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viernes, 21 de septiembre de 2018

¿La utopía anarcofeminista* alcanzada? La revolución de las mujeres kurdas y lo que debemos aprender.

Pilar Villanueva

El desconcierto

Las mujeres kurdas, intentan destruir el menosprecio colonial de su cultura y tomar responsabilidad de sus propias vidas y decisiones. Se juntan y discuten la forma en que la dominación del sistema patriarcal mantiene su poder a través de la separación entre una mujer y otra. No solo están luchando por su liberación, sino que también por la de todas las mujeres del mundo.



Rojava es la región kurda ubicada al norte de Siria y que desde la antigüedad ha sido un lugar altamente dinámico, pues Mesopotamia es uno de los tres lugares donde se vivó la revolución del Neolítico. No resulta tan extraño que sea en esta región donde se esté desarrollando lo que puede llegar a ser una de las más importantes revoluciones de la historia. Actualmente, Rojava está dividida en tres cantones o unidades administrativas: Kobane en el centro, Jazira en el este, y Afrin en el oeste. Este último cantón fue recientemente ocupado por las fuerzas especiales de Turquía y los y las kurdas actualmente están intentando recuperarlo. Los tres cantones funcionan de manera cooperativa para hacer frente al Estado Islámico (IS). Asimismo, no toda la población de estas regiones es kurda, sino que hay kurdos/as, árabes, asirios/as, turcómanos/as, y personas de distintos grupos religiosos como musulmanes, cristianas y yazidíes.

Fue en el 2011 que el movimiento kurdo de liberación declaró su intención de construir un nuevo modelo de sociedad basado en el confederalismo democrático. Posteriormente, en el 2012 se produjeron una serie de levantamientos populares con el fin de liberar a las ciudades y los pueblos de Rojava donde habitaban mayoritariamente kurdos y kurdas, y que estaban bajo la dictadura de Ba’ath. Así, el movimiento estableció un nuevo sistema democrático y en el 2014 declararon por primera vez su autonomía democrática.

El Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) fue una las organizaciones claves que dio nacimiento y fortaleció al movimiento kurdo de liberación. El PKK fue fundado en el 1978 por revolucionarios/as kurdos/as y turcos/as, entre quienes se encontraban sus líderes Abdullah Öcalan y Sakine Cansiz, que formaron este partido como un movimiento de liberación marxista-leninista. En medio de un ajetreo político donde el régimen de Ba’ath en Siria estaba en contra del gobierno turco por la propiedad sobre el agua, el PKK inicia la guerrilla contra este Estado, que los/las estaba reprimiendo violentamente y que ocupaba el norte de Kurdistán ,en 1984. Tanto hombres como mujeres kurdas y/o simpatizantes se unieron a esta guerrilla, lo que marcó esta participación de las mujeres desde el comienzo y que luego se traduciría en la creación el ejército de mujeres llamado La Unión de Mujeres Libres de Kurdistán (YAJK). Las mujeres que entonces se unieron a la guerrilla rechazaron los tradicionales roles patriarcales y crearon un nuevo rol de luchadoras de la libertad. Así, en las montañas de Kurdistán, las mujeres crearon principios de organización autónoma entre mujeres, un liderazgo dual, y el requisito de que existiera un mínimo de 40% de participación de las mujeres en todas las áreas, aspectos que hoy se aplican a todas las regiones de Kurdistán.

Öcalan fue arrestado el 1999 por las fuerzas especiales turcas gracias a la intervención de la CIA. En un comienzo el líder del PKK fue sentenciado a muerte, pero gracias a su intervención legal a través de un acuerdo de paz, se llegó al confinamiento solitario en prisión. Fue aquí donde Öcalan comenzó a estudiar y referenciar las escrituras del teórico libertario Murray Bookchin, historiadores como Wallerstein y Foucault, además de algunos movimientos sociales como el de los zapatistas. Gracias al aprendizaje de estas experiencias y teorías, Öcalan crea el modelo del Confederalismo Democrático y la Autonomía Democrática.

El confederalismo democrático uno los principios del municipalismo libertario, la ecología social y el feminismo. Es un concepto para representar la democratización radical de la sociedad, donde el rol y participación de la mujer es de primera importancia, pues tal como dice el líder del PKK, “un movimiento no tiene oportunidad de crear una sociedad libre real y duradera a menos que la liberación de las mujeres sea una parte esencial de sus prácticas” (traducción propia de Revolution in Rojava, p. 43). Asimismo, este nuevo sistema social propone una administración política propia, donde todos los grupos de la sociedad y todas las identidades culturales puedan expresarse en las reuniones locales, convenciones o consejos. Se busca la integración de la sociedad como un todo y lo político es parte de la vida diaria. Así, esta revolución basada en el confederalismo democrático se comprende como antiestatal, pues funciona por medio de una economía comunal, es decir, cada comunidad tiene una autonomía; y anticentrista, con un trabajo desde abajo. En otras palabras, “mientras la nación democrática sería el espíritu, la autonomía democrática representaría el cuerpo”.

