domingo, 23 de marzo de 2025

_- El "año milagroso" de Einstein en el que escribió 5 estudios científicos que revolucionaron la física

Albert Einstein

_- "El brote de creatividad de Einstein en 1905 resultó asombroso", escribe el biógrafo Walter Isaacson.

Mientras trabajaba evaluando solicitudes de patentes de métodos para sincronizar relojes y otros procedimientos rutinarios, Albert Einstein escribió cinco estudios científicos que revolucionaron la física hace 120 años.

Ese 1905 pasó a la historia como el Annus mirabilis ("año milagroso") del físico alemán.

Por ese entonces, era un empleado de la Oficina de Patentes de Berna, Suiza, que trabajaba ocho horas de lunes a sábado, aunque según cuenta en una carta a su amigo Conrad Habicht fechada entre junio y septiembre de 1905, cada día tenía "ocho horas para perder el tiempo".

En ese momento, Einstein también tenía dos años de casado y era padre primerizo, pero era sobre todo, un genio desconocido

Pese al anonimato, el entonces joven de 26 años estaba al tanto de las incógnitas pendientes para los científicos y dedicaba su tiempo libre a tratar de resolverlas.

Los cinco trabajos que Einstein escribió en 1905 y que publicó en la revista Annalen der Physik tratan sobre problemas relacionados con tres grandes ramas de la física de esa época: la mecánica clásica, el electromagnetismo y la termodinámica, explica a BBC Mundo Dennis Lehmkuhl, editor científico de Einstein Papers Project, del Instituto de Tecnología de California (Caltech).

Para el físico español Roberto Emparan, autor del libro "Iluminando el lado oscuro del universo", "es sorprendente que alguien joven, desconocido, vaya directamente al grano de los principales problemas abiertos".

"Pero Einstein tenía instinto para identificar los problemas importantes, reducirlos a su esencia y avanzar. En eso era excepcional", le dice Emparan a BBC Mundo.

Además, "tenía el ímpetu necesario" para prescindir de ideas convencionales y dejar al descubierto las contradicciones de la física, "y su imaginación visual le permitía dar saltos conceptuales que escapaban a otros pensadores más tradicionales", explica por su parte Walter Isaacson en la biografía "Einstein: su vida y su universo".

Como resultado de estas habilidades extraordinarias, dejó para la historia un Annus mirabilis como solo el célebre Isaac Newton había alcanzado antes.

Isaac Newton

Isaac Newton

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Pie de foto,
Newton también tuvo su propio Annus mirabilis, cuando desarrolló su famosa teoría de la gravedad. 

Entre 1665 y 1666 el matemático, astrónomo y físico inglés desarrolló el cálculo, la teoría de la composición de la luz y la teoría de la gravedad, mientras estaba recluido en su casa familiar para protegerse de una epidemia de peste que asolaba Inglaterra.

¿De qué se trataban las cinco teorías qué escribió Einstein en su propio "año milagroso"?

1. Efecto fotoeléctrico

Fue por esta investigación, publicada en junio de 1905, que Einstein ganó el premio Nobel de Física en 1921 (y no por la teoría de la relatividad).

Desde 1887, gracias a Heinrich Hertz, los científicos conocían el efecto fotoeléctrico, que se produce cuando una placa metálica, al ser iluminada, emite electrones y genera una corriente eléctrica.

Los físicos de la época no podían explicar algunas particularidades del efecto fotoeléctrico si partían de la premisa -dominante en aquella época- de que la luz era una onda, dice el físico John Rigden en su libro Einstein 1905: The Standard of Greatness.

Max Planck

Max Planck

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Pie de foto,
Max Planck no estaba tan contento con la aplicación de su idea de los "cuantos" de luz al efecto fotoeléctrico. 

El físico alemán Max Planck ya había introducido la idea de que la luz podía ser emitida o absorbida en forma de pequeños paquetes discontinuos de energía, que denominó "cuantos".

"Pero en verdad, [Planck] no creía que [los cuantos] fueran reales", dice el físico Christophe Galfard en su libro "Para entender E=mc²".

"Pensaba en ellos como un truco matemático para que le salieran bien los resultados de sus experimentos", agrega.

Sin embargo, Einstein aplicó la idea de Planck al efecto fotoeléctrico, al proponer que la luz realmente podía comportarse como un conjunto de partículas.

Einstein llamó "cuantos de luz" a estas partículas, que posteriormente pasaron a conocerse como "fotones".

De acuerdo a Einstein, era más fácil que la luz incidiera sobre electrones particulares concentrando su energía en forma de partículas en vez de hacerlo en forma de ondas continuas.

Las ondas no tendrían la energía suficiente para expulsar electrones del metal. En cambio cada partícula de luz podría colisionar directamente con cada electrón y expulsarlo, explica Rigden en Einstein 1905: The Standard of Greatness.

Einstein se refiere a esta investigación como "muy revolucionaria" en una carta enviada a Habitch, fechada en mayo de 1905, en la que le enumera cuatro de los estudios que estaba desarrollando ese año.

"Este estudio nos dejaba en una situación en la que no sabíamos cuál era el suelo firme para continuar. No encajaba con la física anterior", le dice Emparan a BBC Mundo. "Durante mucho tiempo este artículo no fue tomado muy en serio".

"El propio Planck, viendo una aplicación de sus ideas que parecía explicar bien las cosas, no lo aceptó. Porque la luz tenía propiedades de onda muy bien verificadas", agrega.

"Ese era el grado de confusión que había en la época. Pero Einstein tuvo un instinto excepcional para moverse en estas situaciones de confusión", señala.

De hecho, al mismo tiempo que demostraba que la luz se comporta como partículas, Einstein subrayó que "no era necesario descartar la teoría ondulatoria, pues podía seguir resultando útil para explicar fenómenos ópticos", dice Isaacson en la biografía del físico.

"Más adelante ya se comprobó que algunos fenómenos los explicas si la luz se comporta como partículas y otras veces mejor como ondas, pero tiene ambas propiedades", explica Emparan.

Sin embargo, esta dualidad de onda-partícula de la luz, uno de los fundamentos de la física cuántica, desconcertó a Einstein hasta muchos años después, escribe Isaacson.

En una carta enviada a su amigo Michele Besso, en 1951, le cuenta: "Estos 50 años de reflexión no me han llevado en absoluto más cerca de la respuesta a la pregunta: '¿Qué son los cuantos de luz?'".

2. Determinación de las dimensiones moleculares

Este estudio le valió su doctorado en la Universidad de Zúrich, en Suiza.

Varios autores lo consideran como parte del "año milagroso" porque Einstein terminó de escribirlo en abril de 1905 y lo envió a Annalen der Physik en agosto, pero fue publicado en enero de 1906, después de corregir algunos cálculos.

En esta investigación, Einstein desarrolló un método de dos ecuaciones para medir el tamaño y la masa de las moléculas.

Las ecuaciones se valían de datos sobre la viscosidad (resistencia que ofrece un líquido a la acción de fluir) y la difusión de partículas de azúcar en agua, para despejar las dos variables que buscaba: el tamaño de las moléculas y el número que hay de ellas (conocido como el número de Avogadro).

