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viernes, 26 de abril de 2024

Buena nutrición y ayuno: un científico italiano da consejos sobre la longevidad. Valter Longo, quien quiere vivir hasta los 120 o 130 años, ve la clave de la longevidad en la dieta —legumbres y pescado— y en el ayuno.

A man with shaggy hair wearing a lab coat, his face and torso lit by the sun in a room otherwise in shadow.
Valter Longo en su laboratorio de Milán, en enero. “Para estudiar el envejecimiento, Italia es increíble”, afirma Longo, un jovial hombre de 56 años. “Es el nirvana”.Credit...Alessandro Grassani para The New York Time
La mayoría de los miembros de la banda DOT seguían el lema de vivir rápido y morir jóvenes. Pero mientras bebían y se drogaban, un estilo de vida habitual en la escena grunge de la década de 1990, después de los conciertos en el Whiskey a Go Go, el Roxy y otros clubes de la Costa Oeste, el guitarrista de la banda, Valter Longo —un estudiante de doctorado italiano obsesionado con la nutrición— luchaba contra una adicción a la longevidad que le duraría toda la vida.

Ahora, décadas después de que Longo abandonara su banda grunge para dedicarse a la bioquímica, el profesor italiano se sitúa con su melena de rockero y su bata de laboratorio en el nexo de unión de las obsesiones italianas por la alimentación y el envejecimiento.

“Para estudiar el envejecimiento, Italia es increíble”, afirmó Longo, un jovial hombre de 56 años, en el laboratorio que dirige en un instituto oncológico de Milán, donde participará en una conferencia sobre el envejecimiento a finales de este mes. Italia tiene una de las poblaciones más envejecidas del mundo, con múltiples regiones con centenarios que tientan a los investigadores en busca de la fuente de la juventud. “Es el nirvana”.

Longo, que también es catedrático de gerontología y director del Instituto de Longevidad de la USC en California, aboga desde hace tiempo por una vida más larga y mejor a través de la alimentación Lite Italian, una de las teorías de una explosión mundial sobre cómo mantenerse joven en un campo que, en sí mismo, aún está en su adolescencia.

Además de identificar los genes que regulan el envejecimiento, ha creado una dieta a base de plantas y frutos secos con suplementos y galletas de col rizada que imita el ayuno para, según él, permitir que las células se deshagan del equipaje nocivo y rejuvenezcan, sin el inconveniente de pasar hambre de verdad. Ha patentado y vendido sus kits de dieta ProLon, ha publicado libros superventas (La dieta de la longevidad) y la revista Time lo ha calificado de influyente “evangelista del ayuno”.

El mes pasado publicó un nuevo estudio basado en ensayos clínicos con cientos de personas mayores —incluidas las de la ciudad calabresa de la que procede su familia— que, según él, sugiere que los ciclos periódicos de su falso ayuno podrían reducir la edad biológica y evitar enfermedades asociadas al envejecimiento.

Su fundación privada, también con sede en Milán, elabora dietas para enfermos de cáncer, pero también asesora a empresas y escuelas italianas, promoviendo una dieta mediterránea que, en realidad, no es común para la mayoría de los italianos.

“Casi nadie en Italia sigue la dieta mediterránea”, afirmó Longo, de maneras desenfadadas y acento italiano. Añadió que muchos niños italianos, sobre todo en el sur del país, son obesos, hinchados con lo que él llama las cinco P venenosas: pizza, pasta, proteínas, papas y pan.

Hace poco, la nutricionista de la fundación, Romina Cervigni, se sentó frente a una pared llena de fotos de Longo tocando la guitarra con personas centenarias y estanterías de sus libros sobre la dieta de la longevidad, traducidos a varios idiomas y llenos de recetas.

“Es muy parecida a la dieta mediterránea original, no a la actual”, dijo, señalando fotografías en la pared de un cuenco de legumbres antiguas parecidas al garbanzo, y de una vaina de frijoles verdes calabresa apreciada por Longo. “Su favorita”.

Longo, que ha dividido su tiempo entre California e Italia durante la última década, ocupó en su día un nicho de mercado. Pero en los últimos años, multimillonarios de Silicon Valley que esperan ser siempre jóvenes han financiado laboratorios secretos. Los artículos sobre bienestar han conquistado las portadas de los periódicos y los anuncios de dietas y entrenamientos para rejuvenecer, protagonizados por personas de mediana edad, pululan por las redes sociales de personas de mediana edad que no están en muy buena forma.

