miércoles, 9 de abril de 2025

Las grandes mentiras de la guerra de Ucrania

Fuentes: CTXT [Imagen: reunión entre el Consejo de la OTAN y Rusia en Bruselas a finales de enero de 2022, un mes antes de que empezara la guerra. / OTAN]



Europa es la gran perdedora del conflicto, pero ahora parece empeñada en perjudicarse aún más profundizando en la marcha de la locura
 

En el libro La marcha de la locura: la sinrazón desde Troya hasta Vietnam, la historiadora Barbara Tuchman aborda la desconcertante cuestión de por qué a veces los países promueven políticas radicalmente opuestas a sus intereses. Esta pregunta vuelve a cobrar relevancia ahora que Europa ha decidido empeorar aún más la marcha de la locura sobre Ucrania. Continuar con esta marcha tendrá graves consecuencias para Europa, pero abandonarla plantea un desafío político colosal que obliga a explicar cómo la Unión Europa ha resultado perjudicada por su política ucraniana; cómo es evidente que, si redobla esa apuesta, va a verse aún más perjudicada; cómo se ha vendido políticamente esa marcha de la locura; y, por último, por qué el poder político porfía en esa idea.

Los costes político-económicos de la locura

A pesar de no haber intervenido directamente en el conflicto ucraniano, Europa –y, sobre todo, Alemania– se ha convertido en uno de los grandes perdedores de la guerra debido a las sanciones económicas, que han tenido un efecto bumerán en la economía europea. La energía barata procedente de Rusia ha sido reemplazada por energía cara procedente de Estados Unidos. Esto ha tenido un impacto negativo sobre el nivel de vida de la sociedad y la competitividad del sector manufacturero; asimismo, ha influido en el aumento de la inflación en el territorio europeo.

A lo anterior se suma la pérdida de un mercado importante como es el ruso, en el que Europa vendía productos manufacturados y obtenía inversiones y oportunidades de crecimiento. Además, Europa se ha quedado sin el fastuoso gasto de las élites rusas: la combinación de estos factores ayuda a esclarecer el estancamiento de la economía europea. Por si fuera poco, su futuro económico está gravemente comprometido por la marcha de la locura, que amenaza con hacer permanentes esos efectos.

Europa se ha quedado sin el fastuoso gasto de las élites rusas

La llegada masiva de refugiados ucranianos también ha tenido consecuencias adversas: ha aumentado la competencia a la baja de los salarios; ha agravado la escasez de viviendas, lo que ha subido el precio de los alquileres; el sistema escolar y los servicios sociales se han sobrecargado, y el gasto público se ha incrementado. Aunque estas consecuencias han repercutido sobre el conjunto del territorio europeo, Alemania se ha llevado la peor parte. Esto, sumado a los efectos económicos adversos, ha contribuido a enturbiar el clima político, lo que ayuda a explicar el ascenso de la política protofascista, sobre todo –de nuevo–, en Alemania.

La gran mentira y cómo se vende la locura

La “gran mentira” es una idea que Adolf Hitler formuló en Mein Kampf (Mi lucha). Viene a decir que, si una mentira descarada asociada a un prejuicio popular se repite muchas veces, terminará por aceptarse como verdad. Joseph Goebbels, propagandista nazi, logró perfeccionar la teoría de la gran mentira en la práctica. Es innegable que muchas sociedades la han usado en cierta medida, y el poder político europeo ha recurrido a ella con total libertad para vender ahora la marcha de la locura.

La primera gran mentira es el resurgimiento de la narrativa sobre los acuerdos de apaciguamiento de Múnich de 1938, que afirma que Rusia invadirá Europa central si no es derrotada en Ucrania. Esa mentira también se alimenta con los restos de la teoría del dominó de la Guerra Fría, según la cual la conquista de un país desencadenaría una oleada de colapsos en otros países.

La narrativa de apaciguamiento motiva, asimismo, comparaciones sumamente desacertadas entre el presidente Putin y Hitler, avivadoras de una segunda gran mentira: el moralismo maniqueo que presenta a Europa como la encarnación del bien y a Rusia como la encarnación del mal. Este marco impide reconocer la responsabilidad de Occidente en la gestación del conflicto, por medio de la expansión de la OTAN hacia el este, y la propagación del sentimiento antirruso en Ucrania y otras repúblicas exsoviéticas.

La tercera gran mentira atañe a la capacidad militar de Rusia: se argumenta que su poderío militar representa una amenaza existencial para Europa central y oriental, y esto aporta credibilidad a la acusación del expansionismo ruso. Ninguna ecuación matemática podría desmentirlo; sin embargo, los antecedentes en el campo de batalla indican lo contrario, al igual que el análisis de su base económica, relativamente exigua en comparación a la de los países de la OTAN, sin olvidar el envejecimiento demográfico que padece.

El “apaciguamiento de Múnich”, el “expansionismo ruso”, “Rusia como encarnación del mal” y la “amenaza militar rusa” son imágenes ficticias que se utilizan para deslegitimar a este país y, a la vez, justificar y encubrir las agresiones occidentales. Nunca existieron pruebas de que Rusia tuviese la intención de controlar Europa occidental, ni durante la Guerra Fría ni hoy en día. Al contrario, la intervención de Rusia en Ucrania fue motivada principalmente por el miedo –en términos de seguridad nacional– que desató la expansión de la OTAN por parte de Occidente, de la que Rusia se ha quejado repetidamente desde la desintegración de la Unión Soviética.

La gran mentira emponzoña la posibilidad de paz, porque no se puede negociar con un adversario que encarna el mal y constituye una amenaza existencial. Con todo, y a pesar de su naturaleza engañosa, las mentiras ganan terreno entre la opinión pública; por un lado, porque se conectan con una dilatada historia de sentimiento antirruso, que incluye la Guerra Fría y el miedo a los rojos de los años veinte; por otro, porque apelan a la soberbia pretensión de superioridad moral, uno de los emblemas de la marcha de la locura.

Cortina de humo: el establishment europeo intensifica la marcha de la locura

La gran mentira ayuda a explicar cómo el poder político europeo ha vendido la marcha de la locura, pero invita a preguntarnos por qué. La respuesta es tan simple como compleja. La parte simple del análisis advierte que el establishment político europeo ha fracasado en la política interior y se asoma al abismo: adoptar la locura con mayor ahínco es un intento de salvación.

El establishment político europeo ha fracasado en la política interior y se asoma al abismo

Ejemplo de ello es Francia, con un presidente, Macron, bastante impopular y menguante legitimidad democrática. La estrategia de guerra exterior actúa como cortina de humo redirigiendo la atención de los fracasos en la política interna hacia un enemigo externo. Así, Macron apela al nacionalismo militarista y se posiciona como defensor de La France.

En la misma línea, Keir Starmer, primer ministro británico, ha redoblado la apuesta por la estrategia política de la triangulación, de modo que los laboristas siguen los pasos del partido conservador. Starmer y su partido han llevado la estrategia tan al extremo que de laboristas ya solo les queda el nombre, e incluso han superado a los conservadores con su postura belicista en Ucrania. Ahora bien, estas decisiones lo han hundido políticamente. En un escenario en el que lo único que ofrece son medidas conservadoras, los votantes de derecha eligen la marca original y los de centroizquierda se abstienen cada vez más. Como respuesta, Starmer ha optado por ampliar la intervención de Reino Unido en Ucrania y ha participado en sesiones fotográficas acordadas con fines militares en un intento de evocar las figuras de Winston Churchill y Margaret Thatcher.

Pero es que, si observamos el panorama general, comprobaremos que los socialdemócratas europeos tienden a una postura aún más militarista que los conservadores. En parte, esto se debe al fenómeno de mimetización derivado de la triangulación, que fuerza a estos grupos a tratar de superar a sus rivales constantemente. De igual manera, se debe al infame abandono de la oposición al nacionalismo militarista que ha definido a la izquierda desde los horrores de la I Guerra Mundial. En otras palabras: muchos socialdemócratas se han convertido ahora en amigos de la locura.

La animadversión de Europa contra Rusia y las largas raíces de la locura

La parte compleja de por qué Europa ha adoptado el paradigma de la locura se arraiga en las largas y enmarañadas raíces de esta, que se remontan a muchos años atrás. Esa historia ha sembrado la animadversión institucionalizada contra Rusia que ahora impulsa la marcha de la locura europea. Hace setenta años que Europa carece de un enfoque independiente en materia de política exterior. En su lugar, se somete al liderazgo de Estados Unidos y designa a personas afines a los intereses estadounidenses para ocupar los cargos de defensa y política exterior que ostentan el poder.

