domingo, 7 de enero de 2024

Recomiendo: 4 «Germinal», enseñanzas para la clase obrera actual

 

Fuentes: Rebelión

Germinal, a decir de muchos literatos, es un verdadero poema épico del proletariado y una admirable epopeya del sufrimiento humano; agregaría también que su lectura es una sacudida violenta y una ferviente llamada a la acción. Es una obra que, a mi juicio, todo revolucionario debería conocer. Se trata de una campanada de alerta a las innumerables generaciones que esperan justicia, el árbol genealógico de los Rougon Macquart llega hasta nuestros días. De ahí la intención de recomendar Germinal.

El autor de tan magna obra es Emile Zola, padre del naturalismo, que en un primer momento se llamó novela experimental. Se inscribe en el proyecto de Les Rougnon Macquart, subtitulado “Una historia natural y social de una familia bajo el segundo imperio”, una colección de obras que Zola concibió en 1871 y que concluyó en 1893. Emilia Pardo Bazán señaló: “Adviértase que la idea fundamental de los Rougnon Macquart no es artística sino científica, y que los antecedentes del famoso ciclo, si bien lo miramos, se encuentran en Darwin y Haeckel mejor que en Stendhal, Flaubert o Balzac”. Lo concebido por Bazán se palpita en toda la obra de Germinal: vemos que los personajes están completamente atados a las condiciones sociales que los rodean y su voluntad no está determinada por la ideología que llegan a abrazar, sino por sus condiciones materiales de existencia, por el hambre y la miseria.

Otro elemento significativo que he de mencionar antes de entrar al contenido del libro es el contexto histórico en el que se inscribe. Si bien fue escrita en 1885, aborda la vida de los mineros en 1860; hasta ese año se puede decir que se consolida la revolución industrial y desde entonces hasta 1880 hubo una desaceleración de la expansión económica producto de la crisis provocada por la modernización de la industria. La respuesta a la crisis en varios puntos del mapa europeo fue la protesta. Principalmente en Francia la naciente clase obrera había iniciado el largo camino de la lucha y las lecciones que inevitablemente se arraigan en los pueblos. En 1848 fuimos testigos del importante papel que empezó a jugar esta clase social en toda Europa hasta llegar a ocupar la dirección del movimiento con la Comuna de París en 1871, (año en que Zola concibe la idea de los Rognon Macquart). A pesar de que los movimientos concluyen en derrota, no por ello desaparece la esperanza y la seguridad de que la clase proletaria va a llegar a triunfar. Todo este contexto, sintetizado, influye de manera casi determinante en la obra de Zola.

A continuación, me permito abordar tres aspectos de Germinal: 1) La evolución de las ideas, 2) El aprendizaje a partir de la experiencia y 3) La necesidad de la fraternidad obrera internacional.
La evolución de las ideas

Germinal comienza con la llegada de Esteban Lantier a Montsou, joven obrero de 21 años que ha sido despedido de su trabajo como maquinista por haber abofeteado a su jefe, anda caminando en busca de un trabajo mientras lo acosa el hambre, entonces “una sola idea bullía en su cerebro vacío, de obrero sin trabajo y sin albergue; una sola: la esperanza de que haría menos frío cuando amaneciese”. Por casualidad será contratado en la mina la Voreux, tendrá un salario, aunque miserable y un techo, entonces ya no solo pensará en el hambre y el frío como un tormento, sino en las condiciones inhumanas en que dejan su vida él y todos los mineros bajo tierra, enriqueciendo a otros mientras ellos cada día son más miserables. Observamos en Esteban Lantier la evolución de sus pensamientos, más adelante lo escuchamos decir: “Mira, yo, por la justicia, lo sacrificaría todo: la bebida y las mujeres. ¡No hay más que una cosa que me entusiasme: la idea de que vamos a acabar con todos los burgueses!” Muy rápido se consolida como un líder entre los obreros de Montsou y despierta en ellos el sueño de una vida donde serán los amos, donde ya no padecerán hambre y miseria; no obstante, no tenía una teoría lo suficientemente consolidada para llevar a la práctica y la falta de método minaba el éxito de su lucha. Por último, y después de la derrota, coincidía con la Maheu en que era necesario antes de lanzarse a un movimiento espontáneo, organizarse tranquilamente, conocerse y reunirse en sindicatos, al amparo de las leyes.

Esta evolución de las ideas no solo la vemos en Esteban Lantier como el líder, sino también en todos los obreros de la mina, quienes en un principio lo escuchan con apatía, pero terminan convenciéndose de que un cambio para bien es posible y no solo eso, sino que hay que actuar para que así sea. Esto lo apreciamos con mayor fuerza en la Maheu, una mujer que se resiste incluso a que su esposo participe en la huelga, pero cuando se decide a entrar a la lucha la escuchamos decir: “¡Antes morir, que hacer como si no se tuviera razón, teniéndola! Pero al final de la novela cede ante los acontecimientos y ella misma se va a trabajar, pero ya con otra conciencia […] Estaba segura de que los burgueses pagarían alguna vez aquellas matanzas de infelices, sin necesidad de que nadie se metiese a precipitar los acontecimientos, que llegarían por sus pasos contados; entonces, tal vez los soldados hicieran fuego contra los señores, como lo habían hecho antes contra el pueblo”. Vemos pues, como la clase proletaria va cambiando de parecer, va desarrollando sus ideas hasta alcanzar la madurez y con ello adquiere conciencia de clase.