Pero aunque conceptos como la longevidad, el ayuno intermitente y la edad biológica —¡solo se es tan viejo como lo sienten las células!— han cobrado fuerza, gobiernos como el italiano se preocupan por un futuro más apremiante, en el que la creciente población de ancianos agote los recursos de los cada vez más escasos jóvenes.

Image A shelf of red and white books. On the cover of one the books is a close-up of the face of an older woman.

Algunos de los libros de Longo en una estantería en la fundación que dirige.Credit...Alessandro Grassani para The New York Times Y, sin embargo, muchos científicos, nutricionistas y fanáticos de la longevidad de todo el mundo siguen observando a Italia, buscando entre sus regiones de centenarios el ingrediente secreto para la longevidad.

“Probablemente se reproducían entre primos y parientes”, dijo Longo, refiriéndose a las estrechas relaciones en las pequeñas ciudades de las colinas italianas. “En algún momento, sospechamos que eso generó en cierto modo el genoma de la superlongevidad”.

Según su hipótesis, los inconvenientes genéticos del incesto desaparecieron poco a poco porque esas mutaciones mataban a sus portadores antes de que pudieran reproducirse o porque el pueblo detectó una enfermedad monstruosa —como el alzhéimer de aparición temprana— en una línea familiar concreta y se alejó de ella. “Si estás en un pueblo pequeño, lo más probable es que te identifiquen”.

Longo se pregunta si los centenarios italianos habrían estado protegidos de enfermedades posteriores por un periodo de inanición y una dieta mediterránea a la antigua en los primeros años de vida, durante la abyecta pobreza de la Italia rural de la época de la guerra. Después, el aumento de proteínas y grasas y la medicina moderna tras el milagro económico de la posguerra los protegieron de la fragilidad a medida que envejecían y los mantuvieron con vida.

Podría ser, dijo, una “coincidencia histórica que nunca se volverá a ver”.

Los misterios del envejecimiento se apoderaron de Longo a una edad temprana.

Creció en el puerto noroccidental de Génova, pero todos los veranos visitaba a sus abuelos en Molochio, Calabria, un pueblo conocido por sus centenarios. Cuando tenía 5 años, vio en una habitación cómo moría su abuelo, de unos 70 años.

“Probablemente era algo muy prevenible”, dijo Longo.

A los 16 años se trasladó a Chicago a vivir con unos parientes y no pudo evitar darse cuenta de que sus tíos y tías de mediana edad, alimentados con la “dieta de Chicago” de salchichas y bebidas azucaradas, sufrían diabetes y enfermedades cardiovasculares que sus parientes de Calabria no padecían.

“Era en la década de 1980”, dijo, “básicamente una pesadilla de dieta”.

Mientras estuvo en Chicago, a menudo iba al centro a enchufar su guitarra en cualquier club de blues que lo dejara tocar. Se matriculó en el reputado programa de guitarra de jazz de la Universidad del Norte de Texas.

“Peor aún”, dijo. “Tex-Mex”.

Al final entró en conflicto con el programa de música cuando se negó a dirigir la banda de música, así que se centró en su otra pasión.

“El envejecimiento”, dijo, “estaba en mi mente”. Con el tiempo, se doctoró en bioquímica en la UCLA y realizó su formación posdoctoral en neurobiología del envejecimiento en la USC. Superó su escepticismo inicial sobre este campo para publicar en las mejores revistas y se convirtió en un ferviente evangelizador de los efectos de su dieta sobre el envejecimiento. Hace unos 10 años, deseoso de estar más cerca de sus ancianos padres en Génova, aceptó un segundo empleo en el instituto de oncología IFOM de Milán.

Encontró una fuente de inspiración en la dieta pescetariana de Génova y en todas las legumbres de Calabria.

“Los genes y la nutrición”, dijo de Italia como laboratorio del envejecimiento, “son increíbles”.

Pero también le pareció que la dieta italiana moderna —los embutidos, las capas de lasaña y las verduras fritas que el mundo ansiaba— era horrenda y una fuente de enfermedades. Y, al igual que otros investigadores italianos que buscan la causa del envejecimiento en la inflamación o esperan eliminar las células senescentes con fármacos específicos, afirmó que la falta de inversión de Italia en investigación era una vergüenza.

“Italia tiene una historia increíble y una gran cantidad de información sobre el envejecimiento”, dijo. “Pero no invierte prácticamente nada”.

