Mostrando entradas con la etiqueta Eric Clapton. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Eric Clapton. Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de marzo de 2010

España en la guerra fría cultural

El 17 de junio de 1950, La Vanguardia informaba de la celebración en Berlín de un congreso [consultar la noticia en la Hemeroteca] para "discutir y valorar el desafío lanzado a la libertad cultural de Occidente." Los organizadores creían que el desafío lo lanzaba la Unión Soviética. En plena guerra fría, los lectores del diario podían intuir el planteamiento político, pero difícilmente sospechar que la reunión había sido orquestada por gentes que colaboraban o trabajaban para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense. El objetivo era claro: consolidar un frente ideológico favorable a los intereses norteamericanos.

En Berlín se pusieron los fundamentos del Congreso por la Libertad de la Cultura (CLC), un think tank que defendió la libertad de creación y pensamiento durante veinticinco años. Pero de entrada, sobre todo, trató de pulir la imagen de Estados Unidos fundamentando alternativas al comunismo. En aquella tupida red quedaron ligados grandes nombres de las letras del siglo XX. Hoy, en su web, la CIA afirma que la operación, secreta para la mayoría de los que participaron en ella, fue un éxito.
 
El CLC, cuya sede se ubicó en el París dominado por el existencialismo comprometido de Sartre, era una organización bien estructurada. Contaba con una presidencia de honor integrada por prestigiosos demócratas –Croce, Maritain, Jaspers, Madariaga...–, las decisiones las tomaba un comité ejecutivo formado por un grupo de intelectuales cómplices con la idea fundacional y el trabajo lo dirigían el secretario general –el compositor Nicolas Nabokov, primo del novelista– y un secretario ejecutivo –Michael Joselsson, el cerebro gris–. El CLC impulsaba la cultura y la defendía. Basaba su fama en sus seminarios internacionales y el patrocinio de revistas de alto nivel. Concedía becas (Miguel Delibes, por ejemplo, recibió una para viajar a París), protegía a intelectuales represaliados (se ofrecieron a José María Valverde cuando dimitió de su cátedra) y amparaba comités nacionales que diseñaban su programa. Fundaciones norteamericanas lo pagaban todo.

CONTACTOS
España entró tarde en la órbita del CLC. La bisagra fue Julián Gorkin, un exiliado. Como tantos otros miembros de la organización, era un converso. Político y periodista, traumatizado por las purgas sufridas por su partido –el POUM– durante la Guerra Civil, había evolucionado de la militancia comunista a la socialdemocracia, el europeísmo y un antiestalinismo obsesivo. A finales de los años cuarenta, tras haber vivido en México, volvió a Europa y se instaló en París, donde se enroló en el CLC para organizar su desembarco en América Latina. No era una tarea fácil. La política norteamericana en el sur del continente no se ha caracterizado por la voluntad democratizadora, pero Gorkin logró fundar varios comités nacionales y desde 1953 fue el alma en París de la revista Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura.

En Cuadernos, de entrada, como en la mayoría de las revistas del exilio, la presencia de autores del interior de España era inexistente. Los primeros números reproducían artículos de otras tribunas del CLC y textos escritos por latinoamericanos y españoles exiliados. Pero a partir de 1955 se produjo un cambio. Cuadernos descubrió el esfuerzo meritorio de regeneración de Pedro Laín, José Luis Aranguren, Julián Marías y Dionisio Ridruejo, otro converso, que fue identificado por el CLC como un líder de la oposición intelectual. Una oposición en la que se infiltraba el Partido Comunista, predicando la fundamental política de reconciliación entre los españoles. Así se lo parecía a un Gorkin que a finales de 1957 redactó un informe presentando los grupúsculos democráticos operativos en España, pero alertando también de que "Moscú ensayaba una operación de gran envergadura". Por ello invitaba al CLC a intervenir para lograr "la reconquista española de las libertades culturales y los derechos humanos".

