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martes, 12 de marzo de 2024

TRABAJAR CANSA. Un último detalle del 11-M. Es significativo que ni en el País Vasco, ni en Cataluña, ni en Galicia, ni el extranjero, la prensa picó con la versión de Aznar. Solo en Madrid

Es significativo que ni en el País Vasco, ni en Cataluña, ni en Galicia, ni el extranjero, la prensa picó con la versión de Aznar. Solo en Madrid.

Estos días se ha hablado mucho del 11-M, y voy tarde, para variar, pero hay algo que no se ha dicho. Y creo que merece la pena señalarlo, ahora que a los 20 años estamos en plan de decirlo todo, como esa frase del comienzo de Pedro Páramo (“Ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo”). Aunque tiene pinta de que a los 40 años seguiremos dándole vueltas, y algunos, aún en plan de negarlo todo. De hecho, de eso quiero hablar, de qué se sabía realmente aquel día. En su espléndido documental, Jordi Évole mostraba La Voz de Galicia diciendo que fue el único periódico que al día siguiente atribuyó la masacre a Al Qaeda. Luego, Enric Juliana precisó que La Vanguardia fue el único diario de gran tirada que no dijo en portada que fue ETA. Lo que quiero añadir es que tampoco lo hizo El Correo, de Bilbao. Y también allí llamaron de Moncloa para comerles el coco. Pero tituló: “Masacre en Madrid”. Y en el subtítulo: “Al-Qaida reivindica la matanza, que el Gobierno atribuyó en principio a ETA”.

Tiene su interés, pues El Correo es el primer periódico vasco, que sufría la barbarie de ETA en primera línea, y en carne propia, pero supo mantener la cabeza fría y hacer buen periodismo. Llevaba toda la vida haciéndolo en medio de esa locura. Yo trabajaba entonces allí, y en los noventa, siendo un pardillo ―aún más que ahora, quiero decir―, mi redactor jefe, José Miguel Santamaría, me dijo ante mi primer artículo sobre el tema terrorista que no diera nada por sentado, porque podían mentirme tanto unos como otros. Yo aluciné un poco, cómo iban a mentir los buenos, las autoridades (ya digo que estaba empezando). El 11 de marzo de 2004, a media tarde había ya serias dudas en la redacción sobre la versión oficial. Cuando llamó Aznar podía decir misa. Es más, aumentó las dudas y el director, Ángel Arnedo, cambió el periódico entero. Es decir, donde más padecían a ETA, no se veía claro. Lo curioso es que donde menos, en el extranjero, tampoco. Yo era corresponsal en Italia, y allí se vio pronto como un atentado yihadista, tenían una perspectiva global. Moraleja: no había que ser un genio para optar por la tesis islamista, menos aún si tenías buenos contactos en la policía, que ese mismo día ya apostaba por ella. Digo yo que el Gobierno los tendría, así que la pregunta, como sabemos, es por qué los periodistas creyeron a la policía y el Gobierno no. Ves ahora las ruedas de prensa de Acebes y recuerdan a los hermanos Marx, cuando Chico replica a quien dice haber visto algo con sus propios ojos: “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”. Es significativo que ni en el País Vasco, ni en Cataluña, ni en Galicia, ni el extranjero, la prensa picó. Solo en Madrid. Esa presión ambiental y esa diferencia se sigue viendo hoy, los diarios conservadores de Bilbao y Barcelona son serios y no se flipan.

El Correo pagó un duro precio aquellos años. El consejero delegado, Javier Ybarra, fue asesinado en 1977. En 2000 colocaron una bomba casera en la puerta de los padres de un compañero, y atacaron con cócteles molotov las redacciones de Getxo, Vitoria y Bilbao. En 2001, fue asesinado Santiago Oleaga, director financiero de El Diario Vasco, el periódico hermano de San Sebastián. En 2002, ETA envió un paquete bomba al vicepresidente del Grupo Correo, Enrique de Ybarra. Todavía en 2008, anteayer,  una bomba en la rotativa del diario abrió un boquete de 40 metros cuadrados. Había 50 personas dentro y no avisaron. Aquel día salió el periódico. Nadie ha dicho por allí ahora, supongo que por su carácter, que el 11-M también hicieron bien su trabajo, así que lo digo yo. Un abrazo a mis antiguos y queridos compañeros.< div>

sábado, 8 de abril de 2017

_-TRIBUNA. Miente Aznar. Una vez más, el expresidente perdió la oportunidad de disculparse por haber involucrado a España en la guerra de Irak

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El expresidente José María Aznar visitó el miércoles la casa que Bertín Osborne mantiene abierta en Telecinco. Con un presentador que más parecía un cofrade, que proclamó haberle votado siempre y se medio quejó de que nunca le hubiera convocado a jugar la liga del PP, Aznar hizo un insólito despliegue de narcisismo en personaje tenido por austero. Lástima que le faltara público. Su autoproclamación como mejor presidente de España pilló a la audiencia en otra parte. Nunca antes Osborne había caído tan bajo en el share.

