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martes, 9 de agosto de 2022

_- Las puertas giratorias de la Sareb y las cajas quebradas


_- Decenas de políticos y empresarios pasaron de decidir el destino de cientos de miles de viviendas e hipotecas “tóxicas” de las cajas quebradas a ocupar altos cargos de los principales beneficiarios de aquellas medidas. Aquí una pequeña muestra.

Toda la historia de las cajas quebradas por la crisis de 2008 y de la Sareb —el banco malo creado para comprar ese patrimonio inmobiliario entonces considerado “tóxico”— es la historia de una gran puerta giratoria, un puerta por la que pasaron decenas de miles de millones de euros de dinero público que terminaron en manos privadas, de un rescate encubierto de la banca que terminó favoreciendo a los grandes fondos de inversión y promocionando a una generación de políticos y empresarios que vieron en la tormenta inmobiliaria de principios de la década de los 10 oportunidades de negocio, ascenso y promoción.

Por esa puerta giratoria pasaron 35.000 millones de euros, los que el Estado pidió prestado a la Unión Europea para comprar más de 200.000 viviendas e hipotecas consideradas “tóxicas” de las bancas quebradas. Unos 35.000 millones que fueron avalados por el propio Estado y no por los principales bancos españoles, que fueron quienes se quedaron con el visto bueno del Gobierno del PP con la mayoría accionarial del banco malo. Cuando era imposible disimular la quiebra técnica de la Sareb, la agencia de estadística de la Comisión Europea le recordó a España de quién era el aval y que esos 35.000 millones eran deuda pública.

Los dos presidentes que tuvo hasta ahora el banco malo abandonaron su puesto para pasar a trabajar en entidades que se beneficiaron directamente de su gestión en la Sareb: Jaime Echegoyen, en Haya Real Estate; y Belén Romana, en el Banco Santander

La gestión de los dos presidentes de la Sareb, Belén Romana (2012-2014) y Jaime Echegoyen (2015-2021), dejaron miles de millones de euros de pérdidas y una empresa quebrada que tuvo que ser rescatada y nacionalizada en enero de este año. A pesar de los malos resultados, Romana fue contratada por el Banco Santander y Echegoyen por Cerberus-Haya Real Estate, ambas entidades favorecidas por la gestión de estos dos altos ejecutivos.

El reciente fichaje de Echegoyen muestra cómo el fenómeno de las puertas giratorias ha nutrido de beneficios a las inmobiliarias, a los grandes bancos y especialmente a los grandes fondos de inversión, que consiguieron gracias a sus contactos con la alta política convertirse en los principales actores del mercado inmobiliario español.

El fenómeno de las puertas giratorias no se limita a la Sareb, sino también al patrimonio inmobiliario de otras cajas quebradas o en problemas que fueron entregadas antes de la creación de la Sareb a bancos y fondos de inversión. La historia de la Sareb y la banca quebrada es la historia de una gran estafa. Recorrer la trayectoria profesional de algunas de las personas que tomaban entonces las decisiones ayuda a entender cómo la gran idea de la Sareb se convirtió en un desfalco para la administración pública y una fuente de negocios inagotable para el gran capital inmobiliario.

Puertas giratorias en la Sareb y las cajas quebradas 
Una pequeña muestra de una generación de empresarios y políticos que pasó de decidir qué hacer con cientos de miles de viviendas a ocupar altos cargos de empresas beneficiadas de esas políticas (véase aquí).

Jaime Echegoyen
Es el caso más reciente y uno de los más claros de puertas giratorias que afectan a la Sareb. Echegoyen llegó de Barclays y Bankinter a la Sareb a principios de 2014, donde fue nombrado consejero delegado. Un año después, el 26 de enero de 2015, fue elegido presidente de la entidad, cargo que ocupó hasta el 7 de mayo de 2021, cuando presentó su dimisión. A pesar de que alegó “cuestiones personales”, la fecha de su alejamiento coincide con el anuncio del Gobierno de que tomaría el control de la entidad, hasta entonces con mayoría privada.

Un año después, el 16 de julio de 2022, se daba a conocer que fichaba por Haya Real Estate, la filial española de Cerberus que elevó a arte la práctica de la puerta giratoria y la influencia política para conseguir negocios en la pasada década.

De la mano de José María Aznar Botella o Juan Hoyos Martínez de Irujo —hijo y amigo íntimo del ex presidente respectivamente— el gigante fondo de inversión estadounidense se hizo con contratos millonarios: en 2013 comenzó a gestionar toda la cartera inmobiliaria de Bankia y un año después se quedó con la gestión del 40% de todo el patrimonio inmobiliario de la Sareb. En el momento en que el banco malo entregaba la gestión de 52.000 hipotecas por valor de 18.000 millones a Cerberus, Echegoyen ya era consejero delegado de la Sareb y un mes después se convertía en su presidente.

Durante la presidencia de Echegoyen, Haya Real Estate se benefició además de varios contratos vinculados con el banco malo. En octubre de 2019, Sareb eligió a Cerberus para gestionar una cartera de unos 8.400 millones de euros durante 30 meses, hasta mediados de 2022. “El nuevo modelo de gestión pactado con Haya Real Estate va a ser más flexible, más eficiente, más alineado con nuestro plan de negocio y con la estrategia de transformación de nuestra cartera, y nos prepara mejor para los retos que tengamos que abordar en el futuro”, explicó entonces Echegoyen.

Y en enero de 2020, la Sareb otorgó un contrato a Haya para la gestión de parte de su cartera de activos en alquiler en un contrato de dos años para la comercialización de 3.300 inmuebles, de los que 1.800 eran viviendas.

Belén Romana
Si se habla de puertas giratorias en las salidas y las entradas de la Sareb, toca hablar también de Belén Romana. Fue la primera presidenta de la Sareb, un puesto que dejó en enero de 2015 para ser reemplazada por Echegoyen. Los dos presidentes que tuvo hasta ahora el banco malo abandonaron su puesto para pasar a trabajar en entidades que se beneficiaron directamente de su gestión en la Sareb: Echegoyen, en Haya Real Estate; y Romana, en el Banco Santander, once meses después de dejar su puesto en la entidad semipública. En esos momentos, Santander era el primer accionista privado de la entidad semipública, con un 22,2%, una posición que mantiene en la actualidad pese a la nacionalización.

Belén Romana fue designada presidenta de la Sareb en 2012, año en el que nació la entidad. Romana era un cargo cercano a Luis de Guindos, padre del banco malo y entonces ministro de Economía. Había sido también secretaria de Estado con Rodrigo Rato. Su nombramiento como presidenta de la Sareb fue criticado por carecer de experiencia en el mercado inmobiliario.

En 2014 adjudicó la gestión de todo el patrimonio de la Sareb a Haya Real Estate —fondo que contaba con numerosas conexiones con el PP—, Servihabitat y Altamira Asset Management, la inmobiliaria tradicional del Banco Santander. Según un comunicado del banco malo, la cartera adjudicada a Altamira consistió en 44.000 inmuebles y préstamos al promotor originados por Catalunya Caixa, BMN y Caja3 que costaron a la Sareb 14.000 millones de euros. Un año antes, en 2013, el banco de Ana Botín había vendido el 85% de Altamira, unas acciones que terminaron en manos del fondo doValue, dependiente en última instancia del fondo de inversión Fortress. El Santander mantuvo en su poder el 15% de las acciones restantes de la inmobiliaria.

El conflicto de intereses entre Romana y el Banco Santander también viene por los activos tóxicos del Banco Popular, una entidad que pactó con las autoridades un plan que eludía la intervención gubernamental gracias al compromiso de ampliar capital y la creación de su propio banco malo. Este proyecto se concretó en la venta del 51% de su inmobiliaria, que tras un juego de trilería financiera terminó en 2017 en manos de Aliseda-Blackstone. Tras la compra del Banco Popular por parte del Santander, el banco de Ana Botín y Belén Romana posee el 49% de esta inmobiliaria cuyo patrimonio no pasó a formar parte de la Sareb por una decisión política.

Eduard Mendiluce
Es el hombre de Blackstone en España como consejero delegado de Anticipa y Aliseda, dos de sus filiales. La primera de ellas, junto con el fondo de inversión KKR-Hipoges, se ha quedado con la gestión de la cartera inmobiliaria de la Sareb a partir de este 1 de julio.

Aunque Mendiluce no es técnicamente un político ni ha ocupado puestos en la administración, ha sabido navegar y caer siempre de pie. Entre sus milagros destaca el haber sobrevivido —y salir reforzado— al naufragio de Caixa Catalunya, la que llegó a ser la quinta caja más grande de España y la segunda de Catalunya.

En julio de 2008, este empresario fue fichado por Caixa Catalunya, como responsable de su gigantesca pata inmobiliaria. Eran tiempos del socialista José Montilla en el Gobierno de la Generalitat y de Narcís Serra, vicepresidente con Felipe González, en la dirección de esta caja semipública.

