viernes, 6 de septiembre de 2024

_- Perfil aerodinámico

_- Posiblemente el perfil aerodinámico más utilizado de todos los tiempos, el NACA 23012 combinaba alta sustentación, baja resistencia, momentos de cabeceo suaves e incluso un poco de flujo laminar en su superficie inferior. Fue diseñado en 1935 por el investigador de NACA Langley, Eastman Jacobs.
Geometry of NACA 23012 airfoil with 1/4 quarter round ice at the location of x/c=0.1
Seamos francos: en realidad no necesitamos perfiles aerodinámicos. Los aviones a escala con láminas planas de madera de balsa en lugar de alas vuelan bien; lo mismo hacen los aviones hechos de papel doblado, y los abejorros y las mariposas. Una lámina plana constituye un ala perfectamente funcional.

El hecho de que las superficies planas en el viento pudieran producir la fuerza lateral que ahora llamamos sustentación era una observación muy antigua. Dos de sus primeras aplicaciones, el molino de viento y la vela con aparejo de proa y popa, datan de hace al menos 800 años. También era perfectamente evidente para cualquier persona pensante que lo que mantenía a los pájaros y a los murciélagos en el aire eran las grandes superficies planas unidas a sus brazos. Ni las plumas de los pájaros ni la tela de las velas y las aspas de los molinos de viento tenían un grosor digno de mención, por lo que las primeras superficies sustentadoras eran simplemente eso: superficies.

Las superficies delgadas sujetas por una estructura de soporte se abombaban naturalmente bajo la presión del aire, adquiriendo lo que ahora llamamos una forma "combada", es decir, arqueada. El hecho de que la comba fuera realmente beneficiosa parece haber sido apreciado por primera vez, al menos por escrito, por un ingeniero civil inglés del siglo XVIII, John Smeaton, quien observó que curvar las superficies de sus palas mejoraba el rendimiento de los molinos de viento.

Durante el siglo y medio siguiente, no ocurrió nada digno de mención, aparte de la invención del avión moderno, en 1804, por otro inglés, George Cayley.

Cuando llegamos a principios del siglo XX, encontramos a los hermanos Wright realizando experimentos sistemáticos en túneles de viento para determinar no solo la mejor cantidad de comba que se debía utilizar, sino también la mejor distribución de la curvatura hacia adelante y hacia atrás. El brasileño Santos-Dumont, cuyos vuelos en París en 1906 en su enorme 14-bis ("Número 14 bis") son considerados por algunos como los primeros vuelos verdaderamente propulsados ​​porque su avión se inclinaba y se elevaba por su propia fuerza (los Wright emplearon una catapulta y un raíl para elevarse en 1903), utilizó muy poca curvatura, tal vez porque sabía que hacía que el avión quisiera descender en picado. Por otro lado, las alas del Bleriot 11 que realizó la primera travesía aérea del Canal de la Mancha tenían mucha más curvatura de la necesaria.

Algunos de los primeros aviones tenían alas con forma de vela, formadas por una única capa cosida a largueros y costillas. Este tipo de alas se prestaban a la deformación del ala, que era la primera forma de control del alabeo. Cuando aparecieron los alerones, las alas tuvieron que hacerse rígidas. Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, los biplanos aerodinámicos de bastante buen rendimiento eran la norma; sus alas tenían superficies superiores e inferiores lisas con la estructura oculta en el interior. Sin embargo, sus secciones transversales apenas merecían el nombre de perfiles aerodinámicos. En realidad, eran simplemente formas parecidas a las de una anguila, redondeadas en la parte delantera y afiladas más o menos hasta un punto en la parte trasera, y engrosadas lo suficiente para envolver la estructura interna necesaria.

A pesar de la calidad aleatoria y ad hoc de estos primeros diseños de perfiles aerodinámicos, se hicieron esfuerzos para separar el trigo de la paja en túneles de viento. Al principio, lamentablemente, los investigadores no reconocieron la importancia de la escala. Probaron modelos muy pequeños a velocidades muy bajas y, como la velocidad y el tamaño realmente desempeñan papeles importantes en el comportamiento del aire en movimiento, sus resultados respaldaron la suposición errónea de que los perfiles aerodinámicos delgados eran superiores.

En 1917, la eminencia gris de la investigación aerodinámica alemana, Ludwig Prandtl, tenía un túnel de viento en Göttingen lo suficientemente grande como para permitir la prueba de secciones de perfiles aerodinámicos a escala real a velocidades realistas. También tenía un método matemático para crear curvas similares a los perfiles aerodinámicos. Pronto descubrió la superioridad de las secciones gruesas, cuyos radios de borde de ataque más grandes les permitían alcanzar ángulos de ataque más altos y, por lo tanto, producir más sustentación antes de entrar en pérdida que las delgadas. La creencia, sostenida durante mucho tiempo, de que las secciones más gruesas debían tener una mayor resistencia también resultó ser falsa. Anthony Fokker adoptó inmediatamente perfiles aerodinámicos gruesos para el triplano del Barón Rojo. Los constructores británicos y franceses persistieron con sus perfiles aerodinámicos delgados hasta el final de la guerra, pero luego los abandonaron.

Durante la década de 1930, el Comité Asesor Nacional de Aeronáutica de Estados Unidos (NACA, por sus siglas en inglés) desarrolló y probó "familias" de perfiles aerodinámicos. Algunas de las más exitosas fueron las series de cuatro y cinco dígitos de la NACA, que consistían en una "forma de espesor básico" (una forma simétrica de "lágrima") superpuesta a una "línea de comba" de la que el perfil derivaba la mayoría de sus características aerodinámicas, como la cantidad de sustentación que producía en un ángulo de ataque de cero y la fuerza del "momento de cabeceo" o tendencia a hundirse que tendía a producir la comba. Muchas de esas secciones todavía se utilizan hoy en día, y la serie 23000 de la NACA, creada en 1935, es probablemente el perfil aerodinámico más utilizado de la historia.

A pesar de todo el trabajo teórico altamente técnico realizado por la NACA, siguió existiendo una tradición paralela de lo que podría llamarse diseño de perfiles aerodinámicos descalzos. El modelo surgió del reconocimiento de que los perfiles aerodinámicos de las alas reales, muchas de las cuales todavía estaban revestidas de tela en aquella época, no se parecían mucho a los modelos idealizados de túnel de viento. En la práctica, cualquier cosa que pareciera un perfil aerodinámico funcionaba como un perfil aerodinámico. La flor más sobresaliente de la escuela descalza fue el Clark Y, una invención de 1922 de un coronel Virginius Clark, que lo inventó mediante el recurso poco científico de deformar uno de los perfiles aerodinámicos de Göttingen de la época de la guerra para hacer que el 70 por ciento de su parte inferior trasera fuera plana. La parte inferior plana resultó ser una característica muy atractiva. Facilitó la construcción (especialmente para los modelistas, que acudieron en masa al Clark Y porque les permitía hacer un ala recta simplemente fijándola a una superficie plana mientras se secaba el pegamento) y la medición del ángulo de ataque, y simplificó el tallado de las palas de la hélice. A pesar de no poseer ningún mérito aerodinámico especial, el Clark Y se ha utilizado en una gran variedad de aviones. (En ae.uiuc.edu/m-selig/ads/aircraft.html se puede encontrar una lista notable de cientos de tipos de aeronaves y los perfiles aerodinámicos que utilizan.)

