sábado, 17 de julio de 2010

¿Quiénes son los cerdos, PIGS?

Este artículo analiza las características políticas, económicas y sociales de los países llamados PIG (cerdos) por la literatura económica anglosajona, mostrando que todos ellos tienen una estructura de clase social muy polarizada, con gran dominio de sus estados por parte de sus clases más adineradas, lo cual explica la gran pobreza de gasto público (incluyendo gasto público social) en tales países. El artículo señala también que la causa de su gran recesión es un sistema que beneficia a las clases más pudientes (que pagan pocos impuestos) y a los bancos, estos últimos, beneficiados por la necesidad de endeudamiento.
Existe una percepción generalizada en el Establishment Europeo (es decir, en las élites políticas, financieras y mediáticas que configuran la sabiduría convencional en la Unión Europea) de que la crisis del euro (y, por lo tanto, de la UE) fue causada por la falta de disciplina presupuestaria de los países del sur de Europa (Grecia, España y Portugal), países llamados (junto con Irlanda), en tono insultante, los PIGS (que en inglés quiere decir cerdos), pues su comportamiento supuestamente irresponsable ha llevado a la UE a la crisis.
Una característica de estos países es el haber estado gobernados por las derechas en la mayoría de la segunda parte del siglo XX. En realidad, son los países de Europa donde las fuerzas conservadoras han tenido mayor poder, controlando sus estados, bien a través de dictaduras totalitarias de carácter fascista o fascistoide, bien a través de gobiernos democráticos basados, frecuentemente, en sistemas electorales que discriminan a las izquierdas, favoreciendo a las derechas. El bipartidismo existente en la práctica en España es el caso más extremo y claro, habiendo sido tales sistemas diseñados (con la excepción de Portugal) para disminuir la influencia de las izquierdas más radicales. Esta fortaleza de las derechas fue acompañada con la debilidad de las izquierdas que, en todos estos países, están divididas en distintas sensibilidades, de las cuales las más importantes están arraigadas en las tradiciones socialistas y comunistas. Estas divisiones aparecen tanto en la esfera política como en la sindical.
Consecuencia de este contexto político, existe una acentuada polarización por clase social, siendo estos países los que tienen mayores desigualdades entre sus clases sociales (tanto en su renta como en su propiedad). De ahí que, aun cuando estos países sean los países menos ricos de la UE-15 (su PIB per cápita está por debajo del promedio de la UE-15, el grupo de países más desarrollados económicamente de la UE) existen entre las clases más pudientes algunas de las fortunas más elevadas en la UE-15. Y debido a la enorme distancia existente entre el nivel de riqueza de tales fortunas y la mayoría de la población (cuyo nivel de vida es muy bajo comparado con el promedio de la UE-15, como demuestra el hecho de que en España el 62% de la fuerza laboral ingrese menos de 1.200 euros brutos al mes), la capacidad adquisitiva de la población rica es enorme, mucho más acentuada que en el resto de la UE-15. Los ricos en aquellos países son y se sienten más ricos que (en términos absolutos y en términos proporcionales) en los otros países de la UE-15...
Consecuencia de la falta de recursos al estado -para poder ofrecer sus servicios públicos- se ha endeudado, lo cual benefició (además de a los ricos que no pagaban al estado lo que debían) a los bancos, que conseguían notables beneficios de los elevados intereses de los bonos públicos (que los estados emitían para cubrir su deuda). Como dijo un dirigente de uno de estos bancos, el Deutsche Bank, tal situación “nos beneficiaba a nosotros y a los ricos de aquellos países”. Parecía como una complicidad entre los bancos y los ricos. Y los bancos alemanes y franceses, además de comprar deuda, prestaron mucho dinero a los bancos de los PIGS para sus especulaciones inmobiliarias, que fueron favorecidas por sus Bancos Centrales (dirigido en España por un ultraliberal, el Sr. Fernández Ordóñez, que es rico a base de apoyar a la banca y ahora predica austeridad a todos los demás).
Lo que debiera hacerse es revertir todas las políticas fiscales regresivas, haciendo que las rentas superiores y del capital financiero y empresarial pagaran al estado lo que hacen sus homólogos en la UE-15. Si así fueran, el estado español conseguiría 66.000 millones de euros con los cuales el estado podría alcanzar el nivel de servicios públicos que la población se merece (ver mi artículo “¿Estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades”. Publicado en SISTEMA, 25.06.10).

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