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viernes, 23 de junio de 2023

El Banco Central Europeo vuelve a las andadas contra los salarios

Publicado en Público.es el 9 de junio de 2023

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, acaba de afirmar esta semana que los trabajadores de la eurozona están logrando recuperar parte del poder adquisitivo perdido por la inflación, dice que hay que estar «extremadamente atentos» a su impacto sobre la evolución de los precios y ha pedido que se firmen acuerdos para evitar el aumento de los salarios.

Lo primero que hay que recordar es que Lagarde se ha equivocado en todas y cada una de las afirmaciones que ha hecho hasta ahora sobre la inflación actual.

Se equivocó a lo largo de todo el año 2021, cuando dijo que la subida de precios era «temporal debida a la pandemia». También erró a finales de ese año cuando aseguró que «la inflación caerá en 2022» y lo mismo le pasó en octubre del año pasado cuando decía que la inflación «había llegado a Europa prácticamente de la nada» y que se produjo por «una crisis energética causada por Putin».

Con esos antecedentes ¿hay razones para creer que ahora no se equivoca? ¿Se ha producido un milagro y Lagarde, en lugar de volver a equivocarse, acierta al señalar que es un posible aumento de los salarios lo que puede avivar la inflación?

Yo creo que no, y que los hechos lo demuestran.

Además de otras investigaciones independientes, han sido fuentes del propio Banco Central Europeo las que han confirmado que es el aumento en los márgenes de muchas empresas y no los salarios lo que viene impulsando los precios al alza. Por tanto, no se comprende bien que Lagarde pida estar «extremadamente atentos» ante la evolución de los salarios y que no lo haya estado ni lo esté ante unos márgenes empresariales que tan clara y reconocidamente están generando inflación. Si el compromiso de Lagarde y el Banco Central Europeo para luchar contra la subida de precios fuese efectivo, sincero y coherente ¿por qué no han creado en Europa observatorios que hagan el seguimiento de los márgenes empresariales, tal y como hay en Estados Unidos? ¿y por qué no han tomado medidas contra esa presión de los beneficios sobre los precios?

No lo hacen porque el Banco Central Europeo tiene una visión completamente equivocada del funcionamiento real de los mercados europeos. Equivocada o simplemente sesgada para no tener que hacer frente al poder de mercado de las grandes empresas que vienen subiendo sus márgenes. Así lo demostró Philip R. Lane, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, en una entrevista de febrero pasado en la que dijo que «las empresas europeas saben que si suben demasiado los precios, sufrirán una pérdida de cuota de mercado». Algo completamente incierto porque hay oligopolios que se ponen de acuerdo, empresas que se enfrentan a lo que los economistas llamamos demanda inelástica (que no disminuye significativamente cuando suben los precios) y, en general, competencia entre empresas que no se desarrolla a través de los precios.

Por otro lado, ha sido la propia Lagarde quien ha reconocido que la inflación actual también está desencadenada por el cambio climático y, sin embargo, el Banco Central Europeo no parece tener tanta preocupación o contundencia para actuar en ese sentido como la que manifiesta Lagarde por el potencial efecto inflacionario de los salarios, tal y como señalé en un artículo en este diario el pasado mes de octubre.

Es evidente que si hay subida de salarios como consecuencia del intento de recuperar poder adquisitivo pueden producirse subidas de costes en las empresas, pero la cuestión es si serán más determinantes que las provocados por otros factores y, por tanto, sin son las que requieren atención extrema o prioritaria.

Para que la recuperación del poder adquisitivo se convirtiera en ese peligro tan contundente al que hace referencia Lagarde tendrían que darse circunstancias que hoy día sabemos que no se dan, como están poniendo de relieve organismos internacionales o centros de investigación bastante conservadores.

El Fondo Monetario Internacional decía en octubre de 2022 que, según un estudio de lo ocurrido en 22 economías en situación parecida a la de 2021 durante los últimos 50 años, «las posibilidades de que surjan espirales persistentes de precios y salarios parecen limitadas».

La Organización Internacional del Trabajo afirmaba el pasado mes de abril que «hay espacio para que aumenten los salarios reales, no solo para ponerse al día con la inflación, sino también para alinearse con el crecimiento de la productividad».

Un estudio del mes pasado de CaixaBank concluye que «cabe esperar que las actuales presiones inflacionistas sí tengan un impacto en los salarios, aunque no debería ser tan acentuado como el que se habría producido en el mercado laboral español de principios de siglo de haberse registrado una inflación similar».