De vuelta a su laboratorio ―donde sus colegas preparaban la “mezcla de caldo” para ratones, de una dieta que imita el ayuno― pasó frente a una fotografía en una estantería en la que se veía una pared rota y se leía: “Nos estamos desmoronando poco a poco”. Habló de cómo él y otros habían identificado un importante regulador del envejecimiento en la levadura, y de cómo ha investigado si la misma vía actuaba en todos los organismos. Dijo que su investigación se benefició de su anterior vida de improvisación musical, porque le abrió la mente a posibilidades inesperadas, entre ellas utilizar su dieta para matar de hambre a células afectadas de cáncer y otras enfermedades.

Longo considera que su misión es prolongar la juventud y la salud, no simplemente aumentar la esperanza de vida, un objetivo que, según él, podría conducir a un “mundo aterrador” en el que solo los ricos podrían permitirse vivir durante siglos, lo que podría obligar a limitar el número de hijos.

En su opinión, un escenario más probable a corto plazo sería la división entre dos poblaciones. La primera viviría como ahora y alcanzaría los 80 años o más gracias a los avances médicos. Pero los italianos tendrían que cargar con unos años largos —y, dado el descenso de la natalidad, potencialmente solitarios— cargados de horribles enfermedades. La otra población seguiría dietas de ayuno y avances científicos y viviría hasta los 100 y quizá 110 años con relativa buena salud.

Practicante de lo que predica, Longo se ve a sí mismo en esta última categoría.

“Quiero vivir hasta los 120 o 130 años. Ahora te vuelves paranoico porque todo el mundo te dice: ‘Sí, claro que tienes que llegar al menos a los 100’”, dijo. “No te das cuenta de lo difícil que es llegar a los 100”. 

viernes, 23 de febrero de 2024

Cómo cambiar su forma de pensar sobre el envejecimiento.

Las personas que piensan positivamente acerca de envejecer suelen vivir vidas más largas y saludables. He aquí cómo reconsiderar su perspectiva.

illustration of a person sitting on a chair with a book in hand at the beach; the sun is setting and there's a dog and a bicycle next to the person
Credit... Mikyung Lee

En una fiesta en la piscina este verano, Johnnie Cooper se subió al trampolín, ejecutó un salto perfecto y luego se unió a un estridente juego de Marco Polo. ¿La ocasión? Su 90 cumpleaños.

“Siempre he esperado con ansias esta edad”, dijo Cooper, que vive en Huntsville, Alabama, y está retirada del Comando de Misiles y Aviación del Ejército de EE. UU. “Ya no tienes muchas de las luchas que tuviste. Hay mucha más paz”.

Su entusiasmo por envejecer podría ser parte de la razón por la que ha vivido una vida tan larga y rica. Si bien la experiencia de cada persona con el envejecimiento es diferente, los expertos descubren cada vez más que tener una mentalidad positiva se asocia con un buen envejecimiento.

Un estudio de décadas de duración con 660 personas publicado en 2002 mostró que aquellos con creencias positivas sobre el envejecimiento vivieron siete años y medio más que aquellos que tenían opiniones negativas al respecto. Desde entonces, las investigaciones han descubierto que una mentalidad positiva hacia el envejecimiento se asocia con una presión arterial más baja, una vida generalmente más larga y saludable y un riesgo reducido de desarrollar demencia. Las investigaciones también muestran que las personas con una percepción más positiva del envejecimiento tienen más probabilidades de tomar medidas de salud preventivas, como hacer ejercicio, lo que, a su vez, puede ayudarlas a vivir más tiempo.

No puedes detener el paso del tiempo, pero tampoco tienes por qué temerlo. A continuación se muestran algunas formas de ayudarle a cambiar su forma de pensar.

Observe de dónde provienen sus creencias sobre la edad.

Desde el vecino cascarrabias hasta el ludita despistado, los estereotipos negativos sobre el envejecimiento están por todas partes. Asumir creencias negativas sobre el envejecimiento puede afectar nuestra visión del proceso y nuestra salud, dijo Becca Levy, profesora de epidemiología en Yale y autora de “Breaking the Age Code: How Your Age Beliefs Determine How Long and Well You Live”. " Un estudio de 2009, por ejemplo, encontró que las personas de 30 años que tenían estereotipos negativos sobre el envejecimiento tenían significativamente más probabilidades de experimentar un evento cardiovascular, como un ataque cardíaco o un derrame cerebral, más adelante en la vida que aquellos con estereotipos positivos.

Para cambiar sus creencias negativas sobre la edad, primero debe ser más consciente de ellas, dijo el Dr. Levy. Pruebe con una semana de "diario de creencias sobre la edad", en el que escriba cada retrato de una persona mayor, ya sea en una película, en las redes sociales o en una conversación. Luego pregúntese si esa representación fue negativa o positiva y si la persona podría haber sido presentada de manera diferente. Simplemente identificar las fuentes de sus concepciones sobre el envejecimiento puede ayudarle a distanciarse un poco de las ideas negativas.