Mendiluce fue el encargado de reordenar el patrimonio inmobiliario de Caixa Catalunya después del estallido de la burbuja inmobiliaria y organizar su privatización —en ese momentos la caja ya estaba intervenida y nacionalizada a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), la responsable de la Sareb—.

En 2014 Mendiluce culminó el traspaso de 41.000 hipotecas consideradas “tóxicas” —activos valorados en 9.000 millones de euros— a Anticipa-Blackstone por solo 40 millones de euros. Con el lema “CX Inmobiliaria ahora es Anticipa”, la gestión de todos los inmuebles de la inmobiliaria de Caixa Catalunya pasaron a Blackstone. Y Mendiluce pasó a ser el consejero delegado de Anticipa.

Tanto Serra como el que fuera director general de la caja en esos años, Adolf Todó, fueron imputados en varios juicios por administración desleal, enriquecimiento injustificado y subidas de sueldo escandalosas para medio centenar de altos directivos en medio de la crisis de la caja. En 2017, la Audiencia Nacional imputó a Serra y a Todó por provocar un agujero de más de 720 millones de euros en el balance de la entidad por operaciones inmobiliarias realizadas entre 2000 y 2013. Y en 2019, la Fiscalía pidió para los dos directivos cuatro años de cárcel por el caso de los sueldos desorbitados, aunque luego fueron absueltos. A pesar de que Mendiluce era el responsable de todo el negocio inmobiliario de la caja en los peores años de la crisis y fue uno de los que se benefició de esas altas retribuciones —273.000 euros anuales en su caso—, consiguió salir indemne y fortalecido de la ruina de una de las cajas más grandes del Estado español.

En julio de 2022, como consejero delegado de Anticipa y Aliseda, Mendiluce se hizo con la gestión de la cartera de la Sareb, negocio que compartirá con el fondo de inversión KKR-Hipoges.

Soraya Sáenz de Santamaría
primarias PP
Foto: La exvicepresidenta con Rajoy dejó la político y pasó a trabajar para el bufete de abogados Cuatrecasas, que recibió millonarios contratos durante la creación de la Sareb.

Soraya Sáenz de Santamaría
La línea que une a la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría con el banco malo es el bufete de abogados Cuatrecasas, el segundo más grande de España. Meses después de dejar el Gobierno y la política, en marzo de 2019 fue contratada por este famoso despacho como socia en el área mercantil.

¿Y qué tiene que ver Cuatrecasas con la Sareb? En 2012, este despacho consiguió un gran contrato para asesorar al FROB en el nacimiento de la Sareb. No hay datos sobre cuánto dinero supuso este primer contrato de 2012 para Cuatrocasas, pero la prensa económica daba por hecho que le había permitido “salvar el año” con una facturación de 1,2% mayor que la de 2011 gracias a su área mercantil y concretamente a su asesoría para crear el banco malo.

En años posteriores, el bufete asesoró a la Sareb en una ampliación de capital y emisiones de bonos por valor de 28.000 millones de euros y en la valoración, junto con otras seis firmas, de 200.000 activos inmobiliarios que fueron transferidos desde las cajas nacionalizadas. El mismo bufete que ayudó a marcar los precios y asesoró a la Sareb, poco después pasó a trabajar con fondos y bancos que compraron activos de la Sareb, como Cerberus, Merrill Lynch o Canyon Capital Finance. El 4 de agosto de 2021, Servihabitat ganaba un contrato del suelo de Sareb para el desarrollo de solares para 60.000 pisos. Según se puede leer en su propia web, Cuatrecasas asesoró a este servicer inmobiliario en todo el proceso de licitación, negociación y adjudicación del contrato.

La prensa de la época achacó el primer gran contrato con la Sareb a un trabajo previo que el despacho había realizado para el Gobierno de Rajoy por el valor de 1 euro: nada menos que el desarrollo de un Fondo de Pago a Proveedores, con un fondo de 35.000 millones, pensado para pagar deudas de ayuntamientos y comunidades autónomas.

No fue este el único favor del PP a Cuatrecasas. Si los contratos de este bufete catalán vinculados con la Sareb no son achacables directamente a Sáenz de Santamaría más allá de que era la número dos de Rajoy, sí lo es lo que ocurrió en 2015, cuando Emilio Cuatrecasas, actual jefe de la exvicepresidenta, fue condenado por defraudar a Hacienda más de tres millones de euros. Un pacto con la Fiscalía y la Abogacía del Estado —ambas dependientes de Sáenz de Santamaría entonces— dejó una petición de 20 años de cárcel en una condena de dos años, el límite para no entrar en la cárcel, y una multa de 1,5 millones añadida a la devolución del monto defraudado.

Walter de Luna
En septiembre de 2014, el ex director general de la Sareb Walter Luna se convertía en el fichaje estrella de la división inmobiliaria de Acciona, el grupo controlado por la familia Entrecanales. Junto con Luis Moreno, ex director de activos financieros de la Sareb y compañero de Luna en Acciona, puso en funcionamiento en 2018 Ibero Capital Managment, una plataforma inmobiliaria con 400 millones de euros aportados por uno de los mayores fondos de inversión del mundo, Oak Hill Advisors. En Ibero Capital también participó hasta este año Arturo de Fernando, ex director de Acciona Inmobiliaria y ex director financiero de Sareb.

En 2016, una investigación periodística internacional situó el nombre del ex número dos de Belén Romana en la Sareb entre los Papeles de Panamá. Según el trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, Walter de Luna había sido intermediario de una empresa offshore en las Islas Vírgenes británicas creada por el despacho Mossak Fonseca durante cuatro años, entre 1994 y 1998.

Alicia Hinojosa
Esta arquitecta de profesión fue la gerente adjunta del Instituto Madrileño de Desarrollo (Imade) y responsable entre 2007 y 2010 del desarrollo urbano de esta entidad. Según el auto de la Trama Púnica, esta institución fue utilizada para desviar fondos hacia las cuentas del Partido Popular “aprovechando el abultado presupuesto que contó entre los años 2006 y siguientes, hasta su liquidación en el año 2010”. El antiguo alcalde de Majadahonda Guillermo Ortega, condenado por la Gürtel, confirmó que Alicia Hinojosa era uno de los dos ejecutores de esta vía de financiación ilegal del partido, aunque las órdenes “venían de arriba”. Tras el cierre del Imade, Hinojosa pasó a formar parte de la sociedad sin fines de lucro Madrid Network, según el trabajo del investigador Manuel Gabarre, autor del libro Tocar Fondo (Traficantes de Sueños, 2019). Según Gabarre en un artículo publicado en El Salto, Madrid Network se convirtió en una pantalla para todo tipo de transacciones y desvío de fondos a empresas vinculadas con Manuel Lamela, Ildefonso de Miguel y Javier López Madrid entre otras figuras del PP.

En 2014, cuenta Gabarre, la filial de Cerberus Haya Real Estate contrató a Alicia Hinojosa y “le concedió el poder suficiente para actuar en su nombre”. Poder para actuar sobre todos los inmuebles nacionalizados de Bankia, cuya gestión había entregado el Gobierno a Cerberus en septiembre de 2013. Y a partir de diciembre de 2014 también sobre buena parte del patrimonio inmobiliario de la Sareb, ya que este fondo de inversión fue uno de los tres elegidos por el banco malo para gestionar su cartera, junto con Servihabitat y Altamira. Según este investigador del Observatorio CODE de delitos económicos, Alicia Hinojosa fue la directora de la gestión y de la venta de los “activos singulares” de Sareb, de Cajamar y de Bankia durante cinco años. Según cuenta Gabarre, Hinojosa era la directora de un equipo compuesto por 20 vendedores “que tuvo a su recaudo más de 15.000 bienes inmobiliarios provenientes de los rescates públicos”.

José María Aznar Botella
En septiembre de 2013, la nacionalizada Bankia anunció el traspaso de la gestión de su negocio inmobiliario Bankia Hábitat a Haya Real Estate, una filial de Cerberus, por un máximo de 90 millones de euros. La estrategia de este fondo de inversión estadounidense —situar en sus direcciones a altos cargos republicanos para aceitar las relaciones con la administración— fue calcada al milímetro en España. Además de Alicia Hinojosa, Cerberus fichó a Juan Hoyos Martínez de Irujo, íntimo amigo del expresidente José María Aznar, y a José María Aznar Botella, hijo del expresidente y de la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

La estrategia debió funcionar porque en esos años no le faltaron contratos a Cerberus en España. En 2013, se quedó con la gestión en exclusiva de decenas de miles de pisos y préstamos de Bankia para los próximos diez años. Y en 2014, el fondo se hizo con la gestión del 40% de los pisos y las hipotecas de la Sareb, en total 52.000 préstamos vinculados al sector inmobiliario originado por Bankia y adquiridos luego por la Sareb por 18.000 millones de euros, según se lee en la propia página del banco malo. Esta concesión duró hasta 2022, cuando Blackstone y KKR tomaron el relevo en la gestión de la cartera de la Sareb.