La probabilidad de que el alza salarial desencadene en estos momentos una grave espiral inflacionista es, por tanto, muy reducida.

En consecuencia, no se debe temer a que la recuperación de todo o parte del poder adquisitivo perdido por los salarios produzca nuevas y más graves tensiones sobre los precios. Sobre todo, si esa recuperación se vincula a pactos de rentas y de impulso de la productividad y a medidas fiscales que promuevan la actividad de las empresas más competitivas y no de las que disponen de posiciones de privilegio en el mercado que se traducen en subidas injustificadas de sus márgenes.

Por el contrario, llevar a cabo nuevas políticas de contención salarial va a tener un efecto muy negativo para para los hogares y también para la inmensa mayoría de las empresas. Las familias tendrán mayores dificultades para salir adelante y empresas sin poder de mercado, las más numerosas y las que más empleo generan, verán reducirse sus ventas porque es a gasto en consumo a donde se dirige la inmensa mayor parte de la masa salarial que se recorta cuando se ponen en marcha las políticas que de nuevo defiende el Banco Central Europeo.

Cuando Lagarde pide que no suban los salarios vuelve a equivocarse, tal y como le ha sucedido hasta ahora cuando ha hecho predicciones sobre la marcha de la inflación. O, como dije antes, quizá no se equivoca, sino que simplemente defiende políticas que tienen como único efecto aumentar el beneficio de las grandes empresas, en perjuicio de la inmensa mayor parte del empresariado, de los hogares y de la economía en su conjunto.


miércoles, 8 de abril de 2015

Grecia cifra la deuda de Alemania por la invasión nazi en 279.000 millones. La cantidad comprendería los préstamos concedidos y el valor de las piezas expoliadas

El Gobierno griego ha plasmado finalmente en la cifra de 279.000 millones de euros la demanda de reparaciones por la ocupación nazi de Grecia durante la Segunda Guerra Mundial. La comisión del Parlamento griego sobre el tema que comenzó a funcionar la semana pasada busca reclamar las reparaciones, pero también la devolución de los préstamos concedidos por el Gobierno griego títere impuesto por los invasores y de las piezas arqueológicas expoliadas. Atenas hace público este informe precisamente en una semana clave de negociación con sus acreedores, en la que deberá afrontar un pago al FMI, una subasta de Letras del Tesoro, además de prepararse para el desembolso de salarios y pensiones el próximo día 15.

Durante su comparecencia ante esta comisión, el viceministro de Finanzas, Dimitris Mardas, ha explicado que Berlín debe 278.700 millones de euros según los cálculos de la Oficina General Contable del Estado. Los créditos suman de por sí 10.300 millones de euros. La reivindicación de las reparaciones de guerra ha tenido más repercusión en los últimos años, coincidiendo con la crisis y los sucesivos rescates griegos de la troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Comisión Europea) que suman un total de 240.000 millones de euros.

Alemania en cambio rechaza las reclamaciones griegas y asegura que ha cumplido con todas sus obligaciones y recuerda el abono a Grecia de 115 millones de marcos alemanes a Grecia en 1960.

Por otra parte, el Gobierno ha asegurado que no se incluirá una subida del IVA en la lista de reformas presentada a los acreedores internacionales, según el portavoz del Gobierno, Gavriil Sakellaridis, que ha realizado declaraciones a la emisora de radio privada Real FM.

"Por parte del Gobierno griego no hay incremento del IVA para ninguna isla en la lista de reformas presentada", ha afirmado. "Pero el debate está abierto", ha advertido. En cuanto a la reunión del domingo en Estados Unidos entre el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, Sakellaridis ha destacado que se produjo a petición del ministro griego.

"Varoufakis tenía un viaje a Washington previsto para entrevistarse con cargos del Ministerio de Finanzas estadounidense, reuniones que se producirán hoy, y como estaba de visita en Washington, pedimos esta reunión con la señora Lagarde", ha explicado. En la reunión se abordó en conjunto el programa de reformas planteado por el Gobierno griego. "Hubo un debate de fondo sobre el marco de las reformas", ha asegurado Sakellaridis.

Este mismo lunes, fuentes del Gobierno griego han asegurado que Lagarde no pidió a Varoufakis, ...
Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/07/actualidad/1428400924_433682.html