sábado, 11 de noviembre de 2023

La carta que muestra que el papa Pío XII probablemente conocía el exterminio nazi de los judíos en 1942 (antes de lo que admite el Vaticano)

Pío XII

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Pío XII fue el sumo pontífice de la Iglesia católica desde 1939 hasta 1958. 

 Una carta recientemente descubierta sugiere que el papa Pío XII, durante la Segunda Guerra Mundial, recibió información detallada por parte de un jesuita alemán de confianza, según la cual hasta 6.000 judíos y polacos eran asesinados en cámaras de gas cada día en la Polonia ocupada por los alemanes.

Eso es significativo porque entra en conflicto con la posición oficial que ha mantenido la Santa Sede de que en ese momento la información con la que contaba la Iglesia sobre las atrocidades que estaban cometiendo los nazis era vaga y no estaba verificada.

La carta fue descubierta por el archivista del Vaticano Giovanni Coco y fue publicada el domingo en en el periódico italiano Corriere della Sera con la aprobación de funcionarios de la Santa Sede y con el título “Pío XII lo sabía”.

Fechada el 14 de diciembre de 1942, la epístola fue escrita por el padre Lother Koenig, un jesuita que formaba parte de la resistencia antinazi en Alemania, y estaba dirigida al secretario personal del Papa en el Vaticano, el padre Robert Leiber.

La carta hace referencia a tres campos nazis —Belzec, Auschwitz y Dachau— y sugiere que hay otras cartas entre Koenig y Leiber que o bien han desaparecido o aún no se han encontrado.

Para Coco, “la novedad e importancia de este documento deriva de que ahora tenemos la certeza de que la Iglesia católica en Alemania envió a Pío XII noticias exactas y detalladas sobre los crímenes que se estaban perpetrando contra los judíos”. Y por tanto el Vaticano “tenía información de que los campos de trabajo eran realmente fábricas de muerte”.

El historiador David Kertzer, autor de varios libros sobre el papa Pío XII y su papel en la guerra, le dijo a la BBC que lo novedoso de la carta es que “habla específicamente de los crematorios, de miles de judíos que eran arrojados a los hornos cada día”.

Y por otro lado, que fue presentada por un archivista del Vaticano.

“Me parece que muestra un esfuerzo en el Vaticano o al menos en partes del Vaticano por comenzar a aceptar esta historia”, agregó.

Pío XII

Pío XII

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Pío XII (antes de convertirse en Papa) saliendo del palacio presidencial de Berlín en 1927.

Documentos desclasificados

La carta se encontraba entre los documentos que hasta hace poco se guardaban de forma desordenada en la Secretaría de Estado del Vaticano, según Coco.

Para Suzanne Brown-Fleming, directora de Programas Académicos Internacionales en el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos en Washington, que estos archivos se den a conocer muestra que el Vaticano se estaba tomando en serio la declaración del papa Francisco de que "la Iglesia no tiene miedo de la historia".

Francisco ordenó que los archivos de guerra se abrieran en 2019.

“Hay tanto un deseo como un apoyo a que se evalúen cuidadosamente los documentos desde una perspectiva científica, ya sea favorable o desfavorable (para el Vaticano) lo que los documentos revelan”, añadió Brown-Fleming.

“Con la apertura de los archivos vaticanos de este periodo hace tres años, hemos desenterrado una variedad de documentos que muestran lo bien informado que estaba el Papa sobre los intentos nazis de exterminar a los judíos de Europa desde el momento en que se pusieron en marcha”, le dijo Kertzer a la BBC.

“Esta es sólo una pieza más”, concluye.

Kertzer añade que, más que lo que han revelado esos documentos, “lo que ha dañado la reputación del Vaticano es su negativa a enfrentar esta historia con ojos claros”.

La disputa sobre el legado de Pío XII


Pío XII

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En 2009, Pío XII fue declarado Venerable junto al papa Juan Pablo II.

El documento que se acaba de conocer probablemente alimentará el debate sobre el legado de Pío XII y su controversial (o controvertida?)  campaña de beatificación, que actualmente se encuentra estancada.

Sus partidarios siempre han insistido en que el pontífice trabajó de maneras concretas detrás de escena para ayudar a los judíos y que no habló para evitar que empeorara la situación de los católicos en la Europa ocupada por los nazis.

Sus detractores afirman que por lo menos le faltó valor para dar a conocer la información que tenía a pesar de las peticiones directas de las potencias aliadas que luchaban contra Alemania.

Uno de los libros de Kertzer, además, reveló una larga y secreta negociación entre Hitler y Pío XII para alcanzar un acuerdo de no agresión.

Al final, la evidencia indica que el papel de Pío XII en la Segunda Guerra Mundial es ambiguo. Aunque consideraba que el nazismo era un movimiento político pagano que maltrataba a los católicos, no fue un Papa particularmente incómodo para el Tercer Reich.

Y tampoco denunció con claridad el exterminio judío, aunque quizás tenía conocimiento de la barbarie que estaba ocurriendo.

viernes, 10 de noviembre de 2023

Angus Deaton sobre la desigualdad: «La guerra contra la pobreza se ha convertido en una guerra contra los pobres»

El premio Nobel y autor del nuevo libro «Economics in America» sostiene que los economistas deben volver a servir a la Sociedad.
 
Cuando Angus Deaton llegó a EE UU hace cuatro décadas, imaginó que tenía algo que decir sobre la desigualdad económica y cómo abordarla que los estadounidenses querrían escuchar. En cambio, las grandes mentes económicas de la época le mandaron callar.

Angus Deaton

_- Entrevista a Núria Almiron, Luis Albornoz y Ana Segovia autoras de Grupo Prisa: Media Power in Contemporary Spain La banca sostiene a El País con una deuda impagable

_- Fuentes: Diario Octubre


El Grupo Prisa es una empresa multimillonaria, con una importante proyección americana, que se ve controlada cada vez más por bancos y fondos de inversión extranjeros. Aun así, “está lejos de desvincularse del legado franquista” y no se puede entender sin tomar en cuenta “la turbulencia y las disfunciones que ha experimentado el sistema mediático español desde la recuperación de la democracia”. Esto lo afirman Luis Albornoz, Ana Segovia y Núria Almiron en Grupo Prisa: Media Power in Contemporary Spain (El poder mediático en la España contemporánea), que acaba de publicar la prestigiosa editorial londinense Routledge en una colección dedicada a “gigantes” mediáticos internacionales.

