Cuando yo era joven e ingenuo, creía que la gente importante tomaba decisiones basadas en la deliberación concienzuda de las diferentes opciones. Ahora sé más y mejor. La mayor parte de la gente que consideramos seria se basa en prejuicios, no en análisis. Y estos prejuicios están sujetos a modas y costumbres. Que me traen al tema de la columna de hoy. Durante los últimos meses pasados, otros y yo hemos visto, con asombro y horror, la aparición de un consenso en los círculos políticos a favor de la austeridad fiscal inmediata. Es decir de alguna manera esto se ha convertido en una creencia generalizada de “sentido común” ahora es el momento para cortar gastos, a pesar de que las economías principales del mundo permanecen profundamente deprimidas. Esta creencia generalizada no está basada en pruebas ni en análisis cuidadosos. Descansa en lo que nosotros podríamos llamar caritativamente pura especulación, y menos amablemente llamarle inventos de la imaginación de la élite política...
...la próxima vez que usted oiga a “la gente seria” que aparece y explica la necesidad de la austeridad fiscal, trate de analizar su argumento. Casi con seguridad, usted descubrirá que lo que suena a realismo frío realmente descansa en una fundamentación de fantasía, en la creencia que unos vigilantes invisibles nos castigarán si somos malos y el hada madrina de la confianza nos recompensará si nos portamos bien. Y la verdadera política mundial — la política que quemará las vidas de millones de familias trabajadoras — está siendo construida sobre esa base.
(NYT, 1 de julio, Myths of Austerity)
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