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domingo, 10 de noviembre de 2024

Mariana Mazzucato: “Para la guerra, el dinero sale de la nada”

Mariana Mazzucato, en el World in Progress Barcelona, el martes.
Mariana Mazzucato, en el World in Progress Barcelona, el martes.
Directora del Instituto para la Innovación y Propósito Público del University College de Londres (UCL)

La economista señala que permitir “la evasión y la elusión fiscal es una elección” de los estados, a los cuales señala como “parte del problema” ante la concentración de poder económico y tecnológico de las grandes corporaciones

Mariana Mazzucato (Roma, 1968), faro académico del pensamiento progresista, dice a menudo, bromeando, que entra en una reunión “como economista” y sale “como coach de vida”. Pese a hablar de dinero, en el discurso de la mediática directora del Instituto para la Innovación y Propósito Público del University College de Londres (UCL) emergen enseguida la valentía, la mentalidad, el liderazgo o, el resultado de cada elección. Se refiere al papel central que propugna para “un Estado emprendedor” que innova, se arriesga, invierte, cataliza, condiciona, coordina, colabora, en torno a una “misión”. El ejemplo feliz con que ilustra esta idea es la movilizadora promesa de viajar a la luna formulada hace 62 años por John F. Kennedy. En El Estado emprendedor, El valor de las cosas, Misión economía o, el último en llegar, El gran engaño, Mazzucato le da un meneo al discurso tradicional de la izquierda, a la par que al capitalismo. No basta con hablar de desigualdad, de redistribución, o de corregir fallos del mercado. “Tomas Piketty y yo somos dos caras de la misma moneda”, subraya la ítalo-estadounidense, en una entrevista celebrada durante el foro internacional World in Progress Barcelona, organizado esta semana por PRISA, la SER y El PAÍS en CaixaForum.

Pregunta. Ante la enorme concentración de poder económico, financiero y tecnológico, ¿qué margen real tienen los gobiernos, más allá de poner parches?
Respuesta. Los estados son parte del problema. Con sus políticas, han permitido que .el sector financiero pese más, que las tecnológicas sean más poderosas o que las farmacéuticas operen de forma más extractiva. Que permitamos la evasión y la elusión fiscal es una elección. Debilitar a los sindicatos o pagar de forma adecuada a los sanitarios a quienes aplaudíamos durante la pandemia, también.

P. Hace falta dinero para la transición verde, la digitalización, la innovación, la desigualdad, la seguridad… ¿Teme la austeridad de las nuevas viejas reglas fiscales en la UE?
R. La austeridad es un mito. Pensamos en austeridad cuando vemos recortes en la sanidad o la educación públicas. En realidad, elegimos gastar más en unas cosas y menos en otras. Alemania decía que no había dinero, pero para la guerra en Ucrania realizó un esfuerzo de 190.000 millones de euros. ¿Dónde estaba este dinero antes? Para la guerra, el dinero sale de la nada. Para los problemas sociales, no hay. Hay que darle la vuelta. Por otro lado, creer que ahorras por no gastar más en educación, I+D o sanidad es una forma estúpida de ahorrar dinero. Costará más arreglar el desaguisado.

P. La polarización en Europa y Estados Unidos no lo pone fácil.
R. Los gobiernos deben ser valientes. Si se habla de polarización, también se debe hablar de desigualdad. La ciudadanía desconfía de los gobiernos y de las empresas porque han sido parte del problema. De la desconfianza surge el populismo. En Italia, muchos trabajadores que no se beneficiaron de la globalización han acabado votando a Giorgia Meloni.

P. La izquierda ha perdido parte de su base electoral. ¿En qué debería centrarse?
R. La izquierda, y hablo a escala mundial, no ha pensado lo bastante en cómo crear riqueza de manera diferente, para que sea inclusivo y esté orientado a la innovación, a las energías renovables, la sanidad o el futuro de la inteligencia artificial (IA). Si no generas riqueza, no hay nada que repartir. En España, como en otros países, no veo un buen banco público de desarrollo del estilo del alemán KfW, que ayude a las empresas a avanzar en la dirección correcta, por ejemplo, a reducir materiales de producción como el plástico. La contratación pública tiene también un papel importante. Que las comidas en las escuelas sean saludables y sostenibles puede ser reflejo de cómo un gobierno interactúa con la industria de la alimentación.

P. ¿Ve compatible la insistencia en la falta de competitividad europea frente a EE UU y China, en los informes de Draghi y Letta, con el modelo social europeo?
R. En 2013 escribí El Estado emprendedor justo contra la mentalidad que dice: “Ah, EE UU tiene todos los amazons y los googles. ¿Por qué Europa no? Necesitamos más capital riesgo, otro sistema fiscal…” Fueron las grandes inversiones públicas las que permitieron que surgiera la industria tecnológica. Silicon Valley nació fruto de una increíble red de emprendimiento muy bien financiada a lo largo de toda la cadena de innovación. Es algo que no existe en Europa, cuestión en la que Draghi no incide. Mi trabajo no solo va de trabajar con una misión, sino de gobernanza, de una política pública inteligente que permita que el estado reciba la parte que le toque, no solo vía impuestos, sino como recompensa por sus inversiones. Fracasamos porque los beneficios generados por tecnología pagada por el Estado no se han compartido. Y encima, estas empresas se mueven para no pagar impuestos. Necesitamos es que se entienda que innovación y competitividad van de la mano. También falta vincular ciencia e industria. Y un aprendizaje adecuado para los trabajadores. Es lo que conduce a la competitividad.

P. ¿Trocearía Google?
R. No puede abordarse el problema como una cuestión de tamaño, sino de gobernanza que vele por el interés público.

P. ¿Cómo garantizar que la IA se desarrolle para el bien común?
R. Con la IA corremos el riesgo de repetir los errores del pasado. Si las oportunidades relacionadas con la innovación y la tecnología no se estructuran de forma adecuada, acabarán perjudicando a la gente. Puede agravar la desigualdad, y también hay riesgos en materia de privacidad. ¿A dónde van los datos cada vez que usamos una aplicación? ¿Cómo puede una ciudad utilizarlos para el interés público en lugar de que sirvan para que unas empresas sepan más sobre nosotros? El sector público debe garantizar que los beneficios se distribuyan lo más ampliamente posible, también en el sector salud y farmacéutico, para que no haya abusos con las patentes y los derechos de propiedad intelectual. Por eso estoy a favor de los buenos acuerdos.

P. ¿Cuáles serían estos buenos acuerdos?
R. En el Reino Unido, el laborista Keir Starmer gana las elecciones, y ya dice que no hay dinero. Con el Brexit, necesitas inversión, a las empresas. Pero ¿cuál es tu valor, como gobierno? Haz que las empresas inviertan. Concede ayudas, pero a cambio introduce condiciones. Asegúrate de que, a cambio, se orienten hacia un crecimiento sostenible, cosa que no se logra solo con bajar impuestos, sino con dinero y una relación público-privada adecuada.

P. ¿Los fondos europeos están transformando la economía europea?
R. No transforman la economía. A menudo llueven millones en países con una capacidad débil. Aumentan los beneficios, no la inversión. ¿Cómo asegurarse de que las ganancias no vayan solo a los accionistas, a los dividendos o a las recompras de acciones? Esta idea de ser business friendly, de facilitarle la vida a las empresas, logra malas políticas. No hay que conceder préstamos públicos a una empresa porque tenga problemas o porque sea una pyme, sino condicionarlos a que sea haga una transición.

P. ¿Cómo valora las empresas que presionan por un parón en la transición energética en la UE?
R. Hay que electrificar e invertir en movilidad sostenible, pero, sobre todo, necesitamos menos coches, eléctricos o no, y desplegar un transporte público en condiciones. Extraer litio para las baterías tampoco es muy sostenible. En México o EE UU, el tren es un medio destruido, en favor del automóvil. Los gobiernos han sido capturados por la industria.

P. Y según usted, también por grandes consultoras.
R. En muchos países se ha dejado de invertir en las propias estructuras estatales. Si se externaliza la capacidad gubernamental, se hace difícil que el sector público aplique buenas políticas. También hacen falta buenos abogados. Sin ellos, no ganas. Las grandes petroleras, la banca, las farmacéuticas tienen los mejores.

P. ¿La transición energética agravará las desigualdades?
R. La transición debe, ante todo, ser justa. Todos esos trabajadores en las fábricas que producen coches contaminantes necesitan inversión, capacitación, formación, reciclaje. No pueden simplemente perder sus empleos. De lo contrario, se generan pobreza, desconfianza y populismo. La transición no puede llevar a la desindicalización en las plantas de baterías. Fue importantísima la huelga del motor en EE UU de hace unos meses. Sin sindicatos, no tendríamos fines de semana ni vacaciones. Y los niños trabajarían en fábricas.

P. ¿Cuál es el papel del PIB como termómetro de si una economía va como un cohete?
R. Si estuvieras conduciendo y solo tuvieras un número, te estrellarías. ¿Por qué tener solo un número? En el salpicadero, ves a qué velocidad vas, cuánto combustible te queda, si el motor necesita agua o aceite. No desecho el PIB. Es útil para ver si una economía crece solo por el consumo, o si lo hace por la inversión. Es útil consultar el PIB per cápita, por la distribución. Pero también importan el coeficiente Gini (sobre desigualdad) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).


sábado, 14 de mayo de 2022

_- Estado emprendedor, conocimiento y libertad. A propósito de la propuesta de Mariana Mazzucato


_- "La historia nos dice que la innovación es el resultado de un esfuerzo colectivo masivo, no solo de un grupo reducido de jóvenes blancos en California. Si queremos resolver los mayores problemas del mundo, es mejor que entendamos eso."
Mariana Mazzucato, entrevista por cable.