Este sometimiento se propaga a las élites de la sociedad civil –laboratorios de ideas, universidades prestigiosas y grandes medios de comunicación– y al complejo industrial-militar y el empresariado, que han secundado este posicionamiento con la esperanza de abastecer al ejército de Estados Unidos y conseguir acceso a los mercados estadounidenses. Todo esto ha desembocado en el secuestro del pensamiento político europeo en materia de política exterior y la conversión de Europa en un actor subordinado a la política exterior estadounidense, una situación que sigue vigente.

Dada la falta de autonomía en política exterior, Europa se ha mostrado dispuesta a apoyar la expansión hacia el este de la OTAN comandada por Washington en la era posterior a la Guerra Fría. El objetivo de Estados Unidos era crear un nuevo orden mundial en el que se consolidaría como potencia hegemónica sin que ningún país pudiese disputar su dominación, como había hecho la Unión Soviética. El proceso comprendía tres pasos, siguiendo el plan maestro articulado por Zbigniew Brzezinski, exconsejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Primero, expandir la OTAN hacia el este para incorporar países del antiguo Pacto de Varsovia; segundo, expandir la OTAN hacia el este para incorporar repúblicas exsoviéticas; tercero, concluir el proceso con la división de Rusia en tres estados.

El sometimiento de Europa al liderazgo estadounidense también permite explicar la urgencia paralela de la Unión Europea por expandirse hacia el este. Habría sido muy sencillo acceder a las ventajas económicas del mercado por medio de acuerdos de libre comercio, que, además, habrían posibilitado el aprovechamiento de la mano de obra barata procedente de Europa central y oriental por parte de las empresas europeas. Lejos de eso, se optó por la ampliación –a pesar de resultar sumamente costosa en términos económicos y de que Europa del Este carecía de una tradición política democrática común–, porque así se afianzaba a los Estados miembro en la órbita occidental y se acorralaba a Rusia; esto es, la expansión hacia el este de la UE complementaba la expansión hacia el este de la OTAN.

Por último, también existen factores idiosincráticos propios de cada país que sirven para explicar la adopción de la locura por parte de Europa. Uno de los casos que ilustran la histórica animadversión contra Rusia es el de Reino Unido, cuya antipatía se origina en el siglo XIX, cuando veía la expansión rusa en Asia central como una amenaza a su dominio en India. A esto se sumó el miedo a que Rusia ganase influencia ante el declive del Imperio Otomano, lo que propició la Guerra de Crimea. Hoy en día, la animadversión británica contra Rusia se asienta en la Revolución bolchevique de 1917 y el establecimiento del gobierno comunista, la ejecución del zar y su círculo familiar, y el incumplimiento de pago por parte de la Unión Soviética de los préstamos que Reino Unido había concedido en el marco de la I Guerra Mundial. En 1945, menos de seis meses después de la firma del Acuerdo de Yalta con la Unión Soviética, Winston Churchill propuso la Operación Impensable, un plan que incluía el rearme de Alemania y la continuación de la Segunda Guerra Mundial contra Rusia. Afortunadamente, el presidente Truman lo rechazó. Tras la Segunda Guerra Mundial, el servicio secreto británico apoyó un levantamiento en la Ucrania soviética comandado por el ucraniano Stepan Bandera, fascista y colaborador nazi. Este trazado histórico clarifica el alcance de la animadversión de la clase gobernante británica contra Rusia, un sentimiento que perdura en la concepción de la política y la seguridad nacional del presente.

La expansión hacia el este de la UE complementaba la expansión hacia el este de la OTAN

Todo lo que se sembró en este largo e intrincado recorrido histórico se está cosechando ahora con el conflicto ucraniano. Dada su condición de actor subordinado, Europa se posicionó de inmediato con la respuesta estadounidense, a pesar de los costes en términos económicos y sociales y de que el conflicto apelaba a la hegemonía estadounidense, no a la seguridad europea.

Peor aún: debido a la expansión previa de la OTAN y la UE, estas instituciones han anexado Estados –a saber, Polonia y los países bálticos, entre otros– con una profunda y activa aversión hacia Rusia, lo que los convierte en firmes partidarios de la marcha de la locura. Como miembro de la OTAN, incluso antes de la intervención militar rusa en Ucrania, Polonia acogió con agrado el despliegue de instalaciones para misiles que podrían suponer una amenaza directa a la seguridad nacional de Rusia. En el mismo orden de ideas, y con anterioridad a la intervención en Ucrania, los países bálticos habían insistido en el despliegue de más fuerzas de la OTAN en su territorio.

En cuanto a la UE, ha elegido mandatarios rusófobos deliberadamente, como Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea. El último nombramiento en ese sentido ha sido el de la estonia Kaja Kallas, nacionalista extremista designada como alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Kallas ha pedido abiertamente la disolución de Rusia y, durante su mandato como primera ministra de Estonia, promovió con vehemencia políticas contra la población de etnia rusa.

Más papista que el papa: los amargos frutos político-económicos de la locura

Paradójicamente, es Estados Unidos, bajo el gobierno de Trump, el que ha roto con la estrategia de seguridad nacional estadounidense del aparato bipartidista que abogaba por cercar a Rusia y escalar la tensión cada vez más. Esta ruptura abre una oportunidad para que Europa se libre de la trampa en la que ha caído por su falta de visión política. No obstante, se muestra más papista que el papa; leal al Estado profundo estadounidense que vela por la seguridad nacional.

Tanto el presidente Macron como el primer ministro Starmer hablan del envío unilateral de efectivos militares franceses y británicos a Ucrania. No hay duda de que eso escalaría drásticamente el conflicto, además de evocar la estupidez de los eventos que condujeron a Europa a la I Guerra Mundial. El Gobierno laborista de Starmer también habla de una “coalición de los dispuestos”, ignorando que esa expresión hace referencia a la invasión ilegal de Estados Unidos en Irak.

Mientras tanto, la Unión Europea, con la aprobación del establishment político europeo, impulsa un mastodóntico plan de gasto militar de 800.000 millones de euros, financiado a través de bonos. La facilidad con la que se diseñó un plan con un presupuesto de este calibre dice mucho sobre el carácter de la UE. El dinero para el keynesianismo militar se dispone con prontitud; el dinero para las necesidades de la sociedad civil nunca está disponible por razones de responsabilidad fiscal. Reino Unido, Alemania y Dinamarca, entre otros países, también han presentado propuestas para incrementar su propio gasto militar.

Esta deriva augura la consolidación de una economía impulsada por la guerra

El giro hacia el keynesianismo militar generará un impacto macroeconómico positivo, ya que está respaldado por el complejo industrial-militar europeo, uno de los grandes beneficiarios. Eso sí: fabrican cañones, no mantequilla. Peor todavía, esta deriva augura la consolidación de una economía impulsada por la guerra, sin espacio para la política fiscal; es decir, sin espacio para la inversión pública en ciencia y tecnología, educación, vivienda o infraestructura, áreas que realmente aportan bienestar.

Por otro lado, el giro hacia el keynesianismo militar traerá consecuencias políticas negativas, ya que reforzará la posición y el poder políticos del complejo industrial-militar y de los partidarios del militarismo. La celebración del militarismo, por otra parte, va calando paulatinamente en la percepción del electorado, de forma que promueve el desarrollo de movimientos políticos reaccionarios más amplios.

En definitiva, los frutos político-económicos de la marcha de la locura se anuncian amargos y tóxicos. La única manera de evitarlos es que los liberales y los socialdemócratas europeos recuperen el sentido común, pero me temo que el panorama es desolador.

Thomas Palley es economista. Miembro de Economics for Democratic and Open Societies. 

 Texto traducido por Cristina Marey Castro.

martes, 8 de abril de 2025

Entrevista a Julia Steinberger «El saber que incomoda al poder, la ciencia en peligro»

Fuentes: Viento sur


Desde el inicio del segundo mandato de Trump asistimos en Estados Unidos a un ataque generalizado contra la ciencia: despidos, presiones e intimidaciones, cortes masivos de investigaciones, prohibición de usar palabras como género, incluso históricamente o mujer. Este ataque no tiene precedente en su amplitud, pero forma parte de una ola mundial de represión de las libertades académicas y de expresión en los campus. Entrevista a Julia Steinberger, corredactora del GIEC e investigadora en la UNIL.