Una vez más Aznar perdió la oportunidad de disculparse ante los españoles por haberles involucrado en la guerra de Irak, algo que de forma más o menos elíptica han hecho ya sus dos colegas de las Azores: George W. Bush y Tony Blair. Lejos de eso, Aznar proclamó con énfasis que repetiría cien, diez mil veces, aquel pacto que, según él, permitía a España sentarse a la mesa de las grandes potencias. Ninguna referencia a las armas de destrucción masiva que se invocaron para aquella guerra, aquellas de las que dijo entonces en televisión: “Créanme, hay armas de destrucción masiva”, y que Aznar prefiere olvidar para poner de relieve cómo se codeaba con Bush o cómo le envidiaba Clinton por los ataques que le dirigía Chávez.

Y a los olvidos añadió alguna mentira sobre el 11-M que forma parte ya de su repertorio. Insistió como suele en que no hubo ninguna manipulación por su parte y que se limitó a transmitir en directo a la opinión pública la información de la que disponían las fuerzas de seguridad, poniendo el acento en que fue el último en comparecer tras las declaraciones de Ibarretxe, Zapatero y tutti quanti que señalaban a ETA.

En ese proceso mencionó la ronda de llamadas que mantuvo con los directores de los periódicos de Madrid y Barcelona. Y una vez más mintió al manifestar que el director de EL PAÍS le había expresado que 15 minutos antes de esa llamada había decidido cambiar el titular de primera página incorporando la autoría de ETA. Matanza terrorista en Madrid se había transformado en Matanza de ETA en Madrid.

Aunque en su día (21 y 27 de marzo de 2004) expliqué a los lectores de EL PAÍS con el máximo detalle cómo se había producido este desdichado cambio, retomo hoy el asunto porque a nadie cabe pedirle tal esfuerzo de memoria y para que la mentira de Aznar no quede acuñada definitivamente, como ya lo ha pretendido al incorporar esta versión a su segundo tomo de memorias.

Entonces y hoy el argumento principal de Aznar y sus ayudantes es que la edición especial del periódico del 11-M estaba datada a la una de la tarde y que la llamada de Aznar se produjo hacia las 13.10. Todos los que nos hemos dedicado a hacer periódicos sabemos que la hora de cierre es con demasiada frecuencia más una aspiración que una realidad. De hecho, aquella primera página fue filmada a las 13.53 y el primer ejemplar salió de la rotativa a las 14.28, como demostramos en su día con la reproducción de los correspondientes registros informáticos.

Los hechos ocurrieron de la siguiente forma. A las 12.59 de aquel 11 de marzo el secretario de Estado de Comunicación, Alfredo Timmermans, me devolvió una llamada que yo le había efectuado dos minutos antes y le urgí a que me diera una versión oficial del Gobierno dado el retraso que estaba produciéndose en la comparecencia del ministro de Interior. Me informó de que el Gobierno tenía la absoluta seguridad de que era ETA la autora del atentado y que así lo iba a proclamar Acebes en unos 10 minutos. Señaló los antecedentes de la maleta con explosivos capturada en Nochebuena en el tren Irún-Madrid y la furgoneta con 500 kilos de explosivos interceptada unas semanas antes en Cuenca.

Tras este breve diálogo introduje un cambio en el titular que quedó registrado a las 13.02. A las 13h 06m y 45s se produjo la llamada de Aznar, que duró 1 minuto y 51 segundos, según los registros de nuestra central telefónica. El presidente repitió casi literalmente la línea argumental seguida por Timmermans y estableció que la autoría de ETA no era una deducción, ni tampoco la “hipótesis principal”, como ha pretendido luego: era un hecho.

Un equipo de Antena 3 TV había filmado minutos antes la versión inicial de la primera página y tuvimos que cazarlo a la puerta del periódico para que registraran la definitiva. En la entrevista que me habían grabado yo había aludido a las Torres Gemelas y a recientes atentados en Oriente Próximo en busca de antecedentes que ayudaran a entender la barbarie de Atocha.