La dialéctica materialista nos enseña que todo cambia, todo está en constante movimiento y esto aplica también para nuestras ideas, cambian a la par que cambian las condiciones sociales en que nos desenvolvemos, esa es también una enseñanza de Germinal.

El aprendizaje a partir de la experiencia

El movimiento huelguístico fracasó, los trabajadores regresaron a la mina, pero cabe destacar que su fracaso se debe a que en ese momento no estaban en condiciones de triunfar debido a la falta de experiencia revolucionaria y debido a la falta de teoría, no podía ser de otra forma. Pero eso no quiere decir en ningún momento que el movimiento no haya tenido que llevarse a cabo, al contrario, debió de llevarse a cabo porque dejó un aprendizaje que no pudieron haber adquirido de otra manera. Al final de la novela queda expresado cuando Esteban Lantier se despide de los mineros: “Hubo un momento de silencio, y cuando su antiguo jefe les dio la mano en son de despedida, todos se la estrecharon con efusión, todos pusieron en aquel apretón de manos la rabia silenciosa de haber cedido, y la febril esperanza de un desquite”. “Así es que su derrota no satisfacía a nadie; la clase media de Montsou, poco gozosa de su victoria, no se atrevía a darse la enhorabuena, temiendo que el día menos pensado se reproducirían las escenas terribles de la huelga, comprendiendo que la revolución no agachaba la cabeza y que los obreros simulaban paciencia y resignación sólo por tomarse el tiempo de organizarse convenientemente”. Y finalmente “Esteban expuso a sus compañeros con febril entusiasmo: un hombre solo puede ser valiente, pero una muchedumbre muerta de hambre carece de fuerza siempre”. Los obreros de Montsou sabían por qué razón habían sido derrotados y ahora solo pensaban en acumular fuerzas para llegado el momento embestir a la bestia del capital.

La necesidad de la fraternidad obrera internacional

La Compañía Minera de Montsou ha bajado los salarios, ha puesto mayores multas a los obreros argumentando que no hacen bien su trabajo porque son flojos y estos acontecimientos sumados a toda la miseria que han estado padeciendo los obliga a decidir ir a la huelga. Meses han pasado y los burgueses han resistido, finalmente ellos tienen dinero y aunque los mineros tenían una caja de resistencia ya no les queda nada, el hambre los hostiga, pero la decisión está tomada, llegarán hasta las últimas consecuencias, la Compañía tendrá que ceder. Al menos ese era el sueño. Finalmente, los burgueses traen trabajadores belgas a continuar los trabajos de la mina y entonces el movimiento de lucha se ve frustrado. La lección es clara, los capitalistas siempre intentarán echar abajo las luchas de la clase trabajadora y para que estas triunfen no solo es necesaria la valentía y la conciencia de un solo grupo de obreros, sino que es necesaria la fraternidad internacional.

Reflexiones finales

Decía al inicio del texto que creo que todo revolucionario debe leer Germinal y lo reitero nuevamente; al terminar la última página de la novela podemos darnos cuenta de que la historia que narra es una historia aún no concluida. Es la historia de la lucha de clases que aún hoy día sigue en pugna esperando sea resuelta su contradicción. Aquella lucha revolucionaria fracasó, como han fracasado muchas otras, pero estaban atadas a condiciones sociales y naturales específicas, hoy el movimiento revolucionario mundial ha madurado, es riquísimo en experiencias revolucionarias y se puede decir que incluso hay un escenario favorable para que la clase obrera se enseñoree y triunfe sobre el capital. Estados Unidos es el país capitalista por antonomasia y estamos viendo cómo pierde poder a nivel internacional. Los países capitalistas de Europa viven crisis económicas bastante fuertes, las huelgas vuelven a resonar y, por otro lado, China se erige como potencia mundial y abiertamente acepta ser un país socialista. El sistema capitalista se ha vuelto insostenible y observamos como alienta el genocidio en Gaza y la guerra en Ucrania. La necesidad de un cambio hacia un sistema socialista es evidente y por ende sucederá, contribuyamos a ello.

https://elinformadorobreromx.blogspot.com/2023/11/germinal-ensenanzas-para-la-clase.html 

 Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

sábado, 6 de enero de 2024

Christopher Marlowe, el misterioso escritor a quien acaban de identificar como coautor de tres obras de Shakespeare

Christopher Marlowe y William Shakespeare

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Christopher Marlowe y William Shakespeare fueron dramaturgos rivales que colaboraron en varias obras, según la Oxford University Press.

Espía doble, ateo hereje, conspirador católico, homosexual promiscuo, pederasta incorregible son algunas de las descripciones atribuidas al dramaturgo isabelino Christopher Marlowe, muerto en circunstancias misteriosas en 1593.

Hay una nueva: coautor de por lo menos tres de las primeras obras de su contemporáneo William Shakespeare; la trilogía de Enrique VI.

Ambos autores aparecerán en las páginas titulares de estas tres obras en la nueva edición del canon shakesperiano de Oxford University Press, que será lanzada a finales de octubre.

Shakespeare: ¿fue o no fue?

Es el resultado de una investigación internacional de 23 académicos en cinco países, utilizando métodos tradicionales y tecnología de punta para analizar los textos antiguos que determinó que sí hubo colaboración entre estos dos gigantes del teatro inglés del siglo XVI.