El libro, escrito para un público angloparlante no necesariamente versado en las cosas de España, narra la accidentada historia de Promotora de Informaciones, S.A., fundada en 1972 y creadora, cuatro años después, del diario El País. También analiza la profunda transformación que ha vivido Prisa en la última década y media, periodo caracterizado por el peso nefasto de una deuda impagable; la venta de ramas importantes de la empresa; varias oleadas de despidos masivos; y la marginación de los mandatarios originales –la familia Polanco y Juan Luis Cebrián– a favor de poderes financieros españoles e internacionales.

Profesores de Periodismo y Comunicación los tres, Luis Albornoz (Buenos Aires, 1967) enseña en la Carlos III, Ana Segovia (Madrid, 1972) en la Complutense y Núria Almiron (Sabadell, 1967) en la Pompeu Fabra. La entrevista se realiza por videoconferencia, a cuatro voces.

Su libro está escrito en inglés para un público extranjero. ¿Hay algo que pudiera aprender de él un lector medio de El País o una oyente habitual de la Cadena Ser?

Luis Albornoz: Ofrecemos una perspectiva novedosa, también para lectores españoles: una visión de Prisa panorámica, crítica, desde la economía política. Y si bien hay bastantes libros sobre El País, no hay casi nada escrito sobre Santillana Ediciones, aunque ha sido una parte central de la empresa. De hecho, hoy Santillana es considerada la joya de la corona por los ingresos que da. Pero esa parte de la investigación la hemos tenido que realizar a golpe de hemeroteca.

Ana Segovia: También desmenuzamos con detalle la estructura de la propiedad de Prisa desde sus comienzos. Aunque es un tema que se ha cubierto bastante en los últimos años, puede que a un lector medio español le sorprenda la mescolanza muy diversa de ideologías políticas representadas en el grupo fundador.

Ese grupo fundador ha desaparecido casi por completo del organigrama. Empresas como Prisa están cada vez más controlados por la banca y fondos de inversión internacionales.

Núria Almiron: El interés principal de una empresa que acaba financiarizada ya no es, desde luego, el periodismo. Tiene la cabeza en otros sitios. Esto se manifiesta de formas distintas. A nivel de redacción, se ve que el afán de lucro impide dedicar los recursos necesarios para hacer un periodismo de calidad e independiente que elija sus propios temas y tenga cierto margen de confianza a la hora de cubrir fraudes financieros o bancarios. Yo publiqué un libro sobre uno de los grandes fraudes del sistema bancario español en el que estuvo implicada toda la banca pero especialmente el Banco de Santander. Al revisar la hemeroteca, me quedó muy claro que en la cobertura en El País hubo manipulaciones realizadas para minimizar el daño a la imagen del banco.

Esto ocurre en otros grupos mediáticos también, ¿no? David Jiménez y otros han contado casos de censura directa –llamadas a la redacción desde los despachos de bancos, empresas o ministerios– y patrones de autocensura internalizados. En los últimos años ha salido todo un anecdotario en ese sentido. Lo que intentan hacer ustedes, me parece, es desvelar las estructuras que ayudan a explicar esas anécdotas.

Núria Almiron: Por algo somos economistas políticos.

Luis Albornoz: David Jiménez da un retrato fantástico de lo mal que está funcionando el periodismo en España. Porque, lamentablemente, lo que ocurre con el Grupo Prisa, donde la financiarización erosiona la independencia de los medios, también se da en los otros grupos de comunicación.

¿Esa promiscuidad entre poderes políticos, económicos y mediáticos se da solo en España?

Luis Albornoz: En el libro subrayamos, en ese sentido, la importancia de la relación con la política del otro lado del Atlántico, de México hasta Argentina. No es casual que una de las primeras cosas que hace Macri, el presidente argentino, sea visitar España y que, en esa visita, se reúna con los directivos del Grupo Prisa. Su sucesor, Alberto Fernández, visitó España incluso antes de ser proclamado presidente e hizo lo propio.

El control de los grupos mediáticos en España no solo ha pasado a bancos e inversores, sino que algunos de los medios más importantes del país son propiedad de empresas extranjeras –italianas, por ejemplo–.

Núria Almiron: El control de los poderes financieros sobre los medios es algo que sucede en todas partes. Pero en España ocurre, además, otra cosa: los medios de comunicación adolecen de un déficit democrático importantísimo. Es el mismo déficit del que adolece el país entero, que parte de una transición mal hecha. El régimen fascista se mantuvo en el corazón no solo de la democracia sino en toda la estructura empresarial, incluida la del diario El País, por más progresista que pareciera. Si agregamos a esto el hecho de que El País y el Grupo Prisa tuvieron al mando durante décadas a una persona proveniente de ese origen no democrático, como lo fue Juan Luis Cebrián, no creo que el problema central sea la pérdida de control por el influjo de capital de fuera. Importa más el hilo de control con ese ideario inicial de la empresa. Es paradójico, pero el capital financiero no tiene nacionalidad o ideología, más allá del principio neoliberal de ganar el máximo de dinero a costa de lo que sea. El capital no parte de favoritismos políticos. A pesar de ello, el Grupo Prisa ha tenido claramente unas direcciones políticas que no tienen nada que ver con su capital financiarizado. A diferencia del resto de Europa, en España, todo el sistema mediático ya venía sufriendo de un déficit democrático interno.

Cuando habla de un déficit democrático, ¿se refiere al funcionamiento interno de los medios o a la forma en que estos comprenden la democracia y su función dentro de ella?

Núria Almiron: Me refiero a ambas cosas, pero sobre todo a lo segundo: a los tabúes que no se tocan, como la monarquía o la unidad de España. O para volver al tema bancario, la misma crisis del 2007-2008. Ningún medio mainstream la ve venir o la quiere ver venir. No puede ser de otra manera porque los medios, con Prisa a la cabeza en España, forman parte del sistema financiarizado que la causa. ¿Y qué ocurre después? El Estado salva a la banca –los principales actores que provocan la crisis– con el apoyo de los medios mainstream, de nuevo con Prisa a la cabeza en España. Prisa forma parte del deep state en España.

