viernes, 16 de febrero de 2024

Éric Toussaint aboga por una ley anti-fondos buitre en la Asamblea Nacional francesa



Fuentes: CADTM internacional [Imagen: De izquierda a derecha: Michel Sala (diputado de France Insoumise), Éric Toussaint (portavoz del CADTM Internacional) y Éric Coquerel (diputado de France Insoumise y Presidente de la Comisión de finanzas de la Asamblea Nacional), el jueves 25 de enero de 2024 en la Asamblea nacional en París]

El jueves 25 de enero de 2024, Éric Toussaint fue invitado a la Asamblea Nacional francesa a iniciativa del diputado de France Insoumise Michel Sala. En su conferencia presentó la nueva crisis de la deuda que afecta a un gran número de países del Sur y que solo está en sus inicios. También hizo un llamado a los diputados y diputadas a tomar la iniciativa para una ley anti fondos buitre con el fin de mejorar la ley Sapin de diciembre de 2016. Les propuso también que adoptaran una ley que obligue a los acreedores privados a participar en las anulaciones de deudas cuando haya acuerdo con los acreedores públicos.

Después de la introducción del diputado y Presidente de la Comisión de finanzas de la Asamblea nacional Éric Coquerel que presentó su punto de vista sobre las deudas ilegítimas y, especialmente, sobre la necesidad de anular las deudas de la zona euro contraídas con el Banco Central Europeo, Éric Toussaint desarrolló su visión sobre la nueva crisis de la deuda de los países del Sur.

Apoyó sus conclusiones recordando que esta crisis de la deuda era debida a shocks externos exógenos provenientes del Norte, y en especial el fuerte aumento del precio de los cereales, de los fertilizantes y del combustible como consecuencia de la invasión de Ucrania por Rusia, y principalmente por el brutal aumento de los tipos de interés decidido unilateralmente por la Reserva federal de EEUU (FED), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra.

Esta realidad podría permitir a los países sobreendeudados del Sur utilizar el cambio fundamental de circunstancias o la fuerza mayor, instrumentos del derecho internacional que permiten suspender el pago de una deuda en caso de modificación radical de una situación en relación al momento en que el préstamo fue contraído.

Luego Éric Toussaint propuso que la llamada ley Sapin sea reforzada en su aplicación siguiendo los pasos de la ley adoptada por Bélgica en 2015. La eficacia de una legislación como tal se basa principalmente en su adopción por varios países.

De la misma manera, es urgente que diferentes países aborden una ley para implicar a los acreedores privados en la reestructuración de las deudas. Estos acreedores se quedan callados y se aprovechan de las reestructuraciones firmadas por los acreedores bilaterales y multilaterales para continuar exigiendo el pago a los países sobreendeudados.

Un nuevo proyecto de ley será presentado al Parlamento belga antes de las elecciones de junio de 2024. Esta ley impondría a los acreedores privados anular las deudas de los países del Sur en la misma proporción que las anulaciones de deuda acordadas por los acreedores públicos.

Traducido por Griselda Piñero. 

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Cómo aprendí a hablar con los adolescentes (y que me escuchen)

Madre e hijo.

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"Los conflictos se resuelven cuando ambos ganamos y cuando ambos perdemos. Siempre hay que ceder algo.

  • Cecilia Barría
  • Role,BBC News Mundo

Después de trabajar más de 30 años con adolescentes como profesor de filosofía, Jordi Nomen decidió compartir las lecciones que aprendió durante ese viaje.

Autor del best seller “El niño filósofo”, Nomen acaba de publicar “Cómo hablar con un adolescente y que te escuche”, un libro que entrega herramientas para cualquier persona que enfrente el desafío de desarrollar una buena relación con un adolescente.

No es fácil, qué duda cabe, y muchas veces los adultos se sienten superados por las circunstancias cuando creen que lo han probado todo y no funciona nada.

“Es que no me escucha”, es uno de los reclamos que suelen hacer cuando las cosas van por mal camino.

Para ayudar a quienes buscan claves sobre cómo entenderse mejor con ellos, Nomen comparte una serie de consejos aprendidos a partir de la experiencia cotidiana.

“Tratar con adolescentes es precioso o yo, al menos, lo siento así”, dice el español de 58 años.

Ese es precisamente el tono del libro y la conversación con BBC Mundo: optimista y apasionado.

Jordi Nomen
Jordi Nomen

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Jordi Nomen es profesor de filosofía en una escuela de Barcelona, España.

¿Por qué le parece tan fascinante el mundo de los adolescentes?

Le he dedicado prácticamente toda mi vida porque siempre he sido profe de adolescentes. Es un proceso fascinante el crecimiento que ellos experimentan.

Un crecimiento mental, por un lado, porque los ves cómo se emocionan en las clases de Filosofía o Historia con su propio pensamiento.

Pero también está ese crecimiento emocional, esa gestión emocional, que les cuesta bastante más, y que también me parece fascinante porque van evolucionando hacia la madurez y acompañarlos en ese proceso me parece muy bonito.

Después, cuando pasan los años, lo agradecen muchísimo y te lo dicen. Te encuentras con chicos y chicas que se acuerdan de una conversación que tuvieron contigo y que les marcó. Eso te da una satisfacción enorme. Tratar con adolescentes es precioso o yo, al menos, lo siento así.