Lo más interesante y distinto en esta revolución, en comparación a todas las que hemos tenido en la historia, es que lo central es la liberación de la mujer. Las y los kurdos están creando una sociedad libre del Estado, y para lograrlo saben que primero deben vencer al patriarcado. Y esta idea está a la base tanto de la democrática organizada en comunas, como del confederalismo a mayor escala.

Las mujeres kurdas, en medio de una cultura y región donde al ser violadas son abandonadas por sus familias por ser una vergüenza, o son asesinadas para salvar el ‘honor’, nos han (de)mostrado que la emancipación de la mujer puede ocurrir bajo cualquier circunstancia y lugar si es que hay organización, autodefensa y camaradería. Las mujeres han enfrentado la cultura en el mundo islámico que no solo desdeña a la mujer abusada y/o violada, sino que también donde el ‘honor’ del hombre se encuentra en la habilidad de controlar a las mujeres y niñas/as.

15 años luego de que Öcalan fuera raptado y encarcelado, eran principalmente las mujeres quienes apoyaban el movimiento de liberación, pues sabían que en esta filosofía radicaba su libertad e igualdad. Las mujeres kurdas, intentan destruir el menosprecio colonial de su cultura y tomar responsabilidad de sus propias vidas y decisiones. Se juntan y discuten la forma en que la dominación del sistema patriarcal mantiene su poder a través de la separación entre una mujer y otra. Estas mujeres no solo están luchando por su liberación, sino que también por la de todas las mujeres del mundo. Su principio es crear nuevos valores que se contrapongan a la cultura materialista del patriarcado, y reconfigurar los medios de expresión propios de las mujeres, su arte y su cultura. Por tanto, si es que existe algún referente donde el feminismo, las mujeres y sus aliados/as debemos mirar, es hacia Kurdistán y su revolución. Si ellas lo están logrando en medio de una guerra, una cultura de dominación masculina y un aprisionamiento familiar, nosotras también podemos.
*P. D.: no entiendo por qué llama anarco feminista. Sus ideales son marxistas.

Fuente:
http://www.eldesconcierto.cl/2018/08/22/la-utopia-anarcofeminista-alcanzada-la-revolucion-de-las-mujeres-kurdas-y-lo-que-debemos-aprender/

jueves, 7 de junio de 2018

_- Ante el silencio mundial, la región kurda de Afrin está siendo devastada por la invasión militar de Turquía y diversos grupos terroristas. La tierra de paz que Erdogan convirtió en una cueva de terroristas

_- Leandro Albani
La tinta

Los valles, ríos y campos de Afrin, que durante siete años resguardaron a su población de la guerra en Siria, hace casi seis meses que se transformaron en una tierra de muerte, secuestros, violaciones y disputas geopolíticas. Los responsables de esta situación: el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y su ejército, pero también los grupos terroristas -como Al Qaeda, el Estado Islámico (ISIS) y el Ejército Libre Sirio (ELS)-, que avanzan junto a los uniformados turco en la ocupación de esa región kurda del norte de Siria.

Cuando el 20 de enero pasado Erdogan ordenó los bombardeos masivos sobre Afrin, con la denominada Operación Rama de Olivo, sucedió algo que pocas veces se había visto en Siria: Rusia y Estados Unidos llegaron a un acuerdo en medio de las tensiones diplomáticas, el pragmatismo reinante en Medio Oriente y un territorio devastado por bombardeos y los combates múltiples. Moscú y Washington aprobaron los ataques turcos con justificaciones varias o con profundos silencios ante las muertes de los civiles.

Afrin es una de las regiones kurdas que forma parte de la Federación Democrática del Norte de Siria (FDNS). Es una zona constituida por casi 400 pueblos y aldeas, y con 500 mil habitantes distribuidos en los siete distritos en que se divide un territorio de 2.033 kilómetros cuadrados. Sobre esa tierra de olivares y agricultura, que en los últimos años recibió al menos a 500 mil desplazados internos de Siria, el Estado turco descargó toda su furia. Por un lado, con el objetivo de desbaratar la experiencia política y social encabezada por los kurdos y otros pueblos de la zona, como los árabes, asirios, turcomanos y armenios; por el otro, juega su carta militar para agitar y capitalizar al nacionalismo turco frente a las próximas elecciones del 24 de junio, que el gobierno adelantó 18 meses. Con una economía inestable y frágil en Turquía, la administración de Erdogan también ocupó Afrin para tapar con una mano un sol de problemas internos.

