Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir. L. Tolstói (1828-1910). Saber no es suficiente tenemos que aplicarlo. Querer no basta tenemos que hacerlo. Goethe (1749-1832). No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad. Beethoven (1770-1827). Ni lamentar ni detestar, sino comprender. Spinoza (1632-1677). La única soledad es la ignorancia. Shakespeare (1582-1616). Nada tan vil como ser altivo con el humilde. Séneca (4 a. C. - 65 d. C.).
El National Army Museum explora la dimensión castrense del Bardo y su ‘movilización’ en tiempos de conflicto.
Una Imagen de Laurensce Olivier en el films Enrique V
Ya es curioso que alguien que ha expresado el amor como nadie también haya hablado como ningún otro de la guerra. Claro que resulta menos sorprendente si ese alguien es William Shakespeare. Es difícil decir cuál es la línea más hermosa del Bardo sobre el amor. Probablemente alguna de Romeo y Julieta (“dadme mi Romeo, y cuando yo muera/ tomadlo y divididlo en pequeñas estrellas:/ el rostro del cielo se tornará tan bello/ que todo el mundo se enamorará de la noche/ y ya no rendirá adoración al estridente sol”), aunque algunos preferimos la tan arrebatadora del maduro amor de Cleopatra y Marco Antonio: “La eternidad estaba en nuestros labios y nuestros ojos, la felicidad en nuestras frentes, y no había nada en nosotros, por pobre que fuera, que no envidiaran los dioses”. Es asimismo complicado escoger una de sus grandes frases sobre la guerra, desde las célebres de Enrique V en la inflamada arenga a su pequeño ejército en Azincourt, el día de San Crispín, “We few, we happy few, we band of brothers”, “nosotros pocos, felices pocos, hermanos de sangre”, hasta la no menos icónica del propio Marco Antonio en Julio César: “Cry ¡havoc! and let splip the dogs of war”, “grita ‘¡devastación!’ y suelta a los perros de la guerra”.
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Shakespeare, inventor del hombre actual
Pensaba en eso el miércoles en Londres mientras me dirigía no al teatro Globe sino al National Army Museum (NAM), el museo militar en Chelsea donde puede visitarse (hasta el 1 de septiembre) la exposición Shakespeare and War, Shakespeare y la guerra. En el otro gran museo militar de la ciudad, el Imperial War Museum (IWM) hay, por cierto, también una exposición a no perderse, Espías, mentiras y engaño (hasta el 14 de octubre), sobre el espionaje y las operaciones clandestinas desde la Primera Guerra Mundial. No todo ha de ser la Royal Academy, la National Gallery, la Tate, Turner, Liotard o Pesellino.
El NAM, en el que vuelve a exhibirse el maniquí con ropa de Lawrence de Arabia que ha estado un tiempo de baja (y que viva Lawrence), es el único museo que conozco en el que puedes tomar el té con un helicóptero de combate Westland Lynx al alcance de la mano y sumergirte en las guerras victorianas como si estuvieras en Las cuatro plumas, La última carga o Zulú (por no hablar del despliegue de memorabilia napoleónica, que es de aúpa). Tal y como está hoy el mundo, un museo militar —con un tanque Challenger 2 en la puerta y una decena de Cruces Victoria auténticas en las vitrinas— parecería no tener mucho gancho, pero pensar eso es no conocer a los británicos, que además tratan de actualizar el NAM poniendo un mayor énfasis en las mujeres, en mostrar la verdadera (desoladora) naturaleza de la guerra y en buscar miradas innovadoras, como lo de Shakespeare, que, desde luego, da pedigrí cultural.
Entrada a la exposición sobre Shakespeare y la guerra.
Entrada a la exposición sobre Shakespeare y la guerra.
Las guerras napoleónicas vieron una abundante utilización de Shakespeare. La exposición muestra una ilustración en la que se celebra la victoria de Nelson en la Batalla del Nilo, mostrando al rey Jorge III como el mago Próspero de La tempestad, protegiendo Albión de la flota francesa mandada por el Calibán corso. Un cartel de la época presenta una proclama de “el fantasma de Shakespeare” en la que, con extractos de Enrique V y El rey Juan, se llama a la resistencia contra Napoleón conjurando a “nuestro inmortal bardo” y su “dauntless spirit of resolution”. Otro cartel muestra a Bonaparte en Calais dudando “to go, or not to go” sobre la invasión de la isla.