Julia, conocerás a investigadores en Estados Unidos que sufren o son testigos de los ataques contra la investigación. ¿Puedes darnos algunos ejemplos?
Hay muchos ejemplos, en particular en las áreas de salud, medio ambiente, y en todo lo que se refiere a la equidad o a la justicia social. Puedo contarte el caso de mi colega del GIEC, la doctora Katherine Calvin. Es coautora conmigo del mismo capítulo del 6º informe de síntesis, por tanto alguien que conozco personalmente. Es una científica prodigiosa, de una inmensa competencia, que además colabora y ayuda. Había sido nombrada Científica Jefe de la NASA, un puesto de enorme prestigio, y elegida después copresidenta del 3º Grupo de Trabajo del GIEC, lo que la convierte en la científica estadounidense situada en un puesto más alto del GIEC. Trump empezó despidiendo a todo el equipo de apoyo del GIEC en Estados Unidos. Después prohibió a los científicos estadounidenses participar en las reuniones del GIEC, tratar con medios de comunicación o con sus colegas internacionales. Y ahora sencillamente ha eliminado el puesto de Científico Jefe en la NASA. La destrucción del planeta por Trump y sus aliados petroleros pasa también por la decapitación de la ciencia.

Además de las universidades están siendo también atacados muchos centros de investigaciones, como en el caso de la salud y las epidemas. Por ejemplo, el nuevo Ministro de Salud Robert Kennedy Jr. ha despedido a unas 1300 personas del CDC de Atlanta, el primer centro de investigación en salud pública del país. Hace algunos meses anunció que quería suprimir casi toda la investigación sobre enfermedades infecciosas e inmunológicas.

En efecto, es un ataque sistemático contra las ciencias (tanto sociales como naturales) más orientadas de hecho a ayudar y a proteger a la población de Estados Unidos o de otros lugares.

El ámbito científico es internacional y colaborativo: todas y todos dependemos, para nuestros cuidados y tratamientos, de avances elaborados en Estados Unidos en materia de salud, al igual que dependemos de sus centros meteorológicos para nuestras previsiones. Esta destrucción nos pone en peligro ante enfermedades que serían evitables.

¿Cómo analizas la política de Trump contra la investigación? J.D. Vance declaró en 2021 que «las universidades son el enemigo». ¿Pero contra quién se dirige: la Ciencia como tal, algunos ámbitos en particular, las universidades como focos de resistencia? La climatóloga Valérie Masson-Delmotte ha hablado de un «oscurantismo tecnófilo» para expresar el rechazo de la ciencia, salvo cuando es remuneradora o permite adquirir poder.

Las libertades de investigación y de expresión ya están limitadas desde hace tiempo por la importancia que ocupan los fondos privados en la investigación, y los ataques contra las universidades no son una novedad. Pero, para mí, el proyecto de Trump, Vance y Musk es fácil de comprender: quieren destruir la capacidad democrática (ya antes tan débil) de toma de decisión y de acción, con el fin de acumular el poder y de aprovecharse de la corrupción de las instituciones.

Las universidades son un obstáculo para este proyecto, porque los investigadores ponen al día la realidad, y permiten que la población comprenda lo que está pasando. Si la población estadounidense sufre tempestades, canículas e inundaciones causadas por el recalentamiento climático sin que ningún científico pueda explicarle la causa, estará en peores condiciones todavía para pararlo.

De manera general, el saber crítico producido en la universidad ha constituido siempre una amenaza para el totalitarismo, el fascismo y el autoritarismo. Vance tiene razón: las universidades y los investigadores son el enemigo del proyecto Trump, porque este proyecto es fundamentalmente antidemocrático.

Para Musk, hay un aspecto suplementario: el anzuelo de la ganancia. Pretende destruir las agencias de investigación o de regulación nacional, como la NASA o la FAA (que se ocupa del control aéreo), para acaparar los fondos de la tesorería estadounidense y redirigirlos hacia su propia compañía SpaceX. Quiere ocupar el espacio aéreo estadounidense sin la restricción de la seguridad pública. También hay un chantaje con el armamento, ya que SpaceX tiene contratos militares.

Hay estudiantes expulsados por haber participado en movilizaciones por el boicot académico, o investigadores expulsados a sus países por sus posiciones políticas. Paralelamente a los ataques contra la investigación, observamos también graves ataques contra las libertades fundamentales. ¿Cómo se relacionan estos dos niveles?
En efecto, el ataque contra las libertades fundamentales de expresión política y los ataques contra los investigadores están relacionados. Se quiera o no, la realidad expuesta por la investigación, ya sea climática o social, económica o sanitaria, expone también las fechorías del poder.

Desde el punto de vista de la «junta» de Trump, los estudiantes que exigen justicia y derechos humanos para los palestinos no son tan diferentes de los científicos que demuestran la urgencia de la acción climática. Los dos grupos exigen una acción relacionada con principios de bien común, ya sean los derechos humanos o un planeta habitable.

¿Qué formas de resistencia y movilizaciones podemos ver hoy día?
En Estados Unidos, por el momento, desgraciadamente, demasiado pocas. Las décadas de neoliberalismo desenfrenado dan sus frutos: los estadounidenses se sienten aislados individualmente, los sindicatos han perdido su fuerza, el partido demócrata está dividido y debilitado.

Hay que reaprender toda la capacidad y los saberes de la organización por abajo y de la acción colectiva. Los movimientos estudiantiles y los activistas están mucho mejor organizados que los científicos e investigadores. Pese a todo, los científicos estadounidenses organizaron el pasado 7 de marzo Stand Up For Science, con acontecimientos en todo el país. Se suceden las manifestaciones, incluso algunos políticos prominentes, como Chuck Schumer, comienzan a criticar abiertamente los ataques de Trump.

Pero ya es tarde. El proyecto de Trump y su estratega Steve Bannon es aceleracionista: ir muy rápido y por medio de grandes impulsos para descolocar a las instituciones y los modos de regulación tradicionales. Al no estar éstos últimos a la altura: será necesario que la resistencia al proyecto Trump pase por otro sitio y que sea mucho más rápida y fuerte que hoy.

¿Y cuáles son los límites de estas movilizaciones? Parece que los científicos han comenzado a movilizarse, pero no se ven grandes manifestaciones, ni un gran apoyo en la población.
En efecto, y el papel de los medios de comunicación es importante para crear las condiciones de este abandono de los científicos por parte de la población. Cuando se constata que los multimillonarios propietarios de Los Angeles Times y del Washington Post imponen su línea editorial alineada con las políticas de Trump, está claro que la población estadounidense ya no puede contar con los medios de comunicación como institución independiente, que permitiría informarle sobre el proyecto Trump. La comunicación tendrá que hacerse de otra manera.

¿Qué observas al llegar a Suiza y cómo ves la situación? ¿Quién está aquí a la ofensiva contra las universidades y a través de qué batallas?
Quedé verdaderamente impactada a mi llegada a Suiza en 2021 al observar hasta qué punto las personas políticas se permiten atacar a las universidades y a los universitarios. Es un contexto muy inquietante.

El saber y la investigación universitaria deberían estar al abrigo de los ataques partidarios, pero en cambio los políticos en Suiza se ofuscan en cuanto los investigadores expresan su posición.

En particular, la extrema derecha querría una universidad silenciosa, neutra, difuminada, que nunca tome parte en el debate público. De hecho, no estamos tan lejos de Trump como nos figuramos, sobre todo cuando nuestro presidente de la Confederación aprueba elementos del discurso de Vance.

Parece que ha habido un recrudecimiento de los ataques contra las universidades después de las movilizaciones por el boicot académica del pasado mayo. ¿Cómo ves la situación?
Según pienso, hacemos frente a un backlash, una contra-ofensiva que quiere enterrar las movilizaciones que molestan, el saber que incomoda al poder. Hoy día está todo en juego: la democracia real, los valores fundamentales de los derechos humanos, las exigencias de justicia social.

El frágil equilibrio ya no se sostiene: las movilizaciones estudiantiles molestan porque exponen la complicidad de las instituciones universitarias y de los dirigentes políticos con las violaciones masivas de los derechos humanos.

Las investigaciones climáticas y ecológicas molestan, porque exponen la incompatibilidad entre la supervivencia de la humanidad y las actividades de los gigantes de nuestra economía, ya sean UBS, Glencore o incluso la Banque Nationale Suisse. Estos conflictos son muy reales, e incluso existenciales.

