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jueves, 11 de mayo de 2023

EDUCACIÓN. TRIBUNA. Diseño Universal para el Aprendizaje, o por qué entender la educación de otra manera.

El DUA es una aportación crucial frente a la injusticia social de todos los tipos de barrera de partida que han sufrido históricamente muchos alumnos por motivos como su origen, discapacidad o lengua.

En la isla donde vivo hay un sendero de los sentidos: un recorrido natural en un parque rural, rodeado de laurisilva y construido en la mayor parte de su recorrido también para personas con movilidad reducida, además de otras diversidades.

Pero no solo eso: en el sendero de los sentidos la experiencia de aprender se vuelve plena. Se invita al visitante a escuchar el sonido de la naturaleza, palpar la corteza del tronco de los árboles y leer en distintos lenguajes los significados que resuenan en este incomparable paraje enclavado en el corazón insular.

Allí voy en ocasiones con mis hijos y, cada uno, con sus particularidades, reconoce el haz y el envés de cada segmento de pequeñas existencias vivas, tejidos de lo que llamamos biodiversidad. Y eso es lo importante: que cada uno lo experimenta de forma plena en su diferencia.

En una determinada forma de entender el mundo, muchas de estas diferencias se han quedado fuera de la comprensión y expresión de lo que nos rodea: en el acceso a bienes, servicios, recursos, cultura u órganos de poder. Y también de las posibilidades de aprendizaje.

Lejos de esa perspectiva inclusiva de la vida también se quedaba, hace más de sesenta años, la niña afroamericana Ruby Bridges. Imagino que muchos conocen su caso: con apenas seis años, desafió los privilegios de una parte del planeta al comenzar a ir a una escuela para blancos. En una entrevista concedida muchas décadas después al medio británico BBC, declaró lo siguiente al referirse a una de sus maestras en aquel nuevo colegio, la Sra. Henry: “Lo primero que pensé fue, ‘¡Es blanca!’, porque nunca había tenido una profesora blanca y no sabía qué esperar.”

El Diseño Universal para el Aprendizaje es una aportación crucial a la injusticia social que ha supuesto la segregación, la invisibilización o la exclusión a lo largo de la historia, en razón de origen, discapacidad, barrera idiomática o cualquier otra condición de partida. No es una metodología, una técnica, una herramienta o un instrumento: es una forma de entender nuestras relaciones humanas, sociales, educativas y culturales alineada con los derechos humanos. Por eso, su introducción en la Lomloe está más que justificada, más allá del supuesto “dirigismo” metodológico, en donde muchos han querido encasillar las nuevas propuestas pedagógicas vigentes en materia de inclusión.

El DUA, las siglas con las que ya se conoce popularmente, viene anticipado en cierto modo desde el artículo 2 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad —aprobada hace casi 20 años e incorporada al ordenamiento jurídico español—. Ahí ya se habla de “diseño de productos, entornos, programas y servicios que puedan utilizar todas las personas, en la mayor medida posible, sin necesidad de adaptación ni diseño especializado”. Nihil novum sub sole, por lo tanto.
Dentro del contexto educativo, esta arquitectura escolar tampoco es novedosa. Si nos paramos a pensar, podemos encontrar signos de ella en muchos de los intentos que siempre realizamos para elaborar nuestros planteamientos didácticos o unidades de aprendizaje, de forma que lleguen a una mayor cantidad de alumnado y se incrementen sus posibilidades de éxito. Recuerdo, así, que durante lo peor de la pandemia ajustamos nuestros diseños a las dramáticas realidades emergentes. Intentamos, durante ese tiempo que nos sigue erizando la piel al removerlo, buscar muchas formas de presentar, representar o transmitir la información a nuestros chicos y chicas, así como de recibirla a través de múltiples formatos y soportes. Rompimos los límites ayudados por una desbordante digitalización en el tiempo en el que, de forma paradójica, más limitados nos hemos sentido en nuestra historia reciente.

En concreto, recuerdo que, en mis clases de Lengua, varié las formas de entrega de trabajos para, por ejemplo, evaluar la expresión oral. Una alumna con rasgos TEA, sin ir más lejos, se decantaba por no presentar sus exposiciones en vídeos, sino a través de podcast, con resultados muy buenos. Con un alumno migrante con escaso dominio del español, un curso después, trabajé la exposición oral en grupo a partir de obras literarias de su país, en su idioma, mientras utilizaba traductores digitales y los compañeros de su grupo le servían de soporte. Nadie en esos momentos me decía que ahí se anticipaban algunos principios del diseño universal pero, sin embargo, con estos sencillos gestos no se quedaron atrás. En cierta forma, estaba contribuyendo a universalizar el acceso a un derecho: el derecho a aprender.