La discusión acerca del papel de Estado en la generación de conocimientos relevantes para la sociedad no puede sustraerse a una realidad previa fundamental. Hoy, en el segundo semestre del año 2021, aun en plena pandemia de Covid-19, tenemos plena conciencia de los efectos de la crisis financiera de 2008 (que la pandemia no ha hecho sino agudizar), de cómo una parte de las causas de la misma puede atribuirse a la re-regulación neoliberal (o contrarreforma) que empezó en la década de 1980 y se aceleró en la de 1990, y de cómo la respuesta basada en políticas públicas de austeridad (promovida por economistas como Alberto Alesina, et al., 2019) contribuyó a un debilitamiento del sector público en todos sus frentes. 

En los últimos cincuenta años, el sistema público de la mayoría de países del mundo no sólo se ha retirado de la producción y distribución de bienes fundamentales (incluidos el agua, la energía o el transporte), sino que ha reducido drásticamente su provisión de servicios (cuando no los ha externalizado) y, lo que resulta fundamental en términos de generación de conocimiento, en muchos casos se ha retirado de la planificación estratégica a largo plazo.

A menudo, la discusión acerca de la necesidad de reducir la deuda pública de los estados olvida que es más relevante su composición que su magnitud. Tener que discutir acerca de cómo gestionar el crecimiento de la deuda pública durante la última década como consecuencia de la absorción de deuda privada (señaladamente, de instituciones financieras privadas) es algo bien distinto que proyectar sobre cómo invertir estratégicamente en áreas clave, como educación e investigación y desarrollo, además de hacerlo teniendo en cuenta parámetros como la innovación, la inclusión y la sostenibilidad. El primer tipo de deuda es inerte, mientras que la segunda es potencialmente fecunda.

No es esta la idea que más ha calado en la opinión publicada en el mundo post-2008, sino más bien la contraria: para que haya mayor competitividad, dinamismo e innovación es preciso que haya más mercado y menos Estado. Esto equivale a aceptar el embeleco de que existe algo así como un orden social espontáneo surgido de mercados libres de la intervención del Estado. Ya Karl Polanyi (1944) demolió concluyentemente esta idea arguyendo que los propios “mercados libres” eran productos de la intervención estatal y que se trataba de una “falacia economicista” (Polanyi, 1977) tratar analíticamente las dinámicas económicas como hechos que preceden y son discontinuos respecto de las realidades políticas y culturales.

Qué duda cabe que el sector público a menudo ha caído en una apatía burocrática, ha practicado el favor a oligopolios privados y ha tenido una escasa visión estratégica de las necesidades comunes a largo plazo. El porqué de este proceso de deterioro no puede sustraerse a la realidad de unas políticas anti-públicas aplicadas durante los últimos decenios que, paradójicamente, se han servido del Estado para la acumulación oligopólica y parasitaria de recursos comunes. Con todo, la idea de que la propia existencia del sector público ahoga la iniciativa privada está profundamente desenfocada. Acaso la autora que más ha contribuido en los últimos años a redefinir el marco de referencia para el análisis del papel del Estado sea la economista Mariana Mazzucato (2018, 2019, 2021).

Su propuesta consiste en revertir el deterioro del sector público, no para que éste simplemente haga cosas que ya están haciendo otros (que siguen el consejo de Keynes 2 ), sino para que se oriente estratégicamente hacia el cambio tecnológico socialmente provechoso e invierta en esta dirección. Mazzucato parte de la premisa que es problemático afrontar mediante el “libre mercado” problemas sociales de gran calado, como el cambio climático, el desempleo juvenil, la obesidad, el envejecimiento y la desigualdad. Para hacer frente a estos desafíos, el Estado debe ponerse en cabeza, no sólo dedicándose a arreglar los fallos del mercado, sino creando y moldeando nuevos mercados, a la vez que regulando los ya existentes (...). Por lo general, estas orientaciones no se generan espontáneamente a través de las fuerzas del mercado; más bien son el resultado de procesos de toma de decisiones estratégicas público-privadas (Mazzucato, 2018: 6).

Para hacer que esto sea posible, en primer lugar, propone que el Estado abandone la mirada estrecha de pretender identificar y elegir ex ante a quienes van a ser los supuestos vencedores en las pugnas mercantiles de la innovación y fiarles sin más su apoyo. Considera más acertado diagnosticar cuáles son las necesidades a largo plazo y prever la dirección que deben tomar el desarrollo económico y el cambio tecnológico, para así ensanchar el conjunto de oportunidades. En segundo lugar, aboga por abandonar la usual evaluación a corto plazo del gasto público. La alternativa es medir la inversión pública por su capacidad de alumbrar mercados en nuevas áreas. En tercer lugar, debe permitirse que las organizaciones públicas experimenten y aprendan, e incluso fracasen. Finalmente, por mor de la existencia de estos fracasos, tiene mucho sentido que el sector público y los contribuyentes recojan buena parte de las ganancias y que no se les atribuya sólo el papel de hacerse cargo de las pérdidas.

Siguiendo a Polanyi, Mazzucato insiste en el carácter mitológico de los mercados autorregulados, pues cualquier mercado está políticamente constituido. Recurriendo a Keynes, sostiene que los mercados capitalistas, independientemente de su origen, necesitan de una constante regulación por la inestabilidad inherente del capitalismo. Asimismo, pone mucho énfasis en mostrar que muchos avances atribuidos por entero al genio de la iniciativa empresarial privada han dependido crucialmente de la inversión públicamente financiada. Es el caso del iPhone, que pudo florecer por la ingente inversión en agencias públicas que llevó a la creación de Internet. Como ocurre también con la investigación médica financiada con fondos públicos procedentes de los impuestos de los contribuyentes (30,000 millones anuales de dólares para los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, sólo por dar una cifra), que permiten que muchas empresas farmacéuticas privadas se concentren más en el desarrollo de medicamentos que en la investigación propiamente dicha (y que en muchos casos han dado prioridad a financiarizar su cartera de inversión mediante la recompra de acciones propias para aumentar su cotización bursátil) (Mazzucato, 2018: 32-34). Lo mismo ocurre con la inversión en el campo de la energía, con compañías como Tesla 3 , SolarCity y SpaceX, que se han beneficiado de apoyos de los gobiernos local, estatal y federal por valor de más de 5,000 millones de dólares, además de sacar provecho de contratos de compra de sus productos por parte del Estado por valor de más del doble de esa cifra. En incontables empresas “innovadoras” el Estado ha ayudado por el lado de la oferta, por el de la demanda y, además, ha aportado la garantía financiera pública a créditos solicitados por ellas.

Desde hace tiempo conocemos críticas bien fundamentadas al modelo de ciencia basado en capital riesgo privado, que en muchas ocasiones tiene un efecto nocivo para la innovación subyacente, muy señalado en el sector biotecnológico (Coriat, Orsi y Weinstein, 2003). Otras críticas se refieren al lugar común, según el cual cuando aumenta el número de patentes en un sector económico es indicativo de que es más innovador que otros. En muchos casos ello no tiene tanto que ver con la excelencia y utilidad de las mismas, sino con cambios regulatorios que han permitido que la investigación financiada con fondos públicos fuera patentable (véase, sin ir más lejos, la Bayth-Dole Act de 1980) o con el hecho de que el capital de riesgo a menudo utiliza la cantidad de patentes como métrica de en qué compañías es más rentable invertir. Boldrin y Levine (2013) han mostrado que las patentes pueden tener cierto efecto positivo en crear incentivos a la invención, pero que tienen un efecto general negativo sobre la innovación.

Resulta de gran interés observar cómo la aportación de Mariana Mazzucato al debate contemporáneo sobre el papel del Estado en la generación de conocimiento relevante para la sociedad, sin ser completamente original, ha sido recibida como una gran novedad simplemente porque va a redropelo de un proceso de laminación de las capacidades del sector público. Por eso, al simpatizar con muchas de las ideas que propone, me parece importante destacar dos dimensiones acerca de la capacidad de los poderes públicos de promover la generación de conocimiento. 

La primera tiene que ver con el problema de la libertad en una sociedad democrática. Si seguimos los ideales de la Ilustración, un Estado tiene la obligación de garantizar la educación libre y la autonomía crítica de todos sus ciudadanos; su ejecución puede ser delegada a todo tipo de agentes educadores, pero su garantía es inalienable. Sólo por esta razón, el papel del Estado en la generación de conocimiento es fundamental. De aquí que la retórica del Estado emprendedor, entendido à la Mazzucato como un Estado que promueve “la innovación tecnológica y el crecimiento económico” puede eclipsar la cuestión de para qué queremos la innovación y el crecimiento. Aunque se entiende bien el sentido de su propuesta de fondo, dar por supuesto que ambos son fines inherentemente deseables es hurtar la discusión sobre cuáles son las mejores vías para promover la libertad y el florecimiento humanos. 

La segunda tiene que ver con la capacidad real del Estado para regular y emprender, algo que en un régimen democrático no depende exclusivamente de las voluntades de las autoridades políticas o de meros arreglos de éstos con ciertas élites económicas, sino que depende de decisiones de la ciudadanía democráticamente encauzadas. Puesto que en las últimas décadas hemos sido testigos de cómo grandes compañías privadas transnacionales han condicionado gravemente, cuando no sometido derechamente, decisiones estatales, nos preguntamos cómo puede embridarse el capitalismo global contrareformado en el que vivimos. Si bien es interesante esta visión económica del Estado emprendedor, se echa de menos una economía política del mismo.

NOTAS

1. Profesor titular de Universidad. Universidad de Barcelona. Departamento de Sociología. Avda. Diagonal, 690. 08034-Barcelona. España (jordimundo@ub.edu). Esta reflexión se ha desarrollado en el marco del proyecto de investigación PGC2018-094324-B-I00 (Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, España).