Gloria Calvo
Abogada del Estado jefe del Ministerio de Economía en tiempos de Luis de Guindos, en 2015 Gloria Calvo fue fichada como directiva de Bankinter. Como no tenía estatus de alto cargo, ni siquiera tuvo que esperar dos años para pasar de decidir las políticas económicas a beneficiarse de ellas. Calvo era también miembro de la comisión rectora del FROB, el fondo del Estado para rescatar a la banca arruinada y propietaria hasta hace unos meses del 45% de la Sareb. En Bankinter, Calvo ocupa la Secretaría General y del Consejo de Administración del Banco.

Bankinter tenía hasta hace poco un cantidad relativamente pequeña de las acciones de la Sareb, apenas un 1,37%. Sin embargo, esta participación resultó clave en la negociación del Gobierno con el resto de accionistas cuando este quiso tomar el control del banco malo. Gracias a la venta de estas acciones, el FROB ha conseguido el 50,15% del capital de la Sareb ante la negativa de los otros bancos presentes en su accionariado, sobre todo Santander, CaixaBank y Sabadell de vender su participación.

Luis de Guindos
Sí hay un maestro de las puertas giratorias y en ascender aunque todo salga mal y todos caigan a su alrededor es Luis de Guindos. Comenzó en la política con José María Aznar y llegó a ser secretario de Estado de Economía en su último Gobierno, de 2002 a 2004. Ese mismo año dio el salto a la gran empresa privada, nada menos que a Lehman Brothers como jefe de su división en España y Portugal. Después de que la ruina de esta empresa en 2007 provocara un efecto en cadena que generó la mayor crisis mundial desde el crack de 1929, pasó a ser responsable de la división financiera de PricewaterhouseCoopers (PwC) entre 2008 y 2010. Esta auditora internacional ha sido denunciada por decenas de casos de conflictos de intereses, entre ellas su trabajo para favorecer la evasión fiscal de grandes multinacionales gracias a información confidencial o su papel en los peores momentos de Bankia.

Para la fusión de Bankia y otras cajas en ruina, fue PWC la encargada de auditar las cuentas. Según reconoció el propio Rodrigo Rato en el Congreso, “se contrató a PwC para que hiciera un cálculo más estresado y riguroso de las posibles pérdidas esperadas y no cubiertas hasta el momento”. El resultado, como se supo después, fue un agujero de 30.000 millones de pérdidas y una situación que el propio Guindos tendría que intentar dar solución, esta vez como ministro de Economía del Gobierno de Rajoy, a partir de diciembre de 2011.

La solución a los problemas de Bankia y otras cajas arruinadas por sus negocios especulativos con la vivienda fue la creación de la Sareb, una operación que no “costaría ni un euro” a los españoles. El resto de la historia es conocida. La Sareb compró caro, vendió barato, el dinero desapareció, el banco malo se fue a pique y el Estado se quedó con 35.000 euros de deuda.

En mayo de este año, ya como vicepresidente del Banco Central Europeo, Guindos advertía al Gobierno español sobre los altos niveles de deuda y de déficit del Estado español, y que ante la crisis que se viene debería moderar el aumento de las pensiones e ir pensando en volver a los ajustes que marcaron su década como ministro de Economía. 

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miércoles, 3 de octubre de 2018

El futuro económico no es lo que solía ser

Lehman cayó hace diez años y dos semanas; el próximo miércoles será el décimo aniversario de la promulgación del Programa de Alivio de Activos Problemáticos, también conocido como el “Rescate”. En honor al aniversario, ha habido aproximadamente 1.000.000.000 de artículos describiendo la crisis financiera de 2008 y sus efectos. Muchos han sugerido, con razón, que las consecuencias políticas continúan dando forma al mundo actual. Pero hasta donde puedo decir, sorprendentemente pocos se han centrado en los efectos económicos del largo plazo.

Lo extraño de este relativo descuido es que incluso una mirada superficial a los datos sugiere que estos efectos fueron enormes. Es cierto que el desempleo en los Estados Unidos está por debajo de lo que lo estaba antes de la crisis; aunque no se ha generalizado, el desempleo en la zona del euro también está muy por debajo, no tanto con respecto a la víspera de la crisis, pero muy por debajo de su promedios previos. Pero en ambos casos hemos regresado a una especie de “pleno empleo” coincidente con niveles de PIB real mucho más bajos que los que personas bien informadas proyectaban antes del estallido de la crisis.

No soy, por supuesto, la primera o la única persona que hace esta observación. Antonio Fatás y Larry Summers ya han tocado estos “palos” durante años, al igual que Larry Ball. Pero parece interesante indicarle a un público (levemente, quizás) más amplio, hasta qué punto el futuro ya no es lo que solía ser, especulando un poco sobre por qué y cómo esto puede haber sucedido, y hablar sobre sus implicaciones en las políticas futuras.

De la Gran Recesión al Gran Bajón
Los economistas usan el término “producto o PIB potencial” para referirse a la cantidad máxima que una economía puede producir sin un sobrecalentamiento inflacionario. Este concepto desempeña un papel central en la política monetaria, y también un cierto papel en la política fiscal. Como explicaré posteriormente, las bases teóricas del concepto parecen ahora más débiles, a la luz de las experiencias post-crisis, de lo que solían serlo antes. Pero, por ahora, simplemente observemos que varias instituciones, desde la Oficina Presupuestaria del Congreso de EE. UU. hasta el Fondo Monetario Internacional, producen rutinariamente estimaciones del PIB potencial actual y proyecciones del PIB potencial futuro.

Para ser claros, son estimaciones basadas en modelos, no en datos reales. Y una posible conclusión es que estos modelos son erróneos, que asistimos a unas representaciones que nada tienen que ver con la realidad. Pero como dije, estos modelos son cruciales para diseñar políticas. Así pues, ¿qué encontramos si comparamos las proyecciones del PIB potencial previo a la crisis con las de las estimaciones realizadas en la actualidad, para el periodo de los próximos diez años? La respuesta es una gran degradación de las estimaciones de la capacidad económica en ambos lados del Atlántico.

El primer gráfico compara la proyección que se estimaba en 2008 del PIB real potencial estadounidense para los próximos 10 años con el que ahora se considera que era posible. La degradación de la estimación es enorme: más del 11% en 2018. Una forma de explicar esto es que la economía de los EE. UU. está tan por debajo ahora de las expectativas previas a la crisis como en las profundidades de la Gran Recesión, y eso que supuestamente la crisis ya se ha superado.

Gráfico 1

El segundo gráfico muestra estimaciones comparables para la Zona Euro, de Fatás. Vemos una degradación similar de las expectativas, pero incluso mayor.

Gráfico 2

Esta caída del PIB tan superior a la que cabría esperar, una década entera después de la crisis financiera, es un tema de enorme transcendencia -llamémosle el Gran Bajón- que se pasa por alto en el enfoque habitual sobre las tasas de crecimiento a corto plazo. ¿Qué podría explicarlo?

Tres historias sobre el déficit: casualidad, hipocondría e histéresis
Un razonamiento posible sobre la forma en que el Gran Bajón siguió a la Gran Recesión es que esta secuencia de hechos no fuera la apropiada: el PIB potencial actual es mucho menor de lo que la gente esperaba que fuera hace una década, pero las razones de esta tendencia a la baja de la curva a largo plazo nada o poco tienen que ver con la crisis financiera; simplemente parecieron distanciarse al mismo tiempo. Es decir, las raíces de la desaceleración del crecimiento radican en la desafección tecnológica (hay un nuevo iPhone, ¿a quién le importa?) y el cambio social conducente a una participación menor de la población en el mercado laboral (opioides o videojuegos, coge lo que quieras) que habrían tenido lugar incluso si no hubiera existido una Gran Recesión.

Esta explicación es en efecto, aunque no explícitamente, la narrativa que subyace a la política económica real: la Fed y otros bancos centrales, que son los verdaderos actores de la política macroeconómica en contexto actual, no actúan como si estuvieran preocupados por la posibilidad de que una futura recesión deprimiera la economía no ya en el corto plazo sino de forma permanente. Las autoridades fiscales, en la medida en que piensan de manera coherente sobre estos temas, es decir, fuera de la actual administración estadounidense, también toman la senda del PIB potencial futuro como una variable dada.

Para ser justos, las proyecciones de CBO tienen en cuenta los efectos de la política fiscal y los efectos de los déficits en la inversión, pero estos son pequeños asuntos comparados con los que necesitarías para vincular la Gran Recesión con la degradación masiva de las proyecciones del crecimiento a largo plazo.

¿Cuál es la evidencia en contra de esta visión? La evidencia más convincente, citada tanto por Fatás/Summers como por Ball, es que el tamaño del Gran Bajón varía mucho de un país a otro -y los países en los que las estimaciones del PIB potencial han divergido más han sido precisamente los países que tuvieron los mayores desplomes durante la crisis. De hecho, la relación entre la caída del PIB durante la crisis y la caída del PIB potencial en el largo plazo es mucho mayor uno por uno.