Estos son los hechos y no podrá cambiarlos la mentira interesada de Aznar, que pasado el tiempo trata de atribuirse una falsa neutralidad informativa. Aznar mintió a los españoles en aquellos tres días de marzo y es probable que esto le costara la derrota a su partido. Para ello no hay que apoyarse en citas de Churchill sobre el desagradecimiento en el que incurren a veces las grandes naciones. En su caso fue el resultado de tres días de mentiras, una práctica a la que sigue aferrado, aunque haya abandonado la política.

http://elpais.com/elpais/2017/04/07/opinion/1491586368_120602.html


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domingo, 3 de abril de 2016

MEMORIA HISTÓRICA La justicia argentina pide interrogar en España a 19 cargos franquistas. La magistrada Servini de Cubría quiere tomar declaración, entre otros, a Utrera Molina, Martín Villa y Billy el Niño

La juez argentina María Servini de Cubría, que admitió en 2010 la querella contra los crímenes del franquismo presentada en Buenos Aires, ha enviado un exhorto a la Audiencia Nacional para interrogar a 19 imputados en la causa, entre ellos, los ministros de Franco José Utrera Molina y Rodolfo Martín Villa o el expolicía Antonio González Pacheco, Billy el Niño. Servini pretende tomarles declaración en España entre 4 y el 22 de abril.

La juez ya dictó orden de detención con fines de extradición a Argentina de los 19 imputados en octubre de 2014, pero el Gobierno español rechazó su solicitud alegando que España era la competente para enjuiciar a sus propios ciudadanos, que los hechos investigados habían prescrito y que algunos de ellos no eran delito en aquellos momentos [la dictadura]. La decisión motivó una reprimenda de cuatro expertos de Naciones Unidas (el presidente del Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas; el relator especial sobre las ejecuciones extrajudiciales; el relator especial sobre la tortura, y el relator especial sobre la promoción de la verdad, la justicia y la reparación).

Billy el Niño
Servini imputó a Utrera Molina, suegro del exministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, por “haber convalidado con su firma la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich”, ejecutado a garrote vil en 1974, a los 23 años; A Martín Villa por “la represión de la concentración de trabajadores en Vitoria el 3 de marzo de 1976”; a Antonio Carro, ministro de la presidencia entre 1974 y 1975 por haber convalidado con su firma los últimos fusilamientos del régimen franquista, en septiembre de 1975; a Billy El Niño, el ex guardia civil Jesús Muñecas y los expolicías Félix Criado, Jesús González Reglero, Ricardo Algar, Benjamín Solsona, Jesús Martínez y Jesús Quintana por presuntas torturas. Al médico Abelardo García Balaguer le imputó el posible robo de un bebé en 1967.

La magistrada apoya su petición en el Tratado de Extradición y Asistencia Judicial en materia penal entre Argentina y España promulgado en 1989. El pasado enero, fue una orden suya la que permitió que se abriera la fosa de Guadalajara donde yacía el padre de Ascensión Mendieta, una anciana de 90 años que había viajado a Argentina dos años antes para pedir ayuda a Servini de Cubría.

http://politica.elpais.com/politica/2016/03/22/actualidad/1458675633_054451.html

lunes, 1 de octubre de 2012

Muere Eric John Ernest Hobsbawm, pensador marxista clave del siglo XX. El historiador británico fallece a los 95 años en Londres tras una larga enfermedad




El historiador marxista Eric Hobsbawm, (1917-2012) quizás el intelectual británico más admirado y respetado en el mundo desde hace varias generaciones, ha fallecido en la madrugada del lunes en el Royal Free Hospital de Hampstead, apenas a unos cientos de metros de su casa, a los 95 años de edad. A pesar de que nunca renegó de su ideología comunista, su intelecto, su capacidad para analizar hasta el más mínimo detalle y al mismo tiempo su facilidad para sintetizar la historia le granjearon la admiración lo mismo desde la izquierda que desde la derecha política, especialmente en los últimos años de su vida.

Autor de una veintena de libros, se especializó en la historia de los siglos XIX y XX. La tetralogía La era de… ha sido considerada su obra cumbre. Una serie que arrancó en 1962 con la publicación de La era de la Revolución: Europa 1789-1848 y que continuó en 1975 con La era del Capital: 1848-1875, en 1987 con La era del Imperio: 1875-1914 y cerró en 1994 con La era de los extremos: el corto siglo XX, 1914-1991.

Aunque nacido en 1917 en Alejandría (Egipto), en el seno de una familia judía de origen polaco, su padre era británico de segunda generación pero él se crió en Europa central. “Cada historiador tiene su nido, desde el que observa el mundo”, escribió una vez. “El mío está construido, entre otros materiales, de una niñez en la Viena de los años 20, los años del ascenso de Hitler en Berlín, que definieron mis ideas políticas y mi interés por la historia, y de Inglaterra, y especialmente el Cambridge de los años 30, que confirmaron los dos primeros”.