2. “Lo importante no es que el sector público haga cosas que los particulares ya están haciendo, y que las haga un poco mejor o un poco peor; sino que haga aquello que hoy nadie más está haciendo” (Keynes, 1926: 46).

3. La compañía anunció un beneficio de 1,000 millones de dólares, sólo para en el segundo cuatrimestre de 2021 (Elliot, 2021).


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alesina, A., C. Favero y F. Giavazzi (2019), Austerity. When it Works and When it Doesn’t, Princeton/Oxford: Princeton University Press.
Boldrin, M. y D.K. Levine (2013), “The case against patents”, Journal of Economic Perspectives, 27 (1): 3-22.
Coriat, B., F. Orsi y O Weinstein (2003), “Does biotec reflect a new science-based innovation regime?”, Industry and Innovation, 10 (3): 231-253.
Elliot, R. (2021), “Tesla’s quarterly profit soars to record $1.1 billion”, The Wall Street Journal, 26 de julio, https://www.wsj.com/articles/tesla-tsla-2q-earnings-report-2021-11627176617 (última consulta: 27 de julio de 2021).
Keynes, J.M. (1926), The End of Laissez-Faire. London: L & V Woolf.
Mazzucato, M. (2018), The Entrepreneurial State. UK: Penguin Books.
Mazzucato, M. (2019), The Value of Everything. Making and Taking the Global Economy. UK: Penguin Books.
Mazzucato, M. (2021), Mission Economy. A Moonshot Guide to Changing Capitalism. New York: Harper.
Polanyi, K., (1944), The Great Transformation, Nueva York: Rinehart and Co.
Polanyi, K., (1977), The Livelihood of Man, ed. Harry Pearson, New York: Academic Press.

Jordi Mundó Es miembro del Comité Editorial de Sin Permiso. Profesor Titular de Filosofía Moral en la Universitat de Barcelona. Ha publicado trabajos sobre ética, filosofía política, filosofía y metodología de las ciencias sociales y cognición social humana.

Fuente:
Ludus Vitalis, vol. XXIX, num. 55, 2021, pp. 173-177.

sábado, 6 de marzo de 2021

La misión imposible de Mazzucato

La economista italoamericana, Mariana Mazzucato, que trabaja y reside en Londres, se ha convertido en una personalidad en lo que podríamos llamar el "centro-izquierda" o incluso en los círculos económicos y políticos dominantes. Acaba de publicar un nuevo libro, Mission Economy: a moonshot guide to changing capitalism.

Mazzucato fue brevemente asesora económica del Partido Laborista del Reino Unido con Corbyn y McDonnell; aparentemente "tiene el oído" de la representante radical en el Congreso de EEUU, Alexandria Ocasio-Cortez; ha asesorado a la candidata presidencial demócrata, la senadora Elizabeth Warren y también a la líder nacionalista escocesa Nicola Sturgeon. Incluso se le ha concedido el título de “la economista más aterradora del mundo”, porque aparentemente sus ideas han removido las cosas entre los grandes y los buenos. Según el diario London Times, es “admirada por Bill Gates, consultada por los gobiernos, Mariana Mazzucato es la experta con la que otros discuten a su propio riesgo”.

Sin embargo, aunque comenzó como asesora de la izquierda del espectro político, últimamente está disponible para todos. Rápidamente abandonó su papel de asesora de Corbyn. Según un crítico de su nuevo libro, "Mazzucato reconoció rápidamente que no podía jugar ningún papel real como asesora de Corbyn y renunció después de dos meses". Mazzucato comentó al Daily Mail: “Las personas que de verdad movían los hilos eran Seumas Milne y otros. Sentí que, de acuerdo, si quieres hacer lo que tu quieres, hazlo. Pero no en mi nombre''. The Mail señaló: "Después de este breve coqueteo con el político equivocado, está ansiosa por señalar que ha trabajado en estrecha colaboración con los conservadores, asesorando a Greg Clark, entre otros, sobre su estrategia industrial cuando ocupó el papel en constante cambio de ministro de empresas".

Mazzucato ahora asesora a gobiernos e instituciones a nivel internacional ( Policy Papers: Mariana Mazzucato) y participa en varios foros y seminarios importantes. La Organización Mundial de la Salud la nombró jefa de su Consejo de Economía de la Salud para Todos en 2020. De hecho, recientemente ha elogiado el nombramiento del exjefe y banquero central (no electo) del BCE, Mario Draghi, como primer ministro de Italia, presumiblemente porque es quién va a salvar la economía de Italia. No es tan aterradora después de todo.

He revisado los libros anteriores (mucho más importantes) de Mazzucato, El estado emprendedor y El valor de todo en otras notas. En este nuevo libro, vuelve a desarrollar su principal argumento, que ya presentó anteriormente en sus libros, de que el sector público debe liderar el camino en las economías modernas. “En lugar de actuar como inversores de primer recurso , demasiados gobiernos se han convertido en prestamistas pasivos de último recurso, y abordan los problemas solo después de que surjan. Pero, como deberíamos haber aprendido de la Gran Recesión posterior a 2008, cuesta mucho más rescatar a las economías nacionales durante una crisis que mantener un enfoque proactivo de inversión pública”. Con razón, señala que “cuanto más mantengamos el mito de la superioridad del sector privado, peor estaremos ante crisis futuras”. El papel de la innovación financiada con fondos públicos y la investigación y el desarrollo de propiedad pública ha sido deliberadamente minimizado por la teoría económica convencional. Y, sin embargo, ha sido una investigación financiada con fondos públicos la que ha permitido el rápido desarrollo de vacunas para la pandemia del COVID y han sido los servicios de salud propiedad y administrados públicamente los que han brindado la mejor respuesta para reducir las muertes causadas por la pandemia.

Mazzucato, con razón, quiere restaurar y proclamar la "narrativa del gobierno como fuente de creación de valor". (Aunque, como sostengo en mi reseña de su último libro, el gobierno no crea valor (como ganancia para el capital), sino que usa valores (para la sociedad), una distinción que Mazzucato no reconoce, pero los capitalistas sí). Señala, por ejemplo, que un préstamo de la administración Obama fue crucial para el éxito de Tesla, y que un programa de alfabetización informática de la BBC de la década de 1980 condujo a la fundación de una empresa líder en desarrollo de software y a la creación de una computadora de bajo costo utilizada en las aulas de todo el mundo.

Pero sobre todo, en este libro, pretende promover el modelo de la misión espacial Apolo a la Luna como el camino a seguir para desarrollar innovaciones y difundirlas en la economía; lo que ella llama un enfoque "orientado a la misión".

Como dice: “El programa Apolo demostró cómo un objetivo claramente definido puede impulsar el cambio organizacional a todos los niveles, a través de una colaboración público-privada multisectorial, contratos de adquisición orientados a la misión y una innovación y toma de riesgos impulsada por el estado. Además, estas empresas tienden a generar efectos secundarios (software, teléfonos con cámara, fórmula para bebés) que tienen beneficios de gran alcance". Y lo que muestra este modelo, afirma, es que "llevar a un hombre a la luna requirió tanto un sector público extremadamente capaz como una asociación con el sector privado impulsada por un objetivo".

Por lo tanto, lo que el capitalismo moderno necesitaría es una asociación 'impulsada por un objetivo' entre los sectores público y privado: “los viajes a la luna deben entenderse no como grandes esfuerzos aislados, tal vez el proyecto favorito de un ministro, sino más bien como objetivos sociales audaces que exigen una colaboración a gran escala entre entidades públicas y privadas”. Aparentemente, necesitamos "un enfoque audaz, un rediseño de herramientas como las licitaciones y una teoría económica adecuada para enfrentar la direccionalidad del crecimiento", sea lo que signifique "enfrentar la direccionalidad del crecimiento" .

Mazzucato reconoce que las denominadas asociaciones público-privadas a menudo no han resultado en el pasado de interés público. No debemos “repetir los fracasos asociados con la economía digital de hoy, que surgió en su forma actual después de que el estado proporcionase la base tecnológica, aunque luego descuidase regular lo que se construyó sobre ella. Como resultado, algunas firmas dominantes de Big Tech han comenzado una nueva era de extracción algorítmica de valor, que beneficia a unos pocos a expensas de muchos". En cambio, debemos "desarrollar una visión común de la sociedad civil, las empresas y las instituciones públicas ".

Sostiene que las asociaciones público-privadas se han centrado en reducir el riesgo de la inversión a través de garantías, subsidios y asistencia. En cambio, deben enfatizar compartir tanto los riesgos como las recompensas. Así que los gobiernos y las empresas capitalistas deben compartir los riesgos y luego las recompensas. Esa idea muestra la dificultad inherente al enfoque de misión. La misión para superar la pandemia de COVID ya ha demostrado qué sector ha asumido los riesgos y cuál obtendrá las recompensas, al igual que la misión Apolo.

Mazzucato reconoce que se requiere una reevaluación fundamental del papel del sector público que vaya más allá del marco tradicional de los "fallos del mercado" derivado de la economía del bienestar neoclásica y adopte un papel de "co-creación del mercado" y "modelador del mercado". “No se trata de arreglar mercados sino de crear mercados”.