El DUA no es un “negocio” para algunos, como se han llegado a referir algunos al hablar de él. Es una nueva forma de entender la educación que aglutina derechos, objetivos y principios vinculados al desarrollo y a los avances de nuestro tiempo, con el fin de rescatar a colectivos excluidos o segregados a lo largo de la historia. Da respuesta a la gran incógnita de esa educación inclusiva real que muchos ansiamos, al reformular el paradigma de calidad educativa según la noción de igualdad de oportunidades tal y como la entiende Naciones Unidas.

Tampoco es un “invento”, ni una pseudociencia: es un reto para transformar en la escuela lo que ya ha ido cambiando desde hace décadas en otras actividades humanas, sociales, laborales y culturales cercanas a nuestros entornos. Es una intervención sobre el medio y el engranaje, en este caso, curricular, lo que nos lleva a hablar de la necesidad de universalidad el diseño, como mantiene el National Center on Universal Design for Learning, “a través de propuestas flexibles que pueden personalizarse y ajustarse a las necesidades individuales”. Ese es su sentido.

El diseño de la enseñanza de manera universal ha sido aplicado con éxito desde hace años en contextos como, por ejemplo, New Brunswick, provincia canadiense que centra su modelo de inclusión total en el principio de la enseñanza diferenciada, un andamiaje multinivel que ofrece oportunidades de aprendizaje variadas en función de los perfiles de cada estudiante.

¿Qué queda mucho por recorrer para alcanzar etapas avanzadas en ese “sendero de los sentidos” que es el DUA? Claro que sí. Trabajar en el marco de la “ecología de la equidad” (así se refieren autores como Ainscow o Goldrick a la inclusión educativa) no es fácil, y más en un panorama complejo y de gran sobrecarga para los docentes. Pero, cuando sintamos que todo se hace cuesta arriba o cuando digamos que sí, que sabemos el qué, pero no el cómo, miremos a nuestro alrededor en nuestras aulas y pensemos cuántos pueden acceder al aprendizaje como experiencia plena y cuántos no por razones que les son ajenas, lo que los lleva a permanecer invisibles como la niña Ruby Bridges. Invisibles solo porque alguien, una vez, entendió la educación de otra manera.

martes, 14 de enero de 2020

_- Discurso del Nobel Nelson Mandela

_- “Su Majestad el Rey, Su Alteza Real, Honorable Primer Ministro, señora Gro Brundtland, ministros, parlamentarios y embajadores, Señores Miembros del Comité Noruego del Nobel, miembro laureado, Sr. FW de Klerk, distinguidos invitados, amigos, señoras y señores:

Estoy verdaderamente honrado de estar aquí hoy para recibir el Premio Nobel de la Paz de este año.

Extiendo mi más sincero agradecimiento al Comité Nobel noruego por elevarnos a la condición de un ganador del Premio Nobel de la Paz.
También me gustaría aprovechar esta oportunidad para felicitar a mi compatriota y compañero de premio, el Presidente del Estado F.W. de Klerk, en su recepción de este alto honor.

Juntos, nos unimos a dos distinguidos sudafricanos, el difunto Jefe Albert Luthuli y Su Gracia el arzobispo Desmond Tutu, a cuyas contribuciones a la lucha pacífica contra el perverso sistema del apartheid pagó homenaje merecido al otorgarles el Premio Nobel de la Paz.
No voy a ser presuntuoso por nuestra parte si añadimos también, entre nuestros predecesores, el nombre de otro ganador del Premio Nobel de la Paz, el fallecido estadista e internacional afroamericano, el reverendo Martin Luther King Jr.

Él también luchó y murió en el esfuerzo de hacer una contribución para la justa solución de los mismos grandes temas actuales a los que hemos tenido que enfrentarnos como sudafricanos.

Hablamos aquí de la impugnación de las dicotomías de la guerra y la paz, la violencia y la no violencia, el racismo y la dignidad humana, la opresión y la represión y la libertad y los derechos humanos, la pobreza y la miseria.

Estamos aquí hoy nada más que como representante de los millones de nuestra gente que se atrevieron a levantarse contra un sistema social cuya esencia misma es la guerra, la violencia, el racismo, la opresión, la represión y el empobrecimiento de todo un pueblo.
También estoy aquí hoy como representante de los millones de personas en todo el mundo, el movimiento anti – apartheid, los gobiernos y las organizaciones que se unieron con nosotros, no para luchar contra Sudáfrica como país o cualquiera de sus pueblos, sino para oponerse un sistema inhumano y para un rápido fin del crimen del apartheid contra la humanidad.

