Aunque hay algunas fases del duelo reconocibles e identificadas por la psicología, el luto es distinto para cada persona y, según los expertos, no es algo que necesariamente debamos o logremos "superar".
Cate Masheder es psicoterapeuta y trabaja con personas que pasaron por un duelo. El punto de partida para entender y aceptar esa pérdida es, según ella, aceptar la muerte y el consecuente dolor como algo natural.
"La muerte es parte de la vida. Va a pasar. Todos vamos a sentir tristeza, todos vamos a echar de menos a alguien, todos vamos a morir, es así", le dijo la especialista a India Rakusen, de la serie de la BBC sobre salud mental Like Minds.
Para explicarlo visualmente Cate dibujó en un papel un círculo, que representa a la persona. "Imagínate que este eres tú y todo lo que tiene que ver con tu vida está dentro de este círculo".
Después empezó a colorearlo explicando que "cuando llega el duelo no hay ni una sola área de tu vida que no se vea afectada por ese dolor. Llega hasta cada parte de ti".
"En el pasado pensábamos que con el tiempo ese dolor se hacía más pequeño y desaparecía. Pero el enfoque ahora es que ese dolor se mantiene tal y como está, pero nuestra vida crece alrededor de él".
Siguiendo con la analogía del círculo, es como si nuestra vida se empezara a desarrollar en otro círculo concéntrico más grande, pero siempre alrededor del dolor en el centro.
"Así, aunque experimentamos muchas otras cosas nuevas en nuestras vidas, el duelo se queda dentro. Y en ciertos momentos, como en los cumpleaños, los aniversarios, en Navidad, y en otras ocasiones volvemos a sumergimos directamente en ese dolor", explica la especialista.
"Después, cuando esa fecha pasa, vuelves a recordar la otra parte de tu vida", ese círculo concéntrico más amplio.
"Lo que yo creo ahora es que ese círculo de dolor no se queda para siempre igual de oscuro, de alguna manera cambia de forma y se vuelve menos rígido, pero se queda ahí".
Así que, según Cate, no superas el duelo ni lo dejas atrás realmente, sino que "aprendes a que forme parte de tu vida".
Las 5 etapas del duelo
Desde 1969 en este campo de la psicología domina la teoría de las 5 fases del duelo, desarrollada por la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross.
En su libro "Sobre la muerte y el morir" presentó este modelo general de cinco etapas de duelo que explican cómo se sienten las personas en fase de duelo y cómo tienden a actuar.
1. Etapa de la negación
Esa negación puede inicialmente amortiguar el golpe de la muerte de un ser querido y aplazar parte del dolor, pero esta etapa no puede ser indefinida porque en algún momento chocará con la realidad.
2. Etapa de la ira
En esta fase son característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, así como la búsqueda de responsables o culpables. La ira aparece ante la frustración de que la muerte es irreversible, de que no hay solución posible y se puede proyectar esa rabia hacia el entorno, incluidas otras personas allegadas.
3. Etapa de la negociación
En esta fase las personas fantasean con la idea de que se puede revertir o cambiar el hecho de la muerte. Es común preguntarse ¿qué habría pasado si...? o pensar en estrategias que habrían evitado el resultado final, como ¿y si hubiera hecho esto o lo otro?
4. Etapa de la depresión
La tristeza profunda y la sensación de vacío son características de esta fase, cuyo nombre no se refiere a una depresión clínica, como un problema de salud mental, sino a un conjunto de emociones vinculadas a la tristeza naturales ante la pérdida de un ser querido. Algunas personas pueden sentir que no tienen incentivos para continuar viviendo en su día a día sin la persona que murió y pueden aislarse de su entorno.
5. Etapa de la aceptación
Con la aceptación de la pérdida las personas en duelo aprenden a convivir con su dolor emocional en un mundo en el que el ser querido ya no está. Con el tiempo recuperan su capacidad de experimentar alegría y placer.
Según los expertos estas fases dominadas por distintos sentimientos son comunes durante el luto, pero las personas no pasan necesariamente por todas esas etapas ni en ese orden específico, así que el duelo se puede manifestar de distintas maneras y en momentos diferentes para cada persona.
Ryan, por ejemplo, perdió a su madre y a su padre cuando era un adolescente.
"Muchas veces te preguntan: '¿todavía no lo superaste?', '¿cuándo lo vas a superar?'. Pero no es así, no es algo que tengas que dejar atrás", dice ahora de adulto.
