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sábado, 3 de junio de 2017

Palabras para el aniversario, saludos, recuerdos, agradecimientos. Serrat.

Introducción.

Saludos, recuerdos y agradecimientos.

Barzilai, conocido por sus colegas por empalmar un chiste con otro, es optimista respecto al futuro. En el congreso de Madrid, arrancó su charla contando el caso de un hombre de 100 años que fue a hacerse un seguro de vida. “No hacemos pólizas a personas de 100 años”, le informaron. “¿Cómo que no? Mi madre se acaba de hacer un seguro de vida aquí”, respondió. Tras pedirle disculpas, los empleados de la aseguradora le citaron para que firmara los papeles el siguiente martes. “El martes no puedo. Se casa mi abuelo”, lamentó el hombre de 100 años. “¿Su abuelo?”, exclamaron los trabajadores. “Sí, él no quería, pero sus padres le han presionado”, contestó el centenario.

50 años no es nada
“Qué es lo que me queda/ de aquella mañana/ de esos dulces años/ si en ira y desengaño/ los días de gloria/ los dejamos ir”
"Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano. Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos Órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común"

Niñez
Cuando Éramos Niños
Joan Manuel Serrat

Cuando tú llevabas trenzas, cuando yo era un chiquillo,
no había penas, no hacía nunca frío.
Con un juguete buscábamos la paz.
Tú con tu muñeca, yo con el caballo bravo.

¡Ning, nang, cómo resuena la gran campana...!
¡Recuerdos de buena hora vienen y van...!

De un barco corsario yo era el capitán;
de papel de periódico lo fabriqué.
Collares y coronas lucías, gentil;
eras reina a veces, o cautiva humilde.

¡Ning, nang, cómo resuena la gran campana...!
¡Recuerdos de buena hora vienen y van...!

Por Navidad nevaba, cantábamos canciones;
la madre nos daba barquillos y turrones.
Un poco de esperanza y nos veíamos pastores,
un soplo de alegría: ángeles sopladores.

¡Ning, nang, cómo resuena la gran campana...!
¡Recuerdos de buena hora vienen y van...!

Eran tiempos felices.
No necesitábamos más que caramelos y anises
y juegos halagüeños.
Reíamos y nos estremecíamos,
sabíamos soñar.
El nido lo teníamos en el campanario.

¡Ning, nang, cómo resuena la gran campana...!
¡Recuerdos de buena hora vienen y van...!


Teresa Rita Lopes
(de "Retrato de familia")

Antes cuando "no había muerto nadie todavía"
Yo tenía Madre cinco tías cuatro tíos varios primos
cuatro abuelos seis bisabuelos
Me acuerdo de un niño
vecino mio que fue a mi cumpleaños y regresó
llorando a casa porque no tenía primos
¡Quería
tener primos y ya está!
Era un niño rico que lo tenía todo
pero su Madre no podía ir a comprarle primos al supermercado
Porque para poder tener primos se necesitan tíos
o tías y su Madre y su Padre eran hijos únicos
Como yo
A veces me aburría tanta familia y tanto
besuqueo (yo me limpiaba siempre la cara con la mano)
¡Poco sabía yo la falta que esos besos
me iban a hacer hoy!
Hoy sé que solo se es feliz
cuando no nos paramos a pensar en ello.

Madurez. Adultos
Miguel Peixoto

A la hora de poner la mesa, éramos cinco:
mi padre, mi madre, mis hermanas
y yo. después, mi hermana mayor
se casó. después, mi hermana pequeña
se casó. después, mi padre murió. Hoy,
a la hora de poner la mesa, somos cinco,
menos mi hermana mayor que está
en su casa, menos mi hermana
pequeña que está en su casa, menos mi
padre, menos mi madre viuda. cada uno
de ellos es un lugar vacío en esta mesa en la que
como solo. pero estarán siempre aquí.
a la hora de poner la mesa, seremos siempre cinco.
mientras uno de nosotros esté vivo, seremos
siempre cinco.

Cosas que hemos visto.

Pablo Neruda. Barrio sin luz

¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.


Alegrías.

Me ha recibido una primavera espléndida. Días radiantes, luminosos, y una temperatura amable, casi cómplice.