Estos innumerables seres humanos, tanto dentro como fuera de nuestro país, tuvieron la nobleza de espíritu para estar en el camino contra la tiranía y la injusticia, sin buscar ganancia egoísta. Reconocieron que un ataque contra uno es un ataque contra todos y por lo tanto actuaron juntos en defensa de la justicia y la decencia humana común.

Debido a su valentía y persistencia durante muchos años, podemos, hoy en día, incluso fijar las fechas en las que toda la humanidad se unirá para celebrar una de las victorias humanas sobresalientes de nuestro siglo.

Cuando llegue ese momento, veremos, en conjunto, como se regocijan en una victoria común sobre el racismo, el apartheid y el gobierno de la minoría blanca.

Ese triunfo llevará finalmente a su fin una historia de 500 años de AFC de los metales nobles y piedras preciosas que se apoyan en las entrañas de la tierra africana que pisamos las huellas de nuestros antepasados. Será y debe medirse por la felicidad y el bienestar de los niños, a la vez los ciudadanos más vulnerables de cualquier sociedad y el más grande de nuestros tesoros.

Los niños tienen que, por fin, jugar en la sabana abierta, ya no torturados por los dolores del hambre o devastados por la enfermedad o amenazados con el flagelo de la ignorancia, el abuso sexual y el abuso, y ya no se requieren para participar en actos cuya gravedad excede las demandas de su corta edad.

Frente a esta distinguida audiencia, nos comprometemos a una nueva Sudáfrica en la búsqueda incesante de los fines establecidos en la Declaración Mundial sobre la Supervivencia, la Protección y el Desarrollo del Niño.

La recompensa de la que hemos hablado, también se debe medir por la felicidad y el bienestar de las madres y los padres de estos niños, que deben caminar por la tierra sin miedo a ser robados, matados por el beneficio político o material, o escupidos porque son mendigos.
Ellos también deben ser relevados de la pesada carga de la desesperación que llevan en sus corazones, nacido de hambre, falta de vivienda y el desempleo.

El valor de ese regalo para todos los que han sufrido debe ser medido por la felicidad y el bienestar de todos los habitantes de nuestro país, que han derribado las paredes inhumanas que los dividen.

Estas grandes masas han dado la espalda al grave insulto de la dignidad humana que describe a algunos como jefes y otras personas como sirvientes, y transforma cada uno en un depredador cuya supervivencia dependía de la destrucción del otro.

El valor de la recompensa compartida debe medirse por la paz gozosa que triunfará, porque la humanidad común que une tanto a blancos como a negros en una sola raza humana, le han dicho a cada uno de nosotros que todos hemos de vivir como los niños del paraíso.

Por lo tanto vamos a vivir, porque habremos creado una sociedad que reconoce que todas las personas nacen iguales, con cada derecho en igual medida a la vida, a la libertad, la prosperidad, los derechos humanos y el buen gobierno.

Tal sociedad no debe permitir de nuevo que deba haber presos de conciencia, o que los derechos humanos de cualquier persona sean violados.
Tampoco debe nunca suceder que una vez más los caminos hacia el cambio pacífico sean bloqueados por usurpadores que pretenden tomar el poder de la gente, en pos de sus propios fines innobles.

En relación con estas cuestiones, hacemos un llamamiento a los que gobiernan Birmania para que liberen a nuestro compañero laureado con el Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y nos comprometemos a ella y a los que ella representa en un diálogo serio, en beneficio de todo el pueblo de Birmania.

Oramos para que aquellos que tienen el poder de hacerlo, sin más demora, permitan que ella utilice sus talentos y energías para el bien de la gente de su país y de la humanidad en su conjunto. Lejos de la caída áspera y de la política de nuestro propio país, me gustaría aprovechar esta oportunidad para formar parte del Comité Nobel noruego y rendir homenaje a mi premio conjunta, el Sr. FW de Klerk. Él tuvo el coraje de admitir que un terrible error se había hecho en nuestro país y la gente a través de la imposición del sistema de apartheid. Él tuvo la visión de entender y aceptar que todo el pueblo de Sudáfrica debe, a través de negociaciones y de los participantes en pie de igualdad en el proceso, así como determinar lo que quieren hacer con su futuro.