El tercer gráfico muestra el caso más extremo, Grecia, comparando el PIB real y potencial según estimaciones del FMI. Como todo el mundo sabe, Grecia ha sufrido un derrumbe de su economía. De acuerdo al FMI, sin embargo, alrededor de la mitad de esa caída es una disminución en la capacidad en lugar de en una utilización menor de su capacidad.

Gráfico 3

E incluso esto subestima el cambio en las proyecciones, porque ya no es solo el futuro lo que solía ser, sino el pasado. En el tercer gráfico se muestra que Grecia tuvo un drástico sobrecalentamiento económico, operando muy por encima de niveles sostenibles, en 2007 y 2008. Pero pocas personas lo apuntaron en ese momento. De hecho, la propia estimación del FMI a principios de 2008 era que en 2007 Grecia operaba solo un 2,5% por encima de su PIB potencial, en comparación con su estimación actual del 10,7% para el mismo año.

¿Qué está pasando? El método del FMI para calcular el PIB potencial básicamente traduce cualquier caída sostenida del PIB en una disminución de la estimación del PIB potencial, y esta interpretación del declive afecta tanto a sus proyecciones futuras como a sus interpretaciones del pasado: si concluye que el PIB potencial en 2010 fue realmente bajo, el FMI también reduce sus estimaciones para los años anteriores.

Lo que me lleva a una segunda explicación posible del Gran Bajón: tal vez solo existe en las mentes y en los modelos de los formuladores de políticas (o, en realidad, sus expertos técnicos), y no es una cosa real en absoluto. Es decir, la creencia de que nuestro potencial económico ha caído muy por debajo de las expectativas previas no representa una dolencia económica real, sino que refleja la hipocondría de los formuladores de políticas.

Después de todo, ¿cómo se calcula la producción potencial? Los detalles son complejos, pero básicamente tales cálculos se basan en una o dos teorías: que las depresiones y los auges son siempre de corta duración, y/o que la inflación es un proceso “acelerador”.

Supongamos, en primer lugar, que asumimos que la desviación entre el PIB real y el PIB potencial actual tiende a eliminarse en el transcurso de unos pocos años como máximo, con la economía subiendo después de las depresiones y estancándose o disminuyendo después de los repuntes. En ese caso, creerás que la diferencia promedio entre el PIB real y el potencial será aproximadamente cero durante un período prolongado, lo que significa que puedes obtener una estimación del PIB potencial tomando el PIB real y aplicando algún tipo de método estadístico que suavice la fluctuaciones.

Supongamos, alternativamente, que usted cree, como la mayoría de los economistas convencionales hace desde no mucho tiempo, en alguna versión de la hipótesis de la “tasa natural” de Milton Friedman. Según esta hipótesis, una economía que se encuentre por encima de la producción potencial experimentará no solo inflación sino también aceleración de la inflación, mientras que una economía no muy pujante experimentará una desinflación continua, con la tasa de inflación cayendo continuamente y finalmente convirtiéndose en una deflación acelerada. Si esta hipótesis es cierta, entonces es posible inferir dónde estamos en relación al potencial económico cuando preguntamos qué está sucediendo con la inflación: si es estable, la economía está funcionando en las proximidades de su potencial.

A la luz de la experiencia posterior a 2008, sin embargo, está claro que estas dos teorías son erróneas. Cuando las tasas de interés llegan a cero, no está nada claro cómo o por qué se recuperará rápidamente la economía, ya que la forma habitual de corregir la depresión -que el banco central reduzca las tasas de interés y aumente el gasto- no es posible. Mientras tanto, en parte gracias a la reticencia de los empresarios a recortar salarios aun con la amenaza de un elevado desempleo, incluso las economías evidentemente deprimidas parecen en el peor de los casos experimentar una baja inflación, no una caída continua en un proceso de deflación acelerada.

Dadas estas realidades, considérese cómo responderán las estimaciones de la producción potencial si una economía sufre una gran disminución de la demanda que persiste durante años. Si la economía se deprime durante mucho tiempo, los métodos estadísticos que no permiten esta posibilidad interpretarán falsamente una caída sostenida como una caída del PIB potencial. Si la inflación, aunque puede disminuir un poco al comienzo de una recesión, por lo general se mantiene estable a partir de entonces, los modelos que intentan inferir la producción potencial de los cambios en la inflación también concluirán erróneamente que la economía está operando cerca de su potencial.

Entonces, ¿es el Gran Bajón algo que solo existe en las mentes de los políticos, cuando la verdadera historia es que todavía hay una gran cantidad de exceso de capacidad? Sin duda es una posibilidad que vale la pena considerar. Y estoy razonablemente seguro de que cuando se trata de Grecia en particular, la enorme disminución de la estimación de su producto potencial es exagerada. Simplemente, no creo que después de una caída del 25% en el PIB real, y con un 20% de desempleo incluso ahora, Grecia esté solo un 2% por debajo de su potencial, según nos dice la estimación del FMI.

Pero esta es una historia más difícil de contar para Estados Unidos o la Zona Euro como conjunto. La versión simple de la hipótesis de la hipocondría sería que los economistas malinterpretan el alto desempleo como un problema estructural cuando en realidad es un problema de demanda. Pero en este momento ni los EE. UU. ni la Zona del Euro tienen un alto índice de desempleo según los estándares históricos. Todos conocen la historia de los Estados Unidos; el cuarto gráfico muestra la tasa de desempleo de la Zona Euro, que si bien es más alta que la tasa de los Estados Unidos, ahora también es baja en comparación con los patrones anteriores a la crisis.

Gráfico 4

Es cierto que muchas personas argumentan que la tasa de desempleo se ha convertido en una medida engañosa de la actividad o inactividad del mercado laboral, que el mercado de trabajo no es tan bueno como los datos parecen querer indicar. Pero como muestra el quinto gráfico, otras variables como la participación en la fuerza de trabajo de los adultos en edad de trabajar, no han disminuido tanto, y ya estaban en una tendencia descendente incluso antes de la crisis. Por lo tanto, incluso hablar de “desempleo oculto” tampoco será suficiente para explicar la enormidad del Gran Bajón.

Gráfico 5

Lo que nos lleva a un tercer razonamiento, que es que la Gran Recesión misma dañó el producto potencial, en gran parte al reducir la productividad.

La idea de que las recesiones causan “histéresis”, reduciendo de forma permanente o casi permanente la capacidad de la economía, ha existido al menos desde un famoso documento de 1986 de Olivier Blanchard y Larry Summers. Blanchard y Summers pensaban en términos de desempleo: su afirmación era que las caídas en Europa habían elevado permanentemente la tasa de desempleo consistente con una inflación estable. Pero puede presentar varios argumentos sobre cómo una gran caída podría afectar a las proyecciones del largo plazo de otros modos, por ejemplo, al deprimir la inversión empresarial, incluido el gasto en I+D.

Si eso suena un poco vago, es porque es así. Fatás, Summers y otros argumentan que ha habido una gran cantidad de histéresis, y mi instinto es estar de acuerdo con ellos; pero no estoy al tanto del trabajo que fija los canales a través de los cuales se supone que esto sucedió con precisión. Realmente necesitamos que la gente haga este trabajo, porque si la histéresis es la explicación real, si la Gran Recesión causó el Gran Bajón, esto tendrá enormes implicaciones para el futuro.

Por qué importa el Gran Bajón
Nadie quiere pasar por una repetición de la Gran Recesión, que es una razón para buscar políticas que reduzcan la probabilidad de otra crisis financiera y aumenten nuestra capacidad para responder en caso de que ocurra. De ahí la regulación financiera, la ampliación de la capacidad para apoderarse de las instituciones financieras con problemas (para poder apuntalarlas sin rescatar a los accionistas y ejecutivos), y así sucesivamente. Algunos de nosotros también hemos abogado por un objetivo de inflación más alto, que dejaría más espacio para recortar las tasas de interés reales cuando llegue la próxima caída.

Si la Gran Recesión realmente causó el Gran Bajón, la urgencia de tales medidas es mucho mayor. Usando medidas convencionales, la Gran Recesión y la economía deprimida que se prolongó durante años a partir de entonces le costaron a los EE. UU. aproximadamente el 15% del PIB de un año. Si la caída de las perspectivas económicas a largo plazo también fue causada por la recesión, este coste se eleva a algo mucho más grande, posiblemente a más del 70% del PIB de un año hasta el momento, y mucho más por venir.

Más allá de eso, como han argumentado Fatás y otros, un vínculo entre la debilidad económica a corto plazo y las perspectivas del largo plazo requiere de nuestra evaluación de las políticas en respuesta a la crisis. Si la política monetaria se ha quedado sin margen, el caso del estímulo fiscal se vuelve mucho más evidente. Y el argumento en contra de las políticas de austeridad que muchos países adoptaron en su lugar cuando las tasas de interés aún estaban cerca de cero y el desempleo muy alto se vuelve abrumador.

