Muere el matemático francés, que fue el principal motor del acuerdo entre las Academias de Ciencias francesa y española.
El 7 de julio nos dejó uno de los más eminentes matemáticos del siglo XX, Haïm Brezis, que unió una capacidad extraordinaria para el análisis matemático y el estudio de las ecuaciones diferenciales que rigen los procesos que modelizan la ciencia moderna. Como decía Galileo, el libro de la naturaleza está escrito en lengua matemática. Esa peculiaridad no conoce fronteras ni sabe de modas, ni de guerras, ni de las variadas acciones humanas que crean la “cambiante actualidad”. La obra que nos deja Haïm Brezis (nacido en Riomès-Montagnes, Francia, 1 de junio de 1944) es una excelente prueba de tal unión entre belleza pura y utilidad práctica.
Formado en el entorno de la matemática pura, pero interesado también en la modelización y resolución de problemas no lineales provenientes de otras ciencias, ingeniería, tratamiento de imágenes, etc., Brezis tenía una mente prodigiosa que sabía ver allí donde no veían otros. Su enfoque innovador de problemas clásicos permitió ir más allá que otros autores. A su creatividad visionaria unía un certero instinto para detectar lo importante. A Brezis se asocian conceptos del análisis de las ecuaciones no lineales, como operadores maximales monótonos, semigrupos no lineales de contracciones, desigualdades variacionales, soluciones con soporte compacto, ecuaciones de Ginzburg, etc. Su colaboración con los grandes de su tiempo fue siempre muy fructífera: J.L. Lions, F.E. Browder, G. Stampacchia, M.G. Crandall, E. Lieb, T. Kato y L. Nirenberg, entre muchos otros.
Brezis fue una figura universal: catedrático de la Universidad de Paris VI (de 1972 a su jubilación, en el 2009), su extraordinaria energía y capacidad le permitían doblar servicios durante un semestre para dedicar el otro visitando otros países, especialmente los Estados Unidos (fue profesor parcial en Rutgers University desde 1987), e Israel, donde residía su familia.
Su influencia entre los matemáticos de su generación y especialmente en las posteriores fue excepcional para un campo como el de la matemática tan diferente a otras ciencias experimentales. Según el Mathematics Genealogy Project, dirigió 52 tesis doctorales y tuvo 1.161 descendientes científicos. Entre ellos se cuentan ganadores de la Medalla Fields, rectores de Universidad y distinguidos especialistas de más de 16 países. En un lugar destacado figura su “escuela española”.
Su contribución personal al progreso y reconocimiento internacional de jóvenes matemáticos españoles fue muy especial y tuvo una importancia estratégica singular, pues hizo de detonador y luego se expandió a otras áreas: comenzó a mediados de los años setenta con las tesis doctorales de los autores de este obituario (en 1976 y 1979, respectivamente) a las que se unieron las de J. Hernández (1977), M.A. Herrero (1979), J. Carrillo (1981) y M. Escobedo (1988). Su contribución a la formación de otros muchos españoles fue también sobresaliente (X. Cabré (1998), D. Gómez-Castro (2015), etc.). La gran aportación de Brezis fue el extremo cuidado que prestó a las carreras investigadoras de sus alumnos, insertándolos en una comunidad internacional que propiciaba la colaboración investigadora que apenas existía en nuestro país.
Por todo ello, sus servicios fueron reconocidos con multitud de honores y premios. Su labor en España fue reconocida con su nombramiento como Miembro extranjero de la Real Academia de Ciencias en 1999. En el año 2001 fue nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid. Da idea de su compromiso con la matemática española que él fuera el principal motor francés del acuerdo entre las Academias de Ciencias francesa y española firmado en París en el 2002 (el primer acuerdo en la historia de nuestro país) y la celebración en París, en el 2003, de un Congreso conjunto entre ambas academias.
Sus libros, escritos en un estilo de una gran elegancia y claridad, siguen siendo libros de texto en numerosas universidades de todo el mundo. Su huella permanecerá por siempre y servirá de ejemplo a generaciones venideras.
Jesús Ildefonso Diaz y Juan Luis Vázquez. Profesores Eméritos de la Universidad Complutense de Madrid y Autónoma de Madrid, respectivamente. Académicos de la Real Academia de Ciencias de España.
