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lunes, 3 de enero de 2011

Un viaje al Valle de la Muerte

El Death Valley es actualmente un Parque Nacional de los EE.UU. en California. Es una zona que se encuentra al sureste del Estado, donde llueve muy poco al cabo del año y, por tanto, es un desierto que lo hace único en todo el hemisferio occidental debido a su cota de 100 m bajo el nivel del mar.
Es absolutamente impresionante toda la zona, de una grandiosidad que nos hace sentirnos seres sin importancia, en su parte más baja, el suelo está cubierto de sales y arena como si se tratase de dunas de playa.
Es una zona muy visitada por todos los amantes de la Naturaleza y tiene diferentes lugares para quedarse a pasar una noche o comer. En el lugar conocido por Stuve Pipe Wells, pasamos la noche de fin de año 2010. Una perfecta aventura para recordar toda la vida Leer más aquí.

El fin de año resultó muy "original" en un Saloon del Oeste, donde originariamente había un pozo en el que paraban los viajeros pioneros y buscadores de minerales. En la replica del Salon se podía ver a los típicos americanos con pinta de puritanos de la época de los pioneros, ellas con el pelo y las faldas muy largas y ellos con sus sombreros de buscadores de oro o tesoros minerales.
Allí, en un lateral, estabamos los seis españoles oyendo canciones que interpretaban una chica al piano y un chico tocando la guitarra, y no lo hacían mal en cuanto a entonación y ritmo pero, no sé por qué, el amplificador lo tenian al máximo y distorsionaba en las notas más agudas o elevadas y ellos como si nada. Nosotros nos limitamos a aplaudir después de cada canción, Algunos bailaban con esa (falta de) gracia y salero típico de los americanos anglosajones. Esteban, que estaba algo cansado de conducir sin aceptar turnos, propuso que nos fuéramos a acostar y así lo hicimos. En una habitación con dos grandes camas se acostaron las tres mujeres de la excursión y en la otra nos acostamos nosotros los tres hombres.
El lugar es extraordinariamente sobrecojedor en cuanto a la inmensidad de los paisajes. El terreno presenta una gran variedad de colores desde una dorada arena, igual a como podemos observar en una playa, hasta un blanco de salitre o negro como el carbón, pasando por el rojo intenso. El cielo con un azul claro y brillante conforme se aproxima al horizonte, precioso, que las cámaras no pueden captar en toda su realidad y belleza.
Al día siguiente, después de la visita, nos fuimos a través del desierto, hasta las Vegas. Al llegar a la ciudad, paseamos en el coche sin poder aparcar ni bajar, era sábado y día 1, no se podía circular, era todo un atasco inmenso, pudimos parar para tomar una amburguesa y seguir el viaje de vuelta de más de 12 horas, ya oscurecido, el atardecer llega antes de la 5 y no se ven más que algunas luces. Han sido tres noches y cuatro días, empezando por Santa Barbara, visitando los Ángeles, el Valle de la Muerte en California y las Vegas en el Estado de Nevada. Todo muy rápido, muy deprisa, pero mereció la pena.
He echado de menos a los amigos y amigas, pues se lo habrían pasado muy bien y les hubiese gustado muchísimo el paisaje. Además, la furgoneta que alquilamos, una Toyota Sienna LE, que no se ven por España, tiene 8 plazas y sólo íbamos 6, es muy cómoda y lo poquísimo que la conduje me gustó; automática, la lleva cualquiera.
Llegamos a casa pasadas las 4 de la madrugada y aún tengo sueño atrasado.
Por cierto, en Los Ángeles, en el Hotel de Hollywood "Beverlly Hills" en su planta baja, fuimos al bar del restaurante "El Bazaar" de José Andrés, un cocinero español ya famoso que tiene un montaje tipo "Feria de las Vanidades" con un continuo desfiles y exhibiciones de modernos y modernas, pero que me gustó muchísimo porque se ha hecho famoso a base de croquetas de pollo, una especie de buñuelos de bacalao y pan con tomate y aceite se oliva, que fueron las tapas que tomamos junto con el paté con algodón caramelizado, una licencia postmoderna que era un bluf de casi nada. La entrada se realiza sobre una alfombra roja decorada con un poema de amor como sólo el Poeta, francés y comunista, Paul Éluard podría escribir.
No esta mal que a los artistas de Hollywood les encanten las comidas de nuestras abuelas.
Tienen en el restaurante jamón de bellota, queso manchego y otras chacinas españolas, pero no lo probamos y las "Gambas al ajillo" solo la servían en el restaurante. Así que sepáis que nos podemos hacer famosos y ricos con las croquetas y ensaladilla que hemos comido toda la vida y que eran la marca de la casa de nuestras madres y abuelas, con su sabor parecido al de todas las madres, pero con ese toque único que tenían en cada casa. O sean que eso que no considerabamos mucho, pues era corriente y cotidiano, pudiese gustar a la élite mundial pues era una comida para aprovechar las sobras del cocido de la casa, tienen un valor reconocido internacionalmente, lo que ya algo imaginabamos... sobre todo después de probar lo que se consideraban exquisiteces y que no le apreciabamos esos valores. Ver para creer.
Ah, olvidaba decir que he estado (cool) sin cobertura todo el fin de año, al estar por ese Valle lo que sin duda ha contribuido a hacer la experiencia más original... Una casi aventura que dificilmente olvidaré.
Hannah juega con la arena como si fuese una playa.