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miércoles, 30 de junio de 2021

¿Se puede aprender a ser feliz?



En el hemisferio norte, los días del final de la primavera y comienzo del verano son considerados los más felices del año. Se habla, incluso, del "Yellow Day" para referirse al 20 de junio.

Al contrario, el "Blue Monday" —tercer lunes de enero, pleno invierno—se le llama el "más triste del año".

El secreto de la felicidad de Matthieu Ricard, "el hombre más feliz del mundo" Pero lo cierto es que estos días de "felicidad" y "tristeza" dejan de lado los componentes más importantes para cuantificar estos estados: los mecanismos internos y subjetivos de las personas.

¿Se puede ayudar a las personas a aumentar su felicidad? ¿Cómo se podría fomentar el bienestar subjetivo? ¿Por qué los hallazgos sugieren que los programas de entrenamiento mental ayudan a mejorar el bienestar psicológico?

En definitiva, ¿es la felicidad modulable y entrenable?

¿Qué sabe la ciencia sobre la felicidad?
Un artículo publicado en la revista Frontiers in Psychology evaluó el bienestar subjetivo analizando la efectividad del entrenamiento mental para ayudar a desarrollar nuevas formas de nutrir nuestra propia felicidad.

La sensación de felicidad se ha conceptualizado como el bienestar experimentado por las personas, tanto en pensamientos como en sentimientos.
Desde los primeros estudios, el bienestar subjetivo se ha definido como la forma en que los individuos experimentan la calidad de su vida en tres aspectos mentales diferentes. Eso sí, interrelacionados.

Estos son: el afecto negativo poco frecuente, el afecto positivo frecuente y las evaluaciones cognitivas de satisfacción con la vida en varios dominios (salud física, relaciones y trabajo).

Concepción hedonista
Se ha llevado a cabo un creciente cuerpo de investigación con el objetivo de identificar los factores que afectan a la felicidad, operacionalizados como el bienestar subjetivo.

Aunque la definición de felicidad tiene una larga historia y se remonta a argumentos filosóficos y a la búsqueda de la sabiduría práctica, en los tiempos modernos se ha equiparado al hedonismo.

El hedonismo se basa en el logro del placer inmediato, en la ausencia de afecto negativo y en un alto grado de satisfacción con la propia vida.

No obstante, los expertos actualmente argumentan que el auténtico bienestar subjetivo va más allá de esta visión limitada y apoyan una interpretación de la felicidad como un esfuerzo eudemónico.

Hoy en día, varios académicos sostienen que los altos niveles de bienestar subjetivo dependen de una perspectiva multidimensional que abarca componentes tanto hedónicos como eudemónicos.

La definición de felicidad se ha equiparado con el hedonismo.

Desde este punto de vista los individuos parecen centrarse más en el funcionamiento psicológico óptimo, en vivir una vida profundamente satisfactoria y actualizar su propio potencial, crecimiento personal y sentido de autonomía.

Felicidad modulable y entrenable
En psicología, esta postura se apoya en la teoría de la motivación humana de Maslow.

El programa mencionado para entrenar el bienestar subjetivo fue, esencialmente, un entrenamiento informado y suave de la mente, y en particular de las emociones.

Estuvo basado en el principio de que el bienestar individual está indisolublemente ligado al desarrollo de las virtudes y fortalezas humanas internas.

Como el equilibrio emocional, el yo interno, conciencia, una actitud abierta y solidaria hacia uno mismo y los demás.

Todo ello dota a la persona de una claridad mental que puede fomentar una comprensión más profunda de la propia realidad y la de los demás.

La felicidad es entrenable.

Hasta la fecha, la evidencia sugiere que la felicidad es, en cierta medida, modulable y entrenable.

Por lo tanto, las estrategias cognitivas y conductuales simples que los individuos eligen en sus vidas podrían mejorar la felicidad, más que las condiciones externas y ambientales que proponen el Yellow day.

No todo serán estímulos positivos
Pero, ¿por qué no nos preguntamos lo inverso? ¿Por qué nos entrenamos día a día, sin saberlo, para no ser felices?