En 1940, el desarrollo de los perfiles aerodinámicos había superado tres hitos, o al menos lo que yo considero hitos. El primero fue el reconocimiento general, no debido a un solo investigador, de que la curvatura ayudaba a la producción de sustentación y que si un perfil aerodinámico tenía un grosor más que insignificante, necesitaba ser redondeado en la parte delantera y algo afilado en la parte trasera. El siguiente fue el descubrimiento, debido a Prandtl, de que el grosor, es decir, un grosor mayor que, digamos, una décima parte de la longitud de la cuerda, era beneficioso. El tercer hito fue la sistematización de los perfiles, en gran parte obra de un investigador de NACA Langley llamado Eastman Jacobs, en "familias" con características bien documentadas, lo que permitió a los diseñadores seleccionar secciones adecuadas de un catálogo. (Por cierto, las palabras "perfil aerodinámico", "perfil" y "sección" son sinónimas tal como las estoy utilizando).

El cuarto hito fue una revolución en la relación entre las matemáticas y el diseño de perfiles aerodinámicos. Desde los primeros tiempos, se habían utilizado varios tipos de funciones matemáticas para generar formas de perfiles aerodinámicos. Pero estos procedimientos no se basaban en la física del flujo de fluidos; eran simplemente ecuaciones que producían líneas suavemente curvadas que parecían perfiles aerodinámicos. En 1931, otro aerodinámico de la NACA, Theodore Theodorsen, inventó un método matemático para calcular la distribución de la presión en cualquier perfil aerodinámico. La distribución de la presión es muy importante; es la clave para la resistencia, la sustentación y el comportamiento de pérdida del perfil aerodinámico.

Theodorsen era un hombre seguro de sí mismo. Cuando los resultados que calculaba no coincidían exactamente con las mediciones en el túnel de viento, descartó con ligereza los resultados empíricos por considerarlos poco fiables. Las relaciones entre Theodorsen y el experimentalista Eastman Jacobs fueron espinosas, y cuando Jacobs, jugando contra el modelo, propuso invertir el método de Theodorsen para obtener una forma de perfil aerodinámico que generara una distribución de presión deseada, Theodorsen descartó la idea por considerarla matemáticamente absurda. Sin embargo, Jacobs persistió y logró crear el procedimiento que se utiliza para diseñar perfiles en las computadoras digitales actuales.

El primer fruto del trabajo de Jacobs fue el perfil aerodinámico de flujo laminar natural. (Natural, en este contexto, significa que no se utiliza ningún método motorizado, como la succión de la capa límite, para mantener el flujo laminar). Su trabajo se basaba en el conocimiento de que el comportamiento de la capa límite (la delgada capa de aire, cercana a la superficie del perfil aerodinámico, que el avión arrastra consigo) está influido por la distribución de presión. Una capa límite laminar, en la que todas las partículas de aire siguen trayectorias paralelas a la superficie del perfil aerodinámico, podría mantenerse a lo largo de la parte delantera de un perfil aerodinámico, a medida que sus superficies superior e inferior se alejaban cada vez más. Pero cuando las superficies comienzan a converger, aparecen diminutos remolinos y vórtices turbulentos en la capa límite. La resistencia de una capa límite laminar es mucho menor que la de una turbulenta. Todos los perfiles aerodinámicos tienen cierto flujo laminar, pero la nueva familia de perfiles laminares desarrollados por la NACA extendió la capa límite laminar hasta el 60 por ciento de la longitud del perfil aerodinámico, reduciendo la resistencia hasta en dos tercios.

Como señala John Anderson en su Historia de la aerodinámica, los perfiles laminares, utilizados por primera vez en el Mustang P-51, tuvieron éxito en la reducción de la resistencia en el túnel de viento, pero no tanto en la práctica porque las irregularidades de la construcción práctica de metal, junto con el desgaste general y las inevitables salpicaduras de insectos, alteraban la capa límite laminar temperamental. Sin embargo, demostraron tener éxito de una manera inesperada: las secciones de flujo laminar, con su espesor máximo muy hacia atrás, resultaron ser muy adecuadas para aviones de alta velocidad, porque eran menos propensas a la formación temprana de ondas de choque transónicas. Anderson podría haber añadido que tuvieron cierto éxito, incluso en la práctica y en aviones de baja velocidad, cuando se empezaron a utilizar las alas de materiales compuestos. Un planeador de alto rendimiento con un perfil no laminar es impensable hoy en día.

El quinto hito en la evolución de los perfiles aerodinámicos llega con el desarrollo de perfiles especialmente diseñados para volar por debajo, pero cerca, de la velocidad del sonido. Estos llamados perfiles aerodinámicos supercríticos tienen morros gruesos, partes superiores planas y comba en popa, todas características diseñadas para retrasar la aparición de ondas de choque debidas al flujo supersónico local.

Se podría suponer que los perfiles aerodinámicos supersónicos representarían otro gran avance, pero en realidad no son perfiles aerodinámicos en el sentido normal. Las leyes del vuelo supersónico son completamente diferentes de las del vuelo subsónico, y las secciones de ala puramente supersónicas prescinden de una comba sofisticada y una distribución del espesor; una forma de diamante aplanada, o incluso, como en las superficies estabilizadoras del X-15, un triángulo con un extremo trasero romo, es suficiente. Una hoja de cuchillo es un ala supersónica tan buena como cualquier otra. De hecho, las alas de los aviones supersónicos todavía tienen perfiles aerodinámicos, generalmente muy delgados, pero eso es sólo porque despegan y aterrizan a velocidad subsónica.

Hoy en día, es habitual diseñar a medida los perfiles aerodinámicos de cada nuevo avión en un ordenador. En cierto modo, como señala Anderson, el diseño de perfiles aerodinámicos ha dado un giro completo. En los primeros años, cada avión nuevo podía tener un perfil aerodinámico nuevo. Lo mismo ocurre hoy, pero hoy ya no diseñamos nuevos perfiles aerodinámicos sin saber cómo funcionan.

La aeronáutica moderna ha transformado radicalmente la forma en que vivimos y conectamos con el resto del mundo. Las matemáticas han sido el motor silencioso que impulsa la aeronáutica desde sus orígenes hasta las alturas inimaginables de la modernidad. Para lograr un diseño eficiente y seguro de las aeronaves es necesario un conocimiento profundo de la aerodinámica, la resistencia al avance, la estabilidad y el control, en base a principios matemáticos fundamentales.

Por ejemplo, el famoso teorema de Euler para poliedros –propuesto por el matemático suizo en 1750–, actualmente es utilizado en el diseño de estructuras aeronáuticas, como marcos y celdas, para optimizar su rigidez y resistencia. El teorema establece una relación fundamental entre los vértices, aristas y caras de cualquier poliedro convexo –en concreto, que el número de caras más el número de aristas es igual al número de vértices menos dos–. Pues bien, en la construcción de aviones ligeros y drones, esta fórmula se emplea para calcular el número mínimo de elementos estructurales –como vigas y paneles– necesarios para mantener la estabilidad y la integridad de la aeronave, teniendo en cuenta las fuerzas y las tensiones que actúan sobre ella. También es útil en el diseño de materiales compuestos utilizados en la construcción de aviones, como los llamados paneles honeycomb, ya que permite determinar la cantidad óptima de celdas hexagonales (caras) y los puntos de unión (vértices) necesarios para equilibrar la resistencia y la ligereza del material.