De hecho, como dice Fatás, una mentalidad de austeridad corre el riesgo de crear un “ciclo fatal”, en el cual la contracción fiscal conduce a un declive en las perspectivas económicas, empeorando las perspectivas del presupuesto, llevando a una contracción aún mayor. Grecia ha recortado el gasto, a un enorme coste social, pero ha sido recompensado -al menos según las estimaciones oficiales- con un drástico descenso en las perspectivas futuras, de modo que sus predicciones sobre la deuda parecen apenas mejor de lo que eran antes de los recortes.

Entonces, el Gran Bajón -esa sombra a largo plazo sobre la economía, aparentemente arrojada por la Gran Recesión- es un asunto mayor. Merece más atención, con tal vez un enfoque menos centrado en los pocos meses de crisis crediticia que siguieron a la caída de Lehman.

Artículo escrito por Paul Krugman originalmente publicado en inglés en The New York Times

http://www.elcaptor.com/economia/futuro-economico-no-lo-solia

martes, 25 de septiembre de 2018

Lehman Brothers: la caída hacia una de las peores crisis capitalista, que perdura

Claudio della Croce CLAE /
Rebelión


El colapso financiero provocado por el estallido de la burbuja hipotecaria en Estados Unidos causó una reacción en cadena que derrumbó a las principales economías del planeta y dejó a millones de personas sin trabajo. A pesar de que muchos países volvieron a crecer, todavía padecemos las consecuencias políticas de la gran recesión, pese a que en este decenio se ha producido la mayor intervención pública para salvar el capitalismo y la democracia occidental, tal y como los conocíamos Pocas veces como el 15 de septiembre de 2008 fue tan palpable la sensación de que el capitalismo global podía colapsar. Lehman Brothers, uno de los mayores bancos de inversión del planeta, se declaró en quiebra y precipitó al planeta a su peor crisis económica desde los años 1930. Fundado en 1850, había sobrevivido a todas las crisis y tenía activos por 680 mil millones de dólares. Por eso, es considerada la mayor bancarrota en la historia de EEUU.

Lehman había sellado su destino mucho antes, con su involucramiento en la burbuja de las hipotecas subprime. Cientos de miles de créditos fueron concedidos a personas que no estaban en condiciones de pagarlos, lo cual creó una montaña de deudas de pésima calidad. Sin embargo, eran agrupadas en bonos y comerciadas por los grandes bancos como inversiones de bajo riesgo , con la complicidad de las agencias calificadoras, que hicieron la vista gorda y lucraron con la jugada.

El estallido de la burbuja hizo quebrar a decenas de entidades menores en 2007, y estaba comprometiendo a todo el sistema financiero estadounidense. La quiebra de Lehman Brothers sorprendió al mundo, tras un fin de semana de intensas e infructuosas negociaciones. El banco dejó una deuda de 691 mil millones de dólares y a 25 mil empleados en la calle, en la mayor quiebra en la historia estadounidense. En Wall Street, el Dow Jones se hundió 500 puntos, su mayor caída desde los ataques contra las Torres Gemelas en 2001.

“El jueves [18 de septiembre], a las once de la mañana, la Reserva Federal (Fed) advirtió una enorme disminución de las cuentas del mercado monetario en EEUU, dinero por valor de 550.000 millones de dólares fue retirado en cuestión de una hora o dos. El Tesoro abrió su ventanilla para ayudar e inyectó unos 105.000 millones de dólares en el sistema, pero pronto se dio cuenta de que no podía detener la marea”, señaló el demócrata Paul Kanjorski, presidente del comité del mercado de capitales en el Congreso de EEUU.

“Estábamos teniendo una afluencia masiva electrónica en los bancos. Ellos decidieron suspender la operación, cerrar las cuentas monetarias y anunciar garantías de 250.000 dólares por cuenta, de manera que no se produjese más pánico. Si no lo hubieran hecho, estimaban que a las dos de esa tarde habrían sido retirados 5,5 billones de dólares del sistema de mercado monetario de EEUU, y esto habría desplomado la economía mundial. Habría sido el fin de nuestro sistema económico y de nuestro sistema político, tal como lo conocemos”, añadió.

Estas palabras son muy útiles para recordar el ambiente apocalíptico que se vivía hace ahora una década, después de que fracasasen todos los intentos de las autoridades estadounidenses de vendérselo a alguien. Cuando el secretario del Tesoro Henry Paulson intentó endosárselo al británico Barclays Bank, su colega de Reino Unido le respondió: “No queremos importar vuestro cáncer”.

Obviamente, los jefes de Lehman estaban al tanto de los riesgos excesivos que corrían para aumentar sus ganancias a corto plazo, pese a que desde 2005 los directivos conocían el riesgo de un derrumbe del mercado inmobiliario. De 2005 a 2007, en el corazón de la burbuja inmobiliaria que otorgaba créditos hipotecarios a compradores insolventes, Lehman compró muchos de esos préstamos, registró ganancias récord. Pero desde mediados de 2007 el banco comenzó a acumular pérdidas y el golpe de gracia llegó nueve meses después, el 16 de marzo de 2008, con la casi quiebra de otro banco de inversiones, Bear Stearns.

Al borde de la bancarrota por sus apuestas desastrosas, Bear Sterns fue comprado por JPMorgan, bajo la égida de la Reserva Federal, medida que socavó la confianza de los mercados, que comenzaron a apostar por la caída de Lehman. Las autoridades intentaron hallar un comprador para Lehman, y negociaron primero con un banco surcoreano y luego con Bank of America y Barclays.

La Reserva Federal presionó a JP Morgan y le prestó 30 mil millones de dólares para que adquiriera Bear Stearns pagando dos dólares por acción (cuando se habían cotizado en 133 un año antes). El objetivo era evitar la quiebra de otros bancos de inversión, como Merryll Lynch y Lehman Brothers, fuertemente comprometidos.

El rescate de Bear Stearns iba contra todo lo que preconiza el evangelio del neoliberalismo: en lugar de dejar que se aplicara la disciplina del mercado, la Reserva Federal intervino para mitigar los daños de la caída. Al final, el rescate no pudo detener la debacle. Seis meses después de la adquisición por JP Morgan, el banco Lehman Brothers también tuvo que declararse en quiebra, pero esta vez la Fed decidió que no habría rescate, provocando un terremoto en el sistema financiero mundial.

Estados Unidos acababa de nacionalizar una semana antes a los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, que garantizaban más de cinco mil millones de dólares de préstamos. Poco después, el Estado salvó a la compañía de seguros AIG, con 180 mil millones de dólares, antes de colocar a disposición de los bancos otros 700 mil millones de dólares en un polémico plan de recapitalización… y finalmente dejó caer a Lehman, mientras salvaba a Goldman Sachs.

Miles de compañías de los más variados rubros cerraron sus puertas y millones de personas quedaron desempleadas. Para evitar la explosión del sistema financiero, muchos países tuvieron que pagar millonarios rescates para salvar a los mismos bancos que habían sido responsables de la hecatombe.

Esta combinación de factores hizo que la crisis económica se convirtiera rápidamente en política. Al descontento generalizado de la población por la falta de trabajo y el fin del bienestar , se sumó la indignación con la clase dirigente: en lugar de apoyar a las personas comunes, se ayudó a los banqueros.

Washington movilizó billones de dólares para salvar a cada sector que generó la crisis, pero fuera de Wall Street el resto de EEUU sufrió penurias. Los suicidios se dispararon, mientras los deudores perdían sus casas en todo el país. Unos 10 millones de estadunidenses se quedaron sin trabajo. Después de 10 años y cientos de miles de millones en multas a bancos, el mayor legado de la crisis es que nadie fue juzgado o enviado a la cárcel, denunció Phil Angelides, quien presidió una comisión que investigó la crisis de 2008.

La recesión desencadenada por los bancos que se beneficiaron de inversiones impagables que llevaron a la caída del sistema financiero trajo como consecuencia una mayor regulación que se implementó a partir de 2010, bajo el gobierno del presidente Barack Obama, y que el mandatario actual, Donald Trump, pretende aligerar.

Hoy, los riesgos sobre la prosperidad mundial tienen palabras como aranceles, China, países emergentes, Brexit y Donald Trump. Un coro de organismos globales, como el Fondo Monetario Internacional, economistas, empresarios y gobiernos, además de la Reserva Federal de EEUU, advierten que una guerra comercial terminará perjudicando a la producción, a los consumidores y a toda la economía del planeta.

El contexto político actual no se asemeja en nada al que había antes. Los partidos tradicionales del mundo occidental están en crisis y el populismo —principalmente en su vertiente de extrema derecha— está en auge. La estabilidad previa a la Gran Recesión luce hoy como una utopía o una mera expresión de deseos.

La caída fue más fuerte y más larga en Europa. Como EEUU, la media de los 28 países de la UE venía creciendo al 3% anual hasta 2007 inclusive, ya que el efecto de las subprime tardó un poco más en llegar. En 2008 el PIB se estancó en 0,5% y en 2009 se desplomó 4,3 por ciento. En los seis años que van desde 2008 hasta 2013, el PIB europeo promedió 0% de crecimiento . En 2014 comenzó una débil recuperación que ronda el 2% anual hasta 2017.