...La intervención del Congreso por la Libertad de la Cultura en la vida intelectual europea tras la Segunda Guerra Mundial fue determinante. Su historia ha sido en buena parte reconstruida, y Frances Stonor Sounders la divulgó en un libro polémico: "La CIA y la guerra fría cultural" (Edt. Debate) Tesis doctoral leída en la Universidad de Cambridge...
Seguir aquí.

De Jordi Amat (La Vanguardia)
Saunder refuta las afirmaciones hechas por dirigentes de esas actividades de que los aportes de la Agencia y sus Fundaciones eran sin condiciones. Demuestra que se “esperaba que los individuos y las Instituciones subvencionadas actuaran como parte … de una guerra de propaganda”.

La propaganda más efectiva era definida por la Agencia como aquella en la que “el sujeto se mueve en la dirección que uno desea por razones que cree son propias”. Estas acciones iban desde el rompimiento de huelgas en Francia hasta campañas encubiertas de calumnias para impedir que artistas de izquierda recibieran reconocimientos, incluyendo en su momento la campaña en contra de la propuesta de otorgar el Pemio Nobel a Pablo Neruda en 1964...

Una de las discusiones mas importantes y fascinantes del libro de Saunder es la referencia a que la Agencia y sus aliados del Museo de Arte Moderno (MOMA) de New York, invirtieran vastas sumas de dinero en la promoción de la pintura abstracta expresionista (PAE) y los pintores correspondientes como un antídoto contra el arte de un contenido social. La pintura abstracta expresionista era la ideología de la libertad y el anticomunismo,... al ser no figurativa y políticamente silenciosa, era la verdadera antítesis del realismo socialista... se organizaron exposiciones subvencionadas por toda Europa y se movilizó a los críticos de arte y a las revistas.

Con ello se consiguió influir en la concepción estética de toda Europa. Los pintores realista como un Antonio López o Eduardo Naranjo no tuvieron acceso a las salas ni museos oficiales hasta la caída del muro... Todo lo cual demuestra que la sensación de tomadura de pelo que teníamos al visitar tantas exposiciones no era simplemente una sensación. Y conforme observabamos lo expuesto, aumentaba la certeza de estafa y de que evidentemente había un engaño manifiesto o impostura al hacernos pasar por arte lo que era un camelo, esa era la realidad que pretendían ocultar. Y todavía se pretende seguir ocultando y haciendo pasar gato por liebre.

¿Qué se hará con tantos fondos basura de museos llamados de arte contemporáneo? ...
Leer más aquí.
 