"Su tesis se convertiría en uno de sus trabajos más citados y de mayor utilidad práctica, con aplicaciones en ámbitos tan diversos como la mezcla de cemento, la producción de leche y la fabricación de aerosoles", señala Isaacson en la biografía del físico.

Mileva Maric y Albert Einstein

Mileva Maric y Albert Einstein

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Pie de foto,
En aquel 1905, Albert Einstein estaba casado con la física y matemática Mileva Maric.

3. Movimiento browniano

En 1827 Robert Brown, un botánico escocés, observó en el microscopio que unas partículas de polen llamadas amiloplastos se movían aleatoriamente cuando estaban suspendidas en agua, sin seguir un patrón definido. Pero no supo explicar por qué.

Este misterioso movimiento pasó a ser conocido como "movimiento browniano".

En su investigación, publicada en 1905, Einstein dijo que las partículas suspendidas se movían al ser colisionadas por pequeñas partículas del agua, que a su vez se movían por efecto del calor, un fenómeno de la termodinámica.

Mientras más calor haya, más se mueven las partículas, que no serían otra cosa que átomos y moléculas de agua.

Esta explicación de Einstein sirvió como una prueba de la existencia de los átomos, que en esa época todavía no estaba completamente confirmada.

Aunque hoy parezca contradictorio, en aquel entonces se podía creer en los electrones del efecto fotoeléctrico sin creer en los átomos, porque los primeros todavía no se consideraban como parte de los segundos, sino solo como pequeñas partículas de la materia con carga eléctrica negativa, dice Lehmkuhl a BBC Mundo.

Para Lehmkuhl, "el trabajo sobre el movimiento browniano es estructuralmente similar al del efecto fotoeléctrico".

Las teorías vigentes en la época describían a los líquidos y a la luz como objetos "continuos", explica.

"Einstein se preguntó: '¿Qué pasa si asumimos que estos no son realmente continuos, sino que tienen una estructura de partículas?'. Eso es lo que une a ambos estudios", agrega.

4. Electrodinámica de los cuerpos en movimiento o "relatividad especial"

Quizá este artículo, publicado en septiembre de 1905, sea el más famoso de los cinco que escribió en el "año milagroso".

Einstein contaba que el origen de su trabajo sobre la relatividad especial se remontaba a un problema que él mismo se había planteado a los 16 años: ¿cómo se vería un rayo de luz si uno viajara al lado de este a su misma velocidad?, cuenta Isaacson en la biografía del físico.

Albert Einstein

Albert Einstein

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Pie de foto,Casi 50 años después de su estudio del efecto fotoeléctrico, Einstein no entendía qué eran los cuantos de luz. 

Para resolver el problema, Einstein partió de dos grandes postulados: el de la relatividad de Galileo Galilei, de 1632, y de las ecuaciones del electromagnetismo de James Clerk Maxwell.

Es por esto que la relatividad especial fue un problema "límite" entre la mecánica clásica y la electrodinámica, dice Lehmkuhl.

Según la relatividad de Galileo, "las leyes de la física son las mismas para todos los observadores que se muevan a velocidad constante unos con respecto a otros", apunta Isaacson.

Siguiendo este principio, si dos cuerpos se mueven a velocidad constante en relación al otro, no se puede saber cuál se mueve y cuál está en reposo. Además, las velocidades de los cuerpos debían sumarse o restarse, dependiendo de si el observador se acerca o se aleja.

Por su parte, en el siglo XIX, Maxwell había descubierto que "la luz era la manifestación visible de todo un abanico de ondas electromagnéticas", dice Isaacson, al determinar que la luz y las ondas viajan a la misma velocidad, 300.000 km/s.

Las ecuaciones de Maxwell mostraban que "la luz viajaba siempre a una velocidad constante de 300.000 km/s, independientemente de la velocidad de la fuente emisora".

Según la relatividad de Galileo, si Einstein viajaba a la misma velocidad que un rayo, este debía verse como un campo magnético en reposo (como cuando vamos en un auto y otros que viajan a la misma velocidad parecen estar quietos).

Pero según las ecuaciones de Maxwell, la luz debía mantener su velocidad de 300.000 km/s.

Entonces, ¿cuál de los dos postulados era cierto?

Albert Einstein

Albert Einstein

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Pie de foto,
Albert Einstein murió en 1955 ya elevado al estatus de celebridad mundial. 

"Einstein dijo: 'Vamos a asumir que los dos son verdaderos'. Para que encajen, Einstein se deshizo de la idea de simultaneidad absoluta", explica Lehmkuhl.

Eliminar la simultaneidad absoluta significaba que dos sucesos que son simultáneos para un observador, dejan de serlo cuando el observador se mueve con respecto a uno de los dos sucesos, según explicó Einstein en su artículo.

"Dado que no existe la simultaneidad absoluta, tampoco existe el tiempo real o absoluto. Como Einstein señalaría más tarde: 'No hay ningún tictac audible en ninguna parte del mundo que pueda considerarse que es el tiempo'", dice Isaacson. "Einstein señalaba que si el tiempo es relativo, el espacio y la distancia también lo son".

"Las mediciones del tiempo y del espacio pueden ser relativas, dependiendo del movimiento de uno o más observadores. Y no hay forma alguna de afirmar que uno de los observadores es quien está en lo cierto", dice Isaacson.

Con la relatividad especial, que se aplica a cuerpos que se mueven a velocidad constante, Einstein derribó la idea de simultaneidad absoluta, del tiempo y espacio absolutos y confirmó a la velocidad de la luz como una constante universal, independientemente de la posición, movimiento o velocidad del observador.

5. Equivalencia de la masa y energía

En esta investigación, publicada en noviembre de 1905, Einstein presentó la fórmula E=mc², que es tal vez la ecuación más famosa de la historia, aunque no necesariamente sea la más fácil de entender.

En una carta enviada a Habitch, entre junio y septiembre de 1905, Einstein se refiere a este estudio, aunque reconoce que duda de sus resultados.

E=mc²

E=mc²

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Pie de foto,
"E" es por energía, "m" es por masa y la "c" con un dos simboliza la velocidad de la luz al cuadrado. 

"Una consecuencia del estudio de la electrodinámica (relatividad especial) cruzó mi mente. El principio de la relatividad, junto con las ecuaciones de Maxwell, requieren que la masa sea una medida directa de la energía contenida en un cuerpo. La luz transporta masa con ella", le dice a su amigo.

"La idea es divertida y seductora pero hasta donde sé, Dios podría estar riéndose de todo el asunto y podría muy bien haberme tomado el pelo", añade.

Sin embargo, Einstein tenía razón. En la fórmula que propuso, "E" es por energía, "m" es por masa y "c", por la velocidad de la luz (300.000 km/s) al cuadrado.

El aumento de energía causa un aumento directamente proporcional en la masa. En otras palabras, al viajar más rápido y aumentar la energía, la masa crece, y mientras más masa tiene un objeto, más difícil es acelerar, por lo que nada puede alcanzar la velocidad de la luz.

Esta fórmula completó la teoría de la relatividad especial.