Como vi hace muchos años todo lo que hay que ver, paseo por sus calles sin la urgencia del turista, me dejo llevar por su voluntad y disfruto de cada rincón sin hacerme preguntas. Qué bien, pienso solamente, qué gusto, y de repente, me acuerdo de mi teléfono móvil porque hace muchas horas que no lo veo. Se habrá descargado, y no me importa.
Y entonces lo entiendo, comprendo mi bienestar, esta inesperada alegría. Porque desde que llegué no he sabido nada de la Operación Lezo, de la familia Pujol, de la Púnica, de la Gürtel, del fiscal Anticorrupción, de la Audiencia Nacional, de la cárcel de Soto del Real. La pestilencia de España no es lo suficientemente poderosa como para cruzar el océano, desde aquí no escucho el crujido que anuncia que tantas cosas se están viniendo abajo. Por eso respiro tan bien, por eso camino con los pies ligeros. Pronto volveré a casa, pero en estos días horribles, San Francisco me ha dado un nuevo motivo para amarla. No lo olvidaré.


Juego y Paradoja con nuestro Cervante y Su obra maestra Don Quijote.
Cervantes, capítulo 51 de la segunda parte. El puente y la horca.



La bondad

una visión precristiana o anticristiana que, desde los estoicos hasta los ilustrados –de Séneca a Rousseau–, propugna la bondad como placer, entre otras razones porque surge antes del amor a uno mismo que del amor a los demás: dado que somos seres fundamentalmente sociales, no podemos ser felices sin la felicidad de quienes nos rodean, de manera que contribuir a la felicidad de los demás significa contribuir a nuestra propia felicidad. Esa contribución es la bondad, una bondad compleja y manchada y ferozmente humana –no simple ni impoluta ni arcangélica–, esencialmente gozosa también, dado que no ignora que, aunque seamos seres egoístas y violentos, tenemos necesidad de los demás, y que esa necesidad no es una humillación ni una flaqueza, sino una fuente de alegría y una garantía de plenitud vital. a veces tiendo a pensar en secreto que la maldad es la forma más refinada de la estupidez, y la bondad, la forma más refinada de la inteligencia.



Ay, mi amor,
sin tí no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin tí mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad...
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.
Estribillo del romance de Curro el Palmo de Serrat


El chiste de cazador casado con joven  y el paraguas.



"La comedia avanza, a través de lo burdo y lo burlesco, hacia una meditación más sutil sobre el dolor del ser humano" Shakespeare.
la famosa frase de Puck: “¡Señor, qué tontos son estos mortales!”. Noche de Reyes

...si me despertara tras un largo sueño, /
me harían volver a dormir; y entonces, dormido, /
soñaría que las nubes se abrían y mostraban riquezas /
que caerían sobre mí, de tal forma que, al despertar, /
lloraría por soñar otra vez”.


"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).

Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...

 Joan Manuel Serrat.
 Aquellas pequeñas cosas,...
Uno se cree/
que las mató /
el tiempo y la ausencia. /
Pero su tren/
vendió boleto/
de ida y vuelta./
Son aquellas pequeñas cosas,/
que nos dejó un tiempo de rosas/
en un rincón,/
en un papel/
o en un cajón./
Como un ladrón/
te acechan detrás/
de la puerta./
Te tienen tan/
a su merced/
como hojas muertas/
que el viento arrastra/
allá o aquí,/
que te sonríen tristes y...

  Res no és mesquí
 A Josep Obiols (y la música a "Raimon" Obiols)
 Poema de Joan Salvat-Papasseit - Música de J.M. Serrat

Res no és mesquí, ni cap hora és isarda, ni és fosca la ventura de la nit. I la rosada és clara que el sol surt i s'ullprèn i té delit del bany: que s'emmiralla el llit de tota cosa feta. Res no és mesquí, i tot ric com el vi i la galta colrada. I l'onada del mar sempre riu, Primavera d'hivern - Primavera d'estiu. I tot és Primavera: i tota fulla, verda eternament. Res no és mesquí, perquè els dies no passen; i no arriba la mort ni si l'heu demanada. I si l'heu demanada us dissimula un clo perquè per tornar a néixer necessiteu morir. I no som mai un plor sinó un somriure fi que es dispersa com grills de taronja. Res no és mesquí, perquè la cançó canta en cada bri de cosa. -Avui, demà i ahir s'esfullarà una rosa: i a la verge més jove li vindrà llet al pit.