La concepción exclusivamente hedonista y externa de la felicidad ha calado en nuestros cerebros sobrestimulados de noticias.

Consejos, novedades y una infinidad de material disponible para ser consumido. Sin elegirlo, sin pedirlo o sin saber por qué y para qué.

Con nuestros cerebros raptados por los input de información externa, buscamos el cero afecto negativo.

Es una objetivo sumamente difícil de alcanzar. Al final, para sobrevivir y adaptarse a la naturaleza humana, existe un gran volumen de emociones displacenteras necesarias que deben ser experimentadas. El afecto negativo forma parte de nuestro día a día.

Para conseguir el bienestar, no debemos poner el foco solo en los externo.

Otra condición que buscamos con demasiada intensidad, duración y frecuencia es el hedonismo.

Obviamos como la habituación disminuirá y cambiará lo hedónico y cómo, para resistirnos a ello, aumentaremos lo deleitable hasta cotas tan altas que serán incompatibles con las demás demandas.

Estado interno
En definitiva, para conseguir un mejor bienestar subjetivo (o felicidad) no debemos poner el foco solo en lo externo.

Saber qué hay que entrenar para conseguir un mejor estado interno está cada vez más cerca.

Los resultados de las investigaciones en psicología muestran que nuestro cerebro podrá adaptarse. Pero, ¿le conviene a la industria que esto suceda? Y lo más importante, ¿queremos que pase?

Los beneficios de los programas deentrenamiento mental contemplativo para mejorar nuestro estado subjetivo de felicidad hablan por si solos.

Eso sí, el desconocimiento general de la población sobre estos programas y medidas hace que sean mirados con desconfianza e incredulidad.

La divulgación de artículos científicos específicos sobre el bienestar subjetivo debe ser un eje central para romper los parapetos que la sociedad tiene sobre la felicidad.

No olvidemos que la humanidad se compone de personas que no cesan, ni han cesado, de buscarla. 

*Fátima Servián Franco es psicóloga general sanitaria y directora del Centro de Psicología RNCR y PDI en la Universidad Internacional de Valencia. Esta nota apareció originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Venus, Cupido, la Locura y el Tiempo. Autor: Angiolo Bronzino. Fecha: 1540-50 Museo: National Gallery de Londres. Características: 146,5 x 116,8 cm. Estilo: Renacimiento Italiano. Material: Oleo sobre tabla

Venus, Cupido, la Locura y el Tiempo

Comentario
Arte, Ética, dilema moral.

Esta tabla es considerada como la mencionada por Vasari en su "Vida de Bronzino" de 1568: "Ha hecho una pintura de singular belleza que ha sido enviada al rey Francisco de Francia; en ella se ve a Venus desnuda con Cupido besándola; y en el otro lado el Placer y el Juego con varios Amores; en el otro, el Fraude, los Celos y otras pasiones del Amor".

Bronzino trabajó en la corte del duque Cosimo de Medici, haciéndose famoso como retratista oficial. Esta Alegoría posiblemente sea el mencionado regalo de la corte de Toscana a Francisco I de Francia, incluyendo elementos simbólicos y emblemáticos.

El monarca francés era un hombre enamorado de la cultura y el arte italianos, sintiendo gran afición por la heráldica y los emblemas oscurantistas.

Venus. La diosa del amor y la belleza es identificada por la manzana de oro -que le concedió Paris en el famoso juicio- que porta en la mano izquierda y la paloma de la esquina izquierda de la escena. En la mano derecha, Venus lleva la flecha que ha arrebatado a Cupido, el joven que la besa. A los pies de la diosa encontramos unas máscaras, posiblemente símbolos de la sensualidad, que representan la ninfa y el sátiro, levantando la vista hacia los amantes.

El Placer Loco, el niño sonriente que lleva una pulsera en el tobillo, tira pétalos de rosa, sin interesarse por la espina que atraviesa su pie derecho.

Engaño. Tras el Placer se halla el Engaño, hermoso de rostro pero con un horrible cuerpo, ofreciendo en su mano un panal de dulce miel mientras que con la otra oculta el aguijón de su cola.

