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lunes, 3 de octubre de 2016

La importancia de dejar un mensaje para tus seres queridos antes de morir

En mis últimos 15 años como geriatra y médico de cuidados paliativos, he tenido conversaciones muy sinceras con innumerables pacientes que se acercan al final de sus vidas. La emoción que expresan más comúnmente es arrepentimiento: se arrepienten de nunca haberse tomado el tiempo para reparar relaciones y amistades rotas, se arrepienten de nunca haber dicho a su familia y amigos cuánto les importaban, se arrepienten de que sus hijos los van a recordar como madres extremadamente exigentes o padres severos y autoritarios.

Es por eso que se me ocurrió crear un proyecto para animar a las personas a escribir una última carta a sus seres queridos. Puede hacerse cuando uno está enfermo, pero en realidad vale la pena hacerla cuando uno está todavía sano, antes de que sea demasiado tarde.

Se trata de una lección que aprendí hace años de un paciente moribundo a quien recuerdo mucho. Era un veterano de los marines que había vivido siguiendo su filosofía de Semper fidelis y había practicado el silencio durante toda su vida. Orgulloso y estoico, ingresó al hospital por un dolor intratable debido a un cáncer muy extendido. Su esposa lo visitaba todos los días y pasaba muchas horas al lado de su cama, observándolo mientras él veía televisión. Él me explicó que a lo largo de su matrimonio de más de cincuenta años nunca había sido muy conversador.

Sin embargo, conmigo era más abierto, en especial cuando quedó claro que sus días estaban contados. Me habló de su profundo arrepentimiento por no haber pasado suficiente tiempo con su esposa, a quien amaba mucho, y de lo orgulloso que se sentía de su hijo, que se había unido al cuerpo de marines siguiendo el ejemplo de su padre.

Una tarde, cuando le mencioné esto a su esposa e hijo, se miraron el uno al otro con incredulidad y luego me miraron a mí sin creerme. Agradecieron mi amabilidad, pero dijeron que mi paciente era incapaz de expresar esos sentimientos.

Yo quería resarcir mi credibilidad y asegurarme de que la esposa pudiera realmente escuchar a su esposo declarando su amor. Sabía que no era probable que él pudiera hablarles directamente. Así que la mañana siguiente llevé mi pesada cámara familiar a mi ronda y, con el consentimiento de mi paciente, grabé una carta abierta de él a su familia. Cuando les di la carta grabada como recuerdo, tanto el hijo como la esposa se conmovieron hasta las lágrimas.

Esta experiencia inspiró la idea que se ha convertido en el Proyecto Cartas a familia y amigos de Stanford. Orientados por pacientes con enfermedades graves así como familias de distintos grupos raciales y étnicos, desarrollamos un formato de carta gratis que puede ayudar a las personas a completar siete tareas de repaso de vida: reconocer a las personas importantes en nuestra vida, recordar momentos atesorados, disculparnos con aquellos que podríamos haber lastimado, perdonar a quienes nos dañaron, y decir “gracias”, “te quiero” y “adiós”.

Aunque parecería algo de sentido común, muchas personas no siguen estos pasos antes de morir, con lo que dejan a sus familiares con preguntas sin respuesta y una sensación de arrepentimiento.

(Aquí puede verse un video que muestra a personas que participan en el proyecto).

El formato de la carta, disponible en ocho idiomas, permite a quien lo llene expresar gratitud, perdón y arrepentimiento. En una carta, un participante escribió a su esposa, Lily: “Desearía haberte amado más”.

Muchos utilizan el formato para expresar orgullo por sus hijos de una manera en que quizá no podrían haberlo hecho en persona. Uno le escribió a su hijo Michael: “Eres muy valiente al cambiar de carrera y hacer lo necesario para poder alcanzar tus sueños”. Otra escribió: “La vida nunca fue fácil para nosotros pero tú venciste los obstáculos”.

Algunos se disculpan. Un hombre llamado Tyrone Scott escribió a su hija: “Lamento no haber estado presente cuando creciste. Si pudiera regresar al pasado, no permitiría que tu madre te alejara de mí”.

Las cartas pueden ser una oportunidad de soltar rencores. Shirley Jones escribió: “A Harold: se te ha olvidado pagar algunos de los préstamos personales que te hicimos. Vaciaremos tu cuenta”.

Así que los invitamos a usar el formato “Querida familia y amigos” y escribir su carta ahora, mientras todavía pueden hacerlo.

Quienes tengan una enfermedad crónica o grave pueden usar el formato de carta para enfermos; también hay un formato de carta para quienes tienen buena salud. Trabajando con personas de distintos bagajes culturales descubrí que algunas se mostraban reacias a cumplir con la tarea de decir “adiós”, pues temían que se convirtiera en una profecía. Recomiendo que la gente llene solo las partes con las que se sienta a gusto.

Una vez que la carta esté escrita, es posible elegir si queremos compartirla con nuestros seres queridos de una buena vez, o también se puede guardar en un lugar seguro o dársela a alguien de confianza para que la entregue a la familia en el futuro. Algunas personas prefieren usar la carta como un documento de herencia en vida y la actualizan cada tanto.

Escribir una carta de repaso de vida puede requerir mucha valentía. Para algunos, evoca emociones profundas y perturbadoras. Sin embargo, puede ser la carta más importante que escribamos jamás.

Por 
http://www.nytimes.com/es/2016/09/19/la-importancia-de-dejar-un-ultimo-mensaje-para-tus-seres-queridos-antes-de-morir/?smid=fb-espanol&smtyp=cur