En su libro usted dice que hay mitos sobre los adolescentes, como la idea de que son irresponsables, conflictivos, desinteresados, etc. ¿No piensa que hay algo de cierto en eso?

En realidad, los mitos son falsos, pero tienen una parte de certeza. Los mitos griegos o los romanos tienen una parte de realidad, pero no dejan de ser una generalización que no debemos aceptar tal cual.

Yo he tratado con unos 2.000 adolescentes en todos estos años y hay muchísimos adolescentes que son una maravilla.

¿Le ha tocado lidiar con casos extremos de adolescentes rebeldes?

Sí, hay algunos casos en que realmente los adolescentes lo están pasando mal. Yo creo que siempre debemos enfocarnos en que cuando una persona no responde ante la preocupación de otros, es porque lo está pasando mal.

No hay que dejar a nadie atrás.

Ahora, lo común es que los adolescentes tengan algún conflicto o que sean irresponsables, claro que sí, ¡pero si están creciendo!, están aprendiendo a ser responsables, pues por supuesto que se equivocan, cometen errores y de los errores se aprende.

La adolescencia es un terremoto de cambios, es un tsunami, es una montaña rusa de emociones, y eso es muy difícil de gestionar.

"Yo he tratado con unos 2.000 adolescentes en todos estos años y hay muchísimos adolescentes que son una maravilla", dice el autor.

Hablemos de los consejos que usted le ofrece a los lectores para comunicarse con los jóvenes. Uno de ellos es la predisposición al diálogo en el sentido de abrirse a la negociación. Eso suena muy bien, pero, ¿cómo se hace?

Creo que en una negociación debemos abandonar los máximos y quedarnos con los mínimos.

Muchas veces el conflicto se plantea en términos de yo gano y tú pierdes, ¡pero es que así no se resuelven los conflictos!. Los conflictos se resuelven cuando ambos ganamos y cuando ambos perdemos. Siempre hay que ceder en algo.

Con los adolescentes esto siempre me ha funcionado. Les digo: “Tú me estás pidiendo esto, pero esto es tu máximo y eso está muy lejos del mío”. Entonces les propongo hablar de los mínimos y eso significa negociar.

Entonces, imaginemos que el adolescente te dice que quiere llegar a las cinco de la mañana y tú quieres que llegue a las 10 de la noche. Les dices que van a negociar y le propones que regrese a las 12. Seguro te contesta que no, que a las 12 empieza todo. Entonces le dices venga, va, hasta la 1.

Si te pones en plan autoritario y le dices que no va a salir, ellos también se ponen a la defensiva y rabiosos.

Otra cosa importante que usted menciona es escuchar atentamente. Suena como algo muy sencillo, pero parece que no lo es…

La escucha atenta lleva consigo el lenguaje no verbal, es decir, hay que hablar calmo y pausado, no perder el control, no gritar, mirar al adolescente a los ojos, adecuar nuestra posición a la del otro.

Luego, no interrumpir, no juzgar lo que el otro está diciendo. Solemos interrumpir. Imagina que un adolescente le dice a un adulto: “Es que mira, fui a una fiesta y había drogas”. “¿Drogas?”, interrumpe el adulto.

La sola palabra provoca una tempestad. Ya le has interrumpido lo que te iba a contar. Ellos y ellas lo que piensan es: “Bueno, pues ya está, no se puede hablar”.

Tampoco sirven los juicios de valor al estilo: “A no, eso sí que no, de ninguna manera, eso no puede ser, ¿y tú qué hiciste en la fiesta?”, y entonces comienza un interrogatorio, no una conversación.

Pongámonos un poco en su lugar, si a ti como adulto te hacen un interrogatorio, ¿qué sentirías?, ¡pues te cierras!, ya no tienes ganas de seguir hablando.

Hay algo interesante que plantea en el libro, esa técnica de parafrasear lo que ellos dicen…

Sí, es importante repetir lo que el adolescente te va diciendo, para que él o ella vea que estás prestando atención.

Puedes hacer preguntas parafraseando lo que el adolescente acaba de decir. Por ejemplo: “Entonces tú dices que esto pasó de esta manera, ¿sí?”.

Se trata de reformular lo que el adolescente va contando. Puedes decir: “Si te he entendido bien, me parece que me estás diciendo… ¿no es cierto?”.

Entonces ellos notan que hay un canal abierto y que tú estás escuchando atentamente.

La palabra atención, además, es preciosa porque etimológicamente quiere decir “tender el espíritu hacia el otro”. Es justamente eso: concentrarse en lo que el otro te está diciendo y no en lo que tú le vas a decir. Y eso no es tan fácil.

La otra cosa que usted menciona es la importancia de escoger el momento adecuado…

El momento es cuando lo decidan ellos y ellas, hay que esperar. Ahora bien, si no hay más remedio porque es muy grave el tema, aconsejaría hablar poco, no darles un gran discurso, un sermón, porque se ponen en modo off y se acabó. Se quedan ahí físicamente, pero no están.

En ese caso, si es algo muy importante, mejor decirles titulares, como: “Esto no me parece bien por esto, por esto y por esto”, y ya está, se acabó, no sigas hablando. Dejémoslo ahí y mejor hablamos en otro momento con calma.

Pero cuando ellos vienen a ti, hay que escucharlos y hay que tener conciencia de que no te lo van a explicar todo. Te van a explicar lo que puedan y quieran explicar. Pero si el canal de comunicación está abierto, es muchísimo más fácil que te expliquen.