Celos. En la zona izquierda de la composición se sitúa una oscura figura, considerada tradicionalmente como la representación de los Celos pero identificada en la actualidad como la Sífilis, terrible enfermedad que en el siglo XVI había adquirido proporciones de epidemia.

Amor-pasión, Placer, Engaño. Con todos estos símbolos, se considera que el significado de la composición se identifica con el Amor impuro que es gobernado por el Placer con la ayuda del Engaño, amor que trae dolorosas consecuencias.

Tiempo y Olvido. La figura del Olvido, arriba a la izquierda, sin capacidad de recordar, intenta cubrir la escena con un velo pero el Tiempo se lo impide.

Las frías figuras desnudas se destacan, como si de un esmalte o de mármol se tratara, sobre un intenso azul ultramar, renunciando Bronzino al fondo, de la misma manera que en los dibujos pintados para la fábrica ducal de tapices. La composición muestra la influencia de Miguel Angel, especialmente su famoso cartón que muestra a Venus y Cupido besándose, así como de algunas obras de Pontormo, el maestro de Bronzino. La tabla fue adquirida por la National Gallery en 1860, convirtiéndose en la obra más cargada de erotismo de la colección.

http://www.artehistoria.com/v2/obras/8350.htm

¿Debería decirle al esposo de mi amiga que ella tiene otra relación?
Fiel y leal o fidelidad y lealtad.

http://www.nytimes.com/es/2015/11/16/deberia-decirle-al-esposo-de-mi-amiga-que-ella-tiene-otra-relacion/?smid=fb-espanol&smtyp=cur

sábado, 30 de abril de 2011

¿Sufrir es inevitable?

Aunque crea malestar, muchas personas pueden convertirse en adictas al sufrimiento. La mejor opción es no temer a mirar en uno mismo, aceptar los cambios y poder observar desde el desapego para tener una perspectiva clara que ayude a ver la dirección correcta.

El dolor y el placer nos impulsan a la acción, al deseo y al cambio. Ambos pueden crear adicción. El dolor lo sentimos en el cuerpo. A nivel emocional y mental experimentamos sufrimiento. Un sufrir que surge en la mente por pensar negativamente de uno mismo, de los demás y de la vida misma, viviendo con rabia, en la frustración y sumergido en las quejas.

Cuando uno se vuelve adicto a estas formas de sufrir llega a identificarse con ellas. Intentar superarlas puede sentirse como una amenaza hacia su propia identidad. No se ve a sí mismo dejando de sufrir. Muchas personas no quieren o no saben cómo salir de ese estado.

Hay personas que se aíslan en su tristeza y dolor. Exclaman: "No me entiendes". Se separan de las personas que pueden ayudarle. En el fondo quieren su cariño y ayuda. Pero se encierran dificultando e incluso impidiéndose ese apoyo. Quieren ayuda, pero bloquean la posibilidad de aceptarla. Estas emociones negativas se transforman en rasgos comunes del paisaje de nuestra vida cotidiana.
Rechazamos la idea de eliminarlos, con la creencia de que es natural sufrir y que eso es la realidad, y somos incapaces de imaginar la vida sin nuestra dosis diaria de negatividad y de adrenalina.

SIN MIEDO
"Dile a tu corazón que el miedo a sufrir es peor que el sufrimiento mismo" (Paulo Coelho)
Impartí un curso de pensamiento positivo y meditación a un joven entusiasmado con sus aprendizajes en clase. Su madre, al verle tan satisfecho, también se apuntó. En pocas sesiones se sentía mucho más tranquila. Aun así, decidió dejar de meditar y abandonó el curso a medias porque estaba dejando de sufrir y de tener miedo por lo que les podía pasar a sus siete hijos. La meditación estaba despertando en ella un amor libre de miedos que le provocó un choque interno: creía que amar a alguien es sufrir por él.