Pero, ¿debería ser la misión del gobierno "crear mercados" o "dar forma a los mercados"? ¿Es realmente posible que se permita al sector público tomar la iniciativa y priorizar la inversión con fines sociales sobre la inversión con fines de lucro bajo el capitalismo? ¿Es realmente posible “desarrollar” una 'visión común' entre las grandes empresas, en su búsqueda de ganancias para sus accionistas, y los gobiernos, que pueden tener diferentes objetivos? ¿Se pueden revertir el cambio climático y el calentamiento global mientras la industria de los combustibles fósiles no sea regulada por los gobiernos? ¿Se puede revertir la creciente desigualdad a través de una 'visión común' público-privada? ¿Se puede evitar el desempleo tecnológico cuando las grandes empresas tecnológicas aplican robots e IA para reemplazar el trabajo humano? ¿Puede un enfoque de misión 'moonshot', basado en la asociación con las grandes empresas y la 'creación de mercados', realmente tener éxito dada la estructura social del capitalismo moderno? Cuando planteas estas preguntas, creo que la respuesta es evidente.

De hecho, algunos de los esquemas del enfoque misión que Mazzucato cita en su libro han sido tan infructuosos como las asociaciones "público-privadas" previas. Mazzucato ha asesorado a Energiewende de Alemania (transición energética a las energías renovables), que no ha logrado mejores resultados que otros a la hora de reducir las emisiones de carbono. Ha asesorado a los nacionalistas escoceses para el lanzamiento de su Banco Nacional de Inversiones de Escocia. En dos meses, el gobierno del SNP recortó su financiación de £ 241 millones a £ 205 millones, una cantidad patética para empezar. Cuando el laborismo de Corbyn propuso por primera vez el SNIB, ¡su capitalización era de £ 20 mil millones! Y en cuanto a la 'Operación Moonshot' del primer ministro británico Johnson para facilitar pruebas masivas y el rastreo de infectados por el COVID, está todo dicho.

¿Y cómo se van a controlar democráticamente estas misiones para lograr "una visión común"? Mazzucato dice que se necesitará “involucrar a los ciudadanos en la solución de los desafíos sociales y crear un gran entusiasmo cívico sobre el poder de la innovación colectiva”. Vadeando esta jerga, parece estar diciendo que los responsables políticos, los investigadores (como ella) y las empresas se unirán y escucharán a los 'ciudadanos' de alguna manera y de ahí surgirá un conjunto de 'misiones' de innovación ampliamente aprobadas.

Mazzucato lo resume así: “La economía de misiones ofrece un camino para rejuvenecer el estado y así reparar el capitalismo, en lugar de acabar con él”. En mi opinión, es una misión imposible.

Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.

Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2021/02/20/mission-impossible/

Traducción: G. Buster

martes, 1 de septiembre de 2020

Coronavirus: Mariana Mazzucato, la economista que no quiere que volvamos a la normalidad y cree que se puede hacer un capitalismo diferente. Margarita Rodríguez. BBC News Mundo..

Mariana Mazzucato
MARIANA MAZZUCATO/S ROBINSON Image caption

La profesora Mazzucato irrumpió en el debate económico mundial como una voz fresca, clara y rigurosa, revelando el papel del Estado no como un simple corrector de las "fallas del mercado", sino como un poderoso creador de nuevos mercados.

Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva, Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe
Mariana Mazzucato es profesora de Economía de la Innovación y Valor Público del University College London (UCL).

Mariana Mazzucato es considerada una de las economistas más influyentes de los últimos años y hay algo que quiere ayudar a arreglar… la economía global.

"Admirada por Bill Gates, consultada por gobiernos, Mariana Mazzucato es la experta con la que otros discuten bajo su propio riesgo", escribió la periodista Helen Rumbelow en el diario británico The Times.

Su artículo de 2017 lo tituló: "No te metas con Mariana Mazzucato, la economista que más asusta del mundo": ("Don't mess with Mariana Mazzucato, the world's scariest economist").

Para Eshe Nelson, de la publicación especializada Quartz, la economista italoestadounidense no es que asuste, sino que "es franca y directa al servicio de una misión (…) que podría salvar al capitalismo de sí mismo".

The New York Times la definió como "la economista de izquierda con una nueva historia sobre el capitalismo", en el artículo de 2019: "Meet the Leftish Economist With a New Story About Capitalism".

En mayo de este año, la revista Forbes la incluyó en el reportaje: "5 economistas redefiniendo… todo. Oh sí y son mujeres" ("5 Economists Redefining… Everything. Oh Yes, And They're Women").

"Las empresas querían sacarse al Estado de encima cuando les iba bien, pero ahora corren a pedirle auxilio"

"Ella quiere hacer que la economía explícitamente le sirva a la gente, en lugar de que le explique su servidumbre", escribió la columnista Avivah Wittenberg-Cox.

El valor, el precio
Mariana Mazzucato es profesora de Economía de la Innovación y el Valor Público de la University College London (UCL), en donde también es la directora fundadora del Instituto para la Innovación y Propósito Público (IIPP, por sus siglas en inglés).

"Sobre el futuro económico es interesante la visión de la economista Mariana Mazzucato", escribió el Papa en marzo.

Es autora de los libros The Entrepreneurial State: debunking public vs. private sector myths (El Estado emprendedor. Mitos del sector público frente al privado) y The Value of Everything: making and taking in the global economy (El valor de las cosas: quién produce y quién gana en la economía global).

Esa obra de 2018 ha tenido un impacto incluso fuera de los círculos de los economistas.

"Sobre el futuro económico es interesante la visión de la economista Mariana Mazzucato, docente en el University College London ("Il valore di tutto"; "chi lo produce e chi lo sottrae nell' economía globale" La haya 2018). Creo que ayuda a pensar el futuro", escribió el papa Francisco, el 28 de marzo, en una carta que le dirigió a Roberto Andrés Gallardo, presidente del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Humanos.

Mazzucato cree que el capitalismo se puede orientar hacia un futuro "innovador y sostenible que funcione para todos nosotros", señala la organización Ted, donde ha ofrecido tres charlas.

El hombre que predijo el fin del capitalismo y que es clave para entender la economía de hoy De hecho, considera que la crisis que ha desatado la pandemia de covid-19 es una oportunidad para "hacer un capitalismo diferente".

Lleva años hablando de la importancia de las inversiones del Estado en los procesos de innovación, pues uno de sus objetivos es desmontar el mito de que el Estado es un ente burocrático que simplemente inyecta lentitud.

Otro, es demostrar que en la economía "el valor no es solo el precio".

A continuación presentamos las respuestas de la profesora a las preguntas de BBC Mundo:

Usted ha dicho: "No podemos volver a la normalidad. Lo normal es lo que nos metió no solo en este caos, sino también en la crisis financiera y la crisis climática".

Esas palabras tienen un significado especial para América Latina, una región con un alto nivel de desigualdad y pobreza, que está luchando contra el cambio climático y con muchas de sus comunidades duramente golpeadas por la pandemia del coronavirus.

¿Cómo podemos evitar volver a la normalidad prepandemia? ¿Por qué la gente no debería querer volver a ella?

La crisis nos ha mostrado las deficiencias en las capacidades de los estados y también nos ha demostrado que la forma como hemos estado pensando en el rol del Estado en el último medio siglo ha sido completamente inapropiada.

Para Mazzucato es fundamental aprender de los errores cometidos tras la crisis financiera de 2008. Desde la década de 1980, se les ha dicho a los gobiernos que pasen a un segundo plano y que permitan que las empresas dirijan y creen riqueza y que intervengan sólo para solucionar los problemas cuando surjan.

El resultado es que los gobiernos no siempre están adecuadamente preparados y equipados para hacerle frente a crisis como la del covid-19 o la emergencia climática.

Al asumir que los gobiernos tienen que esperar hasta que se produzca un gran shock sistémico para tomar la decisión de actuar, se toman medidas en plena marcha que resultan insuficientes.

En ese proceso, las instituciones esenciales que brindan servicios y bienes públicos de una manera más amplia (como el Servicio Nacional de Salud en Reino Unido, donde se han producido recortes a la salud pública por un total de US1.000 millones desde 2015) quedan debilitadas.

"La alternativa para los próximos 20 años es una forma sostenible de capitalismo. Seguirá siendo capitalismo, pero no se verá como tal"

Las medidas de austeridad que se impusieron tras la crisis financiera de 2008 fueron lo opuesto a la inversión que se necesitaba para aumentar la capacidad del sector público y (así) prepararlo para el próximo shock del sistema.

En América Latina, es clave que la agenda se centre tanto en la creación de valor como en la redistribución de valor.

Diversos sectores económicos de América Latina han sufrido las consecuencias de las medidas de confinamiento para frenar la propagación del coronavirus.

Los altos niveles de desigualdad y pobreza significan que hay poblaciones vulnerables que tienen el potencial de enfrentar enormes dificultades económicas en el contexto de una crisis como la que estamos experimentando ahora.

Y para exacerbar aún más las cosas, las economías latinoamericanas se caracterizan por enormes sectores informales.

En todo el mundo, incluida América Latina, los estados que no están preparados destinan menos recursos para financiar los servicios públicos. Además, también tienen menos opciones para ayudar al sector informal (por ejemplo, si no presentas una declaración de impuestos no puedes acceder a fondos públicos), lo cual es desastroso para las poblaciones vulnerables.

"Esto se va a parecer mucho a una economía de guerra": la advertencia sobre cómo la crisis del coronavirus aumentará el desempleo y la pobreza en América Latina
Por lo tanto, los estados deben crear valor invirtiendo e innovando para encontrar nuevas formas de proporcionar servicios públicos a las poblaciones vulnerables en la economía informal.

Cuando los estados pasan a un segundo plano y no se preparan para las crisis (lo que ha sucedido en muchos países, no solo en América Latina), su capacidad para ofrecer servicios públicos se ve severamente entorpecida.

Para Mazzucato es clave repensar el rol de los gobiernos en las economías.
Pero estos servicios públicos deben ser parte de un sistema de innovación: las ciudades verdes y el crecimiento inclusivo requieren innovación social y tecnológica.

