El ex periodista y editor de Los Angeles Times Robert Scheer publicó su último libro, The Great American Stickup (El Gran Robo Americano), en el cual se señala a los demócratas de Bill Clinton como los grandes responsables por la crisis económica que sacude a Estados Unidos. Sin embargo, lejos de eximir al presidente de toda culpa, el periodista no duda en calificar el manejo de Barack Obama de la crisis como desastroso, y se arrepiente de haber escrito columnas en su favor. En su libro, deja en evidencia a un presidente que incumplió promesas con respecto a la desregulación económica
–Reagan no fue capaz de revertir las regulaciones del New Deal que Roosevelt diseñó para evitar que caigamos en otra depresión. Pero cuando Clinton entró en funciones, trajo a uno de los peces gordos de Wall Street, Robert Rubin, y para tener a Wall Street de su lado, fueron a por lo que denominaban la onerosa regulación financiera. Y Clinton se dedicó a ello y trajo a Lawrence Summers como secretario del Tesoro, uno de los asesores económicos más importantes. Luego Clinton hizo algo clave que fue lo que más influyó en la crisis que estamos viviendo y fue dar de baja el acta de la Modernización de Commodities Futuros. Esto es la fuente de nuestros problemas en lo que hace a la crisis de las hipotecas, ya que de ahí vinieron las inversiones tóxicas conocidas como derivados. Y como resultado tuvimos esta ola de préstamos para hipotecas irresponsable. Los bancos ya no se preocupaban como en los viejos tiempos por saber si se podrían hacer las devoluciones, porque no iban a mantener esa hipoteca por 30 años como antes. Lo iban a terminar vendiendo, y esa corrida del mercado yo la llamo la burbuja Clinton, y es lo que persiste hasta nuestros días. Creo que su administración tiene la mayor responsabilidad y por eso hay una amenaza de estancamiento para esta década al estilo de Japón. En vez de darle dinero a Wall Street, que es lo que Obama hace, se debería haber dado una moratoria para que la gente pueda quedarse en sus casas y no abandonarlas por las hipotecas que no pueden pagar, ya que las hipotecas ahora valen más que las propias casas, por eso se ven obligados a dejar de pagar e irse. Por eso tampoco hay demanda. Y esto no sólo afecta a la gente en problemas con su propia casa, lo cual es una historia trágica ya de por sí. Sino incluso, si alguien realizó todos los pagos correspondientes, si se ejecutan una casa o dos en ese barrio, eso arrastra a todos. Lo triste de Obama es que yo lo apoyaba, escribí muchas columnas definiéndolo como la gran esperanza, pero resultó ser una gran decepción. En mi libro publico un discurso que Obama dio en 2008, cuando era candidato. Allí dijo que la crisis económica se debía a la desregulación financiera que hubo en gestiones anteriores. Y luego, misteriosamente –o no tanto, teniendo en cuenta que Wall Street se convirtió en su principal contribuyente de campaña– acudió a quienes hicieron esto y les dijo: “Bueno, muchachos, arreglen esto”. Y no lo han hecho. Sólo se han ocupado de atender las necesidades de Wall Street.
–Usted dijo que Obama debería haber otorgado una moratoria para todas las bancarrotas y no lo hizo. ¿Qué debería hacer ahora?
–Debería impulsar a las cortes de bancarrota que tienen el poder para forzar a los bancos a que reajusten estas hipotecas. Moratorias de dos o tres años. Eso se debería hacer cuando se atraviesa una crisis como ésta. Obama podría impulsar una regulación y legislar para que las cortes de bancarrota no dejen esto al libre arbitrio. Recuerden que el Congreso cambió las leyes para afectar a los consumidores, y para hacerles más difícil declararse en bancarrota. Hay un enorme dolor en todo el país porque los ahorros de toda la vida de la gente, su sentido de valor y su sueño estaban atados a sus familias. Cuando se pierde esa casa se pierden el orgullo, la jubilación y mandar a tus hijos a la escuela. Los sueños de los norteamericanos están atados a esas casas.
–¿Cómo ayudar a los que no tienen hogar?
–Una de mis frustraciones con respecto a los demócratas que apoyaron esta desregulación es que dijeron que así ayudarían a las minorías a conseguir hogar. Seguro, muchos de ellos la consiguieron, pero perdieron sus ahorros. Ahora están en problemas. No pueden sostener esos hogares y se les ejecutan las hipotecas. Por lo cual, si mantenemos a la gente en sus casas estamos ayudando a los trabajadores y a los pobres. No es para beneficiar a los ricos. Ellos tienen el papel de bandidos en este mercado. Pero además, si no podemos poner un freno a las ejecuciones de las casas, no podremos volver a la demanda de consumo y no podremos recuperar puestos de trabajo. Es muy triste conocer las historias de la gente que invirtió toda su vida en brindarle protección a su familia. Gente que limpiaba oficinas para que sus hijos vivieran en mejores barrios. Y que hicieron todo lo que tenían que hacer y de repente perdieron todo.
–¿Usted siente que Obama hizo algo distinto por la economía?
–No. Obama fue un desastre. Y lo digo como alguien que se involucró financieramente en la campaña. Aún recibo esos mails de la campaña de Obama diciendo “Estamos ganando”. Pero fue un desastre. Lo peor de todo es que los que nos hicieron esto no son aquellos a los que a nosotros, los demócratas, nos gusta atacar. No fueron los republicanos de derecha. Fueron nuestros amigos, dejemos eso en claro. Cuando me refiero a la burbuja Clinton lo digo muy en serio. Gente que se hacía llamar liberal demócrata, pero que recibía grandes premios por detrás. Se salieron con la suya, como la gente de Citigroup. Y estos bonos eran intercambiados en el mercado de acciones, pero como agencias con apoyo del gobierno.
Sigue la entrevista en, Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-173658-2011-08-03.html
jueves, 4 de agosto de 2011
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