El reconocimiento de este segundo autor en parte de la obra shakesperiana pondría fin a las ideas que Marlowe y Shakespeare fueron la misma persona y a otras teorías que cuestionan la autoría del "Bardo de Avon".

Pero la vida de Christopher Marlowe y su misteriosa muerte a la edad de 29 años continúan intrigando a los académicos.

Una vida de intriga

La única imagen que posiblemente representaría a Christopher Marlowe es de un óleo descubierto, en 1952, en el Colegio de Corpus Christi de la Universidad de Cambridge, su alma máter.

Retrata a un hombre joven, elegantemente vestido, con melena, mirada ladina y sonrisa seductora.

La pintura incluye fechas que coinciden con la edad de Marlowe y el año en que se sabe que se graduó de dicha universidad y un texto en latín: "Quod me nutrit me destruit" ("Aquello que me nutre me destruye").

Sir Francis Walsingham

Sir Francis Walsingham

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Sir Francis Walsingham, secretario de Estado y jefe de Inteligencia de la reina Isabel I, pudo haber reclutado a Marlowe como espía.

El sugestivo texto añade a la sensación de ambigüedad del hombre retratado; algo esconde.

Ya sea una ambivalencia sexual, una afiliación al catolicismo proscrito, un ateísmo proselitista, un servicio en secreto a la inteligencia del Estado, todas eran consideradas actividades subterráneas y peligrosas en esa época que varios investigadores asocian con Marlowe.

Se sabe que nació en febrero de 1564, el mismo año que Shakespeare, pero, en contraste a éste, recibió una educación universitaria en Cambridge.

Su época de estudiante está envuelta en irregularidades, muchas que tienen que ver con sus largas ausencias de las aulas hasta el punto en que la institución quería negarle su título de grado.

Pero el Consejo Privado de la reina escribió a la universidad para que se le otorgara el diploma por sus "buenos servicios" a la corona en "asuntos que benefician a su país", una recomendación que alentó las teorías de que había fungido como espía al servicio de inteligencia de la nación.

"Poderosos renglones"

Después de eso, se lanzó al mundo del teatro, un ambiente que también estaba infiltrado por individuos de turbia reputación, actividades ilícitas y cuestionables actividades.

Producción de Eduardo II por el Thalia Theater de Hamburgo
Producción de Eduardo II por el Thalia Theater de Hamburgo

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En la obra Eduardo II Marlowe exploró la polémica homosexualidad del rey.

Shakespeare era prácticamente un desconocido cuando Marlowe se consagró durante un breve período como el más exitoso dramaturgo del escenario isabelino.

Fue uno de los primeros autores ingleses en escribir en verso libre, un estilo que se popularizó en la época y muchos se referían a sus versos como los "poderosos renglones de Marlowe".

Sus obras más famosas son Tamerlán el Grande, El Judío de Malta y el Doctor Fausto, escritas entre 1587 y 1589.

Abordaba temas y personajes extravagantes y entretenedores pero también polémicos, como la obra histórica de Eduardo II con la abierta homosexualidad de su protagonista.

En una época de estricta censura, a Marlowe le gustaba ver qué tan lejos podía ir con sus escritos y con sus ideas alternativas de sociedad, política y religión.

Shakespeare

Shakespeare

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William Shakespeare no siempre escribió en solitario. Académicos han identificado la mano de otros autores en por lo menos 17 de sus obras.

Alguna de éstas lo debió haber metido en líos pues, en mayo de 1593, murió violenta y misteriosamente en una taberna en Deptford, al este de Londres.

Los peritos que hicieron el levantamiento del cadáver registraron que había muerto instantáneamente de una cuchillada en un ojo tras una pelea de borrachos discutiendo por la cuenta.

Pero las turbias actividades y amistades de Marlowe han dado mucho espacio para la especulación.

Mito shakesperiano

Posiblemente una orden de eliminación emitida por la reina Isabel por su supuesto ateísmo o un asesinato perpetrado por agentes del servicio de inteligencia, hasta un homicidio pasional por un amante, todas hacen parte de las teorías.

La más llamativa, desde el punto de vista literario, es que Marlowe fingió su muerte y asumió la personalidad de un tal William Shakespeare para seguir escribiendo.

Esta creencia queda desmentida con la próxima edición de la obra de Shakespeare de la Oxford University Press, que le otorga por primera vez la coautoría a Marlowe de Enrique VI, Partes 1, 2 y 3.

Escena de Enrique VI Pie de foto,

La trilogía de Enrique VI, entre las primeras obras de Shakespeare, son ahora consideradas como una colaboración con Christopher Marlowe.

También acaba con el mito que Shakespeare escribió solo y fue autor único de la obra que le atribuyen las ediciones anteriores.

En realidad, la práctica del teatro isabelino de producir libretos a varias manos era más común de lo que se pensaba.

Shakespeare, Marlowe, Thomas Kyd, John Fletcher, Ben Johson entre varios destacados dramaturgos de la época pudieron haber escrito sus propias obras pero no hay duda de que colaboraron entre ellos con varias otras.

Dramaturgia isabelina

La competencia y la necesidad de producir libretos rápidamente hacían necesaria una distribución eficiente de tareas entre los dramaturgos.

Aquellos que se especializaban en soliloquios o escenas trágicas se encargaban de ellas, los que escribían mejor versos cómicos o escenas de acción se podían dedicar a éstas.