Las tendencias de desindustrialización en la región crean dificultades adicionales.

Los estados no tienen la capacidad de exigirle a los productores locales que aumenten la creación de bienes necesarios para enfrentar la crisis (por ejemplo: suministros hospitalarios), lo cual los obliga a depender del colapsado mercado internacional para acceder a estos bienes.

Usted ha dicho que la "crisis de covid-19 es una oportunidad para hacer un capitalismo diferente". ¿Qué quiere decir? ¿Qué nos está diciendo esta terrible crisis sobre el sistema actual que otras crisis no nos dijeron?

Hay una "triple crisis del capitalismo" en este momento:

De acuerdo con Mazzucato, el modelo de capitalismo actual presenta problemas que deben ser resueltos a medida que se le hace frente a la crisis sanitaria del coronavirus. Una crisis sanitaria: la pandemia global ha hecho que la mayoría de la población mundial esté confinada y es claro que sólo somos tan saludables como nuestros vecinos, a nivel local, nacional e internacional.

Otra crisis económica: la desigualdad es tanto una causa como una consecuencia de la pandemia de covid-19.

La crisis de covid-19 está exponiendo aún más fallas en nuestras estructuras económicas. La creciente precariedad del trabajo es una de ellas.

"El mundo está tratando los síntomas de la pandemia, pero no las causas" Peor aún, los gobiernos ahora están otorgando préstamos a las empresas en un momento en que la deuda privada es históricamente alta, mientras que la deuda pública se ha visto como un problema en la última década de austeridad.

Además, un sector empresarial excesivamente "financiarizado" ha estado desviando valor de la economía.

La tercera es la crisis climática: no podemos volver a "business as usual" (aquí no pasa nada). A principios de este año, los medios de comunicación estaban llenos de imágenes aterradoras de bomberos abrumados (tratando de apagar incendios forestales), no de personal de atención médica desbordado.

A finales de 2019 e inicios de este año, Australia atravesó una ola de calor extremo que provocó miles de incendios. ¿Puede sobrevivir el capitalismo tal como lo conocemos? ¿Debería ser salvado?

Esta crisis y la recuperación que necesitamos nos dan la oportunidad de comprender y explorar cómo hacer el capitalismo de manera diferente.

Esto amerita repensar para qué están los gobiernos: en lugar de simplemente corregir las fallas del mercado cuando surjan, deberían avanzar activamente hacia la conformación y la creación de mercados para hacerle frente a los desafíos más urgentes de la sociedad.

La economista cree que se debe apuntar a modelos de negocio que lleven a "un crecimiento más inclusivo y sostenible".

También deben asegurarse de que las asociaciones que se establezcan con empresas, que involucren fondos gubernamentales, estén impulsadas por el interés público, no por las ganancias.

Cuando las empresas privadas solicitan rescates de los gobiernos, debemos pensar en el mundo que queremos construir para el futuro y la dirección de innovación que necesitamos para llegar a él y, sobre la base de eso, agregar condiciones a esos rescates para beneficiar el interés público, no solo el privado.

Esto asegurará la dirección de viaje que queremos: verde, sostenible y equitativo. Cuando las condicionalidades se hacen bien, alinean el comportamiento corporativo con las necesidades de la sociedad.

"Estamos frente a una crisis generalizada del capitalismo democrático mundial y del no democrático, como el de China"
En el corto plazo, esto se enfoca en preservar las relaciones laborales durante la crisis y mantener la capacidad productiva de la economía, mientras se evita la extracción de fondos para los mercados financieros y la compensación a ejecutivos.

A largo plazo, se trata de garantizar que los modelos de negocio conduzcan a un crecimiento más inclusivo y sostenible.

El Papa y el Vaticano
El 31 de marzo, en su cuenta de Twitter, Mazzucato reaccionó a las palabras del Papa sobre su libro:

"Estoy profundamente honrada de que el Papa haya leído mi libro 'The Value of Everything: making and taking in the global economy' y que esté de acuerdo con que el futuro -especialmente post-Covid19- tiene que ver un re-priorización del 'valor' por encima del 'precio'".

La experta le señaló a BBC Mundo que fue invitada a participar en una comisión del Vaticano enfocada en la economía en el marco de la pandemia de covid-19 y nos contó sobre esa experiencia:

"Les hemos brindado informes semanales al Papa y a la Dirección del Vaticano, antes de los discursos de cada semana del Papa, sobre aspectos clave de la respuesta económica frente al covid-19. Es un gran honor.

IIPP se une al grupo de trabajo conformado por otras universidades, incluyendo Georgetown, en Estados Unidos, y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés).

Estos informes van desde la economía política del alivio de la deuda hasta la reestructuración de las relaciones económicas público-privadas".

Sobre el bien común
"Nuestro principal interés es trabajar con el Vaticano sobre cómo su concepto del "bien común", del que hablamos en términos de "valor público", puede utilizarse para estructurar la forma de inversión y colaboración pública y privada.

En sus planteamientos, Mazzucato toma en cuenta la importancia de proteger el medioambiente. Sin eso, corremos el riesgo de hacer lo que sucedió con la crisis financiera: se inyectaron billones sin ningún efecto en la economía real. La mayor parte de eso volvió al sector financiero y la próxima crisis comenzó a construirse.

Para erigir un crecimiento inclusivo y sostenible, necesitamos una inversión pública impulsada por el concepto del bien común y nuevos tipos de relaciones público-privadas que se estructuren con condiciones que creen un ecosistema más simbiótico y no parasitario.

Y tenemos que traer grupos de ciudadanos y sindicatos a la mesa para asegurarnos de que no solo tengamos una transición más justa, sino que también haya diferentes voces en la mesa para definir qué tipo de sociedad queremos.

Considero que la energía renovada detrás de los movimientos sociales, como Viernes para el Futuro y Black Lives Matter, son buenas señales de que habrá una fuerte presión para que nuestras sociedades evolucionen de manera progresiva.

Si no lo hacemos, perderemos".

https://www.bbc.com/mundo/noticias-53597308

lunes, 15 de enero de 2018

33 tesis para una reforma de la disciplina de la economía. Rethinking Economics –New Weather Institute. 29/12/2017.

Introducción

Estas 33 Tesis, elaboradas por estudiantes, economistas y académicos reunidos por Rethinking Economics y el New Weather Institute, respaldadas por importantes economistas y dirigentes políticos, como la parlamentaria británica Caroline Lucas, resumen una detallada crítica de la corriente principal de la disciplina de la economía.

Economistas de renombre como Mariana Mazzucato, Kate Raworth, Steve Keen, junto a Sally Svenlen, estudiante de Rethinking Economics, tomaron parte en un acto presidido por Larry Elliott, jefe de la sección de Economía de The Guardian, en el que se debatieron las 33 tesis, junto a la petición de reformas.

El acto tuvo lugar el martes, 12 de diciembre, en el University College de Londres y a su término los participantes, público y estudiantes se encaminaron a las puertas de la London School of Economics donde dejaron fijadas sus Tesis y exigieron esa Reforma.

Caroline Lucas, diputada y dirigente del Partido Verde [del Reino Unido], “Rethinking Economics tiene toda la razón al afirmar que una disciplina económica mejor no sólo es posible sino esencial. Durante un tiempo ya excesivo, la corriente principal de la política ha rendido culto al altar de la economía neoliberal, como si fuera la única manera de hacer las cosas. Ese enfoque con anteojeras está claramente equivocado y es magnífico que Rethinking Economics esté ampliando el debate y vaya aportando ideas novedosas”.

Ha-Joon Chang, de la Universidad de Cambridge, y autor de 23 Things They Don’t Tell You About Capitalism and Economics: The User’s Guide [23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo, Debate, Madrid, 2012]: “La economía neoclásica desempeña el mismo papel que la teología católica en la Europa medieval: un sistema de pensamiento que argumenta que las cosas son lo que son porque tienen que serlo. Al igual que en la Reforma de hace quinientos años, los jóvenes economistas de Rethinking Economics están desafiando el monopolio intelectual, apelando a un enfoque más pluralista e interdisciplinar de la economía. Se trata de una intervención extremadamente importante y oportuna en una coyuntura que bien puede ser la última ocasión de salvar de sí misma a la corriente principal de la economía, y salvar al mundo de esa corriente principal. Préstenle atención”.

Steve Keen, autor de Debunking Economics, [La economía desenmascarada, Capitán Swing, Madrid, 2015]: “La economía necesita una revolución copernicana, y no digamos ya una Reforma. La teoría del equilibrio en economía debería acabar donde acabaron los epiciclos tolemaicos en astronomía”.

Victoria Chick, profesora emérita de Economía en el University College de Londres: “En la economía de hoy, en el camino a la verdad están como mediadores sus sacerdotes. La Reforma de la economía, en estas Tesis pegadas aen las puertas de la LSE, arguye que los estudiantes deberían leer las escrituras, en toda su extensa variedad, por sí mismos. Sabrán así que el Papa (ayer Samuelson, hoy Mankiw) no es infalible y que deben buscar la verdad en la competición de las ideas”.

Sir David King, FRS: “La oportunidad de y la necesidad de repensar los modelos económicos se ve estimulada por una serie de fallos manifiestos recientes. Las grandes amenazas del cambio climático y la destrucción ecológica. La crisis financiera de la deuda de 2007/8. El aumento de las diferencias en los niveles de renta de los más pobres y los más ricos de nuestras sociedades. El control de los medios por parte de un reducido número de individuos extremadamente ricos. En este contexto, el documento de las’33 Tesis’ es un estímulo para la acción y ha de ser pero que muy bienvenido”.