El caso de Joseph Daher parece paradigmático: es un despido político con otro nombre. Ha sido señalado porque es árabe, tiene un puesto precario y ha sido atacado e incluso difamado en la prensa.
Exactamente. El profesor Joseph Daher es el chivo expiatorio, la presa fácil: precario, de origen sirio, abiertamente político, apoya a los estudiantes. El hecho de que sea mundialmente reconocido por sus conocimientos, que una de sus dos tesis doctorales se haya realizado en la universidad de Lausanne, que enseñe desde hace una década siendo estimado por sus colegas y apreciado por sus alumnos, todo eso no ha bastado para protegerle una vez calumniado en la prensa.

La universidad debería haberlo apoyado y exigido correcciones y derecho de réplica, y en lugar de ello lo ha sacrificado. Es un signo claro de que todos estamos en peligro. La movilización por Joseph Daher nos afecta a todos.

Texto original: Solidarités

Traducción: viento sur 

lunes, 7 de abril de 2025

¡A buena hora van a defender los intereses de España!

El presidente Trump ha revocado el permiso imperial para que Repsol exporte petróleo de Venezuela y ha anunciado que impedirá que invierta en aquel país alrededor de 1.590 millones en nuevos yacimientos.

Inmediatamente, el gobierno de España, presidido por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el Partido Popular han salido en defensa de la empresa con un mismo argumento.

El ministro de Asuntos Exteriores ha dicho: «El Gobierno de España va a defender los intereses de Repsol y de cualquier empresa española». El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, no se ha quedado a la zaga: «Vamos a defender nuestros intereses».

Tiene guasa la cosa, porque Repsol es de todo menos una empresa española desde que los gobiernos de ambos partidos presididos, primero, por Felipe González y luego por José María Aznar, la vendieron al capital extranjero.

Repsol era una de nuestras joyas empresariales, de propiedad pública -de todos los españoles- y muy rentable. Constituida en 1986 agrupando a diversas empresas, obtuvo ese mismo año beneficios brutos de 29.117 millones de pesetas y 57.455 millones un año después.

En 1989, el gobierno de González inició su privatización vendiendo el 26% del capital y el de Aznar la terminó de vender por completo en 1997. Desde entonces, su capital ha ido pasando de mano en mano, pero siempre hacia cada vez más capitales extranjeros. Incluso las empresas rusas Gazprom y Lukoil (por cierto, con el apoyo del entonces Rey Juan Carlos I, según se supo) estuvieron a punto de hacerse con su control.

Actualmente y según fuentes de la propia Repsol sus accionistas institucionales proceden de diferentes países en estos porcentajes: Estados Unidos (33%), Reino Unido (24%), Francia (12%), Alemania (5%), España (5%), resto de Europa (12%) y resto del mundo (9%).

¿Qué intereses de España dicen el gobierno de Pedro Sánchez y el Partido Popular que defienden ahora cuando se refieren a Repsol, después de haberla privatizado?

El PSOE y el PP actuaron contra los intereses españoles cuando vendieron, mejor dicho, cuando malvendieron nuestras grandes empresas públicas y a Repsol en particular.

Primero, prácticamente la regalaron al capital privado a cambio de migajas para los españoles en general y de prebendas y sueldos millonarios para un buen número de exministros y antiguos altos cargos de esos partidos y del PNV que se enriquecieron a costa de todos los españoles (una relación de todos ellos aquí). Ahora, se presentan como patriotas que defienden los intereses de España cuando se trata de una empresa que ellos decidieron que dejara de ser propiedad de los españoles.

No se puede tener la cara más dura.

domingo, 6 de abril de 2025

"No queremos reyes": miles de personas protestan en EE.UU. en la primera movilización masiva contra el gobierno de Trump

Protesta en Nueva York

Fuente de la imagen,Reuters

Pie de foto,

Miles de manifestantes protestaron en numerosas ciudades de Estados Unidos para rechazar las medidas del gobierno del presidente Donald Trump, durante la mayor movilización registrada desde su regreso a la Casa Blanca.

Los organizadores de la protesta "Manos fuera" convocaron 1.200 puntos de concentración en los 50 estados del país. Los manifestantes salieron a las calles en Boston, Chicago, Los Ángeles, Nueva York y Washington, entre otras ciudades.

Los asistentes expresaron su desacuerdo con la agenda de Trump, que abarca desde los aranceles y la reestructuración del gobierno, hasta la ampliación de la autoridad presidencial.

Días después del anuncio de que Estados Unidos impondría aranceles a las importaciones a la mayoría de los países del mundo, también se celebraron concentraciones fuera del país, en lugares como Londres, París y Berlín.

Hasta el momento, el mandatario no ha declarado sobre las protestas. El equipo de prensa de la Casa Blanca informó que Trump viajó a su residencia en Florida, donde tiene previsto pasar el fin de semana.

Manifestantes en Washington

Fuente de la imagen,Getty Images

 
Pie de foto,Los manifestantes se concentraron en el Monumento a Washington, cerca de la Casa Blanca.

"Estoy muy preocupada"
Manifestación en California.

Fuente de la imagen,Getty Images


En la ciudad de Washington, las líneas de metro estuvieron abarrotadas por manifestantes que se dirigían al punto de concentración en el Monumento a Washington, reportó la editora de la BBC, Jenna Moon.

Los asistentes portaban pancartas que no solo criticaban duramente a Trump, sino también los recortes aplicados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), que dirige el magnate sudafricano Elon Musk.

"No queremos reyes", "No al fascismo" y "Apoyo a los trabajadores federales" eran algunos de los mensajes que se leía en los afiches. Uno de ellos decía "La rata en el sombrero", con una ilustración de Musk como una rata, con una gorra de Tesla.

Una manifestante dijo a la BBC que salió a protestar porque quiere que la gente "preste atención al hecho de que estamos perdiendo nuestros derechos democráticos".

"Estoy muy preocupada por los recortes que están haciendo en el gobierno federal", aseguró. "Tengo un hijo con discapacidad y quiero asegurarme de que tenga acceso a la seguridad social y a sus derechos educativos".

Legisladores demócratas ofrecieron discursos para criticar el papel que los donantes adinerados han desempeñado en el gobierno Trump, en particular Musk, quien sigue al frente de los recortes del gasto y la plantilla federal.

Manifestación en California.

Pie de foto,"Nosotros, el pueblo. No los millonarios. ¡Manos fuera!", dice una pancarta en la manifestación en California.

Redadas de deportación

En Boston, algunos manifestantes expresaron su rechazo a las redadas contra los migrantes, especialmente contra el arresto y los procesos de deportación de estudiantes universitarios.

La alumna de Derecho Katie Smith declaró a la BBC que salió a protestar por el caso de la estudiante turca Rumeysa Ozturk, quien fue detenida cerca de la Universidad Tufts, en el área de Boston, por agentes estadounidenses enmascarados, en una operación que fue grabada en video.

En la manifestación en el centro de la ciudad de Boston sonaban flautas y tambores de la época de la Guerra de Independencia, un recordatorio del papel crucial que jugó la ciudad en la Revolución estadounidense hace 250 años, reportó la corresponsal de la BBC, Robin Levinson King.

Una manifestante, que prefirió no revelar su nombre por temor a ser blanco de ataques del gobierno, declaró a la BBC que el país se encuentra en una situación "aterradora" en este momento.

"He vivido 82 años en este país y es un lugar hermoso", dijo desde Boston. "Él es el problema", añadió en referencia a Trump.

Manifestaciones en Washington

Manifestaciones en Washington

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,
Los manifestantes protestaron contra los aranceles en Washington. 

Protestas en la puerta 

En el caso de Nueva York, una multitud de manifestantes se congregó en la Quinta Avenida.

"Aquí en Estados Unidos la gente no está conforme con lo que está pasando en Washington", declaró a la BBC Rachael Nevin, una de las manifestantes. "Creo que esto es solo el comienzo y cada vez más gente se unirá a este gran 'no'".

La protesta llegó a las puertas de la casa de Tom Homan, conocido como el "zar de la frontera" del gobierno de Trump, quien declaró a la cadena Fox News que él se encontraba en Washington en el momento de la concentración.

"Pueden protestar contra una casa vacía cuanto quieran", dijo Homan. "Las protestas y las manifestaciones no significan nada".

Rechazo en Florida y Wisconsin

Maxwell Frost, congresista demócrata por el estado de Florida, denunció la "toma multimillonaria" del gobierno estatal.

"Cuando le robas al pueblo, esperas a que el pueblo se levante, en las urnas y en las calles", gritó frente a una multitud de manifestantes.

