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lunes, 19 de octubre de 2015

El lamentable vicio de robar el trabajo ajeno. Una escritora española, en una novela premiada, y la ministra de Defensa alemana, en su tesis doctoral, han sido acusadas de plagio.

Martin Heidingsfelder es el caballero alemán que se ha empeñado en descubrir a todo aquel que se haya aprovechado del trabajo ajeno para triunfar en el mundo académico y conquistar con sus títulos puestos de relumbrón. Acaba de acusar a la actual ministra de Defensa de su país, Ursula von der Leyen, de copiar ideas y citas de otras personas en la tesis que la convirtió en 1991 en doctora en Medicina por la Universidad de Hannover. Antes había denunciado los plagios que introdujeron en sus tesis doctorales otras figuras de relevancia social, como Veronica Sass —la hija del excandidato a canciller Edmund Stoiber—, o la exministra de Educación Annette Schavan. Su trabajo de sabueso fue en esos casos tan fino que ambas terminaron renunciando a sus títulos. También pilló apropiaciones indebidas en las tesis del Franz Walter Steinmeier, el ministro de Exteriores, y de Norbert Lammert, presidente del Bundestag, pero sus denuncias, según cuenta, no llegaron “en una época apropiada”.

El concepto “corta y pega” se ha impuesto en la época de las nuevas tecnologías. Nada resulta hoy más fácil que husmear en los inmensos cajones disponibles en el universo digital, tomar prestado lo que haga falta y ponerlo en otro sitio; eso sí, como si fuera cosa propia. Copian los alumnos, los profesores, los políticos, los periodistas: copia, en fin, quien necesita pasar por más listo de lo que es.

Sea cual fuere el método utilizado para “inspirarse” en sus tesis doctorales —el “corta y pega” o los servicios de un escribano, el llamado negro por estos pagos—, en Alemania los ojos de Martin Heidingsfelder no dejan pasar una. En España, en cambio, no han existido muchos escándalos de semejante calibre en asuntos académicos: no se sabe si porque aquí se impone la decencia o porque, en el fondo, a nadie le importa un rábano que las altas autoridades presuman de sus saberes.

Donde sí ha habido plagios sonados ha sido en el mundo de la literatura. Amén de otros nombres célebres, el caso más llamativo es el del Premio Nobel Camilo José Cela: se le acusa de que La cruz de San Andrés tiene muchos parecidos con una novela de Carmen Formoso, Carmen, Carmela, Carmiña. La causa sigue abierta.

Ahora le ha tocado el turno a Reyes Monforte, que ganó con Una pasión rusa el último Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio. Cuenta ahí la relación de Serguéi Prokófiev con la cantante Lina Codina. Valentina Chemberdjí, que publicó un libro sobre esta mujer que terminó en el gulag, y un nieto del compositor han encontrado notables coincidencias entre aquel texto y la novela premiada. Habrá que ver dónde para la cosa y qué hay de cierto en las denuncias. El caso es que nadie inventa de la nada y que, ya sea en una tesis doctoral o en una novela, siempre hay deudas con trabajos anteriores. Si no se reconocen, y se hacen explícitos, siempre habrá minuciosos investigadores, como Martin Heidingsfelder, que descubran el embrollo.
http://elpais.com/elpais/2015/10/01/opinion/1443726897_752313.html

domingo, 18 de octubre de 2015

“Mis compatriotas saben que Estados Unidos no es transparente”. Oliver Stone da una clase magistral sobre sus motivaciones en la política y en el cine

Con los años, Oliver Stone (Nueva York, 1946) ha dulcificado sus formas pero no su lengua. Si el viernes, en su intenso fin de semana mediterráneo, dijo en Mallorca que “el señor Aznar fue el perrito faldero de Bush”, esta noche, en Sitges, no dejó de apuntar el “pasado sangriento e imperialista” de su país. En el certamen, donde recibió el Gran Premio Honorífico, insistió en hablar de su libro La historia silenciada de Estados Unidos (La Esfera de los libros), la versión literaria de la serie documental de televisión La historia no contada de Estados Unidos, ambos realizados junto al profesor de la American University Peter Kuznick. “Eso sí que era una historia de miedo, mi mejor trabajo en el documental y en el terror”.

Dado el marco en donde impartía la clase magistral, el cineasta empezó hablando de su pasión por el cine japonés y el coreano de terror extremo y por su implicación en la producción de alguna película asiática, antes de centrarse en sus temas habituales, como Alejandro Magno, película de la que ha realizado tres montajes, y que es su favorita. “En su estreno no pude entregar la película que quise. En 2014, edité en DVD y Blu-ray el montaje definitivo de tres horas y cuarenta minutos, un tiempo necesario para hablar de un personaje complejo y original”.

Stone ahondó mucho más en los elementos necesarios para escribir un buen guion y dirigir una gran película. “No hay una fórmula que pueda recomendarte. Pero necesitas una visión, mucha imaginación y algo que te inspire. En mi caso, mucha de esa inspiración nace del asesinato de John Fitzgerald Kennedy porque marcó mi infancia y cambió radicalmente el rumbo de Estados Unidos. El guion de El precio del poder, por ejemplo, se basa en mi intención por investigar en la avaricia y el poder en EE UU. En Salvajes me interesaba hablar de la negociación más que del narcotráfico”. Y a continuación reconoció lo que realmente le mueve: “El desafío. Cuando alguien me dice no, yo me crezco”.

Un discurso parecido defendió cuando indagó en sus filmes sobre personajes históricos. “Yo no hago biopics, sino que intento definir los momentos que han motivado sus vidas: Nixon iba de las inseguridades de un presidente espantado de sus propios demonios interiores, procedentes de su infancia… Bueno, al menos Nixon poseía tenía tres dimensiones, porque George W. Bush es plano. Por las mañanas, este se mira al espejo y le encanta lo que ve, sin ir más lejos. Y eso también es fascinante”. Preguntado por JFK, Stone reconoció que fue un éxito enorme. “Entusiasmó. Con ella se cambiaron leyes, yo mismo intervine en el Congreso. Cambió la sociedad y dejó como legado que hoy mis compatriotas saben que América no es transparente”.

En cuanto al recorrido que la serie de televisión y el libro trazan sobre el imperialismo estadounidense, Stone explicó por ejemplo cómo, tras apoyar a Filipinas en 1898 contra España, Estados Unidos conquistó el país. “Y fue una guerra mucho más sangrienta que contra España, fue el Vietnam de la época”. Tampoco ahorró calificativos despreciativos contra Eisenhower y su visita a la España de Franco: “Ike era un ignorante y no sabía nada de la Guerra Civil española ni del régimen franquista”.

Ahora, Stone está rematando Snowden, su visión cinematográfica de la vida de Edward Snowden, exanalista de la CIA. “He vuelto a trabajar con material delicado. ¿Que si tengo miedo? Alguna vez sí he pensado en que me podían hacer algo las agencias gubernamentales. Hay días en los que te sientes nervioso, desde luego”.

http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/11/actualidad/1444591152_822021.html