Kate Raworth, autora de Doughnut Economics: “Los estudiantes de Económicas de hoy en día se enfrentan a una profunda ironía. Al comprometerse a emplear años de su vida y una gran cantidad de dinero, lo primero que descubren es que tienen que volver a redactar el programa para que se adapte a los desafíos que saben que hay por delante. Sí, la economía está en crisis y lo último que necesita es una reforma insidiosa: es hora de una reforma de gran alcance. Escuchemos a los estudiantes: son el futuro de la economía y su mejor oportunidad de volverse de nuevo algo pertinente”.

Sally Svenlen, estudiante perteneciente a Rethinking Economics: “Hace quinientos años Martín Lutero dio principio a un movimiento que alteraría hasta sus cimientos las prácticas del sistema establecido. Hay muchísima gente que labora a diario a su modo para tratar de mejorar las prácticas económicas establecidas. Hemos reunido todas estas experiencias, ideas y energies en una sola declaración sobre cómo ha de cambiar el actual establishment económico. Es difícil ignorar la verdad cuando la tienes ahí colgando de la puerta”.

Los estudiantes de Rethinking Economics han protestado en sus estudios en los últimos cinco años. Desde marcharse de clase a publicar un manifiesto para la reforma del programa académico buscando apoyos, de elaborar su propio libro de texto a escribir The Econocracy, un libro sobre la historia y argumentos del movimiento.

Rethinking Economics

33 TESIS PARA UNA REFORMA DE LA DISCIPLINA DE LA ECONOMÍA

EL MUNDO SE ENFRENTA A LA POBREZA, LA DESIGUALDAD, LA CRISIS ECOLÓGICA Y LA INESTABILIDAD FINANCIERA…

Nos preocupa que la economía esté haciendo mucho menos de lo que podría para proporcionar intuiciones que ayuden a resolver estos problemas. Esto sucede por tres razones:

Primero, en el seno de la economía se ha desarrollado un insano monopolio intelectual. La perspectiva neoclásica domina de modo abrumador la enseñanza, la investigación, la asesoría política y el debate público. Muchas otras perspectivas que podrían proporcionar intuiciones valiosas se marginan y excluyen. Y esto no tiene que ver con que una teoría sea mejor que otra sino con la noción de que el progreso científico sólo avanza por medio del debate. En el seno de la economía, este debate ha fenecido.

Segundo, aunque la economía neoclásica haya realizado una aportación histórica y todavía resulte útil, hay enormes posibilidades de mejora, debate y aprendizaje de otras disciplinas y perspectivas.

Tercero, la corriente principal de la economía parece haberse vuelto incapaz de autocorregirse, desarrollándose más como fe que como ciencia. Con excesiva frecuencia, cuando las teorías y la evidencia llegan a entrar en conflicto, son las teorías las que se han mantenido y la evidencia la que se ha descartado.

Proponemos estas Tesis como desafío al insano monopolio intelectual de la corriente principal de la economía. Son ejemplos éstos de las fallas en las teorías de la corriente principal, de las intuiciones que tienen que ofrecer las perspectivas alternativas y de las formas en que un enfoque más pluralista puede ayudar a la economía a hacerse más eficaz y democrática. Es una afirmación de que es posible una economía mejor y una invitación al debate.

FINALIDAD DE LA ECONOMÍA

1. La finalidad de la economía la ha de decidir la sociedad. Ninguna meta económica puede separarse de la política. Los indicadores de éxito representan elecciones políticas.

2. La distribución de la riqueza y la renta son fundamentales para la realidad económica y así deberían serlo en la teoría económica.

3. La economía no está exenta de valores y los economistas deberían mostrarse transparentes acerca de los juicios de valor que hacen. Esto se aplica especialmente a esos juicios de valor que pueden no ser visibles para un ojo inexperto.

4. La política no ‘nivela’ el campo de juego, pero lo inclina en una dirección. Nos hace falta una discusión más explícita de qué género de economía queremos y de cómo alcanzarla.

EL MUNDO NATURAL

5. La naturaleza de la economía es que se trata de un subconjunto de la naturaleza, y de las sociedades en cuyo seno surge. No existe como entidad independiente. Las instituciones sociales y los sistemas ecológicos son, por tanto, centrales y no externos a su funcionamiento.

6. La economía no puede sobrevivir o prosperar sin insumos del mundo natural. O sin los muchos sistemas de soporte vital que proporciona la naturaleza. Depende de un flujo continuo de energía y material y actúa en el seno de una bioesfera de delicado equilibrio. Una teoría económica que trate el mundo natural como algo externo a su modelo no puede comprender plenamente de qué modo la degradación del mundo natural puede dañar sus propias perspectivas.

7. La economía debe reconocer que la disponibilidad de la energía y recursos no renovables no es infinita, y el uso de estas reservas para acceder a la energía que contienen altera los equilibrios de energía agregada del planeta, ocasionando consecuencias tales como los trastornos climáticos.

8. No se puede ignorar la retroalimentación entre la economía y la ecología. Ignorarla hasta la fecha ha conducido a una economía global que opera ya fuera de los umbrales de viabilidad de la ecología que la alberga, pero requiere mayor crecimiento para funcionar. Pero la economía ha de anclarse en las constricciones objetivas de la ecología del planeta.

INSTITUCIONES Y MERCADOS

9. Todos los mercados están creados y configurados por las leyes, las costumbres y las culturas y se ven influidos por lo que hacen y por lo que no hacen los gobiernos.

10. Los mercados son resultado de las interacciones entre diferentes tipos de organismos públicos y privados (además de las del sector voluntario y la sociedad civil). Habría que dedicarle más estudio al modo en que se organizan en realidad estos organismos y a la manera en que funcionan y podrían funcionar las interrelaciones entre ellas.

11. Los mercados son también más complejos y menos previsibles de lo que puede implicarse de las simples relaciones de oferta y demanda. La economía necesita una comprensión más profunda de cómo se comportan los mercados, y podría aprender de la ciencia de sistemas complejos, tal como se emplea en la física, la biología y la informática.

12. Las instituciones dan forma a los mercados e influyen en el comportamiento de los agentes económicos. La economía debe considerar por tanto las instituciones como parte central de su modelo.

13. Puesto que diferentes economías tienen diferentes instituciones, una política que funciona bien en una economía puede funcionar mal en otra. Por esta razón, entre muchas otras, resulta improbable que sea de ayuda proponer un conjunto universalmente aplicable de medidas políticas económicas que se base únicamente en la teoría económica abstracta.

TRABAJO Y CAPITAL

14. Se puede mostrar que salarios, beneficios y retornos sobre activos dependen de un amplio abanico de factores, entre ellos el poder relativo de trabajadores, empresas y propietarios de activos, y no simplemente en su aportación relativa a la producción. La economía necesita una comprensión más amplia de estos factores con el fin de informar mejor sobre aquellas elecciones que afectan a la porción de renta recibida por los distintos grupos de la sociedad.

NATURALEZA DE LA TOMA DE DECISIONES

15. Error, sesgo, reconocimiento de patrones, aprendizaje, interacción social y contexto son todos influencias importantes sobre el comportamiento que no están reconocidas en la teoría económica. La corriente principal de la economía necesita, así pues, una comprensión más amplia del comportamiento humano y puede aprender de la sociología, psicología, filosofía y otras escuelas de pensamiento.

16. La gente no es perfecta y no es posible la toma de decisiones económicas ‘perfectamente racionales’. Toda decisión económica que tenga algo que ver con el futuro implica algún grado de incertidumbre no cuantificable y requiere, por tanto, tener juicio. La corriente principal de la teoría económica y la práctica han de reconocer el papel de la incertidumbre.

DESIGUALDAD

17. En una economía de mercado, la gente que dispone de las mismas capacidades, preferencias y dotes no tiende a acabar con el mismo nivel de riqueza, sujeta sólo a una variación aleatoria. Los efectos de pequeñas diferencias en la suerte o las circunstancias pueden llevar aparejados resultados enormemente diferentes para gente semejante.

18. Los mercados muestran a menudo una tendencia a una desigualdad creciente. A su vez, las sociedades desiguales se desempeñan peor en toda una serie de indicadores de bienestar social. La corriente principal de la teoría económica podría hacer mucho más por comprender de qué modo y por qué sucede esto, y de qué forma puede evitarse.

19. La proposición según la cual a medida que un país se hace más rico, la desigualdad debe inevitablemente aumentar antes de que caiga, se ha demostrado falsa. Cualquier combinación de crecimiento del PIB y desigualdad es posible.

CRECIMIENTO DEL PIB, INNOVACIÓN Y DEUDA

20. El crecimiento es una opción política, tanto como económica. Si elegimos perseguir el ‘crecimiento’, entonces las preguntas – ‘¿crecimiento de qué, por qué, para quién, durante cuánto tiempo y cuánto es suficiente?’ – deben responderse de modo explícito o implícito.

21. La innovación no es externa a la economía, es parte inherente de la actividad económica. Nuestra comprensión del crecimiento del PIB puede mejorar si contemplamos la innovación como algo que sucede en un ecosistema en desequilibrio en constante evolución, configurado por el diseño de los mercados y por las interacciones entre todos los agentes en su seno.

22. La innovación tiene a la vez un ritmo y un rumbo. El debate sobre el ‘rumbo’ de la innovación requiere comprender la ‘finalidad’ del diseño de políticas.

23. La deuda privada también influye profundamente en el ritmo con que crece la economía, y sin embargo queda excluida de la teoría económica. La creación de deuda se suma a la demanda financiada por el crédito, y afecta tanto a los mercados de bienes como al de activos. No se pueden separar las finanzas y la economía.

DINERO, BANCOS Y CRISIS

24. La mayoría de la nueva moneda que circula en la economía la crean los bancos comerciales cada vez que realizan un nuevo préstamo.