viernes, 20 de noviembre de 2009

El hombre que puso el arcoiris en El Mago de Oz


Se aproxima el Día de Acción de Gracias y las familias se reunirán para comer juntas y quizás disfrutar de otra transmisión televisiva de El Mago de Oz. Esta película clásica de hace 70 años merece ser mirada con mayor atención este año, quizá más que en cualquier otro año, por el mensaje de sus canciones, escritas durante la gran depresión por el letrista ganador del Oscar E.Y. Harburg, conocido como Yip. El Espantapájaros y el Hombre de Hojalata son más complejos de lo que parece a simple vista, y el mensaje de Harburg tiene una nueva resonancia hoy, en medio de la mayor crisis financiera desde la depresión de los años 30.
Harburg se crió en el Lower East Side del bajo Manhattan, en Nueva York. En la secundaria le tocó sentarse, por orden alfabético, junto a Ira Gershwin y ambos comenzaron una amistad que se mantuvo durante toda su vida y que fue determinante para el desarrollo de la música y la cultura estadunidenses del siglo XX. Ernie Harburg, el hijo de Yip y coautor de la biografía ¿Quién puso el arcoiris en el Mago de Oz?, me dijo: “Yip conocía profundamente la pobreza y, citando a Bernard Shaw, decía que el escalofrío de la pobreza nunca deja de recorrerte los huesos. Y esa fue la base de su entendimiento de la vida como lucha”.
Harburg contrajo muchas deudas después de la crisis de Wall Street en 1929. Gershwin le sugirió que escribiera letras de canciones. Poco tiempo después Harburg escribió la canción que captó la esencia de la gran depresión, Hermano, ¿me das 10 centavos? Ernie dijo sobre la industria musical de ese entonces: “Sólo querían canciones de amor o de escape, entonces en 1929 tenías canciones como Volvieron los días felices y tenías todo ese tipo de canciones. No había una sola canción que tratara sobre la gran depresión, en la que todos estábamos viviendo”.
Hermano, ¿me das 10 centavos? se convirtió en un éxito a nivel nacional y continúa siendo una especie de himno de los malos tiempos, la avaricia empresarial y la dignidad de la clase trabajadora.
En la década del 30, Yip Harburg se convirtió en el letrista de El Mago de Oz. También agregó el arcoiris a la historia, que no aparece en el libro original de L. Frank Baum El maravilloso Mago de Oz, publicado en 1900. Esto permitió que Harburg escribiera la famosa canción Over the Rainbow (Sobre el Arcoiris), cantada por la entonces desconocida Judy Garland. Seguir aquí... (Amy Goodman, de Democracy Now)
La canción: "Brother, Can You Spare a Dime?" lyrics by Yip Harburg, music by Jay Gorney (1931).

They used to tell me I was building a dream, and so I followed the mob,
When there was earth to plow, or guns to bear, I was always there right on the job.
They used to tell me I was building a dream, with peace and glory ahead,

Why should I be standing in line, just waiting for bread?
Once I built a railroad, I made it run, made it race against time.

Once I built a railroad; now it's done. Brother, can you spare a dime?
Once I built a tower, up to the sun, brick, and rivet, and lime;
Once I built a tower, now it's done. Brother, can you spare a dime?

Once in khaki suits, gee we looked swell,
Full of that Yankee Doodly Dum,
Half a million boots went slogging through Hell,
And I was the kid with the drum!
Say, don't you remember, they called me Al; it was Al all the time.
Why don't you remember, I'm your pal? Buddy, can you spare a dime?
Once in khaki suits, gee we looked swell,
Full of that Yankee Doodly Dum,
Half a million boots went slogging through Hell,
And I was the kid with the drum!
Say, don't you remember, they called me Al; it was Al all the time.
Say, don't you remember, I'm your pal? Buddy, can you spare a dime?
Ellos solían decirme que yo construía un sueño, y entonces seguí la muchedumbre,
Cuando había tierra para arar, o arma para llevar, yo estaba siempre allí directamente en el trabajo.
Ellos solían decirme que yo construía un sueño, con paz y gloria delante,
¿Por qué debería yo estar de pie en la cola, sólo esperando el pan?
Una vez que construí un ferrocarril, lo hice correr, lo hicimos a la carrera contra reloj.
Una vez que construí un ferrocarril; ahora esta hecho. ¿Hermano, puede usted darme una moneda de diez centavos?
Una vez que construí una torre, hasta el sol, ladrillo, y remache, y cal;
Una vez que construí la torre, ahora esta hecha. ¿Hermano, puede usted darme una moneda de diez centavos?



Una vez en traje caqui, caramba parecíamos la marea,
Lleno de aquel Yanqui Doodly Dum,
Medio millón de botas fue afanándose por el Infierno,
¡Y yo era el niño con el tambor!
Diga, no lo recuerda, ellos me llamaron Al-; era Al-todo el tiempo.
¿Por qué no lo recuerda, soy su amigo? ¿Compañero, puede darme una moneda de diez centavos? (bis)




"Over the rainbow", de "El mago de Oz" (1939) Una canción que el American Film Institute ha elegido como el mejor tema musical cinematográfico de todos los tiempos.
Interpretada por Judy Garland. Y aquí una versión más actual de Eric Clapton.