John Fletcher

John Fletcher

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John Fletcher colaboró con Shakespeare en sus últimas obras.

Además, nunca existía un libreto final. Este se modificaba según las circunstancias, límite de tiempo, la cantidad de actores disponibles, el público al que se le presentaba o si algún evento especial motivaba la inclusión de un monólogo adicional alusivo.

Se sabe que fue una época muy prolífica para el teatro pero el problema para los académicos modernos es que muchos de los textos están perdidos.

Por lo general el manuscrito en sí no se consideraba valioso y sólo había una copia para evitar la piratería.

En varios casos apenas se conocen los títulos o sobreviven fragmentos o textos severamente editados o adulterados y hay muchas otras anónimas.

Gracias, en parte, a los buenos oficios de dos actores colegas de Shakespeare, John Heminge y Henry Condell, que recolectaron y publicaron una edición especial de su obra -conocida como el Primer Folio- es que unas 40 piezas del autor se conocen.

Heminge y Condell atribuyeron todas las obras del Primer Folio a Shakespeare pero los análisis subsiguientes han identificado pasajes en el estilo de otros autores contemporáneos.

Ahora, la Oxford University Press añade uno más al canon Shakesperiano, Christopher Marlowe, y se cree que unas 17 piezas del bardo se escribieron en colaboración.

Esta conclusión se ha logrado a través de estudios académicos tradicionales en combinación con tecnología de punta que analiza la frecuencia y combinación de palabras, expresiones y versos de los diferentes autores y su presencia en los textos.

De la misma manera, estas técnicas han identificado la mano de Shakespeare en otras obras que no son parte del canon.

Un ejemplo es la Tragedia Española de Thomas Kyd que un nuevo estudio concluye que una escena en particular fue escrita por Shakespeare.

La edición de Cambridge University Press concluyó que la poco conocida obra histórica Eduardo III tiene suficientes pasajes shakesperianos como para ser incluida dentro de sus obras completas.

Y, hace unos años, se determinó que una pieza del siglo XVIII, Doble Falsedad, es una versión de la perdida Cardeno -basada en Don Quijote de la Mancha- coescrita por Shakespeare y John Fletcher.

 Aunque poco a poco se van identificando más obras y más autores de uno de los períodos dorados del teatro, la personalidad de uno de sus más grandes exponentes Christopher Marlowe continúa entre las sombras.

viernes, 5 de enero de 2024

Cuando escribimos a mano memorizamos mejor. No abandonemos la caligrafía.

La generalizada digitalización de la enseñanza empieza a verse cuestionada por estudios y voces que se centran en las ventajas de la escritura frente al teclado.

Caligrafía
Un niño escribe en una escuela de primaria de París, en mayo de 1982.

Dejar de escribir a mano afecta a la capacidad de memorizar. Esa es la conclusión a la que han llegado varios expertos a través de sus investigaciones. Sin embargo, en las últimas décadas la digitalización de los sistemas educativos ha llevado a abandonar progresivamente la caligrafía tradicional. En los países nórdicos, que son un punto de referencia para el resto del mundo, que son un punto de referencia para el resto del mundo, la hiperdigitalización comenzó a principio de la década de 2000 con la inclusión de ordenadores y sistemas electrónicos en las aulas. Poco a poco, estos elementos han reemplazado a la escritura tradicional, hasta el punto de que a finales de 2022 Suecia anunció un plan de digitalización total en sus aulas.

No obstante, dio marcha atrás a principios del pasado verano, con la llegada de la coalición de centroderecha al Gobierno. El detonante fueron los bajos resultados de los alumnos en las Pruebas PIRLS 2021 (Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora) —que se hicieron públicos la primavera pasada— en el área de comprensión lectora. 

En contraposición, este mismo curso, Finlandia, otro de los países de referencia en la educación europea, ha completado el abandono de la caligrafía cursiva o inclinada, la propia de los textos dictados en cuadernos, quedándose sólo con la de palo, similar a la mecanografiada.

Las distintas posturas de ambos países revelan una tensión de fondo, en la que numerosos expertos cuestionan la exclusión total de la escritura manual de las aulas y la vida diaria. El escritor y lingüista José Antonio Millán publicó a finales de noviembre Los trazos que hablan (Ariel), un ensayo donde repasa la historia de la escritura desde su nacimiento hace 5.000 años, y donde trata de responder a una pregunta: ¿Es necesario enseñar la caligrafía manuscrita? En conversación con EL PAÍS, Millán responde con rotundidad: “Sí. No tenemos que dejarlo porque la escritura manual está vinculada a nuestro cerebro, a nuestra capacidad de memorizar, a nuestro sistema psicomotor”.

No se trata sólo del ámbito psicológico. Los dos tipos de escritura, la manual y la mecanografiada, tienen diferencias, que analiza el profesor de Psicología del Pensamiento y del Lenguaje de la Universidad de Murcia Javier Marín en ‘Lo que el teclado se llevó: ¿qué hemos perdido al dejar de escribir a mano?’, el artículo que publicó a mediados de septiembre en The Conversation junto a otros dos investigadores. El artículo recuerda una anécdota que se remonta a 1882, cuando el filósofo Friedrich Nietzsche recibe la esfera de escribir Mallin-Hansen, una máquina con teclas. El pensador había comenzado a tener problemas de visión, hasta tal punto que la caligrafía tradicional se había convertido en una odisea para él. Su amigo el compositor Heinrich Köselitz fue uno de los primeros en analizar los efectos del nuevo artefacto en su escritura: los textos de Nietzsche se habían vuelto telegráficos, más escuetos. Su estilo había cambiado.