Una representación de la Royal Shakespeare Company en Stratford-upon-Avon.
Durante la Segunda Guerra Mundial, más allá de su eco evidente en los discursos de Churchill, Shakespeare se convirtió en un símbolo de la resistencia de la cultura y los valores amenazados por los nazis. “Once more unto the breach, dear friends, once more”, “una vez más a la brecha, queridos amigos, una vez más”, recitaban por la BBC en pleno Blitz, como Harry frente a Harfleur. En la línea del esfuerzo para movilizar a la sociedad, el Gobierno subvencionó el teatro por primera vez. Y como parte de la propaganda de guerra hay que ver la musculosa y patriótica adaptación cinematográfica de Enrique V por Laurence Olivier (1944), “posiblemente la más icónica interpretación de Shakespeare en tiempo de guerra”. Por cierto, corre la especie de que los nazis infiltraron un espía en el rodaje para matar a Olivier, odiado por Goebbels (un tema digno de la exposición del Imperial War Museum). Una curiosa extensión militar del Bardo fueron las frecuentes representaciones de sus obras en los campos de prisioneros británicos en Alemania, como la que documenta la exposición de El mercader de Venecia en el Stalag 383, con cientos de espectadores, no sabemos si cautivados pero sin duda cautivos. Una buena distracción mientras se construían túneles y se planificaban fugas.
La exposición tiene uno de sus más interesantes apartados en el de los conflictos recientes y como han influido en adaptaciones teatrales de Shakespeare, a menudo menos complacientes con lo militar y más críticas. El póster del Enrique V de Adrian Noble con la Royal Shakespeare Company, de 1984, evoca la guerra de las Malvinas. Pueden verse escenas videográficas de otro Enrique V de 2003 en el que la cuestión de la legitimidad de la guerra medieval contra Francia se aplica a la invasión de Irak y las mentiras de Tony Blair sobre las armas de destrucción masiva de Sadam. O las escenas de un Otelo de 2015 en las que se ve a soldados del moro de Venecia torturando a prisioneros de guerra en puro estilo Abu Ghraib. También se recuerda el Hamlet representado en Kiev en marzo de 2022 durante la invasión rusa de Ucrania y el cruento ser o no ser del país.
En la exposición, por poner una pega, se echa a faltar a Falstaff, el antihéroe shakespeariano en el que el Bardo representó el contrapunto a la épica y el valor de Enrique. Falstaff, el hombre del gran discurso de la sana cobardía y que proclama su escéptico catecismo sobre la guerra en el campo de batalla de Shrewsbury antes de recular y escapar por piernas: “¿Qué necesidad tengo de meterme donde no me llaman? ¿Qué es el honor? Una palabra. Aire. Un adorno costoso. ¿Quién lo posee? El que murió el miércoles”. Unas palabras muy convenientes para rebajar el entusiasmo cuando paseas por el National Army Museum entre redobles de tambores, valientes húsares y lanceros de Bengala.
Una de las novelas más populares de los últimos tiempos es Hamnet, de Maggie O’Farrell, que narra la vida de Shakespeare y la pérdida de su hijo de 11 años, que acabaría inspirándole la obra Hamlet. Las constantes reediciones de este libro del dramaturgo inglés son la prueba de que el genio de Stratford-upon-Avon, que abordó los principales conflictos del ser humano, sigue plenamente vigente. Un motivo por el que sus obras no dejan de representarse y adaptarse en todos los formatos es que los temas que tratan son universales y atemporales. Parece que hablan de nosotros. A partir de alguna de sus inspiraciones, veamos cómo enfoca Shakespeare el arte de vivir, aplicado a los tiempos actuales:
“Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito”. Este pasaje de Hamlet, que inspiró el título de una obra divulgativa de Stephen Hawking, ha adquirido un sentido especial en tiempos de pandemia. De la misma forma que como personas se sintieron atrapadas por las restricciones de movimientos, otras encontraron la Libertad en su interior, descubriendo premisas de las que no eran conscientes.
En su libro La libertad interior, El periodista Gaspar Hernández afirma que la Libertad se conquista descubriendo nuestra esencia. Cuando conocemos ese territorio, no hay cárcel posible, porque la imaginación, nuestro universo interior, no tiene límites. Una persona abierta siempre encontrará su lugar en el mundo.