El joven Eric vivía en Viena cuando su padre murió de forma repentina en 1929 de un infarto y su madre dos años después debido a la tuberculosis. Él y su hermana Nancy se mudaron a Berlín, donde vivía su tío Sidney. De allí, la familia se fue a Londres en 1933 cuando la empresa de Sidney le trasladó a Inglaterra.

Empezaron entonces esos años de Cambridge, en los que Hobsbawm coincidió con historiadores como Christopher Hill, Rodney Hilton, John Saville y se afilió al Partido Comunista, una militancia en la que compaginó la fidelidad ­–nunca abandonó el partido: fue el partido el que le abandonó a él al disolverse en 1989– con el espíritu crítico, lo que le granjeó el respeto de quienes admiraban su trabajo pero discrepaban de su ideología.

Al estallar la II Guerra Mundial se ofreció a trabajar para la inteligencia pero la oferta fue declinada precisamente por su militancia política. Acabó ayudando a la construcción de las defensas costeras en East Anglia. Una experiencia que permitió al sólido intelectual entrar en contacto real con la clase obrera. “Esa experiencia en tiempos de guerra me convirtió para siempre a la clase obrera británica. No eran muy inteligentes, excepto los escoceses y los galeses, pero eran muy, muy buena gente”, escribió años después.

Quizás esa fidelidad frustró sus aspiraciones de entonces de acabar enseñando en Cambridge y acabó dando lecciones en el Birkbeck College de Londres.

En los años 80 se convirtió en una especia de gurú del Partido Laborista y en especial del que fue su líder desde 1983, Neil Kinnock, que le describiría como “mi marxista favorito” en agradecimiento a la influencia que Hobsbawm acabó teniendo en la reforma del partido y su acercamiento a territorios que luego desembocarían en el Nuevo Laborismo de Tony Blair.

En los últimos años ha seguido teniendo una gran influencia. Nunca ha dejado de trabajar (deja escrito un último libro que aparecerá el año que viene) y de participar en tertulias intelectuales y mediáticas.

En una de las últimas entrevistas que concedió a EL PAÍS desglosó algunas de las claves a través de las que narró la historia del último siglo.

 - Weimar y Hitler. "Era inevitable politizarse en aquellos días. Vivía entonces en Alemania, y no podía ser socialdemócrata (eran muy moderados), ni nacionalista (era inglés y judío), ni me interesaba el sionismo".

 - El poder del marxismo. "Los marxistas creían que la clase obrera iba a crecer, cuando lo que ha pasado es que ha decrecido y que países como Estados Unidos o Inglaterra incluso se están desindustrializando".

- Los fundamentalismos. "Afecta a todas las religiones. En el caso islámico, la revolución que triunfó en Irán tenía una fuerte voluntad de consolidar un Estado, centralizarlo y modernizarlo. Los fundamentalistas judíos son desde 1967 los más acérrimos defensores de Israel y reclaman sus ambiciones imperialistas. Y no hay que olvidar el giro fundamentalista de los católicos con los últimos papas y de las comunidades protestantes en Estados Unidos".

- El terrorismo islamista. "Su poder militar es mínimo. El atentado en Nueva York no llegó a desestabilizar la ciudad salvo durante unas horas. Hay que subrayar que hay lugares (Afganistán, Pakistán, el Oriente Medio) donde los grupos terroristas juegan políticamente un papel importante, y no se los puede despreciar. Otra cosa es el terrorismo islamista en nuestros países. Responde a una reacción antiimperialista".
 P. Es un comunista convencido. ¿Qué significa el comunismo en el siglo XXI?
 R. En primer lugar, crítica al capitalismo, crítica de una sociedad injusta que está desarrollando sus contradicciones. El ideal de una sociedad de mayor igualdad, libertad y fraternidad. La pasión de la acción política, el reconocimento de la necesidad de la acción colectiva. La defensa de la causa de los pobres y los oprimidos. Lo que ya no significa es un orden social como el tipo soviético, un orden económico de una planificación total y colectiva: me parece que ese experimento ha fallecido. El comunismo como motivación continúa vigente; como programa, no.
P. ¿Qué futuro les espera a los países con régimen comunista?
R. Prácticamente han desaparecido, ni siquiera los chinos son comunistas en el sentido antiguo. No es imposible que haya uno u otro país que siga siéndolo, como el régimen cubano, pero no se puede ser optimista sobre Cuba, sobre todo cuando muera Fidel...  De El País. Leer más en la BBC. Más aún aquí. En página 12.
“El partido era nuestra vida. Le dedicamos todo nuestro esfuerzo. A cambio nos devolvió la certeza de nuestra victoria y la experiencia de la fraternidad”. En The Independent.