"La mitad del duelo no es por lo que pasó, sino por las cosas que van a pasar en la vida de las que esa persona no va a formar parte", dice este británico.
Para él, las teorías sobre las fases del luto son útiles porque reflejan los sentimientos por los que en algún momento las personas en duelo irán pasando, "pero no es que te pases dos semanas en una fase y cinco meses en otra... no hay un guión", le dijo a la BBC.
Ryan sintió que no tuvo a quién acudir para lidiar con su pérdida, así que ahora trata de ayudar a otras personas que están en duelo.
¿Cuando el duelo se vuelve un problema?
Un duelo complicado, según Cate, sucede cuando la persona se queda totalmente paralizada.
"Puede ser que su red social haya colapsado con la persona que murió, puede ser que dependiera de su pareja para todo y con su muerte sientan que no les quede nada, o puede ser porque ya tenían una depresión o una ansiedad y la muerte del ser querido las empeora...".
Este tipo de situaciones, según la psicóloga, resulta en situaciones más complejas.
¿Cómo ayudarte a ti mismo o a alguien en duelo?
El duelo es inevitable pero tremendamente individual, así que ¿cuáles son las mejores estrategias para sobrellevarlo?, recomienda.
Pero ¿y si ni siquiera eres capaz de hablar del tema?
La psicóloga recomienda entonces usar un sistema parecido al que ella usa con los niños más pequeños, que no saben expresar sus sentimientos en palabras.
"Con ellos utilizo un sistema de semáforo, con piedras pintadas de colores, verde, ámbar y rojo. Les digo "si te sientes bien pon la piedra verde al lado de la cocina, para que mamá o papá la vean. Si no te sientes bien pon la roja, así alguien te puede decir, ¿estás bien?, ¿qué pasa?, ¿cómo te sientes?".
Según Cate también hay muchas cosas que la gente hace para sobrellevar el duelo que son muy comunes, aunque la gente no hable de eso. Son una manera normal de lidiar con el dolor.
"Hablar con la persona que se murió es una importante", dice Cate.
"Ponerse alguna de sus prendas, usar su perfume, tocar una fotografía, besarla... ", todo eso es normal, según la especialista.
Ryan, por experiencia, sabe que hay luz al final del túnel: "llega un momento en que el dolor se vuelve manejable, puedes vivir con él y deja de ser lo primero en lo que piensas cuando te levantas por las mañanas".
http://www.bbc.com/mundo/noticias-43893550
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domingo, 3 de junio de 2018
martes, 22 de abril de 2014
El viaje de la vida
Ante el reto de vivir, dice Ulises, hay cinco cosas que no hay que empeñarse en variar:
1. Todo cambia y todo acaba.
2. Las cosas no siempre suceden como las habíamos planeado.
3. La vida no siempre es justa.
4. El dolor forma parte de la vida.
5. La gente no es siempre amorosa y leal.
Tenemos necesidades como personas, y la felicidad se refiere a la satisfacción de esas necesidades.
El camino de la aceptación, de reconocer que lo que es, lo es, acaba siendo más beneficioso ante las falsas ilusiones.
Ulises fue astuto al jugar con el engaño, por eso ideó el caballo de Troya. Les dio a sus oponentes la ilusión que necesitaban ver, sucumbiendo al final por su propia ceguera. Una cosa es tener ilusión y la otra vivir de ilusiones.
Entre las fuentes más importantes de la felicidad están:
-una sensación de seguridad;
-un buen pronóstico;
-autonomía o control sobre nuestras vidas;
-buenas relaciones;
-y la práctica de una actividad especializada y significativa.
Si no está satisfecho, hay una buena probabilidad de que sea por falta de algo en esta lista. (NYT)
Fuente: Leer más en El País Semanal.
Los divorciados
Cuidar las relaciones
1. Todo cambia y todo acaba.
2. Las cosas no siempre suceden como las habíamos planeado.
3. La vida no siempre es justa.
4. El dolor forma parte de la vida.
5. La gente no es siempre amorosa y leal.
Tenemos necesidades como personas, y la felicidad se refiere a la satisfacción de esas necesidades.
El camino de la aceptación, de reconocer que lo que es, lo es, acaba siendo más beneficioso ante las falsas ilusiones.
Ulises fue astuto al jugar con el engaño, por eso ideó el caballo de Troya. Les dio a sus oponentes la ilusión que necesitaban ver, sucumbiendo al final por su propia ceguera. Una cosa es tener ilusión y la otra vivir de ilusiones.