"Las personas pueden fortalecer sus creencias positivas sobre la edad a cualquier edad", dijo el Dr. Levy. En un estudio de 2014, 100 adultos (con una edad promedio de 81 años) que estuvieron expuestos a imágenes positivas del envejecimiento mostraron mejores percepciones del envejecimiento y una mejor función física.

Encuentre modelos a seguir de envejecimiento.
Si asociamos el envejecimiento únicamente con una pérdida o limitación, “no obtenemos una imagen completa de lo que significa envejecer”, dijo Regina Koepp, psicóloga especializada en envejecimiento. En cambio, dijo, “cambie su atención: busque modelos a seguir, vea quién lo está haciendo bien”.

"No tiene por qué ser una persona que se lanza desde un trampolín a 90 grados", dijo el Dr. Koepp. Podría ser simplemente alguien que asiste a una clase de yoga todas las semanas o se ofrece como voluntario para una causa.

El Dr. Levy recomienda encontrar cinco personas mayores que hayan hecho algo que usted considere impresionante o que tengan una cualidad que admire, ya sea enamorarse más adelante en la vida, mostrar devoción por ayudar a los demás o mantener un compromiso con la aptitud física.

No confunda la positividad forzada con el optimismo.
Las investigaciones sugieren que las mujeres optimistas tienen más probabilidades de vivir más de 90 años que las mujeres menos optimistas, independientemente de su raza o etnia. Pero pensar de manera más positiva sobre el envejecimiento no significa ocultar preocupaciones reales con pensamientos felices o usar frases como "¡No has envejecido!" como un cumplido.

"Los tópicos no funcionan; los hemos escuchado, son trillados, sordos", dijo Melinda Ginne, de 74 años, psicóloga del área de la Bahía de San Francisco que se especializa en envejecimiento.

En lugar de ello, trate de mirar la realidad honesta con optimismo. Si se siente desanimado porque su juego de tenis no es tan fuerte a los 70 como lo era antes, dijo el Dr. Ginne, recuerde: "No, no puedo jugar tenis como lo hacía cuando tenía 50, y Sólo se puede jugar durante 10 minutos. Pero todavía puedo jugar”.

Desafía tus propios miedos acerca de envejecer.
Para sentirse más positivo acerca del envejecimiento, dijo el Dr. Koepp, examine qué preocupaciones tiene sobre el proceso y luego reflexione sobre cuán preocupantes son en realidad esas preocupaciones.

Por ejemplo, la Dra. Koepp, de 47 años, ha tenido un problema con su cadera izquierda. “Diré que soy vieja porque me siento rígida y crujiente”, dijo. “Pero luego pienso: Bueno, mi cadera derecha no está rígida ni chirriante, y tengo la misma edad”.

El punto es que, si bien el envejecimiento puede contribuir al dolor de cadera, dijo, no es el único factor. "Pero combinamos edad y discapacidad, y creo que eso asusta a la gente", dijo.

No descartes los beneficios.
Concéntrate también en lo que estás ganando. Las investigaciones han demostrado, por ejemplo, que el bienestar emocional generalmente aumenta con la edad y que ciertos aspectos de la cognición, como la resolución de conflictos, a menudo mejoran en la vejez.

Con el tiempo, “es probable que desarrollemos más resiliencia”, afirmó el Dr. Koepp. Envejecer exitosamente no significa que no te enfermarás, sufrirás pérdidas o necesitarás atención en algún momento, dijo. Y nadie dijo que cambiar una mentalidad sea fácil. Pero si puede, añadió, puede permitirle verse más claramente “como una persona con experiencia y sabiduría vividas” a medida que envejece.

Holly Burns es colaboradora frecuente de The New York Times.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

8 claves para distinguir el envejecimiento normal del alzhéimer

Nos guste o no, el paso de los años hace estragos en todos nosotros.

Inevitablemente, el envejecimiento implica una serie de cambios considerados normales, que entran dentro de lo que llamamos envejecimiento exitoso.

Sin embargo, no es raro confundir algunos de estos signos de envejecimiento —sobre todo el despiste— con los primeros síntomas del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a numerosas funciones, principalmente la memoria y el aprendizaje.

Para que no haya espacio para la confusión, recopilamos 8 aspectos clave que permiten distinguir claramente los síntomas propios del alzhéimer de los cambios asociados al envejecimiento normal:

1. Pérdida de memoria vs. olvidar temporalmente algo
Olvidarse de vez en cuando de nombres de personas y acordarse más tarde no es motivo de alarma.