MÁS INFORMACIÓN Primer vuelo de los hermanos Wright

De los hombres pájaro a los hermanos Wright: las matemáticas que nos ayudaron a surcar el aire Por otro lado, en el diseño de aviones también es primordial analizar el flujo de aire alrededor de la estructura, especialmente el cálculo de las fuerzas aerodinámicas; las cuatro principales son el arrastre, la sustentación, el peso y el empuje. Para estudiar de forma detallada la interacción de estas fuerzas sobre toda la superficie del avión se utiliza el teorema de la divergencia (o teorema de Gauss). Este relaciona el flujo de un campo vectorial –que es la velocidad del aire en cada punto alrededor del avión– a través de una superficie cerrada con la divergencia del campo –que indica cómo está cambiando la velocidad del aire en cada punto, si es positiva el aire está entrando en ese punto, si es negativa está saliendo–.

Además, para poder pilotar las aeronaves, es necesario estudiar los controles de vuelo y la respuesta del aparato a diferentes fuerzas y perturbaciones. Para ello, se utilizan, entre otras cosas, las transformadas integrales –que permiten expresar una función como suma de otras, más manejables–, como la transformada de Laplace o la de Fourier. La primera se utiliza para analizar la dinámica de sistemas complejos, como las aeronaves y cohetes, sujetos a fuerzas variables en el tiempo y así comprender su comportamiento. También se emplea para modelar los sistemas de control que regulen el movimiento y la actitud de una nave de manera eficiente y precisa. Y además se aplica en el diseño de la comunicación por radio y sistemas de navegación, utilizando filtros y sistemas de procesamiento de señales para eliminar ruido y mejorar la calidad de la comunicación.

La transformada de Fourier se utiliza para descomponer una señal en sus componentes de frecuencia, lo que, en la industria aeronáutica, se aplica en el procesamiento de las señales generadas por sistemas de navegación, sistemas de comunicación y sensores a bordo, facilitando la detección del ruido e interferencias, y mejorando la calidad de las señales. Por otro lado, se ocupa para analizar vibraciones –causadas por los motores, turbulencias y cambios en las condiciones de vuelo– y descomponerlas en sus componentes de frecuencia, lo que es clave en el diseño de sistemas de amortiguación que garanticen la integridad estructural.

También es importante analizar riesgos y evaluar los sistemas de seguridad en los vuelos, para lo que se emplea el teorema de Bayes, un resultado fundamental de la teoría de la probabilidad propuesto hace más de 250 años, que establece cómo actualizar la probabilidad de un evento, después de conocer nuevos datos relevantes para el fenómeno estudiado. Por ejemplo, este teorema se aplica en el análisis de datos de accidentes aéreos y en la evaluación de factores contribuyentes, como el clima, el mantenimiento y el error humano, para mejorar la seguridad de los vuelos futuros. También para procesar las alertas de sistemas de detección de fallos en tiempo real de los aviones modernos, por ejemplo, para evaluar la probabilidad de que una alerta de sistema sea un falso positivo o un indicio real de un problema. Esto evita alarmas innecesarias que puedan distraer a los pilotos y, al mismo tiempo, garantiza que las alertas genuinas no se pasen por alto. Así, es posible estimar la probabilidad de fallas y evaluar el rendimiento de los sistemas electrónicos, mejorando la seguridad y la fiabilidad de las aeronaves.

Las matemáticas también están en la frontera tecnológica de la industria aeroespacial. Uno de los conceptos fundamentales en el desarrollo de aviones comerciales hipersónicos es la transformación de Prandtl-Glauert. Esta establece que, a velocidades cercanas a la velocidad del sonido, los efectos de comprensibilidad del aire se vuelven significativos y deben de tomarse en cuenta en los cálculos del arrastre y sustentación de la aeronave, lo que, en los cálculos para velocidades normales, no se hace. Sin duda, en cualquier avance futuro que experimente la aeronáutica, las matemáticas serán una herramienta fundamental.

Yoshua Díaz Interian es investigador predoctoral en el Instituto Politécnico Nacional (México).

Ágata Timón García-Longoria es coordinadora de la Unidad de Cultura Matemática del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT).

jueves, 5 de septiembre de 2024

Los teoremas que impulsan el diseño aeronáutico moderno. El teorema de Euler permite optimizar la estructura de las aeronaves; el de Gauss, analizar la interacción de fuerzas en su superficie; las transformadas integrales son clave para su manejo; y el teorema de Bayes para mejorar su seguridad

 

Diseño de un avión de pasajeros hipersónico Mach 5, capaz de volar de New York a París en 90 minutos, cuyo lanzamiento está previsto para  2029.
Diseño de un avión de pasajeros hipersónico Mach 5, capaz de volar de New York a París en 90 minutos, cuyo lanzamiento está previsto para 2029.
La aeronáutica moderna ha transformado radicalmente la forma en que vivimos y conectamos con el resto del mundo. Las matemáticas han sido el motor silencioso que impulsa la aeronáutica desde sus orígenes hasta las alturas inimaginables de la modernidad. Para lograr un diseño eficiente y seguro de las aeronaves es necesario un conocimiento profundo de la aerodinámica, la resistencia al avance, la estabilidad y el control, en base a principios matemáticos fundamentales.

Por ejemplo, el famoso teorema de Euler  para poliedros –propuesto por el matemático suizo en 1750–, actualmente es utilizado en el diseño de estructuras aeronáuticas, como marcos y celdas, para optimizar su rigidez y resistencia. El teorema establece una relación fundamental entre los vértices, aristas y caras de cualquier poliedro convexo –en concreto, que el número de caras más el número de aristas es igual al número de vértices menos dos–. Pues bien, en la construcción de aviones ligeros y drones, esta fórmula se emplea para calcular el número mínimo de elementos estructurales –como vigas y paneles– necesarios para mantener la estabilidad y la integridad de la aeronave, teniendo en cuenta las fuerzas y las tensiones que actúan sobre ella. También es útil en el diseño de materiales compuestos utilizados en la construcción de aviones, como los llamados paneles honeycomb, ya que permite determinar la cantidad óptima de celdas hexagonales (caras) y los puntos de unión (vértices) necesarios para equilibrar la resistencia y la ligereza del material.
Primer vuelo de los hermanos Wright
Primer vuelo de los hermanos Wright
De los hombres pájaro a los hermanos Wright: las matemáticas que nos ayudaron a surcar el aire Por otro lado, en el diseño de aviones también es primordial analizar el flujo de aire alrededor de la estructura, especialmente el cálculo de las fuerzas aerodinámicas; las cuatro principales son el arrastre, la sustentación, el peso y el empuje. Para estudiar de forma detallada la interacción de estas fuerzas sobre toda la superficie del avión se utiliza el teorema de la divergencia (o teorema de Gauss). Este relaciona el flujo de un campo vectorial –que es la velocidad del aire en cada punto alrededor del avión– a través de una superficie cerrada con la divergencia del campo –que indica cómo está cambiando la velocidad del aire en cada punto, si es positiva el aire está entrando en ese punto, si es negativa está saliendo–.

Además, para poder pilotar las aeronaves, es necesario estudiar los controles de vuelo y la respuesta del aparato a diferentes fuerzas y perturbaciones. Para ello, se utilizan, entre otras cosas, las transformadas integrales –que permiten expresar una función como suma de otras, más manejables–, como la transformada de Laplace o la de Fourier. La primera se utiliza para analizar la dinámica de sistemas complejos, como las aeronaves y cohetes, sujetos a fuerzas variables en el tiempo y así comprender su comportamiento. También se emplea para modelar los sistemas de control que regulen el movimiento y la actitud de una nave de manera eficiente y precisa. Y además se aplica en el diseño de la comunicación por radio y sistemas de navegación, utilizando filtros y sistemas de procesamiento de señales para eliminar ruido y mejorar la calidad de la comunicación.