Entre las fuentes más importantes de la felicidad están:
-una sensación de seguridad;
-un buen pronóstico;
-autonomía o control sobre nuestras vidas;
-buenas relaciones;
-y la práctica de una actividad especializada y significativa.
Si no está satisfecho, hay una buena probabilidad de que sea por falta de algo en esta lista. (NYT)
Fuente: Leer más en El País Semanal.
Los divorciados
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domingo, 28 de abril de 2013
Más sobre el fraude en el pensamiento neoliberal
Vicenç Navarro. Sistema Digital
En un artículo reciente (“Fraude en el pensamiento económico dominante”. ‘El Plural’. 21.04.13) indiqué la enorme influencia que la Banca y otros componentes del capital financiero tienen en configurar la sabiduría convencional en el conocimiento económico (de una manera muy semejante a cómo la industria farmacéutica influencia la cultura médica), lo cual ocurre a partir, entre otras medidas, de la financiación de investigadores académicos en el área de economía, que promueven los puntos de vista e intereses de la Banca. Citaba, como ejemplo, los artículos de los economistas Reinhart y Rogoff, de la Universidad de Harvard (próximos ambos al capital financiero), en los que concluían que sus investigaciones mostraban claramente que el aumento de la deuda pública por encima del 90% del PIB creaba una recesión en un país, señalando así que la causa de la recesión que estamos viendo hoy a los dos lados del Atlántico era el resultado del excesivo gasto público, determinante del crecimiento de la deuda pública de estos países. Los recortes de gasto público en todos estos países responden a esta percepción de que la recesión está causada por el excesivo gasto público. Estos trabajos han sido la Biblia que ha guiado las políticas de austeridad. Los trabajos de Reinhart y Rogoff, sin embargo, están llenos de errores, cuando no manipulaciones que niegan la validez de sus conclusiones. Tres economistas de la Universidad de Massachusetts, Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin (“Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff”. Un resumen del artículo aparece en el Financial Times, “Why Reinhart and Rogoff are wrong about austerity”, 18.04.13), han documentado los múltiples errores de este estudio.
Como era predecible, el establishment neoliberal que apoya las políticas de austeridad se ha movilizado inmediatamente para defender los trabajos de Reinhart y Rogoff, minimizando los errores y negando que hubiera manipulaciones, trivializando a sus críticos, indicando que, en realidad, no existían los errores que se les atribuía. Un ejemplo de esto aparece en el artículo reciente en ‘El País’ (“La teoría del exceso de deuda pierde un asalto”. 21.04.13), que resume el debate que se ha creado a raíz de las críticas de Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin al trabajo de Reinhart y Rogoff. Y para evaluar los méritos de dicha crítica, ‘El País’ pregunta las opiniones del economista Jesús Fernández-Villaverde, presentado, sin más, como Catedrático de Economía de la Universidad de Pensilvania en EEUU. Dicho economista indica que “el único error” en el trabajo de Reinhart-Rogoff es uno de cálculo, cosa relativamente menor y que no altera el resultado del estudio.
Lo que el artículo no cita es que este economista, conocido por su orientación ultraliberal, es Director de Cátedra, Fedea, es decir, patrocinado por Fedea, la fundación financiada por los mayores Bancos en España que han enfatizado, como lo ha hecho toda la banca, la necesidad de llevar a cabo las políticas de austeridad, información que debería haberse facilitado por parte de ‘El País’. Imagínese el lector que apareciera un trabajo de un investigador que mostrara que una medicina promovida como sumamente eficaz por un laboratorio farmacéutico (vendida como milagrosa en la cura del cáncer) es, en realidad, no solo ineficaz, sino incluso tóxica para los enfermos. Naturalmente que se originaría un debate inmediatamente. Y que luego, como parte de este debate, un diario importante del país le preguntara a otro investigador sobre la opinión acerca del trabajo que cuestionó la eficacia del fármaco y que este indicara que la crítica carece de validez, sin indicar que el investigador que niega validez de la crítica del fármaco milagroso está financiado por el que lo produce. Pues bien, esto es lo que está ocurriendo no solo en este caso, sino en muchísimos otros. Constantemente se presenta en los medios a “gurús” económicos defendiendo, por ejemplo, la privatización de las pensiones o el alargamiento de la edad para recibir las pensiones públicas, sin que se indique que muchos de estos “gurús” están asesorando y/o reciben fondos de las compañías de seguros y/o de la banca, que se beneficiarían de estas intervenciones públicas.