Pero todavía hay algunos dentro de nuestro país que erróneamente creen que pueden hacer una contribución a la causa de la justicia y de la paz por el apego a las consignas que se han demostrado para deletrear nada más que desastres.

Sigue siendo nuestra esperanza de que estos también serán bendecidos con la razón suficiente para darse cuenta de que la historia no se puede negar y que la nueva sociedad no se puede crear mediante la reproducción del pasado repugnante, sin embargo refinado o seductoramente re envasado.

Vivimos con la esperanza de que como ella lucha para rehacer a sí misma, Sudáfrica será como un microcosmos del nuevo mundo que está luchando para nacer.

Este debe ser un mundo de democracia y respeto de los derechos humanos, un mundo liberado de los horrores de la pobreza, el hambre, la privación y la ignorancia, aliviado de la amenaza y el azote de las guerras civiles y la agresión externa y sin la carga de la gran tragedia de millones forzada a convertirse en refugiados.

Los procesos en los que Sudáfrica y el sur de África en su conjunto ha sido contratada, hacen señas y nos instan a todos los que nos tomamos esta marea en pleamar y hacen de esta región un ejemplo vivo de lo que todas las personas de conciencia les gustaría que el mundo fuera.

No creemos que este Premio Nobel de la Paz pretenda ser un elogio de los asuntos que le han pasado y pasan.

Oímos las voces que dicen que se trata de una apelación de todos los que, en todo el universo, buscaba poner fin al sistema de apartheid.

Nosotros atenderemos su llamada, le dedicaremos lo que queda de nuestra vida con el uso de la experiencia única y dolorosa de nuestro país para demostrar, en la práctica, que la condición normal de la existencia humana es la democracia, la justicia, la paz, el no-racismo, el no-sexismo, la prosperidad para todos, un medio ambiente sano y la igualdad y la solidaridad entre los pueblos.

Movido por esa apelación e inspirado por la eminencia que ha lanzado sobre nosotros, nos comprometemos a que nosotros también haremos todo lo posible para contribuir a la renovación de nuestro mundo para que nadie, en el futuro, sea descrito como los condenados de la tierra.

Que nunca se diga por las generaciones futuras que la indiferencia, el cinismo y el egoísmo nos hizo fallar para vivir de acuerdo con los ideales de humanismo que el Premio Nobel de la Paz encapsula en los esfuerzos de todos nosotros, y demostrar a Martin Luther King Jr haber estado en lo correcto cuando dijo que la humanidad ya no puede estar trágicamente unida a la medianoche sin estrellas del racismo y la guerra.

Hagamos que los esfuerzos de todos nosotros, demuestren que él no era un simple soñador cuando hablaba de que la belleza de una verdadera fraternidad y la paz es más preciosa que los diamantes o la plata o el oro.

¡Dejad que una nueva era amanezca!
Gracias.”

miércoles, 13 de febrero de 2013

Rosa Parks, por siempre, Rosa Parks, la mujer que dio inicio al movimiento contra la segregación

El 1° de diciembre de 1955, Rosa Parks se hizo famosa por negarse a darle su asiento en el autobús a un pasajero blanco en Montgomery, Alabama, hecho que dio inicio al actual movimiento por los derechos civiles. El lunes 4 de febrero se cumplieron cien años de su nacimiento. En 2005, Rosa falleció a los 92 años de edad y gran parte de los medios la describieron como una costurera cansada, no como una persona problemática. Pero los medios se equivocaron. Rosa Parks era una rebelde de primera categoría.

La catedrática Jeanne Theoharis derriba el mito de la apacible costurera, en su nuevo libro “The rebellious life of Mrs. Rosa Parks” (La vida rebelde de Rosa Parks). Theoharis me dijo: “Se trata de la historia de una vida de activismo, la historia de una vida que ella misma describiría como ‘rebelde’ y que comienza décadas antes del histórico incidente del autobús y se prolonga décadas después”.

Rosa Parks nació en Tuskegee, Alabama y le enseñaron que tenía derecho a ser respetada y a exigir ese respeto. Las leyes de Jim Crow estaban muy arraigadas en aquel entonces y la segregación se aplicaba en forma violenta. En Pine Level, Alabama, donde vivía Parks, los niños blancos iban a la escuela en autobús, mientras que los niños afroestadounidenses debían caminar. Rosa Parks recordó: “Ese era un modo de vida. No teníamos otra alternativa más que aceptar lo que era la costumbre. El autobús fue una de las primeras cosas que me hizo ver que había un mundo para negros y otro para blancos”.