La transformada de Fourier se utiliza para descomponer una señal en sus componentes de frecuencia, lo que, en la industria aeronáutica, se aplica en el procesamiento de las señales generadas por sistemas de navegación, sistemas de comunicación y sensores a bordo, facilitando la detección del ruido e interferencias, y mejorando la calidad de las señales. Por otro lado, se ocupa para analizar vibraciones –causadas por los motores, turbulencias y cambios en las condiciones de vuelo– y descomponerlas en sus componentes de frecuencia, lo que es clave en el diseño de sistemas de amortiguación que garanticen la integridad estructural.

También es importante analizar riesgos y evaluar los sistemas de seguridad en los vuelos, para lo que se emplea el teorema de Bayes, un resultado fundamental de la teoría de la probabilidad propuesto hace más de 250 años, que establece cómo actualizar la probabilidad de un evento, después de conocer nuevos datos relevantes para el fenómeno estudiado. Por ejemplo, este teorema se aplica en el análisis de datos de accidentes aéreos y en la evaluación de factores contribuyentes, como el clima, el mantenimiento y el error humano, para mejorar la seguridad de los vuelos futuros. También para procesar las alertas de sistemas de detección de fallos en tiempo real de los aviones modernos, por ejemplo, para evaluar la probabilidad de que una alerta de sistema sea un falso positivo o un indicio real de un problema. Esto evita alarmas innecesarias que puedan distraer a los pilotos y, al mismo tiempo, garantiza que las alertas genuinas no se pasen por alto. Así, es posible estimar la probabilidad de fallas y evaluar el rendimiento de los sistemas electrónicos, mejorando la seguridad y la fiabilidad de las aeronaves.

Las matemáticas también están en la frontera tecnológica de la industria aeroespacial. Uno de los conceptos fundamentales en el desarrollo de aviones comerciales hipersónicos es la transformación de Prandtl-Glauert. Esta establece que, a velocidades cercanas a la velocidad del sonido, los efectos de comprensibilidad del aire se vuelven significativos y deben de tomarse en cuenta en los cálculos del arrastre y sustentación de la aeronave, lo que, en los cálculos para velocidades normales, no se hace. Sin duda, en cualquier avance futuro que experimente la aeronáutica, las matemáticas serán una herramienta fundamental.

Yoshua Díaz Interian es investigador predoctoral en el Instituto Politécnico Nacional (México).

Ágata Timón García-Longoria es coordinadora de la Unidad de Cultura Matemática del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

MATEMÁTICAS. De los hombres pájaro a los hermanos Wright: las matemáticas que nos ayudaron a surcar el aire. La trigonometría y la geometría clásica han sido fundamentales desde el diseño de los trajes voladores hasta el desarrollo de los primeros aviones

Primer vuelo de los hermanos Wright
Primer vuelo de los hermanos Wright.
En estos momentos hay entre ocho mil y veinte mil aviones surcando el cielo simultáneamente en el mundo. Cada uno de estos vuelos es posible gracias a las matemáticas, en aspectos que van desde la planificación del consumo del combustible al diseño y mejora de los aparatos. Los primeros vehículos que permitieron al ser humano alzarse sobre la superficie terrestre (globos aerostáticos, dirigibles, planeadores y aviones) se sustentaron en diversos conceptos geométricos, algebraicos o analíticos.

En el siglo IX, los hombres pájaro se convirtieron en precursores de la aviación. Sin un soporte teórico y únicamente con la esperanza de poder volar, abrían las alas tejidas a sus trajes y se lanzaban de grandes alturas, fallando una y otra vez en el intento. Tras ellos, el primer vuelo en paracaídas, más o menos exitoso, fue realizado por el químico, físico y matemático Abbas Ibn Firnás (810, Ronda; 887, Córdoba) en ese mismo siglo, lo que sentaría las bases para los futuros diseñadores de aeronaves.

La trigonometría y la geometría clásica desempeñaron un papel esencial en el estudio de la aviación durante este primer periodo; permitieron a los pilotos y navegantes calcular distancias, ángulos y altitudes con mayor precisión. En concreto, fueron clave los métodos trigonométricos que el matemático árabe Al-Biruni  había desarrollado entre los siglos X y XI para resolver problemas astronómicos y geodésicos, como la medición del radio de la Tierra.

Las primeras aeronaves que surcaron los cielos fueron las “más ligeras que el aire”, que se llenan con helio o hidrógeno, de manera que su peso total es menor que el peso del aire que desplazan. Ejemplos de estas aeronaves son el globo aerostático, cuyo primer vuelo fue realizado por los hermanos Montgolfier; y el dirigible, diseñado en Alemania por Ferdinard von Zeppelin. Para definir su diseño y estabilidad se usaron los estudios sobre proporciones y volúmenes que Ferdinard von Zeppelin había hecho en los siglos XII y XIII. También se emplearon sus trabajos sobre proporciones armónicas, para establecer las dimensiones de diferentes componentes de las aeronaves (como las alas, fuselajes u otros elementos), lo que dio como resultado diseños armónicos y estéticamente agradables.

En los siglos del XVIII al XIX, las investigaciones en geometría permitieron desarrollar perfiles de alas más eficientes. Un perfil aerodinámico es una forma geométrica, normalmente curva, presente en alas de aviones, aspas de helicópteros, alerones y timones, diseñada para optimizar el comportamiento de una superficie que interactúa con un flujo de aire, garantizando el menor arrastre posible causado por el viento.

Matemáticos como Daniel Bernoulli estudiaron la geometría de las alas y también otros aspectos estructurales, que buscaban lograr, por primera vez, el vuelo de una aeronave más pesada que el aire. Aunque no lo consiguió, el trabajo de Bernoulli fue clave para comprender la interacción existente entre el aire y los objetos. De hecho, uno de los teoremas que propuso se sigue empleando hoy en día en una de las explicaciones de por qué vuelan los aviones . Este determina cómo la velocidad del viento, al interactuar con las alas, causa una distribución de presiones que elevan un avión. 
Ejemplo del principio de Bernoulli aplicado a un perfil aerodinámico asimétrico en contacto con el aire. Debido a la alta velocidad por encima del perfil, existe una presión baja en esta zona, mientras que hay baja velocidad y presión alta, debajo del mismo. Esta diferencia de presiones crea una fuerza de levantamiento.
Ejemplo del principio de Bernoulli aplicado a un perfil aerodinámico asimétrico en contacto con el aire. Debido a la alta velocidad por encima del perfil, existe una presión baja en esta zona, mientras que hay baja velocidad y presión alta, debajo del mismo. Esta diferencia de presiones crea una fuerza de levantamiento.Y.D.;
Otro enfoque frecuente para justificar el vuelo de las aeronaves recurre a la tercera ley de Isaac Newton: las partículas del viento son direccionadas hacia abajo, lo que causa la fuerza de levantamiento en el avión. Efectivamente, las leyes del movimiento y de la gravitación universal formuladas por Newton en el siglo XVII (una descripción matemática precisa de cómo los cuerpos se mueven en el espacio) fueron la base para establecer los principios del vuelo de los aviones en tiempos cercanos a su invención. Sin embargo, en la actualidad hay otras explicaciones más aceptadas, basadas en el uso de la  dinámica de fluidos computacionales.