"El brote de creatividad de Einstein en 1905 resultó asombroso", escribe Isaacson.

Y continúa: "Había concebido una revolucionaria teoría cuántica de la luz, había contribuido a probar la existencia de los átomos, había explicado el movimiento browniano, había cambiado el concepto de espacio y tiempo, y había ideado la que se convertiría en la ecuación más conocida de la historia de la ciencia".

En palabras de Lehmkuhl: "Todos los estudios de 1905 fueron la culminación de años de investigación y de pensar sobre estos temas. En 1905 todo se puso en su lugar".

*Este artículo fue publicado originalmente el 9 de junio de 2020.

sábado, 22 de marzo de 2025

Un maestro de la segunda república. Antoni Benaiges, asesinado por milicias de Falange, se encuentra todavía desaparecido

Fuentes: Rebelión


Antoni Benaiges fue uno entre los numerosos maestros y maestras asesinados por los golpistas españoles. Los renovadores de las aulas, críticos de un orden social injusto y una cultura retrógrada, quedaron en la mira de las clases dominantes y sus aliados. 

 Durante la segunda república española los maestros y profesores se hicieron cargo de la enseñanza sobre bases como el laicismo y la coeducación de ambos sexos.

Y métodos de formación orientados a la constitución del espíritu crítico y la comprensión del mundo con una mirada desprejuiciada. La iglesia fue desplazada de su preeminencia en el campo educativo y se construyeron miles de nuevas escuelas.

De la iniciativa transformadora al fusilamiento.

Benaiges había nacido en Mont Roig del Camps, en la provincia de Tarragona, Cataluña, en 1903. Era un pueblo cerca del Mediterráneo, con varios miles de habitantes. Duro contraste con el poblado burgalés, en el corazón de la árida meseta castellana, en el que fue designado maestro de la escuela en 1934.
Apenas transcurrió un par de años en Bañuelos de Bureba, pueblito de alrededor de 250 habitantes en la provincia de Burgos. Ese tiempo bastó para que Benaiges dejara un rastro imborrable. Era un pueblo sin electricidad ni agua corriente. Y casi incomunicado, porque no había carreteras que pasaran por allí.

El maestro llevaba consigo ideas y prácticas innovadoras, junto con la imprenta y el gramófono, puestos al servicio de la enseñanza. Pronto se granjeó la antipatía del cura párroco y del alcalde,

Escribía también en periódicos de la zona para discutir y divulgar los nuevos métodos educativos. Era de ideas socialistas y estaba vinculado a la Casa del Pueblo de la vecina localidad de Briviesca.

El maestro, asesinado por milicias de Falange, (se cree que el 25 de julio de 1936) se encuentra todavía desaparecido. La provincia de Burgos quedó desde el comienzo en poder de los sediciosos.

Lo arrestaron apenas producida la sublevación, el 19 de julio. Denuncias efectuadas contra él caracterizaban su conducta como “antipatriota y antisocial y mal vista por las autoridades y padres de familia”.

Se supone que fue uno de los sepultados en la fosa común de Montes de la Pedraja, donde se han encontrado los restos de 135 personas. Sólo se identificaron hasta ahora algo más de 20 asesinados y entre ellos no está el maestro.

¿Cómo enseñaba Antoni?
Benaiges ponía en práctica un método pedagógico, llamado Freinet por el apellido de su creador, Célestin Freinet. Éste propiciaba un rol autónomo de los niños, con estímulo de la creatividad y de sus propias acciones, en una atmósfera de respeto y colaboración.

Se buscaba con ese método el desarrollo pleno de sus mejores actitudes, en un vínculo estrecho entre el pensamiento y la acción de niños y niñas. Autónomos y creativos, como autores de su propio aprendizaje.

Un objetivo del método se formulaba como “…que los niños aprendan haciendo y hagan pensando”. Se procuraba así combatir la tendencia a la enseñanza estática y memorística. Y el abandono de la idea de mantener a los niños “atados” a sus asientos en una actitud sumisa y sin otra voz que la concedida por sus maestros al interpelarlos o interrogarlos.

El uso de la imprenta era una de las facetas instrumentales del método Freinet, una herramienta fundamental del proceso de aprendizaje. El maestro catalán adquirió de su bolsillo la máquina y los insumos necesarios y los alumnos pasaron a tener un instrumento con el cual volcar sus búsquedas y reflexiones. Primaba la cooperación en el aula, el intercambio, incluso con niños de otras escuelas

Editaron su propia revista y también “cuadernos de vida” en los que daban a la luz sus experiencias y sentimientos. Creaban así sus propios textos para el trabajo en el aula, en lugar de depender sólo de escritos elaborados por adultos.

En uno de los cuadernos se dedicaron a preguntarse cómo sería el mar. Ninguno de esas niñas y niños criados en la meseta castellana lo conocía. Se titulaba El mar, visión de unos niños que no lo han visto nunca.

El maestro les prometió llevarlos a conocer el Mediterráneo, propósito que avanzó hasta ser truncado por la violencia asesina en julio de 1936.

Las vueltas de la memoria
Durante décadas el recuerdo de Antoni quedó en letargo. Sólo atesorado por familiares y ex discípulos en España y por integrantes del exilio republicano en México, que lo mencionaban en sus publicaciones. Ya en el siglo XXI, el cine de ficción y documental; el teatro y el libro; fueron canales para popularizar esa historia.

El pueblo de Bañuelos constituyó el 28 de diciembre de 2013 la Asociación Escuela Benaiges, desde la que se ha rehabilitado el edificio de la escuela, convirtiéndolo en museo pedagógico.

La historia del maestro catalán inspiró una película de austera belleza, que alcanzó elevada asistencia de público, El maestro que prometió el mar, estrenada en 2023.

La directora de la realización cinematográfica, Patricia Fon dijo al agradecer un premio en un certamen de Cataluña:. «esta historia no es de un pasado remoto, es de nuestras familias y es muy necesario explicarla…”

Y dedicó la película y los premios que obtuvo a “…todas las personas que buscan a sus familiares desaparecidos, a todas las personas que ayudan a buscar a esos familiares, a todos los maestros de la República, al maestro Antoni Benaiges y a todos los maestros que piensan igual que él».”

El coautor de un libro sobre el maestro de Bañuelos, Sergi Bernal ha escrito:

““No se puede hablar de Antoni Benaiges solamente por la cuestión educativa, este maestro no tuvo la oportunidad de envejecer porque lo asesinaron. Por lo tanto, este es un tema que entronca directamente con la recuperación de la memoria histórica y antifascista. Hay que dar a conocer historias reales de vida de la gente que fue asesinada durante este periodo tan oscuro”.

El franquismo había percibido el potencial cuestionador de las concepciones educativas que apuntaban a cuestionar el orden social, político y cultural existente y se lanzó sobre los maestros y maestras que las profesaban y ejercían.

En muchos casos se contentó con desplazarlos de sus cargos y apartarlos de la enseñanza, como resultado de un proceso administrativo de “depuración”. Muchos fueron encarcelados y hasta asesinados, como Antoni.

Pese a su asesinato, como las autoridades no reconocían su muerte, igual fue sometido al procedimiento de depuración y separado del cargo durante 1939. Un regodeo en la infamia.