En nombre del amor sufrimos. En vez de amar desde un espacio de libertad, intentamos ayudar desde la preocupación y el miedo, y así agobiamos, controlamos y dependemos. No dejamos ser.
Cuando hay demasiado dolor no podemos asentarnos en nuestro poder verdadero y experimentar nuestra energía de amor. El miedo al amor y a la grandeza de lo que puede conseguir con su poder le impide levantarse para recuperar su potencial. Tememos nuestra grandeza, y este miedo nos mantiene en un estado restringido y doloroso. Solo el poder del amor verdadero puede ayudarnos a sacar el sufrimiento reprimido del subconsciente a la conciencia consciente. El amor no se aferra a las cosas: libera el pasado y desbloquea la energía.

SOLO SI LO PERMITE
"Nadie puede herirte sin tu consentimiento" (Eleanor Roosevelt)
Lo que nos daña, mucho más que lo que nos ocurre, es nuestro consentimiento a lo que nos sucede. Nadie le puede herir, excepto si usted lo permite. ¿Cómo lo permite? Siendo una aspiradora que hace suyo todo lo del otro, lo bueno y lo malo. Sus expectativas y su insatisfacción constante le llevan a esperar del otro. Y esto le abre a sufrir, sus deseos se multiplican y permanece el vacío interior.
Revise sus expectativas, sus deseos, sus proyecciones, y entre en su silencio interior para aprender a soltar. Abra su corazón y deje que salga el dolor. No lo necesita. No lo justifique. No acumule más sufrimientos.

Un estado emocional, mental y espiritual sano rebosa de paz, amor y bienestar. El estado normal del cuerpo es de salud. Cuando enferma, siente malestar y/o dolor. El dolor viene como una señal, para informarnos de que algo se ha desviado de la normalidad y requiere de nuestra atención. Por tanto, aunque pueda parecer que el dolor causa sufrimiento, la paradoja es que está sirviendo como una señal para prevenir complicaciones mayores y para que pueda dar tratamiento inmediato al mal.
El sufrimiento es un mensajero. Nos señala que tenemos los ojos cerrados frente a nuestra verdadera naturaleza espiritual. Lo que ocurre es que en lugar de escuchar, con frecuencia tapamos y negamos que el problema existe o lo justificamos, con lo que no permitimos que se disuelva. Lo importante es percibir que se puede convertir en un estímulo para la transformación.

Cuando sufrimos, buscamos el origen del malestar. Pero la tendencia es buscar culpables fuera de nosotros. Para sanar el dolor hemos de ir hacia el interior. Solo así nos daremos cuenta de que quizá las causas están en nuestra manera repetitiva de pensar, en nuestras actitudes defensivas o en nuestra incomprensión de nuestras relaciones y del mundo que nos rodea. Aceptar y tolerar nos sana, y una parte consiste en ver el sufrimiento como un proceso de aprendizaje. Tolerar no es aguantar, sino comprender y amar. Desde ahí crece la compasión.

LA MENTE COMO CALMANTE
"El sufrimiento deriva del apego" (Julio César)
El dolor físico, emocional o mental invita a incrementar el poder interior y a desapegarte. En el dolor físico, el aprendizaje del desapego facilita soltar el "nudo" y calmar la sensación de dolor. Este entrenamiento empieza por concentrar la energía en el interior del centro de la frente, detrás de los ojos, tener pensamientos de paz y desde este punto, considerado como el tercer ojo, irradiar rayos pacíficos por todo el cuerpo. Después de enfocar la energía en el centro de la frente, te desapegas del cuerpo, te centras en crear paz. Con tu mente calmas el dolor.

La solución espiritual es impedir que aparezcan las emociones que nos llevan al sufrimiento extrayendo del núcleo de nuestra conciencia cualidades de amor y paz, empleándolas en pensamientos y actitudes con motivación de entrega dirigidas al mundo que nos rodea. Se trata de concentrarnos en nuestras cualidades positivas naturales y no obsesionarse ni dar espacio a las negativas para que estas se vayan disolviendo.

Cuando vive una situación que le está provocando dolor, estabilícese entrando en el silencio. Observe de dónde viene ese dolor para soltarlo. La respuesta suele estar relacionada con la forma en que los demás actúan con usted. Sus deseos y expectativas le atrapan en el dolor. No acepta lo que es tal como es...

Leer todo aquí. MIRIAM SUBIRANA en El País,03/04/2011