En 1799, el británico  George Cayley desarrolló el perfil de ala simétrica, en el que la parte superior como la inferior son iguales, uno de los primeros perfiles aerodinámicos reconocidos. Sin embargo, el verdadero avance en el diseño de perfiles aerodinámicos no se produjo hasta finales del siglo XIX, con nuevas investigaciones exhaustivas sobre la aerodinámica de las alas. Fue entonces cuando Otto Lilienthal realizó numerosos vuelos en planeadores (aeronaves diseñadas para volar sin motor). A través de sus experimentos, recopiló datos y refinó perfiles aerodinámicos que maximizaban la sustentación y minimizaban la resistencia. 
Palas de un motor turbofán moderno. En el centro del motor se aprecia una espiral sobre una forma cónica utilizada para ahuyentar aves durante el vuelo.
Palas de un motor turbofán moderno. En el centro del motor se aprecia una espiral sobre una forma cónica utilizada para ahuyentar aves durante el vuelo.JORGE LÁSCAR

Unos años más tarde, en 1903, los hermanos Wright fueron los primeros en lograr el vuelo motorizado controlado. Su trabajo, basado principalmente en experimentos con túneles de viento, es la base en la comprensión de la forma de las palas en los motores turbofán, los más utilizados en los aviones comerciales actualmente. Este tipo de motores contiene un ventilador de gran tamaño que comprime el aire entrante, el cual es mezclado con combustible, generando gases de alta velocidad que son expulsados para propulsar la aeronave. El diseño óptimo de la geometría de estos vehículos permite reducir la resistencia del aire, ahorrando combustible, reduciendo el ruido de los motores y evitando turbulencia durante los vuelos.

Desde comienzos del siglo pasado, la industria aeronáutica ha evolucionado de manera abrupta gracias al uso de herramientas teóricas y computacionales, diversos teoremas, ideas y teorías matemáticas que se emplean en el análisis y la optimización de diversos aspectos de la aviación. A esto dedicaremos un siguiente artículo de Café y Teoremas.

Yoshua Díaz Interian es investigador predoctoral en el Instituto Politécnico Nacional (México).

Café y Teoremas es una sección dedicada a las matemáticas y al entorno en el que se crean, coordinado por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), en la que los investigadores y miembros del centro describen los últimos avances de esta disciplina, comparten puntos de encuentro entre las matemáticas y otras expresiones sociales y culturales y recuerdan a quienes marcaron su desarrollo y supieron transformar café en teoremas. El nombre evoca la definición del matemático húngaro Alfred Rényi: “Un matemático es una máquina que transforma café en teoremas”.

Edición y coordinación: Ágata Timón García-Longoria. Es coordinadora de la Unidad de Cultura Matemática del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT)

martes, 3 de septiembre de 2024

HIERBAS AROMÁTICAS. Una planta que sabe a marisco o una flor que adormece la boca, las sorprendentes degustaciones de El Herbario Comestible.

Herbario Comestible
Selección de hierbas y flores, en una de las degustaciones de El Herbario Comestible.
Kike Gallardo y Daniel Bustillo, fundadores de la iniciativa, organizan catas de 12 bocados que cubren los cuatro reinos botánicos: las plantas, los hongos, las algas y las cianobacterias.

Una flor eléctrica que te adormece la lengua. Una planta que sabe a marisco. Un ravioli de cianobacterias. Un bosque en miniatura con setas diminutas que emergen del plato como si brotaran de la tierra. Estos curiosos bocados, que bien podrían haber salido de un cuento de Roald Dahl o de una novela de ciencia ficción, son parte del menú con el que El Herbario Comestible sorprende a quienes asisten a las degustaciones botánicas, que organizan en galerías de arte y otros espacios donde uno no esperaría encontrarse snacks tan creativos. Kike Gallardo y Daniel Bustillo, sus fundadores, estudiaron juntos la carrera de Biología. Además de biólogos, el primero también es chef y el segundo, ilustrador. Uniendo sus habilidades, han conseguido poner en marcha un proyecto de educación ambiental que busca concienciar a través del paladar.

Para entender cómo se gesta todo esto, hay que remontarse diez años atrás, cuando Gallardo, tras acabar la carrera y especializarse en producción de alimentos, decide formarse en cocina. Poco después comenzó a trabajar en el restaurante Akelarre. “Cuando llegué allí, vi que los platos del menú degustación tenían un montón de hierbas superinteresantes. Y dije ‘ostras, estas plantas yo las he visto en la carrera, sé su nombre científico, pero nadie me ha explicado que esto se come y que está muy bueno”, recuerda. Una de las cosas que él y Bustillo hacían en la universidad era elaborar herbarios, es decir, colecciones de organismos vegetales prensados que sirven para conocer mejor las especies que hay en un determinado entorno. A Gallardo se le ocurrió que, en cada uno de los restaurantes en los que trabajara, crearía un herbario con las plantas que había en el menú y luego se lo regalaría.

Hierbas aromáticas: manual de instrucciones (1ª parte) Contar con un biólogo en cocina puede ser algo tremendamente valioso. Durante cinco años, Gallardo pasó por varios restaurantes con estrellas Michelin, trabajó en París y acabó en el Celler de Can Roca, donde comprendió que “había una posibilidad grande de hacer ciencia y cocina a la vez”. En Madrid, comenzó con un proyecto que se llamaba Las cenas de Gallardo, que serían el germen de las futuras degustaciones botánicas. Por aquel entonces, Bustillo había descubierto que le gustaba muchísimo la ilustración y, después de ir a una de estas cenas, dibujó varias láminas botánicas con los platos que Gallardo había preparado. Ahí se dieron cuenta de que, a través de las ilustraciones, podían transmitir mucho mejor todas las historias botánicas que recogían en los platos.

 Estas imágenes son las que acompañan sus degustaciones, donde cuentan la interesante relación que los seres humanos hemos desarrollado con las plantas. A través de la comida y de saborear especies botánicas a las que no estamos habituados, pretenden que seamos más conscientes del papel que juegan en el ecosistema y de lo importante que es su conservación. La suya es una forma creativa —y deliciosa— de hacer divulgación ambiental: “Si la opción tradicional de ir a dar la chapa no está funcionando, vamos a ver qué otras herramientas tenemos para llegar a la población. En nuestro caso, son la cocina y el arte”. Ellos apuestan por divulgar siempre desde la seducción y el sentido del humor.

Cada degustación incluye 12 bocados que cubren los cuatro reinos botánicos: las plantas, los hongos, las algas y las cianobacterias. Mientras Daniel va mostrando las láminas y contándole al público todo tipo de curiosidades, Gallardo prepara la versión comestible de esa ilustración. En función de la temporada, se pueden probar plantas como la verdolaga, la hoja de ostra o la salicornia, hongos como la trufa o el velo de novia, algas como la codium o cianobacterias como el fat choy —un tipo de bacteria fotosintética que se usa en la cocina china—. El menú finaliza con un plato al que han bautizado con el nombre del proyecto: el herbario comestible, dos hojas de papel de arroz entre las cuales se colocan diferentes plantas y flores, que se prensan y se tuestan. El resultado es un disco crujiente en el que cada bocado tiene un sabor distinto. Bustilla muestra las láminas y le cuenta al público todo tipo de curiosidades, mientras Gallardo prepara la versión comestible de la ilustración. Bustilla muestra las láminas y le cuenta al público todo tipo de curiosidades, mientras Gallardo prepara la versión comestible de la ilustración. 

