemas. Diríamos que la excelencia en el matrimonio es totalmente lo opuesto y estaríamos haciendo un diagnóstico totalmente equivocado de la situación.

Con esa misma lógica es que nosotros llegamos a esta conclusión: no es posible considerar que el fracaso te va a decir algo sobre la excelencia.

Feedback.

Feedback.

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¿Qué tan efectivo es el feedback dentro de una empresa?

Entonces, si hay que redefinir la forma en que se da el feedback, también habría que exigir que se enseñe cómo recibirlo, ¿no?

No, porque no se trata de capacitación.

Esto es un tema de fondo: no importa qué tan bien capacitada esté una persona para dar feedback, todo se queda en buenas intenciones.

Pasa lo mismo si hacemos el proceso a la inversa: si capacitamos a la gente para que reciba el feedback. Simplemente no es posible.

El problema es el proceso. El proceso está roto, la forma en que se hace, los resultados que se buscan. Ahí radica la dificultad de este modelo que hay que replantear totalmente.

Habla de la falacia de alcanzar la excelencia, ¿qué es para usted la excelencia y cómo se puede aspirar a ella?

La excelencia es un resultado. Por eso decimos que cuando algo funciona hay que identificar cómo se logró ese resultado y llevar la atención de las personas hacia el proceso exitoso que está detrás.

Ahora, dado que la excelencia no se puede aprender estudiando el fracaso, nunca podemos ayudar a otra persona a tener éxito comparando su desempeño con un modelo prefabricado de excelencia, dándole retroalimentación sobre lo que no cumple en ese modelo preestablecido y diciéndole que llene los vacíos. Eso nunca va a funcionar.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-63081612