Lo importante también son los temas. Cuando llegas y le dices, “hijo mío, tengo una lista de temas que quiero hablar contigo. La primera es el sexo, la segunda es el alcohol, la tercera…”

Decirle esto en frío es muy difícil, sobre todo cuando el adolescente no sabe muy bien cómo expresar lo que siente, no sabe gestionar sus emociones.

No entremos por ahí. Entremos por temas mucho más banales. Esta mañana le preguntaban a unos chicos, ¿y tú de qué hablas con tus amigos? La primera respuesta fue: “De estudios no hablamos porque ya me paso todo el día estudiando. Hablo de música, hablo de videojuegos, hablo de deportes, hablo de las últimas series que estoy viendo”.

Entonces, empecemos por ahí, empecemos por preguntarle a qué videojuego está jugando, o qué tal estuvo el partido, o de qué se trata la serie de televisión y quizás la pueden ver juntos.
Portada del libro de Nomen.

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El título de su libro es “Cómo hablar con un adolescente y que te escuche”. Algunos interpretan la parte del “que te escuche” como sinónimo de que te obedezcan…

Que te escuchen es que tú plantas la semilla. Pero los adolescentes tienen que elegir, o sea, tú no vas a elegir por ellos y haces muy mal si lo quieres hacer.

La elección queda de su lado. Tú les muestras tu punto de vista y les dices “piénsatelo, me gustará saber qué es lo que vas a hacer”.

Le puedes decir, “la decisión la tienes tú, yo te entreno en la responsabilidad, pero eres tú el que decide”.

Los maestros lo sabemos. A un alumno le empieza a ir bien, cuando él decide que se va a poner a estudiar, cuando él dice: “Ahora me voy a poner a estudiar porque lo decido yo, porque yo quiero”.

Pues esto es lo mismo. Entonces, ¿cuál es nuestro papel? Favorecer esa reflexión, no decidir por él o ella. Quizás la decisión que tomen no te va a gustar mucho, pero es que eso es así.

Y hay que hacer ese duelo. Las personas buscamos nuestra identidad tomando muchas veces decisiones que van en contra de lo que nos han aconsejado los que más nos quieren.

Pero también es cierto que tenemos que equivocarnos. Equivocarse es la única forma de aprender. Intentar que los jóvenes no se equivoquen nunca es imposible, ni es bueno, ni es saludable.

Y si se equivocan hay que decirlo, pero decirlo de una determinada manera. Lo que no le puedes decir es: “Eres un desgraciado, todo lo haces mal”. Si haces eso, no le das ninguna posibilidad de que cambie. Yo creo mucho en que las personas pueden mejorar.

Hay que decirles: “Lo has hecho mal, vamos a ver cómo lo puedes mejorar porque creo que hay que darte otra oportunidad”

No hay que decirles: “Es que no espero nada de ti”. Si oyes eso de una madre o un padre o un profesor… es que ya no levantas cabeza. No hay autoestima que lo pueda sostener.

Yo entiendo que a veces los adultos quemamos las naves porque estamos cansados, yo lo entiendo, pero es importante la manera en que decimos las cosas.

Nomen habla de la importancia de dejar que los adolescentes tomen sus propias decisiones, aunque se equivoquen.

¿Qué otras cosas no deberían hacer los adultos, aunque tengan la mejor intención?

Una de ellas es no darles responsabilidad. Cuando piensas que el adolescente lo va a hacer mal y prefieres hacerlo tú por él o ella, eso no está bien. Es que si haces eso, ¡el adolescente no aprenderá nunca!.

Segunda cosa: no hay que quitarles los obstáculos del camino porque los estamos volviendo frágiles. Si se los quitas, ¿cómo va a aprender a hacer frente a las dificultades?

Luego: saber estar presente, pero de una manera discreta. En la infancia el adulto tiene que ser el ojo que todo lo ve, pero en la adolescencia hay que ser el radar que está atento a los cambios.

Hay que conocer a sus amigos y amigas y conocer por dónde se mueven. Si algo no te gusta, escucha antes de saltar. Hay que enseñarles a manejar los impulsos y los deseos porque eso les cuesta muchísimo, pero me temo que hay malas noticias: a los adultos también nos cuesta.

Si no lo hacemos nosotros, será muy difícil, pero muy difícil que eso pueda funcionar.

Es mucho más efectivo decirle: “Hijo mío, sé que en algún momento vas a probar el alcohol porque no me engaño. Lo que te pido es prudencia, sobre todo si hay coches de por medio”.

Le puedes contar el caso de una persona cuyo hijo tuvo un accidente, por ejemplo.

O le puedes decir: “espero que si en el futuro decides probar el alcohol sepas decir hasta cuándo, que sepas controlarlo”.

No hay que decirle, “no vas a beber nada en la fiesta, eh”. ¿De qué sirve esa frase? Es más sabio decirle que sea prudente, que no se ponga en riesgo.

Igual que cuando la hija va al centro de salud, cuando tiene una determinada edad, para buscar un método anticonceptivo. Hay padres a los que les parece una barbaridad, ¡pero es que no lo es!

Al contrario, sería mucho mejor que el adulto vaya con ella al ginecólogo y así el adolescente interpreta que su familia se preocupa por su salud sexual y reproductiva. Esto hay que hacerlo, hay que acompañarles, porque si no, recibirán consejos de las amigas o del porno.