La crisis financiera de 2008 provocó una década perdida en el mundo desarrollado. Muchos países, particularmente en el sur de Europa, siguen apretados con un elevado endeudamiento público y austeridad. Las tasas de desempleo siguen siendo altas, sobre todo entre los jóvenes . La desigualdad de ingresos continúa aumentando. Los problemas actuales en Italia y en Turquía muestran cuán frágiles son nuestras economías", señaló Manuel Funke, investigador del Instituto Kiel para la Economía Mundial.

Los gobiernos en Grecia, Portugal, Italia, España e Irlanda implementaron políticas de austeridad con el objetivo de reducir el déficit presupuestario y calmar a los mercados financieros, lo que contribuyó a incrementar el desempleo. Los costos sociales y políticos fueron elevados y aún se sienten.

Los casos más dramáticos son los de Grecia y España. La desocupación se cuadriplicó en el primero, de 7,3% en mayo de 2008 a 27,9% en julio de 2013. Tras un rescate financiado por el FMI y la UE, que implicó severas medidas de ajuste, comenzó a descender, pero recién este año cayó por debajo de 20%, a 19,1 por ciento. En España, cuyo sistema financiero también debió ser rescatado, saltó de 7,9% en mayo de 2007 a 26,3% en 2013. Ahora está en 15,1%, casi el doble que antes.

La pérdida de empleo fue el efecto más notorio de la recesión. En Estados Unidos, la desocupación pasó de 5% en diciembre de 2007 a 7,3% en 2008. El pico máximo fue 10% en octubre de 2009, exactamente el doble que dos años antes. Desde ese momento empezó a bajar sostenidamente, hasta ubicarse en 3,9% en agosto de 2018. La crisis financiera de 2008 provocó una década perdida en el mundo capitalista.

Los sistemas bipartidistas que habían sido estables por décadas fueron barridos y los parlamentos se volvieron crecientemente fragmentados, con el ingreso de partidos nuevos y pequeños, muchos de ellos xenófobos y ultraconservadores . Las sociedades se polarizaron políticamente en los últimos diez años, lo que hace que gobernar y resolver las crisis sea mucho más difícil.

La Gran Recesión sigue: Mercado y Estado

Una enorme lista de libros han informado, analizado, comparado e incluso producido alternativas al funcionamiento del sistema capitalista -que estuvo en un tris de hacer realidad las profecías de Marx sobre su derrumbamiento- en la última década.

Entre ellos, Crash. Cómo una década de crisis financiera ha cambiado el mundo, del profesor de la Universidad de Columbia Adam Tooze, relata cómo al día siguiente de la caída de Lehman, paralizados los mercados financieros, con las primeras inyecciones de centenares de miles de millones de dólares para salvar Wall Street; mientras George Bush nacionalizaba AIG, una de las mayores aseguradoras del mundo especializada en seguros de impago de créditos, y la histeria se contagiaba en Manhattan, unos metros más allá se abría el periodo de sesiones de la Organización de las Naciones Unidas.

Relata Joaquín Estefanía que el primer orador fue Lula da Silva, quien denunció enérgicamente el caos especu­lativo que había provocado la caída de los bancos. El segundo, un Bush desconectado de la realidad, dedicó su alocución al terrorismo, y la crisis financiera tan solo ocupó dos párrafos al final. Una semana después, el secretario del Tesoro pedía permiso al Congreso para instrumentar el primer paquete de ayudas al sistema financiero por valor de 700.000 millones de dólares, con el siguiente argumento: “Si no hacemos esto hoy, el lunes ya no habrá economía”.

Hay casi unanimidad en los analistas en que la Gran Recesión no fue un accidente puntual de la economía, sino un cambio global cuyas consecuencias se han multiplicado en el territorio de la política (crisis de representación, con la aparición de nuevas formaciones a derecha e izquierda, el resurgir del populismo y de los autoritarismos, la multiplicación de los movimientos de indignados).

Pero también de la geopolítica, con las guerras comerciales, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, la permanencia definitiva de China como superpotencia mundial, entre otras, transformaciones que algunos estudiosos denominen a la crisis “la Segunda Gran Depresión”.

En la comparación entre ambos periodos recesivos se destaca que los problemas entre el año 2008 y la actualidad fueron menos profundos que los de la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado, pero más extensos y, sobre todo, más complejos que aquellos.

Muchos autores con Guy Standing y Owen Jones, defienden que la Gran Recesión todavía no ha acabado, aunque el mundo haya vuelto a una etapa de crecimiento económico y de reducción de las tasas de paro, sino que se ha producido una mutación silente de la misma y una metástasis de sus efectos negativos más estructurales como son la precarización de la vida y los mercados de trabajo y la desigualdad.

Una serie de estudios científicos han situado esta característica central de la economía capitalista en el frontispicio de sus deficiencias. Durante la Gran Recesión se ha expandido, como en pocos momentos de la historia contemporánea, una redistribución a la inversa de las rentas, la riqueza y el poder de los ciudadanos.

Los economistas ortodoxos no fueron capaces de prever la llegada de la crisis y cómo tuvieron que abandonar sus opciones y recuperar las lecciones del keynesianismo con el fin de superar los más lacerantes desequilibrios. Durante la última década hubo de ampliarse irremediablemente el marco cognitivo neoliberal, hegemónico en la práctica política desde los años ochenta del siglo pasado, operando el sistema en muchos momentos como una suerte de capitalismo de Estado.

Por primera vez se trataba de una crisis de la que no podía culpabilizarse a la periferia, sino que nació y se expandió desde el corazón del capitalismo. Durante las tres últimas décadas, la revolución conservadora había aleccionado al mundo bajo el principio teórico de que “el mercado lo solucionaría todo”. Pero Wall Street se hundía, por lo que se arrojó a la basura tal idea y se instrumentó la más formidable intervención con dinero público de la que se tiene memoria.

El célebre “consenso de Washington” (disciplina fiscal y monetaria) no dejaba de ser una piadosa jaculatoria de los teóricos sin contacto con la realidad. El problema no era, como habían dicho, de Gobiernos grandes, de ogros filantrópicos, sino de Ejecutivos débiles, demediados, sin los instrumentos regulatorios adecuados ante la magnitud de las dificultades, señala Estefanía.

Otros análisis de periodistas financieros, como el de Guillian Tett en el Financial Times, señalan que las crisis financieras como la de Lehman comparten dos cosas. “En primer lugar, el período anterior a la crisis está marcado por la arrogancia, la codicia, la opacidad - y una visión unilateral de las entidades financieras que hace que les sea imposible evaluar los riesgos. En segundo lugar, cuando la crisis golpea, hay una pérdida repentina de confianza de los inversores, de los gobiernos, de las instituciones o de los tres”. La arrogancia se convierte en su contrario; o lo que Keynes llamó los “espíritus animales'' desaparecen de repente.

Para Tett, las crisis financieras se producen una y otra vez debido a la imprudencia y la codicia y, presumiblemente, a la falta de regulación. Michel Roberts señala que entre 2007 y 2017, la proporción de la deuda en relación con el PIB aumentó de 179 a 217 por ciento. Pero esta vez, la “orgía de endeudamiento no ha ocurrido en las áreas de finanzas que causaron la última crisis, como los préstamos de alto riesgo. En su lugar, el auge de la deuda se produce en empresas en riesgo y gobiernos como Turquía o EEUU, cuyo endeudamiento público se ha acelerado bajo la administración de Donald Trump.

Las conclusiones políticas de todo esto es que una mayor regulación, o la división de los bancos y las grandes corporaciones o la eliminación de la legislación antisindical pueden ayudar a revertir un poco las tendencias al aumento de la desigualdad y del poder monopolista.

Pero, señala Roberts, como la crisis financiera global y la Gran Recesión mostraron y Larga Depresión posterior confirmó, estas medidas no impedirán otra crisis y recesión, cuando los 'espíritus animales' se evaporen y el boom se convierta en una depresión de nuevo. Y de todos modos, no hay 'progresistas' alrededor para implementar tales ‘reformas’.

El mercado y el Estado son presentados comúnmente como entidades separadas e incluso antagónicas. Los ignorantes portavoces del neoliberalismo quieren hacer creer que el mercado surge espontáneamente en un proceso de evolución natural. Al mismo tiempo, popularizan la visión de que el Estado es un ogro invasivo capaz de distorsionar el funcionamiento eficiente de los mercados, señala el economista Alejandro Nadal.

En esta visión del mundo, se supone que las leyes imponen un marco de certidumbre al evitar la arbitrariedad. Pero cuando la crisis amenaza la estabilidad de todo el sistema, el Estado y entidades como la Reserva Federal intervienen con gran arbitrariedad. Todo esto ha erosionado el estado de derecho, la legitimidad del Estado y ha consagrado el engaño como esencial en las operaciones mercantiles, añade.