Más allá de la anécdota, Marín se centra su artículo, coescrito con otros dos profesores, en un aspecto principal: la capacidad de memorizar los contenidos. En su artículo, los investigadores hacen referencia a un estudio de 2021 publicado en Reading and Writing, una revista interdisciplinar, en el que se comparaba la retención a corto y a medio plazo de las palabras que se habían aprendido tecleándolas o escribiéndolas de forma manual. “El recuerdo era mejor cuando se aprendía con el lápiz y papel que con el teclado”, concluyen.

En otro experimento anterior, publicado en Human Movement Science en 2006, un grupo de adultos trataron de aprender un lenguaje asiático. Al acabar, no se notaron apenas diferencias entre aquellos que lo hicieron a mano de los que teclearon, pero pasados unos meses estos últimos habían olvidado gran parte de la información. “Al teclear es más difícil memorizar las palabras”, señala Marín, apuntando a que los mayores recursos mentales que exige el tecleo faltan luego a la hora de recordar.

La memoria no es la única ventaja. “Escribir a mano tiene efectos positivos en el aprendizaje de las letras, en la lectura y en la propia escritura”, recalcaba Karin James, profesora de Ciencias de la Psicología y del Cerebro de la Universidad de Indiana, que ha dedicado toda su carrera al estudio de los efectos de la escritura tradicional en el cerebro, en un artículo publicado en 2019 en la revista científica LDA Bulletin.

Además de la capacidad de memorización, la decena de expertos consultados para este reportaje relacionan la escritura manual con su influencia en el sistema psicomotor. El catedrático de Psicobiología por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Manuel Martín-Loeches, explica: “A la hora de escribir a mano se hace un movimiento más complejo, una secuencia que es la que después hará que se activen zonas del cerebro que nos ayuden a entender secuencias de ideas, de pensamientos”.

Los expertos señalan más beneficios de la escritura a mano. El catedrático de Neurología Marcelo Berthier, que ha estudiado la relación entre el aprendizaje y la caligrafía tradicional, habla del aprendizaje del no uso, que es un fenómeno que consiste en que cuando uno deja de hacer una tarea, la actividad de la red neuronal que se encarga de ella se regula a la baja. “Teclear elimina el componente motor de la escritura”, relata por teléfono.

Otro de los beneficios de la escritura a mano es que favorece la esquematización: aquellos que recurren a la escritura manual tienen mayor capacidad para sintetizar los contenidos que los que lo hacen tecleando. Berthier explica este proceso: “Al teclear, el alumno trata de recoger toda la información que escucha, mientras que al hacerlo a mano no es tan rápido”. Esto provoca, según los investigadores que han ahondado en el tema, que sea más sencillo filtrar lo que se oye al escribir a mano.

No obstante, los teclados tienen otros beneficios que superan a la caligrafía tradicional. Por ejemplo, la mecanografía aporta mayor rapidez a la hora de escribir. Esto se ve reflejado en varios estudios universitarios —de las Universidades de Princeton y la de California, entre otras—que destacan que los usuarios de un ordenador portátil en sus clases escriben 33 palabras por minuto frente a las 22 de los que recurren a la escritura manual.

La escritura manual lleva milenios con nosotros. Los teclados han aportado rapidez, inmediatez y se han convertido en imprescindibles para el día a día de la sociedad. Frente a las tensiones de la digitalización, los investigadores plantean una solución en el sistema educativo: una educación híbrida en la que se empleen los dos tipos de escritura para beneficiarse de ambas. Para los adultos y sus rutinas, recomiendan aquella hecha a mano para tareas diarias que pueden ayudar a memorizar lo que se ha hecho, lo que se va a hacer, y lo que queda por hacer.


MÁS INFORMACIÓN, El misterio de las palabras 

La sustancia de la vida

Llamamos Nochevieja a la noche de fin de año y, al día siguiente, primero del Año Nuevo. Las dos fechas son iguales, igual de viejas o nuevas. Lo que pasa es que los seres humanos marcamos el tiempo a través de unos relojes biológicos y sociales que se convierten en hitos para medir el tiempo.

Somos seres temporales, marcados por el antes y el después. Constantemente hacemos referencia a las diversas dimensiones del tiempo: al pasado que se fue, al futuro que vendrá y al presente que siempre se está yendo… Las personas tienen diversos relojes naturales que les permiten romper ese “continuum” que es el tiempo. Veamos algunos:

El reloj nictameral o circadiano. Consiste en el paso del día y de la noche. Ese reloj nos permite medir el tiempo y a él se ajustan muchos fenómenos culturales y biológicos. Se trata del sistema neurovegetativo, que no todos los seres humanos experimentan de la misma forma: hay quien tiene ritmo de búho y se encuentra muy espabilado por la noche y hay quien tiene ritmo de alondra y se siente muy vivaz por la mañana. Cuando ese ritmo se altera se producen desajustes psicológicos y somáticos. Pensemos en los efectos del jet lag cuando se viaja en avión o en los cambios de turno (nocturno/diurno) en el trabajo.