Es que la hiperprotección y la desprotección son extremos que hay que evitar. Si les hiperproteges, facilitas que se vuelvan débiles, y si les desproteges, les dejas a la intemperie sin ninguna brújula. Hay que dejar que se equivoquen y permanecer a su lado.

Es mucho más efectivo decirle: “hijo mío, sé que en algún momento vas a probar el alcohol porque no me engaño. Lo que te pido es prudencia, sobre todo si hay coches de por medio”.

Y en el caso de la tecnología, ¿qué hacer para que suelten la pantalla?

Si le dices: “no sé por qué pierdes tanto tiempo con el móvil o ¡estás todo el tiempo enganchado al móvil, es una adicción”, no va a funcionar.

Para ellos la identidad real y la identidad digital son exactamente lo mismo. Son vasos comunicantes. En la vida digital ellos existen, se relacionan, resuelven sus problemas, se reconocen, reconocen a los demás, buscan toda la información que necesitan.

Para el adulto, el primer paso, es aceptar que eso es así. Y luego, hay que establecer algunos espacios de seguridad, negociar normas.

Por ejemplo, “en la cena no hay móvil que valga y no hay móvil que valga porque esto es una norma de nuestra familia. Somos un grupo, y todos y todas debemos sentirnos cómodos, no solo tú”.

También es importante decirles que la tecnología tiene muchas cosas positivas, pero hacerles ver que también tiene un lado negativo. Ellos normalmente lo ven, lo reconocen.

Entonces le puedes decir que van a establecer unos tiempos de desconexión. Y eso puede ser, por ejemplo, que si todos vamos a hacer deporte o a pasear a un lado, pues dejaremos el móvil todos, y eso quiere decir que el adulto también.

De entrada, ellos rechazan estos espacios de desconexión, pero si se establecen como una rutina, llega un momento en que lo agradecen.

En nuestra escuela, pensábamos que hacerles dejar el móvil a la entrada del aula iba a ser una tarea imposible. Pues bien, no fue así. Lo estamos haciendo desde septiembre y ha funcionado. No ha habido ningún problema, ninguno.

Y cuando ahora les preguntas, ¿qué os parece esto de no llevar el móvil encima? Te dicen que les da una cierta libertad porque no hay que estar pendiente todo el tiempo.

Pero tienen que experimentarlo para darse cuenta de que no es tan malo como parece.

Una sugerencia del autor es limitar los tiempos de uso del celular, como por ejemplo, en la cena.

¿Qué es lo más difícil que les toca enfrentar a los adolescentes?

Te voy a contar una historia. Habitualmente les pido a los adolescentes que hagan fotografías filosóficas. La semana pasada leí un trabajo extraordinario de una chica, un trabajo magnífico.

Ella se hacía una pregunta: ¿Qué esconden los adolescentes detrás de su carácter fuerte?

Y la respuesta la da en tres fotografías. 
La primera se titula: miedo al fracaso. 
La segunda se titula: inseguridad por no ser aceptada. 
Y la tercera: prisionera de una idea de normalidad falsa.

¿Qué puede contrarrestar ese tipo de emociones? El apego seguro en la familia, el ser querido incondicionalmente. Eso es lo único capaz de contrarrestar el miedo al fracaso, la inseguridad y la tiranía de la normalidad.

Hay un poema que te gusta mucho compartir con los adolescentes…

Es un poema muy bonito del poeta inglés William Henley, que acaba con una frase que yo la he hecho mía para acompañar a los adolescentes:

Ya no importa cuán estrecho haya sido el camino,

ni cuántos castigos lleve a la espalda:

soy el amo de mi destino,

soy el capitán de mi alma.

Obra más famosa
«Invictus» es el poema más famoso del autor. Fue motivo de inspiración para el presidente sudafricano Nelson Mandela durante su estancia en la cárcel...  Fue escrito en 1875 y publicado por primera vez en el Libro de poemas (1888).

Invictus

En la noche que me envuelve,

negra, como un pozo insondable,

le doy gracias al dios que fuere,

por mi alma inconquistable.

En las garras de las circunstancias,

no he gemido, ni he llorado.

Bajo los golpes del destino,

mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.

Más allá de este lugar de ira y llantos,

acecha la oscuridad con su horror,

Y sin embargo la amenaza de los años me halla,

y me hallará sin temor.

Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino,

ni cuantos castigos lleve mi espalda,

Soy el amo de mi destino,

Soy el capitán de mi alma.

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jueves, 15 de febrero de 2024

El épico viaje en el tren con que Lenin regresó a Rusia para liderar la Revolución

Locomotora

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"La locomotora que haló los vagones en los que Vladimir Ilitch Oulianov viajó fue un regalo de Finlandia. 
 Pablo Esparza. Role, Especial para BBC Mundo*

La tarde del 9 de abril de 1917, un tren esperaba su salida de la estación de Zúrich en dirección a la frontera alemana. A bordo viajaban Vladimir Ilyich Ulyanov, más conocido como Lenin, y otros 31 revolucionarios. Su destino final: Rusia.

Después de más de una década en el exilio, solo ocho días separaban a Lenin de su entrada triunfal en la escena de la revolución rusa con un papel -el del líder revolucionario- para el que llevaba casi toda la vida preparándose.