Mantener la atención en la figura de Benaiges es al mismo tiempo una reivindicación colectiva de la memoria acerca de los represaliados por el franquismo. Y una defensa de uno de los mejores aspectos de la segunda república: su política educativa de orientación laica, popular, a menudo con proyección emancipatoria.

viernes, 21 de marzo de 2025

_- El flan parisién se pone de moda en Barcelona y asoma la cabeza en Madrid.

_- La cafetería TosTao fue de los primeros sitios en ofrecerlo al estilo clásico, pero en versión individual se encuentra en pastelerías como Hofmann, Morreig, Maxime Petit o Madeleine by Ferreries.

El flan ha regresado a las cartas de los restaurantes como uno de los postres tradicionales que están de vuelta. Pero hay otro tipo de flan que empieza a ponerse de moda, a pesar de ser un desconocido en la cocina dulce de aquí. Se trata del flan parisién, omnipresente en la vecina Francia, y que las pastelerías de Barcelona elaboran siguiendo la receta más clásica, una tarta a base de masa quebrada u hojaldrada rellena de crema pastelera, o haciendo variaciones respecto a la original.

Hace pocos meses que la prestigiosa Hofmann ha sacado su versión, mientras que en Morreig ya tienen dos propias (la clásica y la de crema de pistacho), igual que en Maxime Petit, que también va jugando con sabores y ahora lo vende de crema catalana. Pero fue Natsumi Mizumoto, la pastelera de la cafetería TosTao, la que puso de moda este dulce en la ciudad, donde lleva casi dos años ofreciéndolo en su versión más clásica, que se puede comprar a porciones. Pan y Cacao, en Madrid, también ha cogido el testigo y elabora este dulce en una versión individual.

En pocos meses, el flan parisién se está llevando muchas miradas en las vitrinas de las pastelerías y en el interminable aparador de las redes sociales. La nueva tentación, que viene directa de la pastelería francesa más clásica, se reconcilia con sabores tradicionales: el hojaldre, que vive un auténtico boom desde hace años, y la crema pastelera, que está volviendo poco a poco después de unos años en que la pastelería más innovadora la había apartado de los pasteles más creativos. Marc Fàbregas, responsable de bollería en la Hofmann lo tiene claro. “La pastelería moderna dejó un poco de lado la crema pastelera y se centró más en el chocolate y otras elaboraciones, pero aquí gusta mucho y creo que está volviendo”, apunta.

Marc Fàbregas elabora la crema pastelera para el flan parisién de la pastelería Hofmann.
Gianluca Battista

En la pastelería Hofmann se puede degustar una crema muy sabrosa y cremosa que va dentro de su nueva versión de flan parisién (4 euros). Es una pieza individual, elaborada a base de la masa de los cruasanes, a la que se le da una forma esférica. La crema pastelera que elaboran recuerda a la tradicional. “Podría ser la clásica crema, pero lleva un toque de mascarpone que le da más cremosidad”, apunta Fàbregas. Además, se termina con unos polvos de caramelo encima, de manera que una vez pasado por el horno recuerda ligeramente al caramelo quemado de la típica crema catalana.
Av. de Pau Casals, 5, Barcelona,

En Morreig, una tienda especializada en bollería y heladería que causa furor en Gràcia desde hace año y medio, trabaja Matthieu Atzenhoffer, un enamorado de las masas que lleva años profundizando en el arte del hojaldre. Cuenta que elaboran el flan parisién, también en versión individual (5,60 euros), con masa de cruasán laminada en muchas capas, que le dan un extra de crujiente. De manera que consiguen un bollo que realmente crepita a cada mordisco y a la vez es muy cremoso por dentro, con un intenso gusto a vainilla. “A la crema le hemos quitado el huevo porque queríamos darle un sabor muy limpio a vainilla”, cuenta. A él le parece más interesante la versión individual porque es más crujiente. En Morreig también elaboran una versión de flan parisién con crema de pistacho (7,50 euros), el ingrediente de moda en pastelería.

Carrer de Verdi, 25, Gràcia, 08012 Barcelona Teléfono: 613 01 84 46

Al revés le pasa a Natsumi Mizumoto, que apuesta por el formato original porque prefiere dar más protagonismo a la crema. En la cafetería TosTao, en el hotel Casa Bonay, siempre luce en el mostrador un flan parisién de lo más clásico, que se corta por porciones (6 euros). Ella se enamoró de esta receta cuando vivió en Francia, mientras trabajaba en una pastelería de Versalles. Recuerda que siempre que tenía el día libre iba a París, a la famosa Ladurée. “Es muy conocida por los macarons, pero para mí su bollería es mucho mejor y el flan parisién que elaboran es mi preferido”, cuenta esta pastelera japonesa que se formó en Tokio y ha trabajado en restaurantes como Etxebarri o Dos Palillos. Mizumoto elabora la masa de hojaldre de forma invertida, es decir, que invierte el orden de la masa y la mantequilla a la hora de hacer los pliegues. Para la crema, mezcla huevos, nata, leche, maicena y vainilla. “Mucha vainilla”, remarca.

La versión más clásica de flan parisién que elabora Natsumi Mizumoto en la cafetería Tostao de Barcelona.

Gianluca Battista
Casa Bonay
Dirección: Gran Via de les Corts Catalanes, 700, L'Eixample, 08010 Barcelona
Teléfono: 682 50 63 40

Otro pastelero francés que ha traído esta tradición a Barcelona es Maxime Petit, que abrió su propia pastelería hace año y medio delante del recinto Modernista de Sant Pau, después de haberse encargado de la partida dulce del restaurante Moments. De momento no tienen bollería, sino que centran todos los esfuerzos del obrador en una fina pastelería con muchas elaboraciones francesas, como los éclairs, que tienen de diferentes sabores. Su carta cambia constantemente, y ya ha ofrecido diferentes versiones de este flan que también está en su imaginario desde bien pequeño. Ahora mismo, en su vitrina se encuentra un flan parisién de crema catalana (6,5 euros). Lo presenta en formato individual, con una masa sucrée (quebrada y azucarada) que, al llevar almendra, le da un toque muy crujiente, y relleno de una crema pastelera al estilo del postre catalán, con limón y canela infusionados. También espolvorea un poco de caramelo por encima para darle ese toque de sabor que recuerda a la tradición catalana.