EL ERROR DE REINHART Y ROGOFF NO ES MENOR
Andrew Watt, en su artículo “A Brief Social Science Methodology Primer – Renowned Harvard Economists Please Take Note” en ‘Social Europe Journal’, explica con detalle el problema metodológico existente en los trabajos de Reinhart y Rogoff, que es un problema mayor, mucho mayor que el de utilizar un código erróneo. Es, por cierto, un error que es bastante común en los estudios econométricos donde se utiliza un gran número de variables en series temporales y que incluyen en su muestra un limitado número de países. El número reducido de países estudiados hace que grandes variaciones en un país puedan afectar de una manera muy significativa al resultado. El otro problema es que se deducen erróneamente relaciones, en las correlaciones entre las variables, que son altamente cuestionables. De ahí que el mejor método de análisis sea el estudio histórico y político de cada caso (cosa que Reinhart y Rogoff no hacen), permitiendo una mayor comprensión de cada país. Así, la recesión del año 1951 en Nueva Zelanda tiene poco que ver con el aumento de la deuda pública, y mucho con la mayor huelga de los trabajadores que aquel país haya tenido, que paralizó la economía durante 151 días. Y como este caso, existen muchos otros.
Una última observación. El hecho de que Reinhart y Rogoff tuvieran tanta influencia no se debía a su trabajo en sí, sino a la función de su trabajo. No hay plena conciencia de que la visibilidad mediática de un economista depende primordialmente de su utilidad para los intereses económicos a los cuales sirve, que tienen gran influencia en los medios. Y esta gran influencia, que alcanza niveles de dominio, les ofrece una gran impunidad para promover posturas que científicamente carecen de credibilidad. Lo vemos diariamente en España (incluyendo Catalunya), donde la necesidad de las políticas de austeridad ha sido promovida activamente, pese a que la evidencia científica (y la propia realidad que nos rodea) muestra claramente que están profundamente equivocadas. No solo son ineficaces, sino que son tremendamente dañinas: han estado dañando enormemente a las clases populares. Y es ahí donde los ideólogos neoliberales, incluyendo a Reinhart y Rogoff y a Fedea, y los medios que las han promovido tienen una enorme responsabilidad. Su trabajo, al servicio del capital financiero, ha contribuido en gran medida a un gran dolor, todo ello para gloria del capital financiero, cuyas rentas han alcanzado unos niveles nunca antes conocidos. Así de claro. Todo lo que está pasando podría haberse evitado fácilmente, como unos pocos indicamos. Los problemas presentados como económicos son políticos, es decir, dependen del poder que determina la configuración final de las políticas públicas.
En un artículo reciente (“Fraude en el pensamiento económico dominante”. ‘El Plural’. 21.04.13) indiqué la enorme influencia que la Banca y otros componentes del capital financiero tienen en configurar la sabiduría convencional en el conocimiento económico (de una manera muy semejante a cómo la industria farmacéutica influencia la cultura médica), lo cual ocurre a partir, entre otras medidas, de la financiación de investigadores académicos en el área de economía, que promueven los puntos de vista e intereses de la Banca. Citaba, como ejemplo, los artículos de los economistas Reinhart y Rogoff, de la Universidad de Harvard (próximos ambos al capital financiero), en los que concluían que sus investigaciones mostraban claramente que el aumento de la deuda pública por encima del 90% del PIB creaba una recesión en un país, señalando así que la causa de la recesión que estamos viendo hoy a los dos lados del Atlántico era el resultado del excesivo gasto público, determinante del crecimiento de la deuda pública de estos países. Los recortes de gasto público en todos estos países responden a esta percepción de que la recesión está causada por el excesivo gasto público. Estos trabajos han sido la Biblia que ha guiado las políticas de austeridad. Los trabajos de Reinhart y Rogoff, sin embargo, están llenos de errores, cuando no manipulaciones que niegan la validez de sus conclusiones. Tres economistas de la Universidad de Massachusetts, Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin (“Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff”. Un resumen del artículo aparece en el Financial Times, “Why Reinhart and Rogoff are wrong about austerity”, 18.04.13), han documentado los múltiples errores de este estudio.