Su llegada a Petrogrado, como se conocía en aquella época a San Petersburgo, supondría un punto de inflexión en la historia del siglo XX.

Pero antes de apearse en la Estación Finlandia de la ciudad rusa, el dirigente bolchevique tenía por delante un largo viaje a través de una Europa en plena I Guerra Mundial.

Un trayecto que, según los historiadores, cambió la estrategia de la revolución: el socialismo pasó de ser un objetivo a medio plazo a una acción inminente.

El nuevo plan quedó plasmado en las famosas Tesis de Abril, que Lenin hizo públicas apenas unos días después de su llegada a Rusia.

Sin zar

El recorrido fue minuciosamente preparado, pero en el momento de partir, su desarrollo, e incluso el recibimiento que esperaba a los exiliados en San Petersburgo, era incierto.

La situación en Rusia era convulsa. 
El zar Nicolás II Romanov (1868-1918), el último emperador de Rusia, leyéndole el acta de abdicación a los mensajeron de la Duma.

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El zar Nicolás II Romanov (1868-1918), el último emperador de Rusia, leyéndole el acta de abdicación a los mensajeron de la Duma.


 El 15 de marzo, el zar Nicolás II había abdicado como consecuencia de las protestas contra el desabastecimiento y la implicación rusa en la guerra contra Alemania.


La llamada Revolución de Febrero desembocó en la toma de control del país por un gobierno provisional formado por liberales y socialistas moderados con la connivencia de los bolcheviques.

Lenin se había enterado de esos acontecimientos en su residencia del número 14 de la calle Spielgasse de Zúrich, una modesta habitación en la que vivía con su mujer, Nadya Krupskaya. 

Lenin con su esposa, Nadya Krupskaya

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Lenin vivía en Zúrich con su esposa, Nadya Krupskaya.

Menos de un mes después, se encontraría en un tren a punto de emprender camino a Rusia.

Héroes o traidores
En el andén de Zúrich, en Suiza, las voces que cantaban la Internacional y los gritos de ánimo se mezclaban con acusaciones de traición contra el líder bolchevique y los suyos por haber aceptado cruzar Alemania, enfrentada a Rusia en el conflicto mundial.

A las 03:10, la locomotora se puso en marcha y el griterío fue quedando atrás. Los preparativos del viaje no habían sido fáciles.

Fritz Platten, secretario del Partido Socialdemócrata suizo, había logrado un acuerdo con el káiser Guillermo II para que Lenin y sus compañeros pudieran atravesar Alemania.

Pasaporte falsificado 
Pasaporte falsificado

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Lenin disfrazado en la foto de un pasaporte falsificado que le permitió escapar meses después del viaje en el tren sellado de vuelta al exilio en Finlandia.

Pero la bendición del káiser era un movimiento interesado. Y un arma de doble filo para los revolucionarios, que temían ser acusados de espionaje y traición al llegar a su país.

"Alemania estaba empeñada en que Rusia saliera de la guerra y Lenin era uno de los portavoces principales de quienes querían cerrar la participación rusa en la guerra. Fue por orden del propio káiser que llegaron los permisos para su salida", le dice a BBC Mundo Ricardo Martín, catedrático de historia de la Universidad de Valladolid.

"La obsesión del káiser era concentrar todo el esfuerzo bélico en un frente, en el frente occidental. Si el frente oriental desaparecía rápidamente, para Alemania podía ser la vida".

"Por supuesto, la sintonía entre el pensamiento del káiser y de Lenin era mínima, pero el káiser miró fundamentalmente el corto plazo", agrega el experto en historia rusa.

Límites territoriales... en el tren

Para contrarrestar el riesgo de ser vistos como colaboracionistas con los alemanes, Lenin estableció una serie de condiciones antes de aceptar la ayuda de Berlín.

Y así nació la idea del "tren sellado": un vagón con un estatus de extraterritorialidad similar al de una embajada extranjera en el que los exiliados podrían viajar a través de territorio enemigo sin contacto con los alemanes.

Lenin con soldados en vagón sellado 
Lenin con soldados en vagón sellado

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Así imaginó el artista Pyotr Vasilievich Vasiliev (1899-1975) el encierro en el tren sellado en el que viajó Lenin hacia Petrogado en abril de 1917.

"Desde el momento en que se embarcaran en el tren, no lo abandonarían hasta el final del trayecto. Las puertas estarían selladas", cuenta el historiador Robert Service en su libro "El tren sellado".

De acuerdo con ese plan, el propio Fritz Platten viajaría en el tren y ejercería de intermediario para evitar el contacto directo entre los exiliados rusos y sus interlocutores alemanes.

"Lenin insistió en que no se dieran nombres, sólo una lista de números de pasajeros", apunta el profesor emérito de historia de Rusia en la Universidad de Oxford.

En la estación de Gottmadingen, ya en Alemania, se produjo el cambio de trenes. Dos oficiales del ejército alemán embarcaron en el mismo vagón que los exiliados y se instalaron en un compartimento de tercera clase en uno de los extremos.

De acuerdo con Service, se trazó con tiza una línea blanca en el suelo para delimitar el "territorio alemán" del "territorio ruso".

"En cuanto el tren se movió de la estación de Gottmadingen, los temores se disiparon y se levantaron los ánimos", cuenta el historiador británico.

La escala misteriosa

El "tren sellado" avanzaba ya por Alemania.
 