En Madeleine by Ferrieres, una pastelería de origen francés que tiene obrador y tienda en Barcelona, en el barrio del Poblenou, también han sacado su fórmula de flan parisién individual los fines de semana. Felipe de Santa Cruz, jefe del obrador, cuenta que su primera apuesta fue el clásico flan parisién cortado a porciones, pero no acabó de cuajar entre los clientes. “Seguramente por desconocimiento, en la tienda de Francia (que tienen en el municipio de Ferrières-en-Brie) lo elaboran a toneladas”, apunta. Así que probaron un formato individual más pequeño, hecho con la masa del cruasán y la crema pastelera, y cada vez tiene más salida, pero por ahora solo lo trabajan el fin de semana. De la Cruz cree que otro producto francés que cada vez es más conocido y apreciado aquí es el canelé. Carrer de Llull, 145, Sant Martí, 08005 Barcelona Teléfono: 613 31 95 62

En Madrid, hay alguna pastelería que ya se ha animado con el flan parisién como es el caso de Pan y Cacao. Cada día puede encontrarse una versión individual (3 euros) en su mostrador. Al frente de este negocio está Miguel Moreno, que tiene treinta años de experiencia en el sector. Trabajó en Fauchon París, formó parte de la reconocida pastelería Mallorca y es miembro de la Asociación Relais Dessert International compuesta por 80 pasteleros de prestigio de todo el mundo. No hay duda de que poco a poco el flan parisién va introduciéndose en el imaginario pastelero de todos y estas nuevas versiones individuales facilitan su expansión. Dirección: C. de Clara del Rey, 51, Chamartín, 28002 Madrid Teléfono: 918 39 70 45

jueves, 20 de marzo de 2025

Cómo desprenderte de objetos con valor sentimental

Hay objetos que producen cierta alegría, pero otros solo ocupan espacio, física y emocionalmente. Aquí algunos consejos para deshacerte de lo que no necesitas.

A Kim Allen no le gusta acumular cosas. Pero cuando se trata de algunos de sus objetos más sentimentales, le cuesta desprenderse de ellos.

El primero de la lista es una criatura de cerámica que hizo su hija hace años. Tiene un solo ojo, la lengua suelta y un mechón de pelo azul. La colocó en un lugar destacado, cerca del lavabo, porque siempre la hace sonreír.

Pero hay otros recuerdos que no le producen la misma alegría, como los recuerdos y las obras de arte que le han heredado sus parientes, y que solo ocupan espacio, física y emocionalmente.

“Con suerte me jubilaré a los 67 años”, dijo Allen, quien tiene 52 años y vive en Sherrill, Nueva York. “¿Realmente quiero ocuparme de todo este exceso de cosas entonces? No, quiero estar divirtiéndome con mis amigos y mi familia, disfrutando de la vida que tanto me ha costado construir.“

Y, sin embargo, durante mucho tiempo, Allen se sintió incómoda con la idea de desechar las reliquias familiares.

Estanterías que contienen diferentes objetos aleatorios que Shuer ha ido coleccionando a lo largo del tiempo, incluyendo una caja de clavos y una máscara decorativa.

Los tesoros de Shuer incluyen objetos que pertenecieron a su abuelo. La máscara decorativa y la piraña disecada son algunas de las favoritas de Shuer. “Crecí viéndolas y despertaron mi imaginación”, dijo.Credit...Tony Luong para The New York Times

Filas de cucharas de plata están alineadas en un mantel.

Kim Allen es descendiente de la comunidad Oneida, una comuna religiosa creada a mediados del siglo XIX que floreció durante 30 años antes de disolverse. La presión para mantener los objetos históricos dentro de la familia, como estas cucharas plateadas, era fuerte, dijo.Credit...

Los objetos sentimentales están entre las pertenencias de las que más cuesta desprenderse. Los recuerdos pueden sentirse entrelazados con nuestra identidad, sobre todo si una vez nos proporcionaron consuelo o pertenecieron a un ser querido. Deshacerse de ellos puede indicar que ciertos capítulos de nuestras vidas se han cerrado, dijo Selena Jones, terapeuta de duelo y trauma de Ontario, quien instruye a personas mayores en el arte de la limpieza.

“La gente teme que, si se deshace de algo sentimental, olvidará el recuerdo”, dijo. Pero nuestros recuerdos viven dentro de nosotros, añadió, no en nuestras cosas.

Si quieres reducir algunos de tus objetos más significativos, los expertos en limpiezas a fondo te proponen algunas formas suaves de empezar.

Desarrolla tu “músculo” de la limpieza
Para iniciar el proceso, reflexiona sobre el motivo por el que quieres ordenar, dijo Carolyn Rodriguez, experta en el trastorno de acumulación y profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento en Stanford Medicine.

El “por qué” te servirá de motivación. Por ejemplo, tal vez quieras evitar dejar atrás un montón de objetos para que tus hijos los clasifiquen cuando mueras. Quizá simplemente quieras que una habitación o un espacio sean más funcionales.

Para Lee Shuer, de 50 años, que padece síntomas de trastorno de acumulación, tomar la decisión de recortar sus objetos sentimentales fue un enorme reto al principio.

Su afán por coleccionar cosas empezó en la infancia. Cuando consiguió su propio espacio, las cosas llenaban su casa de Northampton, Massachusetts, desbordándose por el porche y asfixiando los pasillos. Con el tiempo se dio cuenta de que se aferraba a cosas que le recordaban a personas, lugares y experiencias de su pasado.

“Quería hacer sitio para mi futuro”, dijo Shuer. Imaginaba un espacio acogedor para los amigos, la familia y, con el tiempo, una pareja. Ahora, ayuda a la gente a ordenar sus casas y dirige talleres, que él mismo ayudó a desarrollar, para quienes padecen el trastorno de acumulación.

Una vez que tengas clara tu motivación, Rodriguez aconseja abordar el objetivo más sencillo: las zonas comunes que utilizas a diario.

Si te centras en ordenar la sala y el cuarto de baño, por ejemplo, tus esfuerzos serán inmediatamente visibles y gratificantes, dijo Rodriguez.

Luego ve subiendo hasta los objetos que te resulten más difíciles de desechar.

Prioriza los objetos que “amplifican la alegría”
Después de que murió su madre, Joshua Fields Millburn, presentador del pódcast Los Minimalistas, aprendió que cuantos menos objetos sentimentales tenía, más valor les sacaba.

“Porque si todo es sentimental, entonces nada es sentimental”, dijo.

Así que, en lugar de ponerlo todo en un “mausoleo de desorden”, dijo, elige las pocas cosas que amplifican tu alegría y considera la posibilidad de exponerlas, aconsejó.

Pregúntate también si volverías a pagar dinero por un objeto determinado. Si no es así, es señal de que deberías dejarlo ir, dijo Millburn. Si crees que querrás volver a verlo, considera la posibilidad de hacer una foto y guardarla en la nube o en una carpeta especial de tu computadora.

Allen, que ha conseguido reducir algunos de sus objetos más sentimentales, se enfrentó a un reto más difícil al considerar las prendas usadas de sus parientes fallecidos, pero al final tuvo que admitir que ni ella ni su hija las querían.

Al principio se sintió culpable.

Este tipo de emociones “nos atascan y pueden llevarnos a dejar las cosas para después”, dijo.

Hazlo poco a poco, pero con constancia
Para no agobiarte, Jones sugirió hacer la tarea lo más pequeña posible. Puedes elegir una habitación; un tipo de objeto, como una gran pila de papeles; o un intervalo de tiempo, como todos los sábados a las 3 p. m. Luego, mantén la disciplina. Aunque solo dediques 10 minutos cada vez a ordenar, verás avances.