Ana Segovia: Al hilo del relevo reciente de la dirección del periódico y de lo que se prevé en la próxima junta de accionistas, sorprende que en el seno de Prisa siga habiendo dos referentes industriales muy fuertes que tienen mucho peso dentro del Consejo de Dirección, aunque sus acciones son relativamente pocas. Uno es el Grupo Santander, que con la enorme cantidad de dinero que le tiene prestado a Prisa podría controlar muchas más acciones. Y otro es el Grupo Telefónica, al que se ha recurrido cuando ha hecho falta. Se ve que, más allá de lo financiero, siguen funcionando las redes clientelares de la élite económica del país.

Luis Albornoz: Ese lector medio del que hablamos antes quizá no tenga una conciencia muy clara de lo internacionalizada que está la propiedad del Grupo Prisa. Tanto El País como la Cadena SER siguen siendo vistos como medios españoles ligados a los círculos de poder de Madrid. La gente tiene la idea de que, muerto Polanco y desplazado Cebrián, los bancos españoles se han hecho con Prisa. Pero la verdad es que el capital nacional es muy minoritario.

Aunque parece que ese capital minoritario todavía lleva la voz cantante en algunos asuntos.

Ana Segovia: Bueno, hay choques importantes. No se puede olvidar que quien consigue dar la patada a Cebrián es Joseph Oughourlian, el fundador de Amber Capital, que tiene casi el 30% de las acciones.

Núria Almiron: La verdad es que, en lo que respecta al control de una empresa, el accionariado es un valor relativo. Porque cuando debes cientos y cientos de millones de euros, como los debe Prisa todavía, el que tiene el control real es la entidad a la que debes ese dinero.

En su libro, describen el nombramiento de Gallego-Díaz en 2018 como un “un giro ideológico por razones comerciales” pensado para recuperar lectores. El relevo de estas últimas semanas, ¿obedece también a motivos comerciales, o más bien políticos?

Luis Albornoz: Gallego-Díaz fue la primera mujer en ocupar la dirección del periódico y la persona que, con mucho, menos tiempo lo ha ocupado en los más de 40 años del diario. Ella ha dicho que ha cumplido con su mandato de dos años. Eso me ha sorprendido porque no recordaba haber leído en ninguna parte que lo asumiera por solo 24 meses. Entiendo que el cambio se debe a peleas internas entre grupos de accionistas. Pero no creo que responda a un giro político-ideológico en busca de un nicho de lectores determinado ahora que la web del diario ha pasado a un modelo de pago.

La trayectoria del Grupo Prisa que pintan en el libro tiene bastante potencial dramático: cuentan un relato de ascenso y caída que daría para una buena película. De hecho, es tentador ver la historia de la empresa encarnada en una figura central como la de Cebrián. En ese marco, la ruina cabría achacarla a alguna debilidad fatal suya: la soberbia, por ejemplo, o la codicia. Explicar la historia de la empresa mediante un drama biográfico de ese tipo, ¿sería una falacia?

Luis Albornoz: En el libro hemos intentado evitar, precisamente, hacer la película de Cebrián. O, puestos a hacer películas, la de Polanco, porque cabría preguntarse quién sería más digno del papel protagonista. Si te circunscribes a El País es Cebrián, sin duda. Pero para el Grupo Prisa, la figura definitoria es la de Polanco. De todas formas, nosotros, como economistas políticos que somos, huimos automáticamente de un enfoque así en las figuras heroicas centrales. Por la misma razón, nos dedicamos a desmontar mitos como el de la salida del diario en el 23-F –sin ignorar el peso simbólico que tuvo, pero tampoco sin dejar de constatar cómo El País/Prisa supo capitalizar ese acontecimiento–. De modo similar, insistimos en que la expansión transatlántica de El País se inscribe en un movimiento más grande de empresas españolas hacia América. Pero claro, si hicieras una película sobre el Grupo Prisa enfocándola en Cebrián o Polanco, sería buenísima.

Núria Almiron: A ver, analicemos bien de qué estamos hablando. ¿Cuáles han sido los problemas principales de Prisa? Uno de los más importantes es la enorme deuda que se generó. ¿Cómo? Esencialmente por una fiebre compradora pero, sobre todo, por una inversión monumental en lo  audiovisual. Y esa apuesta es la de Cebrián. Es él quien apuesta por Sogecable, por Canal Plus, etcétera. Y eso es lo que lleva a la empresa a una deuda de cinco mil millones de euros. Es verdad, por tanto, que ese señor tiene un protagonismo enorme. Y no precisamente de héroe, en absoluto, sino de alguien que no está jugando con su dinero. Esto es lo que les pasa a los grandes magnates: apuestan a lo alto con el dinero de otros. Esa ambición por construir un emporio audiovisual es Cebrián puro, porque Polanco eso no lo entendía.

Ana Segovia: Para mí, Jesús Polanco sigue siendo la figura central. En 2007 y 2008 se da una tormenta perfecta. Se muere Polanco, y poco después fallece la que iba a ser su heredera –su hija Isabel–. Se produce la crisis financiera global. Y, para colmo, la apuesta por lo audiovisual no tiene los resultados esperados.

Su libro deja claro que la Gran Depresión fue un golpe de gracia, pero que la situación económica de Prisa ya era insostenible antes de que estallara la crisis mundial.

Núria Almiron: Es que la empresa estaba ya en quiebra técnica. Y ahí sigue actualmente, en una quiebra técnica de manual, por más que haya podido reducir su deuda. Si no quiebra, es porque sus deudores no quieren.

Además de capital económico, El País ha sido un gran generador de capital cultural, como referente del rigor periodístico en España, pero también por su compromiso expreso con los valores democráticos.

Luis Albornoz: Es verdad que Prisa, a través de El País, pudo generar capital muy rápidamente. Es que El País jugó sus cartas muy bien al principio. Se vio con un escenario vacío –el escenario del postfranquismo– y supo ocupar un lugar central en él. Ahora bien, lo que forja desde allí no es solo capital cultural y económico sino también político. Esto es muy importante. Porque lo que le ha permitido a Prisa sobrevivir a pesar de estar en quiebra técnica es precisamente ese capital político. En esas primeras décadas, es difícil separar esas diferentes formas de capital que genera la empresa. Quizá sea solo ahora que podemos verlas como dimensiones diferenciadas.

Ustedes citan El País o la referencia dominante, coordinado por Gérard Imbert y José Vidal Beneyto en 1986.

Luis Albornoz: Ese libro da una buena idea del momento en que El País logra construirse como un actor central de la nueva España democrática. Allí Prisa comienza ese juego especular, identificando al periódico El País con el país, es decir, con la misma España.