Además de las degustaciones botánicas, hacen salidas al campo en las que invitan a los asistentes a tratar de reconocer lo que ven a su alrededor. “La gente piensa que no sabe de plantas silvestres, pero se sientan a observar y de repente identifican un ombligo de Venus, una lavanda, un diente de león, una zarzamora…”. Quienes se apuntan a estas salidas también aprenden cuáles de estas plantas son comestibles. Gallardo y Bustillo perciben que la gente es mucho más receptiva a oír hablar de respeto al medioambiente cuando están en el campo que en otros contextos. “Allí empiezan a entender que la desaparición de una planta es un desastre para todo el ecosistema, porque acarrea la desaparición de un insecto, que a su vez acarrea la desaparición de un pájaro”.

Gallardo tiene muy claro que los cocineros tienen un papel fundamental a la hora de concienciar sobre sostenibilidad. “Con la atención mediática que tenemos, no nos queda otra que usar ese poder para un bien mayor, que es cuidar el planeta. Si queremos mantener nuestros menús, de los que estamos tan orgullosos, tenemos que conservar la fuente de la que vienen y cuidar a las personas que los producen”. Porque esta visión de la sostenibilidad en la gastronomía va mucho más allá de los ingredientes: incluye a quienes trabajan la tierra, a quienes los transportan y, por supuesto, a quienes los cocinan y los sirven, que son los que en última instancia ponen en valor todo el trabajo que hay detrás de un alimento para que este pueda llegar al plato.

lunes, 2 de septiembre de 2024

_- Por la boca muere el juez

_- O sea, que se puede criticar de manera furibunda al poder ejecutivo, se puede criticar con extrema dureza al poder legislativo, pero a los jueces no se les puede tocar. Ellos pueden hacer y deshacer, pueden dictar sentencias a su antojo, pueden retrasar los juicios, pueden ser jueces venales y pueden criticar al legislador. De hecho, ahí han están sus críticas a la ley de amnistía antes de haberse promulgado. A los ciudadanos y ciudadanas nos toca callar e, incluso, aplaudir. ¿Dónde está escrito que no se puede criticar a los jueces?

Ejercer la crítica es un derecho ciudadano, incluso diría que es una obligación. A juicio de Paulo Freire en eso consiste precisamente la educación: en pasar de una mentalidad ingenua a una mentalidad crítica. La persona educada sabe que hay hilos ocultos, que esos hilos se mueven por intereses, que esos no los ha colocado ahí la divinidad ni el azar y que esos hilos se pueden romper por la acción ciudadana, ya que no son fruto de una maldición determinista.

Ahora bien, la crítica debe ser fundada, debe estar argumentada, debe ser consistente. La crítica no ha de ser arbitraria, caprichosa o interesada. De lo contrario sería un simple caso de descalificación, de agresión o de insulto al criticado. Estoy contra la crítica generalizada que se asienta en afirmaciones genéricas: todos los jueces son venales, sectarios o parciales. No.

Criticar a los jueves es, pues, un deber democrático. No es verdad que la crítica haga perder a la ciudadanía la confianza en el poder judicial. Lo que hace perder la confianza es el comportamiento torticero de algunos jueces. Lo malo no es la crítica, son los hechos en los que se basa la crítica. Lo que hace perder la confianza en los jueces no es la crítica al juez Juan Carlos Peinado, es lo que hace el juez Juan Carlos Peinado. De la misma manera que lo que hace perder la confianza en los sacerdotes no es la crítica a la pederastia sino los comportamientos que fundamentan esa crítica.

La actuación del juez Carlos Peinado en el caso de Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno, se ha convertido en un espectáculo bochornoso. No es que no se pueda criticar su actuación, es que es un deber democrático condenarla con severidad. Porque no puede ser más arbitraria y más parcial.

Cuando representantes del Partido Popular dicen que criticar a un juez constituye un ataque a la judicatura o que desprestigia al poder judicial están haciendo un flaco favor a la justicia. Porque lo que descalifica a la justicia, repito, no es la crítica sino el objeto de la misma. Otra cosa sería que la crítica no fuera fundada o fuera incierta.

Que el juez Juan Carlos Peinado quiera hacer un seguimiento de toda la vida de Begoña Gómez desde que Pedro Sánchez accedió a la presidencia, es un atropello judicial. “A ver si aparece algo, si no es en esto será en lo otro”. Ese es el lema. Que admita a trámite una denuncia que se apoya en recortes de prensa y en la que figuran bulos que ya se habían descubierto como tales, pues atribuían un delito a la mujer del presidente que había cometido una persona con el mismo nombre y apellido, es un escándalo. De hecho, otro juez ha obligado al medio en que se había difundido el bulo a rectificar de la manera que exige la ley.

El empecinamiento del juez en ir a la Moncloa a tomar declaración al presidente, rechazando de forma indebida la posibilidad de hacer una declaración escrita es otro proceder escandaloso. Él sabía que no se iba a producir declaración alguna, dado el derecho que asistía al Presidente a no declarar. El juez estaba en el pulso que le ha echado al Presidente del gobierno. El PP, acostumbrado a criticar todo lo que hace su adversario político, interpreta el silencio del Presidente como un rechazo a la colaboración con la justicia. Qué barbaridad. Sencillamente, ha ejercido un derecho constitucional.

Instalarse en esas prácticas partidistas es lo que produce el descrédito de la judicatura. Defender esos comportamientos como si se tratase de comportamientos imparciales es lo que hace daño a un juez. Y la crítica es el proceder democrático que podrá salvarnos de estas formas de proceder torticeras.

Se ha puesto de moda en la oposición decir que el gobierno, que los ministros y que la prensa de izquierdas señala a algunos jueces. ¿Y cómo se les puede criticar sin citarlos? ¿Qué es lo que se debe decir? “Hay un juez que no mencionaremos para no señalarlo…”. El concepto de señalar es insidioso porque deja entrever que lo que hacen los ministros o los periodistas de izquierdas es convertir a una persona en objeto de persecución o de castigo. Este modo de hablar es propio de los tiempos de la caza de brujas en los que se señalaba al comunista para que lo castigaran o del período nazi en el que se señalaba a un judío para que se lo llevasen al campo de concentración… Esto es otra cosa. Aquí hay un juez considerado prevaricador. Y hay que denunciar sus malas artes, su proceder injusto. Los demócratas tienen la obligación de señalar: aquí hay un juez injusto, un juez partidista, un juez corrupto.

La prevaricación tiene una coletilla que resulta muy difícil y a la vez muy fácil de probar: el juez toma decisiones “a sabiendas de su injusticia”. Tan difícil en realidad como fácil, pues. Porque: ¿cómo no se va a dar cuenta de que esa forma de actuar es injusta? Los medios hablan de esos comportamientos sin cesar, la opinión pública lo grita cada día, expertos dan constantemente sus opiniones.

La querella, como es lógico, se presenta a través de la Abogacía del Estado que tiene el deber de velar por las instituciones, una de las cuales es la Presidencia del gobierno. ”Esto nos invita a pensar que el magistrado instructor, en dicha resolución, se aparta de los métodos usuales de interpretación, siendo su voluntad, la única explicación posible”,  señala la querella.

Hay otra situación en la actualidad en la que la justicia está actuando de forma parcial. Me refiero a la aplicación de la ley de amnistía. La soberanía popular decidió inequívocamente entregar el gobierno a la izquierda. Está muy claro que la voluntad del poder legislativo al promulgar esa ley es amnistiar a los promotores del llamado procés. Interpretar la ley y darle cumplimiento excluye que interprete la ley según su ideología y particular visión de la realidad. El juez Llarena está muy preocupado porque el señor Puigdemont no haya sido detenido en su reciente visita a España. De hecho ha pedido explicaciones al Ministerio del Interior, que ha contestado de forma contundente: los Mossos d´Escuadra desestimaron la ayuda de la guardia civil y de la policía nacional. Habría que preguntarle al señor juez por qué no activa la orden de detención fuera de España. Porque si la malversación, a su juicio, es considerada delito no amnistiable, será delito dentro y fuera del país.