Los republicanos ganaron el martes unas elecciones especiales al Congreso en Florida, con márgenes más estrechos de lo esperado.

Por su parte, los votantes de Wisconsin eligieron a un juez demócrata para la Corte Suprema estatal, lo cual implicó un rotundo rechazo de casi 10 puntos porcentuales al candidato republicano respaldado por Musk.

En ambos estados, los demócratas buscaron aprovechar la indignación de los votantes contra Trump y Musk.

Protestas en Florida

Una de las protestas tuvo lugar en West Palm Beach, una ciudad de Florida cerca del lugar donde Trump estaba jugando golf este sábado.

Protestas en Florida

Fuente de la imagen,Getty Images

 
Pie de foto,

Fuera de EE.UU.

En Londres, el sábado también, los manifestantes portaban carteles que decían: "¿Qué demonios, América?", "Dejen de lastimar a la gente" y "Es un idiota", en alusión a Trump.

También gritaban "Fuera las manos de Canadá", "Fuera las manos de Groenlandia" y "Fuera las manos de Ucrania", en referencia a los cambios de Trump en la política exterior estadounidense.

Trump ha expresado repetidamente su interés en anexar Canadá y Groenlandia. También tuvo una disputa pública con el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, y ha tenido dificultades para negociar un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia.

Grupos en otras ciudades de Europa se unieron a la convocatoria de los organizadores de la protesta "Manos fuera".

Manifestantes con diferentes y coloridas pancartas de protesta

Fuente de la imagen,REUTERS/Carlos Jasso

 
Pie de foto,En la céntrica Plaza de Trafalgar, en Londres, un grupo de manifestantes mostró pancartas con mensaje como "Manos fuera de nuestra democracia", "Mi voz no es tu elección".

Manifestantes con diferentes y coloridas pancartas de protesta 

Una manifestante vestida como la Estatua de la Libertad

Una manifestante vestida como la Estatua de la Libertad

Fuente de la imagen,Hannah Bayman/BBC

Pie de foto, 
Esta manifestante, en Londres, llevaba una pancarta que dice: "La estatua que toma libertades". 

Una mujer con unos guantes amarillos que dicen: Stop, en medio de un grupo de manifestantes

Una mujer con unos guantes amarillos que dicen: Stop, en medio de un grupo de manifestantes

Fuente de la imagen,ELLEN KALLSCHEUER/EPA


Pie de foto,
En Alemania, hubo una concentración frente a la embajada de EE.UU. en Berlín.

 Los organizadores de la protesta señalaron que era una movilización "en defensa de la democracia". Manifestantes con una bandera de EE.UU. y pancartas que dicen: "No al fascismo, no a la oligarquía, no a Trump/Musk"

Manifestantes con una bandera de EE.UU. y pancartas que dicen: "No al fascismo, no a la oligarquía, no a Trump/Musk"

Fuente de la imagen,REUTERS/Christian Mang


Pie de foto,
En Berlín, manifestantes hicieron un llamado por lo que calificaron como "el fin del caos" en EE.UU. Manifestantes con pancartas, una de ellas dice: "Manos fuera de los tribunales"

Manifestantes con pancartas, una de ellas dice: "Manos fuera de los tribunales"

Fuente de la imagen,Horacio Villalobos/Corbis via Getty Images


Pie de foto,
En Lisboa, Portugal, un grupo de residentes estadounidenses se reunieron en Praça do Comercio con el objetivo de protestar contra los planes políticos de Trump y Musk y "la destrucción de las instituciones democráticas".

sábado, 5 de abril de 2025

_- Tras 9 meses en el espacio, los astronautas de la NASA volvieron a la Tierra

_- Suni Williams y Butch Wilmore volvieron a bordo de una cápsula de SpaceX, luego de una estancia prolongada en la Estación Espacial Internacional causada por problemas con un vehículo de Boeing.

Dos astronautas de la NASA amerizaron el martes en la costa del Golfo en Florida, regresando a la Tierra tras una estancia en la Estación Espacial Internacional que duró unos nueve meses más de lo que habían planeado originalmente.

Tras viajar a la Tierra a velocidades de 27.358 kilómetros por hora, una cápsula Crew Dragon de SpaceX que transportaba a esos dos astronautas, Suni Williams y Butch Wilmore, se posó en las aguas tranquilas y azules de la costa del Golfo al sur de Tallahassee, Florida a las 5:57 p. m. hora del Este.

La cápsula desplegó grandes paracaídas que la depositaron suavemente en el Golfo. Luego de que la cápsula fue subida a un buque de rescate, se abrió la escotilla y se ayudó a los tripulantes a salir de la nave. Minutos antes, una manada de delfines rodeó la cápsula, añadiendo un toque de humor a una saga que llamó la atención nacional desde el verano pasado.

El regreso de Williams y Wilmore tras 286 días en el espacio puso fin a un viaje que comenzó en junio y que se suponía que iba a durar tan solo ocho días. En lugar de eso, la misión se alargó durante semanas, y luego meses, mientras los ingenieros resolvían los problemas de la nave espacial de los astronautas, un Boeing Starliner que iba a proporcionar a la NASA otra opción, además de SpaceX, para trasladar a los astronautas.

Mientras Williams y Wilmore permanecían en órbita, el público temía que estuvieran en peligro y se preguntaba por qué la NASA no los había traído a la Tierra.

Más recientemente, a finales de enero, la historia se convirtió en un asunto político cuando el presidente Donald Trump dijo que su predecesor, el presidente Joe Biden, había abandonado cruelmente a Williams y Wilmore en el espacio.

A principios de este mes, Elon Musk, el fundador de SpaceX, que se ha convertido en un influyente asesor de Trump, dijo en la red social X que se había ofrecido a traer de vuelta a los dos astronautas hacía seis meses, en otoño, pero fue rechazado por el gobierno de Biden por razones políticas. No ha dado detalles de con quién habló, pero dijo que su contacto “no fue la NASA”.

Musk no respondió a un correo electrónico solicitando detalles sobre su ofrecimiento.

Bill Nelson, que fue administrador de la NASA durante el gobierno de Biden, dijo el lunes que nunca había discutido una misión de rescate con Musk o SpaceX para traer a casa a Williams y Wilmore de la estación espacial.

Tampoco hubo nadie de la Casa Blanca que influyera en la decisión de la agencia de prolongar su estancia en órbita después de que surgieran problemas con el Starliner, dijo Nelson en una entrevista.

Funcionarios de la NASA han mantenido firmemente que tomaron la decisión de mantener a Williams y Wilmore en la estación espacial como parte de la tripulación, ya que tenía más sentido con la menor interrupción de las operaciones de la estación espacial.

“No hubo ningún contacto con la NASA, no hubo ninguna consideración política desde el punto de vista de la NASA”, dijo Nelson.

En agosto, los responsables de la NASA decidieron que la nave Starliner que había puesto en órbita a Williams y Wilmore regresaría a la Tierra sin tripulantes. Entonces tomaron decisiones para que Williams y Wilmore se unieran a la tripulación de la estación espacial y regresaran a la Tierra en una nave de SpaceX.

Esa nave, parte de una misión conocida como Crew-9, fue lanzada a la estación espacial en septiembre y transportaba a otros dos astronautas —Nick Hague de la NASA y Aleksandr Gorbunov de la agencia espacial rusa— que también regresaron a la Tierra el martes.

Aproximadamente media hora después del regreso de los astronautas, la Casa Blanca publicó en las redes sociales un mensaje que decía: “PROMESA HECHA, PROMESA CUMPLIDA: El presidente Trump se comprometió a rescatar a los astronautas varados en el espacio durante nueve meses”. Sin embargo, el plan de la NASA desde agosto era que los astronautas regresaran en la misión Crew-9 en torno a esa fecha.

Una estancia de nueve meses en la estación espacial no es un tiempo inusualmente largo, y los propios astronautas rebatieron la idea de que habían sido olvidados.

“Es trabajo. Es divertido. A veces ha sido duro, sin duda”, dijo Wilmore en una entrevista con Michael Barbaro, presentador de The Daily. “¿Pero ‘varado’? No. ¿Atascado? No. ¿Abandonado? No”.

Esto es lo que hay que saber sobre el vuelo:

Recuperación: 
Una nave operada por SpaceX arrastró el vehículo hasta su cubierta, y los tripulantes les ayudaron a desembarcar de la nave espacial. Los astronautas fueron trasladados en lo que parecía una tumbona con ruedas, una precaución de seguridad estándar mientras se reajustan a la gravedad.