La historia de la empresa desde entonces, ¿cabe resumirse como un largo intento por convertir ese capital cultural y político en capital económico crudo?

Ana Segovia: Durante todos los años ochenta, la gente considera El País –y a Cebrián como su director– el adalid del periodismo en España. Pero si nos fijamos, ya en 1983 Prisa cambia sus estatutos para convertirse en una empresa que no se dedica solo a las noticias, sino que se puede dedicar a cualquier actividad económica. Y, en efecto, una vez que se liberaliza el mercado de los medios en España y se empiezan a repartir licencias de televisión y de radio, Prisa utiliza el capital simbólico que ya tiene acumulado para perseguir beneficios económicos. A partir de entonces, el objetivo periodístico lo dejan refugiado en El País o la SER. Pero el objetivo central es el de la rentabilidad.

Núria Almiron: Bien mirado, fueron pocos los años en que tuvieron solo una misión periodística.

Señalan ustedes también que Prisa muy pronto se convierte en generador activo de capital cultural por cuenta propia. Organiza encuentros para la élite política y económica; crea toda una serie de premios (que no duda en otorgar a sus propios colaboradores); y a través de Alfaguara y Babelia ayuda a definir el canon literario español y latinoamericano. Ese poder de conferir prestigio, ¿se ha erosionado en los últimos años?

Núria Almiron: Depende de dónde vivas en España. En Catalunya, El País ha vendido muy poco siempre pero ahora no vende nada. El Grupo Prisa aquí representa lo peor de la prensa española. En Madrid es distinto.

Luis Albornoz: Me parece que también en Madrid se ha erosionado. Pero en realidad ese proceso ha afectado a todas las instituciones símbolos de la Transición, desde la propia RTVE hasta la monarquía. En cuanto a Prisa, no solo se ha erosionado la institución sino también sus hombres y mujeres. Cebrián es el representante de una generación a la que se le acabó el tiempo.

¿A qué se debe?

Luis Albornoz: Es difícil decirlo. El revisionismo de los últimos años ha contribuido, pero hay otros factores. Si entrevistas a los jóvenes hoy, ves que su consumo informativo-cultural está completamente alejado del mundo Prisa que ha sido constitutivo de toda una generación.

Ana Segovia: Hay momentos puntuales, como esa portada con una supuesta foto de Hugo Chávez intubado o la salida de Ignacio Echevarría por una reseña literaria crítica. Pero también han influido la digitalización de los medios y el auge de la posverdad.

Después de vender sus empresas audiovisuales y sus editoriales literarias, Prisa ha venido apostando por lo que llaman ustedes “la joya de la corona”, que es Santillana: una empresa educativa cuyos ingresos dependen de las buenas relaciones con los gobiernos, sobre todo latinoamericanos, con los que firman contratos lucrativos. En esta vuelta al negocio seguro, cuasi monopolístico, que es el mercado educativo –recordemos que Polanco se convirtió en el productor principal de libros de texto durante el franquismo–, ¿qué función les queda dentro del grupo para medios periodísticos como El País o la Cadena SER? Desde el punto de vista de los inversores, ¿ya solo sirven como una especie de lobby al servicio de los otros negocios de la empresa? Núria Almiron: Pero esto ha sido siempre así, ¿no? Es verdad que El País antes no perdía dinero –ahora supongo que sí– pero el dinero seguro desde siempre ha sido el que generaba la editorial. Tener un medio de comunicación es lo que te permite tener influencia política.

Ana Segovia: Santillana siempre ha sido una base fundamental. No es casual que, cuando Prisa salió a bolsa, primero integrara Santillana al grupo. Eso para los accionistas generaba un valor más estable.

Luis Albornoz: Como dice Núria, El País antes daba dinero, incluso cuando se expandió internacionalmente. Ahora, que ha dejado de darlo, queda simplemente más expuesta su función de lobby, de brazo político. Si no, ¿por qué mantener algo que genera pérdidas, y más en este clima neoliberal en que vivimos?

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jueves, 9 de noviembre de 2023

El curioso origen de la palabra “idiota” (y por qué hay quienes creen que valdría la pena recuperarlo)

 

Palabra 'idiota' en griego
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Idiota, en griego.



El analfabeto político

Bertolt Brecht

El peor analfabeto

es el analfabeto político.

No oye, no habla

ni participa en los acontecimientos políticos.

No sabe que el coste de la vida,

el precio de las judías,

del pescado, de la harina,

del alquiler, de los zapatos

y de las medicinas

dependen de decisiones políticas.

El analfabeto político

es tan asno que se enorgullece

y saca pecho diciendo

que odia la política.

No sabe el imbécil que

de su ignorancia política

nace la prostitución,

el niño abandonado, el atracador

y el peor de todos los bandidos:

el político delincuente,

canalla, corrupto

y lacayo de las empresas nacionales

y multinacionales.

Ese analfabeto político del poema que se le atribuye al dramaturgo alemán Bertolt Brecht es, en otras palabras, un idiota, en su significado casi original.

La palabra 'idiota' viene del griego ἰδιώτης idiṓtēs y originalmente no era un adjetivo irrespetuoso, despectivo ni insultante.

Tampoco tenía ninguna relación con la inteligencia de la persona a la que se refería.

Se usaba para referirse a alguien promedio o un ciudadano privado, a diferencia de un erudito o alguien que actuaba en nombre del Estado u ocupaba un cargo público.

Pero como los griegos valoraban mucho la participación cívica, reconociendo que sin ella la democracia colapsaba, se esperaba que todos los ciudadanos estuvieran interesados, y versados, ​​en los asuntos públicos. O sea, que no fuera idiotas.

Mantenerse al margen de la vida pública era un signo de ignorancia, de falta de educación, de desinformación y de abandono del deber.

Quien no contribuía en los debates, declaró Pericles, el gran estadista de Atenas, era considerado "no como falto de ambición sino como absolutamente inútil”.

Es en ese contexto que, con el tiempo, idiṓtēs comenzó a adquirir una connotación negativa, y a transformarse en un término de reproche y desdén.

Vivir sólo una vida privada no era ser plenamente humano.

"Si la conducta y el discurso de un hombre dejaban de ser políticos, se volvían idiotas: egocéntricos, indiferentes a las necesidades de su prójimo, inconsecuentes en sí mismos", explica Christopher Berry en su libro "La idea de una comunidad democrática".