 NADA ES MEZQUINO

Nada es mezquino, y ninguna hora escabrosa,
ni es oscura la ventura de la noche.
Y el rocío es claro el sol sale y se fascina
y tiene deseo del baño que se maravilla
el lecho de toda cosa hecha.

Nada es mezquino, y todo rico como el vino
y la mejilla curtida.
Y la ola del mar siempre ríe,
Primavera de invierno -
Primavera de verano.
Y todo es Primavera:
y toda hoja, verde eternamente.
Nada es mezquino, porque los días no pasan;
y no llega la muerte ni habiéndola pedido.
Y si la habéis pedido os disimula un hoyo
porque para volver a nacer necesitáis morir.
Y no somos jamás un llanto
sino una fina sonrisa
que se dispersa como gajos de naranja.
Nada es mezquino, porque la canción canta
en cada brizna de cosa.
-Hoy, mañana y ayer se deshojará una rosa:
y a la más joven virgen
le vendrá la leche al pecho. (Al amor efímero)

Llegar a viejos.


Si se llevasen el miedo,
y nos dejasen lo bailado
para enfrentar el presente...
Si se llegase entrenado
y con ánimo suficiente...

Y después de darlo todo
- en justa correspondencia -
todo estuviese pagado
y el carné de jubilado
abriese todas las puertas...

Quizá llegar a viejo
Sería más llevadero,
Más confortable,
Más duradero.


Si el ayer no se olvidase tan aprisa...
Si tuviesen más cuidado en donde pisan...

Si se viviese entre amigos
que al menos de vez en cuando
pasasen una pelota...
Si el cansancio y la derrota
no supiesen tan amargo...



Joan Manuel Serrat)

Nada tienes que temer,
al mal tiempo buena cara,
la Constitución te ampara,
la justicia te defiende,
la policía te guarda,
el sindicato te apoya,
el sistema te respalda
y los pajaritos cantan
y las nubes se levantan.

Cruza los dedos,
toca madera.
No pases por debajo de esa escalera.
Y evita el trece
y al gato negro.
No te levantes con el pie izquierdo.

Y métete en el bolsillo
envuelta en tu carta astral
una pata de conejo
por si se quiebra un espejo
o se derrama la sal.

Y vigila el horóscopo
y el biorritmo.
Ni se te ocurra vestirte de amarillo.
Y si a pesar de todo
la vida te cuelga
el "no hay billetes"
recuerda
que pisar mierda
trae buena suerte.

Toca madera,
toca madera.
Cruza los dedos,
toca madera.

jueves, 23 de marzo de 2017

_--‘Sisu’, el efectivo remedio finlandés cuando la vida te golpea

_--Se trata de un término que engloba todo lo necesario para “tener agallas” en los momentos más complicados de tu existencia.


Si algo nos ha enseñado la crisis es la “perseverancia frente a la adversidad” que tenemos los españoles. De hecho, se podría decir que los españoles tenemos mucho ‘sisu‘, aunque se trate de una palabra que se utiliza para definir el carácter de los finlandeses. Sisu es un concepto con el que se identifica al pueblo finlandés y que tiene toda una construcción cultural en torno al mismo. Aunque no tiene una traducción literal, sería algo así como tener agallas en los momentos más complicados. Sin embargo la palabra “sisu” esconde diferentes significados, que unidos, podrían llegar a ser incluso una nueva filosofía de vida, que nos ayudaría a salir fortalecidos de los momentos de crisis.

Perseverancia y estoicismo:
La primera idea que queda clara del “sisu” es la perseverancia. Sobre esta idea la psicóloga Yolanda Cuevas, explica que es un valor difícil de encontrar en el mundo actual, “donde la impaciencia y la tecnología nos hacen quererlo todo ya”. Es por ello que no conseguir las cosas de forma inmediata acaba produciendo sufrimiento, sobre todo a las nuevas generaciones. En cambio, las personas con “sisu” son las que son capaces de perseverar con cabeza. “La perseverancia necesita de momentos de reflexión, de creatividad, que solo llegan si paras la máquina mental y das espacio a su reposo”. También supone trabajar la aceptación, que no la resignación, de las cosas que ocurren en el proceso. “Esta aceptación es clave para no dejarse llevar por la rumiación mental de emociones que se cronifican, restando energía y descentrando la atención de lo que sí funciona o depende de mí”.