Hemos tenido no hace mucho otro caso de interpretación interesada de la ley. No nos chupemos el dedo. Algunas excarcelaciones y la disminución de la pena que ocasionó una falta de rigor técnico en la llamada ley del si es si, puso en las manos de los jueces decisiones que se convertían en munición contra el gobierno.

Las argucias legales, las triquiñuelas judiciales convierten lo bueno en malo y lo malo en bueno. Como sucede en la siguiente historia.

Un juez llama a los dos abogados a su despacho, y les dice:

La razón por la que os he llamado es porque me habléis sobornado los dos.

Ambos abogados se mueven inquietos en sus butacas.

Tú, Juan, me diste quince mil euros. Pedro, tú me diste diez mil.

El juez entrega un cheque de cinco mil dólares a Juan y dice:

Ahora estáis a la par por lo que, en este caso, voy a decidir con ecuanimidad.

No se puede defender que admitir sobornos iguales fomenta la virtud tanto en la persona del juez como en la de los abogados. Es preciso luchar contra las argucias legales y contra los vicios de la argumentación. Es un deber ciudadano.

Los jueces no son ángeles caídos del cielo que han mutado las alas por las togas. Son seres humanos. Por consiguiente pueden actuar de forma parcial por intereses políticos, ideológicos, económicos… Por eso es necesaria una crítica exigente, valiente y rigurosa. Hay que criticar con rigor las actuaciones de los jueces. Esa crítica, si es certera, no va contra ellos sino en su beneficio. 

El Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra. 

domingo, 1 de septiembre de 2024

7 cosas que la ciencia “descubrió” siglos después que los pueblos indígenas

Agricultores indígenas en un campo de quinua en Ecuador.

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Pie de foto,Agricultores indígenas


A lo largo de la historia, los indígenas han contribuido sustancialmente a las ciencias aplicadas modernas, como la medicina, la biología, las matemáticas, la ingeniería y la agricultura.

Muchas de esas contribuciones, sin embargo, son desconocidas.

Numerosos fármacos, instrumentos médicos, alimentos o técnicas de cultivo que hoy se utilizan a diario en el mundo occidental tienen sus raíces en lo más profundo del conocimiento de los pueblos originarios.

Y es que para sobrevivir y adaptarse a los diversos ambientes, los indígenas han fabricado productos o aplicado técnicas sofisticadas, algunas de las que recién ahora los científicos y expertos han empezado a valorar.

“El conocimiento ancestral es tan importante o válido como la ciencia moderna, igual de rigurosa, y que se ha adquirido con la práctica durante siglos”, le dice a BBC Mundo Hugo Us Álvarez, especialista en desarrollo social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Guatemala, e investigador sobre pueblos originarios de América.

El antropólogo George Nicholas, de la Universidad Simon Fraser, coincide.

"Lo que a menudo se ignora es que 'el conocimiento es conocimiento', independientemente de la forma que adopte", señala a BBC Mundo.

En este Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en BBC Mundo te mostramos siete ejemplos de cosas que estas comunidades saben desde hace siglos y que la ciencia "descubrió" después.

1. Para el dolor

Muchos pueblos indígenas desarrollaron una cultura de la medicina basada en la naturaleza, cuyos descubrimientos han servido de base para tratamientos en la actualidad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 40% de los productos farmacéuticos que hoy se utilizan se basan en el conocimiento tradicional.

Uno de los más emblemáticos es la aspirina, cuya sustancia base es el ácido salicílico que viene del sauce negro.

Los indígenas norteamericanos lograron extraer el ácido de la corteza de este árbol hace cientos de años y lo usaban con quienes sufrían de algún dolor muscular u óseo.

“Hay muchas plantas que han sido utilizadas por los pueblos indígenas y que después fueron aplicadas a la farmacología moderna”, explica Hugo Us Álvarez.

Aspirina 
Aspirina

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La sustancia base de la aspirina es el ácido salicílico que viene del sauce negro.

Otro ejemplo es lo que sucedió durante la pandemia de covid-19, cuando los científicos detrás de las vacunas descubrieron en el quillay, un árbol endémico de la zona central de Chile, un ingrediente clave para combatir el coronavirus.

El quillay es conocido por su “corteza de jabón” por sus saponinas vegetales, unas moléculas que hacen espuma al entrar en contacto con el agua y que se han convertido en un codiciado potenciador de la respuesta inmunológica.

Pero sus propiedades curativas habían sido descubiertas mucho antes, desde tiempos ancestrales, por los indígenas mapuches que las utilizaban para curar todo tipo de males, desde enfermedades estomacales y respiratorias hasta problemas en la piel y reumatismos.

De acuerdo con la ONU, hay otras plantas y hierbas ancestrales que han contribuido enormemente a la ciencia moderna, como el ñame silvestre mexicano, del que sale uno de los primeros ingredientes activos en las píldoras anticonceptivas o el espino blanco y la dedalera que se han utilizado para tratar enfermedades cardiovasculares y la hipertensión.

2. Superalimentos

Actualmente, hay alimentos que están viviendo un boom de consumo en el mundo gracias a que, según expertos, tienen increíbles propiedades nutricionales.

Uno de ellos es la espirulina, que hoy aparece en los menús en forma de licuados (o batidos) o, incluso, en tortillas, ensaladas o galletas.

Pero siglos antes de considerarse un “superalimento”, este tipo de microalga, que crece en lagos y estanques alcalinos cálidos y ríos, era un alimento básico prehispánico.

Los mexicas, los descendientes de los aztecas, recolectaban el alimento rico en proteínas de la superficie del lago Texcoco. Se cree que lo consumían con maíz, tortillas, frijoles, chiles o mole como un "combustible" para viajes largos.

Tribu un África recolecta espirulina 
Tribu un África recolecta espirulina

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Las tribus de África también se han dedicado a recolectar espirulina durante años.

Así, incluso sin la ciencia moderna, los indígenas mexicanos podían reconocer la densidad de nutrientes de la espirulina.

Lo mismo ha sucedido con otros alimentos que fueron ignorados durante años, pero que hoy se posicionan como favoritos por sus propiedades: la quinua, por ejemplo, era un alimento básico de los incas. O la chía, cuyo cultivo era crucial para los indígenas de América, superado solo por el maíz y el frijol.

Hugo Us Álvarez agrega otro más: el amaranto. “Es una de las especies más utilizadas por los pueblos mesoamericanos, una semilla alta en hierro, que aporta proteína y energía, y que ahora está en proceso de rehabilitación”, dice.

Así, el mundo moderno recién está descubriendo los increíbles beneficios para la salud de aquellas semillas que, sin duda, son una importante herencia culinaria de los pueblos originarios.

Quinua

Quinua

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La quinua era un alimento básico para los incas.

3. Jeringas

El médico escocés Alexander Wood pasó a la historia como el inventor de la primera jeringa hipodérmica en el mundo.

Wood hizo su descubrimiento en la década de 1850, luego de inyectarle con éxito morfina a una mujer que sufría de un dolor crónico.

El trabajo del escocés fue precedido por investigaciones de otros científicos que años antes habían experimentado con instrumentos similares a la jeringa: el irlandés Francis Rynd, por ejemplo, había logrado inyectar medicina por la vía subcutánea, mientras que el físico francés Charles Pravaz le frenó el sangrado a una oveja administrándole un coagulante con la que sería la primera aguja hipodérmica.