Y esa clase de idiotez era quizás más grave que la que resultó de la metamorfosis que había empezado y llevaría a la palabra a convertirse en lo que dice ahora la Real Academia:

1. adj. Tonto o corto de entendimiento. U. t. c. s. U. t. c. insulto.

2. adj. Engreído sin fundamento para ello. U. t. c. s.

De la política a la medicina

Acrópolis, Atenas 
Acrópolis, Atenas

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En la antigua Grecia, participar en política era crucial.

Tras transformarse en un término peyorativo para quien renunciaba a participar en la política que le afectaba, fue pasando a ser uno que denominaba a alguien ignorante, burdo y sin instrucción.

Con esa interpretación, llegó en el siglo III al latín, y de ahí a otras lenguas.

Aunque el significado político sobrevivió durante un tiempo, a medida que la cultura y las tradiciones de la antigua Grecia quedaron atrás, el nuevo significado lo reemplazó.

Luego otro hecho lo aferraría aún más al significado actual.

A principio del siglo XX, los psicólogos franceses Alfred Binet y Theodore Simon crearon la primera prueba de inteligencia moderna, que calculaba el cociente intelectual en función de si los niños podían realizar tareas como señalarse la nariz y contar centavos.

Los psicólogos se enamoraron tanto de la naturaleza científica de las pruebas que crearon sistemas de clasificación.

Cualquiera con un cociente intelectual superior a 70 se consideraba "normal", y con más de 130, "superdotado".

Para tratar con personas con CI menor de 70, inventaron una nomenclatura.

Un adulto con una edad mental menor de 3 años fue etiquetado como “idiota”; entre 3 y 7, de “imbécil”; y entre 7 y 10, de “débil mental”.

"Idiota" se convirtió entonces en un término técnico usado en contextos legales y psiquiátricos.

Utilizar ese vocablo, así como ocurrió con el latino 'imbécil' para denominar grados de minusvalía psíquica, llevó a que acabara también siendo un insulto que hace referencia a las dotes mentales del insultado.

En algunas culturas, "idiota", así como "imbécil", se dejó de usar en la medicina unas décadas más tarde por considerarse ofensivo.

En español, no obstante, idiotismo o idiocia sigue apareciendo en la RAE como el nombre de un tipo de discapacidad intelectual:

1. f. Med. Trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o adquirida en las primeras edades de la vida.

De ahí que un idiota también signifique...

4. adj. Med. Que padece de idiocia. U. t. c. s.

Tres vidas


Dibujo y texto escrito a mano por Dostoevsky
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Dibujo y texto escrito a mano por Dostoyevsky.

"El idiota" del autor ruso Fiódor Dostoyevski era el príncipe Myshkin, y lo llamaban así por su humildad, honestidad y amabilidad en una sociedad de farsantes e intrigantes falsos. (Dibujo y texto escrito a mano por Dostoyevsky).

A pesar de tan deslucida historia, desde el siglo XIX ha habido pensadores que abogan por que se use la palabra más ampliamente, pero eso sí, recuperando su significado original.

Uno de ellos es Walter C. Parker, profesor emérito de la Universidad de Washington, para quien esa antigua etimología puede ser una herramienta valiosa para una comprensión contemporánea de la democracia y la ciudadanía.

Parker, que se dedica a la educación cívica, le explicó a BBC Mundo que su propósito es ayudar a los individuos en la transición de ese mundo privado de familia y parentesco al mundo público de gobierno, una transición crucial pues "en las democracias liberales es el pueblo el que gobierna".

"En ese sentido, podemos volver a Aristóteles hace 2.000 años, a quien suelo citar cuando escribo sobre idiotez. Para él, un idiota es aquel cuya vida privada es su única preocupación, alguien que no toma iniciativa en política.

"Son personas inmaduras, con un desarrollo truncado, que pueden tener una vida social, pero no una vida pública.

"Así que hay una vida privada, una social y vida pública, y para ser un individuo floreciente y prosperar se necesitan las tres".

Pero, ¿cómo podemos distinguir entre social y público?

Para Parker, quien mejor lo ha pensado desde Aristóteles ha sido la historiadora y filósofa Hannah Arendt.

"Básicamente dice que todos podemos tener una vida social -con nuestros amigos y familiares, redes sociales, trabajo, juego-, sin necesariamente tener una vida pública.

"Una vida pública es una vida política".

"El ideal de la democracia liberal es que nosotros, el pueblo, participemos, estableciendo el gobierno y creando las reglas según las cuales viviremos juntos sin desgarrarnos, y trataremos de defendernos del tipo de vida pública que no queremos".

"Pero el idiota rechaza todo eso. Simplemente se entierra en su vida privada y en su vida social, con lo que arriesga que seamos gobernados por quienes menos deseamos", como ya advertía en "La República" el filósofo ateniense Platón.

Por eso Parker quiere rescatar el significado original del término.

"Porque nos sirve para hablar de lo que significa desarrollar una voz política", dice.

"No podemos ser idiotas"

Es crucial expresar y escuchar opiniones políticas.

Todo comienza en la escuela, opina Parker.

"En la enseñanza, hay que promover el debate de temas públicos controvertidos con otras personas, cuyas opiniones sean afines o no".

"Eso no importa".

"Que las opiniones de alguien te gusten o no es importante en la vida social, pero no en la pública, en la que tenemos que conectarnos y relacionarnos y hablar y escuchar a otras personas sin importar si coinciden contigo.

"El propósito de la educación cívica es apuntalar la democracia liberal, que está en peligro hoy día en todo el mundo, incluso en Estados Unidos, como hemos visto con el trumpismo", afirma el experto.

Ese intercambio de opiniones tan importante en las últimas décadas tiene a menudo lugar en las redes sociales, que sirven como espacio de discusión, pero pueden ser una caja de resonancia de mentiras e información destructiva para la sociedad democrática.

"Siempre existe el peligro de que el idiota lleve su idiotez a la esfera pública, para usar los términos que estamos usando en el contexto en el que estamos hablando", explica Parker.

Pero algo también "terrible", lamenta el académico, es la indiferencia.

Se ha documentado que las nuevas (y ya no tan nuevas) generaciones no están interesadas en sucesos de actualidad.

A pesar de vivir en un mundo en el que más gente que nunca tiene los medios para acceder a la información, optan por no prestar atención. Sencillamente no les importa.