Como era predecible, el establishment neoliberal que apoya las políticas de austeridad se ha movilizado inmediatamente para defender los trabajos de Reinhart y Rogoff, minimizando los errores y negando que hubiera manipulaciones, trivializando a sus críticos, indicando que, en realidad, no existían los errores que se les atribuía. Un ejemplo de esto aparece en el artículo reciente en ‘El País’ (“La teoría del exceso de deuda pierde un asalto”. 21.04.13), que resume el debate que se ha creado a raíz de las críticas de Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin al trabajo de Reinhart y Rogoff. Y para evaluar los méritos de dicha crítica, ‘El País’ pregunta las opiniones del economista Jesús Fernández-Villaverde, presentado, sin más, como Catedrático de Economía de la Universidad de Pensilvania en EEUU. Dicho economista indica que “el único error” en el trabajo de Reinhart-Rogoff es uno de cálculo, cosa relativamente menor y que no altera el resultado del estudio.
Lo que el artículo no cita es que este economista, conocido por su orientación ultraliberal, es Director de Cátedra, Fedea, es decir, patrocinado por Fedea, la fundación financiada por los mayores Bancos en España que han enfatizado, como lo ha hecho toda la banca, la necesidad de llevar a cabo las políticas de austeridad, información que debería haberse facilitado por parte de ‘El País’. Imagínese el lector que apareciera un trabajo de un investigador que mostrara que una medicina promovida como sumamente eficaz por un laboratorio farmacéutico (vendida como milagrosa en la cura del cáncer) es, en realidad, no solo ineficaz, sino incluso tóxica para los enfermos. Naturalmente que se originaría un debate inmediatamente. Y que luego, como parte de este debate, un diario importante del país le preguntara a otro investigador sobre la opinión acerca del trabajo que cuestionó la eficacia del fármaco y que este indicara que la crítica carece de validez, sin indicar que el investigador que niega validez de la crítica del fármaco milagroso está financiado por el que lo produce. Pues bien, esto es lo que está ocurriendo no solo en este caso, sino en muchísimos otros. Constantemente se presenta en los medios a “gurús” económicos defendiendo, por ejemplo, la privatización de las pensiones o el alargamiento de la edad para recibir las pensiones públicas, sin que se indique que muchos de estos “gurús” están asesorando y/o reciben fondos de las compañías de seguros y/o de la banca, que se beneficiarían de estas intervenciones públicas.
EL ERROR DE REINHART Y ROGOFF NO ES MENOR
Andrew Watt, en su artículo “A Brief Social Science Methodology Primer – Renowned Harvard Economists Please Take Note” en ‘Social Europe Journal’, explica con detalle el problema metodológico existente en los trabajos de Reinhart y Rogoff, que es un problema mayor, mucho mayor que el de utilizar un código erróneo. Es, por cierto, un error que es bastante común en los estudios econométricos donde se utiliza un gran número de variables en series temporales y que incluyen en su muestra un limitado número de países. El número reducido de países estudiados hace que grandes variaciones en un país puedan afectar de una manera muy significativa al resultado. El otro problema es que se deducen erróneamente relaciones, en las correlaciones entre las variables, que son altamente cuestionables. De ahí que el mejor método de análisis sea el estudio histórico y político de cada caso (cosa que Reinhart y Rogoff no hacen), permitiendo una mayor comprensión de cada país. Así, la recesión del año 1951 en Nueva Zelanda tiene poco que ver con el aumento de la deuda pública, y mucho con la mayor huelga de los trabajadores que aquel país haya tenido, que paralizó la economía durante 151 días. Y como este caso, existen muchos otros.
Una última observación. El hecho de que Reinhart y Rogoff tuvieran tanta influencia no se debía a su trabajo en sí, sino a la función de su trabajo. No hay plena conciencia de que la visibilidad mediática de un economista depende primordialmente de su utilidad para los intereses económicos a los cuales sirve, que tienen gran influencia en los medios. Y esta gran influencia, que alcanza niveles de dominio, les ofrece una gran impunidad para promover posturas que científicamente carecen de credibilidad. Lo vemos diariamente en España (incluyendo Catalunya), donde la necesidad de las políticas de austeridad ha sido promovida activamente, pese a que la evidencia científica (y la propia realidad que nos rodea) muestra claramente que están profundamente equivocadas. No solo son ineficaces, sino que son tremendamente dañinas: han estado dañando enormemente a las clases populares. Y es ahí donde los ideólogos neoliberales, incluyendo a Reinhart y Rogoff y a Fedea, y los medios que las han promovido tienen una enorme responsabilidad. Su trabajo, al servicio del capital financiero, ha contribuido en gran medida a un gran dolor, todo ello para gloria del capital financiero, cuyas rentas han alcanzado unos niveles nunca antes conocidos. Así de claro. Todo lo que está pasando podría haberse evitado fácilmente, como unos pocos indicamos. Los problemas presentados como económicos son políticos, es decir, dependen del poder que determina la configuración final de las políticas públicas.
sábado, 30 de abril de 2011
¿Sufrir es inevitable?
