Las mejores intenciones también pueden tener esqueletos en el armario. Scott Trust, la fundación propietaria del diario progresista The Guardian, un medio volcado en la defensa del estado de derecho, las libertades públicas y las causas de la izquierda, ha pedido este martes perdón por los vínculos de sus fundadores con el comercio de esclavos. El acto de contrición es la respuesta al extenso informe encargado por el mismo diario hace un par de años, con motivo del auge del movimiento Black Lives Matter. Con el nombre Scott Trust Legacies of Enslavement (Los legados de esclavitud en la fundación Scott Trust), académicos e investigadores de las universidades de Nottingham y de Hull siguieron el laborioso rastro de documentos mercantiles y testimonios históricos para determinar el peso de la esclavitud en la creación de un periódico que surgió como una causa noble.
En 1819, más de 60.000 personas se concentraron en St. Peter´s Field, en el centro de la ciudad de Manchester. Reclamaban la ampliación de la representación parlamentaria en Inglaterra, como vía para alcanzar el sufragio universal masculino. La caballería cargó contra los manifestantes. 15 de ellos murieron. John Edward Taylor, un periodista y comerciante de algodón —Manchester era una potencia textil mundial—, presenció la llamada Masacre de Peterloo, y decidió fundar, dos años después The Manchester Guardian (el nombre original del diario, hasta el cambio de 1959). La idea original aspiraba a un reformismo liberal defensor de las clases trabajadoras, pero alejado de cualquier radicalidad.
El informe presentado esta semana revela que tanto Taylor como al menos nueve de los once socios fundadores que pusieron dinero para la creación del periódico tenían vínculos con el comercio de esclavos. La mayoría de ellos, Taylor incluido, recibían su algodón de las plantaciones en la costa y en las islas costeras de Carolina del Sur y de Georgia, en el Estados Unidos previo a la Guerra Civil y al movimiento de emancipación. Shuttleworth, Taylor & Co, la compañía propiedad del fundador del periódico, recibió cargamentos de algodón de las Sea Islands, en la costa georgiana, y los investigadores académicos recuperaron registros contables con los nombres e iniciales de los propietarios y los esclavistas de las plantaciones.
“La fundación Scott Trust pide profundamente perdón por el papel de John Edward Taylor y de los que le financiaron en el comercio de algodón. Reconocemos que pedir disculpas y compartir de modo transparente todos estos hechos es solo el primer paso a la hora de afrontar los vínculos históricos de The Guardian con la esclavitud”, ha dicho Ole Jacob Sundae, el presidente de la fundación.
“Todos estos hechos, que aparecen claramente detallados en el informe que hoy ha publicado la fundación Scott Trust, son terroríficos. Que fuera ‘otra época diferente’ (different times) no sirve para excusar el comercio de esclavos, que es un crimen contra la humanidad”, ha escrito Katharine Viner, la directora de The Guardian. De C. P. Scott, el director más famoso en la historia del diario, es la legendaria frase “las opiniones son libres, los hechos son sagrados”. “¿Por qué un asunto como éste no se tuvo en consideración hasta ahora, ni siquiera bajo la dirección de C. P. Scott, que acercó al The Guardian a la izquierda anticolonial y se encargó de eliminar todos los aspectos menos atractivos de aquel periódico del siglo XIX?”, se pregunta Viner.
Uno de los fundadores que aportó dinero al proyecto de Taylor, George Philips, poseía directamente esclavos, como propietario de una plantación de azúcar en Hanover, Jamaica. En 1835 intentó incluso, aunque no lo consiguiera, que el Gobierno británico le compensara por la pérdida de sus “propiedades” humanas, después de que el Parlamento aprobara dos años antes la Ley de Abolición de la Esclavitud.
El diario llegó a defender en sus editoriales esas reparaciones económicas... para los propietarios de esclavos. “Estamos convencidos de que ningún plan para la abolición de la esclavitud merecerá la pena si no se basa en los grandes principios de justicia para el dueño de la plantación, así como para el esclavo”, sostenía en 1833.
Programa de reparación
La fundación Scott Trust se ha comprometido a destinar 11,3 millones de euros (10 millones de libras esterlinas) durante diez años a programas de ayuda a las comunidades con descendientes de aquellos esclavos vinculados con los fundadores de The Guardian. La exhaustiva tarea llevada a cabo por los investigadores ha permitido recuperar los nombres de Toby, Billy, January, Steven, Cuffy, Bob, Steven, Titus... hasta sesenta esclavos de la plantación Spanish Wells en las islas de la costa georgiana. El dinero, para un programa de justicia restaurativa, respaldará proyectos de ayuda en la región de Gullah Geechee (la zona del sur estadounidense donde se concentró esta etnia procedente de África Occidental) y en Jamaica. Una comisión independiente y un panel asesor dirigirá todas las tareas de selección y seguimiento de estos programas.
Otras medidas aprobadas por la fundación incluyen una mayor difusión y ayuda a la toma de conciencia en Manchester y otras regiones del Reino Unido de lo que supuso el comercio transatlántico de esclavos; un aumento de la diversidad étnica en los medios de comunicación; nueva financiación de investigación académica y un planteamiento más ambicioso por parte del propio The Guardian a la hora de cubrir e informar de asuntos relacionados con el racismo o las minorías étnicas.
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