"Efectivamente estamos recibiendo cada vez más investigaciones que muestran que los jóvenes tienen una vida privada y social activa, pero no una vida pública.

"Y eso es un semillero muy peligroso para la demagogia", explica.

Aristóteles argumentaba que la demagogia puede llevar a la elección de demócratas que terminan convertidos en tiranos.

Ahora: exaltar la vida pública no va en detrimento de las dos otras esferas, aclara Parker.

"El objetivo de reclamar el término idiotez no es negar o descartar de ninguna manera la importancia de la vida privada o social, que son tan cruciales para nuestro florecimiento como seres humanos".

"Ahí es donde existe nuestra familia, nuestros amigos y nuestro trabajo".

"Pero la persona pública es el eslabón perdido, si se quiere, para hacer posible que vivamos juntos en sociedad con nuestras diferencias intactas".

Es en esa vida pública, señala, donde aprendamos a tratar con extraños con diferentes ideologías en diferentes culturas.

"El propósito es elaborar un modus vivendi, del latín, una forma de vivir que nos permita prosperar juntos sin matarnos unos a otros.

"Tenemos que cultivar el yo público y, para lograrlo, no podemos ser idiotas".

https://www.bbc.com/mundo/articles/cw0w0l732ego

El pueblo de EE.UU. que se rebeló contra la avalancha de influencers que buscaban la foto perfecta de sus bosques otoñales

 Granja rodeada de árboles con colores otoñales


La granja Sleepy Hollow Farm es uno de los sitios más fotografiados de Vermont

Suzanne Podhaizer

BBC Travel

6 noviembre 2023

Cuando hordas de fotógrafos comenzaron a llegar a una pequeña comunidad rural para capturar sus vibrantes colores otoñales, los residentes locales decidieron defenderse y ganaron.

Al entrar en la localidad de Pomfret, en el estado de Vermont, en el este de Estados Unidos, uno queda inmediatamente impactado por su belleza bucólica.

Desde el norte, Howe Hill Road serpentea cuesta abajo en una serie de curvas suaves y cada una revela verdes campos de cultivo salpicados de ovejas o franjas de bosque en las que las hojas otoñales rojas y anaranjadas se aferran a las ramas.

En una casa, un árbol cargado de manzanas se inclina sobre un muro de piedra meticulosamente mantenido, cuya parte superior está llena de frutas en descomposición.

A principios de octubre, más de la mitad de los automóviles que circulaban por esta ciudad de 900 habitantes tenían placas de otro estado.

Un vehículo, de Florida, se detuvo abruptamente en una carretera con un límite de velocidad de 45 millas por hora (72 km), bloqueando uno de dos carriles.

¿La razón? Tomar una fotografía del silo de una granja con un telón de fondo de hojas de otoño.


Poblado de Pomfret rodeado de bosques con colores otoñales

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Cada otoño, admiradores de los colores otoñales de todo el mundo llegan hasta el poblado de Pomfret, en el estado de Vermont.


Con un simple puñado de negocios (una tienda de artículos generales, un centro de arte con una galería y un teatro, y algunas granjas donde puedes elegir manzanas o calabazas), Pomfret es generalmente un lugar tranquilo.

Pero en otoño, cuando los "observadores de hojas" de todo el mundo descienden a las colinas de la región y a los pequeños pueblos para presenciar el follaje caleidoscópico, todo eso cambia.

Hasta hace poco, el número de "observadores de hojas" que visitaban Pomfret era más un goteo que un torrente.

Pero desde que las imágenes de la granja Sleepy Hollow, una propiedad privada de 115 acres (46 hectáreas) ubicada en un camino rústico, comenzaron a volverse virales en las redes sociales hace unos años, los lugareños dicen que las cosas se han salido de control.

Una mirada rápida a Instagram revela miles de imágenes del sinuoso camino de tierra de la granja bordeado por majestuosos arces iluminados en rojos otoñales y naranjas que conducen hacia una elegante construcción del siglo XVIII en un camino llamado Cloudland Road. No es de extrañar, entonces, que esta granja se conozca como uno de "los lugares más fotografiados del estado".

"Es un lugar hermoso. Es una lástima que lo hayan arruinado para todos", dijo Deborah Goodwin, coordinadora de exhibiciones en el Centro de Artes Comunitario Artistree de Pomfret. "(Durante) los últimos dos años el problema ha estado fuera de control. Los autobuses turísticos simplemente descargan... gente allí".

Goodwin señala que los influencers en redes sociales trepaban por un cerco con claros carteles de "Prohibido el paso", instalaban puestos para cambiarse de vestuario para sus fotos, aparcaban sus "autos urbanos" atascados en el estrecho camino de tierra y dejaban desechos corporales al costado de la carretera.

"Los residentes fueron al (gobierno local) y dijeron: 'Ya no podemos soportar esto'", relató Goodwin.

Hoja con colores de otoño flotando en el agua

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El follaje otoñal de los bosques de Vermont es célebre por la variedad e intensidad de sus colores.


Durante la temporada de observación de hojas de 2022, las autoridades convirtieron temporalmente la carretera que pasa por Sleepy Hollow en una vía de sentido único. Pero eso no fue suficiente para disuadir a los turistas de que se comportarsen mal. Este año, los residentes locales probaron un enfoque diferente: juntar fondos con crowdfounding o financiación colaborativa.

En una declaración en GoFundMe, el equipo de organizadores escribió: "(Hemos) experimentado un aumento sin precedentes de 'influencers' turísticos impulsados por Instagram y TikTok... (que) han dañado carreteras, han tenido accidentes, han debido ser remolcados para salir de zanjas, pisotearon jardines, defecaron en propiedades privadas... y agredieron verbalmente a los residentes".

Hasta la fecha, la solicitud ha obtenido 103 donaciones y ha recaudado US$16.068.

Los funcionarios de la ciudad votaron a favor de cerrar a los no residentes los caminos que conducen a la granja durante la temporada alta de follaje de otoño (del 23 de septiembre al 15 de octubre), lo que provocó la ira de los viajeros que habían conducido hasta el área con la esperanza de capturar la foto perfecta.

La mayoría de los residentes de Pomfret enfatizaron que no son antituristas; simplemente quieren que la gente trate a su pueblo con respeto. Más allá de que no se respete la propiedad privada -señalaron varios lugareños- les preocupa la seguridad de los residentes de Cloudland Road, así como de los propios turistas.