“Los amigos que tienes y cuya amistad ya ha puesto una prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero.” En la misma obra, Shakespeare reflexiona sobre un componente fundamental de la felicidad: la capacidad de crear vínculos de calidad que se convertirán en nuestra red de protección en tiempos de dificultad.
Nuevamente, la crisis generada por la covid-19 nos ha hecho darnos cuenta de la importancia de las relaciones personales más allá de la familia. Quienes cultivan un círculo de amistades sólidas tienen una mayor resiliencia ante los desafíos que la vida nos pone en el camino. Una investigación promovida por La Universidad de Harvard a lo largo de ocho décadas con un grupo de 700 voluntarios, que entraron en el estudio de adolescentes, demostró que las personas con lazos afectivos más fuertes tienen una vida más larga y de mayor calidad.
“El que va demasiado aprisa llega tan tarde como el que va muy despacio”. Este pasaje que en Romeo y Julieta hace referencia al amor resulta significativo en nuestra era, donde se aspira a lo instantáneo. Acostumbrados a comprar con un “click”. y especialmente los más jóvenes han perdido el músculo de la paciencia, que es vital para los proyectos verdaderamente importantes.
No precipitarse como Sugiere Shakespeare, es esencial en todos los campos, También en el de las inversiones. En un análisis interno de la empresa de servicios financieros Fidelity, las carteras de Bolsa más rentables resultaron ser las de quienes no habían hecho movimientos en los últimos 10 años; algunos incluso habían muerto y sus herederos no habían actuado sobre ellas. En el extremo opuesto están los inversores que se mueven emocionalmente, comprando cuando están altas y vendiéndolas, por puro pánico, cuando caen.
“Sabemos lo que somos; pero no lo que podemos ser”. Regresamos a la idea con esta máxima propia de los libros reales de desarrollo personal. Esta es la idea central del Exitoso hábito atómico, De James Clear, que sostiene que el único cambio real es el que parte de la transformación de nuestra identidad. Al mismo tiempo, decidimos si quieres estar vivo o si tienes el diario necesario y una forma normal. Reflexión de esta con integración con una frase de su obra La Tempestad: “Lo que es pasado es prólogo”. Grabada en los Archivos Nacionales de Washington DC, también se aplica a nuestra historia personal. Todo lo que hemos vivido hasta ahora explica quiénes somos y el punto al que hemos llegado. sin embargo, al igual que el cuerpo de un libro empieza después del prólogo, el capítulo I de nuestra vida tiene lugar cada día, si tomamos el pasado como aprendizaje y dejamos de lado el victimismo. El orientalista Alan Watts lo llevaba al extremo al afirmar, contra a todo determinismo, que nadie tiene la obligación de ser quien era hace cinco minutos.
Las 17 vidas de Maggie
– Maggie O’Farrell sorprendió con su libro autobiográfico yo yo yo, donde la autora explicaba 17 encuentros con la muerte que le enseñaron a vivir, como su viaje de pesadilla en un avión con destino a Hong Kong que estuvo a punto de estrellarse. Parte de la idea de que nadie enseña a los niños que un día van a morir. Lo van comprendiendo y asimilando a medida que crecen.
Sobre la lección que suponen los acontecimientos dramáticos, afirma: “Las cosas de la vida que no están planeadas son más importantes y, a la larga, más formativas. Es preciso esperar lo inesperado, aceptarlo (…) lo mejor no es siempre lo más fácil”.
Francesc Miralles es escritor y Periodista experto en psicología. El País Semanal.
"No se escribe para ser escritor, ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas". J. J. Millás.
"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).
Tome color. El año pasado, los investigadores alemanes hallaron que sólo echando un vistazo a los tonos de verde pueden impulsar la creatividad y la motivación. No es difícil adivinar por qué: asociamos colores verdes con vegetación, alimentos - tonos que prometen alimento. Esto podría explicar en parte por qué las vistas de paisajes desde la ventana, en programas de investigación, puede acelerar la recuperación del paciente en los hospitales, ayuda al aprendizaje en las aulas y estimula la productividad en el lugar de trabajo.
Esta lluvia amiga... A la tierra la volvió jardín, dicen que el campo se cubrió de verde, el color más bello, el color de la esperanza. Y la isla de mi corazón en pocos días es tempestad que ya viró a bonanza. (De la canción Regreso, de Cesarea Evora).
Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas,...Uno se cree/que las mató /el tiempo y la ausencia. /Pero su tren/ vendió boleto/ de ida y vuelta./ Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/ o en un cajón./Como un ladrón/te acechan detrás/de la puerta./Te tienen tan/a su merced/como hojas muertas/que el viento arrastra/ allá o aquí,/que te sonríen tristes y...
Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...
Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...
"Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica". Albert Einstein (1879-1955)
Libros
50 Cosas que hay que saber sobre Física, 2009. Joanne Baker
50 Cosas que hay que saber sobre Matemáticas, 2009. Tony Crilly
50 cosas que hay que saber sobre psicología, 2008 Adrian Furnham
A Física en Banda Desenhada. 2005. Larry Gonick e Art Huffman
Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler. Philip Ball. 2014
Ángel González
Antología, Federico García Lorca
As Pequenas Memórias, José Saramago
Belén Gopegui, El lado frío de la almohada
Blas de Otero
Campos de Castilla, Antonio Machado
Canto General, Pablo Neruda
Cantos Iberos, Gabriel Celaya
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
De Arquímedes a Einstein. 2007. Manuel Lozano Leyva
Einstein et la relativité, Jean Eisenstaedt
El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencis. B. Rosenblum y F. Kuttner. Tusquets, 2010.
El factor humano, John Carlin
El libro de las matemáticas. 250 hitos de la historia de las matemáticas, 2011. Clifford A. Pickover. Ilus Books.
El olvido de la razón, Juan José Sebreli
El PCE y el PSOE en (la) transición, Juan A. Andrade Blanco, 2012. Siglo XXI.
El Prisma y el péndulo, Robert Crease
El Quijote, Miguel de Cervantes
El romancero gitano, Federico G.Lorca
Emma. 2001. Howard Zinn.
Eric J. Hobsbawm, Política para una izquierda racional
Eternidades, Juan Ramón Jiménez
Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal. 2009. Maite Ruíz Flores
Feynman, Richard P. El carácter de la ley Física
Geometría para turistas. 2009. Claudi Alsina
Giles Macdonogh. Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana. 2011. Galaxia Gutenberg
Hacemos ciencia en la escuela. 2009. Grao
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont
Imposturas intelectuales, A. Sokal y J. Bricmont
José Hierro
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros
L`Etat démantelé. 2010. L. Bonelli et W. Pelletier. La Découverte.
La Alemania nazi, Enzo Collotti
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders. Edt. Debate. 2001
La cocina de Menorca, Josep Borrás
La disciplina en la conciencia: Las Brigadas Internacionales, Mirta Núñez
La educación Lenta, 2009. Joan Domenech Francesch
La poesía española de 1935 a 1975. II de la poesía existencial a la poesía social 1944-50
La resistencia Alemana contra Hitler 1933-1945. 2005. Barbara Koehn
Las Ciencias en la escuela, M. Catalá, R. Cubero y otros
Las leyes del caos. Ilya Prigogine. Critica. Drakontos bolsillo, 2008
LEONARDO DA VINCI Walter Isaacson. 2018
Los caminos cuánticos. Feynman. J. Navarro Faus. Nivola, 2007
Los versos del capitán, Pablo Neruda
Marinero en Tierra, Rafael Alberti
Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. 2009. Alan Sokal
Momentos estelares de la ciencia, 2008. Isaac Asimov
Odas y Sonetos, John Keats (ed. bilingüe)
Odifreddi, Piergiorgio. 2007. Juegos Matemáticos Ocultos en la Literatura. Octaedro.
Pablo Neruda. Antología General, 2010. Real Academia Española
Paroles, Jacques Prévert
Poesía, Miguel Hernández
Poeta en Nueva York, Federico G. Lorca
Qué significa todo eso. Reflexiones de un científico ciudadano. Richard P. Feynman. Crítica. Drakontos, 2010
Science 101 Physics. 2007. Barry Parker.
Sed sabios, convertíos en profetas, G. Charpak y R. Omnès
Seis piezas fáciles, 2008. Richard P. Feynman
Soberanos e intervenidos, Joan E. Garcés. Siglo XXI Editores, 2000. (original del 96)
Sobre la guerra. La paz como imperativo moral, 2008. Howarrd Zinn
Walter Benjamin. 2010. Revista Anthropos
Weinberg Steven, 2010. El sueño de una teoría final. Drakontos