Ahora tenemos un coctel explosivo. Después del colapso financiero, el sistema de préstamos interbancarios se congeló (2008-2012). El rescate de bancos y grupos corporativos mediante la política fiscal no fue suficiente para dar confianza al sistema financiero. La Reserva Federal inauguró entonces su postura de flexibilidad cuantitativa, que intensificó la compra de activos en poder de los bancos.

Hyman Minsky señaló que al estallar la crisis, los bancos buscaron liquidar los activos que tenían en garantía de los préstamos otorgados y eso provocó el colapso del valor de esos activos: la intervención de la Reserva Federal estaba dirigida a contener esa caída de precios.

Todo eso contribuyó a calmar los ánimos en los mercados financieros, pero a un costo que entrañaba nuevos peligros y la composición de los activos de la Fed así lo demuestra. En 2009, la Reserva Federal no tenía entre sus activos ni un título respaldado por hipotecas. Hoy, 40% de éstos se compone de ese tipo de activos (y no se sabe cuántas de esas hipotecas son de mala calidad).

Por otra parte, el volumen astronómico de liquidez inyectado por la Fed en el sistema bancario ha servido para promover la creación de una nueva burbuja especulativa. La flexibilidad cuantitativa inyectó más de 4.4 billones de dólares en el sistema financiero, que debían servir para reactivar la economía real, pero el banco central sólo opera mediante el mundo financiero, y es ahí donde se quedó estacionada la liquidez creada por la flexibilidad cuantitativa.

El testigo de este fenómeno es el crecimiento de los índices bursátiles más importantes. La especulación y los grandes vicios del proceso de financiarización de la economía real siguen como antes de la crisis de 2007-2008. Los esfuerzos por establecer una regulación robusta para el sistema bancario y financiero (ley Dodd-Frank de 2010) fueron tibios, pero hoy, hasta los demócratas estadounidenses contribuyen con la agenda de desregulación y debilitamiento de esa norma. Y con los efectos de la superburbuja en los mercados financieros estamos en presencia de una mezcla tóxica.

La suerte del capitalismo se juega estos años, añade Nadal. Cuarenta años de neoliberalismo a escala planetaria han dejado una cicatriz que no desaparece fácilmente. Son décadas de creciente dominio del sector financiero sobre la economía, de un fuerte castigo al gasto social y una represión de los salarios. Este décimo aniversario nos recuerda que quizás estamos frente a un cambio de esencia en el capitalismo.

Claudio della Croce: Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico

(CLAE, www.estrategia.la)

miércoles, 19 de abril de 2017

_--Damien Hirst, el arte como posverdad. El artista británico regresa con una espectacular muestra en Venecia, mitad cuento mitológico y mitad celebración kitsch


Una de las obras de Hirst expuestas en el Palacio Grassi de Venecia.


_--Vestido como un turista cualquiera, con ropa deportiva y enormes gafas de sol sobre el frontispicio,  Damien Hirst da un último paseo antes de levantar el telón de su nueva exposición, que se inaugura este domingo en las dos sedes de la fundación que el magnate  el magnate François Pinault  instaló en Venecia hace una década. Masacrarlo a preguntas no servirá de nada. “Lo siento, amigo. Hoy no me toca prensa”, se excusa con una implacable sonrisa. Lástima, porque su regreso despierta numerosos interrogantes. El primero: ¿qué es verdad y qué es mentira en este esperado proyecto, insistentemente presentado como su regreso por la puerta grande, tras años de sequía creativa y hastío de sus coleccionistas?

Escultura de bronce de la exposición de Damien Hirst en Venecia (Italia). MIGUEL MEDINA AFP Tesoros del naugragio del 'Increíble', que permanecerá abierta en la laguna veneciana hasta el 3 de diciembre, está concebida como una superproducción de aventuras. En la primera planta del Palazzo Grassipalacete de mármol blanco que parece reflejarse en el Gran Canal, un vídeo da la bienvenida. En él, un grupo de buceadores extraen obras de arte de las profundidades marinas. Forman parte de la colección de Cif Amotan II, esclavo otomano liberado en los días del Imperio Romano, cuyo navío, al que llamó Apistos (o “increíble” en griego antiguo) se hundió en las costas de Zanzíbar hace dos mil años. En el barco transportaba la grandiosa colección que amasó al recuperar su libertad, compuesta por fastuosas esculturas, joyas deslumbrantes y valiosas monedas, que quedaron hundidas en el fondo del mar.

Lo que Hirst presenta ahora, según el relato concebido para la exposición, no sería más que las obras extraviadas entonces, impregnadas de los colores que les prestaron las algas y el coral. En la colección, encontrada en 2008 y rescatada con el concurso del artista, figuran bustos egipcios y torsos griegos, estatuillas de mármol y budas en bronce oscuro, medusas de cristal y discos monolíticos aztecas. En total, 200 obras se suceden por los pasillos. Muchas de ellas, de tamaño monumental. En el patio central del edificio se erige un coloso de 18 metros, inspirado en el protagonista de un cuadro de  William Blake. “La exuberancia es belleza”, escribió este último en El matrimonio del cielo y del infierno. No cabe la menor duda de que Hirst comparte esa máxima.

Pero las contradicciones no tardarán en surgir en el recorrido. En medio de las reliquias, presentadas con abundante documentación verídica sobre su origen y características, aparecen obras incompatibles con esa leyenda. Algunas pertenecen a tiempos posteriores a los que vivió el esclavo. Hay diosas antiguas que comparten los rasgos de deidades actuales como Kate Moss o Rihanna. Un poco más allá, un faraón egipcio guarda cierto parecido con  Pharrell Williams. En la última sala de la Punta della Dogana, segunda sede de la fundación, aparece Mickey Mouse de la mano de su creador. “En el fondo, el universo Disney funciona con los mismos mecanismos que la mitología clásica”, explica el director del museo, Martin Bethenod, con total seriedad. Por si quedaba alguna duda sobre el chiste, al trepar hasta el belvedere de esta antigua aduana marítima, aparecen distintos cráneos de unicornio. La ambigüedad se transforma entonces en celebración kitsch. En el fondo, a Hirst siempre le ha perdido la literalidad.

En los 5.000 metros cuadrados que ocupa la exposición no hay rastro de mariposas, puntos de colores ni tiburones en formol. Para bien o para mal, Hirst reinventa en Venecia su agotado lenguaje artístico de pies a cabeza. Pese a todo, el conjunto mantiene cierta continuidad con su obra anterior, que casi siempre ha estado conectada con el arte de épocas pasadas. En sus carísimos cráneos decorados con diamantes o en sus vitrinas llenas de medicamentos ya transparentaban las vanitas y los gabinetes de curiosidades propios de otro tiempo. “Adopta esas formas del pasado para reinterpretarlas, renovarlas y alterar su significado”, afirma Bethenod. Para él, el proyecto no es totalmente falso. “No sé cuánto tiempo llevaban allí, pero le aseguro que las obras salieron del agua”, sonríe. Dos vídeos dan fe de ello. “El poeta Coleridge decía que, para adentrarse en la creación literaria, uno debía suspender voluntariamente su incredulidad. A eso nos invita Hirst”, añade.

Una figura aparece hasta tres veces: Proteo, el dios marino con la facultad de metamorfosearse. Hirst también parece decidido a renacer, dejando atrás sus recientes desatinos, como la apoteósica subasta que le reportó 200 millones de dólares el mismo día en que  Lehman Brothers se declaraba en bancarrota, o su catastrófica retrospectiva en la  Tate Modern en 2012. “Damien considera que el arte es una religión, una forma de sobrevivir y de afrontar la pregunta que nos hacemos todos: ¿qué nos espera después de la muerte?”, apunta, por su parte, la comisaria de la muestra, Elena Geuna. En otras palabras, renovarse o morir. En la exposición resuena también la actualidad. “Vivimos en la época de las fake news. ¿Qué es verdad y qué no lo es? La muestra nos empuja a hacernos esas preguntas”, añade Geuna. En la entrada de la vieja aduana, Hirst ha esculpido esta frase: “En algún lugar entre la mentira y la verdad yace la verdad”. La suya es, definitivamente, una exposición perfecta para nuestro tiempo.

CURIOSIDAD, SECRETISMO Y OPORTUNISMO
La curiosidad era máxima. El secretismo habrá sido, hasta el último segundo, casi total. De Tesoros del naugragio del 'Increíble', el inclasificable nuevo proyecto de Damien Hirst, solo se conocían cuatro imágenes capturadas en las profundidades del océano, difundidas en febrero a través de las redes sociales. Los potenciales compradores no recibieron las habituales fotografías que suelen presentar las piezas a los coleccionistas antes de cualquier inauguración. El galerista de Hirst, Larry Gagosian, prefirió enviar a sus domicilios a una serie de representantes armados de tabletas electrónicas. Así, no quedaba rastro del preestreno.