Pueden existir múltiples causas relacionadas con los problemas de memoria inmediata, a menudo por fallos de atención o de concentración.

Estos déficits pueden ser transitorios y deberse a la ansiedad, al estrés o al efecto de algunos fármacos.

En el caso de los pacientes de alzhéimer, la pérdida de memoria o amnesia es uno de los síntomas más comunes.

No es transitoria y suele empeorar con el tiempo.

Lo habitual es olvidar la información recién aprendida, como fechas o eventos, y preguntar por las mismas cosas una y otra vez.

2. Desorientación en tiempo o lugar vs. no acordarse de la fecha actual
Se considera dentro de la normalidad, y no solo del envejecimiento, olvidarse puntualmente del día en que estamos.

Bajo situaciones de estrés (o por deseos de que llegue pronto el fin de semana), confundimos el día en que vivimos.

En pacientes con alzhéimer, por el contrario, se produce una desorientación tanto temporal como espacial.

Eso implica que se olvidan fechas (muchas), incluso el año en que viven o nacieron.

Pero también tienen dificultad para llegar a un sitio conocido, y con frecuencia no recuerdan dónde están ni cómo han llegado ahí, corriendo el riesgo de extraviarse.

3. Afasia vs. olvidar la palabra exacta
A todos nos ha pasado que, en ocasiones, no nos acordamos de una palabra específica y la tenemos "en la punta de la lengua".

Generalmente, más tarde, o incluso al día siguiente, nos viene a la mente de repente el término.

Nada alarmante…

En la enfermedad de Alzheimer aparece la afasia, cuyos síntomas iniciales son la dificultad para comunicarse y conversar.

Eso afecta a la expresión de palabras (o no encuentran la palabra adecuada o se repiten mucho), y genera fallos en el orden de las palabras y la escritura.

4. Alteraciones del comportamiento vs. malhumor
¿Quién no ha tenido un mal día?

El estrés diario, los problemas cotidianos y las preocupaciones pueden hacer que nos cambie temporalmente el humor, estemos irascibles o apáticos.

A veces incluso nos enfadamos al vernos obligados a cambiar alguna de nuestras rutinas.

El alzhéimer va más allá.
Puede provocar alteraciones psicológicas y del comportamiento, como ansiedad, depresión, agitación, agresividad, irritabilidad, cambios emocionales, delirios, alucinaciones, deambulación y hasta alteraciones del sueño y del apetito que no se pueden explicar por otros motivos.

5. Objetos fuera de lugar vs. pérdida puntual
¿Dónde he dejado las llaves del coche?

Normal. Hacemos varias cosas a la vez y, a veces, de forma automática.

Cuando queremos recordar dónde dejamos la llave, nos falla la memoria.

Sin embargo, somos capaces de recordar lo que hicimos al entrar a la casa y caer en la cuenta que nos fuimos directamente a la cocina y, allí están, sobre la encimera.

Las personas que padecen alzhéimer suelen perder objetos, pero no son capaces de volver sobre sus pasos para encontrarlos.

Es más, muchas veces incluso acusan a los demás de robarles porque no recuerdan que fueron ellos los que lo dejaron allí.

6. Falta de juicio vs. malas decisiones
Malas decisiones las tomamos todos, por falta de experiencia o por impulsividad.

Los pacientes con alzhéimer, por el contrario, presentan conductas anómalas o inapropiadas para la situación en que se encuentran, problemas en la planificación de sus tareas o finanzas y dificultades para la resolución de problemas.

Es posible que gasten o incluso regalen dinero de forma injustificada o que le presten menos atención al cuidado personal.

7. Apatía y aislamiento social vs. periodos de cansancio
Un día agotador, el cansancio o la falta de sueño por todas las obligaciones que tenemos nos puede convertir temporalmente en personas más hogareñas con menos ganas de participar en actividades sociales.

Eso no es lo que les pasa a los enfermos de alzhéimer, ni mucho menos.

En su caso, realizar actividades sociales o deportivas supone todo un desafío.

Incluso se pueden volver introvertidos en situaciones donde están expuestos a otras personas.

El deterioro neurofisiológico dificulta el procesamiento de operaciones mentales, incluida una simple conversación.

8. Dificultad en tareas habituales vs. ayuda con tareas complejas
Es normal que las personas mayores requieran ayuda para tareas complejas o a las que ellas no están acostumbradas, como el uso del teléfono móvil o la programación de un mando a distancia.