Afiche de Lenin

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Afiche de Lenin 

¿Fue en esa escala que cambió la dirección en la que dirigió a Rusia?

Los hombres que viajaban solos se instalaron en compartimentos de tercera clase, las mujeres y las parejas -incluidos Lenin y su esposa- en segunda.

"Una de la primeras dificultades tuvo que ver con el tabaco, que Lenin detestaba. Desde el principio decidió que quienes quisieran fumar debían retirarse al servicio", apunta Service.

Desde la frontera sur, el vagón -que cambió varias veces de vía y de locomotora- se adentró en Alemania en dirección a Berlín. Los exiliados cruzaron Ulm, Stuttgart, Karlsruhe, Frankfurt... hasta llegar a la capital alemana, donde el tren se detuvo durante horas.

Esa misteriosa escala, señala Service, tuvo consecuencias profundas en la forma de pensar de Lenin.

Lenin en tren 

Lenin en tren

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Cruzó una Europa en guerra con permiso del enemigo de Rusia, al que le convenía convencerlo de que los rusos dejaran de luchar contra Alemania.

La teoría marxista más extendida entendía que países atrasados económicamente como Rusia debían pasar por un periodo de capitalismo al estilo occidental antes de adentrarse en el socialismo.

Pero a su llegada a San Petersburgo, el líder bolchevique defendió una estrategia revolucionaria que omitió ese paso intermedio.

Lo que había después que no hubo antes

"Las razones de esa parada son al mismo tiempo oscuras y tentadoras (…). ¿Hubo una reunión secreta en la que Lenin recibió información que le hizo cambiar la estrategia de la revolución?", pregunta Service.

"Aunque los eventos de aquella noche en Berlín sólo pueden ser objeto de especulación, no hay duda alguna de que durante el viaje de Berlín a San Petersburgo, Lenin alteró por completo su plan táctico (…)".

"Ningún historiador -soviético u occidental- ha sido capaz de dar una explicación adecuada sobre esto hasta la fecha", subraya el experto en historia rusa.

Sin embargo, Service apunta una hipótesis:

Afiche con propaganda soviética de los años 20

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Afiche con propaganda soviética de los años 20: "¡Todo el poder para los soviéticos! ¡Paz para el pueblo! ¡Fábricas y molinos para los trabajadores!". Lenin empuñando el diario Pravda... ¿financiado por Alemania?

"Después del viaje a través de Alemania en el tren sellado hubo un factor que no existía cuando Lenin estaba en Suiza: una gran cantidad de financiación alemana, suficiente para publicar periódicos en toda Rusia y difundir propaganda a una escala que Lenin nunca antes pudo concebir".

Las autoridades soviéticas e historiadores comunistas siempre negaron la existencia de esos fondos alemanes.

Bienvenido a Estocolmo

Sea como fuere, tras su escala en Berlín, Lenin y sus compañeros prosiguieron su viaje y el 12 de abril llegaron a Sassnitz, en la costa báltica, donde embarcaron en el ferry sueco "Reina Victoria", con destino a Trelleborg.

Desde allí prosiguieron, de nuevo en tren, hasta Malmo y después, en un ferrocarril nocturno, hasta Estocolmo.

Mapa del viaje
Mapa del viaje de Lenin desde Suiza hasta Rusia
En la capital sueca, Lenin fue recibido casi como una estrella y se reunió con socialistas locales y con otros exiliados.

Al día siguiente, una multitud de periodistas y curiosos lo despidieron en la estación, desde donde salió rumbo a Haparanda, 600 km al norte.

Tornio, la primera ciudad de la entonces provincia rusa de Finlandia, se encuentra al otro lado del río Torniojoki, que está congelado a mediados de abril, y que deben atravesar en trineo.

En la frontera, el interrogatorio y los registros fueron intensos, pero finalmente consiguieron pasar.

Punto de peligro

Era domingo 15 de abril. Lenin le envió un telegrama escueto a su hermana, que se encontraba en San Petersburgo, pidiéndole que le informara al periódico oficial bolchevique de su llegada inminente.

Telegrama: 
Telegrama: Llegada el lunes 23 horas. Avisa a Pravda

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El día siguiente, el tren atravesó Finlandia.

"Por la tarde se acercaron a la frontera de Rusia. Beloostrov, la pequeña ciudad de la frontera ruso-finlandesa era el primer punto de peligro, un lugar obvio para que una unidad de cosacos o de junkers, los cuerpos de élite, los esperara para arrestarlos", indica Service.

La detención no sucedió y los revolucionarios se adentraron en Rusia: su destino final, la estación de Finlandia, estaba a apenas unas horas.

Paz, pan y tierra

La noticia de la llegada de Lenin corrió como la pólvora y las autoridades locales prepararon un recibimiento masivo.

Miles de personas con pancartas y símbolos revolucionarios esperaban a los exiliados. Era de noche y muchos llevaban linternas y antorchas. La imagen de la llegada se convertiría en uno de los íconos de la Revolución Rusa y del arte soviético.

Ya en San Petersburgo, sobre el andén, Lenin pronunció un discurso clave para entender el devenir de Rusia.

Lenin declamando

Lenin declamando

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Entre otras cosas, Lenin es recordado también por su condición de gran orador de masas.