Kim Allen sentada al borde de un escenario vacío en la Mansión Comunitaria de Oneida, donde ha donado muchos de sus objetos. Allen en la Oneida Community Mansion House, donde encontró un hogar para los recuerdos que le habían regalado sus familiares.Credit...Amrita Stuetzle para The New York Times

Susan Litt, de 49 años, de Richmond, Virginia, está continuamente ordenando las obras de arte que acumuló de sus dos hijos. “No puedes tener 10 contenedores con cosas de tus hijos”, dijo. “Es abrumador”.

Ahora que sus hijos son adolescentes, les pide su opinión sobre lo que tiene significado y lo que puede desaparecer. También evita intentar ordenarlo todo de una vez: “eso es demasiado drástico para mí”, dijo. En lugar de eso, vuelve al mismo montón de cosas dentro de unos meses.

Prueba estas técnicas de toma de decisiones Si no tienes certeza de por dónde empezar, sugirió Rodriguez, coge un objeto y hazte dos preguntas: 1) ¿Qué te viene a la mente cuando sostienes este objeto? 2) ¿Qué pasaría si te deshicieras de él?

A menudo resulta útil compartir tus respuestas con un amigo o familiar, añadió Rodriguez. Hablar simplemente del objeto y del periodo de tiempo que representa puede ayudar a la gente a desprenderse de él, añadió.

También puedes pedir a un amigo o vecino que guarde durante una semana algo de lo que estés pensando en desprenderte, sugirió Shuer. Después, comprueba cómo te sientes al cabo de la semana. ¿Ha sido tan difícil como esperabas?

Steve Wobrak, de 67 años, de Latrobe, Pensilvania, dijo que esta estrategia le ayudó a deshacerse por fin de una de las muchas figuritas de elefantes de su hija, años después de que muriera.

“Se me saltaron algunas lágrimas”, dijo. Desprenderse de un objeto sentimental hizo que deshacerse de otros fuera un poco más fácil. Pronto se dio cuenta de que los recuerdos no desaparecían, aunque los objetos sí lo hicieran.

“No pasa nada si tienes vínculos emocionales”, dijo Rodriguez. “Simplemente no puedes quedarte con todas las cosas”.

miércoles, 19 de marzo de 2025

_- No solo fue el terror: los nazis ganaron la batalla cultural en un año casi sin críticas

Quema de libros en la Alemania nazi de 1933.
_- Quema de libros en la Alemania nazi de 1933.

Para los nacionalsocialistas todo era política: convirtieron desde el teatro hasta el cine la pintura o la literatura en instrumentos de propaganda y antisemitismo.

En el delirio de la destrucción de Europa tuvo su peso un relato de tipo etnográfico de finales del siglo I, escrito por Cornelio Tácito y titulado Origine et situ Germanorum (Sobre el origen y la situación de los alemanes, conocido popularmente como Germania). Empieza así: “Germania en su conjunto está separada de los galos, los recios y los panonios por los ríos Rin y Danubio, de los sármatas y los dacios por el mutuo miedo y las montañas: lo demás lo rodea el Océano, abrazando extensas penínsulas e inmensos espacios de islas, habiendo sido conocidos hace poco ciertas gentes y sus reyes, a los que la guerra puso al descubierto”.

Ese viejo cuaderno de tiempos de los romanos se convirtió en “el talismán del Tercer Reich”, según Christopher Whitton, profesor de Clásicas de Cambridge. Con la apropiación cultural de un elemento tan concreto como los escritos de Tácito, los nazis se arrogaron el derecho a reconvertir la débil Alemania que surgió de los escombros de la Primera Guerra Mundial en la tercera reencarnación del Sacro Imperio Romano Germánico (el primer Reich fue en el siglo X, y el segundo surgió en 1871).

Ya en 1928, de la mano del ideólogo Alfred Rosenberg, los nacionalsocialistas fundaron una “Liga de Combate para la Cultura Alemana”, que preparó el camino de control de la cultura cuando los nazis llegaran al poder. Y así fue. A partir del 30 de enero de 1933, el presidente alemán Paul von Hindenburg nombró canciller de Alemania a Adolf Hitler, él y sus acólitos pusieron en marcha una especie de blitzkrieg (ataque relámpago) propagandístico para irradiar su ideología a través de todos y cada uno de los estamentos culturales y artísticos del país.

Berlin'The Eternal Jew', una exposición antisemita en Berlín, en 1938. Bettmann (Bettmann Archive)
 
De hecho, una de las primeras víctimas mortales del nazismo fue un actor de teatro, un tipo guapo, popular y comunista llamado Hans Otto. Al poco de que el partido de Hitler controlara el Gobierno central, se dio orden de no renovarle el contrato en el Teatro Estatal Prusiano, de manera que Otto pasó a la clandestinidad hasta que fue arrestado por las tropas de asalto en un pequeño café del barrio de Schönenberg, en Berlín. De allí se lo llevaron al cuartel general de la SA y la Gestapo, donde le golpearon y después lo tiraron por una ventana. Así lo explica Michael H. Kater en La cultura en la Alemania nazi (Siglo XXI, 2025).

Kater, profesor emérito de la universidad de York en Toronto, demuestra que los primeros pasos del gobierno nazi en el campo de la cultura estaban claramente planificados. Sus objetivos fueron diluir y aniquilar toda influencia de la República de Weimar (1918-1933) y presentar y extender la cosmovisión nacionalsocialista por todos los rincones del país. Se organizaron para hacerlo, además, en forma de distracción y entretenimiento para la ciudadanía y sin alarmar al resto de países europeos.

Y lo consiguieron. Para Kater, la verdadera institución de la nueva cultura se inició en verano del 33, cuando un cambio legislativo mandó crear una “liga de la cultura judía” para controlar y erradicar parcialmente lo que se consideraba cultura “judía” anterior a 1933. A la literatura racista anterior a ese año, en cambio, se le permitió continuar, y de hecho se fomentó, especialmente tras la puesta en marcha de una Cámara de Cultura del Reich bajo el mando del ministro de Propaganda Joseph Goebbels, que controló las principales actividades culturales y artísticas. “A partir de entonces, los creadores culturales alemanes tuvieron que dejarse guiar por la censura estatal y la autocensura”, explica Kater en conversación por correo electrónico.

Adolf Hitler


En Berlín de 1933, los viandantes saludan a Hitler, mientras da el discurso de victoria de las elecciones de 1933. Photo 12 (Universal Images Group via Getty Images)

Un nuevo imaginario

El mandato de Goebbels fue expandir la gran “cultura”, una suerte de elixir vital de la Volksgemeinschaft (la comunidad nacional). Dentro de ese marco, “los contenidos podían ser verdades, verdades a medias o francas mentiras, según conviniera a la política nazi”, explica Kater, autor de otros libros como Las juventudes hitlerianas (Kailas, 2016).

Pero para que ese nuevo tipo de cultura arraigara debía liquidarse primero las formas culturales anteriores, y la consigna fue purgar todo rastro de Weimar. Esto es, todo rastro del movimiento Bauhaus, del expresionismo, cubismo o dadaísmo, descolgando de los museos las pinturas de Paul Klee, de Kandinsky, y desprogramando películas como Berlín, sinfonía de una gran ciudad o Metrópolis, obras de teatro de Bertolt Brecht, o conciertos de Kurt Weill.