Regreso:
Tras las revisiones médicas, los astronautas serán trasladados a Houston, sede del Centro Espacial Johnson, la instalación de la NASA que coordina las actividades de vuelos espaciales tripulados. Antes de reunirse plenamente con sus familias, la tripulación pasará algún tiempo en las dependencias para astronautas del centro espacial mientras los médicos de la NASA les dicen que pueden regresar a sus casas.

Información actualizada:
La NASA ofreció una conferencia de prensa que se retransmitió en directo a través de su página web.

Kenneth Chang, periodista científico del Times, cubre la NASA y el sistema solar, así como la investigación más cercana a la Tierra.

viernes, 4 de abril de 2025

Qué le hace la ira a tu cuerpo, cómo gestionarla y qué podemos aprender de ella

Mujer gritando durante un episodio de ira

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,El enfado explosivo puede ser dañino para la salud. Pero la ira también puede protegernos y darnos ímpetu para la acción.

"El ser humano es una casa de huéspedes.

Cada día una nueva visita, una alegría, una tristeza,

una decepción…"

En su célebre poema "La casa de huéspedes", el escritor persa Rumi, del siglo XIII, recuerda nuestra diaria convivencia con visitantes inesperadas, las emociones.

Algunas pueden ser intensas e incómodas, pero también aliadas que nos revelan información invaluable.

Es el caso de la ira, que puede "secuestrarnos" y ser incluso dañina para la salud, pero también darnos claridad y motivar un cambio positivo.

En BBC Mundo hablamos con dos expertas sobre esta emoción y cómo gestionarla.

La neurocientífica española Nazareth Castellanos es investigadora del Laboratorio Nirakara-Lab, cátedra extraordinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Y Dolores Mercado es profesora del posgrado y la licenciatura de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Mexico, UNAM.

¿Qué sucede en nuestro organismo cuando se desata la ira? ¿Qué herramientas podemos utilizar para responder ante ella de forma saludable? ¿Y cómo ayudar a los niños a expresarla?

Qué sucede en el cerebro
Cuando se genera un conflicto, uno de los parámetros que nos habla de nuestra inteligencia emocional y de nuestro estado interior en ese momento es la velocidad de reacción, señala Nazareth Castellanos.

"Se dice que hay veces que el cerebro responde y hay veces que el cerebro reacciona. Lo ideal es que el cerebro responda, pero normalmente reacciona, es decir, responde muy rápido", explica.

"Imagínate que llega alguien y te dice algo que es aversivo. Esa información cuando entra al cerebro sigue su recorrido normal y al pasar por la amígdala, que es la zona más importante para las emociones más aversivas como la ira, la amígdala tiene que interpretar junto al hipocampo y la corteza frontal, esos tres, cuánto de desagradable ha sido esa reacción".

Ilustración que muestra la amígdala en el cerebro. 
La amígdala (en rojo en la imagen) "es la zona del cerebro más importante para las emociones más aversivas como la ira". 

Ilustración que muestra la amígdala en el cerebro

Fuente de la imagen,Science Photo Library

Pie de foto,La amígdala (en rojo en la imagen) "es la zona del cerebro más importante para las emociones más aversivas como la ira".

Cuando ya estamos estresados las neuronas en la amígdala tienen mucha actividad y reaccionamos más rápido ante cualquier estímulo, explica la experta, que nos propone considerar tres situaciones.

En la primera "llega fulanito y me dice algo desagradable. Y entonces el hipocampo y la corteza frontal, entre ambos, moderan a la amígdala. Imagínate el papel de un mediador. Es el escenario un poco idílico y no siempre útil".

En el segundo escenario alguien nos dice algo y nos enfadamos.

"La amígdala aumenta su actividad. Y empiezo a respirar de una forma más rápida, la tensión aumenta, mi corazón late más rápido y mi musculatura lo evidencia. Es lo que debe ser normal. Llega alguien que me dice algo negativo y respondo al enfado ahora".

Cuando ya estamos estresados, las neuronas en la amígdala tienen mucha actividad y reaccionamos más rápido ante cualquier estímulo.

En el tercer escenario ya estamos muy estresados o muy enfadados con fulanito.

"Y llega y me dice algo negativo. Mi amígdala ya está pa, pa, pa, pa, y le envia la información a la corteza frontal, pero sesgada. Se convierte todo en amígdala".

La reacción, en este caso, es exagerada.

"Entonces ahí puedo decir cosas de las que me arrepiento, hay gente a la que le puede dar un infarto. Es el circuito amígdala, hipocampo, corteza frontal. Pero en este caso, el que más voto, el que más peso tiene es la amígdala".

El corazón y el sistema digestivo
Un estudio de 2024, liderado por el profesor de Medicina de la Universidad de Columbia Daichi Shimbo, constató que un ataque de ira de ocho minutos altera la capacidad de los vasos sanguíneos para dilatarse, aumentando el riesgo de daño vascular a largo plazo.

El cambio más inmediato que notamos en un episodio de ira es en el sistema cardiorrespiratorio, ya que aumentan la presión sanguínea, la frecuencia del pulso cardíaco y la frecuencia respiratoria.

Los cambios a nivel digestivo, en cambio, suelen ser más lentos.

"El intestino tiene toda una red de neuronas que se llama el sistema entérico. Entonces el sistema entérico hace que se contraiga el estómago, que se inflame", explica Castellanos.

"Cuanto más arriba en el cuerpo, las cosas son más rápidas. El estómago y el intestino son lentos. Puede que tuve un enfado y ya me he calmado, y al cabo de un rato tengo la tripa hinchada, inflamada, noto ardor, un montón de jugos y tengo mucho malestar tanto estomacal como intestinal".

El intestino tiene toda una red de neuronas que se llama el sistema entérico. En un episodio de ira, "el sistema entérico hace que se contraiga el estómago, que se inflame".

La ira, motor de cambio
"Todas la emociones tienen una función, como dice el poema muy bello de Rumi 'La casa de huéspedes'", señala Castellanos.

"A veces hay que dar un puñetazo a la mesa, no quedarnos en plan está todo bien".

"Hay un libro que me gusta mucho que es 'El optimismo inteligente'. Si fulanito me dice tal cosa y yo intento poner (cara buena), a lo mejor no estoy reaccionando a lo que debiera reaccionar. Hay que tener mucho cuidado", indica.

Dolores Mercado nos recuerda que "la ira es la respuesta emocional que se produce ante una agresión, una injusticia o el obstáculo para lograr los propios objetivos".

"Al igual que todas las emociones tiene una función adaptativa (desde luego protectora) y entre sus funciones están: restaurar la justicia y eliminar los obstáculos al logro de los propios objetivos. Comunicar que se está enojado".

Pero cuando la intensidad es muy alta o su duración es muy grande (es tan frecuente que casi se vuelve habitual), la ira daña fisiológicamente a las personas, su bienestar subjetivo y sus relaciones sociales, agrega la experta de la UNAM.

"También cuando la respuesta no corresponde a la situación ambiental o al estímulo interno, se dice que es una ira irracional. Ésta no es adaptativa".

"Si las mujeres en Londres en los años 1900 no se cabrean, no votamos". Cuando las emociones surgen como reacción a una situación que consideramos injusta, el enfado nos genera una necesidad de acción.

"San Agustín tiene una frase muy bella que dice 'la esperanza tiene dos preciosos hijos: el enfado cuando nos damos cuenta de cómo son las cosas y el valor para cambiarlas'", afirma Castellanos.

El problema es que muchas veces no sabemos vehicular el enfado para llevarlo a una resolución de ese conflicto, agrega.

"En España, por ejemplo, muchas veces decimos que nos enfadamos mucho y no hacemos las cosas. El otro día estaba en el metro,y no funcionaba la máquina para meter la tarjeta", relata.

"Y todo el mundo decía, 'ostia, ostia', pero nadie fue a poner una queja".

"Entonces te has llevado un disgusto inmenso, pero no has cambiado nada".

Castellanos señala que la ira agudiza los recursos neuronales, amplifica la percepción.

"Hay que agradecer sus funciones, muchas de las cosas en que hemos avanzado como seres humanos ha sido gracias a la ira de unos pocos. Si las mujeres en Londres en el mil novecientos no se cabrean, no votamos".

Herramientas para gestionar la ira

1- PERMITIR, OBSERVAR E INVESTIGAR

La psicóloga estadounidense Tara Brach enseña una herramienta para las emociones llamada RAIN (lluvia en inglés). RAIN es el acrónimo de cuatro palabras Recognize (reconocer), Allow (permitir), Investigate (investigar), Nurture (alimentar y cuidar la parte de nuestro interior de donde parte esa emoción).