Sin embargo, cuando afecta de forma significativa al desempeño de actividades cotidianas como realizar la compra, manejar dinero o cuentas bancarias, gestionar la medicación, asistir a las citas médicas u organizar un viaje, por ejemplo, podríamos encontrarnos en el inicio de un estado patológico.

En etapas avanzadas, puede afectar a tareas más básicas incluyendo vestido, aseo, manejo en la cocina, etc.

Diagnóstico profesional
Dicho esto, conviene aclarar que la presencia de uno solo de estos síntomas no es suficiente para sospechar de alzhéimer. Siempre se ha de acudir a un especialista para obtener un diagnóstico profesional.

Aunque a día de hoy no hay cura para el alzhéimer, su detección temprana es clave para un mejor tratamiento sintomático y para mantener una mejor calidad de vida durante el progreso de la enfermedad.

*Inés Moreno González es profesora e Investigadora Ramón y Cajal en Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad de Málaga y José Antonio Reyes es neurólogo del Hospital Regional Universitario de Málaga, del servicio de Salud Pública de Andalucía.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y se publica en BBC Mundo bajo licencia Creative Commons. Puedes leer la versión original aquí. 

miércoles, 11 de marzo de 2020

Por qué comer poco alarga la vida. Una investigación aporta la descripción más detallada de los beneficios de la restricción calórica para frenar el envejecimiento

Desde hace décadas, los científicos conocen el secreto para hacer que casi cualquier animal viva mucho más de lo normal. Pueden hacer que un ratón duplique sus años de vida y que un macaco viva tres más de lo normal. El equivalente en personas sería vivir nueve años más y, además, con mucho menos riesgo de sufrir enfermedades asociadas al envejecimiento: cáncer, alzhéimer, diabetes. El problema es que el precio a pagar puede ser demasiado alto para muchos: comer menos, en concreto quitarse en torno a un 30% de las calorías diarias.

Este jueves se publica el estudio más detallado que se ha realizado nunca para aclarar qué le sucede a un cuerpo cuando se somete a esta restricción calórica. Sus resultados apuntan muchas claves de qué genes y moléculas son culpables del envejecimiento y trazan nuevas vías para conseguir posibles fármacos que consigan algo a priori imposible: parar el tiempo, detener el envejecimiento.

“Este estudio muestra que el envejecimiento es un proceso reversible”, explica el investigador Juan Carlos Izpisúa (Hellín, 1960), uno de los autores principales del trabajo. “Hemos mostrado que determinados cambios metabólicos que llevan a una aceleración del envejecimiento se pueden reprogramar de una manera relativamente sencilla, reduciendo nuestra ingesta calórica, con la finalidad no ya de extender nuestras vidas, sino, mucho más importante, de que nuestra vejez sea más saludable”, resalta este farmacólogo y biólogo molecular que trabaja en el Instituto Salk (EE UU).

El trabajo ofrece el atlas celular más detallado del envejecimiento en un mamífero y los efectos beneficiosos de moderar la dieta. El equipo se ha servido de la nueva tecnología de análisis genético célula a célula para analizar unas 200.000 células de nueve órganos y tejidos diferentes de ratas. En un grupo había roedores que comían lo que querían y en el otros animales que comían un 30% menos calorías.

Los investigadores usaron solo ratas adultas a las que estudiaron desde los 18 a los 27 meses de edad, lo que en humanos equivaldría a un seguimiento entre los 50 y los 70 años. Esto es importante, pues los estudios realizados en primates han mostrado que los beneficios de comer menos son solo patentes en individuos adultos, a la mitad —más o menos— de sus vidas.

Los resultados, publicados este jueves en Cell, aportan un catálogo completo de todos los cambios que suceden con la edad y la dieta tanto dentro de cada célula como en la comunicación entre estas. Los investigadores han detectado que los genes y los procesos moleculares más afectados con la edad tienen que ver con el sistema inmune —que se desregula en las ratas que comen a voluntad— la inflamación y el metabolismo. La cantidad de células inmunes en casi todos los tejidos aumentó con la edad, pero no lo hizo en las ratas con calorías reducidas, que tenían unos niveles equiparables a los de ratas jovenzuelas de cinco meses. Las ratas en restricción calórica no mostraban más de la mitad de todos los marcadores de envejecimiento identificados en sus compañeras con una dieta normal.