Turistas con sus cámaras y trípodes frente a una granja con árboles de colores otoñales

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Turistas de todo el mundo llegan a Vermont para captar "la foto perfecta".


Según el sheriff del condado de Windsor, Ryan Palmer, "esta no es una carretera diseñada para varios vehículos. (En 2021 y 2022) había filas de tráfico estacionado a lo largo de la carretera, y no hubiese podido circular un carro de bomberos o una ambulancia. Simplemente el tráfico estaba abrumando la infraestructura de la zona".

Las cosas eran diferentes en la animada ciudad vecina de Woodstock, donde termina Cloudland Road. Allí, multitudes de visitantes entraban y salían de lindas boutiques, con sus escaparates decorados con macetas de crisantemos y calabazas de invierno.

Afuera del bar de cócteles Au Comptoir, los clientes que esperaban mesa se recostaban en las paredes de piedra. En las aceras de la ciudad, la gente se detenía para hacer fotografías panorámicas de majestuosos edificios erigidos por la familia Rockefeller.

Los restaurantes de la ciudad también estaban abarrotados. En el Woodstock Inn & Resort, cuyo principal chef, Matthew McClure, es siete veces semifinalista del concurso de cocina James Beard Award, solo había suficiente espacio en el restaurante para quienes se hospedaban en la posada.

A diferencia de Pomfret, Woodstock es una ciudad que prospera gracias al turismo y está equipada para afrontarlo.

Lori Crowningshield, gerente minorista de la tienda The Vermont Flannel Co en Elm Street, afirmó que era el fin de semana de mayores ventas en el año.

Después de un verano sorprendentemente lluvioso que fue "muy duro para todos", dijo, "realmente necesitamos a los turistas aquí".

Granja rodeada de árboles con colores otoñales

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Una granja cerca de la ciudad de Woodstock, Vermont.


Pero lo que es bueno para Woodstock no necesariamente es bueno para Pomfret.

En un momento en que ciudades como Venecia están tan inundadas de viajeros que las autoridades consideran imponer un impuesto turístico a los visitantes, y los restaurantes de moda prohíben cenar a los influencers con sus teléfonos, Pomfret es solo uno de los muchos lugares en todo el mundo que intentan frenar el turismo de masas y luchar contra los hashtaggers.

Pero eso tiene un costo. Según Palmer, cerrar las carreteras de Pomfret no sólo consume mucho tiempo de las autoridades; también es caro.

Palmer estima que los residentes de Cloudland Road pagaron una factura de más de US$10.000 para que funcionarios locales colocaran señales de cierre de carreteras y patrullaran por el lugar, todo lo cual en vez de disuadir a los turistas acabó elevando el perfil del pueblo cuando se corrió la voz.

Calle en Woodstock con plantas con flores y árboles con colores otoñales

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Woodstock, a diferencia de Pomfret, es una ciudad que prospera gracias al turismo y está equipada para afrontarlo.


Palmer espera que el problema de Pomfret se resuelva de una vez.

Los residentes plantearon la idea de crear un sistema de reservas o de venta de entradas para visitar Sleepy Hollow con el fin de que se gestione la avalancha turística de una manera más responsable. Sin embargo, hasta donde Palmer sabe, esa opción no se está considerando seriamente.

"Nos gusta tener turistas aquí, es una gran parte de la economía de Vermont y queremos que la gente disfrute de la belleza natural, visite a los vendedores y las tiendas, y pasee en auto por la zona", agregó.

"Lo más importante es respetar los hogares y las propiedades de las personas. Por favor, vengan a visitarnos, pero sean respetuosos".

Esta nota fue publicada originalmente en BBC Travel. Puedes ver la versión original en inglés haciendo clic aquí. BBC. 

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Apesta

De tan obvio resulta exasperante. Los gitanos son delincuentes. 

Los sindicalistas liberados -y por qué no todos los sindicalistas- son vagos. 

Los musulmanes, fanáticos. 

Los inmigrantes nos quitan los trabajos. 

Los chinos se quedan con los mejores comercios. 

Todos los que no son como yo son peores que yo. Y no quiero tenerlos cerca. 

¿Exagero? Espera y verás. 
Lee los comentarios que se realizan en este periódico en versión digital, al pie de informaciones sobre expulsión de extranjeros. Producen pánico. Va a ser que las naciones que componen esta Europa, que milagrosamente deseó estar unida, siguen siendo tan bordes como cuando iniciaron la I Guerra Mundial y mandaron a millones de hombres a perecer en las trincheras del continente por unos cambios de fronteras o la rebañina de un par de imperios. 

Ya no somos unas bestias analfabetas. ¿Lo eran ellos? ¿Aquella Inglaterra que había coronado su revolución industrial? ¿Aquella Francia repleta de intelectuales? ¿La tierra de Goethe o la del Dante eran países por desasnar? ¿Los gobernantes eran brutos iletrados? ¿La carne de cañón no amaba al prójimo? Unos plantaron la semilla del odio, los otros se la dejaron germinar. La cosa va más o menos de este modo.

Introduce un eslogan simple en las mentes resentidas y mediocres, que siempre necesitan echar la culpa a los demás: florecerá. Son mayoría. 

Puede que las víctimas de la crisis de ahora sepan que los responsables están arriba. Pero ya que no les pueden echar, ¿por qué no un poco de racismo, para entretenerse? Berlusconi abrió la veda -y miramos hacia otro lado-, Sarkozy continúa, desvía la atención de sus escándalos financieros con deportaciones, y sus súbditos le aplauden. Desde su balcón de la Comunidad Autónoma de Madrid, la señora baronesa exige que a los liberados se les quiten los cruasanes. 

Lleva tiempo, el Gobierno de Madrid, asfixiando a los sindicatos. Esto huele a Chanel y a mierda que tumba. 

(De "El País")

QUÍMICA TRIBUNA. La física no logra explicar cómo surgió la vida, pero una nueva teoría intenta aclarar el misterio.