Aunque crea malestar, muchas personas pueden convertirse en adictas al sufrimiento. La mejor opción es no temer a mirar en uno mismo, aceptar los cambios y poder observar desde el desapego para tener una perspectiva clara que ayude a ver la dirección correcta.
El dolor y el placer nos impulsan a la acción, al deseo y al cambio. Ambos pueden crear adicción. El dolor lo sentimos en el cuerpo. A nivel emocional y mental experimentamos sufrimiento. Un sufrir que surge en la mente por pensar negativamente de uno mismo, de los demás y de la vida misma, viviendo con rabia, en la frustración y sumergido en las quejas.
Cuando uno se vuelve adicto a estas formas de sufrir llega a identificarse con ellas. Intentar superarlas puede sentirse como una amenaza hacia su propia identidad. No se ve a sí mismo dejando de sufrir. Muchas personas no quieren o no saben cómo salir de ese estado.
Hay personas que se aíslan en su tristeza y dolor. Exclaman: "No me entiendes". Se separan de las personas que pueden ayudarle. En el fondo quieren su cariño y ayuda. Pero se encierran dificultando e incluso impidiéndose ese apoyo. Quieren ayuda, pero bloquean la posibilidad de aceptarla. Estas emociones negativas se transforman en rasgos comunes del paisaje de nuestra vida cotidiana.
Rechazamos la idea de eliminarlos, con la creencia de que es natural sufrir y que eso es la realidad, y somos incapaces de imaginar la vida sin nuestra dosis diaria de negatividad y de adrenalina.
SIN MIEDO
"Dile a tu corazón que el miedo a sufrir es peor que el sufrimiento mismo" (Paulo Coelho)
Impartí un curso de pensamiento positivo y meditación a un joven entusiasmado con sus aprendizajes en clase. Su madre, al verle tan satisfecho, también se apuntó. En pocas sesiones se sentía mucho más tranquila. Aun así, decidió dejar de meditar y abandonó el curso a medias porque estaba dejando de sufrir y de tener miedo por lo que les podía pasar a sus siete hijos. La meditación estaba despertando en ella un amor libre de miedos que le provocó un choque interno: creía que amar a alguien es sufrir por él.
En nombre del amor sufrimos. En vez de amar desde un espacio de libertad, intentamos ayudar desde la preocupación y el miedo, y así agobiamos, controlamos y dependemos. No dejamos ser.
Cuando hay demasiado dolor no podemos asentarnos en nuestro poder verdadero y experimentar nuestra energía de amor. El miedo al amor y a la grandeza de lo que puede conseguir con su poder le impide levantarse para recuperar su potencial. Tememos nuestra grandeza, y este miedo nos mantiene en un estado restringido y doloroso. Solo el poder del amor verdadero puede ayudarnos a sacar el sufrimiento reprimido del subconsciente a la conciencia consciente. El amor no se aferra a las cosas: libera el pasado y desbloquea la energía.
SOLO SI LO PERMITE
"Nadie puede herirte sin tu consentimiento" (Eleanor Roosevelt)
Lo que nos daña, mucho más que lo que nos ocurre, es nuestro consentimiento a lo que nos sucede. Nadie le puede herir, excepto si usted lo permite. ¿Cómo lo permite? Siendo una aspiradora que hace suyo todo lo del otro, lo bueno y lo malo. Sus expectativas y su insatisfacción constante le llevan a esperar del otro. Y esto le abre a sufrir, sus deseos se multiplican y permanece el vacío interior.
Revise sus expectativas, sus deseos, sus proyecciones, y entre en su silencio interior para aprender a soltar. Abra su corazón y deje que salga el dolor. No lo necesita. No lo justifique. No acumule más sufrimientos.
Un estado emocional, mental y espiritual sano rebosa de paz, amor y bienestar. El estado normal del cuerpo es de salud. Cuando enferma, siente malestar y/o dolor. El dolor viene como una señal, para informarnos de que algo se ha desviado de la normalidad y requiere de nuestra atención. Por tanto, aunque pueda parecer que el dolor causa sufrimiento, la paradoja es que está sirviendo como una señal para prevenir complicaciones mayores y para que pueda dar tratamiento inmediato al mal.