Adolf Hitler

Adolf Hitler saluda en 1933 a las juventudes sajonas a las afueras de Erfurt, Alemania. Hulton Archive (Getty Images)

Tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, “se culpó a los judíos de haber causado la decadencia nacional, lo que la extrema derecha alemana asoció cada vez más con el auge del modernismo (”Cultura de Weimar”), reflexiona Haker.

Así, el nuevo imaginario cultural despreciaba lo relacionado con lo urbano y lo industrial, repudiando lo complejo, lo ambiguo o lo abstracto, un verdadero trabajo de demolición contra las formas, colores y sonidos de Weimar y su impronta experimental, de libertad y tolerancia, según Kater.

La nueva cultura, en cambio, llamaba a celebrar la pureza y la belleza clásica, impulsando lo nítido, lo simple, el imaginario del campo y la aldea, el aire limpio de las montañas —entre los nazis se vivió una auténtica obsesión con los Alpes— y las muy diversas representaciones de la virtud, el idílico pasado, la fuerza de la familia, la humildad y la laboriosidad.

Esos nuevos valores se vieron pronto reflejados en libros con títulos como La voz de la conciencia, Los últimos jinetes, Rebeldes por honor o La vida sencilla. Una de las novelas de mayor éxito en 1933 fue El pueblo sin espacio, de Hans Grimm, publicada años atrás, en la que se narra los riesgos de la mezcla racial. “La lectura de textos que hablaban de vecinos extranjeros supuestamente hostiles pasó a ser un pasatiempo habitual entre los alemanes”, subraya Kater.

Joseph Goebbels

Joseph Goebbels da un mitin durante la ceremonia de quema de libros en la casa de la ópera de Berlín, el 11 de mayo de 1933. ullstein bild Dtl. (ullstein bild via Getty Images)

Para la élite nazi, todo producto cultural tenía valor político, fuera el teatro, el cine, la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, la música o el baile. En los estamentos culturales se fue suprimiendo la representación de la población judía y se alentó la lealtad por delante de cualquier otra virtud, sincronizando todas las organizaciones culturales y artísticas bajo su ideología. De esa manera, los contratos, las subvenciones y la financiación estatal llovían —o no— en función de la fidelidad al nuevo Gobierno.

El control fue férreo. Se intentó imponer una nueva moda social haciendo circular piezas bailables alemanas con instructores de danza, con la ayuda de músicos de las tropas de asalto nazi. Y también se creó un nuevo tipo de música —lo más alejada posible de la locura negra del jazz que triunfó en la época de Weimar— fomentada a base de concursos de jóvenes que animaban a componer melodías que “se pudieran silbar por la calle”. Así fue como, por ejemplo, surgió la canción Alta noche de estrellas claras, compuesta por Hans Baumann, el bardo de las Juventudes Hitlerianas.

La obsesión artística venía de lejos y tenía tintes personales. Hitler tenía una cierta querencia por las artes, de joven trató de ser pintor, adoraba el cine, que le gustaba ir al teatro y le encantaba verse rodeado de actores y actrices. Pero en el campo de la literatura era otra cosa: en su biblioteca abundaban sobre todo historias de detectives o relatos de escenario rústico “como las aparatosas narraciones sobre el Salvaje Oeste estadounidense que había escrito el autor alemán Karl May, nacido en Sajonia”, relata Kater.

Berlin

Hitler muestra el arte "purgado" de Alemania, en una exposición nacional de arte alemán, a los jefes de misiones extranjeras en Berlín y a su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels (izquierda), en 1939. Bettmann (Bettmann Archive)

Calendario de opresión

De forma fulminante, a lo largo de 1933 se aprobaron diversas iniciativas legislativas para acabar con todo vestigio de democracia y libertad en las actividades sociales, culturales y artísticas del país. Para empezar, tras arder en llamas el Parlamento el 27 de febrero, se declaró el estado de emergencia, se suspendió la libertad de expresión, de prensa y de derecho de reunión, y se arrogó el poder de arrestar opositores políticos sin cargo alguno, disolver organizaciones y censurar periódicos.

El 23 de marzo se aprobó la Ley para la rectificación de la Nación y el Reich —más conocida como Ley Habilitante—, que permitió a Hitler proponer y firmar leyes sin consultar al parlamento. El 7 de abril se firmó la Ley de restauración del Servicio Civil Profesional Civil que promulgaba que se podía despedir a los funcionarios de orientación política dudosa, judíos o carentes de “inclinaciones correctas”. Se trataba de marginar a los artistas sospechosos empleados por distintas instituciones estatales del nivel municipal, regional o nacional.

En junio, Hitler otorgó al Ministerio de Propaganda de Goebbels facultades de supervisión adicionales que se arrebataron de las carteras de Exteriores o Interior, mientras los críticos literarios se apuntaron a suprimir las obras de comunistas, socialdemócratas o cristianos confesionales como Karl Marx, Sigmund Freud o Erich Maria Remarque. También se destruyeron libros que se referían a la emancipación de las mujeres, el pacifismo o la sexualidad (en diciembre de 1933 ya habían desaparecido de la circulación 1.000 títulos).

Hitler and Joseph Goebbels

Hitler y Joseph Goebbels viendo una pintura robada a los italianos. Photo 12 (Universal Images Group via Getty Images)

El 14 de julio se promulgó la Ley de Cinematografía del Reich y se inició el control temático y organizativo de las películas. Se fundó además una nueva Academia de Cine bajo la dirección de un actor llamado Wolfgang Liebeneiner, descrito por Goebbels como “joven, moderno, resuelto y fanático”.

En septiembre se puso en marcha una organización centralizada de artistas, escritores, periodistas en cámaras o Kammern específicas para cada disciplina: literatura, periodistas, trabajadores radiofónicos, artistas de teatro, músicos y personas dedicadas a las artes visuales. Con el tiempo, la afiliación a estas cámaras se volvió obligatoria y a los judíos se les prohibió inscribirse. Y en octubre se aprobó una nueva ley para regular la prensa en la que se impuso un registro de editores y reporteros “racialmente puros”, prohibiendo a los periódicos publicar información que pudiera debilitar la fuerza del Reich.

“Jungla darwinista”

Kater subraya que en este meteórico proceso de “recambio” cultural tuvo un papel importante el ultranacionalista Rosemberg y su Liga, que a finales de la década de los años veinte ya entablaba una lucha abierta contra la literatura de Weimar y contra los contenidos liberales de la prensa urbana como Frankfurter Zeitung.

Y esa escalada salvaje de recorte de libertades a favor del autoritarismo y el matonismo tuvo su reflejo en la competitiva pugna entre Rosenberg y Goebbels por conseguir el título de líder cultural máximo (ganando este último la contienda).

La cultura en la Alemania nazi recoge lo que Ian Kershaw, catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Sheffield, revela en Hitler. La biografía definitiva (Península, 2019): la manera de gobernar personalizada de Hitler fomentaba las iniciativas radicales que provenían de abajo, ofreciéndoles respaldo siempre que estuvieran de acuerdo con las metas que él antes había definido a grandes rasgos.