Origen de la vida

La teoría del ensamblaje, cuyas líneas básicas han sido publicadas recientemente en ‘Nature’, es un audaz enfoque para explicar la vida a la escala más fundamental


La física moderna puede explicarlo todo, desde el spin de la partícula más diminuta hasta el comportamiento de cúmulos enteros de galaxias. Pero no puede explicar la vida. No existe ninguna fórmula que establezca la diferencia entre un trozo de materia viva y otro muerto. La vida parece “surgir” misteriosamente de componentes no vivos, como las partículas elementales. La teoría del ensamblaje, cuyas líneas básicas han sido publicadas recientemente en Nature, es un audaz enfoque para explicar la vida a la escala más fundamental. Parte de dos conceptos clave: la complejidad y la información (como la que contiene ADN). La nueva teoría permite entender cómo surgen ambos en los sistemas químicos.

“Emergencia” es una palabra que los físicos utilizan para explicar algo que es más grande que la suma de sus partes. Por ejemplo, cómo el agua puede percibirse húmeda cuando las moléculas individuales de agua no los son. La humedad, entonces, es una propiedad emergente. Aunque es una teoría elegante desde el punto de vista matemático, solo puede ser fiable si se pone a prueba en el laboratorio. Para que las abstracciones de la hipótesis del ensamblaje se basen en la realidad química, es esencial realizar experimentos cuidadosamente diseñados, como el que estamos llevando a cabo mis colegas y yo.

En el núcleo de la teoría del ensamblaje está la idea de que los objetos pueden definirse no como entidades inmutables, sino a través de la historia de cómo se formaron. Esto nos lleva a los procesos mediante los cuales se construyen configuraciones complejas a partir de bloques de construcción más simples. La teoría propone un “índice de ensamblaje” que cuantifica los pasos mínimos, o el camino más corto, necesarios para construir un objeto. Esta medida mide el grado de “selección” indispensable para producir un conjunto de objetos, en referencia a la memoria –como el ADN– necesaria para crear seres vivos.

Al fin y al cabo, los seres vivos no surgen espontáneamente, como el helio en las estrellas. Requieren el ADN como modelo para crear nuevas versiones.

Quince pasos para crear una molécula de vida

Pero ¿cómo podrían comprobarse experimentalmente estas construcciones teóricas? Un aspecto clave de la nueva teoría ya se ha probado en nuestro laboratorio. Se trata de la determinación del índice de ensamblaje mediante espectrometría de masas, una herramienta analítica que permite medir la relación entre la masa y la carga de las moléculas.

Fragmentando moléculas y analizando sus espectros de masas podemos estimar su índice de ensamblaje. O sea, podemos ver literalmente cuántos pasos necesitan los distintos fragmentos para unirse y formar una molécula determinada. Dicho índice también puede medirse con otras técnicas, como la espectroscopía infrarroja y la espectroscopía de resonancia magnética nuclear.

En nuestra investigación hemos podido determinar el índice de ensamblaje para una serie de moléculas, en el laboratorio y mediante simulaciones computacionales. Nuestro trabajo demuestra que las moléculas asociadas a la vida, como las hormonas y los metabolitos (productos de las reacciones metabólicas), son realmente más complejas y requieren más información para ensamblarse que las moléculas que no se vinculan exclusivamente a la vida, como el dióxido de carbono.

De hecho, hemos demostrado que un índice de ensamblaje superior a 15 pasos solo se encuentra en las moléculas relacionadas con los seres vivos, tal y como sugiere la teoría.

La hipótesis del ensamblaje también propone ideas sobre el origen de la vida que pueden someterse a comprobación. Según postula, hay un punto en el que las moléculas se vuelven tan complejas que empiezan a utilizar información para hacer copias de sí mismas –de repente requieren memoria e información–, una especie de umbral en el que la vida surge de la no vida.

En última instancia, puede ocurrir que sistemas no biológicos adquieran capacidad de selección y una memoria mínima (igual que el Sol formó los planetas juntando una gran cantidad de masa). Pero no es posible la existencia de organismos vivos o la tecnología que estos crean, desde el Lego a la ciencia espacial, sin altos niveles de memoria y capacidad de selección.

Sopa química

Tenemos previsto investigar más a fondo este origen de la vida creando una especie de sopa química en nuestro laboratorio. En dicha sopa podrían crearse moléculas totalmente nuevas a lo largo del tiempo, ya sea añadiendo diversos reactivos o por azar, mientras controlamos su índice de ensamblaje y el crecimiento del sistema. Ajustando las velocidades de reacción y las condiciones, podríamos estudiar ese fascinante punto de transición de la no vida a la vida, y averiguar si sigue las predicciones de la teoría del ensamblaje.

También estamos diseñando “generadores de sopa química”, que mezclan sustancias químicas simples para obtener otras complejas. Estos generadores pueden ayudarnos a comprender mejor cómo puede construirse la complejidad con la teoría del ensamblaje y cómo puede iniciarse la selección fuera de la biología.

Esto podría darnos alguna pista sobre cómo evolucionó la vida por primera vez, comenzando con una selección mínima y requiriendo luego cada vez más. En condiciones idénticas, ¿se construyen los objetos de forma predecible? ¿O entra en juego el azar en algún momento? Esto nos ayudaría a entender si la aparición de la vida es determinista y predecible o, por el contrario, resulta más caótica.

La teoría del ensamblaje podría aplicarse más allá de las moléculas, inspirando estudios sobre otros sistemas que dependen de combinaciones, como agregados de materiales, polímeros o química artificial. Esto podría dar lugar a nuevos conocimientos científicos o innovaciones tecnológicas. Podría revelar patrones sutiles mediante los que las moléculas por encima de un índice de ensamblaje mínimo poseen determinadas propiedades de manera desproporcionada.

También sería posible utilizar la teoría para estudiar la propia evolución. Los investigadores podrían explorar el papel de los fragmentos de células en el proceso de formación de una célula global, surgidos a su vez de moléculas más pequeñas que se combinan para formar aminoácidos y nucleótidos. Rastrear la aparición de redes metabólicas y genéticas de este modo podría ofrecer pistas sobre las transiciones en la historia evolutiva.

Rastrear cómo se ensamblan los objetos exige un seguimiento experimental preciso, pero puede merecer la pena. La teoría del ensamblaje promete una comprensión radicalmente nueva de la materia, con la posibilidad de descubrir principios universales de construcción jerárquica que trascienden la biología.

Las configuraciones complejas de la materia quizá no sean objetos inmutables, sino puntos de referencia en un proceso abierto de construcción que se propaga a través del tiempo. El universo puede obedecer ciertas leyes físicas, pero en última instancia es creativo.

Lee Cronin es investigador de la Universidad de Glasgow

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.