El reloj hebdomadario o semanal. Este reloj es muy importante en nuestra vida laboral. Los fines de semana marcan el paso del tiempo. Decimos: “tenemos una semana laboral de 35 horas”, “mañana es lunes”, “ya es viernes”, “buen finde”… Marcamos el tiempo por semanas.

El reloj mensual. Este reloj divide el año en doce partes. Los calendarios tienen doce páginas. “Nos dan la paga a final de mes”, decimos. Las mujeres tienen un reloj particular que es la menstruación. Como este reloj natural viene acompañado de molestias y de dolor (y tiene vinculaciones con el embarazo), es especialmente intenso.

El reloj trimestral de las estaciones. Tiene mucha importancia en el organismo y en la configuración psicológica. Las depresiones de primavera y otoño, la exaltación del verano con las vacaciones y el buen tiempo, el frío del invierno que nos hace encerrarnos en casa. Este reloj tiene una dimensión académica. El curriculum de algunas etapas, especialmente la universitaria, se marcan por períodos trimestrales o cuatrimestrales…

El reloj anual. Es una forma de medir el tiempo: el reloj del cumpleaños, el curso académico, el contrato del alquiler, las fiestas patronales, las Navidades de cada año y, sobre todo, la tradicional fiesta del tiempo que es la Nochevieja.

Un extraterrestre ajeno a nuestras costumbres se preguntaría por los comportamientos extraños de la Nochevieja: griterío, disfraces, charangas, cotillones, canciones, bailes, alcohol… Y, sobre todo, el rito de las doce uvas a medianoche que separa la última hora del año que se va y la primera del año que empieza. Se trata de un grito de júbilo (un año más) y de angustia camuflada (un año menos). Es una huida del tiempo que pasa, y la celebramos para olvidar que nosotros también nos vamos con él.

No pasa el tiempo con la misma velocidad para niños, jóvenes, adultos y ancianos. Hace algunos años leí un libro titulado “¿Por qué el tiempo vuela cuando nos hacemos mayores?”. Un libro de Douwe Draaisma, profesor de Historia de la Psicología de la Universidad de Groningen, (Holanda). Dice que en los relojes de arena, a fuerza de rozarse los granos al pasar de un lugar al otro, acaban siendo más finos y pasando con más rapidez.

“Carpe diem” (aprovecha el tiempo) es una sabia expresión. Cada uno debe llenar esta clásica sentencia del contenido que su especial situación quiera y pueda darle. Ofrecemos la imagen de personas que corren alocadamente sin disponer de tiempo para pensar hacia dónde se dirigen. ¿Y, si fuera hacia el abismo, para qué tanto correr? Las prisas actuales, la sobrecarga de actuaciones, la presión de las urgencias… imprimen un ritmo trepidante al paso del tiempo. ¿Quién no oye decir cada vez con más frecuencia “no tengo tiempo para nada”? Hablamos de matar el tiempo, pero es el tiempo quien nos va matando a nosotros.

Un conferenciante, delante de su auditorio, sacó de debajo de la mesa un tarro de vidrio de boca ancha y lo puso sobre la mesa. Luego sacó varias piedras del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el tarro. Cuando estuvo lleno hasta el tope preguntó al auditorio: ¿Está lleno este tarro? Todos los asistentes dijeron que sí.

Entonces dijo: ¿Están seguros? Y sacó de debajo de la mesa un cubo con piedrecitas pequeñas. Echó algunas en el jarro y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se acomoden en el espacio vacío entre las grandes.

Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más: ¿Está lleno este tarro? Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los asistentes dijo en voz alta: “Probablemente no”.

Muy bien, contestó el expositor. Sacó de debajo de la mesa una bolsita llena de arena y empezó a echarla en el tarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas.

Una vez más pregunto al grupo: ¿Está lleno este tarro? Esta vez varias personas respondieron a coro: ¡No! Una vez más el expositor dijo: ¡Muy bien! Luego sacó una jarra llena de agua y echó agua al tarro hasta que estuvo lleno hasta el borde.

La enseñanza, dijo, es que si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento. Las piedras grandes se refieren a nuestra base, lo más importante para nosotros y se relacionan con nuestros valores, lo que nos enriquece como personas.

En ocasiones priorizamos las cosas irrelevantes frente a las que tienen un mayor valor para nosotros, llenando nuestro tiempo y cabeza de nimiedades que hacen que no tengamos tiempo para lo verdaderamente importante. No es cuestión de no tener tiempo, es cuestión de saber organizarse y priorizar, de identificar nuestras piedras grandes para que sean la base.

Tenemos prisa, pero sin saber a dónde vamos. La sensación de impaciencia cuando el semáforo pasa al verde (el conductor que va detrás pita bruscamente al despistado que está mirando por la ventanilla), la desesperación en un atasco, el paso acelerado en el paseo para no perder el tiempo, la crispación cuando el coche más lento avanza por el carril izquierdo, la rabia ante la parsimonia del que deja un aparcamiento que nosotros esperamos… son síntomas de la enfermedad de la prisa.

Los jóvenes se han sumergido en el ritmo apresurado. Conducen de prisa, estudian de prisa, viven de prisa, se divierten de prisa… Han entrado en el vértigo de la velocidad. La aceleración histórica de la que habla Karl Jaspers se está multiplicando progresivamente. Quien no se mete en ese torbellino, es arrollado por él.