El sufrimiento es un mensajero. Nos señala que tenemos los ojos cerrados frente a nuestra verdadera naturaleza espiritual. Lo que ocurre es que en lugar de escuchar, con frecuencia tapamos y negamos que el problema existe o lo justificamos, con lo que no permitimos que se disuelva. Lo importante es percibir que se puede convertir en un estímulo para la transformación.
Cuando sufrimos, buscamos el origen del malestar. Pero la tendencia es buscar culpables fuera de nosotros. Para sanar el dolor hemos de ir hacia el interior. Solo así nos daremos cuenta de que quizá las causas están en nuestra manera repetitiva de pensar, en nuestras actitudes defensivas o en nuestra incomprensión de nuestras relaciones y del mundo que nos rodea. Aceptar y tolerar nos sana, y una parte consiste en ver el sufrimiento como un proceso de aprendizaje. Tolerar no es aguantar, sino comprender y amar. Desde ahí crece la compasión.
LA MENTE COMO CALMANTE
"El sufrimiento deriva del apego" (Julio César)
El dolor físico, emocional o mental invita a incrementar el poder interior y a desapegarte. En el dolor físico, el aprendizaje del desapego facilita soltar el "nudo" y calmar la sensación de dolor. Este entrenamiento empieza por concentrar la energía en el interior del centro de la frente, detrás de los ojos, tener pensamientos de paz y desde este punto, considerado como el tercer ojo, irradiar rayos pacíficos por todo el cuerpo. Después de enfocar la energía en el centro de la frente, te desapegas del cuerpo, te centras en crear paz. Con tu mente calmas el dolor.
La solución espiritual es impedir que aparezcan las emociones que nos llevan al sufrimiento extrayendo del núcleo de nuestra conciencia cualidades de amor y paz, empleándolas en pensamientos y actitudes con motivación de entrega dirigidas al mundo que nos rodea. Se trata de concentrarnos en nuestras cualidades positivas naturales y no obsesionarse ni dar espacio a las negativas para que estas se vayan disolviendo.
Cuando vive una situación que le está provocando dolor, estabilícese entrando en el silencio. Observe de dónde viene ese dolor para soltarlo. La respuesta suele estar relacionada con la forma en que los demás actúan con usted. Sus deseos y expectativas le atrapan en el dolor. No acepta lo que es tal como es...
Leer todo aquí. MIRIAM SUBIRANA en El País,03/04/2011
El dolor y el placer nos impulsan a la acción, al deseo y al cambio. Ambos pueden crear adicción. El dolor lo sentimos en el cuerpo. A nivel emocional y mental experimentamos sufrimiento. Un sufrir que surge en la mente por pensar negativamente de uno mismo, de los demás y de la vida misma, viviendo con rabia, en la frustración y sumergido en las quejas.
Cuando uno se vuelve adicto a estas formas de sufrir llega a identificarse con ellas. Intentar superarlas puede sentirse como una amenaza hacia su propia identidad. No se ve a sí mismo dejando de sufrir. Muchas personas no quieren o no saben cómo salir de ese estado.
Hay personas que se aíslan en su tristeza y dolor. Exclaman: "No me entiendes". Se separan de las personas que pueden ayudarle. En el fondo quieren su cariño y ayuda. Pero se encierran dificultando e incluso impidiéndose ese apoyo. Quieren ayuda, pero bloquean la posibilidad de aceptarla. Estas emociones negativas se transforman en rasgos comunes del paisaje de nuestra vida cotidiana.
Rechazamos la idea de eliminarlos, con la creencia de que es natural sufrir y que eso es la realidad, y somos incapaces de imaginar la vida sin nuestra dosis diaria de negatividad y de adrenalina.
SIN MIEDO
"Dile a tu corazón que el miedo a sufrir es peor que el sufrimiento mismo" (Paulo Coelho)
Impartí un curso de pensamiento positivo y meditación a un joven entusiasmado con sus aprendizajes en clase. Su madre, al verle tan satisfecho, también se apuntó. En pocas sesiones se sentía mucho más tranquila. Aun así, decidió dejar de meditar y abandonó el curso a medias porque estaba dejando de sufrir y de tener miedo por lo que les podía pasar a sus siete hijos. La meditación estaba despertando en ella un amor libre de miedos que le provocó un choque interno: creía que amar a alguien es sufrir por él.