La denuncia más recurrente de las autoridades de la FDNS, como también de las instituciones de autogobierno de Afrin, es que Turquía intenta implementar un radical cambio demográfico en la región. Como en otras ocasiones le sucedió al pueblo kurdo, el objetivo del Estado turco es desplazar a los habitantes y en sus casas instalar pobladores de otros lugares. Con 200 mil personas desplazadas de Afrin hacia la región de Shebha (norte de Alepo), el ejército turco ahora recibe a los terroristas y a sus familiares que escapan de otras zonas de Siria, luego de negociar con el gobierno de Damasco.

El viernes se conoció que el ejército turco trasladó cuarenta familias desde Guta Oriental y las estableció en casas abandonadas por sus propietarios en la aldea de Kaxure, en el distrito de Mabeta. El miércoles las fuerzas turcas instalaron a 15 familias de yihadistas en la aldea de Kurzêlê. Las autoridades de Afrin afirman que desde el inicio de la invasión, Turquía ya envió a la región un total 1.139 familias de integrantes de grupos terroristas.

Testimonios recogidos en Rajo confirmaron que varias casas son utilizadas como “centros de investigación y tortura”, y que hasta ahora cincuenta civiles fueron secuestrados en las localidades de Cheqmaqa, Xilalka, Jenjliya y Elemdar.

A su vez, medios de comunicación kurdos informaron que el ejército turco usurpó tierras en la aldea de Eltaniya, en Rajo, y luego de talar quinientos olivares inició la construcción de una base militar.

Frente a este panorama, el Movimiento por una Sociedad Democrática (TEV-DEM), uno de los principales órganos de autogobierno del norte de Siria, denunció que el Estado turco y sus aliados “torturan y secuestran, saquean y ejercen una violencia inusitada” en Afrin. El TEV-DEM advirtió que Turquía ordenó “que los colegios solo puedan usar la lengua turca en clase y han cambiado los nombres kurdos de las tiendas e instituciones públicas, las cuales ahora usan el turco. Como si todo esto no fuera suficiente, están presionando al pueblo a cambiar sus nombres de pila en kurdo al turco. Lo que estamos viendo en Afrin es un grado de violencia inhumano”.

Además de aplicar estos métodos, la administración turca estableció, bajo la coordinación de sus servicios de inteligencia (MIT), un consejo de gobierno para Afrin en una reunión realizada en Gaziantep, en territorio kurdo de Turquía, integrado por yihadistas, kurdos de derecha y en el cual quedaron excluidas las mujeres.

Desde la invasión militar a finales de enero, el ejército turco y los mercenarios que lo acompañan son responsables del asesinato de más de 300 civiles, incluidas 56 mujeres y 46 menores de edad.

Quien se pronunció sobre la situación crítica que viven los pobladores de Afrin, fue Lina Berekat, coordinadora general de la Asamblea de Mujeres Sirias (AMS). Berekat afirmó que “Turquía está cometiendo crímenes de guerra en Afrin” y denunció que “la guerra en Siria se está recrudeciendo gracias al entrenamiento y apoyo que Turquía está otorgando a los terroristas”.

La dirigente alertó que el ejército turco en Afrin comete prácticas como el secuestro, la violación, el asesinato y el cambio demográfico. Al referirse a la situación de las mujeres, Berekat advirtió que fueron “desprovistas de su derecho a la educación, la sanidad y han sido forzadas a emigrar. Las mujeres han sufrido y todavía sufren acoso, violaciones, asesinatos y son vendidas como esclavas”. Desde la AMS revelaron que durante la ocupación a Afrin, un total de 119 mujeres fueron secuestradas por los soldados y los terroristas.

Cualquier semejanza entre las prácticas de ISIS y el ejército turco no es pura casualidad.

Fuente original:

https://latinta.com.ar/2018/06/la-tierra-de-paz-que-erdogan-convirtio-en-una-cueva-de-terroristas/

miércoles, 1 de marzo de 2017

Siria. La niebla de la guerra

“Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la historia, la ley según la cual todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales…” F. Engels


Que la guerra es la consecuencia inevitable de la política de quienes dominan el mundo es algo que debiéramos tener asumido hace mucho tiempo. Quién olvide que las bayonetas siempre han sido empuñadas en interés de una u otra clase social habrá abjurado del marxismo.