Sí, vivimos muy de prisa. Ayer vi a mi hija escuchar el audio de una amiga con una velocidad extrema. Casi no se entendían las palabras. Escuchar al ritmo de la grabación supone una pérdida de tiempo.

No se pueden parar los relojes naturales. Pero se puede vivir el tiempo de un modo u otro. El terrón de azúcar no se disuelve con la misma velocidad en el agua para el sediento que para el saciado. Los últimos cinco minutos del partido no pasan a la misma velocidad para los seguidores del equipo que va perdiendo por la mínima que para los del que está ganando. Bergson hablaba del tiempo subjetivo.

Lo importante no son los relojes. Lo importante es el modo con el que vivimos el tiempo. El problema no es de los relojes (un reloj parado marca dos veces al día la hora exacta) sino de los seres humanos que vivimos cada día con más ansiedad el tiempo que vuela. Un tiempo en el que cada vez suele haber menos huecos para las cosas importantes: tomar un café tranquilamente con los amigos, pasear despacio a la orilla del mar con la mano en el hombro de la persona amada, leer precisamente aquello que no va ser objeto de un examen, escuchar música con los ojos perdidos en el fondo del corazón… El problema es de quienes no tenemos la sabiduría y la voluntad necesarias para dar prioridad a las actividades verdaderamente importantes.

Feliz Nochevieja de 2023. Un año menos. Un año más. Nos lo dice nuestro reloj natural de la Nochevieja. Feliz 2024. Y déjame, querido lector, querida lectora, cerrar con una recomendación que nos brinda Benjamin Franklin: “¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es la sustancia de la que está hecha la vida.

jueves, 4 de enero de 2024

Las obras más emblemáticas de Shakespeare en 10 actos

Desde el vestido usado por Vivien Leigh al interpretar a Lady Macbeth en 1955 hasta botellas de perfumes de famosos actores con pinturas de sus interpretaciones estrella de obras del Bardo. La British Library quiso conmemorar los 400 años de la muerte de William Shakespeare con una muestra de lo esencial a través del tiempo, en 10 actos.

Primer folio de Shaklespeare.

Primer folio de Shaklespeare.

FUENTE DE LA IMAGEN,CLARE KENDALL / THE BRITISH LIBRARY

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"Shakespeare en 10 actos" es el regalo que le preparó la British Library a William Shakespeare en el año en que se conmemora el 400 aniversario de su muerte. La muestra se enfoca en las 10 obras más trascendentes del autor inglés, y los textos u objetos que las rodean. Como este primer folio de las obras completas de Shakespeare, que data de 1623.

Vivien Leigh como Titania
Vivien Leigh como Titania

FUENTE DE LA IMAGEN,MANDER & MITCHENSON / ARENAPAL

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La exhibición explora las históricas reacciones del famoso dramaturgo, cuya reputación ha sido de todo menos consensuada. Desde la adoración de las cortes del siglo XVIII hasta la declaración de León Tolstoy sobre su "completa discrepancia" con la adoración universal al Bardo. Y, por supuesto, sus vínculos con los actores más famosos de la historia, como Vivien Leigh que en esta foto está interpretando a Titania, de “Sueño de una noche de verano”, en el Teatro Old Vic en 1937. También se puede ver en la muestra el vestido usado por la protagonista de "Lo que el viento se llevó" cuando interpretó a Lady Macbeth en 1955.

Sara Kestelman Alan Howard in Peter Brook's A Midsummer Night's Dream, 1970.

Sara Kestelman Alan Howard in Peter Brook's A Midsummer Night's Dream, 1970, Photo by Reg Wilson

FUENTE DE LA IMAGEN,ROYAL SHAKESPEARE COMPANY

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"Sueño de una noche de verano" es una de las obras más interpretadas de Shakespeare. Esta foto de 1970 muestra la versión del entonces rupturista Peter Brook, creador del concepto "espacio vacío", para la Royal Shakespeare Company.

Curadora con calavera

Curadora con calavera

FUENTE DE LA IMAGEN,CLARE KENDALL / THE BRITISH LIBRARY

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Otro de los elementos claves de esta exposición es un cráneo. No cualquier cráneo, sino uno con poesía escrita para la actriz Sarah Bernhardt por el mismísimo Victor Hugo, la que luego ella utilizó cuando actuó en "Hamlet" en 1899.

Cushman sisters as Romeo & Juliet, 1846.
Cushman sisters as Romeo & Juliet, 1846.

FUENTE DE LA IMAGEN,FOLGER SHAKESPEARE LIBRARY

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Las mujeres interpretando papeles masculinos no eran bien vistas en la época victoriana. Sin embargo, en 1846 la actriz estadounidense Charlotte Cushman visitó Londres para interpretar a Romeo, junto a su hermana Susan como Julieta. Susan acababa de estar en el ojo del huracán por un escándalo amoroso y Charlotte dijo que se haría cargo del papel para proteger a su hermana de los actores hombres. Finalmente lo que hizo fue doblemente vanguardista: rompió la interpretación clásica de género y también los valores conservadores de la moral victoriana. Este es el afiche de la obra.

Ann Barry as Constance in King John, Scent bottle & English enamel case, on display in 'Shakespeare in Ten Acts', ca. 1780-1790.