25. La forma en que se crea el dinero afecta a la distribución de la riqueza en el seno de la sociedad. Por consiguiente, el método de creación del dinero debería entenderse como una cuestión política, no simplemente técnica.

26. Puesto que los bancos crean dinero y deuda, son agentes importantes en la economía. Y se les debería incluir en los modelos macroeconómicos. Los modelos económicos que no incluyen a los bancos no podrán predecir las crisis bancarias.

27. La economía necesita una comprensión mejor de cómo se pueden crear internamente la inestabilidad y las crisis en el seno de los mercados, en lugar de tratarlas como ‘shocks’ que afectan a los mercados desde fuera.

28. La financiarización tiene dos dimensiones: las finanzas cortoplacistas y especulativas, y la economía real financiarizada. Los dos problemas han de estudiarse conjuntamente.

ENSEÑANZA DE LA ECONOMÍA

29. Una buena formación en economía tiene que ofrecer una pluralidad de enfoques teóricos a sus estudiantes. Ello debería incluir no sólo la historia y filosofía del pensamiento económico sino también un amplio abanico de perspectivas actuales, tales como las institucionales, austriacas, marxistas, postkeynesianas, feministas, ecologistas, y de la complejidad.

30. La economía misma no debería ser un monopolio. Los cursos interdisciplinarios son claves para comprender las realidades económicas de las crisis financieras, la pobreza y el cambio climático. La política, la sociología, la psicología y las ciencias ambientales deben integrarse, por tanto, en el programa académico, sin que se las trate como adiciones inferiores a la teoría económica existente.

31. No debería enseñarse economía como un estudio neutral en valores de modelos e individuos. Los economistas tienen que estar versados en ética y política, así como ser capaces de involucrarse de modo significativo con la opinión pública.

32. Concentrarse abrumadoramente en la estadística y los modelos cuantitativos puede acabar cegando a los economistas frente a otras formas de pensar. Habría que apoyar a los estudiantes para explorar otros enfoques metodológicos, entre ellos la investigación cualitativa, la entrevista, el trabajo de campo y la argumentación teórica.

33. Por encima de todo, la economía ha de hacer más por alentar el pensamiento crítico y no premiar simplemente la memorización de teorías y la aplicación práctica de modelos. Hay que animar a los estudiantes a comparar, contrastar y combinar teorías, y a aplicarlas críticamente a estudios en profundidad del mundo real.

Publicadas en Londres la tarde del martes, 12 de diciembre, en el 500 aniversario de la Reforma, y ‘clavadas’ en las puertas de la London School of Economics.

Rethinking Economics –New Weather Institute Es un movimiento de reforma de la enseñanza de la Teoría económica que se inició en 1992 en la Universidad de Sydney y con una carta de 9 Premios Nobel de Economía a la American Economic Review. En la actualidad, este movimiento de reforma universitaria de inspiración postkeynesiana se ha extendido por numerosas universidades del Reino Unido, Francia, EEUU, Israel, Brasil, Italia y China.

Fuente: www.rethinkeconomics.org
Traducción: Lucas Antón

jueves, 10 de diciembre de 2015

Dos estados de bienestar y cómo papá estado subvenciona a las grandes empresas con fondos públicos

Habitualmente nos hemos acostumbrado, o mejor nos han ‘enseñado’, a hablar de Estado del Bienestar para hacer referencia a contar con unas prestaciones y servicios sanitarios, educativos y sociales de carácter público que financiamos todos, y al que determinados partidos políticos, grupos empresariales y medios de comunicación consideran una especie de lujo insostenible en términos monetarios por el que los usuarios no pagamos lo que deberíamos pagar. Estos grupos no sólo tratan de desacreditar continuamente a este Estado del Bienestar mediante las decisiones que ellos toman, sino que lo suelen descalificar habitualmente con la excusa de que ‘Papá Estado’ no puede estar siempre resolviendo los problemas a la gente (y si cuela, cuela).

La realidad es bien diferente. No hay uno sino, al menos, dos Estados de Bienestar, el primero es el que acabo de mencionar más arriba y el segundo es, precisamente, el Estado de Bienestar Empresarial que vive de los fondos públicos que, de muy diferentes maneras, los gobiernos ponen al servicio de los grandes grupos empresariales. Así es que, al contrario de lo que nos dicen esos políticos ‘liberales’ (desde el PSOE a VOX) el ‘Papá Estado’ apoya y financia precisamente a los que dicen que hay que reducir el Estado, y lo hacen con la colaboración estrecha de los gobiernos, si es que se pueden llamar gobiernos, aunque tratan de hacerlo con la mínima transparencia, es decir, con ocultación.

Esto no es nada nuevo, lo sabemos desde hace mucho tiempo, lo mostró Adam Smith y lo han seguido mostrando otros economistas, pero también sabemos que la repetición contínua y constante de las mentiras contribuye a que sean creídas y a convertirlas en “verdades”.

Paul Hawken, en su libro ‘Ecología y Negocio’ (1993), afirma, refiriéndose a los Estados Unidos que “No tenemos uno sino dos sistemas de bienestar. El primero es exiguo y consiste en ayudas a los desempleados, niños dependientes, los pobres y los que carecen de recursos. Es visto como una obra de caridad, un reparto, una aceptación poco generosa de responsabilidad social, pero casi siempre va acompañada de opiniones, amonestaciones de fracasos y un alto tono moral. El segundo sistema de bienestar es generoso, expansivo y costoso. Se produce en forma de grandes concesiones y programas gubernamentales para construir autopistas, subvenciones a los ricos en forma de deducciones en los pagos de intereses por sus viviendas, condiciones excesivamente generosas para derechos madereros y mineros en tierras del gobierno, investigaciones financiadas por el gobierno en universidades, políticas de puertas giratorias entre la industria de defensa y el gobierno con el resultado de políticas de gestión costosas y pobremente planificadas y así sucesivamente. La lista de receptores de estas generosas condiciones del gobierno es larga, pero no se ven como receptores de bienestar”.

No es esto exactamente lo que se entiende en Europa por Estado de Bienestar pero sí es cierto que se quiere dar, de manera interesada, una visión distorsionada del mismo como si fuera una especie de Estado Asistencial insostenible y también es cierto que el reconocimiento de la existencia de los dos Estados del Bienestar es muy importante.

Desde otro punto de vista, pero en una línea parecida, otro economista norteamericano, Steve Gorelick, escribió en 1998 un interesantísimo libro titulado “Lo pequeño es hermoso, lo Grande está Subsidiado. Cómo contribuyen nuestros impuestos al desastre ambiental y social”. (Está disponible en inglés en Internet). Este libro va mostrando cómo las grandes empresas reciben grandes subsidios públicos por parte de los gobiernos y cómo este comportamiento va ‘disolviendo’ la democracia, es decir, secuestrándola.

http://www.countercurrents.org/gorelick170911.pdf

En la introducción (que por razones que ignoro no aparece en la versión electrónica del libro), Helena Norberg-Hodge escribe que se nos ha venido ‘enseñando’ que las ‘leyes económicas’ favorecen de manera natural a las grandes empresas frente a las pequeñas mediante las economías de escala por lo que, de manera natural, lo grande es más barato, eficiente y mejor que lo pequeño. Pero la realidad es que “…lo grande no es necesariamente más ‘barato’ o más ‘eficiente’ (….)

Si nos permitimos mirar más allá de las estrechas creencias y limitaciones de la sabiduría convencional, resulta claro que las corporaciones gigantes son el resultado del apoyo gubernamental mediante una variedad de subsidios directos e indirectos”. En otras palabras, no existe nada parecido a las leyes naturales en economía sino que, al contrario, la economía es el resultado de elecciones políticas humanas y que lo eficiente y barato depende de la noción de coste con la que se trabaje, de la noción de eficiencia y del contexto en el que se produzca. Como afirmaba Paul Hellyer, antiguo Primer Ministro de Canadá, “La globalización no se refiere al comercio sino al poder y al control. Consiste en darle una nueva forma al mundo convirtiéndolo en uno sin fronteras controlado por una dictadura dirigida por las empresas multinacionales, los bancos centrales y los bancos comerciales más poderosos del mundo”. Pero para poder hacer esto, los gobiernos tienen que perder el poder de regular y de buscar el interés común y de aceptar que crecer es siempre bueno, sin importar los costes.

Por su parte, en ‘Los felices 90. La semilla de la destrucción’ (2003), Stiglitz, que fue asesor económico de Clinton, enuncia los tres principios ‘empresariales’ que él fue viendo que seguían los líderes de las grandes empresas con los que tenía que lidiar. Son estos:

1. La gente de negocios generalmente se opone a las subvenciones… para todos menos para sí mismos.

2. Todo el mundo está a favor de la competencia… en todos los sectores de la economía menos en el suyo propio.

3. Todo el mundo está a favor de la franqueza y la transparencia… en todos los sectores de la economía, menos en el suyo propio.

La conclusión a la que llega Stiglitz es que “la mayor parte de las empresas veían las subvenciones como algo totalmente garantizado”.

Yo diría que los empresarios han ido pasando de verlas como algo totalmente garantizado a verlas como algo a lo que tienen derecho; son suyas y punto, pero hay que disfrazar esto con el ‘humo del mercado’ y todo eso para poder seguir el saqueo.