"El pueblo necesita paz, el pueblo necesita pan, el pueblo necesita tierra. Y ellos le dan guerra, hambre, no pan y dejan a los terratenientes con la tierra. Debemos luchar por la revolución social, luchar hasta el final, hasta la victoria completa del proletariado. Larga vida a la revolución social internacional".

34 semanas

Apenas unos días después, Lenin desarrolló estas ideas en sus Tesis de Abril que, según los historiadores, servirán de hoja de ruta para la Revolución de Octubre.

"Con ellas rompe de alguna forma con otros líderes bolcheviques que no estaban de acuerdo con esa estrategia: firma inmediata de la paz, proceso de colectivizaciones, no colaboración, incluso lucha, con el gobierno provisional y el famoso 'todo el poder para los soviets'", señala el profesor Martín.

Lenin 

Lenin

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Un viaje que cambió la historia.

La Revolución Rusa -con sus consecuencias profundas y duraderas no sólo para Rusia- llegaría ocho meses después de este viaje de Zúrich a San Petersburgo. En apenas 34 semanas cambió el mundo.

Como el mismo Lenin dijo: "Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas".

*Este artículo fue publicado originalmente el 9 de abril de 2017 para conmemorar el centenario de la salida de Lenin de Zurich en su regreso histórico a Rusia.

Descubrirse, entenderse y sanar, ¿por qué es bueno escribir un diario?

La práctica del diario íntimo y de la escritura terapéutica nos hace adentrarnos en el terreno de nuestros deseos, miedos y tragedias, brindando un espacio para el desahogo emocional.

Cuando escribimos un diario íntimo en la edad adulta solemos entrar más en profundidad en nuestros pensamientos y nos suele servir como desahogo emocional.
Cuando escribimos un diario íntimo en la edad adulta solemos entrar más en profundidad en nuestros pensamientos y nos suele servir como desahogo emocional.

En un artículo publicado en 1976 en The New York Times, titulado Por qué escribo, la autora estadounidense Joan Didion afirmó: “Escribo estrictamente para averiguar qué estoy pensando, qué estoy mirando, qué veo y qué significa. Para averiguar lo que quiero y lo que temo”. La escritora resolvía así, en pocas palabras, con ese estilo tan directo y frugal del que siempre hizo gala, lo que muchas personas sienten cuando cogen lápiz y papel, o se ponen delante de su ordenador o de la aplicación de notas de su teléfono móvil, y, simplemente, escriben. Y escriben especialmente, como también hacía la autora californiana, sobre las cosas que les pasan o que piensan; sobre sus deseos, sus miedos o sobre sus tragedias.

No piensan en publicar sus escritos, ni siquiera en que los vaya a leer nadie (de hecho, probablemente no quieran que nadie los lea nunca), y suelen tomar la forma de diarios personales o de textos terapéuticos. Probablemente, a nivel personal, la escritura de estos textos hace la misma función que los de la autora de El año del pensamiento mágico: descubrirse, entenderse y sanar.

Diario íntimo vs escritura terapéutica

Más o menos todos tenemos bastante claro lo que es un diario íntimo y muchos tuvimos uno, especialmente de niños o adolescentes. Volver a esas páginas suele resultar una experiencia tierna y divertida. A veces triste. En ocasiones, también es sorprendente, ya que, entre las líneas, habitualmente mal escritas, emborronadas y algo torcidas, se reconocen algunas de las piezas del carácter que todavía nos definen hoy.

Cuando escribimos un diario íntimo en la edad adulta solemos entrar más en profundidad en nuestros pensamientos y nos suele servir como una especie de desahogo emocional. También, a través de él, reflexionamos sobre las cosas que nos han ocurrido. Su escritura suele constituir un momento de tranquilidad y de recogimiento.

Según la doctora Teresa Martín, psicoterapeuta que, entre otras cosas, también imparte talleres de escritura terapéutica, el diario íntimo y la escritura terapéutica no tienen diferencias notables: “El punto de partida es idéntico”, afirma. “Pararse para intimar con uno mismo y que, de esa relación de escucha, resulte un mayor, más completo, justo y adecuado autoconocimiento”. La escritura terapéutica suele tener un enfoque más decididamente dirigido a conseguir el bienestar de la persona y al autoconocimiento, y suele estar dirigido y pautado por un profesional de la salud mental. Según Adrián Montesano, profesor del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universitat Oberta Catalunya, y que dirige un Seminario de Prácticas de Terapia Narrativa en ese mismo centro, “la escritura terapéutica puede ser útil en cualquier proceso terapéutico. Por ejemplo, la escritura de cartas siempre marcan un antes y un después en el tratamiento de un paciente. El poder de la palabra escrita no lo tiene ninguna conversación”.

Una forma de reelaborar la mente

“La escritura contribuye al proceso de ordenar el pensamiento y mejorar el autoconocimiento”, afirma Montesano. “A nivel de procesos psicológicos básicos, la información se procesa de una manera completamente diferente cuando uno escribe que cuando uno piensa o incluso cuando habla. Digamos que, a nivel de producción narrativa, podemos hacer un falso escalafón: el pensamiento sería la forma más simple. Cuando hablamos interactuando con otra persona, hay un discurso un poco más elaborado. Pero escribir nos obliga a ordenar y estructurar el pensamiento de una forma diferente. Conectamos más áreas del cerebro y procesamos la información de una forma más compleja”.