FUENTE DE LA IMAGEN,FOLGER SHAKESPEARE LIBRARY

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Esta botella de perfume muestra a la legendaria actriz inglesa Ann Barry como Constance, de la obra "King John". Del otro lado, la botella muestra a otro de los actores más famosos de Inglaterra, David Garrick, como Hamlet.

Laurence Olivier's shooting script for Henry V 1943 British Library 

Laurence Olivier's shooting script for Henry V 1943 British Library Photo

FUENTE DE LA IMAGEN,CLARE KENDALL / THE BRITISH LIBRARY

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Este guión vale oro. Es el que utilizó Laurence Olivier para planificar la filmación de "Enrique V", cuando el ícono del teatro británico llevó al cine a uno de los reyes más conocidos de las obras de Shakespeare.

 Clare Kendall / The British Library

Clare Kendall / The British Library

FUENTE DE LA IMAGEN,CLARE KENDALL / THE BRITISH LIBRARY

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Un texto histórico es "Groatsworth of Wit", de 1592, la primera vez que se imprimió una referencia escrita de la que hay registro sobre Shakespeare: un "cuervo advenedizo", según el autor Robert Greene.

Estatua de Shakespeare
Estatua de Shakespeare

FUENTE DE LA IMAGEN,JENNIFER HOWE

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La exhibición se puede visitar en la British Library, cerca de la estación King´s Cross en Londres, hasta el 6 de septiembre. Allí serán recibidos por esta estatua del autor más conocido de la lengua inglesa.

BBC 

El monopolio de la constitucionalidad.

Pretender que solo es constitucional la mayoría parlamentaria que te permite formar Gobierno, y que no lo es la que no lo permite, supone la negación de la democracia como forma política.

Con base en la pretensión de tener el monopolio de la constitucionalidad no hay democracia que pueda operar. En todas las democracias dignas de tal nombre la mayoría electoral es siempre o casi siempre minoría social. En España desde 1978 no ha habido ninguna mayoría parlamentaria que fuera mayoría social. No ocurrió ni siquiera en el caso más extremo, el de 1982, en que el PSOE liderado por Felipe González llegó a tener 202 escaños en el Congreso de los Diputados. El PSOE obtuvo el 48% de los votos válidamente emitidos, lo que quiere decir que tuvo menos votos que los del conjunto de los demás partidos. Si añadimos el porcentaje de la abstención, se reafirma todavía más el carácter socialmente minoritario de la mayoría parlamentaria. Un 48% y en unas elecciones con una alta participación, viene a ser el 40% del censo electoral. Una mayoría de dos quintos del censo electoral es una mayoría parlamentaria abrumadora. Pero no por ello deja de tener tres quintos del censo que no le han dado su representación.

El partido que gobierna tiene que ser consciente de que siempre hay más ciudadanos que no le han votado de los que sí lo han hecho. Y debe saber, en consecuencia, que no puede pretender el monopolio de la constitucionalidad. Que unas veces tendrá una mayoría parlamentaria en solitario que le permitirá gobernar, pero que esa no es la norma, sino la excepción, y que, en todo caso, no puede desconocer en la acción de gobierno la existencia de esa mayoría social que no lo ha votado.

La democracia exige que la mayoría parlamentaria que forma Gobierno sea aceptada por la mayoría social más amplia que no lo ha votado. En esta aceptación descansa la operatividad de manera indefinida de la democracia como forma política. Esta aceptación exige, a la inversa, que la mayoría parlamentaria que ha formado Gobierno en un momento esté dispuesta a dejar de serlo y a aceptar que haya otra mayoría parlamentaria alternativa que lo forme en otro momento. La legitimidad democrática reposa en esta doble aceptación invertida.

Pretender que solo es constitucional la mayoría parlamentaria que te permite formar Gobierno, y que no lo es la que no lo permite, supone la negación de la democracia como forma política. Es la tesis de Mario Vargas Llosa, que la argumenta con la distinción entre los que votan bien y los que votan mal. Los que votan bien son los que me votan a mí. Los que no lo hacen, votan mal y, en consecuencia, habría que buscar una fórmula para que esos votos no pudieran traducirse en acción de Gobierno.

No se si fue Vargas Llosa quien tomó esta fórmula del PP o el PP el que la ha tomado del escritor hispano-peruano. Pero es la que desde 2015 está intentando poner en práctica el PP con una pequeña ayuda de Ciudadanos inicialmente y, posteriormente, con la ayuda más determinante de Vox. Quien no se siente nacionalista español no debería poder participar en las elecciones generales. Su participación política debería limitarse a las elecciones de su Comunidad Autónoma o de su municipio, pero no debería extenderse a las elecciones generales. En estas elecciones no pueden votar bien. De ahí la propuesta de Albert Rivera de una barrera del 5% a nivel estatal o la pretensión de Santiago Abascal de ilegalizar a los partidos nacionalistas catalanes y vascos.

Eso es lo que tiene también en la cabeza la dirección del PP desde que el bipartidismo dejó de operar. De ahí la no aceptación de la “legitimidad” del Gobierno de Pedro Sánchez o la no aceptación de la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Unas veces por un motivo y otras por otro. El monopolio de la constitucionalidad lo tienen que tener quienes se sientan parte del nacionalismo español con exclusión expresa de quienes no se sientan así. Al no aceptar esta premisa, el PSOE y los demás partidos de la izquierda han perdido la condición de partidos constitucionales. Han dejado de ser partidos de Gobierno.

En esas estamos.