En definitiva, en el capitalismo actual, dejando de lado a las pequeñas empresas que son las que crean más empleo y son habitualmente maltratadas por los gobiernos, la realidad es que las grandes empresas dependen de los gobiernos y de lo público, es decir de las decisiones públicas que crean reglas y leyes que les benefician y de la obtención de fondos públicos y/o de exenciones fiscales, para conseguir buenos resultados. Dicho de otra manera, y tal y como señala Gorelick, el capitalismo actual es un capitalismo subsidiado por el Papá Estado y las grandes empresas funcionan con grandes subsidios:

-Monetarios, rescate a la banca con fondos públicos de miles de millones, créditos superbaratos del Banco Central Europeo y ‘regalos’ como las normas de endeudamiento público que impiden a los gobiernos endeudarse directamente con el BCE debiendo hacerlo a través de los bancos privados lo que les proporciona unos ‘beneficios’ desmesurados por no hacer nada excepto multiplicar los intereses de la deuda pública.

-Fiscales, impuestos más bajos que las pequeñas empresas y los trabajadores, paraísos fiscales no penalizados, planes fiscales realizados por la pareja Juncker-Djisselbloem, De Guindos también trabajó en el tema…  

-Laborales, reformas laborales que sólo perjudican a los trabajadores y aumentan los beneficios empresariales, aunque a ese se le llame mejorar la competitividad.

-Ambientales, apenas se ‘ven’ impactos ambientales ‘relevantes’ ni se asume responsabilidad por los costes sociales generados.

En definitiva, todo un sistema de subvenciones y ayudas públicas para asegurar elevados beneficios privados. Si pusiéramos números a todas estas subvenciones públicas (Juan Torres y Eduardo Garzón, entre otros, lo han hecho en parte) veríamos con claridad el enorme fraude económico en el que estamos metidos y la trampa que supone animar a los jóvenes a que hay que ser emprendedores. ¿Alguien cree que se puede honestamente ser emprendedor y ‘competir’ con las grandes empresas sin recibir las mismas ayudas y subvenciones que ellas? Esto sólo tiene un nombre y es el de engaño a las personas con el cuento de ser emprendedor, lo que los transforma en ‘emperdedores’ como indica Miguel Brieva en “Lo que (me) está pasando. Diario de un emperdedor” (2015).

Incluso la financiación de la investigación de alto nivel que habitualmente se nos ‘vende’ como ejemplo de comportamiento ‘emprendedor’ e ‘innovador’ típico de las buenas empresas privadas que hay que imitar resulta que está financiada con fondos públicos, como señala Gorelick, refiriéndose a 1997.

http://www.nytimes.com/1997/05/13/science/study-finds-public-science-is-pillar-of-industry.html?pagewanted=all

Pero más interesante todavía resulta constatar que la financiación pública de la ciencia sigue siendo la tónica actual, como recoge el libro “El estado emprendedor”, escrito por la economista italo-norteamericana Mariana Mazzucato en 2014, cuyas principales ideas expone en esta conferencia de 15 minutos.

http://www.ted.com/talks/mariana_mazzucato_government_investor_risk_taker_innovator?utm_source=newsletter_daily&utm_campaign=daily&utm_medium=email&utm_content=button__2013-10-28

 Seguir pensando, o mejor, seguir repitiendo de manera desinformada y sesgada que la innovación es independiente de la financiación pública muestra, según Randall Wray, ‘la incapacidad ideológica para reconocer el papel jugado por el Estado para impulsar la innovación’.

http://www.sinpermiso.info/textos/el-estado-emprendedor-y-la-innovacin-tecnolgica-segn-mariana-mazzucato

En mi opinión refleja, además, la enorme distorsión e ignorancia transmitida desde la Universidad, los medios de comunicación, los gobiernos y las grandes empresas para dar una visión falsa de la realidad que ‘coincida’ con los intereses de estos grupos, no en vano el subtitulo del libro de Mazzucato es ‘Mitos del sector público frente al privado’, y con esos mitos y mentiras se nos sigue adoctrinando todavía.

Pero no queda aquí el catálogo de ayudas de Papá Estado por lo que recomiendo el libro de Ana Tudela, “Crisis S.A. El saqueo neoliberal” (2014), y el de Owen Jones, “El Establishment” (2015) para un conocimiento importante de las prácticas habituales del saqueo de lo público con el consentimiento y la plena disposición de Papá Estado mientras gobiernos y empresas mantienen con todo descaro el discurso de la eficiencia y la competencia de lo privado.

Dos ejemplos interesantes, para no alargar demasiado, son el del sector eléctrico y el de las Sociedades de Inversión Colectiva de Capital Variable (SICAV) en España. Sobre el sector eléctrico ha salido hace poco un buen informe titulado “El coste real de la energía” que cuantifica el sobrecoste que pagamos los usuarios entre 1998 y 2013 en unos 80.000 millones de euros.

http://www.nuevomodeloenergetico.org/pgs2/files/3014/4692/4088/Informe_Coste_real_energa.pdf 

Para una explicación breve de cómo se ha llevado a cabo este sobrecoste hay un excelente texto ‘El yugo de la tarifa eléctrica’ de Jesús Mota que recomiendo siempre,

http://elpais.com/diario/2011/04/07/opinion/1302127212_850215.html

y que explica con toda claridad cómo los diferentes gobiernos han ido configurando un marco legal muy favorable a las eléctricas de manera que entre los pagos públicos por los mal llamados Costes de Transición a la Competencia (CTC), competencia que nunca existió pero sí los pagos públicos, y la definición gubernamental de coste favorable a las eléctricas, distinguiendo entre ‘costes incurridos’ y ‘costes reconocidos’ siendo siempre los costes reconocidos por ley mayores que los incurridos, se ha ido generando el tan famoso como falso déficit tarifario. “…el déficit de tarifa, esa inflación de derechos reconocidos que se aproxima ya a los 20.000 millones de euros, es un tigre de papel si el Gobierno actúa en función de los intereses de los consumidores y no, como hasta ahora, capturado por la neurosis de proteger la cotización de las empresas.

Veamos qué sucede con las centrales nucleares. Sus costes de operación y mantenimiento declarados por el Foro Nuclear se situaron en 2010 en torno a los 20 euros por megavatio/hora (Mwh). Pero el precio final que ha recibido la producción nuclear, como consecuencia de que la electricidad se retribuye al precio marginal (en este caso, el precio de los ciclos combinados) fue de 42,13 euros Mwh; la diferencia, 22,13 euros, multiplicados por 67.787,7 gigavatios/hora (Gwh) producidos el año pasado arroja un beneficio espurio (windfall benefit) o indebido de 1.367,4 millones. Un cálculo similar ejecutado con la producción hidroeléctrica demostraría que los costes variables realmente incurridos apenas llegan a los 9 euros Mwh; descontados de los 42,13 euros Mwh retribuidos y multiplicada la diferencia por la producción de 38.738,5 Gwh, el windfall benefit durante el año pasado llegaría a los 1.283,4 millones. En resumen, en los costes de tarifa correspondientes a la producción hidráulica y nuclear se ha incluido un exceso de 2.650,8 millones en costes reconocidos sobre los realmente incurridos. Si se retira de los ingresos de las compañías esa cantidad percibida indebidamente, los consumidores no hubieran tenido que pagar una subida de tarifas del 10% (…) Este es un ejemplo de lo que le cuesta al ciudadano el mantenimiento de una regulación perversa que debería haberse dinamitado en 2004” (Jesús Mota). Esto ha llevado a que la Audiencia Nacional afirme en una sentencia que son las empresas eléctricas las causantes primigenias del déficit tarifario.

http://www.energias-renovables.com/articulo/iberdrola-y-compania-causantes-primigenios-del-deficit-20130116

Obviamente, este comportamiento ‘regulador’ que tan buenos resultados da a las empresas para el saqueo de lo público, es luego recompensado con puestos muy bien remunerados en los Consejos de Administración para los políticos que se quedan sin sus cargos, lo que evidencia que esos políticos no han trabajado en beneficio del interés público ni del bien común.

https://www.diagonalperiodico.net/global/27846-rescate-encubierto-electricas.html

En cuanto a las SICAV, Ana Tudela explica perfectamente que, frente al objetivo inicial de fomentar el ahorro colectivo y la exigencia de contar, al menos, con 100 partícipes para beneficiarse de un Impuesto de Sociedades del 1 por 100 sobre el beneficio anual de la sociedad, las grandes fortunas empiezan a buscar partícipes ficticios hasta llegar al número de 100, los conocidos como mariachis. Ante el volumen de fondos en ellas, unos 25.000 millones de euros, Hacienda empieza a investigar que la composición y objetivos de las SICAV sean conforme a la ley pero el gobierno ‘socialista’ de Zapatero aprueba una propuesta de CIU de no investigar a las grandes fortunas de las SICAV y la aprueba el mismo día en que el Parlamento aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Sería ese el precio a pagar por reconocer ese matrimonio? Transparencia ante todo.

Por si fuera poco, el Informe realizado por la Comisión Nacional del Mercado y de la Competencia sobre el Análisis de la Contratación Pública en España, estima que “en ausencia de presión concurrencial se pueden originar desviaciones medias, al alza, del 25% del presupuesto de la contratación pública. En España, a nivel agregado, esto podría implicar hasta un 4,6% del PIB anual, aproximadamente 47.500 millones de euros/año” (en 2014).

http://www.cnmc.es/Portals/0/Notas%20de%20prensa/201502_Informe_ContratacionPublica.pdf 

Sabiendo que en España no hay precisamente mucha concurrencia, ni transparencia y que los modificados en los presupuestos finales de las obras públicas son habituales con sobrecostes elevadísimos y que habitualmente se contrata a la baja, sería interesante comprobar en qué medida estos casi 48.000 millones anuales de euros de posibles sobrecostes representan, o no, una auténtica subvención a las diferentes empresas contratantes a los que habría que añadir todas las subvenciones anteriores. En fin, que sin Papá Estado y sin políticos que traicionen el interés común, estas empresas no alcanzarían los beneficios que obtienen, ni el poder que detentan .