El 7 de julio nos dejó uno de los más eminentes matemáticos del siglo XX, Haïm Brezis, que unió una capacidad extraordinaria para el análisis matemático y el estudio de las ecuaciones diferenciales que rigen los procesos que modelizan la ciencia moderna. Como decía Galileo, el libro de la naturaleza está escrito en lengua matemática. Esa peculiaridad no conoce fronteras ni sabe de modas, ni de guerras, ni de las variadas acciones humanas que crean la “cambiante actualidad”. La obra que nos deja Haïm Brezis (nacido en Riomès-Montagnes, Francia, 1 de junio de 1944) es una excelente prueba de tal unión entre belleza pura y utilidad práctica.
Formado en el entorno de la matemática pura, pero interesado también en la modelización y resolución de problemas no lineales provenientes de otras ciencias, ingeniería, tratamiento de imágenes, etc., Brezis tenía una mente prodigiosa que sabía ver allí donde no veían otros. Su enfoque innovador de problemas clásicos permitió ir más allá que otros autores. A su creatividad visionaria unía un certero instinto para detectar lo importante. A Brezis se asocian conceptos del análisis de las ecuaciones no lineales, como operadores maximales monótonos, semigrupos no lineales de contracciones, desigualdades variacionales, soluciones con soporte compacto, ecuaciones de Ginzburg, etc. Su colaboración con los grandes de su tiempo fue siempre muy fructífera: J.L. Lions, F.E. Browder, G. Stampacchia, M.G. Crandall, E. Lieb, T. Kato y L. Nirenberg, entre muchos otros.
Brezis fue una figura universal: catedrático de la Universidad de Paris VI (de 1972 a su jubilación, en el 2009), su extraordinaria energía y capacidad le permitían doblar servicios durante un semestre para dedicar el otro visitando otros países, especialmente los Estados Unidos (fue profesor parcial en Rutgers University desde 1987), e Israel, donde residía su familia.
Su influencia entre los matemáticos de su generación y especialmente en las posteriores fue excepcional para un campo como el de la matemática tan diferente a otras ciencias experimentales. Según el Mathematics Genealogy Project, dirigió 52 tesis doctorales y tuvo 1.161 descendientes científicos. Entre ellos se cuentan ganadores de la Medalla Fields, rectores de Universidad y distinguidos especialistas de más de 16 países. En un lugar destacado figura su “escuela española”.
Su contribución personal al progreso y reconocimiento internacional de jóvenes matemáticos españoles fue muy especial y tuvo una importancia estratégica singular, pues hizo de detonador y luego se expandió a otras áreas: comenzó a mediados de los años setenta con las tesis doctorales de los autores de este obituario (en 1976 y 1979, respectivamente) a las que se unieron las de J. Hernández (1977), M.A. Herrero (1979), J. Carrillo (1981) y M. Escobedo (1988). Su contribución a la formación de otros muchos españoles fue también sobresaliente (X. Cabré (1998), D. Gómez-Castro (2015), etc.). La gran aportación de Brezis fue el extremo cuidado que prestó a las carreras investigadoras de sus alumnos, insertándolos en una comunidad internacional que propiciaba la colaboración investigadora que apenas existía en nuestro país.
Por todo ello, sus servicios fueron reconocidos con multitud de honores y premios. Su labor en España fue reconocida con su nombramiento como Miembro extranjero de la Real Academia de Ciencias en 1999. En el año 2001 fue nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid. Da idea de su compromiso con la matemática española que él fuera el principal motor francés del acuerdo entre las Academias de Ciencias francesa y española firmado en París en el 2002 (el primer acuerdo en la historia de nuestro país) y la celebración en París, en el 2003, de un Congreso conjunto entre ambas academias.
Sus libros, escritos en un estilo de una gran elegancia y claridad, siguen siendo libros de texto en numerosas universidades de todo el mundo. Su huella permanecerá por siempre y servirá de ejemplo a generaciones venideras.
Jesús Ildefonso Diaz y Juan Luis Vázquez. Profesores Eméritos de la Universidad Complutense de Madrid y Autónoma de Madrid, respectivamente. Académicos de la Real Academia de Ciencias de España.