Al investigar la ira podemos preguntarnos: ¿qué es lo que me ha enfadado?, ¿qué quiero cambiar?, ¿es justo que lo cambie?

"A lo mejor yo estoy interpretando mal, porque siempre hay que tener esa autocrítica también. Y con esa mirada humilde, pero práctica. A lo mejor estoy amplificando porque estoy muy nerviosa", afirma Castellanos.

"Para mí, uno de los ejercicios más importantes de la salud mental es poder discernir entre una emoción y otra. Primero contigo, pero de forma muy honesta. Pues cuando la amígdala tiene mucha actividad perdemos honestidad. Me autodefiendo, echo la culpa al otro, porque la amígdala es muy protectora del yo, de la imagen. Se dice siempre que a la amígdala le gusta tener razón. Entonces, claro, hay que bajarla un poco para que tengamos la claridad suficiente".

Mujer reflexionando sentada en un sillónFuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,Al investigar la ira podemos preguntarnos: ¿qué es lo que me ha enfadado?, ¿qué quiero cambiar?, ¿estoy amplificando la situación por mi estado nervioso?

2- LA IMPORTANCIA DE LA EXHALACIÓN

Nazareth Castellanos comparte otra herramienta sobre la cual ella y sus colegas realizaron un nuevo estudio, en proceso de publicación en la revista Biological Psychology.

"Cuando estamos muy ansiosos y enfadados el patrón respiratorio se altera. La amígdala hace una cosa que se llama la apnea provocada por la amígdala. Normalmente después de la exhalación hacemos una pequeña apnea, son tiempitos sin respirar. Inhalo, exhalo, una pequeñita parada y vuelvo a inspirar".

"Cuando estoy muy enfadada cambia mucho la respiración. Entonces esa apnea después de la exhalación se altera y eso hace a su vez que mi cerebro se estrese más. Es decir, la amígdala utiliza el cuerpo para propagar su estrés. Por tanto, si yo recurro al cuerpo, puedo acceder a la amígdala".

Si en esos momentos de mucho enfado intentamos pensar "no tenemos control frontal", estaremos llamando a una puerta que será difícil de abrir. Pero la amígdala recibe información no consciente del cuerpo.

Lo que debemos hacer entonces "es intentar ralentizar la respiración, de forma que la exhalación sea más larga que la inhalación". Podemos, por ejemplo, inhalar contando tres y exhalar en seis.

"Hemos visto que esa parte de la exhalación es la que más trabaja sobre esas redes cerebrales que controlan a la amígdala".

La experta señala que basta hacer el ejercicio pocos minutos para comenzar a sentir el efecto. Aunque advierte que llegarán las interferencias.

"Hay que entrenarse y volver a la respiración y si viene un pensamiento dejarlo que pase, porque cuanto más le cierres la puerta más fuerte golpea. Déjalo que entre, pero te pones en esa posición de observarlo".

Ralentizar la respiración y hacer que las exhalaciones sean más largas que las inhalaciones "trabaja sobre las redes neuronales que controlan a la amígdala".

3- EL PODER DEL MANTRA

Otra herramienta compartida por Castellanos proviene de un estudio de la Universidad de Tel Aviv llamado "El efecto mantra".

"Es un artículo que a mí personalmente me ha ayudado", expone.

"Ellos escogieron un grupo de personas y le dijeron, si estás enfadado tienes que repetir durante un tiempo una palabra. Pero tiene que ser una palabra que no tenga ninguna connotación espiritual, ni religiosa, ni emocional, ni Jesucristo, ni Buda, ni amor, nada. Una palabra neutra, mesa, vaso. A nadie le emociona un vaso".

La idea es entonces repetir esa palabra, vaso, vaso, pero en silencio. Los investigadores observaron que repetir ese mantra bajaba la actividad de la amígdala.

Repetir una palabra neutra calma a la amígdala, según el estudio "El efecto mantra". "Gran parte de las interferencias de la amígdala en el enfado son verbales, 'pero si me ha dicho que no', 'pero si yo fui', la amígdala es muy de palabra, es una cotorra enfadada, bla, bla, bla.

"Y entonces si le das palabras, pero no información, la amígdala se calla. Ella necesita lenguaje, pero el pensamiento no es alrededor de lo sinvergüenza que es este tío y tal. Dale lenguaje, pero no le des información".

Ayudar a los niños
En muchos casos los niños son alentados a no expresar la ira.

"Tenemos como miedo a la emoción negativa. Tu hijo tiene que tener rabietas y tienes que saber que para ti va a ser muy desagradable", señala Castellanos.

"El niño que se salte las rabietas es el que preocupa. Otra cosa es que aquello se dispare o sea desproporcionado. Cuando hablamos de emociones, yo creo que la palabra más importante es equilibrio, no ausencia.

"La rabieta cumple una función en el cerebro de un niño que está creciendo. Es un mecanismo por el cual el cerebro genera esas conexiones que van de la amígdala a las partes frontales. Son como pruebas de sonido".

"La rabieta es un mecanismo por el cual el cerebro genera esas conexiones que van de la amígdala a las partes frontales". ¿Cómo pueden los padres ayudar a los niños en ese proceso?

"Yo lo que hago mucho con mi hija es respirar. Tienes que dejarle que se exprese. Que ella sienta que está contenida, que hay alguien ahí que controla, que hay límites con firmeza, límites amorosos. Para mí lo que resulta difícil es no contagiarme de su rabieta, no ponerme yo nerviosa también, porque con el cuerpo de nuestros hijos tenemos una gran sincronización. Ella tiene una rabieta y la tengo yo dentro", admite.

"Entonces muchas veces respiro. O recurro a lo que te decía del efecto mantra. Mientras está ahí, montando un circo tremendo, repetirse una palabra".

Dolores Mercado señala que hay que enseñar a los niños que es normal enojarse y que hay que reconocer cuando se está enojado.

"Hay que darles espacio para que se enojen y expresen su enojo, hay que ayudarlos a analizar la situación que les provocó el enojo, la reacción que ellos tuvieron, las consecuencias de esta reacción y si ellos creen que hubo un buen manejo de la situación.

"Una estrategia consiste en enseñar a no expresar la ira impulsivamente, pensar en la situación y entonces responder. Otra es preguntarse ¿qué es lo que quiero? Y ¿cómo lo puedo lograr?, enseñarles que se logra más intentando soluciones pacíficas que impulsivas y agresivas".

Gestionar la ira, pero no reprimirla
"Un primer problema con la ira reprimida es que no se soluciona el problema que la generó", explica Mercado.

"Una consideración importante es la modalidad de expresión de la ira. En la modalidad explosiva se entra en un circuito de retroalimentación que estimula nuevamente la ira...Cuando se aprende a regular la ira se puede expresar para lograr los cambios en la situación que la provocó, con menor daño personal y social. Se expresa la ira y se solucionan los problemas".

En su libro "Cuando el cuerpo dice NO", el psiquiatra canadiense Gabor Mate explica por qué reprimir la ira y no marcar límites siendo auténticos y respetando nuestros sentimientos conduce a dolencias. Si nosotros no decimos NO, el cuerpo lo hace por nosotros a través de la enfermedad.

"Cualquier emoción que sea reprimida va a salir por otro lado y normalmente se va a somatizar", señala Castellanos.

Mujer con rostro triste. Su marido se ve a la distancia.

En su libro "Cuando el cuerpo dice NO", el psiquiatra canadiense Gabor Mate explica por qué cuando no logramos decir NO respetando nuestros sentimientos, el cuerpo dice NO por nosotros a través de la enfermedad. "Entonces, así como cuando estás mal físicamente eso te va a generar un estado psicológico, el estado psicológico te genera lo otro, va en dos direcciones", añade.

"Tenemos que comprender que son dos caras de la misma moneda y que cuidar la salud mental es cuidar la salud física y cuidar la salud física es cuidar la salud mental".

Castellanos señala que es importante recordar esa conexión especialmente en situaciones adversas en la vida, en las que sabemos que nuestro cuerpo y salud mental van a sufrir.

"Entonces dices, ¿pues cómo me preparo?

"Hemos hecho un estudio muy bonito en el que hemos visto que cuando estamos mal en cuestiones de salud mental, el cerebro escucha más al cuerpo. Por tanto, si tomas una mala dieta y tienes una alteración de la salud mental te va a afectar más, la comida basura te la puedes permitir cuando estés bien de vez en cuando, pero si estás mal te va a sentar peor", indica.