En nombre del amor sufrimos. En vez de amar desde un espacio de libertad, intentamos ayudar desde la preocupación y el miedo, y así agobiamos, controlamos y dependemos. No dejamos ser.
Cuando hay demasiado dolor no podemos asentarnos en nuestro poder verdadero y experimentar nuestra energía de amor. El miedo al amor y a la grandeza de lo que puede conseguir con su poder le impide levantarse para recuperar su potencial. Tememos nuestra grandeza, y este miedo nos mantiene en un estado restringido y doloroso. Solo el poder del amor verdadero puede ayudarnos a sacar el sufrimiento reprimido del subconsciente a la conciencia consciente. El amor no se aferra a las cosas: libera el pasado y desbloquea la energía.
SOLO SI LO PERMITE
"Nadie puede herirte sin tu consentimiento" (Eleanor Roosevelt)
Lo que nos daña, mucho más que lo que nos ocurre, es nuestro consentimiento a lo que nos sucede. Nadie le puede herir, excepto si usted lo permite. ¿Cómo lo permite? Siendo una aspiradora que hace suyo todo lo del otro, lo bueno y lo malo. Sus expectativas y su insatisfacción constante le llevan a esperar del otro. Y esto le abre a sufrir, sus deseos se multiplican y permanece el vacío interior.
Revise sus expectativas, sus deseos, sus proyecciones, y entre en su silencio interior para aprender a soltar. Abra su corazón y deje que salga el dolor. No lo necesita. No lo justifique. No acumule más sufrimientos.
Un estado emocional, mental y espiritual sano rebosa de paz, amor y bienestar. El estado normal del cuerpo es de salud. Cuando enferma, siente malestar y/o dolor. El dolor viene como una señal, para informarnos de que algo se ha desviado de la normalidad y requiere de nuestra atención. Por tanto, aunque pueda parecer que el dolor causa sufrimiento, la paradoja es que está sirviendo como una señal para prevenir complicaciones mayores y para que pueda dar tratamiento inmediato al mal.
El sufrimiento es un mensajero. Nos señala que tenemos los ojos cerrados frente a nuestra verdadera naturaleza espiritual. Lo que ocurre es que en lugar de escuchar, con frecuencia tapamos y negamos que el problema existe o lo justificamos, con lo que no permitimos que se disuelva. Lo importante es percibir que se puede convertir en un estímulo para la transformación.
Cuando sufrimos, buscamos el origen del malestar. Pero la tendencia es buscar culpables fuera de nosotros. Para sanar el dolor hemos de ir hacia el interior. Solo así nos daremos cuenta de que quizá las causas están en nuestra manera repetitiva de pensar, en nuestras actitudes defensivas o en nuestra incomprensión de nuestras relaciones y del mundo que nos rodea. Aceptar y tolerar nos sana, y una parte consiste en ver el sufrimiento como un proceso de aprendizaje. Tolerar no es aguantar, sino comprender y amar. Desde ahí crece la compasión.
LA MENTE COMO CALMANTE
"El sufrimiento deriva del apego" (Julio César)
El dolor físico, emocional o mental invita a incrementar el poder interior y a desapegarte. En el dolor físico, el aprendizaje del desapego facilita soltar el "nudo" y calmar la sensación de dolor. Este entrenamiento empieza por concentrar la energía en el interior del centro de la frente, detrás de los ojos, tener pensamientos de paz y desde este punto, considerado como el tercer ojo, irradiar rayos pacíficos por todo el cuerpo. Después de enfocar la energía en el centro de la frente, te desapegas del cuerpo, te centras en crear paz. Con tu mente calmas el dolor.
La solución espiritual es impedir que aparezcan las emociones que nos llevan al sufrimiento extrayendo del núcleo de nuestra conciencia cualidades de amor y paz, empleándolas en pensamientos y actitudes con motivación de entrega dirigidas al mundo que nos rodea. Se trata de concentrarnos en nuestras cualidades positivas naturales y no obsesionarse ni dar espacio a las negativas para que estas se vayan disolviendo.
Cuando vive una situación que le está provocando dolor, estabilícese entrando en el silencio. Observe de dónde viene ese dolor para soltarlo. La respuesta suele estar relacionada con la forma en que los demás actúan con usted. Sus deseos y expectativas le atrapan en el dolor. No acepta lo que es tal como es...
Leer todo aquí. MIRIAM SUBIRANA en El País,03/04/2011
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