“La inflamación es un mecanismo esencial de defensa inmunológica que se ha desarrollado durante la evolución para aumentar la supervivencia de las especies”, explica Concepción Rodríguez, investigadora del Salk, coautora del estudio, y esposa de Izpisúa. “El problema es que durante el envejecimiento hay una desregulación muy pronunciada del sistema inmune que da lugar a un estado de inflamación sistémica crónica y a la aparición de enfermedades asociadas a la edad, como por ejemplo el alzhéimer. La posibilidad de reprogramar ese estado inflamatorio aberrante mediante la restricción calórica sin duda nos proporciona una nueva herramienta para el posible tratamiento de enfermedades asociadas al envejecimiento”, resalta la investigadora.

Las pruebas de que la restricción calórica alarga la vida de las personas son más limitados, en parte por el reto logístico y económico de seguir la vida y la dieta de cientos o miles de personas durante décadas, pero sí hay pruebas claras de que comer menos mejora marcadores de salud básicos. Ya están arrancando los primeros estudios para intentar ya no tratar una enfermedad concreta, sino atacar el envejecimiento con moléculas como la metformina, aprobada para tratar la diabetes

Muchos de los cambios observados en este estudio son epigenéticos, es decir, son como interruptores moleculares que están encima del ADN y que apagan o encienden ciertos genes. Es mucho más factible desarrollar fármacos para este tipo de marcadores, pues no es necesario modificar el genoma de las células, argumenta el equipo. Uno de los cambios moleculares que ha desvelado este estudio es la proteína Ybx1, que también está presente en humanos. Su producción estaba alterada en 23 tipos celulares diferentes y que podría ser una nueva diana para desarrollar un fármaco contra los efectos nocivos del envejecimiento

El trabajo también tiene una importante contribución de China y lo firman tres investigadores de este país que estudiaron en el Salk y ahora dirigen sus propios grupos en la Academia Nacional de Ciencias del país asiático.

Este estudio muestra que el envejecimiento es un proceso reversible

JUAN CARLOS IZPISÚA

“Es un estudio técnicamente impresionante, y aporta una información valiosísima”, resalta Pablo Fernández-Marcos, experto en enfermedades metabólicas asociadas al envejecimiento en el centro IMDEA-Food, de Madrid. “Un hallazgo interesante es que las células de la grasa y de la aorta son las que más cambian con el envejecimiento y se recuperan con la restricción calórica, lo que confirma la importancia que tienen estos tejidos en el envejecimiento, por encima de otros más clásicos como el cerebro o la médula ósea", explica. "Y otro más, que yo veo muy importante, es que ven beneficios más claros de la restricción en machos que en hembras, lo que apoya algunos indicios anteriores. Hay pocos estudios comparando los dos sexos, y esto es un problema serio que se está intentando reducir comparando ambos sexos, como han hecho aquí”, resalta.

La acumulación de pruebas en este campo es tal que hay científicos muy serios que admiten abiertamente practicar algún tipo de restricción calórica o ayunos intermitentes, pues también se ha demostrado que activa procesos de reciclaje celular beneficiosos, incluso en casos de personas con cáncer que reciben quimioterapia. En este sentido Izpisúa confiesa que él no es una excepción: “Intento todos los días comer un poco menos”.

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sábado, 14 de septiembre de 2019

_- Los suspensos en las oposiciones de maestros y secundaria dejan 1.780 plazas vacantes El profesorado sale de la crisis envejecido: por cada docente menor de 30 años hay seis mayores de 50

_--El curso escolar arranca esta semana en España con 1.780 funcionarios docentes menos de los previstos por la Administración. Son las plazas que han quedado vacantes debido a los suspensos en la gran convocatoria de oposiciones, celebradas en junio, para la que muchos aspirantes llevaban estudiando años, según el informe presentado este miércoles por Comisiones Obreras.

La distribución por especialidades de las plazas no cubiertas —el 5,8% de las 30.462 convocadas, a las que se presentaron 185.173 personas— fue muy desigual: el 1,6% entre los maestros (se ofertaban 22.711 plazas); el 7,1% en profesores de música y artes escénicas (126); el 14,8% de Secundaria (5.783); el 19% de Escuelas Oficiales de Idiomas (247), el 31,4% de Formación Profesional (1.533) y el 46,8% de los docentes de artes plásticas y diseño (62).