Gestión del estrés:
Para conseguir sobrevivir a una situación adversa, no solo hay que tener perseverancia, también hay que ser capaz de hacer una gestión de la ansiedad, ante la incertidumbre y el estrés. Sobre este punto, Yolanda Cuevas explica en primer lugar que, si bien el estrés puede activarnos en un momento dado, “vivir estresado genera sentimientos de descontrol, de saturación y de no ser capaz de afrontar el día a día. La vida se vuelve demasiado dura, grande y pesada y se pierde la capacidad de disfrute”. Esto es así porque, según la experta, el estrés es mecanismo que nos ayuda a centrar todos nos esfuerzos ante una situación difícil, activando nuestro sistema circulatorio, respiratorio o los músculos, pero desactivando, para compensar el esfuerzo, el aparato reproductor, el sistema inmune y el sistema digestivo. Es por todo ello que no hacer una gestión del estrés que produce una situación complicada que si alarga en el tiempo puede acarrear “problemas relacionados con enfermedades del corazón, contracciones o lesiones musculares, problemas respiratorios, problemas para dormir, problemas sexuales, problemas para concebir, problemas digestivos y relacionados con la comida, o diferentes enfermedades al quedarse el sistema inmune al descubierto”.

Honestidad e integridad:
Tener “sisu” no significa mantenerse en las trece pase lo que pase, significa hacerlo para defender nuestros valores y lo que creemos que realmente merece la pena. Es por ello que la honestidad y la integridad son también dos cualidades básicas, no solo con los demás, sino sobre todo, con nosotros mismos. “Actuar cómo se piensa y siente, para no llevar una doble vida, es tener calidad humana”, añade Yolanda Cuevas. Algo que parece sencillo, pero que en los momentos difíciles no todo el mundo consigue.

Capacidad de resolución ante los conflictos:
Se da por hecho que una situación adversa en nuestra vida, bien sea una crisis económica, una enfermedad o la pérdida de alguien querido, van a aparecer conflictos que deberemos de afrontar. Las personas con “sisu” son aquellas que no rehúyen los problemas, sino que les buscan soluciones. Algo que va unido a una buena inteligencia emocional, según Cuevas, ya que tal y como desarrolla, “el conflicto es parte de la vida y por ello es clave aprender a gestionarlo con mente y corazón”. Porque resolver conflictos no consiste solo en enfrentarse a ellos, sino que también supone saber tomar las mejores decisiones. Es por ello que la experta insiste en que “desarrollar la capacidad de percepción es clave para sumergirte en el iceberg de cada situación, ya que quedarse con lo que se ve aparentemente o a primera vista no ayuda, si no que condiciona”.

Resiliencia:
Tener agallas en una situación crítica, no supone solo sobrevivir a la misma, sino saber recuperarse e incluso salir reforzado. “La resiliencia es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado por ellas de manera positiva”, conceptualiza el también psicólogo Miguel Ángel Rizaldos. Es decir, que no es sino el proceso por el que somos capaces de adaptarnos de la mejor manera posible a la adversidad. Esto no quiere decir que no suframos o sintamos angustia, ya que “el dolor y la tristeza es algo natural en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas”. Por ello el resiliente, aunque sufre, es capaz de salir del sufrimiento pese a los obstáculos. El experto aclara, además, que “las investigaciones han demostrado que la resiliencia puede ser natural al ser humano, y no algo extraordinario. Así que todas las personas podemos desarrollar resiliencia en una situación extrema”.