Entre una estatua de Nefertiti y otra inspirada por Transformers, François Pinault observaba el resultado en un silencio sepulcral. Se ha acusado al magnate del lujo, propietario de este doble museo veneciano y poseedor de una gran colección de arte (en la que figuran, por lo menos, quince obras de Hirst), de orquestar este aparatoso regreso con el objetivo de revaluar la obra del artista británico, que en los últimos tiempos había perdido valor. “No puedo evitar esos comentarios, pero no es [una iniciativa] comercial. Se trata de mostrar el arte que me gusta”, ha dicho a The New York Times. El precio de las nuevas obras de Hirst oscilaría entre los 470.000 y los 4,7 millones de euros.
Fuente:
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/04/07/actualidad/1491577510_202101.html?rel=lom

domingo, 3 de marzo de 2013

Susan George: "Un nuevo Lehman Brothers podría estar al caer".

"La falta de control del sector financiero ha incrementado el riesgo de un nuevo crash financiero mundial cuyas consecuencias podrían ser peores que el anterior", afirma la autora de 'El informe Lugano II': "Internet es una buena herramienta para organizarse, pero la protesta debe estar en la calle si quiere triunfar".

Son ricos y quieren serlo mucho más. Podrían haberse citado en la última cumbre de Davos o no, porque son a un tiempo realidad y ficción. Se llaman Los solicitantes, y buscan respuestas para mantener el capitalismo por encima de todo, incluso si eso implica acabar con la democracia. Este es el hilo argumental del último libro de Susan George, El Informe Lugano II (Deusto), en el que la politóloga y analista franco americana y presidente de honor de Attac analiza la realidad y la motivación que se esconden tras lo que nos están contando de la actual crisis. A sus 79 años, George sólo tiene un objetivo: que sus lectores se den cuenta que lo que está pasando es un montaje para que los ricos sigan ganando la batalla de la lucha de clases y se conciencien de que sólo con la lucha callejera es posible plantarles cara.

"Esta vez, vamos a liquidar la democracia". Este es el inquietante subtítulo que usted ha elegido para su último libro El Informe Lugano II. ¿Tanto mal hace la democracia al grupo de multimillonarios de Davos que protagoniza su relato?

En mi libro hay un grupo ficticio de ricos, que yo llamo Los solicitantes, y que buscan asesoramiento para consolidar los privilegios del capitalismo. Por su puesto, la democracia es incómoda para ellos. Se han conseguido demasiados avances para las clases medias en los últimos años del siglo XX, un Estado del Bienestar que es muy caro, muy permisivo y que no les interesa. No quieren que los trabajadores tengan tantos derechos, no quieren ayudas para nadie... Lo que quieren es que se vuelva a la situación de sumisión que tenían a principios del siglo XX por lo menos.

Un resultado tan caótico como el de las últimas elecciones italianas, ¿facilita la tarea de destruir la democracia?

Cuando escribí mi libro no tenía ni idea de lo que iba a ocurrir en Italia. Pero la verdad es que no me sorprende. Es normal que el apoyo a Monti se desmorone ya que ha sido él quien ha aplicado las medidas restrictivas dictadas por Europa. Que resurja el apoyo a Berlusconi se puede entender ya que la gente puede pensar que antes se estaba mejor. El problema es que su populismo como el de Beppe Grillo son peligrosos. El nivel de corrupción y manipulación con el populismo en el poder es mucho más alto y eso sí que es un atentado contra la democracia.

El Informe Lugano II ofrece cifras muy inquietantes respecto al poder financiero mundial. Por ejemplo, que el mercado de derivados es mucho más grande, las agencias de rating siguen dominando a pesar de sus fallos reconocidos.

¿Por qué hay tanta negligencia en las élites políticas para aportar soluciones mientras siguen actuando al dictado que marcan los mercados?

Los banqueros tienen mucho poder. Ellos pueden elegir quién es elegido y quién no. Esto es muy claro en EEUU. Pero en Europa también tenemos ejemplos de su poder en la sombra. El Gobierno francés, por ejemplo, presume de haber hecho una ley que separa los bancos de inversión de la banca minorista, que en teoría quiere evitar los riesgos en los que incurrió la crisis de 2008. Ese texto ha sido sometido a debate parlamentario y se ha invitado a los grandes poderes financieros a comentarlo. Uno de los grandes banqueros del país, un representante de Société Générale, dijo que la ley, tal y como estaba redactada apenas le preocupaba ya que en el peor de los casos afectaría al 1% de su negocio. Es decir, los grandes titulares en prensa ensalzarán una nueva legislación de control a la banca, pero la realidad es que siguen igual. Es sólo marketing social. Lo que ocurre es que, básicamente los políticos no quiere enfrentarse al sector financiero que es el más poderoso de la sociedad. Los políticos los temen, o incluso los admiran. Realmente Sarkozy los admiraba y yo creo que Obama también. Y por otro lado, los ricos, como decía Adam Smith,"siempre quieren más para ellos y nada para los otros".

En su primer informe Lugano usted acertó con la predicción de que llegaría una crisis financiera mundial. Ahora, este segundo también advierte de que un segundo crash es posible y de ser así, sí que podría acabar para siempre con el capitalismo.

Temo una nueva crisis del sistema financiero. En mi libro explico que las 50 principales empresas del mundo están muy correlacionadas. Esto no es ficción si miras quién controla a quien en el mundo transnacional. Las más interconectadas están en el borde de cuchillo. Si la economía va bien no pasará nada, pero si algo va mal en alguna de ellas, todas caerán como un dominó. Además, 48 de esas compañías son grandes entidades financieras. Esto significa que sí, que un nuevo Lehman Brothers es posible, porque nadie tras el anterior crash ha sido capaz de poner al sistema financiero bajo control. 

Usted se ha pasado años liderando la reivindicación de una Tasa Tobin para las finanzas. ¿Qué opina de la aprobada ahora por la Unión Europea?

Es un triunfo y una derrota al mismo tiempo. Es una victoria porque por fin han aceptado, algo que nos habían negado una y otra vez, que es posible tasar las transacciones financieras. Pero el problema es lo que van a hacer con el dinero. Nuestras reivindicaciones de que fuera destinado a ayudas al tercer mundo y a los necesitados de nuestras sociedades no han sido escuchadas y lo más probable es que todo lo recaudado, que será alrededor de unos 35.000 millones de euros, vaya directamente al presupuesto de los países. Y eso es una derrota.

Insiste en su libro en decir que es mentira la afirmación tantas veces repetida de que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". ¿Tan tontos somos los ciudadanos como para que la mayoría haya interiorizado esa culpa como real y verdadera?

La propaganda institucional es muy potente. Si te están lanzando ese mensaje insistentemente un día tras otro y en todos los lugares, acabas creyendo que es verdad. Los argumentos para desmontarlo no tienen la misma difusión, mucha gente los desconoce. La situación extrema que estamos viviendo es por la crisis que provocaron los banqueros no por lo que ha hecho el pueblo. Una parte del pueblo sí se ha dado cuenta y ha salido a protestar a la calle. Estas protestas inquietan mucho a sus ricos de Davos, aunque en el fondo están tranquilos porque ven que los ciudadanos no consiguen unirse lo suficiente.

¿Están perdiendo potencia movimientos como el 15M?

El pueblo tiene que luchar, reaccionar frente a las agresiones. Estos movimientos sociales son la mayor preocupación de los multimillonarios que quieren mantener el capitalismo más extremo a toda costa. Pero los indignados tiene que saber que la lucha sólo en sus propios países o por sus propios intereses no es suficiente. No es suficiente luchar ante Rajoy o ante Silvio Berlusconi. Porque en el mejor de los casos podrían ganarles a ellos, pero eso ahora en el contexto europeo no significa nada. El poder está en el BCE, en el FMI. Ni Rajoy ni François Hollande pueden hacer frente a esos poderes supranacionales. Tampoco las feministas, los ecologistas, los homosexuales por sí solos tienen mucho que hacer. Lo que más me gustaría es ver cómo los movimientos de los indignados de toda Europa se unen con los sindicatos de toda Europa para hacer protestas a nivel internacional. Ese es el poder del pueblo.

Una cosa me ha sorprendido mucho de su libro. El grupo de Davos aboga por mantener a los activistas protestando en internet, mientras se les mantenga lejos de las calles. ¿No es internet el mejor canal para organizarse socialmente?

Internet es una herramienta estupenda, pero no es el lugar donde tiene que llevarse a cabo la revolución. La revolución no está en la web, está en la calle, con lobbys que planten cara a los lobbys de los ricos en las mismas condiciones, con una buena definición de los objetivos que se quieren conseguir y una buena estrategia de unión para llegar a todos ellos. Internet se puede utilizar para facilitar la información y la documentación que la gente necesita para formase y a apoyar la lucha callejera, pero la protesta sólo en web no tiene potencia. Leer original aquí.
Fuente: http://www.eldiario.es/politica/Susan-George-Lehman-Brothers-podria_0_106390041.html