La distribución de las plazas desiertas también ofrece grandes diferencias territoriales. Según el informe de CC OO alcanzó el 21,1% en Baleares; el 14,8% en la Comunidad Valenciana; el 10,1% en Cataluña y el 7,4% en Galicia. En el resto de comunidades supuso menos del 2%. En Madrid, que convocó 7.500 plazas, quedaron desiertas 20 (el 0,6%). Y en Castilla-La Mancha, donde se ofertaban 1.050, ninguna.

osé Ruiz, responsable de enseñanza pública de Comisiones Obreras y coordinador del informe, considera que las 359 plazas de maestro no cubiertas son un problema, pero observa con especial alarma lo sucedido en Secundaria, donde se elevan a 855. Esta etapa educativa ya concentró el año pasado la mayoría de las 1.984 plazas que quedaron vacantes en otra gran convocatoria después de años de recortes. Ruiz atribuye lo sucedido en Formación Profesional (482), donde han quedado vacías una de cada tres plazas, al hecho de que se trata de una rama formativa con muchas "especialidades pequeñas" a las que se presentan pocas personas.

Evaluación El dirigente sindical, que defiende un cambio en el sistema selectivo que suprima el carácter eliminatorio de las fases de las oposiciones, atribuye la disparidad territorial a los diferentes criterios de evaluación de las comunidades. Y también al azar. El tipo de examen y el temario son comunes en toda España, pero los temas sobre los que se pregunta se deciden por sorteo en cada autonomía.

El sindicato calcula que para reducir la temporalidad, que ahora estima en torno al 24%, y compensar las jubilaciones, resulta necesario convocar otras 89.000 plazas en los próximos años.

El departamento de Educación de Baleares, la comunidad peor parada en el recuento de Comisiones, atribuye el resultado a que convocaron plazas "de todas las especialidades, incluidas las de más difícil cobertura", al hecho de que los aspirantes no se presentaban en toda la autonomía, sino por islas, y a la relación relativamente baja de candidatos por plaza, que fue globalmente de cuatro a uno.

Profesorado envejecido El informe de Comisiones Obreras también refleja que el sistema educativo español ha salido envejecido de la crisis. Las grandes restricciones que se establecieron para acceder a un empleo docente han provocado que por cada profesor menor de 30 años haya seis con más de 50, cuando la OCDE recomienda que la proporción sea de dos a uno.

Los datos de edad son del curso 2017-2018, los últimos disponibles. Ruiz admite que las últimas oposiciones deben haber tenido un efecto rejuvenecedor, pero cree que será limitado, ya que ocho de cada 10 plazas han ido a parar a interinos, cuya edad ya se tenía en cuenta en el cálculo.

Según esa fotografía, el grupo de edad más numeroso es ahora el de 50 a 59 años (al principio de la crisis era el de 40 a 49). Los menores de 30 años se han reducido un 45% desde 2009. Dos de cada tres docentes tienen más de 40 años. Y los que tienen entre 60 y 64 han aumentado un 93% debido a la eliminación de las jubilaciones incentivadas que contemplaba la Ley Orgánica de Educación (LOE).

"Lo grave no es que haya profesores mayores, sino que no se esté produciendo una renovación por abajo", afirma Miquel Martínez, profesor de Teoría de la Educación de la Universidad de Barcelona. Martínez cree que el envejecimiento lastra la innovación educativa y tiene otras consecuencias negativas: "Los profesores jóvenes tienen, de entrada, una proximidad generacional que les permite estar más cerca del modo en que los alumnos construyen el conocimiento. En una sociedad digital hay una serie de recursos que son el lenguaje habitual de los alumnos, y a partir de una edad muchas veces el profesorado ha perdido el ritmo. Y no se trata solo de la tecnología, sino de la cultura. Si no sabes qué canciones escuchan los alumnos, qué películas ven, cómo se mueven y qué tipo de relaciones tienen, es más difícil que entres en interacción con ellos. Hay muchos docentes mayores que son sensibles a ello y siguen conectando, pero también hay profesores que está cansados", señala.

Martínez cree que lo ideal, aunque caro, sería que los buenos docentes mayores ejercieran un tutelaje de nuevas hornadas de profesores jóvenes inexpertos. "Facilitemos la jubilación anticipada de todos aquellos que estén hartos o cansados y pongamos gente nueva al lado de buenos profesores con experiencia, que no se van a ir porque disfrutan con lo que están haciendo. Eso sería una forma de rejuvenecer el sistema en buenas condiciones".

El número total de profesores sigue por debajo del que había al inicio de la crisis. A 1 de enero de 2019, España tenía 511.250 docentes, entre funcionarios e interinos, 2.214 menos que nueve años antes. El responsable de enseñanza pública de CC OO no cree que la última oferta pública de empleo haya recortado esa diferencia, ya que la convocatoria solo permite cubrir jubilaciones y plazas que lleven ocupadas más de tres años de forma temporal. La recuperación del número global de profesores va realizándose así con ampliaciones de plantilla, es decir, con interinos, lo que según Comisiones "condena al sistema a una temporalidad crónica".

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