En la última etapa de su adolescencia Rosa conoció a Raymond Parks, con quien se casó. Raymond, el primer activista que Rosa conoció, era miembro de la filial de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP , por sus siglas en inglés) en Montgomery y cuando Rosa se enteró de que las mujeres podían participar en las reuniones, asistió a una y fue elegida secretaria de la filial en su primera reunión.

Fue allí donde Rosa conoció a E.D. Nixon, un dirigente obrero revolucionario con quien trabajó. En 1955 Rosa pudo asistir a la escuela Highlander Folk en Tennessee, un lugar de encuentro de activistas (blancos y negros) comprometidos a superar la segregación donde se desarrollaban estrategias y tácticas de resistencia no violenta. Fue allí donde Pete Seeger y otros músicos escribieron la canción “We shall overcome” que luego se convirtió en el himno del movimiento por los derechos civiles.

Rosa Parks regresó a Montgomery y volvió a trabajar como costurera. El 1° de diciembre de 1955, luego de salir del trabajo, tomó el autobús hacia su casa. “El conductor dijo que si me negaba a dar mi asiento, iba a tener que llamar a la policía. Y le dije ‘Llámela’”, afirmó Parks en una entrevista con Radio Pacífica en abril de 1956. “Había llegado el momento, después de haber sido maltratada hasta un punto que ya no podía tolerar”. Su arresto aquel día provocó el boicot a los autobuses de la ciudad de Montgomery, que duró más de un año. El boicot fue encabezado por un joven que acababa de instalarse en la ciudad: el Dr. Martin Luther King Jr., en cuyo lanzamiento participó Rosa Parks. Durante el boicot, alrededor de 50.000 afroestadounidenses viajaban juntos en sus automóviles, utilizaban vehículos de la iglesia, tomaban taxis de propietarios afroestadounidenses y caminaban. La medida perjudicó los negocios de los blancos y el sistema de transporte público. Parks y otros activistas interpusieron un recurso judicial contra la segregación y en junio de 1956 un tribunal federal declaró la inconstitucionalidad de la segregación en los autobuses.

Los Parks se mudaron a Detroit. Rosa continuó con su activismo, reaccionó frente a los disturbios de Detroit de 1967, consultó a miembros del movimiento “Black Power”, como Stokely Carmichael, y se opuso a la guerra de Vietnam. La historiadora Theoharis señala que el mayor héroe de Parks era Malcolm X.

“Sentía un gran respeto por King, pero decía que Malcolm X era su héroe personal. La disposición de Malcolm X para hablar sobre el liberalismo del norte y la hipocresía del norte, su temprana oposición a la guerra de Vietnam, todas esas cosas eran muy cercanas a su postura política”.

En la década de 1980, Rosa Parks luchó contra el apartheid y se sumó a las protestas frente a la embajada de Sudáfrica en Washington D.C.

Cuando Parks conoció a Nelson Mandela, después de que fuera liberado, Mandela le dijo: “Ud. me dio ánimo todos esos años en prisión”.

Rosa Parks fue la primera mujer estadounidense en ser enterrada en la rotonda del Capitolio. Cuando murió, me apuré para llegar a Washington D.C. a cubrir su funeral; allí encontré a una joven estudiante universitaria y le pregunté por qué estaba ahí junto a cientos de personas escuchando el funeral a través de los parlantes. La joven dijo con orgullo: “Les escribí a mis profesores para avisarles que hoy no asistiría a clase. Hoy voy a aprender algo importante”. Tenemos mucho que aprender de Rosa Parks. De hecho, ella y otras jóvenes se habían negado a dar sus asientos en el autobús antes del 1° de diciembre de 1955. Nunca se sabe cuándo llegará ese momento mágico.

El próximo 4 de febrero la oficina de Correos de Estados Unidos emitirá una estampilla denominada ‘Rosa Parks Forever’ (Por siempre, Rosa Parks), una muestra de la marca indeleble que dejó su activismo.

Rosa Parks no era ninguna costurera cansada. Como ella misma dijo en referencia a la valiente decisión que tomó: “Si había algo de lo que estaba cansada era de ceder”. “No tenía miedo. Había decidido que de una vez por todas tenía que saber qué derechos tenía como ser humano y como ciudadana, incluso en Montgomery, Alabama”.

Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2013 Amy Goodman
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: Gabriela Díaz Cortez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Fuente: http://www.democracynow.org/es/blog/2013/2/1/por_siempre_rosa_parks_la_mujer_que_dio_inicio_al_movimiento_contra_la_segregacin
Amy Goodman. Democracy Now!
Fotos de la vida de Rosa Parks.