Jeringa 1850 
Jeringa 1850

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Así lucía una jeringa en los años 1850.

Sin embargo, muchos años antes, hubo otras personas que también habían fabricado esta herramienta que hoy es indispensable para la práctica médica.

De acuerdo con estudios basados en el hallazgo de objetos arqueológicos, diversos grupos nativos usaban huesos de pájaros que unían a vejigas de animales pequeños y que terminaban cumpliendo una función parecida a la de las jeringas.

Estos hallazgos han sido reportados en sitios ocupados por indígenas en países de Sudamérica, como Perú, Bolivia, Chile y Argentina.

Se cree que fueron diseñados para introducir líquidos en las cavidades del cuerpo, así como para administrar medicina en cantidades dosificadas.

También hay referencias sobre su uso para irrigar heridas e, incluso, limpiar los oídos.

4. Protección contra el Sol

El uso del protector solar tiene una historia mucho más larga de lo que probablemente imaginas.

Si bien las técnicas para aminorar los efectos del sol en la piel se han perfeccionado en el siglo XXI, el concepto de aplicarse sustancias o cremas para no broncearse viene desde hace cientos de años atrás.

Se sabe, por ejemplo, que los indígenas americanos utilizaban cosas como el aceite de la planta de achiote (que hoy algunas marcas lo venden bajo la promesa de disminuir arrugas o eliminar manchas), de girasol o el cactus opuntia.

Actualmente, muchas empresas de cosméticos naturales fabrican sus productos en base a lo que han utilizado los indígenas durante siglos.

indigena con protector solar 

indigena con protector solar

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Los indígenas han usado protector solar en base a productos naturales durante siglos. Para protegerse del sol, los pueblos originarios también crearon otro objeto que hoy forma parte de nuestra cotidianeidad: las gafas de sol.

Según los registros históricos, fueron los indígenas innuit, que habitan la zona del Ártico americano, quienes diseñaron este artefacto para resistir al reflejo del sol sobre la nieve.

Los anteojos eran hechos con madera o con huesos de los antílopes que vivían en la zona y tenían una delgada apertura por donde se podía mirar.

Gafas de sol indígena

Gafas de sol indígena

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Los indígenas inventaron las gafas de sol para protegerse del reflejo del sol en la nieve.

5. Hibridación de plantas 

Las técnicas de cultivo de los pueblos indígenas han sido admiradas por el mundo moderno debido a su sofisticación.

Investigadores han observado cómo lograron construir acueductos o canales para el abastecimiento del agua y diseñar otros métodos -entre ellos, el cultivo intercalado- que los ayudaron a aumentar la producción.

Pero algunos grupos ancestrales fueron incluso más allá y consiguieron cruzar especies diferentes de plantas, un proceso que se conoce como “hibridación”.

Este tipo de avances hoy se le atribuyen principalmente a Gregor Mendel, considerado el padre de la genética, quien revolucionó el mundo con sus estudios por la década de 1860.

Cultivo de Maíz en México 

Cultivo de Maíz en México

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Los indígenas aprendieron que la selección persistente de ciertas semillas les permitía controlar la diversidad de sus siembras, como sucedió en el caso del maíz.

No obstante, en el libro “Hibridación de plantas antes de Mendel”, de Herbert Fuller Roberts, se señala que hay evidencia de que algunas culturas antiguas incluso aplicaban técnicas de polinización artificial y que tenían conocimiento de que ciertas especies tenían sexo femenino o masculino, lo que les permitió hacer discriminaciones en pro de sus cultivos.

Otros investigadores han asegurado que los indígenas aprendieron que la selección persistente de ciertas semillas les permitía controlar la diversidad de sus siembras, como sucedió en el caso del maíz, los frijoles o calabazas.

“Las especies de maíz que hoy se conocen han sido resultado de procesos de cruces que se fueron haciendo durante años y que les permitieron a los pueblos indígenas desarrollarse", explica Hugo Us Álvarez.

"Se fue logrando la combinación genética que permitió llevar a las especies que se consumen actualmente”.

“Algo similar sucedió con la papa. Los incas también lograron su domesticación y crearon combinaciones que le permitieron tener muchas especies de papas”, agrega.

De esta forma, de acuerdo con Chris R. Landon, autor de una investigación titulada “Contribuciones de los indios americanos a la ciencia y la tecnología”, los indígenas “se convirtieron en maestros de la hibridación de plantas mucho antes de que los investigadores botánicos del siglo XIX Gregor Mendel y Luther Burbank”.

6. Cambio climático

Muchos científicos expertos en cambio climático han basado sus estudios en observaciones satelitales, en registros de temperatura o en análisis de núcleos de hielo.

Sin embargo, hay muchos otros datos que se pueden utilizar.

Y una fuente de información cada vez más requerida por los expertos son, justamente, las comunidades indígenas.

Debido a su cercanía con la tierra y a su vasto conocimiento del entorno, los indígenas a menudo tienen sus propios registros y recuerdos que pueden incluir detalles extraordinarios sobre alteraciones en los patrones climáticos, cambios en la vegetación o comportamientos desconocidos de animales.

Amazonas 

Amazonas

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Cada vez más científicos recurren a los pueblos indígenas para entender las alteraciones de los patrones climáticos. Actualmente, muchos antropólogos e investigadores recurren a los pueblos ancestrales para preguntarles qué han observado sobre el mundo que los rodea.

"Creo en la ciencia nativa, en que es ciencia real", le dijo a la BBC Richard Stoffle, antropólogo de la Universidad de Arizona.

El académico, que realizó un estudio sobre los cambios ambientales presenciados por el pueblo anishinaabe (situado en Norteamérica) a lo largo de las décadas, explicó que los indígenas han estado “monitoreando el cambio climático antropogénico mucho antes de que fuera un tema regular de discusión pública”.

Para muchos antropólogos, contar con la información de los indígenas te da una imagen “más completa” de lo que está sucediendo, algo que jamás se obtendría utilizando sólo mediciones.

7. Los “halcones de fuego”

Hace unos años causó especial interés una investigación dirigida por un grupo de expertos en Australia que revelaba cómo algunas aves rapaces propagan intencionalmente el fuego para generar incendios.

El estudio explicaba que en la sabana tropical australiana estas aves transportan palos encendidos en sus garras o picos con el fin de producir quemas que hacen que los insectos, roedores y reptiles huyan y, por lo tanto, les aumentan las oportunidades de alimentación.

Sin embargo, lo que fue prácticamente una novedad para la ciencia occidental, era ampliamente sabido por los pueblos indígenas del norte de Australia desde hace cientos de años.

De hecho, los expertos que condujeron el estudio, aseguran que gran parte de su información fue recopilada del conocimiento indígena ancestral y de experimentos de campo controlado, entre otros.

Ave volando

Ave volando

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Aves rapaces propagan intencionalmente el fuego para generar incendios. 

Hace mucho que se sabe que los indígenas hacían ceremonias donde se incorporaban representaciones de aves rapaces transportando o iniciando fuego, algo que era mirado con distancia por parte de la ciencia moderna.

Ahora, no obstante, hay un conocimiento más aceptado de este fenómeno lo que puede ayudar a combatir los incendios no sólo en Australia sino en muchas otras partes del mundo.

Para el profesor de arqueología, George Nicholas, este es un ejemplo más de “cómo los científicos occidentales finalmente se ponen al día con los conocimientos tradicionales después de varios miles de años”.