"Dices, 'estoy atravesando una situación porque me han despedido, porque me he separado, porque ha habido un duelo, esto me va a afectar', estoy un poco más obligada a cuidar mi cuerpo.

"Heidegger tiene un concepto muy bonito del 'dasein', que es el ser, dice que es intrínseco del ser cuidarse. El que no se cuide está traicionando a su ser".

Mujer con los ojos cerrados en un momento de introspección.

"Siempre es importante escuchar a nuestras emociones", afirma Dolores Mercado. Expresar la ira, observarla, investigarla y no reprimirla.

El maestro budista Thich Nhat Hahn afirmó que debemos atender a nuestras emociones como una madre atiende amorosamente a su bebé que llora.

"Siempre es importante escuchar a nuestras emociones", afirma Mercado.

"La ira es un sistema de lectura de la realidad y un medio de comunicación de la emoción de las otras personas y hacia ellas. Requiere del análisis de la situación (reflexión) para obtener la mayor ganancia de ella".

Como señala el poema de Rumi sobre las emociones, no hay que cerrar la puerta cuando llegan los huéspedes inesperados.

"Sé agradecido con quien quiera que venga,

porque cada uno ha sido enviado

como una guía del más allá".


jueves, 3 de abril de 2025

ERES: sin orden no hay conocimiento.

Griñán y Chaves durante el juicio de los ERE
Con los jueces que tenemos puede pasar cualquier cosa. En todo caso, no creo que los Magistrados puedan esperar otra cosa que no sea el rechazo de plano por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Si después de hacer exhibición de ignorancia en España, quieren hacerlo en Europa, están su derecho a hacerlo.

Este artículo va dirigido a los Magistrados de la Audiencia Provincial de Sevilla que dictaron la sentencia sobre la “pieza política” de los ERES, a los Magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que la ratificaron, aunque con dos votos particulares, y a los cinco Magistrados de la Audiencia Provincial de Sevilla que se resisten a aplicar la sentencia del Tribunal Constitucional anulatoria parcialmente de la sentencia de ambos órganos judiciales.

Pocas cosas hay tan peligrosas como que ocupen puestos de máxima responsabilidad en el poder judicial personas “que no saben, pero que creen que sí saben”. Las consecuencias de esa ignorancia pueden llegar a ser dramáticas.

Esto es, exactamente, lo que ha ocurrido en el caso de los ERES de Andalucía en lo relativo a la “pieza política” de los mismos, es decir, a aquella en la que se enjuiciaba a los expresidentes, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, así como a varios de los miembros de los Consejos de Gobierno por ellos presididos. La exhibición de ignorancia de todos los Magistrados, incluso de las dos Magistradas que firmaron un voto particular respecto del delito de malversación, es escalofriante.

“Sin orden no hay conocimiento”. Fue la primera enseñanza que me transmitió el Profesor Lojendio cuando iniciaba la elaboración de mi tesis doctoral sobre la “Reserva de Ley”. Cuando le presenté lo que yo pensaba que podría ser el primer capítulo de mi tesis, me lo arrojó en la mesa en la que trabajaba y por delante de la cual tenía que pasar cuando iba a dar clase. No se atreva a volver a presentarme algo parecido. El orden es necesario en la fase de investigación y en la fase de exposición. No hay nada más patético que un profesor desordenado.

Lo que vale para los profesores vale todavía más para los jueces y magistrados que integran el Poder Judicial. Los jueces y magistrados son portadores del poder del Estado a título individual. Incluso cuando actúan formando parte de un órgano colegiado. Un profesor desordenado puede ser una catástrofe para sus alumnos. El ejercicio desviado de la “libertad de cátedra” puede tener consecuencias nefastas. Pero su alcance es siempre limitado. El ejercicio desviado de la potestad jurisdiccional puede llegar a provocar un conflicto constitucional.

Exactamente eso es lo que ha ocurrido con la instrucción y el enjuiciamiento de la “pieza política” de los ERES. El desorden que ha presidido la instrucción y las sentencias sobre dicha pieza política resulta literalmente inimaginable en nadie que ocupe un lugar tan destacado en la arquitectura del Poder Judicial.

El constituyente de 1978 dejó meridianamente claro como opera “la división de poderes” en un caso como el de los ERES. Lo hace, además, de manera escalonada, resultando, en consecuencia, discernible a primera vista cómo y en qué momento tiene que actuar cada uno de ellos.

Establece, en primer lugar, una “reserva de ley absoluta” a favor de las Cortes Generales (o del Parlamento de las Comunidades Autónomas) para, a través de la Ley de Presupuestos, determinar las partidas necesarias para la financiación de los ERES.

En segundo lugar, atribuye al Gobierno la función de “dirección Política”, para lo que le otorga la iniciativa legislativa en general de manera exclusiva, pero no excluyente. La iniciativa legislativa es la facultad a través de la cual el Gobierno identifica los problemas con los que la sociedad tiene que enfrentarse y remite al Congreso de los Diputados los proyectos de ley que estime pertinentes para hacer frente a dichos problemas.

A continuación, y ahora no solamente de manera exclusiva, sino también excluyente, atribuye al Gobierno la facultad, que es al mismo tiempo obligación, de enviar en fecha fijada en la propia Constitución el Proyecto de Ley de Presupuestos.

La elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos es el máximo acto de “dirección política” del Gobierno. No hay ningún otro comparable. De ahí que nadie pueda hacerle competencia. Justamente porque se trata del “máximo acto de dirección política”, no cabe siquiera la posibilidad de que ni el Presidente del Gobierno o de una Comunidad Autónoma, ni los ministros o consejeros, puedan cometer el delito de “prevaricación administrativa”. El acto administrativo presupuestario no existe y, en consecuencia, falta el presupuesto de hecho para el delito de prevaricación administrativa en el proceso de elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos.

Ninguna democracia parlamentaria podría operar si se pudiera perseguir penalmente al Presidente del Gobierno o de la Comunidad Autónoma o a sus Ministros o Consejeros por su participación en el proceso de elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos. O de cualquier otro Proyecto de Ley. En la iniciativa legislativa no tiene cabida el delito de prevaricación administrativa.

En la fase ascendente del proceso de formación de la voluntad general del Estado no se puede cometer ningún delito. De producirse alguna irregularidad en dicho proceso, podría plantearse un recurso de inconstitucionalidad contra la ley una vez aprobada. Pero nada más. Estamos en el dominio legislativo y sobre el mismo únicamente puede pronunciarse el Tribunal Constitucional. Dado el tiempo transcurrido, ya no se podría interponer un recurso de inconstitucionalidad contra las Leyes de Presupuesto de la Comunidad Autónoma de Andalucía que contenían las partidas con las que se financiaron los ERES.

Esto es lo que ha dicho la Sentencia del Tribunal Constitucional al anular las sentencias dictadas por la Sala de la Audiencia Provincial de Sevilla y por el Tribunal Supremo. El Tribunal Constitucional ha ordenado lo que ambos órganos judiciales habían desordenado. Y ha dado indicaciones a la Sala de la Audiencia Provincial de Sevilla para que dicte una sentencia sin vulneración de los derechos fundamentales de los condenados.

El lector está al tanto de la rebelión de los cinco Magistrados que componen la Sala que tiene que ejecutar la sentencia del Tribunal Constitucional. Sigo teniendo la impresión de que los Magistrados de la Audiencia Provincial de Sevilla no tienen interés en presentar una cuestión prejudicial contra una sentencia en un recurso de amparo por derechos fundamentales, que afectan no solamente a los reconocidos en la Constitución, sino también a los reconocidos en el Convenio Europeo de Roma de 1950.

Pero con los jueces que tenemos puede pasar cualquier cosa. En todo caso, no creo que los Magistrados puedan esperar otra cosa que no sea el rechazo de plano por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Si después de hacer exhibición de ignorancia en España, quieren hacerlo en Europa, están su derecho a hacerlo.

Es verdad que, en la fase descendente, es decir, en la ejecución de los Presupuestos, se pueden cometer desviaciones que puedan llegar a ser constitutivas de delito. Pero esas desviaciones no afectan a los expresidentes ni a la inmensa mayoría de los Consejeros y, además, la presunción de inocencia tendrá que ser destruida mediante la prueba pertinente. De haber estado los jueces en perseguir la corrupción, habrían tenido que empezar por aquí. Ellos sabrán por qué no lo han hecho.