Nazis

Quema de libros en la Alemania nazi de 1933. Universal History Archive (Universal Images Group via Getty Images) 

Así, se promovía una competencia feroz en todos los niveles del régimen, entre instituciones nazis, entre grupos rivales, entre bandos de estos mismos grupos y, finalmente, entre los individuos de esos bandos. En esa “jungla darwinista” del Tercer Reich, el salvaje camino hacia el poder y el ascenso consistía en prever la voluntad del Führer y, sin esperar indicaciones, tomar la iniciativa para impulsar los presuntos objetivos y deseos de Hitler.

De esa manera se propulsó un proceso de radicalización en espiral, imposible de detener. Una radicalización que, según Kershaw, tuvo su expresión extrema durante la guerra en diversos aspectos: la escalada de terror en el ámbito judicial, la rapidez de las primeras victorias relámpago, la ferocidad infundida por los nazis en la campaña oriental, la sórdida brutalidad con la que se trató a los prisioneros de guerra soviéticos, y, sobre todo, la persecución de los judíos.

Kater, autor de otras obras como The Nazi Party (1983), Doctors Under Hitler (1989) o Composers of The Nazi Era (2000), explica que una de las cosas que más le ha sorprendido en sus investigaciones “es la aparentemente fácil conversión de los medios culturales en instrumentos de propaganda, y la ausencia de cualquier crítica contemporánea al respecto”.

martes, 18 de marzo de 2025

Max Planck, el padre de la teoría cuántica que intentó convencer a Hitler de que permitiera trabajar a los científicos judíos

Max Planck

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Planck fue galardonado en 1918 con el Premio Nobel de Física "por su papel en el avance de la física debido al descubrimiento de la teoría cuántica".

Cuando a Max Planck le llegó el momento de decidir qué estudiar en la universidad, el entonces adolescente dudaba entre física u otras disciplinas.

Consultó a un profesor de física, quien le respondió que en esa disciplina "lo esencial ya estaba descubierto" y le recomendó que se dedicara a otra área de estudio.

El joven señaló que no le interesaba hacer nuevos descubrimientos sino comprender los fundamentos, y optó por la física.

Fue una decisión afortunada para el futuro de la ciencia, ya que Planck se convirtió en el padre de la teoría cuántica y recibió por sus descubrimientos el Premio Nobel de Física.

En BBC Mundo recordamos el aporte del físico alemán, que nació un 23 de abril, y la tragedia personal que marcó su vida.

Doctorado a los 21

Planck nació el 23 de abril de 1858 en la ciudad de Kiel, en una familia de gran trayectoria académica ya que sus antepasados habían enseñado teología en la Universidad de Gotinga.

Planck tocando el piano

Planck tocando el piano

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Pie de foto,

El físico mostró desde niño su talento para la música. Los conciertos en su casa de Berlín eran un lugar de encuentro de científicos y filósofos.

Desde niño mostró un gran interés y talento por la música y tocaba tanto el piano como el órgano y el cello.

El joven se matriculó en la Universidad de Múnich, bajo la tutela del mismo profesor que había intentado disuadirlo, Philipp von Jolly.

Planck se doctoró en física en Múnich. Su tesis de doctorado, que presentó con 21 años, se tituló "Sobre el segundo principio de la termodinámica".

El científico fue más tarde profesor de física en la Universidad de Múnich, cargo que ejerció luego en las universidades de Berlín y Kiel.

Mecánica cuántica

En 1900, Planck descubrió la constante fundamental que lleva su nombre, que es utilizada para calcular la energía de un fotón.

El físico descubrió que la radiación no es emitida ni absorbida en forma continua, sino en pequeñas cantidades a las que denominó cuantos.

Max Planck y Albert Einsteihn

Max Planck y Albert Einsteihn

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,

Einstein fue profesor de física en la Universidad de Berlín cuando Planck era decano de la institución.

Poco después descubrió la ley de la radiación electromagnética emitida por un cuerpo a cierta temperatura, denominada ley de Planck, que sentó una de las bases de la mecánica cuántica.

El trabajo del físico alemán, que fue verificado posteriormente por otros científicos, permitió el nacimiento de un campo totalmente nuevo en la física.

A pesar de cierta resistencia inicial, Albert Einstein y luego muchos otros científicos adoptaron las ideas de Planck para explicar que las ondas de luz se comportan también como una corriente de partículas, y que los electrones son simultáneamente partículas y ondas.

Planck fue galardonado en 1918 con el Premio Nobel de Física "por su papel en el avance de la física debido al descubrimiento de la teoría cuántica".

Gracias a los descubrimientos de Planck y su teoría cuántica, fue posible aplicar la física al mundo de lo infinitamente pequeño, un mundo muy diferente al de lo visible regido por la física tradicional.

En el mundo cuántico, un electrón ocupa simultáneamente diferentes puntos en su órbita y al saltar de una órbita a otra su trayectoria no puede predecirse.

Como señaló el físico Niels Bohr, quien usó la teoría cuántica para describir el átomo, "si nada de esto te parece desconcertante, es porque no lo has entendido".

La pérdida de su hijo Erwin

Planck tuvo una distinguida carrera académica. Fue secretario de la Academia Prusiana de Ciencias y presidió la Sociedad del emperador Guillermo para el Avance de la Ciencia.

Pero en su vida personal el científico debió afrontar numerosas tragedias.

Su hijo Erwin Planck fue asesinado por los nazis el 3 de enero de 1945, acusado de participar en un plan para asesinar a Hitler.

Planck intentó convencer a Hitler de que permitiera a los científicos judíos seguir trabajando, pero sus peticiones fueron en vano.

Planck en su biblioteca

Planck en su biblioteca

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
La casa de Planck en Berlín fue arrasada en un bombardeo aéreo en 1944.

Einstein había sido uno de los pocos científicos que no tardaron en reconocer la importancia de la teoría cuántica y trabó una fuerte amistad con Planck.

Einstein fue profesor de física en la Universidad de Berlín mientras Planck era decano de la institución.

En 1944, la casa de Planck en Berlín, con sus invaluables manuscritos y biblioteca, fue arrasada en un bombardeo aéreo.

Rescatado por tropas estadounidenses

Planck y su esposa se habían refugiado de la guerra en Rogätz, un pequeño pueblo sobre el Río Elba, hasta que el sitio también se convirtió en campo de batalla.

Tras la rendición alemana, el matrimonio Planck huyó escondiéndose en bosques y establos hasta encontrar un nuevo refugio en una granja.

El célebre científico tenía entonces 87 años.

Planck fue rescatado por tropas estadounidenses y trasladado a Gotinga dos años antes de su muerte. 

El físico alemán fue finalmente hallado por tropas estadounidenses, que lo rescataron ante el avance inminente de las tropas rusas.

Planck fue trasladado a Gotinga, donde el padre de la teoría cuántica falleció el 4 de octubre de 1947 a los 89 años.

Entre los soldados estadounidenses estaba el astrónomo Gerard Kuiper, quien buscó denodadamente el paradero de Planck para salvar la vida del célebre físico que se había opuesto a los nazis, y era tan respetado en Alemania como en el resto de Europa y en Estados Unidos.