Los expertos aseguran que la escritura contribuye al proceso de ordenar el pensamiento y mejorar el autoconocimiento. 
Los expertos aseguran que la escritura contribuye al proceso de ordenar el pensamiento y mejorar el autoconocimiento.Los expertos aseguran que la escritura contribuye al proceso de ordenar el pensamiento y mejorar el autoconocimiento.
LECHATNOIR (GETTY IMAGEn
De todos modos, Montesano señala que no toda escritura de un diario tiene los mismos efectos. “Uno puede escribir un diario con unos efectos prácticamente nulos sobre su bienestar psicológico si es un diario simple, que hable de dónde ha estado, con quién, etcétera, pero en el que no refleje pensamientos más profundos, emociones, sentimientos, reflexiones o caracterizaciones que ayuden a maximizar o a obtener los beneficios de la escritura”. “Un diario terapéutico, no hace otra cosa que responder a ¿quién soy?”, explica Teresa Martín. “Pero el resultado no es automático. Es un proceso sorprendente e inesperado”. La doctora explica que, gracias a este tipo de escritos, uno puede descubrirse a sí mismo, tanto en la escritura como posteriormente en la relectura. Y añade: “Nos da la oportunidad de decidir, con firmeza, honestidad y fuerzas renovadas, sobre la posibilidad de cambiar el curso, la deriva de nuestra vida actual”.

Por lo tanto, según Martín, un diario es una potente fuente de transformación. “Todos arrastramos experiencias. Tramas mal vividas, atadas a los pies”, afirma. “Es posible que ni siquiera sepamos de su existencia. Está silenciada por la fuerza de la costumbre o por la obediencia debida. Hasta que la escritura te hace toparte con ellas”. Según la doctora, una vez que descubres ese tipo de cargas, de incoherencias, ya nada es igual, no hay marcha atrás.

En este sentido, Montesano cita una técnica que se utiliza en el ámbito de la escritura terapéutica llamada el paradigma de la escritura expresiva, que consiste en hacer que la persona escriba sin detenerse durante 15 o 20 minutos cada día, a lo largo de tres o cuatro días, sobre algún hecho traumático o un acontecimiento que la haya afectado profundamente. “Puede ser cualquier cosa, un accidente, la llegada de una enfermedad, una pérdida, cualquier cosa que pueda estar relacionada con un trauma”, explica el doctor. “El escrito debe ser totalmente privado y, sobre todo, se tiene que centrar en los efectos que ha tenido en la vida de quien escribe, en los pensamientos y sentimientos más profundos relacionados con ese trauma o ese suceso”. El último día, se le pide al paciente que haga una valoración general indicando los aprendizajes obtenidos y algún tema que ha quedado pendiente. “Las personas que consiguen mejores resultados son aquellas que en los escritos son capaces de identificar mejor las emociones tanto positivas como negativas, las que tienen la capacidad de ver la historia desde diferentes puntos de vista”, asegura. “Personas que nunca habían hablado de un suceso traumático por el que pasaron se benefician muchísimo de este paradigma de escritura expresiva”, continúa el especialista. “Estas personas incrementan su capacidad para organizar la emocionalidad y la complejidad de sus traumas al subjetivar la experiencia, multiplicar las perspectivas y dar coherencia a su relato”.

Cómo maximizar los beneficios terapéuticos de un diario

A pesar de todos los beneficios que puede traer, a muchas personas les cuesta ponerse a escribir un diario o un texto con ánimo terapéutico. La doctora Martín reconoce que es cierto que se aprecia una especie de miedo o reparo en algunos a dar el paso. “Nos aterra la libertad”, defiende. “Me recuerda a una historia que escribió Eduardo Galeano, la tituló El miedo, y dice así: ‘Una mañana nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula. Volví a casa al anochecer y lo encontré tal como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad’. Apliquémonos el cuento”. 
Un diario es una potente fuente de transformación.Un diario es una potente fuente de transformación.
LUIS ALVAREZ (GETTY IMAGEn
“A quien desee escribir un diario, le sugiero que reconozca la impaciencia por los resultados y los logros”, continúa. “Y, como quien se controla la presión sanguínea, se vigile esa debilidad y su tendencia a la tiranía con dosis infinitas de empatía. Un antídoto para el ansia de poder y gloria: ponerse un tiempo concreto, siete o diez minutos cronometrados. Cuando salte la alarma, se acabó por hoy. No tengas prisa en aumentar las sentadas, si nos precipitamos, corremos el riesgo de entrar a la jaula. Cuando veamos que nos atascamos, que nos abruman nuestros enredos mentales, busquemos ayuda. Los talleres de escritura terapéutica funcionan muy bien para observar tu historia con protección, te invitan a tomar perspectiva y a desdramatizar el exceso de intensidad que paraliza el relato”.

“Evidentemente, la escritura es como un gimnasio”, apunta Montesano. “Además, y esto es importante remarcarlo, para practicar este tipo de escritura no es necesario saber redactar bien, con calidad literaria. En este caso, escribir es una vía de expresión personal y eso todo el mundo lo tiene. Según mi experiencia, todas las personas pueden beneficiarse muchísimo de escribir, y conforme más practican más cosas pueden descubrir de ellos mismos, pero es un trabajo que se tiene que mantener a lo largo de un cierto tiempo para poder experimentar los beneficios, todo y que estos se pueden experimentar desde los primeros momentos”.