Ver más allá del momento:
Algo así como entender que después de la tormenta llega la calma, incluso después de tormentas muy largas. Cuando estamos sumergidos en un problema, no podemos ver más allá del mismo, pero la persona con “sisu” sabe ver más allá de las cosas y de lo obvio para darle perspectiva a su situación o a su problema. Según Rizaldos, “muchas veces no podemos evitar que ocurran circunstancias negativas que no dependen de nosotros, pero sí podemos manejar la manera en la que reaccionamos ante estas. En este caso, se trataría de considerar que el presente negativo, según como vino, se irá”. Volviendo al refranero, también podría aplicarse a no perder de vista aquello de que: “No hay mal que 100 años dure”.

Pasión por los ideales y metas:
Una persona con “sisu”, que se refuerza ante situaciones críticas, es la que tiene un verdadero convencimiento en lo que hace, o la que, dando un paso más, siente pasión por un proyecto o un ideal, que sigue defendiendo aunque las cosas se pongan complicadas. Sin embargo, Rizaldos aclara que para que la pasión no nos arrase, “hay que tener metas realistas, en relación con nuestros valores, con lo que queremos”. De esta forma, “se trata de hacer algo regularmente que nos dirija hacia nuestras metas, aunque en principio te parezca que es un paso pequeño. En vez de enfocar nuestros esfuerzos en objetivos que resultan muy difíciles, lo ideal es que consigamos centrarnos en las cosas que tenemos más probabilidad de lograr hoy y que se aproximen en la dirección hacia la cual queremos ir”.

Valentía y autoconfianza:
Para afrontar todos estos retos, desde luego, parece claro que hay que tener otras dos cualidades claras. Ser valiente, que no implica no tener miedo, sino precisamente saber enfrentarlo, y tener autoconfianza, es decir, confiar en que somos capaces de enfrentar esos temores. Miguel Ángel Rizalos apunta a que “tenemos que buscar oportunidades para descubrirnos a nosotros mismos”, porque en las situaciones difíciles es cuando más se aprende de no solo de los demás, sino de nuestra propia persona. De esta forma, será cuando tengamos un mayor crecimiento personal. “Está demostrado que un porcentaje significativo de las personas que han experimentado tragedias y situaciones difíciles, han mejorado en el manejo de sus relaciones personales, han tenido un incremento en la fuerza personal aun cuando se sienten vulnerables, la sensación de que su autoestima ha mejorado, una espiritualidad más desarrollada y una mayor apreciación de la vida”.

Fuente: http://smoda.elpais.com/belleza/sisu-finlandia-superar-adversidades/

jueves, 23 de febrero de 2012

TOCA MADERA

(Joan Manuel Serrat)

Nada tienes que temer,
al mal tiempo buena cara,
la Constitución te ampara,
la justicia te defiende,
la policía te guarda,
el sindicato te apoya,
el sistema te respalda
y los pajaritos cantan
y las nubes se levantan.

Cruza los dedos,
toca madera.
No pases por debajo de esa escalera.
Y evita el trece
y al gato negro.
No te levantes con el pie izquierdo.

Y métete en el bolsillo
envuelta en tu carta astral
una pata de conejo
por si se quiebra un espejo
o se derrama la sal.

Y vigila el horóscopo
y el biorritmo.
Ni se te ocurra vestirte de amarillo.
Y si a pesar de todo
la vida te cuelga
el "no hay billetes"
recuerda
que pisar mierda
trae buena suerte.

Toca madera,
toca madera.
Cruza los dedos,
toca madera.

Nada tienes que temer...
Arriba los corazones...
Nada tienes que temer
pero nunca están de más ciertas precauciones.

Cruza los dedos,
toca madera.
No pases por debajo de esa escalera.
Y evita el trece
y al gato negro.
No te levantes con el pie izquierdo.

Que también hacen la siesta
los árbitros y los jueces.
Con tu olivo y tu paloma
camina por la maroma
entre el amor y la muerte.

Y vigila el horóscopo
y el biorritmo.
Ni se te ocurra vestirte de amarillo.
Y si a pesar de todo
la vida te cuelga
el "no hay billetes"
recuerda
que pisar mierda
trae buena suerte.

Toca madera,
toca madera.
Cruza los dedos,
toca madera.

Y ajústate los machos,
respira hondo,
traga saliva,
toma carrera,
y abre la puerta,
sal a la calle,
cruza los dedos,
toca madera.

Toca madera,
toca madera.
Cruza los dedos,
toca madera.