En algunas ocasiones, como en la guerra en Siria, la acumulación de actores y la violencia de los acontecimientos dificulta la percepción nítida de la contraposición de intereses de clase, pero no más que la niebla oculta los vericuetos de la carretera de montaña, pero no por ello renunciamos a escudriñar el camino, pues sabemos que la consecuencia de no hacerlo sería precipitarnos al vacío en la primera curva.

Sin duda, ante Siria, la izquierda ha descarrilado, empeñada en subirse al tren equivocado, en el vagón de cola de alguna de las facciones en combate que representan a una u otra burguesía.

Pues, claro que sí, la lucha entre las clases dominantes y las dominadas lleva en muchas ocasiones históricas al enfrentamiento entre los poderosos. Las guerras por el reparto de las colonias y los imperios llenan la historia de la humanidad.

Hoy vivimos la crisis más grave del sistema económico capitalista desde el primer cuarto del siglo XX. El saqueo de las zonas con valor geoestratégico es el primer punto de la agenda de los poderes imperialistas, no sólo de los Estados Unidos de América, sino también de Rusia, China y la Unión Europea.

En Siria la lucha de clases se expresó en 2011, con un levantamiento de clase frente a la dictadura capitalista de Bashar al Asad. Los campos de batalla estaban delimitados, una población con un 50% de jóvenes menores de 25 años, que padecían casi un 40% de paro,se enfrentaba a la burguesía y burocracia estatal de uno de los 30 países más corruptos del mundo. Pero la juventud de la clase obrera siria no fue capaz de tomar el poder, al carecer de una organización con un programa, una estrategia y una táctica adecuada. Y, poco a poco, fue pasto de la degeneración de la lucha con la infiltración del yihadismo apoyado por las reaccionarias monarquías del Golfo. A un lado el imperialismo occidental y los regímenes teocráticos del Golfo, al otro lado, el imperialismo ruso, la dictadura siria, el “partido de Dios” libanés y los muyahidines de los ayatolas de Irán.

Ambos bandos despedazando el cuerpo del pueblo sirio, provocando los crímenes de guerra contra la población civil, el mayor éxodo desde la Segunda Guerra Mundial, miles de muertos en el mar Mediterráneo, con la criminal política de los gobernantes de la Unión Europea…

No se puede separar la guerra de las transformaciones sociales; los kurdos son el ejemplo vivo de que lo único que puede frenar la locura del yihadismo es un pueblo que lucha por su propio destino, que tiene en sus manos su futuro. La lucha de las Unidades de Protección Popular kurdas (YPG) [1] es el contraste nítido con la dictadura siria que generó el caldo de cultivo para el surgimiento de estos monstruos, pues esa locura también tiene un método, y prende en una sociedad atrapada en la desesperación generada por la pobreza y la desigualdad social. Mientras los kurdos han sido capaces de plantar cara a la barbarie, el ejército sirio necesitó la intervención de Rusia, Irán y Hezbollá, para no disolverse.

Si la juventud siria que se alzó contra la dictadura hubiese tenido en sus manos su destino, al igual que el pueblo kurdo, el Daesh y Fatah al Sham hubiesen sido aplastados. Las bombas rusas y las muertes de miles de civiles no son ningún camino hacia la paz, o hacia una transformación progresista de la sociedad. La lucha contra el Daesh, por ganar la guerra, es también la lucha por acabar con el régimen dictatorial.

La victoria contra el cáncer yihadista sólo se podrá conseguir si el pueblo sirio y los demás pueblos de la región toman las riendas de la transformación social, entonces en lugar de huir, defenderían cada palmo de terreno porque estarían defendiendo su tierra, su libertad y no los privilegios de una minoría de parásitos corruptos. El mantenimiento del régimen sirio seguirá reproduciendo, no sólo las relaciones de explotación, sino también las condiciones para que ese monstruo abyecto que es el yihadismo siga reproduciéndose.

¡Sólo el pueblo, salva al pueblo!

Notas
 [1] Milicia formada por hombres y mujeres de comunidades del Kurdistán sirio.
Las YPG se consideran a sí mismas una milicia popular democrática, y llevan a cabo elecciones internas para elegir a sus oficiales.

Alberto Arregui (Coordinadora Federal de Izquierda Unida)

Fuente original: http://www.porelsocialismo.net/siria-la-niebla-de-la-guerra/